¿Qué
hay que hacer para que los participantes estén motivados? Técnicas
presenciales y no presenciales
A todos los formadores les
gusta tener a los estudiantes motivados. Que esto sea así no sólo
depende de los propios participantes (interés por el
tema) sino esencialmente del papel que juega el formador durante
el desarrollo de la acción formativa. Todos hemos tenido profesores
que nos han hecho interesar por asignaturas que, en principio, no eran nada
atractivas y al revés, profesores que nos han hecho aburrir materias
que, a priori, eran muy interesantes. El papel del formador, pues, es
capital en la motivación del estudiante. Veamos algunos aspectos que
influyen en la motivación de los participantes:
-
Estilo del formador.
Hay estilos formativos que conectan más fácilmente con los participantes.
No se trata de cambiar el estilo propio, pero sí de plantearse
el papel del formador como animador del aprendizaje de los conocimientos
y como transmisor de conocimientos, únicamente.
-
Objetivos de formación
claros. Es muy importante que los participantes conozcan antes que nada
los objetivos
-
Evolución del proceso
de aprendizaje. Una evolución positiva habitualmente supone un
aumento en la motivación hacia la acción formativa.
-
Respuesta sobre el propio proceso
de aprendizaje. Es importante saber cuáles son los resultados
de la acción formativa.
-
El vínculo entre lo que se aprende
y su aplicación.
Es bueno que el participante conozca en todo momento la relación
que hay entre lo que está aprendiendo y su aplicación
real. La persona adulta se forma no solamente por el placer de aprender,
sino por alcanzar objetivos personales, laborales, profesionales y
sociales. Es importante no perder de vista esta clase de factores
de motivación.
Plantead a vuestros participantes
esta pregunta:
“¿Me gusta lo que
me sale bien o me sale bien lo que me gusta?"
Evidentemente no hay una
respuesta correcta, pero la respuesta nos indicará si el participante
tiene más tendencia a trabajar con motivación
externa (la primera premisa) o interna (la segunda premisa).
Recuerda.
. .
Conocer
la evolución del propio proceso de aprendizaje
favorece la autoestima y aumenta la motivación.
Es
importante animar al participante
sacando partido de sus errores, sin dramatizarlos, y potenciando
sus éxitos.
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