Las potencias emergentes

El mundo está experimentando una de las revoluciones mayores de su historia, que consiste en el desplazamiento de los principales centros de poder económico desde el mundo desarrollado hacia las nuevas economías emergentes, surgidas de entre el grupo de países llamados, hasta ahora, semiperiféricos. Con una población que representa más del 40% de la mundial, un territorio equivalente al 25% de la superficie habitada y grandes cantidades de recursos naturales, estos países han conseguido en el último decenio ritmos de crecimiento que representan un gran peso en el PIB* de la economía mundial.

En concreto, nos estamos refiriendo a países como China, la India, Corea del Sur, Taiwán, Rusia, Argentina, Brasil, México o Sudáfrica, que empiezan a ejercer un papel relevante en el panorama económico mundial. Son cuatro los que destacan por sus datos macroeconómicos, los llamados BRIC (Brasil, Rusia, la India y China). Otros economistas los han agrupado en el G5, que corresponde a Brasil, China, la India, México y Sudáfrica.

 

En un informe del 2003 del banco de inversiones Goldman Sachs, se afirma que en menos de cuarenta años las economías de las principales potencias emergentes, las denominadas BRIC (Brasil, Rusia, la India y China), podrían sobrepasar el volumen del G6 (el Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Japón y los Estados Unidos), con China y la India como primera y segunda economía mundial respectivamente, según las últimas actualizaciones del informe.

Informes del FMI avanzan que el PIB de las economías emergentes conseguirá el techo del 50,5% del total mundial en el 2014, por delante del 43,7% contabilizado en el 2007. También se destaca para el periodo 2008-2014 la pérdida gradual de peso de la economía estadounidense, que pasará del 21,3% del PIB mundial en el 2007 al 19% en el 2014; el ascenso de China a la segunda posición del ranking, superando a la zona euro y logrando casi el 15% del PIB mundial, y la decidida escalada de la economía de la India, que superará a Japón y quedará en cuarta posición de la lista al acercarse al 6% del PIB mundial.

En el continente asiático, destaca el crecimiento económico experimentado por algunos de los países de la zona durante la segunda mitad del siglo xx, que ha culminado con la emergencia de dos grandes potencias económicas como China y la India y que ha dotado al continente de una mayor dimensión internacional a finales del nuevo siglo. Al vigoroso crecimiento que inició Japón durante los años cincuenta, seguido por países como Corea del Sur, Taiwán o Singapur, se ha añadido la aparición de repúblicas independientes y ricas en recursos energéticos en Asia central, la trayectoria ascendente de otras economías asiáticas como la de Indonesia o Vietnam y, sobre todo, la emergencia de la India y China, con poblaciones que en conjunto suman cerca de la mitad de habitantes del planeta.

En el caso de China, el proceso de apertura del país ha propiciado que, con un crecimiento económico medio próximo al 10% anual desde el inicio de las reformas en 1978, se haya convertido en la cuarta mayor economía y en la tercera potencia exportadora mundial y siga con un crecimiento imparable. Los pronósticos aseguran que China en el 2050 ejercerá un papel preeminente en el mapa geopolítico mundial.

 

Desde el 2000, las exportaciones chinas han crecido un 25% cada año hasta el 2007, hecho que ha convertido a Pekín en la tercera economía mundial a finales del 2008. También China se ha convertido en el primer productor de automóviles del mundo, al superar a Japón y los Estados Unidos.

Sin embargo, China se puede considerar todavía un país en vías de desarrollo con grandes retos (la evolución del sistema político, problemas sociales y ambientales asociados a su rápido desarrollo industrial, el envejecimiento de la población, las epidemias, la corrupción, la fragilidad del sistema financiero) que se enfrenta al riesgo de ser uno de los países con mayor desigualdad de renta en el siglo xxi moderando el énfasis en el crecimiento y que dedican más recursos al campo y a los servicios sociales.

Hasta ahora, el crecimiento de China se ha basado en buena medida en la industria pesada y química, perjudicial para el medio ambiente, intensiva en capital y en consumo de recursos naturales que –absorbidos también por la urbanización intensiva– se han multiplicado de precio y han puesto en peligro la estabilidad de su crecimiento.

De este modo, con dependencia externa de recursos naturales y energéticos y con una población que supera los 1.300 millones de habitantes, China ha tenido que recurrir a los mercados internacionales y a la construcción de un sistema propio de alianzas en la zona de Asia-Pacífico que le asegure el acceso a los recursos y que evite que se quede rodeada por los Estados Unidos y sus aliados.

En cuanto a la India, estudios recientes (como por ejemplo los de Morgan Stanley) indican que será la economía que crecerá más rápidamente en los próximos cincuenta años, que de aquí a pocas décadas tendrá más habitantes que China y que puede llegar a ser la primera potencia económica del planeta antes del año 2040. El desarrollo de la India se basa en aspectos que favorecen las proyecciones mencionadas: es una democracia parlamentaria, dispone de la clase media más numerosa del mundo, es líder en formación de ingenieros y técnicos informáticos, el inglés se habla por todo el territorio y está especializada en sectores de tecnología punta, entre otros.

 

Se espera que la India produzca la mayor cantidad de compañías multinacionales nuevas y que supere a China como la mayor fuente de nuevas multinacionales del mundo emergente. Se proyecta que más de 2.200 compañías indias abran operaciones comerciales y financieras fuera de ese país en los próximos quince años.

Para consolidar su crecimiento, la India debe hacer frente a retos como el de la pobreza persistente, las tensiones comunales –con un incremento del fanatismo religioso– o el de las epidemias y se espera que sea capaz de mantener las altas tasas de crecimiento de los últimos años hasta consolidarse como polo económico regional y actor de primer orden en la economía mundial, como ya parece indicar su protagonismo creciente en el Foro Económico de Davos.

 © EducaciOnline