Inicio Atrás Adelante Creencias y textos funerarios
 

El modelo del rey está en la mitología, es un arquetipo mitológico, fijo e inmutable, que, como tal, no admite la irrupción de lo personal. La "historia" del rey es el drama mitológico de Osiris y de Horus. Por eso no existe ni una sola "biografía funeraria" de faraón egipcio. Si no estuvieran acompañados de los nombres reales, los textos funerarios regios (como las estatuas), en su arquetipismo, difícilmente permitirían establecer a qué rey se deben o hacen referencia. El modelo del particular, en cambio, está en los llamados textos sapienciales (las "enseñanzas"), que muestran el recto proceder del justo en la vida y en la gestión pública; se trata de un estereotipo moral, al que en las autobiografías funerarias el difunto declara haberse reconducido a través de sus obras personales y de su trayectoria "política". Lo individual emerge en este caso como voluntad ética. El egiptólogo Antonio Loprieno habla de la oposición entre topos y mímesis (Topos und Mimesis. Zum Ausländer in der ägyptischen Literatur, Wiesbaden, Harrassowitz, 1988): "topos" corresponde al rey, a lo arquetípico, a lo no-personalizado; "mímesis" corresponde a los particulares, a la irrupción de lo individual que, sin embargo, busca "mimetizarse" en el estereotipo del justo. En definitiva, los egipcios niegan siempre la validez de lo "nuevo", de lo "único", de lo particular, de lo que no responde, de una forma u otra, a un modelo tradicional sentido como garante de orden.

Por lo que se refiere a los soportes, los textos funerarios pueden aparecer grabados, pintados o escritos sobre pared (muros de tumbas, cámaras de pirámides e hipogeos), sobre estelas y sarcófagos, o sobre objetos muebles (papiro, bendas de momia, amuletos, máscaras funerarias, objetos diversos del ajuar funerario...).

2.2 Los primeros "textos" funerarios.

Tablilla encontrada en la tumba U-j AbidoLos testimonios más antiguos de escritura en Egipto proceden del ámbito funerario. Se trata de brevísimas inscripciones (de dos a cuatro signos jeroglíficos) pintadas sobre cerámica o grabadas sobre tablillas de marfil, descubiertas recientemente en la tumba siglada como U-j del cementerio real de Umm el-Qaab, en Abido. Esta tumba, fechada hacia el 3250 a.C., debió pertenecer a un rey de la llamada Dinastía 0, la dinastía del Alto Egipto que llevó a cabo la "unificación de las Dos Tierras" a finales del Predinástico. Las inscripciones están claramente vinculadas a ofrendas funerarias (las cerámicas contenían líquidos o granos, y las tablillas de marfil presentan todas un agujero por donde pasaba el cordel que las unía a ciertos objetos del ajuar, sobre todo telas). Nos dan indicaciones de los lugares de procedencia de tales ofrendas ("las montañas de la luz" –o sea, "de oriente"–, "las montañas de la oscuridad" –"de occidente"–) y tal vez los nombres de uno o más "reyes". La indicación de los lugares de donde proceden las ofrendas inaugura una práctica que después, durante el Reino Antiguo, se convertirá en una de las características de la iconografía funeraria regia. En efecto, cada complejo funerario real de ese período tenía adscritas una serie de fincas repartidas por todo Egipto, de donde procedían los productos utilizados como ofrendas funerarias en el culto diario al rey muerto. Los nombres y las imágenes personificadas de estas fincas se esculpían en los relieves de los templos funerarios de los reyes. Las tablillas de la tumba U-j aluden a este tipo de fincas.

Tablilla encontrada en la tumba U-j AbidoSe ha dicho que la escritura de la tumba U-j demuestra la existencia de una administración ya en estas remotas épocas. Pero ésta es una afirmación arriesgada. Las inscripciones de la tumba U-j son funerarias simplemente porque proceden de una tumba. No tenemos ningún testimonio de que paralelamente hubiera una escritura "administrativa". Lo que está claro es que los egipcios enterraron esas tablillas con el propósito de que quedaran en el sepulcro por toda la eternidad, lo cual es un hecho absolutamente "anti-administrativo". ¿Con qué finalidad? Obviamente con una finalidad mágica, relacionada con la resurrección del difunto. Como en tiempos posteriores (cuando en los relieves de las tumbas se detallarán las ofrendas, sus nombres y su procedencia), las propias ofrendas, su representación iconográfica y su mención escrita tienen por objeto contribuir mágicamente a la resurrección del difunto: la mera presencia de las imágenes garantiza eternamente el efecto de las ofrendas. Las indicaciones escritas acerca de las ofrendas y de su origen confieren a éstas mayor definición y, por tanto, eficacia "mágica".

La escritura nace, pues, en Egipto, como una prerrogativa regia y con finalidades mágico-funerarias, las mismas que venían teniendo las imágenes pintadas o esculpidas en las tumbas o ajuares predinásticos (de las que es, gráficamente, una continuación). La escritura, como la iconografía, nace vinculada a necesidades de orden religioso. Sólo en un segundo momento se abrirá también a usos administrativos, áulicos y literarios.

2.3 Los Textos de las Pirámides del Reino Antiguo.

Los Textos de las Pirámides constituyen el corpus de textos funerarios más antiguo del mundo. Se trata de textos regios, esculpidos en el interior de las cámaras de las pirámides del último rey de la V Dinastía, Unis, y de los de la VI, Teti, Pepi I, Merenre y Neferkare Pepi II, así como de las reinas de éstos últimos. Se trata de los últimos soberanos del Reino Antiguo, que cayó tras la VI Dinastía. También hay textos en alguna pirámide menor de principios del I Periodo Intermedio, como la de Ibi. Como es sabido, todas estas pirámides se encuentran en la necrópolis menfita, concretamente en Saqqara. Cronológicamente, abarcan aproximadamente dos siglos, desde ca. 2350 hasta ca. 2150 a.C.

Pirámides de Unis. Saqqara


Las pirámides anteriores a Unis, entre ellas las grandes pirámides de Guiza, de Quéope, Quefrén y Micerino (IV Dinastía), eran completamente anepígrafas, es decir, estaban desprovistas de textos. Sabemos, sin embargo, que los Textos de las Pirámides existieron como tales desde el comienzo del Reino Antiguo, es decir, desde que se construyeron las primeras pirámides (pirámide escalonada de Dyesert en Saqqara, III Dinastía), porque se trata de los textos rituales que se recitaban y cantaban con ocasión de la sepultura del rey en la pirámide y porque, en realidad, recogen material de muy antigua tradición (que se remonta incluso al Predinástico). De hecho, en la V-VI Dinastía se esculpió en las pirámides un corpus de textos que hasta ese momento se había transmitido oralmente o por escrito sobre papiro. Eran las fórmulas a las que los sacerdotes recurrían cuando había que oficiar los funerales del faraón.

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