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La documentación que obtengamos en esta etapa tiene que ser aprobada tanto por la parte que utilizará el sistema (el cliente) como por el equipo que lo llevará a cabo o su representante.
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El documento que contenga los requisitos del sistema especificará los servicios que tiene que proporcionar y las restricciones bajo las cuales actuará. Hay que tener en cuenta que los requisitos son atributos del sistema que se pueden comprobar, no cualidades objetivas. Tampoco tenemos que confundir este documento con los que necesitamos cuando hacemos el análisis del proyecto. No se trata de realizar el documento de diseño, no se tiene que explicar cómo hacerlo, sino definir qué hay que hacer.
Por lo tanto, se definirán las funciones que ejercerán el hardware y el software del sistema, el rendimiento que se espera de ambos, las interfaces necesarias, etc.
Como cualquier sistema informático, la representación se puede realizar mediante el modelo entrada-proceso-salida, y en los requisitos se describirán la organización lógica de los datos utilizados por el sistema y las relaciones que establecen entre sí, es decir, la base de datos del sistema.
En esta etapa de definición tenemos que conseguir un modelo conceptual del sistema, donde queden bien especificados tres elementos clave: las funciones, los datos y el control.
Esta documentación será tan extensa como sea preciso, constará de un buen índice o varios y de un glosario en el que se definan todos los términos que se consideren convenientes. El glosario no implicará ningún conocimiento técnico del posible lector y, por lo tanto, servirá para expertos y usuarios.