xmlns:xi="http://www.w3.org/2003/XInclude" xmlns:qti="http://www.imsglobal.org/xsd/imsqti_v2p1" Diseño gráfico Diseño gráfico

Impresión gráfica

  • Albert Corral

  • Alba Ferrer Franquesa

  • David Gómez Fontanills

  • Àlex Sánchez Vila

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Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño general y la cubierta, puede ser copiada, reproducida, almacenada o transmitida de ninguna forma, ni por ningún medio, sea éste eléctrico, químico, mecánico, óptico, grabación, fotocopia, o cualquier otro, sin la previa autorización escrita de los titulares del copyright.

1.Preparación de gráficos para impresión

La composición gráfica desarrolla los diferentes objetivos de diseño y comunicación planteados por el proyecto (por medio del briefing). Estos aspectos se encuentran condicionados, entre otros factores, por el medio a través del cual el producto se presentará al público objetivo. Por lo tanto, cuando un diseño se distribuye por varios medios conviene adaptar, en cada caso, sus características gráficas. Esta «personalización» gráfica, aun así, todavía resulta más necesaria en cuanto a los condicionantes técnicos del canal de salida. Así pues, ante la eventual reproducción de un diseño por pantalla y por impresión, será necesaria una preparación técnica diferenciada para garantizar, como mínimo, un resultado comunicativo relativamente equivalente entre las dos salidas. Por otro lado, esta adaptación nos permitirá explotar todas las posibilidades que ofrece cada medio.
Este proceso de adaptación gráfica y técnica necesita de un conocimiento y análisis previo de los diferentes condicionantes de cada dispositivo de salida.
En el módulo anterior, «Gráficos digitales», hemos abordado las características y condicionantes de la gestión y reproducción digital. En este módulo os proponemos una aproximación al flujo de producción gráfica. Nos introduciremos, a grandes rasgos, en el proceso por el que tiene que atravesar un diseño digital hasta su conversión en un producto gráfico físico. Sabremos que todo este largo proceso se estructura en tres grandes etapas: preimpresión, impresión y postimpresión. Hay que aclarar, sin embargo, que en estos materiales nos centraremos, especialmente, en los diferentes sistemas de impresión que conviven en la producción gráfica actual. Conoceremos sus características y condicionantes respectivos. El objetivo es doble. Por un lado, aproximarnos a las posibilidades y limitaciones que ofrece cada sistema. Por otro, intentar valorar, dentro de lo posible, de qué forma condicionan el ajuste del proyecto gráfico a sus requisitos.

1.1.Preimpresión, impresión y postimpresión

La consecución de un producto gráfico físico no es una operación simple. Es un proceso laborioso compuesto de diferentes operaciones que fundamentalmente la producción gráfica agrupa en tres grandes etapas:
1) Preimpresión
2) Impresión
3) Postimpresión
Las denominaciones son bastante explícitas y, de hecho, nos avanzan una idea relativamente ilustrativa de lo que supondrá cada etapa.
La preimpresión agrupa al conjunto de operativas anteriores a la propia impresión física. Actualmente este es un proceso fundamentalmente digital. De hecho, mediante la estación de trabajo (ordenador) obtendremos y trataremos los originales de texto e imagen, procederemos a su maquetación y generaremos el arte final definitivo (preferiblemente en formato PDF). Pero estas son solo algunas de las operaciones necesarias. En cualquier caso, todas ellas (las realizadas digitalmente) se agrupan bajo la denominación de procesos de autoedición. Podríamos entender, por lo tanto, que toda la preimpresión es digital o, lo que es lo mismo, que toda preimpresión es autoedición. No obstante, en función del tipo de impresión esta afirmación no será exacta. Y es que, según la tecnología de impresión, la preimpresión necesitará también otras operativas adicionales a la autoedición digital comentada.
Así, la preimpresión variará en función de si la impresión es digital o analógica. La impresión digital es una impresión directa («del ordenador al papel»), mientras que la impresión analógica necesita la generación del respectivo juego de formas o matrices impresoras para la impresión posterior. Por lo tanto, la impresión analógica requiere un proceso intermedio (previo a la impresión) para obtener las respectivas matrices, del todo innecesario en la impresión digital.
Esta diferencia muestra que la impresión (y también la postimpresión) condicionan la preimpresión.
Así pues, la preimpresión comprende una serie de operativas que se realizarán digitalmente como, por ejemplo, la recepción, creación y tratamiento de originales de imagen y texto, la maquetación, la generación del arte final y el formato definitivo PDF, las pruebas o la imposición (que detallaremos a continuación). Esta será, pues, la preimpresión para la impresión digital. Por el contrario, la preimpresión para la impresión analógica añadirá a las operativas digitales mencionadas los pasos para la generación de las matrices de impresión.
La impresión, como indica su nombre, consistirá exclusivamente en el proceso físico de transferencia de un grafismo entintado sobre un soporte (material) físico. Existen diferentes tecnologías de impresión que abordaremos en este módulo.
Una vez imprimido el soporte, todavía hay que realizar toda una serie de operaciones para adecuarlo y conseguir, en definitiva, el producto gráfico final. La producción gráfica actual posibilita la realización de una muy amplia variedad de procesos que pueden transformar y/o adecuar la superficie y/o la estructura de la impresión. El conjunto de todos estos procesos se agrupa bajo la denominación de postimpresión.

1.2.El flujo de trabajo

Como hemos visto, la impresión condiciona la preimpresión. Hay que saber, sin embargo, que la adaptación de un diseño a las condiciones de la impresión no es un requisito que se pueda satisfacer en una sola acción. Es un proceso vivo que requiere una serie progresiva de ajustes que se configurarán a lo largo del flujo de trabajo gráfico y especialmente durante la fase de diseño y autoedición.
El flujo de trabajo es el continuo de operaciones sucesivas que atraviesa y tiene que superar todo diseño gráfico, desde el origen del proyecto hasta la entrega definitiva.
Hemos introducido cómo la producción gráfica se estructura en las grandes tres fases de preimpresión, impresión y postimpresión. El diseño tendrá que atravesar, pues, estas tres fases para convertirse en un producto impreso y acabado. Para hacerlo, como decíamos, seguirá el flujo de trabajo en su construcción. Seguidamente desarrollamos la estructuración en las tres grandes fases. Especialmente detallaremos subprocesos de la fase de preimpresión.
Preimpresión
1) Entrada y/o creación de los originales con los que desarrollar el diseño.
2) Procesos de diseño, autoedición y formalización del arte final que resultarán en la generación del arte final.
Proceso de diseño y flujo de trabajo de producción gráfica
Llegados a este punto, conviene aclarar las diferencias entre estos dos flujos de trabajo.
En el módulo 1 de estos materiales, relacionábamos una serie de ocho fases para el desarrollo del proceso de todo diseño. En esta relación, la fase número 7, denominada como «desarrollo y arte final», desarrollaba la propuesta de diseño seleccionada y aprobada por el cliente. El inicio, pues, de esta fase de diseño coincidirá con el inicio de la producción gráfica (con la entrada de originales) que abordamos en este módulo 5.
Por lo tanto, el desarrollo (digital) del layout de la fase 7 del proceso de diseño corresponderá a la fase de autoedición (en la preimpresión).
3) Rasterización del arte final para la salida correspondiente. Este proceso convertirá el archivo digital entregado en las instrucciones necesarias para la filmación e impresión. En este sentido, hay que diferenciar entre impresión digital y analógica. Las dos tecnologías de impresión condicionan de forma diferente el resto del flujo productivo.
a) En el caso de la impresión digital, rasterizamos (o no) el arte final para una impresión inmediata y directa (sin matrices impresoras) sobre el soporte de impresión.
b) En el caso de la impresión analógica, por el contrario, rasterizamos el arte final para la filmación del juego respectivo de separaciones tramadas que permitirán la obtención de las correspondientes matrices impresoras. Estas matrices son las que seguidamente harán posible la impresión analógica o convencional. No es esta, pues, una impresión inmediata y directa como la impresión digital.
4) (Paso innecesario para la impresión digital) Filmación y obtención de tantas formas o matrices impresoras como separaciones rasterizadas se hayan efectuado del arte final (solo aplicable para la impresión analógica).
Impresión
5) Impresión digital o analógica.
Postimpresión
6) Postimpresión.
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Por lo tanto, el flujo de trabajo productivo, y de ahí la procedencia de su nombre, constituye un continuo de operaciones en el que cada una de ellas prepara y conduce a la siguiente. Hay que matizar, sin embargo, que durante la fase de diseño y autoedición las diferentes operaciones se retroalimentan en un proceso de enriquecimiento y reajuste del trabajo digital. En todo caso, una de las razones de la expresión flujo de trabajo es precisamente poner en valor la necesidad de completar los ajustes de cada fase antes de abordar la siguiente, para evitar incidencias o modificaciones posteriores que obliguen a volver a atrás en el flujo. Solo así es posible un trabajo eficiente y económicamente rentable.
1.2.1.Los originales
Denominamos originales a todo aquel material gráfico que integraremos y con el que trabajaremos en el proyecto gráfico. Este material puede ser proporcionado por el propio cliente, por colaboradores del proyecto o puede ser también generado por el propio equipo creativo.
Dado que el proceso de creación gráfica es un trabajo que se desarrollará digitalmente, diferenciaremos los originales desde una perspectiva también digital. Cada uno de los siguientes grupos necesitará tratamientos diferenciados mediante programas específicos:
1) originales de textos,
2) originales de imágenes de mapa de bits (imágenes bitmap o raster),
3) originales vectoriales (ilustraciones...).
1.2.2.Proceso de diseño y autoedición
Los diversos originales, una vez introducidos en el flujo de trabajo digital, necesitarán la edición y tratamiento correspondiente. Seguidamente procederemos a su maquetación en el documento final que constituirá el diseño como tal.
Cada original necesita un tratamiento especializado que se realizará con un programa específico. La consiguiente integración de los originales en el diseño y la correspondiente maquetación generarán el proyecto gráfico digital terminado para la salida correspondiente. Este es el llamado arte final.
El objetivo de este módulo es aproximarnos a la impresión. Por lo tanto, abordaremos cómo el arte final se prepara para la impresión. En la práctica profesional, el arte final se convierte a un formato tan versátil como PDF (1) y se envía a rasterizar para la impresión correspondiente. Esta serie de operaciones se ejecutan mediante software digital y todas ellas, como conjunto, reciben el nombre de autoedición (2) .
El conjunto de operaciones y de programas utilizados en un flujo digital para la generación y tratamiento de los originales, el diseño y maquetación, la generación del arte final y los diversos procesos afines se agrupan bajo la denominación de procesos de autoedición.
Como hemos comentado al iniciar este módulo, los procesos de autoedición digital tienen que resolver tanto las necesidades gráficas del proyecto como, sobre todo, los condicionantes técnicos (resolución, selección de color, gestión de color, trapping, formatos de impresión, sangrados, etc.) determinados por la salida específica del producto, en este caso, la impresión gráfica.
1.2.3.Arte final y PDF
La producción gráfica actual, una vez conseguido el arte final, acostumbra a convertirlo al formato PDF para su envío a impresión. El objetivo es garantizar un rasterizado seguro y eficiente por parte del dispositivo RIP. El formato PDF, que ha pasado de ser un estándar de facto en la industria a un protocolo normalizado (3) , ofrece varias ventajas, entre las que destacaremos dos especialmente relevantes para la rasterización.
Por un lado, PDF se encuentra codificado en el mismo lenguaje de descripción de página (LDP (4) ) PostScript con que trabajan los RIP PostScript. Esta estructuración, entre otras ventajas, permite a PDF contener y proteger la naturaleza vectorial y de mapa de bits de los contenidos correspondientes. Pero es que, además, PDF se estructura con una codificación sintetizada del LDP PostScript. Por lo tanto, el procesamiento del archivo será más eficiente, rápido y seguro, ya que PDF aprovecha al máximo los recursos del lenguaje PostScript.
Por otro lado, PDF es un formato editable (siempre y cuando dispongamos de la aplicación o las utilidades apropiadas). Eso implica que prácticamente cualquier incidencia detectada en el PDF podría ser, en principio, enmendable. No hará falta, pues, remontarnos en el flujo de trabajo hasta el origen de la disfunción en cuestión. Un ejemplo, desgraciadamente bastante común, es la necesidad de una corrección puntual de última hora sobre el texto.
PDF/X
PDF cuenta con un estándar llamado PDF/X ideado para el envío de artes finales consistentes para impresión. Este formato establece y, de hecho, ejecuta automáticamente sobre el diseño, al exportarlo a este formato, una serie de requisitos (y también limitaciones) que pretenden garantizar una comunicación e impresión eficiente del archivo. Así, por ejemplo, PDF/X elimina la integración de todo elemento multimedia en el archivo PDF, puesto que lógicamente no es imprimible.
La letra X de su nombre corresponde al concepto eXchange, traducible como «intercambio». Esta sigla quiere explicitar la condición de formato multicompatible y confiable para un envío viable a impresión.
Su desarrollo se encuentra actualmente regulado por la norma ISO 15930. Esta especifica las diferentes versiones de este formato que alcanzan desde PDF/X-1 hasta PDF/X-5.
1.2.4.RIP y rasterización
RIP (raster image processor) es la sigla con la que denominamos a este dispositivo de procesamiento del arte final para la salida impresa. Se trata de un procesador de gran potencia de cálculo, capacidad para procesar con exhaustividad el archivo recibido, escrito en LDP PostScript. A partir de la información digital recibida, el RIP genera un conjunto de instrucciones virtuales que transfiere a la impresora o a la filmadora para que ejecuten las operaciones correspondientes. Por lo tanto, el RIP permite la impresión (fidedigna) del archivo digital.
El RIP es un dispositivo procesador que traduce el archivo digital, codificado en lenguaje PostScript, en un conjunto de instrucciones virtuales que enviará a continuación al hardware receptor (impresora o filmadora).
El RIP puede estar formado solo por un software o por un conjunto de hardware (especializado) y software especializado.
En el caso de la impresión digital, el RIP genera el conjunto de instrucciones para la impresión directa en el dispositivo correspondiente. En el caso de la impresión analógica, la ejecución se hace más compleja. El procesador tiene que generar, a partir del archivo PDF recibido, las correspondientes separaciones tramadas para transmitirlas al dispositivo de filmación. Este, a su vez, filmará las formas o matrices impresoras relacionadas. Este proceso de separación del archivo digital en diferentes tramas (descomposición de la imagen en tantas retículas de puntos de semitono como tintas utilice la impresión) se conoce como rasterización. El resultado final será la obtención de las matrices impresoras (una por cada separación).
El archivo en formato PDF puede llegar al RIP en diferentes modos de color (escala de grises, RGB, CMYK, tintas directas...). Este, gracias a la potente capacidad de procesamiento, generará de forma virtual las cuatro separaciones tramadas propias de la cuatricromía convencional (CMYK (5) ) o tantas separaciones como tintas planas o directas, a menudo referenciadas en la producción gráfica como «Pantones», integre el arte final digital.
Tintas planas y Pantone
Pantone Inc. es la compañía norteamericana, en manos de X-Rite desde 2007, responsable del sistema de codificación y reproducción cromática Pantone Matching System (PMS).
Pantone como fabricante de tintas directas, desde 1963, facilita un catálogo de muestras con las tintas codificadas. Este catálogo se encuentra disponible físicamente (la denominada carta de color, conocida a menudo como «pantonario») pero también digitalmente, por ejemplo, mediante las bibliotecas de color que incorpora un programa como Adobe Photoshop.
La amplia distribución (e integración en los programas) de la carta de color ha favorecido la difusión de Pantone entre los diversos actores de la industria gráfica (diseñadores, preimpresores, impresores, clientes, etc.). De hecho, otros sectores que trabajan con el color como la arquitectura, el interiorismo, la moda o la fabricación de materiales sintéticos también utilizan el PMS.
Las separaciones «virtuales» rasterizadas serán enviadas, como instrucciones de marcaje, al dispositivo de filmación. Cada separación contiene los mapas de micropuntos (spots) para una filmación binaria (filma o no filma) de cada una de las cuatro (CMYK) separaciones de color. De esta forma la filmadora producirá las cuatro separaciones físicas, ya sean fotolitos (películas de separación para la posterior insolación de las matrices) o, en el caso de la filmación directa, las formas impresoras correspondientes.
Computer to Film y computer to plate
La filmación de fotolitos que después necesitará la insolación de estos contra las matrices correspondientes para su obtención, es un flujo indirecto denominado computer to film (CTF).
Por el contrario, la filmación directa de las formas impresoras recibe el nombre de flujo computer to plate (CTP). Su nombre explicita la eliminación de la fase intermedia de obtención de fotolitos y la insolación correspondiente, con la eliminación de los costes y de las variables de error correspondientes.
Por lo tanto, el RIP opera como un dispositivo diferenciado, intermedio entre la estación digital de trabajo (dispositivo de autoedición) y la filmadora o la impresora digital (dispositivo de salida).
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Hay que aclarar, sin embargo, que no toda la impresión digital trabaja con un RIP. Las impresoras de sobremesa, por ejemplo, no disponen de este recurso. Más adelante, abordaremos la diferencia entre impresoras digitales en relación con el RIP.
En cuanto a la impresión analógica, el dimensionado y complejidad de los archivos que se tienen que filmar conducirán, en su momento, a externalizar la función de rasterización de los dispositivos de salida. Y es que los hardwares RIP con mayor potencia de cálculo garantizan una comunicación más eficiente entre la estación de trabajo y el dispositivo final. Contar con un hardware RIP independiente permite que, mientras este dispositivo procesa los datos recibidos, la estación de trabajo (el ordenador) y también el dispositivo de filmación o impresión digital puedan seguir ejecutando otras tareas.
1.2.5.El lenguaje de descripción de página PostScript
El lenguaje de descripción de página (LDP) es un sistema de codificación digital que representa virtualmente, como su nombre indica, el formato de cada página que se va a imprimir. A la vez sitúa, en cada una de ellas, los diferentes grafismos (textos, imágenes de mapa de bits y formas vectoriales) que se van a reproducir con las características correspondientes.
A pesar de que existen otros lenguajes de descripción de página, como el ampliamente difundido (en ofimática e impresión doméstica) PCL (printer command language) introducido por Hewlett Packard (HP) en 1980, el LDP PostScript ha logrado desde su aparición una amplia difusión en la producción gráfica profesional.
PostScript es un lenguaje de descripción de página introducido en 1985 por Adobe Systems. Es un lenguaje de programación interpretado, cuya codificación se basa en objetos matemáticos de representación Bézier. Utiliza, por lo tanto, una estructura vectorial que respeta a la vez la naturaleza vectorial de los elementos gráficos correspondientes (ilustraciones y textos) y la incrustación de las imágenes en mapa de bits. Por esta razón los gráficos vectoriales, integrados en archivos PostScript, son escalables, es decir, conservan la naturaleza vectorial hasta la reproducción final, condición gracias a la cual se imprimen (o filman) con la máxima resolución del dispositivo final. Hay que aclarar, sin embargo, que las imágenes se imprimirán (o filmarán) con la resolución digital asignada, independientemente de la definición máxima del dispositivo de salida.
La arquitectura vectorial del lenguaje evita que las estaciones de trabajo envíen a filmar o imprimir cada página del diseño o maquetación como una imagen completa de mapa de bits. Esta posibilidad sobredimensionaría el peso en memoria de cada página por lo que la gestión y salida de estos archivos resultaría crítica. Por otro lado, este modo de trabajo obligaría a convertir cada página en una imagen íntegra en mapa de bits en función de las condiciones concretas del dispositivo de salida (habría que adjudicarle una resolución, unas dimensiones, etc.). Por lo tanto, el documento es adecuado solo para aquel hardware y no imprimible o reproducible con las mismas garantías en otras salidas.
Y es que la naturaleza vectorial del LDP PostScript permite que los archivos correspondientes (excepto para aquellos grafismos bitmap que continúan siendo dependientes de dispositivo) sean procesables con la máxima capacidad por cualquier dispositivo (ya sea de impresión o filmación).
La estructura vectorial confiere al lenguaje de descripción de página PostScript la condición de independiente de dispositivo. Construye la página fundamentándose en objetos matemáticos y únicamente integra como mapa de bits las imágenes bitmap correspondientes. Estas imágenes, por lo tanto, siguen siendo dependientes del dispositivo. Así pues, habrá que ajustar los correspondientes parámetros (como la resolución) en relación con el dispositivo de salida respectivo.
1.2.6.Dispositivos PostScript y no PostScript
Ahora bien, esta versatilidad del LDP PostScript es posible gracias a su naturaleza de lenguaje interpretado. Y es que, como tal, necesita que el dispositivo receptor de salida cuente, a su vez, con un intérprete PostScript. Solo así podrá procesar con garantías el archivo y proceder a la salida correspondiente (filmación o impresión).
En este sentido, la impresión analógica cuenta con el dispositivo RIP que trabaja como un intérprete PostScript. A partir del archivo PDF o PostScript recibido, procesará los datos y generará las correspondientes separaciones tramadas que seguidamente enviará a filmar.
En la impresión digital, aun así, no todos los hardwares disponen de intérprete PostScript. De hecho, en la práctica, diferenciamos entre dispositivos que trabajan con lenguaje PostScript y dispositivos no PostScript. Los primeros, al contar con el referido intérprete PostScript pueden procesar y reproducir con fidelidad el archivo recibido, escrito en el LDP PostScript. Muchas impresoras digitales, sin embargo, no cuentan con este valioso recurso integrado. No pueden, pues, explotar todos los recursos que ofrece PostScript.
Un flujo de trabajo con impresión digital no PostScript convertirá directamente, en la propia estación de trabajo (ordenador) y mediante el controlador (driver) de la impresora concreta, cada página que se va a imprimir en una única imagen de mapa de bits de alta resolución para aquella impresora en cuestión. El resultado será efectivo pero las funciones y posibilidades mucho más limitadas.
En cuanto a las impresoras digitales PostScript, estas proporcionan los llamados PPD (PostScript printer description). Este archivo, facilitado por el propio fabricante de la impresora PostScript, es un perfil exhaustivo de cada dispositivo que posibilita una configuración avanzada para cada impresión. Es decir, permite explorar y personalizar todos los recursos que ofrecen los dispositivos PostScript.
Adobe ha desarrollado progresivamente, hasta la fecha, tres versiones del lenguaje PostScript. Son compatibles entre sí y responden al nombre respectivo de PostScript de nivel 1, PostScript de nivel 2 y PostScript de nivel 3 (1997). Desde la autoedición conviene tener muy en cuenta en relación con las referidas versiones dos condicionantes. Por un lado, hay que saber que cada una de las versiones de PDF que Adobe ha publicado se encuentra relacionada, a su vez, con un nivel concreto del LDP PostScript. Al convertir el arte final a PDF podemos seleccionar cualquier versión. Ahora bien, el RIP correspondiente solo trabaja con un nivel concreto del LDP PostScript. Por lo tanto, al exportar a PDF habrá que seleccionar la versión correspondiente al nivel de trabajo del RIP. Adecuando así el PDF al nivel PostScript del RIP configuraremos el archivo en relación con las posibilidades reales del dispositivo. De lo contrario, si la versión del PDF, por ejemplo, es superior a la versión de trabajo del intérprete PostScript, el archivo de envío podría generar incidencias en la salida.
1.2.7.De la rasterización a la impresión
Como hemos comentado anteriormente, al llegar a la rasterización el flujo de trabajo se bifurca en dos líneas diferenciadas de producción. La salida para impresión digital o para impresión analógica condicionarán a partir de este momento el flujo de producción.
Las posibilidades y limitaciones que diferencian ambas tecnologías son diversas. Podríamos, aun así, convenir en que la distinción fundamental radica en la necesidad o no de generar formas o matrices impresoras. Así, mientras que la impresión analógica necesita contar con la producción previa de una matriz o forma impresora, la impresión digital, por el contrario, imprime directamente sin la intervención de ninguna matriz intermedia. Esta distinción fundamental será precisamente la que determinará las dos vías diferenciadas después de la rasterización.
1.2.8.La impresión
En cuanto a los sistemas de impresión digital, clasificaremos estos en función de dos parámetros como son la tecnología de impresión y el formato de impresión.
Según la tecnología, diferenciamos entre dispositivos de inyección de tinta (inkjet) y dispositivos láser; y, según el formato de impresión, distinguiremos entre impresoras y los llamados plóteres.
Por otro lado, analizaremos los sistemas de impresión convencional con mayor presencia en el mercado actual. Estos son el offset, el huecograbado, la flexografía y la serigrafía. A pesar de diferenciarse notablemente entre sí, todos comparten, como hemos indicado, la necesidad de generar previamente una forma o matriz impresora (para cada separación cromática o tinta). Esta matriz será la que permitirá la característica reproducción seriada analógica.
1.2.9.La postimpresión
En términos generales, todo producto gráfico impreso (con contadas excepciones) necesita algún tipo de operación posterior a la impresión para su adecuación final.
El conjunto de operaciones realizadas en máquina o fuera de máquina (incluso de forma manual), sobre el soporte imprimido, conforman el acabado final del producto. Estas operaciones pueden ser de naturaleza superficial (por ejemplo, un barnizado) y/o estructural (por ejemplo, la encuadernación). De hecho, la postimpresión comprende un abanico múltiple de operaciones, que no tienen por qué ser mutuamente excluyentes, y que en todo caso permitirán dotar de la forma final al producto impreso. Así, una vez finalizada la postimpresión, la entrega al cliente final cerrará el flujo de trabajo.

2.La impresión digital

2.1.La impresión digital

La introducción de la impresión digital en la producción gráfica ha supuesto, entre otras ventajas, eliminar la necesaria generación del respectivo juego de formas impresoras que caracteriza a la impresión analógica o convencional.
Como veremos seguidamente, la impresión analógica necesita la generación de tantas formas impresoras como separaciones o tintas requiera la impresión (CMYK, tintas planas...). Después cada una de estas matrices, montadas en máquina y entintadas, imprimirán de forma sucesiva la imagen de impresión sobre el soporte final. Esta tecnología permite, pues, una multirreproducción seriada.
La impresión digital, por el contrario, genera para cada impresión una imagen virtual, potencialmente diferenciable, que será la que, entintada, imprimirá el soporte final. No necesita, por lo tanto, de ninguna matriz impresora. Es una impresión directa.
Prescindir de la matriz impresora, por otro lado, posibilita modificar el grafismo que se va a imprimir con cada nueva copia. Así pues, la impresión se convierte en personalizable con cada ejemplar.
Y dado que no necesita la generación de las formas impresoras, ni el montaje en máquina, ni tampoco las necesarias impresiones preparatorias de las máquinas analógicas (para ajustar la impresión), la impresión digital prácticamente puede ser considerada como inmediata.
La impresión digital, pues, se presenta como directa, inmediata y personalizable para cada copia. Por estas ventajas la impresión digital, a veces, es caracterizada también con la expresión «impresión bajo demanda (6) ».
(6) «Impresión bajo demanda» es la traducción de la expresión original anglosajona print-on-demand, a menudo identificada por la sigla POD.
Este conjunto de posibilidades permite a la impresión digital reivindicar como gran ventaja competitiva la impresión inmediata de dato variable bajo demanda. Pero hay que matizar que precisamente la ventaja de generar una imagen virtual para cada impresión constituye, a la vez, el punto débil del sistema (frente a la impresión analógica). Y es que prescindir de la forma impresora implica también renunciar a una matriz que facilita la multirreproducción y, por lo tanto, un decrecimiento progresivo del coste por copia. Por el contrario, la impresión digital no amortiza el coste total del proyecto con cada impresión adicional. Este hecho, unido al coste de los consumibles (y materiales) y a la menor productividad respecto a las grandes máquinas offset, es el que, en la práctica, limita, por costes, la impresión digital a tiradas cortas y lleva a considerar la impresión offset como la opción económicamente más rentable en tiradas superiores a quinientas o mil copias. Este es el llamado tope de rentabilidad de la impresión digital.
Impresión de dato variable (VDP)
VDP es la sigla de la expresión anglosajona variable data print, traducible por la mencionada fórmula «impresión de dato variable». Es esta una tecnología que permite la impresión digital seriada de una tirada de copias modificando (sin parar la máquina), en cada impresión, algunos elementos gráficos. Se relaciona generalmente el archivo que se va a imprimir con otro y otros archivos de bases de datos que permitan el cruzamiento referido.
Esta técnica es utilizada para la publicidad personalizada, el marketing directo o la relación corporativa con los clientes, por ejemplo.
Por otro lado, hay que tener en consideración también que la impresión digital permite un abanico más limitado de soportes de impresión. Y es que la combinación actual de los diferentes sistemas de impresión convencional ofrece todavía una gama superior de materiales y de estructuras para imprimir.

2.2.Dispositivos de impresión digital según la tecnología

Los dispositivos de impresión digital se pueden diferenciar, en función de la tecnología de impresión, a grandes rasgos, entre impresoras de inyección de tinta e impresoras láser.
2.2.1.Impresoras de inyección de tinta
Estas máquinas disponen de un cabezal de impresión relativamente reducido que ejecuta la impresión multicolor, mediante tinta líquida, directamente sobre el soporte en contacto.
El cabezal se desplaza a lo largo de un eje perpendicular a la entrada del soporte. Por encima de este, imprime línea a línea, punto a punto. Cuando el cabezal completa transversalmente cada línea de impresión, el soporte avanza un paso y el cabezal, volviendo al extremo inicial del eje o desde este extremo, reinicia la impresión de una nueva línea horizontal del soporte.
El cabezal está equipado con diferentes contenedores, llamados cartuchos, de tinta líquida. Este contenedor puede ser de una sola tinta (negro para impresión en escala de grises) o de las cuatro tintas correspondientes a la cuatricromía convencional. También puede encontrarse conectado a un habitáculo independiente que aloje diferentes cartuchos, en el caso de selecciones cromáticas superiores a la cuatricromía (7) .
Como respuesta a las instrucciones de impresión, el cabezal transfiere al soporte, mediante unos inyectores conectados a los cartuchos de tinta, la cantidad correspondiente de cada una de las tintas disponibles para reproducir el valor cromático deseado. Estos inyectores son los que dan nombre a la tecnología de impresión en cuestión. La transferencia cromática se ejecuta mediante unas microgotas tan reducidas que se miden por una microunidad llamada picolitro (8) . Las impresoras pueden imprimir gotas de dos a veinticinco picolitros, según la resolución (capacidad definidora) de impresión del dispositivo de inyección de tinta. El valor cromático final se construye por sobreimpresión y yuxtaposición sobre el soporte de impresión. La impresión digital no recurre, pues, a una técnica de tramado de puntos de semitono como lo hace la impresión analógica. Más bien, podríamos considerar que genera un tipo de imagen continua, a pesar de que en realidad utiliza una técnica de dispersión aleatoria (pero controlada) de puntos denominada dithering (9) .
2.2.2.Impresoras láser
Estas impresoras recurren a la llamada tecnología xerográfica (10) , que se fundamenta en la electrostática y la fotoconductividad. Son dispositivos que no operan mediante el desplazamiento axial de un cabezal de impresión, como en las impresoras de tinta líquida. Por el contrario, disponen de una estructura de cuerpo impresor más voluminosa que utiliza una pigmentación sólida, a la que comúnmente denominamos tóner (11) .
El cuerpo de impresión se estructura en torno a un tambor fotorreceptor que con cada rotación es expuesto, entintado e imprime directamente el soporte. Esta técnica de transferencia sucesiva del tóner es posible gracias al fenómeno de atracción de las cargas eléctricas de sentido contrario (positivo y negativo).
El tambor inicia la rotación completamente descargado o sensibilizado con cargas eléctricas de un solo signo (positivo o negativo, según el fabricante). Un haz láser expone sobre el tambor únicamente en aquellas zonas impresoras (las que a continuación recibirán el tóner). Esta exposición cambia (o sensibiliza si se encuentra descargado) el sentido previo de las cargas del tambor. Seguidamente, la zona acabada de exponer del tambor, en su rotación, se aproxima al depósito contenedor de tinta y atrae de este la cantidad correspondiente de partículas pigmentarias, que se adherirán en las zonas expuestas del tambor.
La atracción selectiva del tóner (solo en las zonas impresoras) es posible porque los pigmentos han sido previamente sensibilizados con una carga eléctrica opuesta a aquella expuesta sobre el tambor fotorreceptor. Así, en estas zonas el tambor atrae el tóner. A continuación, una vez entintado el tambor, en la propia rotación, este transferirá los pigmentos al soporte de impresión (el papel) que pasa en contacto con aquel. Esta transferencia es efectiva porque previamente el soporte final también ha sido cargado con una carga eléctrica, en este caso contraria a la del tóner del tambor. El proceso de carga del soporte final (el papel) se realiza mediante una técnica llamada tratamiento de corona.
Como hemos comentado, la impresión en definitiva es posible gracias a la atracción entre cargas de signo contrario. Pero, entonces, ¿cómo es posible que el tóner se transfiera del tambor al papel si tóner y papel comparten la misma carga? La respuesta se encuentra en la potencia de la carga. El papel es sensibilizado con una carga del mismo signo que el tambor, pero de mayor potencia. Por lo tanto, el pigmento se verá irresistiblemente obligado a «saltar» del tambor fotoconductor al soporte final.
Finalmente, este tóner una vez imprimido (cuya formulación incluye resinas termosensibles) será, a continuación, fijado sobre el papel por un ligero calentamiento, antes de ser entregado a la bandeja de salida. Por esta razón, las impresiones digitales láser llegan a la bandeja a menudo con calor residual. También, por esta razón, la impresión sobre soportes termosensibles (como los sintéticos) resulta crítica o directamente inviable en este tipo de impresoras digitales.

2.3.Dispositivos de impresión digital según el formato

A continuación diferenciaremos los hardwares de impresión digital en función del formato de impresión, tanto en cuanto a las dimensiones como a la estructura, ya que podemos imprimir sobre soportes planos (pila de hojas de papel) o sobre bobina (rollo).
2.3.1.Impresoras
Habitualmente las impresoras trabajan sobre un formato plano DIN A4 (210 × 297 mm). Este, de hecho, es el formato genérico de las impresoras de sobremesa.
Las impresoras de formato plano pueden, aun así, llegar a ofrecer un formato DIN A3 (297 × 420 mm) e incluso superiores. En este sentido, destacamos los formatos DIN A3+ (330 × 480 mm) o el SRA3 (12) (320 x 450 mm), que permiten la obtención de formatos finales DIN A3 a sangre.
La producción gráfica actual cuenta con la intervención de todo tipo de impresoras. Así podemos encontrar desde impresoras genéricas de sobremesa (DIN A4) para tareas de gestión interna y pruebas intermedias de corrección de texto y maquetación (pruebas de compaginadas); impresoras altamente capacitadas (de diferentes formatos) que intervienen como dispositivos de prueba de color; hasta centros de impresión profesional (las llamadas prensas digitales) para una amplia gama de formatos (hasta DIN A3), a menudo con la postimpresión en línea.
Impresoras de inyección de tinta y láser
Fuente: www.sxc.huEsta imagen se reproduce acogiéndose al derecho de citación o reseña (art. 32 LPI) y está excluida de la licencia por defecto de estos materiales.
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2.3.2.Plóteres
Cuando los dispositivos de impresión digital trabajan sobre formatos superiores a DIN A3 (297 × 420 mm) acostumbran a denominarse plóteres. Estos hardwares, a pesar de que también pueden trabajar sobre mesa plana, por razones como la economía de espacio, la funcionalidad o una mayor versatilidad en los formatos acostumbran a imprimir sobre soportes en bobina (rollo).
Así, en lugar de disponer de una o diferentes bandejas de entrada con las correspondientes pilas de hojas de impresión, los plóteres presentan, en la entrada de máquina, un eje desbobinador al que sujetar la bobina de impresión (a pesar de que también admiten pliegos independientes). La estructura del portabobinas permite variar las dimensiones tanto de anchura como de longitud de la bobina de impresión. Esta flexibilidad, unida a la actual diversidad de tamaños de plóteres, permite que estos dispositivos puedan imprimir desde formatos relativamente reducidos hasta anchos de trabajo de varios metros.
En cuanto al funcionamiento, los plóteres de impresión trabajan con la tecnología de inyección de tinta, explicada anteriormente. Los dispositivos que imprimen sobre rollo utilizan la estructura de impresión lineal (axial) del cabezal al paso secuencial del soporte. Por su parte, los plóteres que imprimen sobre mesa plana cuentan con un cabezal superior que se desplaza omnidireccionalmente sobre el soporte que permanecerá inmovilizado en la mesa de sujeción.
Los plóteres actuales no solo ofrecen una amplia versatilidad de formatos sino que también imprimen sobre una amplia variedad de materiales, a menudo posible gracias precisamente a las grandes dimensiones de los dispositivos. Y es que los grandes plóteres imprimen soportes para la exposición temporal o permanente, en interior y exterior, que necesitan materiales, como las lonas sintéticas, resistentes a diferentes agentes. Estas impresiones de gran formato (VLF (13) ) se utilizan, por ejemplo, en publicidad exterior y ambiental en edificios, instalaciones exteriores o transportes. Igualmente, los plóteres pueden imprimir sobre una gama más amplia de papeles (tanto en cuanto a gramajes como a calidades superficiales) que las impresoras de sobremesa, y también sobre otros materiales no papeleros como películas sintéticas (vinilos). Incluso, los plóteres de mesa plana pueden imprimir (y cortar) sobre planchas de madera, cartón, vidrio o fibra de vidrio, por ejemplo.
En relación con este último punto, hay que añadir que efectivamente los plóteres actuales ofrecen funciones adicionales a la impresión. Así encontramos los llamados plóteres de corte que, en lugar de disponer en el cabezal de los mecanismos de impresión, presentan una cuchilla de corte que posibilita cualquier forma de corte (incluso las más complejas) sobre diferentes soportes, tanto de bobina como sobre mesa plana. Y, de hecho, la producción gráfica actual cuenta con un mercado bastante importante de plóteres de corte sobre película autoadhesiva de vinilo. Las aplicaciones de este material en el campo de la rotulación y la señalética son muy amplias. Así, por ejemplo, encontraremos rotulación en vinilo desde el escaparatismo de establecimientos comerciales hasta la publicidad exterior en vehículos comerciales y transportes públicos (técnica llamada wrapping (14) ). Asimismo, el vinilo se emplea en la señalización interna y externa de establecimientos, edificios, infraestructuras o instalaciones industriales y en elementos de PLV (15) como por ejemplo displays, pancartas o banners, tótems y otras estructuras.
Estas imágenes se reproducen acogiéndose al derecho de citación o reseña (art. 32 LPI) y están excluidas de la licencia por defecto de estos materiales.
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Por otro lado, hay que tener también en cuenta aquellos plóteres habilitados especialmente para la generación fidedigna de pruebas de color y que, como tales, reciben el nombre de proofers (16) . Estos aparatos de gran precisión acostumbran a acompañar el cabezal de impresión de un espectrofotómetro, que ajusta el dispositivo para una reproducción cromática exacta. Pero la función del proofer no es imprimir un arte final con una gama cromática extraordinaria. Por el contrario, el proofer tiene que reproducir, de manera anticipada y con la máxima fidelidad, la impresión final del producto gráfico, tal y como se conseguirá en el sistema de impresión definitivo (generalmente convencional como offset, huecograbado o flexografía). Por esta razón, el proofer debe facilitar una simulación de la impresión final con exactitud (sin desviaciones ni «mejoras»), puesto que de su resultado dependerá la decisión de seguir adelante con el proceso productivo. De hecho, la impresión generada por el proofer se denomina «prueba de color contractual». Mediante su aceptación firmada, el impresor se compromete a obtener la misma calidad en la impresión final y el cliente acepta satisfacer el importe del encargo. La trascendencia de esta operación, previa a la impresión definitiva, no solo requiere contar con un proofer profesional, sino que también exige contar con una gestión de color esmerada.

3.La impresión analógica o convencional

A continuación nos acercaremos a los diferentes sistemas de impresión convencional. El objetivo de esta introducción no tendría que ser otro que asimilar que no existen sistemas de impresión «mejores o peores». Esta concepción resulta demasiado esquemática. Cada sistema presenta puntos fuertes y débiles, tanto en cuanto a aspectos técnicos y de calidad como de cariz productivo. Habrá que valorar, pues, en cada caso, las diferentes variables del encargo para seleccionar el sistema más adecuado para las exigencias del proyecto y configurar los parámetros técnicos (preimpresión) y gráficos (diseño) de acuerdo con el sistema elegido.

3.1.Filmación de separaciones para obtención de la matriz impresora

Una vez abordada la impresión digital directa, hay que remontarnos de nuevo en el flujo de producción gráfica hasta el RIP para abordar la impresión analógica. Recordemos que el RIP separa y trama el arte final recibido (en formato PDF) en las cuatro separaciones virtuales propias de la cuatricromía convencional (CMYK) o bien en tantas tintas planas o directas como presente la composición gráfica. Cada una de estas separaciones virtuales, a continuación, se podrá filmar o bien sobre una película de separación (fotolito), que seguidamente se insolará contra la matriz impresora, o directamente cada separación se expondrá por láser sobre la forma o matriz impresora (prescindiendo, pues, del paso intermedio de la filmación de fotolitos).
A continuación el juego (set) de formas impresoras se montará en la máquina de impresión. Cada forma impresora se colocará en el cuerpo impresor correspondiente. Por lo tanto, si trabajamos en cuatricromía (CMYK), generaremos cuatro matrices que se colocarán, a su vez, en una máquina de cuatro cuerpos impresores. Después de los ajustes necesarios, se iniciará propiamente la impresión.
En este sentido, hay que recordar que cada forma (o matriz) impresora transmitirá una única tinta al soporte impreso. Por lo tanto, la impresión final resultará de la recomposición progresiva de la impresión de las cuatro tintas sobre el soporte final (generalmente el papel). A partir de las cuatro tintas impresas (CMYK), que forman la síntesis sustractiva, obtendremos la percepción de toda la gama cromática que permite este espacio de color.

3.2.Grafismos y contragrafismos en la matriz impresora

Como veremos a continuación, cada sistema presenta formas impresoras y estructuras de máquina diferentes. Esta diversificación, sin embargo, gira en torno a una diferencia fundamental que condiciona la estructura de máquina y el proceso impresor. Y es que cada sistema, en realidad, se desarrolla a partir de cómo la matriz impresora diferencia la zona de grafismos de la zona de contragrafismos, o, lo que es lo mismo, las zonas impresoras (entintadas) de las no impresoras (no entintadas).
A grandes rasgos, podríamos convenir en que la flexografía, el huecograbado y la serigrafía diferencian grafismos y contragrafismos de forma física, mientras que el sistema offset recurre al principio fisicoquímico de la repulsión mutua entre las sustancias grasas y el agua.
Los sistemas de impresión convencional y las respectivas formas impresoras
En la flexografía los grafismos de impresión se encuentran en relieve respeto a los contragrafismos. En huecograbado esta relación se invierte y se presentan los grafismos grabados en bajorrelieve en la matriz para alojar la tinta. La serigrafía, por su parte, explota la antigua técnica del estarcido. La matriz constituye un marco que tensa una malla a través de las aperturas (selectivas) de la cual la tinta superpuesta y presionada imprimirá el soporte inferior. Por su parte, la forma impresora de offset es una plancha en la que grafismos y contragrafismos se encuentran en el mismo plano de altura pero presentan propiedades fisicoquímicas diferenciadas, distinción que permite el entintado selectivo de las zonas impresoras.

3.3.Offset

El sistema offset (17) presenta una forma impresora, llamada «plancha», en la que las zonas impresoras (las que serán entintadas) y las no impresoras se encuentran a la misma altura. La plancha resulta, por lo tanto, plana. La diferenciación de grafismos y contragrafismos es posible gracias al referido principio de la repulsión mutua entre la tinta grasa y el agua.
(17) Podríamos traducir literalmente el término offset como «compensar» o «compensación», pero que para el caso interpretaremos como «indirecto» o «fuera de contacto».
3.3.1.Funcionamiento del sistema
La forma impresora como tal, la llamada plancha (plate), constituye una lámina muy delgada (de 0,20 a 0,30 mm) de aluminio, y por lo tanto de naturaleza hidrófila (afín al agua), que sustenta una fotoemulsión superficial de naturaleza oleófila (afín a la tinta grasa). El proceso de filmación/insolación y procesamiento de la plancha servirá para retirar la fotoemulsión superior de las zonas no impresoras. De esta forma se descubrirá la base alumínica hidrófila en los contragrafismos de la plancha y la fotoemulsión oleófila permanecerá únicamente en los grafismos o zonas impresoras.
El impresor recogerá la plancha procesada y la colocará en la máquina (habrá que sujetarla al cilindro portaplancha). Una vez montada, se iniciará propiamente el proceso de impresión que seguirá las fases siguientes:
1) Mojado de plancha
El cilindro portaplancha gira en continuo. Los rodillos mojadores entran en contacto con la plancha, pero el agua solo se adherirá a las partes descubiertas de emulsión de la plancha. Y es que los grafismos recubiertos de emulsión (por su naturaleza hidrófoba) rechazan el agua y permanecen secos. Esta película selectiva de agua enmascarará los contragrafismos (las partes descubiertas de emulsión) para evitar el entintado posterior.
2) Entintado de plancha
Los rodillos mojadores se retiran y los rodillos entintadores entran en contacto con la plancha humectada. La tinta solo se adhiere sobre las zonas no mojadas, es decir, las zonas emulsionadas que han rechazado previamente el agua. Por el contrario, los contragrafismos de la base, que sí han sido anteriormente humectados, no permiten la adhesión de la tinta, la rechazan.
3) Transferencia del grafismo entintado al cilindro intermedio mantilla
El cilindro portaplancha, una vez mojado y entintado, entra en contacto con un cilindro mantilla, de dimensiones equivalentes. Este cilindro intermedio se encuentra recubierto de caucho. Dada la impermeabilidad de este material, solo recogerá la tinta de los grafismos de la plancha. De hecho, su función es evitar precisamente la transferencia del agua de la plancha al soporte final de impresión. Hay que tener en cuenta que los soportes papeleros, utilizados en la impresión offset, son hidrosensibles. El agua y la humedad transforman sus características dimensionales.
4) Transferencia final del grafismo entintado del cilindro mantilla al soporte de impresión
El cilindro mantilla que ha recibido únicamente el grafismo entintado de la plancha, a su vez, transfiere este al soporte de impresión (papel) que se desplaza simultáneamente arrastrado por un cilindro de soporte (cilindro impresor).
A continuación el soporte ya imprimido se transfiere al siguiente cuerpo de impresión o a la salida de máquina.
La estructura de tres cilindros (portaplancha, mantilla e impresor), con las correspondientes baterías (conjunto de rodillos) de mojado y de entintado, forma el llamado cuerpo impresor. Cada cuerpo impresor trabaja por lo tanto con una sola plancha y con una única tinta. Así pues, para construir una cuatricromía (CMYK) se necesitará, en una impresión continua, una máquina de cuatro cuerpos. Hay que aclarar, sin embargo, que la impresión únicamente será a una sola cara.
Autoedición compuesta e impresión separada
Podríamos sintetizar el flujo gráfico, que culmina con la impresión offset como un proceso deconstructivo y constructivo. Iniciamos el proceso, durante la autoedición, diseñando de manera compuesta el arte final (fase de autoedición). Y es que visualizamos por pantalla el previsible resultado final cromático. A continuación, sin embargo, la rasterización reducirá los colores, que vemos compuestos en pantalla, a únicamente cuatro separaciones (CMYK) que serán correlativamente filmadas en planchas separadas. A continuación, cada una de ellas, montadas en máquina y entintadas, reconstruirán, mediante la impresión sucesiva de los cuatro cuerpos impresores, la imagen final sobre el soporte final (fase de impresión).
Imagen del interior de un cuerpo impresor y esquema ilustrativo de un cuerpo impresor offset
Estas imágenes se reproducen acogiéndose al derecho de citación o reseña (art. 32 LPI).
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3.3.2.Ventajas y limitaciones
La diferenciación entre grafismos y contragrafismos de la plancha, fundamentada en la repulsión mutua entre agua y tinta grasa, condiciona todo el sistema impresor. La presencia de agua en la máquina, entre otras repercusiones, implica:
1) La presencia de un cilindro intermedio entre la matriz y el papel, de naturaleza impermeable (llamado «caucho»), que recoja solo la tinta de la plancha y evite así la transferencia del agua de la plancha al soporte.
2) Controlar de manera exhaustiva y permanente la solución de humectación (18) para evitar, entre otras incidencias, variaciones en la consistencia del color a lo largo de la tirada (19) .
3) La necesidad de trabajar con tinta grasa (no disoluble en agua). Esta tinta, sin embargo, solo puede secarse por oxidación y/o penetración y por lo tanto no permite la impresión de soportes no absorbentes como las películas plásticas.
Pese a la limitación productiva en cuanto a los soportes plásticos y la necesidad de control continuo del equilibrio agua-tinta, el sistema offset ha contado y cuenta todavía con una gran cuota de mercado en la producción gráfica actual. Y es que ofrece una gran calidad en la impresión (solo superable por el huecograbado) y una alta productividad y rentabilidad.
Impresión offset frente a impresión digital
De hecho, para tiradas superiores a un intervalo aproximado entre las quinientas y las mil copias, la impresión offset resulta más rentable que la impresión digital. Para estas producciones es más rápida, permite una alta calidad y puede imprimir en formatos muy superiores al DIN A3 (límite convencional en las impresoras digitales) y en una mayor diversidad de tipos de soportes papeleros.
La impresión digital, por el contrario, es directa e inmediata. No necesita generar planchas de impresión ni ajustar la máquina, y por lo tanto rentabiliza la impresión en tiradas cortas. Por otro lado, la impresión digital permite personalizar cada una de las correspondientes impresiones.

3.4.Flexografía

La flexografía trabaja con una forma impresora en la que el grafismo se encuentra en relieve respecto al contragrafismo o base de la matriz. Por lo tanto, la distinción entre las dos zonas es física. Solo se entintará la cara superior de los grafismos elevados y esta será la que contactará con el soporte de impresión.
No se necesitará, por lo tanto, la intervención del agua para conseguir el entintado selectivo (como en el caso de la impresión en offset). Por lo tanto, tampoco será necesario trabajar con tinta de naturaleza grasa con las ventajas correspondientes.
3.4.1.Funcionamiento del sistema
La matriz de impresion flexográfica está formada por material fotopolímero (20) . Esta matriz puede presentar estructura de plancha discontinua –y entonces se denominará cliché– o estructura de cilindro completo – y entonces recibirá directamente el nombre de fotopolímero.
Una vez que esta matriz ha sido filmada y procesada, se traslada a máquina, donde se sujeta al cilindro portaforma correspondiente. Podemos entonces iniciar el proceso de impresión que, genéricamente, seguirá la siguiente secuencia:
1) Entintado del anilox
El anilox es el cilindro, situado dentro de la cubeta del tintero, encargado de trasladar la tinta al fotopolímero. Este cilindro, cerámico o metálico, se encuentra grabado con una trama de pequeñas cavidades llamadas alveolos. El anilox gira en el tintero y recoge la tinta en los alveolos. El tintero cuenta con una cuchilla, llamada Doctor Blade, que retira la tinta que sobresale de los alveolos. De este modo se garantiza una línea de tangencia plana en la superficie del anilox.
2) Entintado del fotopolímero por el anilox
El anilox, en su rotación, contacta ligeramente con la superficie de los grafismos elevados del cilindro portafotopolímero que a su vez también gira. De esta forma la tinta se traslada exclusivamente a los grafismos de impresión y no empasta todo el fotopolímero.
3) Transferencia del grafismo entintado al soporte
Una vez entintado, el fotopolímero transmitirá la tinta de los grafismos elevados a la banda de soporte (21) con la que se encuentra en leve contacto. Hablamos de leve contacto porque la naturaleza flexible del fotopolímero necesita que el contacto sea efectuado con la mínima presión. De lo contrario, un exceso de presión chafaría el fotopolímero contra la banda y el grafismo correspondiente se imprimiría deformado.
3.4.2.Ventajas y limitaciones
Este sistema «seco» permite trabajar con tintas líquidas que, en lugar de dispersar el pigmento (elemento de la tinta que transmite el color) en una base oleosa, como las tintas grasas offset, lo hacen en una base solvente (tinta líquida solvente) o en una base de agua (tinta líquida agua).
1) Esta formulación diferente facilita un secado inmediato de la tinta por evaporación y posibilita la impresión flexográfica sobre soportes no absorbentes, como las películas plásticas, además de los soportes papeleros propios del offset.
2) Igualmente, la no presencia de agua en el sistema elimina la necesidad del cilindro intermedio offset y, por lo tanto, la estructura de máquina y el proceso de impresión se simplifican.

3.5.Huecograbado

Este sistema utiliza una matriz cilíndrica donde el grafismo de impresión se encuentra grabado. Por lo tanto, el grafismo se sitúa en un plano inferior al contragrafismo, y precisamente esta naturaleza cóncava es la que permitirá que los grafismos grabados alojen y transmitan la tinta en el soporte con el que entrará en contacto.
3.5.1.Funcionamiento del sistema
El cilindro de huecograbado es un cilindro de base de acero y recubierto con un baño de cobre sobre el que la filmadora graba de forma mecánica (punta de diamante) o mediante láser los grafismos de impresión. Una vez grabado, a menudo el cilindro es recubierto con un baño de cromo para incrementar todavía más su resistencia. En todo caso, seguidamente el cilindro será colocado en máquina para completar el siguiente ciclo de impresión:
1) Entintado del cilindro
Dado que esta forma presenta los grafismos grabados, puede girar directamente dentro de la cubeta del tintero y recoger solo en los alveolos grabados la tinta correspondiente. Aun así, el tintero también cuenta con una cuchilla, denominada también Doctor Blade, que retirará la tinta que sobresale de la línea de tangencia de los grafismos grabados.
2) Transferencia del grafismo entintado al soporte
El cilindro grabado, una vez entintado, entra en contacto con un segundo cilindro que arrastra, a su vez, la banda de impresión. De esta forma la tinta alojada en las celdas grabadas del cilindro, se transfiere al soporte con el que entra en contacto y presión directa. La banda de impresión, que como decíamos es transportada por el llamado cilindro impresor, es conducida hacia los siguientes cuerpos impresores, en dirección final a la salida de máquina.
3.5.2.Ventajas y limitaciones
Podemos convenir, pues, en que la estructura del cuerpo impresor rotográfico y el proceso impresor presentan relativamente menor complejidad que los otros sistemas analógicos.
Por otro lado, la estructura y recubrimiento metálico del cilindro le otorgan tal dureza, que posibilita un grabado sumamente fino y preciso. Este grado de detalle confiere al huecograbado la máxima calidad de impresión posible de entre todos los sistemas. Asimismo, la extraordinaria solidez del cilindro garantiza una altísima producción que puede, de hecho, superar de largo el millón de impresiones.
El huecograbado, como la flexografía, también es un sistema «seco» que no utiliza agua y, por lo tanto, puede trabajar con tintas líquidas de secado inmediato que permiten imprimir sobre soportes plásticos. Igualmente puede imprimir sobre soportes papeleros, pero, a diferencia del offset o de la flexografía, solo con aquellos soportes de superficie muy lisa (estucados).
Una vez grabado, el cilindro se traslada a máquina, generalmente mediante dispositivos mecanizados, puesto que la forma rotográfica acostumbra a presentar unas dimensiones (y un peso) considerables. Estas grandes dimensiones permiten aumentar el número de copias por ciclo de impresión y, por lo tanto, rentabilizar el alto coste de la matriz y del sistema. Y es que tanto los materiales de la forma como el proceso de grabación hacen del huecograbado un sistema caro que, de hecho, solo puede rentabilizarse con tiradas muy largas.

3.6.Serigrafía

La serigrafía es el sistema analógico con menor implantación industrial de entre todos los analizados. La razón de esta presencia minoritaria residiría en las relativas limitaciones productivas y de calidad del sistema. De hecho, a menudo la producción serigráfica se realiza mediante estructuras semimecanizadas o incluso artesanales.
La forma impresora serigráfica se denomina pantalla y se compone de un marco o bastidor (preferentemente de aluminio, a pesar de que la serigrafía más artesanal los utiliza de madera), que sujeta una malla formada por una trama entrecruzada de filamentos de poliéster o nilón (si bien también puede ser metálica). En los orígenes la serigrafía utilizaba mallas de seda y de ahí provendría la denominación del sistema.
3.6.1.Funcionamiento del sistema
Como hemos indicado anteriormente, la serigrafía funciona según la técnica del estarcido. La pantalla como tal permitirá el paso de cualquier tinta que situemos encima. Así pues, habrá que obturar (cerrar) aquellas partes de la pantalla que no tienen que transmitir la tinta al soporte. Solo de esta forma conseguiremos imprimir los grafismos de forma selectiva. Para obturar la pantalla, previamente deberá emulsionarse.
1) Emulsionado de pantalla
La pantalla se emulsiona con el recubrimiento superficial de la malla por una fina capa de emulsión líquida fotopolimérica, que seguidamente se calentará para que se seque.
2) Insolación de pantalla
A continuación insolaremos la pantalla mediante la utilización del fotolito correspondiente. Situaremos, sobre la mesa de luz de la insoladora, el fotolito y por encima de este la pantalla emulsionada. El fotolito, pues, enmascarará aquellas partes de la pantalla que no deseamos que sean expuestas por la luz de la insoladora. Cerraremos la cubierta superior y generaremos el vacío suficiente en la máquina para que pantalla y fotolito estén en perfecto contacto. Seguidamente, iniciaremos la insolación. La iluminación ultravioleta, situada en el interior de la mesa de luz, atravesará únicamente las zonas transparentes del fotolito positivo, exponiendo por lo tanto las zonas no protegidas por este fotolito en la malla emulsionada.
Esta insolación selectiva endurecerá (polimerizará) solo las zonas expuestas y respetará la naturaleza original removible de las zonas no expuestas (enmascaradas por el fotolito).
3) Procesado de pantalla
Seguidamente, retiraremos la pantalla de la insoladora y la colocaremos en la llamada cubeta de lavado. Mediante un disparador de agua a presión retiraremos, al impactar contra la malla, únicamente las zonas que no han sido insoladas y que, por lo tanto, continúan removibles. Así únicamente permanecerán obstruidos los contragrafismos insolados de la pantalla y los grafismos enmascarados por el fotolito, una vez retirados por el agua a presión, quedarán abiertos.
Una vez secada la pantalla, ya podemos iniciar el proceso de impresión correspondiente.
4) Sujeción de la pantalla al bastidor de la máquina
El bastidor ofrece dos brazos a los que sujetaremos la pantalla. El bastidor, mediante un eje de bisagras, pivota sobre uno de los lados de la mesa de impresión. No en vano, esta estructura de máquina se denomina de libro, puesto que el funcionamiento de apertura y cierre recuerda al de un libro.
5) Fijación y registro del soporte de impresión sobre la platina o base de impresión
6) Acercamiento de la pantalla sobre el soporte de impresión
Bajaremos el bastidor, sujetador de la pantalla, hasta acercarlo a la base. Pero respetaremos una mínima distancia, denominada salto, que tiene que evitar que la pantalla quede adherida al soporte sin desprenderse y estropee la impresión.
7) Impregnación de la tinta (semiviscosa) sobre uno de los extremos de la cara superior de la pantalla
8) Extensión de la tinta a través de la superficie superior de la pantalla (lado tintero) mediante una regleta de goma
Simultáneamente a este movimiento continuo, hay que presionar a la vez la pantalla contra el soporte. No solamente conseguiremos así extender uniformemente la tinta, sino también forzar el paso de la tinta por las partes abiertas de la malla y transferirla, pues, al soporte.
9) Levantamiento del bastidor de pantalla y retirada del soporte inferior fijado
Estampación «artesanal» sobre un soporte textil
La estampación por serigrafía se ha industrializado, pero globalmente la serigrafía conserva casi siempre una parte de intervención manual.Fotografía: David Gómez 2008, Creative Commons Reconocimiento CompartirIgual 3.0-es
La estampación por serigrafía se ha industrializado, pero globalmente la serigrafía conserva casi siempre una parte de intervención manual.
Fotografía: David Gómez 2008, Creative Commons Reconocimiento CompartirIgual 3.0-es
3.6.2.Ventajas y limitaciones
La vida útil de cada pantalla, una vez emulsionada y en máquina, es muy inferior a la de los otros sistemas. La tirada, por lo tanto, también será más reducida.
A estas restricciones productivas hay que añadir que la calidad de impresión es notoriamente la más limitada de todos los sistemas. La estructura de tejido entrecruzado de la malla que sustenta la emulsión limita la lineatura máxima de trama. En la práctica esta limitación se afronta con la impresión exclusivamente de imágenes de línea (no tramadas y vectoriales) o con tramas muy gruesas, que a veces hasta se explicitan gráficamente como una opción de diseño.
Aun así, la serigrafía ofrece dos ventajas inasumibles por los otros sistemas:
1) Consigue la capa de tinta impresa de mayor grosor, lo que la hace ideal para la señalética y cartelería exterior y permanente.
2) Imprime, y eso constituye su gran punto fuerte, sobre cualquier tipo de material y de estructura. La serigrafía puede imprimir sobre todo objeto plano así como volumétrico de materiales papeleros, plásticos, textiles, metálicos, cerámicos, de vidrio, etc. Por esta razón, la serigrafía ha logrado una gran implantación en la estampación textil y una intervención a menudo inestimable en la producción de objetos volumétricos (junto con otro sistema relacionado como es la tampografía) para diferentes industrias (gráfica, bienes de consumo como moda y complementos, construcción y decoración, automovilística...).

4.Preimpresión e impresión

Una vez examinados los diferentes sistemas de impresión digital y analógica, revisamos a continuación algunos de los condicionantes que hay que abordar en la autoedición del proyecto gráfico. Estos son algunos de los parámetros relacionados que deben controlarse:
1) Resolución
2) Selección de color
3) Gestión de color
4) Sobreimpresión (trapping)
El análisis de estos parámetros nos tiene que reafirmar en la necesidad de atender las condiciones productivas para dar respuesta a los respectivos condicionantes durante el proceso de diseño y autoedición. Solo así será posible un proyecto gráfico viable o, lo que es lo mismo, que el diseño digital mostrado al cliente (en pantalla) sea finalmente reproducible como tal y rentable. No en vano, uno de los lamentos comunes entre preimpresores e impresores es la necesidad de «reajustar» lo creado en pantalla por el diseñador para hacer posible la impresión.

4.1.Resolución

No desarrollaremos la naturaleza e implicaciones de este parámetro fundamental que ya hemos estudiado con detalle previamente. Únicamente recordaremos, una vez más, que los gráficos en mapa de bits se encuentran condicionados por la resolución correspondiente.
La resolución digital no es un valor constante. Por el contrario, habría que ajustarla a las condiciones de salida. Es decir, habrá que configurar su valor sobre la base del cálculo relacionado con el dispositivo concreto de salida.
Hay que recordar que una resolución inferior a la necesaria provocará una reproducción de la imagen pixelada. Por el contrario, una resolución excesiva ocasionará un sobrepeso en memoria que dificultará gravemente la gestión y transferencia del archivo, la rasterización y que podría provocar, incluso, riesgo de corrupción de los archivos. En este sentido, hay que tener en cuenta que en una maquetación con imágenes bitmap sobredimensionadas en resolución, el problema se multiplicará por tantas imágenes como integre el arte final.
Para configurar, pues, la resolución conveniente atenderemos a las condiciones de producción y calcularemos el valor mediante las formulaciones que desarrollamos con detalle en el punto 2.4., «Cálculo de la resolución», del módulo «Gráficos digitales» de nuestra asignatura.
Por otro lado, también conviene recordar que los gráficos vectoriales no presentan resolución. Son escalables. Se podrán redimensionar sin presentar un peso en memoria excesivo. Así pues, habrá que valorar, si procede, el posible recurso a este tipo de ilustraciones (aunque sea de forma combinada con imágenes en mapa de bits).

4.2.Selección de color

La selección de color constituye el espacio de color real formado por la gama de tintas disponibles en la impresión concreta de un arte final. El ejemplo más ilustrativo, y por otro lado más habitual, de selección de color es la cuatricromía convencional. Así, cuando un dispositivo (digital o analógico) utiliza estas cuatro tintas, el espacio de color real que reproducirá el impreso corresponderá al que ofrezca la combinación de la cuatricromía, el espacio CMYK. Hay que aclarar, sin embargo, y tal como veremos al presentar la gestión de color, que este espacio no es constante y varía en función del sistema, la máquina y el soporte de impresión concretos.
La selección de color CMYK se conoce también como selección de tintas proceso y puede reproducir de cuatro mil a cinco mil tonalidades. Por el contrario, la selección de color de tintas planas utiliza exclusivamente tintas directas (una por cuerpo impresor) donde cada una de ellas reproduce una tonalidad concreta.
Igualmente podemos establecer otras selecciones de color como por ejemplo la pentacromía o la hexacromía. La primera de ellas incorpora una tinta plana (o un barniz de sobreimpresión) a las tintas proceso para reforzar alguna tonalidad concreta o crítica. La hexacromía (CMYKOG (22) ), por su parte, añade las tintas verde y naranja a las cuatro tintas convencionales de proceso.
La impresión con tintas planas evidencia que, desde la gestión del diseño y la autoedición, hay que tener en cuenta la selección de color. Y es que conviene trabajar digitalmente en el espacio cromático real de reproducción para garantizar una consistencia de color sólida. Así, en cuanto a las cuatricromías es conveniente trabajar digitalmente en el espacio RGB (porque ofrece un rango cromático muy superior) y dejar que sea el RIP el que convierta el arte final RGB en la selección final CMYK. Por su parte, si realmente imprimiremos mediante tintas planas habría que incorporarlas en el diseño digital a través de las bibliotecas de color oportunas y por lo tanto no componer los colores en RGB. Esta exigencia se vuelve todavía más necesaria en sentido inverso y es que a menudo se diseña con tintas planas, a pesar de que la impresión final utilizará exclusivamente tintas CMYK (tanto en impresión digital como en analógica). Esta incoherencia generará que varias tonalidades, o todas ellas, se impriman de forma significativamente diferente a su visualización en pantalla. Aparte de las complicaciones en la producción posterior, esta incoherencia podría ocasionar graves problemas con el cliente, especialmente si el diseñador ha comprometido el proyecto en función de los colores de pantalla.

4.3.Gestión de color

La gestión de color es uno de los aspectos más complejos y, aun así, interesantes de la producción gráfica. Un proyecto gráfico profesional no tendría que prescindir de este enfoque. A pesar de que la complejidad del tema exigiría un módulo de estudio propio, esbozamos seguidamente una introducción básica sobre la cuestión para valorar, por lo menos, el grado de acondicionamiento de las características de salida sobre el diseño gráfico digital.
La gestión de color pretende garantizar la consistencia de color del proyecto gráfico desde la autoedición (e, incluso, más atrás en el flujo de trabajo, como en la posible digitalización de los originales) hasta la impresión final o, lo que es lo mismo, que el color que el diseñador visualice en pantalla y presente al cliente sea el mismo que se reproducirá en la impresión final.
Controlar esta estabilidad cromática es imprescindible porque el color fluctúa. En este sentido, hay que interpretar cada tonalidad como la expresión de un valor cromático concreto dentro de un espacio de color determinado. Aun así, este espacio de color no es estable, ya que varía con cada dispositivo que atraviesa el flujo de trabajo. Por lo tanto, si el espacio de color es diferente, necesariamente también lo tiene que ser el valor cromático correspondiente.
Ejemplo
Un ejemplo extremo pero que pretende resultar ilustrativo de las implicaciones de la cuestión sería el siguiente: un amarillo de un original físico vira hacia un amarillo anaranjado en la digitalización (escaneado). A continuación se reproduce en la pantalla del diseñador como un naranja y finalmente, después de la rasterización y la filmación, la primera copia válida en la impresión en offset se reproduce como un rojo. Es posible, además, que el rojo saturado de esta primera copia válida de la impresión pueda convertirse en un rojo menos saturado en la impresión número diez mil (a pesar de que esta variación sería una disfunción propiamente de la impresión).
La solución a esta inconsistencia del color no se encuentra en intentar igualar los diferentes espacios de color, ya que necesariamente tienen que ser diferentes, dadas las condiciones físicas y técnicas que los determinan. Hay que tener en cuenta, por ejemplo, que el espacio digital RGB (espacio de color de pantalla) posibilita un rango cromático de 16,7 millones de colores muy superior a la gama máxima de cuatro mil a cinco tonalidades reproducibles por el espacio de impresión CMYK. Lo que hay que conseguir, pues, es que el color reproducido sea perceptualmente todo lo estable posible a lo largo del flujo, pese a las variaciones de espacio de color. Y para conseguir esta consistencia, en primer lugar hay que determinar el modelo cromático exacto que cada dispositivo del flujo puede reproducir. Este proceso de análisis e «identificación», realizado mediante un hardware y software específico, se denomina caracterización. La información obtenida se estructura en un script digital llamado perfil. Así pues, para garantizar una gestión de color eficiente habría que disponer del perfil cromático de cada dispositivo (con las versiones respectivas según el tipo de soporte) del flujo de producción que seguirá todo proyecto gráfico.
Como hemos comentado, estos perfiles se obtienen mediante un dispositivo especializado. Adicionalmente, sin embargo, a los perfiles personalizados por cada hardware (pantalla, impresora digital, máquina offset, etc.), instituciones especializadas como, por ejemplo, la asociación FOGRA ponen a disposición de los profesionales perfiles estandarizados, basados en unas condiciones normativizadas (fundamentadas especialmente en la norma ISO 12647, correspondiente a la impresión gráfica) de salida.
Los perfiles permiten que la inevitable modificación cromática que se producirá a medida que avanzamos por el flujo de trabajo productivo, a través de los diferentes dispositivos, sea controlada. En este punto, sin embargo, hay que aclarar que una gestión de color, para ser realmente efectiva, no tendría que pretender garantizar que el color del dispositivo A sea perceptivamente similar en el siguiente dispositivo B y así sucesivamente. Y es que la lógica de la gestión del color es finalista. Dado que el color realmente decisivo es el color del soporte final, el que verá el cliente; la gestión de color parte de esta premisa. Habrá que tener en cuenta el espacio cromático del dispositivo final, ya sea pantalla o impresión digital o analógica (sobre un tipo de soporte concreto), para incorporar el perfil correspondiente a la fase de autoedición. Así los diferentes profesionales que intervendrán en el diseño y autoedición trabajarán en pantalla en función de aquel. Y, seguidamente, este perfil de salida será el que utilizará la prueba de color correspondiente para anticipar al cliente los colores finales imprimibles.
Así pues, una vez más, nos encontramos ante la conveniencia de desarrollar la gestión del arte final en función de las condiciones de salida. En este caso, además, la cuestión se convierte en capital porque la consistencia de color, como hemos visto, puede resultar bastante crítica y en el entorno profesional no satisfacerla podría ocasionar que el cliente final no acepte una tirada. Si, volviendo a aquello que hemos apuntado anteriormente, tenemos en cuenta que la pantalla del diseñador, trabajando en un espacio RGB, muestra 16,7 millones de colores, de los cuales solo entre cuatro mil y cinco mil serán reproducibles en una impresión CMYK, podemos valorar la dimensión de una eventual inconsistencia de color.

4.4.Sobreimpresión (trapping)

El fenómeno de la sobreimpresión y la intervención correspondiente aparece en dos fases diferenciadas del flujo de trabajo.
En primer lugar, y en cuanto a la autoedición, cuando encontramos en un diseño un grafismo de un color sobrepuesto a otro de diferente color (por ejemplo, dos círculos concéntricos, uno amarillo y otro azul), el dispositivo de pantalla, por defecto, no representa en la zona superpuesta el color resultante de la combinación de las dos tonalidades (presumiblemente el verde), sino la tonalidad del grafismo superior (el amarillo, por ejemplo).
El software aplica una técnica de superposición llamada calado, que reserva vacía la zona del grafismo inferior solapada por el grafismo superior. Esta técnica de representación por pantalla, también por defecto, es la misma que se utiliza en la impresión.
El grafismo inferior, el círculo base, no se imprimirá en aquella parte solapada por el círculo concéntrico superior. De lo contrario la naturaleza semitransparente de las tintas generaría un color diferente del buscado. Por lo tanto, podríamos concluir que la impresión, en cuanto a la sobreimpresión, recurre también a la técnica del calado o reserva.
El segundo aspecto se encuentra relacionado directamente con la manera como se materializa esta reserva impresa. En este punto tenemos que recordar que la impresión analógica se construye secuencialmente, es decir, tinta a tinta sobre el soporte que se desplaza entre los cuerpos impresores respectivos. Pese a la precisión de las máquinas actuales, este proceso de impresión tiene que contar con el riesgo de que las tintas respectivas no se impriman exactamente allí donde les corresponde en el soporte. Las altas velocidades de producción pueden generar desplazamientos eventuales que, a pesar de ser inferiores a un milímetro, descubrirían entre grafismos contenidos de colores diferentes un filete interior del color del soporte (presumiblemente blanco). Así si los colores adyacentes son relativamente opacos este filete (blanco) se hará visible por contraste y romperá la ilusión de continuidad cromática entre los dos colores. De hecho, podría incluso provocar la sensación de enmarcado de los grafismos afectados. Así pues, para compensar esta posible incidencia, en aquellos grafismos contiguos, de colores diferentes, se fuerza una superposición mínima del contorno exterior del uno sobre el otro.
Esta técnica, denominada de reventado, ampliará o disminuirá, en la impresión, el contorno de aquel grafismo (de los dos) en que la relación cromática resultante de la superposición sea la menos visible. Por lo tanto, resulta fundamental reventar el color adecuado. De no hacerlo, se podría conseguir precisamente el mismo efecto de enmarcado que se pretende evitar.
La realización de este reventado y los valores correspondientes serán ejecutados por el dispositivo RIP en el procesamiento del arte final. Los resultados se materializarán en la filmación o la impresión digital resultante.

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