La "red de redes" no tiene una arquitectura definida como tal. Internet crece sin cesar y, de manera exponencial, la existencia de un número creciente de medios de acceso y el bajo coste de adquisición de equipos hacen que Internet se esté convirtiendo en el fenómeno social e internacional que está transformando las formas de comunicación y los negocios.
La arquitectura y diseño de Internet permite que en todo momento y sin muchos problemas se incorporen redes nuevas u ordenadores nuevos. Esta evolución constante y el dinamismo de su crecimiento provocan que la arquitectura de Internet no pueda reflejarse en un momento en el tiempo, sin que una hora más tarde haya cambiado. Esta libertad en su desarrollo y su inercia permite un crecimiento exponencial, ya que la aparición de un nodo –extremo de un segmento de comunicación– implica la aparición de múltiples usuarios potenciales.
La gobernabilidad de Internet es otro de los factores que también provoca su identificación como tal y la flexible habilidad de su desarrollo. Podríamos decir que la responsabilidad de gobernar y gestionar Internet es al mismo tiempo de todos y de nadie. Existen varias organizaciones que comparten la gestión de Internet, pero ninguna tiene su control completo. Un fenómeno que permite aumentar este dinamismo es la globalización de los usuarios de Internet al haber nodos de conexiones a lo largo de todo el mundo a un coste muy bajo.
Si identificamos los puntos clave que constituyen la arquitectura de Internet, veremos que se estructura en una jerarquía de interconexión en tres niveles: