La aplicación de esta teoría a la política retributiva sugiere que la remuneración tendrá un efecto motivador en la medida en que se den las siguientes premisas:
- El empleado debe percibir que incrementando su esfuerzo mejorará sus resultados (instrumentalidad).
- El empleado debe percibir que mejorando sus resultados obtendrá una mayor recompensa (expectativa).
- La recompensa debe ser importante para el empleado en su escala de valores (valencia).
El gráfico adjunto ilustra gráficamente este esquema de funcionamiento.

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| La consideración de los principios de la teoría de las expectativas es esencial cuando se diseña el sistema retributivo, especialmente en lo concerniente a los criterios de remuneración (cómo y en función de qué se paga). |
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La incidencia de la percepción subjetiva es todavía más importante en este esquema, por lo que la existencia de un buen plan de información y comunicación se convierte en una condición imprescindible. Por ejemplo, si los empleados no entienden cómo funciona el sistema de incentivos, difícilmente percibirán la relación entre resultado y recompensa y, en consecuencia, el efecto motivador pretendido puede quedar totalmente devaluado.