Inicio del módulo Atrás Adelante Afrontar los cambios  
 

Nuestra experiencia y nuestros modelos mentales son enormemente útiles, pero a veces fracasan cuando tenemos que hacer frente a los cambios. Más aún cuando los cambios no son perceptibles todavía. ¿Quién se podía imaginar cuando apareció el fax que un día nos comunicaríamos por e-mail? ¿Quién podría pensar que la empresa X, de golpe, se declarase en bancarrota? ¿Quién podría imaginar que, en vez de utilizar el teléfono, podríamos utilizar el ordenador para hablar con alguien lejano?

El reto, por tanto, no es aprovechar solamente los cambios visibles sino estar preparados para los cambios que se están gestando y que no sabemos qué impacto puedan tener. Pocos bancos tenían en su estrategia trabajar con sus clientes on-line gracias a Internet. Casi nadie imaginaba que se llegaría a operar la miopía con láser y no haría falta llevar gafas...

En los últimos 100 años se han producido cambios extraordinarios. En un siglo el mundo ha cambiado más que en 4 millones de años. El hecho es que los cambios son mucho más rápidos y, a menudo, imprevistos. No se trata tan solo de las tecnologías de la comunicación, sino de prácticamente todo lo relativo al ser humano. Posiblemente el cambio más importante sea el acceso a la información. Una persona después de haber leído la prensa el domingo dispone de mayor información de la que un ciudadano de la calle tenía en a lo largo de toda su vida el siglo pasado.

Frecuentemente la sensación de constante cambio no ayuda en nada, al contrario, provoca vértigo e inmovilismo. Todo cambia, pero yo no. Enorme error. Hay una gran diferencia entre sufrir el futuro y disfrutarlo. Un verdadero líder disfruta preparando el futuro, trabajando duro en el presente.

Podemos distinguir tres grandes tipos de pensamiento:

  • Pensamiento creativo
  • Pensamiento constructivo
  • Pensamiento diseñador

Cada uno de nosotros dispone de cada uno de ellos en un grado diferente. La habilidad se encuentra en hallar un buen equilibrio entre ellos y actuar de forma en que podamos dar lo mejor de nosotros mismos ante cada circunstancia. Para liderar hay que disponer de la dosis adecuada de cada uno de ellos.

Pero, siempre hay un pero, la mayoría de personas que honestamente pretenden prepararse para liderar no quieren discutir conceptos. "Deje de hablar de teorías y conceptos, yo soy una persona práctica, dígame que debo hacer y cómo" podría ser su reacción.

No en vano nos encontramos en una veloz carrera en la que las exigencias de la vida cotidiana crecen sin parar. Estamos bajo la presión de hacer las cosas bien y deprisa. A veces demasiado deprisa, por ejemplo queremos aprender un nuevo idioma en 15 días, adelgazarnos en una semana, aprender golf o tenis en un mes, etc. También queremos aprender gestión o management con métodos veloces que al final criticamos por ineficaces.

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