Los grupos autónomos de trabajo constituyen una forma de organización del trabajo basada en la consideración del grupo atribuyendo a cada grupo de trabajo una responsabilidad colectiva en la ejecución de unas tareas concretas, de forma que el grupo decide cómo las ejecuta, proporcionando a cada miembro posibilidades de aprender y practicar diferentes competencias dentro del área atribuida al grupo.
Estos grupos derivan de la necesidad de aproximar el centro de decisión al puesto de trabajo, de garantizar la interdependencia de las tareas, la coordinación de las informaciones y de los roles, asociada al objetivo de enriquecimiento del trabajo.
Estos grupos tienen una mayor acogida en estructuras orgánicas flexibles entre las distintas unidades, con pocas reglas y procedimientos formales y autoridad descentralizada.
Cada organización debe considerar qué grupos son más apropiados teniendo en cuenta su cultura.