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Las direcciones IP y DNS

Las direcciones de la Red son, en realidad, direcciones IP formadas por una secuencia de cuatro números de ocho bits –lo cual significa que los cuatro datos de una dirección IP pueden comprender valores entre el 0 y el 255–. Habitualmente, se coloca un punto de separación para identificar con claridad los cuatro valores de la dirección IP.

La dirección IP es un dato esencial que necesita el sistema operativo para direccionar y controlar el tráfico que circula por una red TCP/IP. Dadas las dificultades que comporta la memorización de estas direcciones, se ha recurrido a unas direcciones simbólicas basadas en un sistema llamado DNS.


El DNS es un sistema de bases de datos de nombres y direcciones repartidas por todo el mundo. Estas bases de datos se encargan de traducir las direcciones simbólicas DNS en direcciones numéricas IP. El DNS permite asignar los ordenadores de una red mediante una estructura jerárquica.

Contenido complementario

Igual que los datos que especifican las direcciones IP de un ordenador central (host), las direcciones DNS se basan en el uso de una jerarquía de dominios constituido por tres o más términos separados por puntos. Los dominios de primer nivel se sitúan en la parte derecha del nombre completo y son indicativos del tipo de organización que administra el ordenador.

Una organización se puede registrar en uno de los dominios de primer nivel según su localización geográfica y actividad y, a partir de este momento, puede crear sus subdominios. Así pues, a la izquierda de los dominios de primer nivel aparecen los subdominios más específicos hasta llegar al nombre del ordenador, que es el primer término que lee el usuario, ya que está situado en la parte izquierda del nombre.


Para acceder a cada página o a cualquier otro documento disponible por Internet, se puede utilizar su URL, en el que consta el tipo de servicio de Internet con que se accede, el nombre de dominio del ordenador en que se encuentra y un identificador del documento.

Los diferentes recursos que se ofrecen en Internet se especifican de forma estandarizada mediante su URL. Los URL o URI son cadenas que identifican objetos en web. Los URL son universales y, por tanto, se pueden utilizar para etiquetar objetos exportados con cualquier protocolo.

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