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Soluciones software integradas
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Inicialmente, las aplicaciones software se desarrollaban (y se aplicaban) a segmentos individuales de la cadena.
La mayoría de las soluciones fueron desarrolladas independientemente una de otra y pensando básicamente en áreas funcionales de la empresa (finanzas, marketing, producción, recursos humanos, etc.). Esta manera de actuar dificultaba que los diferentes departamentos hablasen en el mismo lenguaje y obligaba a multiplicar las entradas de datos. Como consecuencia, la información se obtenía con retraso, desagregada, e incluso inconsistente.
A medida que estas soluciones han ido madurando, ha surgido la necesidad de integrarlas. Según Sandoe y Saharia (2001), las soluciones software de integración de la cadena de suministro aportan los siguientes beneficios:
- Beneficios tangibles: reducción de inventario, reducción de personal, aumento de la productividad, mejora de gestión de compras, reducción del gasto en tecnologías de la información, reducción del coste de suministro, aumento de los ingresos, reducción de costes en transporte, reducción en los costes de mantenimiento y mejora en la entrega a tiempo de los pedidos.
- Beneficios intangibles: visibilidad de la información, aparición de nuevos procesos o de procesos optimizados, estandarización, flexibilidad, mejor actitud de los clientes.
 La integración de la cadena de suministro va íntimamente ligada con la informatización de las actividades de la cadena.

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Los sistemas que realmente empezaron a integrar las diferentes actividades de las empresas fueron los ERP, que se concentraban en la integración de los procesos de negocio, con lo que se conseguía reducir los costes y aumentar la eficiencia de los procesos.
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Posteriormente, los ERP se extendieron e incluyeron a proveedores y clientes internos. Más tarde se incorporaron los proveedores y clientes externos en lo que se conoció como extended ERP software. La ampliación definitiva de los ERP se ha dado con la inclusión de mercados y comunidades virtuales.

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A pesar del importante ahorro que supuso la implantación de la primera generación de proyectos ERP, a finales de la década de los noventa su ventaja competitiva empezó a desdibujarse. Apareció una segunda generación de soluciones ERP que dio prioridad a la mejora de la eficiencia de las transacciones, el soporte a la toma de decisiones, por encima del comercio electrónico y la gestión de la relación con los clientes (CRM).
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Los proveedores de software de tipo SCM independientes trataron de satisfacer esta necesidad de sistemas orientados a servir de apoyo en la toma de decisiones. Es decir, los proveedores de soluciones SCM han aparecido como un complemento a los sistemas ERP, proporcionando soporte al comercio electrónico y a la toma de decisiones.
La creación de un plan a partir de un sistema SCM permite a las compañías analizar rápidamente el impacto de sus acciones a lo largo de toda la cadena de suministro, incluyendo la demanda de los clientes. Por tanto, tiene sentido integrar las soluciones ERP y SCM.
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A las compañías que pretenden trabajar con las dos soluciones se les ofrecen dos opciones:
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- Trabajar con sistemas de fabricantes diferentes. Por ejemplo, trabajar con SAP R/3 como solución ERP y añadir el sistema de Manugistics como solución SCM.
- Encontrar vendedores de soluciones ERP que añadan a sus productos herramientas de soporte a la toma de decisiones. Esto resolvería el problema de la integración, pero el resultado final no sería tan potente, ya que el número de herramientas que añadirían nunca sería tan completo como en el caso de desarrollarse de forma específica. Lo que sí está pasando es que muchos vendedores de soluciones ERP están añadiendo estas herramientas por otro motivo: es más barato para el cliente final comprar una solución única que implantar las dos herramientas más un proyecto de integración.
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