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Los talleres

Los talleres son métodos didácticos cuyo objetivo es la adquisición y el dominio de conductas de carácter psicomotor o que implican movimientos físicos, mediante la manipulación de materiales por parte de los educandos. Esto significa que son adecuados cuando se pretenden enseñar habilidades prácticas.

A diferencia de las charlas magistrales, que se orientan a la transmisión de conocimientos, los talleres pretenden el desarrollo de habilidades y procedimientos. Las habilidades son las acciones que debería dominar el sujeto para comportarse de manera competente en un ámbito determinado; los procedimientos implican saber cómo hay que actuar en una situación determinada.

La característica principal de los talleres educativos es que tienen unos objetivos conativos, pero, además, presentan otras características importantes que influyen de manera decisiva en su eficacia:

  1. La realización de un taller siempre se basa en la asimilación, por parte de los educandos, de los contenidos cognitivos correspondientes. Los talleres atienden el ámbito de las habilidades prácticas (que no cubre la enseñanza teórica). La utilización adecuada del taller se debe incluir en una programación educativa integral que asegure la continuidad entre la satisfacción de las necesidades cognitivas, afectivas y conativas.
  2. Los métodos de enseñanza que ponen al individuo que aprende en una situación activa tienen más posibilidades de resultar eficaces que los basados en la pura transmisión oral. Las personas tenemos, por naturaleza, sentido práctico, es decir, comprendemos mejor lo que podemos manipular, lo que es útil y factible, que los principios teóricos. En los talleres, los esfuerzos del educador se concentran en conseguir la participación activa de los educandos. El docente actúa como conductor del grupo.
  3. La diferencia fundamental entre las técnicas de grupo y los talleres es que, en el caso de los primeros, el proceso de aprendizaje se desarrolla mediante la interacción entre los miembros del grupo. En cambio, en los talleres, la actividad se dirige hacia la manipulación de los materiales y el dominio de la técnica. El contacto entre los compañeros y las compañeras de grupo puede ser mínimo.

  4. En el ámbito de la educación para la salud se está incrementando el uso de talleres, porque se consiguen resultados más rentables con una intervención grupal que con la atención individualizada. Hay que tener en cuenta que el número de asistentes a un taller debe ser necesariamente más reducido que si se organizase una charla magistral. Los talleres se deben desarrollar con grupos reducidos para que todos los participantes tengan acceso a los materiales suministrados.

Al planificar un taller de aprendizaje, es necesario que el profesional de la salud tenga en cuenta algunas cuestiones:

  • Los talleres se pueden comparar con situaciones de laboratorio. Se espera que los educandos apliquen las habilidades aprendidas a contextos completamente diferentes del ambiente en el que han recibido la formación. Por lo tanto, es preciso que el profesional de la salud esté preparado para resolver las dudas y problemas que le plantearán los participantes.
  • Puede darse el caso de grupos con dificultades psicomotrices (artrosis, falta de agudez visual, utilización de silla de ruedas, etc.) para realizar la actividad. Puede ser que aprendan las acciones necesarias ("saber cómo actuar"), pero que dependan de otra persona para el "saber hacer". De todas formas, en el ámbito de la Promoción y Educación para la Salud hay que ofrecer el máximo nivel formativo a cada participante.

Los talleres suelen ser más valorados por los educandos que las charlas magistrales. Las exposiciones orales provocan cierto malestar porque no satisfacen la necesidad de práctica. Sin embargo, si se parte de una buena base teórica, los talleres permiten conseguir el dominio de las habilidades deseadas.

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