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Fase 2: expansión

En esta segunda fase distinguiremos entre el primer periodo, en el que la pendiente del aumento del PIB es creciente, y el segundo, en el que es decreciente.

Primer tramo de la expansión

En el primer tramo se aprecian ya crecimientos del PIB sostenidos. La inflación se mantiene estable y en mínimos, lo que permite que los tipos de interés se mantengan asimismo en niveles bajos. En cuanto al aumento de los precios, hay que indicar que pueden darse pequeños repuntes inflacionistas, pero serán poco preocupantes y en niveles aceptables. La política fiscal se estabiliza, con el valor añadido de que manteniendo las tasas impositivas se recauda más por haber más población a quien se grava gracias al aumento del empleo, aunque leve, y por el incremento de la actividad económica.

La confianza de los distintos agentes económicos va en aumento, lo que propicia un mayor consumo e inversión. Ello se traduce en mayores aumentos de la renta nacional. En este sentido, se aprecia un gran dinamismo en la inversión en bienes duraderos, lo que repercutirá directamente en la mayor capacidad potencial de crecimiento de la economía a medio y largo plazo. En este periodo será relevante estudiar indicadores tales como las ventas de automóviles, los inicios de nuevas construcciones, etc., dado que reflejarán la consistencia y solidez del crecimiento.

En cuanto a los distintos mercados, la bolsa experimentará alzas considerables por la mejora de los beneficios y de la actividad empresarial, las mayores expectativas de crecimiento futuro y mayores posibilidades de negocio. En este punto la renta variable (la bolsa) presenta el binomio riesgo/rentabilidad más favorable.

Segundo tramo de la expansión

Ésta es la fase de mayor expansión económica. En ella el crecimiento del PIB se sitúa en niveles máximos. Este escenario hace propicio el aumento del empleo y la disminución de la tasa de paro, lo que a su vez incrementa la renta global disponible de la economía y aligera al Estado y sus administraciones de tener que pagar los subsidios de paro. La mayor creación de puestos de trabajo implica, a su vez, mayor confianza por parte de los consumidores. Tanto el consumo como la inversión se encuentran en máximos ("la economía va a toda máquina"), lo que provoca tensiones inflacionistas en los precios de algunos productos y servicios.

Este riesgo inflacionista es detectado por las autoridades monetarias, que a toda costa intentan paliarlo aunque midiendo certeramente sus actuaciones para afectar lo menos posible al crecimiento económico (subida paulatina de tipos).

El mercado de renta variable se encuentra en máximos, y en este punto debemos ser más precavidos, porque se percibe un excesivo optimismo en los mercados, de tal magnitud que la aparición de noticias relativamente desfavorables no es tenida en cuenta y los mercados continúan en su fase de euforia. Si en este punto se produjeran factores externos no previstos como guerras, cataclismos, etc. o factores internos que sorprendieran anormalmente al mercado como aumentos inusitados de los tipos de interés en un corto periodo de tiempo, esto podría ser la causa de un crack.

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