La respuesta a la que tenemos que contestar para localizar el conocimiento del que se hace uso en la organización es:

Como ejemplo sobre este tema, hay varios estudios que concluyen que los directivos consideran importante la información que alcanzan a través de los informes de papel pero cada vez cobra más fuerza la importancia del ordenador para la obtención de información (y sobre todo el correo electrónico). La comunicación cara a cara o a través del teléfono es tan importante como las fuentes formales, contrariamente a lo que se puede pensar siempre que nos imaginamos la labor del directivo.

Una pregunta tan sencilla de entender se complica a la hora de concretar las respuestas. Para empezar, las respuestas abarcan tanto las fuentes de conocimiento explícito como de conocimiento tácito. Y, como sabemos, concretar algo cuando se trata de conocimiento tácito es difícil.

Así que, y a la vista de la cantidad de conocimientos que bulle en las organizaciones y de la dificultad de localizar y estructurar buena parte de éste, lo mejor será marcarse pocos pero buenos objetivos:

• Señalar los objetivos de la organización a los que el conocimiento localizado, almacenado y estructurado les es útil.

• Identificar las distintas fuentes de conocimiento que utilizan o deben utilizar los empleados para alcanzar los objetivos señalados en el punto anterior.

• Decidir qué conocimientos deben ser almacenados y estructurados de forma que pasen a ser explícitos

• Identificar los medios y formatos que utilizaremos para “materializar” el conocimiento anterior.