Por último, y no menos importante, el gestor del conocimiento debe ser el mejor vendedor de la cultura del conocimiento, apoyando la creación, el uso y la difusión de éste, utilizando de la mejor manera posible la tecnología que se haya ido desarrollando para este fin.
En muchas organizaciones no existe la figura del gestor del conocimiento. La mayoría de proyectos de este tipo se llevan a cabo cuando se descubren carencias que se deben solventar u oportunidades que conviene aprovechar. En cualquier caso, el primero de los pasos que se debe dar, haya o no gestor del conocimiento, es la consecución de la implicación en el proyecto de un miembro de la alta dirección con capacidad de decisión y con poder de influencia.
Por supuesto, alguien se tendrá que hacer cargo de la gestión del proyecto y llevar a cabo las labores que realizaría el gestor del conocimiento.
En cuanto al departamento de informática y el departamento de Recursos Humanos, su colaboración suele ser fundamental.