En cualquier proyecto informático, lo primero que hay que hacer es determinar los objetivos (sólo tienen que identificarse las finalidades globales del proyecto, no hace falta especificar cómo se alcanzarán), las funciones principales que tiene que realizar el producto, el rendimiento (requisitos de tiempo de respuesta y procesamiento), las interfaces que se necesitarán, las restricciones técnicas (hardware, memoria, etc.) y de gestión (presupuesto, etc.) con las que contará y la fiabilidad que se quiere que tenga el producto (en el hardware puede medirse por el tiempo que tarda en aparecer un error; la medición de la fiabilidad del software es más compleja).
El director del proyecto informático debe tener la capacidad de no perder de vista el objetivo global del proyecto por culpa de los detalles, entender conceptos abstractos y reorganizarlos con el fin de llegar a alguna solución, descubrir los hechos importantes que le ofrecen fuentes confusas y a veces en conflicto, y comprender entornos del usuario/cliente.