Identificar los factores de éxito: fijándonos en las cuatro áreas señalas. Cada organización dará relevancia a un área en particular.
Seleccionar los indicadores para cada área: tienen que ser estratégicos, adecuados al objeto de medición, no tienen que prestarse a varias interpretaciones, tienen que ser capaces de identificar variaciones pequeñas y el coste que se derive de su obtención tiene que ser aceptable.
Establecer una política de incentivos: con la que se consiga implicar a todo el personal con la estrategia de la organización. Los incentivos vendrán marcados por los objetivos que se planteen para cada indicador.
Un cuadro de mando integral suele contar con 20 o 25 indicadores para que no haya un exceso de datos que encarezca y dificulte su utilización.