Podemos considerar que una ventaja competitiva es una posición de superioridad perdurable sobre los competidores por lo que respecta a la preferencia del consumidor. Estas ventajas competitivas aparecen como el resultado de la habilidad de la organización para diferenciarse, a ojos del cliente, de la competencia, o gracias al hecho de actuar con un coste menor.
Cadena de valor
A través de sus estudios, Michael Porter ha intentado impulsar la búsqueda de ventajas competitivas para las empresas en los aspectos que proporcionan valor a los productos para los clientes. A partir del concepto de cadena de valor, Porter argumenta que la ventaja competitiva no se puede alcanzar si se considera a la empresa como un todo, sino que se deben tener en cuenta las diferentes actividades que realiza la empresa (diseño, producción, comercialización, etc.). Cada una de estas actividades puede contribuir a la consecución de ventajas competitivas, mediante una posición ventajosa de costes relativos menores o mediante la creación de una base de diferenciación.
La cadena de valor descompone una firma en un conjunto de actividades de apoyo y de actividades primarias. La empresa puede obtener ventajas competitivas si consigue realizar las actividades estratégicamente relevantes de una manera más barata o mejor que los competidores. Por lo tanto, la manera como se gestionan estas actividades es la que aporta las ventajas competitivas.
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Figura 1. Cadena de valor
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