Así que, en un primer momento, el conocimiento se almacena en las personas. Pero en el entorno empresarial esto no tiene ningún valor. El conocimiento se aprovecha siempre que se ponga en práctica. Por otro lado, la organización debe considerar el conocimiento de sus empleados como un activo más, y de hecho muchas empresas ya son valoradas por esto. Como activo, el conocimiento deberá identificarse, almacenarse y utilizarse. Por eso distinguimos entre conocimiento tácito y conocimiento explícito.