El más utilizado es, sin duda, el servidor HTTP, que se encargará de servir las peticiones de usuario de los documentos web. Estos servidores ejecutan las peticiones gracias al protocolo HTTP (HyperText Transfer Protocol), que se encarga de gestionar el intercambio de información entre el cliente web y el servidor HTTP, y crean un sistema globalizador de distribución de información que denominamos
web.

Su funcionamiento es muy sencillo y se basa principalmente en diferentes operaciones de solicitud y respuesta, donde un cliente web establece una conexión con el servidor enviándole los datos de su petición. Entonces, el servidor web procesa la petición y responde al cliente. Las peticiones pueden apuntar a un objeto o un recurso, ya sea una página web, un fichero, un CGI, etc., que se reconocen gracias a su dirección URL (Uniform Resource Locator).
El conjunto de petición/respuesta HTTP se denomina transacción. El protocolo HTTP utiliza la conexión TCP/IP, que mantendrá sólo en el tiempo que dure la transacción para cortarla una vez que se haya efectuado. Después, ni el cliente ni el servidor son capaces de "recordar" el último estado de la conexión. Para paliar en parte este problema, los programadores de servidores han implementado el uso de la memoria caché de conexión, por la cual el servidor no cierra la conexión justo al acabar la respuesta a la petición. De esta manera, el servidor puede responder más ágilmente una nueva consulta del cliente.
En la "conversación" que establecen, los servidores y los clientes pueden enviarse información referente al formato de la respuesta de manera dinámica, con lo que se permite un intercambio de información que no se adecue estrictamente a los estándares. El proceso es muy simple, ya que el servidor puede incluir en la cabecera HTTP de la respuesta una información, denominada metainformación, relativa al documento que envía al cliente. Éste, por su parte, puede hacer uso de esta información para interpretar mejor y de forma más rápida los datos de la respuesta. Además, el protocolo HTTP es totalmente transparente y podemos "leer" su estado de transacción en la parte baja del navegador para determinar también el estado de la red y la velocidad de las comunicaciones.
