Una vez se han obtenido los resultados del estudio, su interpretación trata de evaluar críticamente si la respuesta observada es correcta y contesta a la pregunta formulada al inicio, o si, por el contrario, existen explicaciones alternativas. Así, hay que revisar críticamente aspectos del diseño y del análisis que pueden conducir a una interpretación errónea. Se trata de revisar si se ha introducido algún sesgo en la selección de los participantes y/o en la información que se recoge de ellos, si el número de sujetos incluidos es suficiente para responder a la pregunta planteada y si se han tenido en cuenta posibles factores de confusión. En el análisis, hay que revisar si la estrategia y técnicas de análisis son las correctas, si se han controlado los factores de confusión o si se han excluido del análisis sujetos que puedan sesgar el resultado.
Los errores sistemáticos (sesgos) y los factores de confusión, afectan la validez interna del estudio, es decir, el grado en que los resultados son válidos (libres de sesgos o errores sistemáticos) para la población que ha sido estudiada, es decir, el grado de concordancia entre la estimación del efecto obtenida en el estudio y el parámetro que se pretende estimar (la verdad). La validez interna es independiente de la externa, de forma que la presencia de la primera no obliga a la segunda. La validez externa se refiere al grado en que los resultados de un estudio pueden ser generalizados a otras poblaciones distintas.
Dos son los errores que se han de minimizar en cualquier estudio: el aleatorio y el sistemático.
Tabla 12. Criterios de calidad de una investigación