Exceptuando el norte de España, el resto de la Península tiene influencia mediterránea. Para entender la influencia climática,
se deben tener en cuenta las diferencias latitudinales, que hacen que entre el sur y el norte pueda haber diferencias importantes
de temperatura, de 3 a 8°C. Este hecho hace que haya regiones con inviernos fríos y veranos más o menos cálidos.
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En función del clima, se diferencian dos regiones:
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El clima mediterráneo de influencia marítima, localizado en toda la costa oriental y meridional de España, con ciertos matices en el interior de Andalucía, donde los
inviernos son cálidos.
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Esta región tiene las características del clima mediterráneo clásico, las temperaturas del interior en el mes de enero están
por encima de los 6-8°C y, en la costa, son de 10 a 12°C por término medio. En verano, las temperaturas son superiores a los
24-25°C por término medio. Las precipitaciones se concentran en el otoño y la primavera, en verano predomina la aridez.
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El clima mediterráneo del interior se localiza en el ámbito geográfico de la Meseta y la depresión del Ebro, donde los inviernos son fríos.
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En la Meseta, hay fuertes contrastes térmicos entre el día y la noche tanto en verano como en invierno como consecuencia de
la elevada altitud y el aislamiento de los vientos húmedos y suaves del océano. Los inviernos son largos y fríos, con mínimas
que pueden llegar a los -20°C. En la depresión del Ebro, la niebla baja es habitual durante los meses de invierno, motivo
por el que las temperaturas son bajas.
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Las precipitaciones son escasas, aunque en las zonas más montañosas pueden superar los 1.000 mm/año; no obstante, lo más habitual
es que en las zonas bajas no se llegue a los 500 mm/año.
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