La silvicultura

La superficie forestal ocupa actualmente unos 27,5 millones de hectáreas en toda España y tiende al aumento gracias a las políticas de protección del medio ambiente puestas en marcha en los últimos años. Las razones de estas cifras están en la transformación de áreas agrícolas y ganaderas en forestales, motivada por la política agraria comuna (PAC) de la Unión Europea. El abandono de las zonas rurales ha incidido también en el aumento de la superficie forestal. En torno a 16 millones de hectáreas es superficie arbolada (30% del territorio), mientras que el resto (11,5 millones) está cubierto por especies arbustivas.

Las especies de las que se obtiene más aprovechamiento forestal se reparten casi al 50% entre coníferas y especies frondosas. De las primeras, sobresalen varios tipos de pinos y se destinan al aprovechamiento y la explotación de la madera, la leña, el corcho y las resinas. Entre las especies frondosas, hay dominio de la encina, el rebollo, el roble pequeño y el alcornoque, por su parte, en las zonas húmedas, destacan el haya, el roble y el castaño.

La explotación forestal en España se concentra en los bosques atlánticos y del norte situados en el macizo Galaico, la cordillera Cantábrica, en los Pirineos, en el Sistema Central y en los montes de Toledo. Su nivel de producción está muy por debajo de la media europea, explicado sobre todo por la menor superficie de bosques de la que dispone la Península en contraposición con la de Europa y por la influencia climática.

Uno de los problemas a los que tiene que hacer frente la industria de la madera en España es el alto índice de incendios forestales que se producen, sobre todo en las épocas estivales. Los programas de fomento de la repoblación forestal han optado por las especies de crecimiento rápido (el pino o el eucalipto) que ha estimulado la rentabilización de los bosques, con la ayuda de técnicas de control y supervisión de las talas.

La acción antrópica ha contribuido a la configuración actual de los bosques: el pino ocupa más superficie que el roble, la encina y el alcornoque, la plantación del eucalipto supera el número de castaños, por su rápido crecimiento y rentabilidad industrial. No obstante, la introducción del eucalipto ha perjudicado la vegetación autóctona, que suele desaparecer en terrenos de plantación intensiva de este árbol. En la actualidad, predomina la tendencia a repoblar con especies autóctonas (encina, roble y haya).

Los productos que se obtienen a través de la gestión silvícola son varios:

  • La explotación de la madera es la principal actividad que se desarrolla. La producción es elevada en los bosques atlánticos, en los sistemas Ibérico y Central y en el sudoeste peninsular. La madera se utiliza principalmente en la industria del mueble, en el sector de la construcción y en la industria papelera.

  • El corcho es otra actividad destacada que se produce en Andalucía, Extremadura y Cataluña.

Ejemplo

La explotación del corcho forma parte de la industria tradicional catalana. La producción se destina a la exportación y está muy diversificada, por ejemplo con tapones de botellas y material para la decoración.

  • La resina, que se extrae principalmente del valle del Duero, se convierte en la materia prima de la industria química en la fabricación de pinturas y colas.

  • Los piñones, las bayas, los frutos silvestres y las setas abastecen a la industria alimentaria y son muy valorados desde el punto de vista gastronómico.

  • El uso cinegético de las zonas forestales se centra en la gestión de cotos y la expedición de las licencias de caza, actividades que generan ingresos considerables.

  • En último lugar, destacamos la explotación de la biomasa, entendida como los residuos forestales procedentes del tratamiento y el aprovechamiento de la masa vegetal y que tiene finalidades energéticas. Éste es un tipo de producción que se está intentando recuperar y revalorizar como estrategia para la conservación de los bosques. Las administraciones están haciendo esfuerzos para subvencionar el uso de la biomasa como biocombustible, pero la hegemonía de otros recursos energéticos y los costes de las instalaciones hacen difícil la generalización de este producto. La Unión Europea está impulsando la introducción de las energías renovables en el sector energético (el 20% de la generación de energía en el 2020 tendrá que provenir de los recursos renovables) y la biomasa ocupa un lugar importante.

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