Lo que hemos ido analizando hasta ahora hace referencia al proceso de crecimiento de las aglomeraciones urbanas, en este punto
vamos a trabajar los tipos de morfología urbana que se han ido concibiendo a lo largo del tiempo.
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La morfología urbana es la forma externa que presenta una ciudad en función de los aspectos físicos de su emplazamiento (topografía, paso de un
río) y de los condicionamientos históricos, es decir, de las formas de organización políticas, sociales (tipología de edificios),
económicas (usos del suelo residencial, comercial e industrial), culturales y territoriales que lo han ido transformando a
lo largo del tiempo.
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El estudio de la morfología urbana está en el plano de la ciudad, donde se pueden distinguir las áreas de crecimiento de la
ciudad: el núcleo antiguo, las zonas de ensanche y el crecimiento periurbano. El plano permite interpretar el crecimiento
de la ciudad. A lo largo del tiempo, se pueden distinguir diversos modelos de crecimiento de la ciudad, de los que destacaremos
cuatro tipos: el plano irregular, el plano ortogonal, el plano radiocéntrico y el plano lineal.
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El plano irregular responde al núcleo antiguo de las ciudades de origen medieval, cristiano, judío o musulmán, con un crecimiento limitado en
el interior de las murallas. El crecimiento de estas ciudades es espontáneo y se caracteriza por tener calles estrechas y
sinuosas con falta de planificación geométrica. Su forma hace que moverse por el interior sea complejo y que sea necesaria
la ejecución de reformas interiores.
También existen núcleos de trazado irregular en las zonas de ensanche o de periferia urbana. Suelen ser el resultado de la
anexión de antiguos pueblos a la trama urbana de una ciudad mayor, como es el caso del barrio de Gràcia o el barrio de Sants
a Barcelona. Otros ejemplos de este tipo de ciudad son Toledo, Ávila y Córdoba.
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Ensanches de plano irregular
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Fuente: Google Earth |
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El plano ortogonal, llamado también de cuadrícula o de retícula. Este trazado responde a una planificación de la ciudad en la que las calles
se cruzan de forma perpendicular y forman manzanas de casas cuadradas o rectangulares. En la Antigüedad, los griegos y los
romanos crearon el plano ortogonal por su similitud con los campamentos militares.
Esta morfología se aplicó mucho a finales del siglo xviii y durante el xix, cuando en muchas ciudades se derribaron las murallas y se trazaron ensanches por la llanura circundante. El trazado de los
nuevos ensanches permitía la parcelación fácil del territorio, un crecimiento más homogéneo de la ciudad y unas calles más
amplias y soleadas por acoger a la burguesía que huía del hacinamiento del núcleo antiguo.
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Eixample de Barcelona. Plano de los alrededores de la ciudad de Barcelona y del proyecto para su mejora y ampliación, 1859.
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Fuente: Museo de Historia de la Ciudad, Wikimedia Commons |
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El plano ortogonal corresponde a calles planificadas como pueden ser los ensanches de las ciudades de Madrid (el barrio de
Salamanca de Carlos María de Castro), Castellón de la Plana o Valencia. En Cataluña, está la ciudad de Sabadell y, en el caso
de Barcelona, el ensanche ideado por Ildefons Cerdà, cuyas manzanas de casas están recortadas en el chaflán.
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Ensanches de plano ortogonal
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Fuente: Google Earth |
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El plano radiocéntrico presenta un trazado en círculos concéntricos. Ordena la ciudad en torno a un punto central de donde salen las calles que
trazan radios que traspasan los diferentes círculos y comunican el interior de la ciudad con la periferia. Puede ser que haya
un solo círculo concéntrico o que haya muchos. En el centro, convergen las actividades y las principales comunicaciones. Algunas
ciudades medievales, sin una planificación previa, se formaron en torno a un castillo, una iglesia, un mercado o una plaza
y adoptaron esta forma. Un ejemplo es el caso de la ciudad de Vitoria.
El plano radiocéntrico fue muy utilizado en la planificación de las ciudades durante el Renacimiento y el Barroco, los siglos
(xvi y xvii), en las principales ciudades europeas.
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Ejemplo de plano radiocéntrico
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Fuente: Google Earth |
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El plano lineal se formó de forma espontánea en torno a una vía de comunicación (carretera o camino) o de un accidente geográfico natural,
como un río o un valle. El crecimiento es espontáneo a los dos lados de la vía. Un ejemplo son algunas de las poblaciones
que hay por el Camino de Santiago como Logroño o Burgos.
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Ejemplo de plano lineal
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Fuente: Google Earth |
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En 1882, el urbanista Arturo Soria ideó la ciudad lineal: se trataba de una ciudad que crece en torno a una avenida muy ancha
con bulevares y con la circulación de tranvías a los dos lados de la calle. Las viviendas de su lado eran casas bajas con
jardín. La finalidad de esta estructura lineal era integrar campo y ciudad y evitar problemas de contaminación, congestión
y transporte en el interior de la ciudad. Este planeamiento es el que se utilizó para la periferia de Madrid.
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Imagen de la ciudad lineal de Arturo Soria
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Fuente: Wikimedia Commons |
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El plano de las ciudades nuevas, aunque la idea de construir ciudades nuevas es antigua, el crecimiento de la población urbana a lo largo del siglo xx ha hecho necesario que políticos, urbanistas y arquitectos se plantearan la necesidad de planificar el crecimiento urbano.
Algunos ejemplos son las ciudades nuevas inglesas, que están pensadas como zonas de descongestión de las grandes metrópolis.
Éstas se planifican a una cierta distancia de las ciudades ya existentes, unos 30 o 40 kilómetros, hecho que permite dejar
espacios verdes en medio.
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Otro tipo de nuevas ciudades son el resultado de la actuación de la empresa privada, son las zonas residenciales formadas por casas individuales con jardín que se extienden a lo largo de las vías de comunicación y que forman un continuum
urbano, por el que puede llegar a haber una gran distancia entre la vivienda y el lugar de trabajo. Muchas de estas ciudades
se convierten en ciudades dormitorio debido a que no hay actividades económicas. Un ejemplo es Badia del Vallès.
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