El aumento de la transparencia no está exento de inconvenientes, puesto que al multiplicarse los ciclos informativos se reduce el lapso de tiempo dedicado a la reflexión y verificación previo a la publicación, de forma que aumenta la probabilidad de publicar rumores o información no verificada lo suficientemente. Por otra parte, al sustituir el producto finalizado y completo de la versión impresa por una edición en línea continuamente revisada, es difícil determinar qué versión es la definitiva y cuándo se puede exigir que se publiquen correcciones.
Archivos
La web aparece como un medio con capacidad de almacenamiento ilimitada y con acceso generalizado de los consumidores, por lo que los periódicos enseguida se plantean el almacenamiento de sus propios archivos en la web. Ante las escasas vías de financiación existentes para las ediciones en línea de los periódicos, la estrategia del cobro por los archivos se generaliza a partir de 1998. De manera que, paradójicamente, mientras se comprueba la dificultad de cobrar por la información actualizada, el pago por acceder a la información de archivo se establece como una constante.
La disposición del material de archivo en la web posibilita a las publicaciones en línea complementar la información de actualidad con enlaces a material de archivo, para ofrecer paquetes de información que integren la evolución de un tema concreto en un periodo de tiempo. Las publicaciones en línea utilizan esta capacidad al ofrecer un listado de noticias relacionadas, en los especiales informativos sobre temas importantes, o en los enlaces desde dentro de las propias noticias. En estos casos, la información de archivo, a la que de otro modo sólo se podría acceder pagando, pasa a ser gratuita para el usuario.
A pesar de los beneficios que puede reportar la presencia de los archivos en la web tanto para las publicaciones tradicionales como para los usuarios, su gestión no está exenta de problemas. Aunque en la web toda la información publicada está digitalizada y es susceptible de ser recuperada mediante búsquedas, es necesario organizar el sistema de almacenamiento y recuperación de la información y el sistema de cobros. En realidad, estas cuestiones se pueden solucionar subcontratando la gestión de los archivos a otras empresas. Sin embargo, en un medio de carácter mudable como la web, lo más difícil es saber qué se archiva.
Tomemos como ejemplo el caso de las ediciones en línea de los periódicos. Si se decide archivar el contenido publicado en línea, es necesario determinar qué contenidos se archivan: toda la edición de un día –es decir, el sitio web completo con todas sus páginas–, sólo la primera página, o sólo las noticias y artículos publicados, sin el contenido de los foros y las áreas de charla, las encuestas, los concursos, y otras aplicaciones interactivas y multimedia. Otra cuestión importante es decidir si el material en línea se archiva junto con el material que se ha publicado en la versión impresa, o constituyen dos bases de datos diferenciadas.
Cuando la actualización del producto periodístico en línea se realizaba una vez al día, la permanencia del material estaba garantizada al menos por un día, pero cuando la actualización es continua, además, es necesario definir qué versiones de las noticias se archivan. No se trata sólo de una cuestión de almacenamiento a largo plazo, sino para días o incluso horas más tarde de que el documento se haya publicado.
De hecho, en las ediciones de los periódicos en la web, en muchos casos, es difícil encontrar el contenido de la edición impresa de ese mismo día. Para los lectores de la versión impresa, los pactos de lectura típicos del papel desaparecen en la web, porque la relación entre ambas versiones es una relación entre producto y proceso, entre permanencia y movilidad. Más allá de que la organización de los contenidos en la web, la mayor parte de las veces categórica en vez de jerárquica –como en el papel– pueda ocasionar desorientación, hay que tener en cuenta la permanente actualización de la edición que conlleva la sustitución de las noticias que se presentan de forma destacada por otras más recientes. Para paliar este desajuste en la presentación de los contenidos en ambas ediciones, diversos periódicos incluyen entre sus opciones en línea el acceso a una edición que sigue la presentación de contenidos del papel.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que las ediciones en línea de los periódicos, además de documentos, incluyen modelos de tráfico conversacional, cuyo almacenamiento para su posterior consulta también hay que considerar. Las aplicaciones asíncronas como los foros llevan implícita la exigencia del almacenamiento de mensajes, al menos mientras el foro esté activo. Una vez desactivado, los periódicos deberán tomar sus decisiones acerca del archivo de las discusiones. Sin embargo también los modelos de comunicación síncronos como las áreas de charla, al estar incluidos dentro de un modelo más amplio que es consultivo –el usuario decide el momento en que consulta el material– plantean la exigencia de almacenamiento para su posterior consulta de un modo asíncrono.