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Análisis estático
Este método considera que el valor de una empresa reside básicamente en su balance, y no tiene en cuenta las perspectivas futuras que presenta el negocio. En este sentido, el análisis estático nos informa de los siguientes aspectos:
Entre las distintas herramientas de cálculo, destacan las siguientes: para el análisis del valor del patrimonio: para el análisis mediante ratios:
Denominamos valor contable a los recursos propios que aparecen en el balance de la empresa. También se puede designar con el concepto de valor en libros o patrimonio neto de la empresa. Es el total del pasivo menos los recursos exigibles (deudas con proveedores, con entidades de crédito, etc.). Se trata de una simplificación de la realidad, dado que los importes que aparecen en el balance estarán valorados a los precios del momento en que se adquirieron los elementos del activo o se contrajeron las deudas en el pasivo. Su principal ventaja es su rapidez de cálculo y la accesibilidad de la información necesaria (sólo es necesario el balance de situación). Los principales problemas que presentará esta metodología de cálculo radicarán en las diferentes normas contables que se derivan de los siguientes aspectos:
El valor contable ajustado es un método de valoración cuyo objetivo es conocer las cuantías totales de los activos y pasivos de la empresa a precios de mercado actuales y ajustados por posibles riesgos que no estén reflejados en el balance. Intenta paliar los problemas que presenta el valor contable. Se trata de ajustar el activo al valor real actual y restarle el valor actual de liquidación de las deudas del pasivo. Sus ventajas con respecto al método anterior son sustanciales:
El valor de liquidación es el valor de una empresa en el caso de que se proceda a su liquidación, es decir, que se vendan sus activos y se cancelen sus deudas, ya que se asume que cesará la actividad del negocio. Se calcula restando los gastos de liquidación del negocio al valor contable ajustado (antes calculado) y valorando los activos y pasivos al precio al que estarían dispuestos a asumirlos los posibles adquirentes del activo. El valor de los beneficios (PER: Price Earning Ratio) es uno de los ratios más conocidos dentro del análisis de inversiones. Se trata de dividir la capitalización bursátil total de la empresa (precio de la acción en el mercado, multiplicado por el número de acciones totales de la compañía) por el beneficio total obtenido por la misma. También se puede obtener con los datos de una acción individual (cotización del título dividido por el beneficio por acción que ha generado la empresa). Se puede interpretar como el número de años necesarios para recuperar el capital invertido mediante los beneficios que genera la compañía. ![]() ![]() Para calcular el PER se utiliza habitualmente el beneficio esperado del año en curso, aunque también es frecuente calcularlo con el último beneficio publicado. A pesar de ser uno de los ratios más conocidos y utilizados, el PER presenta importantes limitaciones:
La regla genérica para la utilización de este ratio es comprar aquellas empresas con PER bajo y vender aquellas con PER alto. Sin embargo, esta interpretación se debe analizar detenida y cuidadosamente. Aquellas compañías que presentan PER elevados normalmente son las que tienen mejores perspectivas en cuanto a generación de beneficios futuros, hecho que ya han tenido en cuenta otros inversores que ya han invertido en el valor y que lo han hecho subir. Los dividendos son el porcentaje de los beneficios que se reparte a los accionistas. Suelen entregarse de forma periódica y las cantidades suelen mantenerse estables a lo largo del tiempo. En los últimos años, muchas empresas han optado por realizar ampliaciones liberadas de capital, es decir, entregar una acción gratuita por cada x acciones que tenga el inversor con cargo a una partida del balance llamada reservas de libre disposición, en lugar de repartir dividendos. Las razones para esta acción se pueden encontrar tanto en aspectos fiscales para el inversor y estrategias bursátiles de la compañía, como en una cierta "moda" por los valores que llamamos de crecimiento (aquellos que basan sus perspectivas de rentabilidad para el accionista en la revalorización de los títulos más que en el crecimiento de los dividendos). La rentabilidad por dividendo o dividend yield es el cociente entre el dividendo esperado para el año próximo y el precio de la acción hoy, aunque lo habitual es calcularlo con el dividendo repartido el año en curso o el dato del año anterior: ![]() El uso de la rentabilidad por dividendo como criterio de selección de inversiones adquiere especial relevancia en mercados bajistas y en la constitución de carteras de renta variable de carácter defensivo. Efectivamente, en situaciones en las que el mercado en conjunto desciende (bear markets), estas acciones suelen presentar mejores comportamientos y, al contrario que el resto, éstas continuarán pagando dividendos, con lo que de alguna forma compensarán la inmovilización del capital y aportarán rentabilidad hasta que se recupere la cotización. Por tanto, el criterio de inversión por este método será elegir las acciones que repartan mayores dividendos. |
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