El área metropolitana

La primera de las formas urbanas que trabajaremos es el área metropolitana*, que se define por el conjunto formado por una gran ciudad y las ciudades más pequeñas que la rodean. La gran ciudad ejerce una función dominante, al extender su crecimiento a los núcleos más pequeños y a los municipios de los alrededores que mantienen su autonomía política y administrativa.

 

Entre los diferentes núcleos y la ciudad central, se forma una continuidad geográfica funcional y de formas de vida, aunque también se pueden incluir espacios forestales y rurales. En el interior de estas áreas, se crean relaciones de dependencia, competencia y complementariedad con respecto a las funciones urbanas de la ciudad.

 

Las áreas metropolitanas se han convertido en algunos países en entidades administrativas y de planificación territorial por el hecho de que comparten un conjunto de infraestructuras comunes (transportes, servicios sanitarios, servicios educativos, de abastecimiento y tratamiento de residuos).

 

Ejemplo

La Corporación Metropolitana de Barcelona y el Greater London.

 

Las áreas metropolitanas españolas

 

En España, en las áreas metropolitanas se concentra una población superior a los 500.000 habitantes. Tienen tres características básicas:

 
  • La progresiva extensión sobre el territorio.

 

Ejemplo

Madrid, con una superficie municipal de 605,8 km2 y formado por 27 municipios cuya dinámica metropolitana se extiende por toda la provincia (178 municipios). Por otra parte, Barcelona nos muestra otro ejemplo: el municipio central es muy pequeño (97,6 km2) y la integración metropolitana supera los 27 municipios. La Región Metropolitana de Barcelona está formada por 163 municipios, que forman un continuo metropolitano.

 
  • Las dinámicas metropolitanas en las grandes ciudades llevan a una desaparición de las diferencias entre los centros y las periferias metropolitanas. La ciudad central pierde habitantes en beneficio de las coronas metropolitanas.

  • La pérdida del peso relativo de las áreas centrales de los espacios metropolitanos ha sido causada por el fenómeno de la descentralización absoluta o relativa de la población y las actividades.

 

Las áreas metropolitanas generan su crecimiento en torno a una ciudad central o metrópoli.

 

 

Entendemos por metrópoli la ciudad central, un nodo de decisión en una red urbana. En función de las influencias, existen varios niveles. Por lo tanto, se puede hablar de metrópolis regionales, metrópolis nacionales y metrópolis internacionales.

 

En España, hay siete grandes metrópolis que identifican los ejes de desarrollo: en el caso de Barcelona y Madrid son metrópolis internacionales, luego están el eje del Mediterráneo con Valencia, el eje del Ebro con Zaragoza, el Cantábrico con Bilbao y al sur, Sevilla y Málaga.

 

Distribución geográfica de las aglomeraciones urbanas

Fuente: R. Molinero; R. Méndez. Geografía de España. Barcelona: Ariel.

Ampliación

Ampliación

Evolución de la población de las mayores áreas metropolitanas españolas por ámbitos territoriales (1960-2001)

Fuente: O. Nel·lo (2004). "Las grandes ciudades españolas en el umbral del siglo xxi". Papers de la Regió Metropolitana de Barcelona (n.° 42, pág. 20).

 

Las principales ciudades españolas representan el 2% del total del territorio, pero acogen a una tercera parte de la población total. En 1960, estos núcleos concentraban un 24,2% de la población y en 1996, un 33,7%.

 

El crecimiento se debe a la positiva coyuntura económica que se produce durante este periodo, cambios en el sistema político e inicio de la industrialización. Este cambio se concentra en estos núcleos debido a las deficiencias en el transporte y las comunicaciones, así como la falta de tradición industrial.

 

En el caso de la metrópoli de Madrid, entre 1947 y 1954 se le anexionan catorce municipios del extrarradio y en el periodo 1960-1975 aumenta un 76,2% la población, por lo que pasa de 2,3 millones de habitantes a 4 millones. Este crecimiento ocurre en las otras grandes áreas urbanas españolas. Por ejemplo, Valencia crece un 55,4%, Bilbao lo hace en un 60%, Zaragoza en un 73,9%, Sevilla en un 26,3% y, finalmente, Málaga con un 33,6%.

 

Hasta principios del siglo xxi, las siete áreas metropolitanas españolas han incrementado la población desde los 7,5 millones hasta los 12 millones, este crecimiento lo hacen a expensas de los entornos regionales, incluso de otras áreas más alejadas. La acentuada polarización de la población y de las actividades económicas hace incrementar la desproporción entre las grandes ciudades y los entornos regionales, lo que genera un nuevo modelo urbano basado en las macrocefalias urbanas.

 

En el caso español, hay dos grandes sistemas urbanos, Madrid y Barcelona. Se trata de la quinta y sexta ciudad europea por número de habitantes, tan sólo superadas por Londres, París, el Randstad holandés y el Ruhr alemán. Con respecto al desarrollo económico, estas dos ciudades han sido superadas por otras grandes capitales continentales.

 

Para mejorar su situación, hay cuatro retos que deben asumir las áreas metropolitanas:

 
  • Apertura. Toda gran ciudad presenta la ventaja de atraer inversiones nacionales y, sobre todo, internacionales. Eso hace que sea necesario invertir en infraestructuras de accesibilidad, como el tren de alta velocidad, ampliaciones de los aeropuertos y nuevas autovías.

  • Funcionalidad. Una mejor movilidad de los ciudadanos, tanto en cuanto a los accesos como al uso del transporte público. Por ejemplo, se deben mejorar los accesos de las ciudades para evitar las colas como pasa en Madrid, Valencia, Sevilla o Málaga.

  • Sostenibilidad. Las grandes aglomeraciones de población generan graves problemas medioambientales que se tienen que evitar o mejorar con el fin de no reducir la calidad de vida de los ciudadanos.

  • La cohesión social. El riesgo de fragmentación social y la segregación urbana aumenta en las metrópolis, donde poder acceder a una vivienda puede ser un privilegio.

 

A pesar de estos retos, las áreas metropolitanas españolas tienen una falta de planeamiento metropolitano. El principal problema con el que se encuentran es el de la gobernabilidad debido a la actual fragmentación administrativa que impide la creación de órganos de gobierno y de gestión unitarios. Hasta ahora, a esta carencia se ha hecho frente con planes estratégicos que han ido ligados a importantes evoluciones urbanas. Por ejemplo, el Guggenheim en Bilbao o la Ciudad de las Artes y las Ciencias en Valencia, las exposiciones internacionales de Sevilla y Zaragoza, la Barcelona Olímpica o la capitalidad cultural europea de Madrid.

 
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