La netiqueta |
En 1995, en plena prehistoria de Internet, la directiva de Intel Sally Hambridge ya intentó plasmar en un documento técnico el primer protocolo de buenas prácticas en el uso de la Red. Su iniciativa ha ido evolucionando en un sinfín de recomendaciones que, sin llegar a cristalizar en códigos de conducta, constituyen un auténtico manual del buen uso de los canales digitales de comunicación. Se conocen popularmente con el nombre de netiquette (o netiqueta en su versión castellanizada), que ha surgido a partir de conjuntar el término francés etiquette (buena educación) con el vocablo inglés net (red). Sin que necesariamente debamos considerarla y asumirla como una normativa cerrada de comportamiento, la evolución de la netiqueta nos proporciona recomendaciones a tener muy en cuenta para aprovechar al máximo las potencialidades comunicativas de los canales digitales a partir del sentido común y las convenciones sociales que los humanos ya habíamos ido desarrollando antes del surgimiento y el desarrollo de Internet. En síntesis, la netiqueta nos aconseja lo siguiente: |
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Con recomendaciones más o menos vigentes a través de la evolución de Internet, la netiqueta nos recuerda la clave fundamental de la comunicación en red: formamos parte de un conjunto de personas interrelacionadas electrónicamente. Por lo tanto, cuanto más cívicas sean nuestras acciones individuales en la Red, mejor contribuiremos a la convivencia en sus distintos ámbitos sociales y más nos beneficiaremos individualmente de ello como uno más de sus miembros. | |||
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