Inicio Atrás Adelante El ritual de la Apertura de la Boca
 

La procesión del cortejo fúnebre terminaba al llegar a la entrada de la tumba. Allí se realizaba el ritual de la apertura de la boca, la última ceremonia antes de depositar definitivamente al cadáver en la tumba.

Si el ritual del embalsamamiento aseguraba la conservación de los órganos, con el ritual de la apertura de la boca, los sacerdotes, que eran los depositarios del conocimiento y de los secretos de la ciencia sagrada transmitida por los dioses, realizaban sobre el cadáver aquellas operaciones necesarias para que la vida, en sus aspectos más elementales (comer, hablar, andar, respirar, etc.) volviera a él. El resultado es que el cuerpo revivido verá su supervivencia asegurada en el más allá.

Los testimonios más antiguos sobre la celebración de este ritual datan del Reino Antiguo.

Tumba tebana - Roy TT 355

En la dinastía IV, cuando se fabricaba una estatua divina se celebraba una ceremonia cuya finalidad era que el espíritu de la divinidad representada habitara en ese receptáculo. Sin la celebración de este ritual la imagen divina habría permanecido inanimada, es decir, no habría recibido la visita del espíritu del dios. La estatua sobre la que se realizaba el ritual, que podía ser de una divinidad o del faraón, era reanimada mágicamente. Las prácticas mágicas mostraban al espíritu una morada en la que manifestarse y vivir. Vivir, en este contexto, significa literalmente comer y moverse. Esta "apertura cultual" se mantuvo a lo largo de toda la historia de Egipto y se aplicó sobre todo aquello que fuera susceptible de recibir y contener el espíritu de una divinidad, por ejemplo, sobre las barcas sagradas de los dioses que participaban en las procesiones religiosas. Estas barcas presentaban en sus proas la efigie de la divinidad a la que estaban consagradas y era precisamente sobre esta imagen sobre la que se llevaban a cabo las diferentes operaciones manuales que comportaba este ritual.

En el ritual se reúnen dos tradiciones: la funeraria o animación del cadáver y la cultual o animación de la estatua. La fusión de ambas no fue nunca completa y, por ello, el texto del ritual de la apertura de la boca presenta repeticiones, ambigüedades en la terminología, contradicciones aparentes, etc.

El precedente más antiguo del ritual funerario lo constituyen algunas de las fórmulas de los Textos de las Pirámides que se utilizaban para que el rey muerto pudiera beneficiarse de las ofrendas que se le hacían. Aunque en la decoración de algunas tumbas del Reino Medio se reproducen fragmentos de esta ceremonia, la documentación más extensa que poseemos procede del Reino Nuevo. La decoración de muchas de las tumbas reales y privadas de la necrópolis tebana, numerosos motivos decorativos pintados en los sarcófagos, así como papiros y ostraca recogen escenas y fragmentos textuales del ritual. A partir de época saíta y hasta época ptolemaica, son muy escasos los templos y tumbas en los que podemos encontrar imágenes relacionadas con esta ceremonia. Los últimos testimonios son papiros muy tardíos (ss. I y II d.n.e.), sin ilustraciones y en escritura hierática, que sin duda copian documentos muy anteriores. Todo parece indicar que durante esta última fase el ritual se limitaba a una sola acción consistente en tocar los orificios de la cabeza con uno de los instrumentos sagrados (normalmente una azuela).

En el Reino Antiguo, cuando el ritual se ponía en práctica únicamente para la animación de las estatuas divinas y reales, la ceremonia tenía lugar en la hut-nebu, "la casa de oro". Este era el nombre que recibía uno de los recintos del templo, un taller sagrado en el que se construían las estatuas, los ornamentos y todos los materiales necesarios para el culto. Con el tiempo, este término pasó a designar el conjunto de instalaciones relacionadas con el ritual funerario. Por ello, con él se identificaba también el lugar en el que se realizaba la momificación y los talleres en los que se fabricaban los objetos y productos que se utilizaban para la protección y el adorno de las momias. En el Reino Nuevo el ritual de la apertura de la boca funerario pasó a celebrarse en el interior de la tumba o ante su puerta, tal y como muestran las imágenes que lo evocan.

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