Las actitudes son organizaciones mentales relativamente estables, de larga duración y llenas de creencias y opiniones, cargadas de afectos, que predisponen a actuar de forma coherente y consecuente.

Las actitudes presentan unos componentes característicos:

1. Componente cognitivo

Está formado por las creencias, opiniones, pensamientos, valores, etc., sobre los objetos, los hechos o las personas.

Se trata del componente básico. Para que una persona pueda adquirir una actitud determinada, resulta necesario que exista previamente una representación cognoscitiva sobre el objeto o hecho. Si esta representación es vaga o difusa, la representación mental también resulta poco intensa.

2. Componente afectivo

Viene definido como el sentimiento a favor o en contra de un objeto, persona o hecho. Éste es el componente más característico de las actitudes, ya que con su expresión nos permite discernir si existen predisposiciones a favor o en contra.

3. Componente conductual

Se trata de la parte activa de las actitudes, el instigador de la realización de conductas coherentes con los dos componentes anteriores. Se considera que forma la denominada "predisposición" a la actuación y, como tal, se lo valora como un "predictor de posibles conductas", ya que, al cruzarse con una situación activadora, puede dar como resultado final un comportamiento coherente con la actitud.