El periodismo clásico parte de la base de que la
información es un bien escaso que hay que buscar. El periodista digital se encuentra en
el polo opuesto: debe localizar las fuentes que le interesen (diferenciando a las
originales de las que ofrecen información de segunda mano), procesar la información que
le ofrecen, contextualizarla y clasificarla con unos criterios de prioridad.
- Hay vida más allá de la Red
A la hora de localizar las fuentes no sólo podemos buscar en la Red, hay que recordar
que existen fuentes fuera de ella. La recopilación activa de información no digital y su
posterior digitalización e introducción en la Red puede acabar siendo una de las
características de los buenos periodistas digitales, frente a cartógrafos de la
información e infonomistas, que tienen un carácter más observador y pasivo.
El periodista digital debe ofrecer a su clientela el acceso a todas las fuentes
originales que muestren públicamente sus contenidos, dando pie a que amplíen la
información si lo desean. No hay motivos para escatimar un enlace, si éste corresponde a
una fuente original y aporta contenidos. No hay limitaciones de tiempo ni espacio que nos
lo impidan.