Salleres (1990) resume los objetivos de la educación sanitaria en los cinco siguientes:

1. Convertir la salud en patrimonio de la colectividad.
2. Modificar las conductas negativas relacionadas con la promoción y la restauración de la salud.
3. Promover nuevas conductas positivas que favorezcan la promoción y la restauración de la salud.
4. Impulsar los cambios ambientales que favorezcan los cambios de conducta propuestos.
5. Capacitar a las personas para que puedan participar en la toma de decisiones sobre la salud de su comunidad.

Para alcanzar estos objetivos resulta imprecindible establecer una relación de comunicación simétrica entre profesionales y usuarios. Pero el caso es que, en muchas ocasiones, se parte de la idea de que la población no tiene conocimientos y, si los tiene, no son los que le convienen.