No pretendemos sentar cátedra (en ninguno de los módulos
de este curso), pero una vez más nos remitimos al uso de las palabras para que las
utilicemos en consecuencia: Pero los especialistas en realidad virtual afirman que las
pinturas de las cavernas ya eran ejercicios de realidad virtual -y posiblemente mucho más
convincentes para los usuarios de entonces que los ensayos actuales-. Y los economistas
hace años que se refieren a la virtualidad del dinero y del comercio. Por lo tanto la
definición de comunidad virtual no debería quedar exenta de crítica.
Todas las comunidades digitales son, efectivamente, virtuales. Pero la comunidad
católica, la comunidad azulgrana o la comunidad de amantes de las setas son igualmente
virtuales, sin necesidad de bits. Se refieren igualmente a universos imprecisos que
generan sinergias entre individuos, que crean conciencia de grupo y que utilizan diversas
herramientas para crear y distribuir flujos de información.
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Todas las comunidades
digitales son virtuales, pero no todas las comunidades virtuales son digitales. Para
suerte de sociólogos, antropólogos y psicólogos... |
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Nosotros nos centraremos en las comunidades digitales.
La formación de comunidades digitales
La existencia de comunidades digitales está completamente ligada a la existencia de
redes telemáticas: si se crean redes telemáticas es para permitir la comunicación entre
individuos y organizaciones, y los individuos y las organizaciones no se comunican entre
sí al azar y sin motivo, sino que lo hacen porque tienen información e intereses a
compartir.
Antes de la popularización de Internet, en diversos ámbitos académicos,
profesionales, o simplemente de ocio, ya se utilizaban las BBS. La existencia de una BBS
comportaba por fuerza la existencia de una comunidad, o más de una. Aún hoy, con unas
redes tan pobladas como las metrópolis urbanas, la fase en la que el individuo se
enfrenta solo al resto de Internet se restringe a los primeros días o semanas de
conexión. Poco a poco va estableciendo un sistema de relaciones con otros individuos. A
veces estas relaciones se cristalizan en buena parte en el seno de una comunidad digital
constituida. Otras no, y precisamente la consolidación de estas sinergias entre
individuos es lo que acaba constituyendo una nueva comunidad digital. Y si después de
unas semanas la persona debutante no encuentra su círculo de relaciones digitales muy
posiblemente su interés por integrarse en la red disminuirá hasta quedar restringido a
un uso meramente utilitario o profesional. Es natural, los seres humanos somos, en
principio, sociales.
Las primeras comunidades digitales tuvieron finalidades académicas, puesto que la red
en si tenía fines académicos. Pero la gente empezó a conocerse y a coger confianza,
abriendo nuevas sendas en las posibilidades de relacionarse en un nuevo medio como
Internet, y poco a poco empezaron a surgir grupos de relaciones sobre temas
"extralaborales". Música, deportes, política y por supuesto sexo figuran como
temas de conversación y diálogo en Internet desde mucho antes de la creación de la
World Wide Web.
El paso siguiente al intercambio de información fue el intercambio de servicios
(traducciones, programación de aplicaciones, inscripciones a congresos, etc.) y productos
(programas informáticos, material de coleccionista, informes, dossiers, etc.). Estos
intercambios precarios irían evolucionando hasta configurar el actual comercio
electrónico.
La evolución sostenible (para utilizar términos ecologistas) empezó a alterarse allá
por el 1996 y posiblemente en estos momentos estemos viviendo (o estemos a punto de vivir)
una fase en la que la inflación que rodea el concepto de comunidad virtual" es
altísima. Todo esto viene producido por el empuje de los principales inversores privados
de la red, que han convenido en pronosticar que su clientela hoy por hoy (o hoy por
mañana) se encuentra en las comunidades digitales.
Así, hoy encontramos comunidades digitales bajo las piedras. No sólo nos podemos
apuntar gratis a las comunidades más variopintas, sino que desde hace unos meses los que
denominamos "portales" ofrecen a cualquiera la oportunidad de montar su propia
comunidad, gratis y en cuestión de minutos. Como su intención de convertirse en portales
de Internet ha fracasado, han rebajado sus propósitos y ahora intentan convertirse en
portales de sus comunidades vecinales. Microsoft Network (MSN), Yahoo!, Excite, Lycos y a
más distancia Ciudad Futura, Telépolis y Olé intentan posicionarse en este mercado.