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Vector de variabilidad/riesgo

De acuerdo con este vector, distinguimos tres opciones: fija, contingente y variable. En los últimos años apreciamos un crecimiento de los componentes variables y contingentes a expensas de los componentes fijos.

Retribución fija

La retribución fija está constituida por todos los componentes salariales de carácter consolidado y naturaleza invariable (su importe se halla definido de antemano). Continúa siendo la parte más importante del paquete retributivo en la inmensa mayoría de los puestos. El salario fijo constituye, además, en muchas ocasiones la referencia para determinar los componentes de retribución variable.

En las estructuras salariales tradicionales, todos los ocupantes de un mismo puesto o nivel ocupacional acostumbraban a percibir el mismo salario o similar, independientemente de las diferencias que puedan existir en cuanto a conocimientos, experiencia, competencias o nivel de desempeño. Sin embargo, como ya hemos comentado, las empresas tienden a abrir sus estructuras retributivas mediante bandas salariales, dando la posibilidad de individualizar el salario de cada persona con algún indicador de aportación personal.

Los aspectos clave para la gestión de la remuneración fija se centran actualmente en:

  • La gestión de los incrementos por mérito que permite la consolidación del salario absoluto, pero nunca la consolidación de la posición relativa en la banda. Ésta debe "ganarse" cada año o periodo de valoración utilizado.
  • La gestión por competencias. Se configura actualmente como el recambio más cualificado de la evaluación del desempeño. La gestión por competencias permite, además, la integración de distintas funciones de recursos humanos tales como la formación, la selección, etc.

Retribución contingente

Utilizamos el término contingente para designar aquellos complementos retributivos, cuya percepción se halla ligada a la existencia de una determinada circunstancia –por ejemplo, ser miembro de un comité, o trabajar desplazado del lugar habitual– cuya desaparición elimina el derecho a percibirla. Se trata, por tanto, de cantidades invariables durante el tiempo que se perciben, pero no consolidables.

Retribución variable

Mediante la remuneración variable, el empleado comparte con la compañía algo del riesgo empresarial, sacrificando una parte de la seguridad del sueldo fijo ante la expectativa de obtener una mayor compensación económica, especialmente si los resultados son favorables.

La remuneración variable es el instrumento que mayores posibilidades ofrece para desarrollar alternativas imaginativas y eficaces en el ámbito de la política retributiva. Así lo confirma su consolidación en la empresa actual como un medio imprescindible que ayuda a que los empleados compartan tanto los éxitos derivados de la actividad empresarial, como la incertidumbre propia de la misma.

Por otra parte, además de ser un instrumento para flexibilizar los costes salariales en función de los resultados de la empresa, la remuneración variable ofrece grandes posibilidades como herramienta de gestión de recursos humanos para alinear el comportamiento de los empleados con los objetivos estratégicos de la organización.

Los modelos de retribución variable más utilizados internacionalmente son los siguientes:

Modelos

Concepto

Basados en el cumplimiento de objetivos

Se vincula la percepción económica al grado de consecución de los objetivos individuales, compartidos o colectivos que afecten a cada empleado.

Basados en la mejora de la productividad (gain sharing)

Plan en el que se determina una bolsa o compensación grupal, basada en el reparto entre empresa y empleados de los ahorros obtenidos con las mejoras de productividad –cantidad, calidad, mermas, consumos, costes, etc.– con respecto a unos estándares de referencia previamente acordados.

Basados en la participación en los beneficios (profit sharing)

En términos generales, un sistema de participación en los beneficios es aquel que distribuye un porcentaje del beneficio empresarial –en su sentido más ortodoxo– entre los empleados de la compañía.

Comparte con los sistemas de gain sharing el hecho de que es un incentivo colectivo, no discrecional, autofinanciado y basado en una cultura de participación.

A diferencia del gain sharing, la participación en los beneficios es adaptable a cualquier tipo de compañía, área funcional y nivel profesional porque la existencia de un beneficio –positivo o negativo– es algo intrínseco al funcionamiento de la inmensa mayoría de las organizaciones.

Basados en incentivos a largo plazo

Son esquemas que intentan reflejar el impacto en el largo plazo de la gestión de los directivos de la empresa. Entre éstos cabe destacar los modelos basados en objetivos plurianuales y los basados en acciones de la empresa, por ejemplo, las famosas stock options. Con ellos se pretende vincular los intereses de accionistas y directivos, estimulando la adhesión de estos últimos a la empresa.

Con respecto a la forma de implementación de la remuneración variable, las tendencias dominantes son las siguientes:

  • Sustitución de comisiones u otros componentes variables sin umbral mínimo de aplicación por incentivos sobre objetivos, en los que se fija una cota mínima por debajo de la cual la percepción es cero. Esta práctica implica la introducción del concepto de "marginalidad".
  • Sustitución de incentivos individuales por incentivos de equipo, en aquellos casos en los que la organización del trabajo requiere una interacción de grupo.
  • Utilización de "incentivos multinivel", que combinan la valoración de resultados individuales, resultados de equipo y resultados globales de empresa.
  • Rediseño de sistemas de primas centrados exclusivamente en la "cantidad" con el objeto de incorporar otros factores que tengan en cuenta la calidad, la satisfacción del usuario, los plazos de entrega, la seguridad, los costes o los márgenes de rentabilidad.
  • En los cargos de alta dirección, rediseño de los sistemas de incentivos o participación (sharing) excesivamente polarizados en los resultados a corto plazo, con el propósito de vincular más estrechamente las percepciones de los altos ejecutivos con los intereses de los accionistas. Ello se consigue mediante la utilización de indicadores –financieros y no financieros– que miden el crecimiento del valor de la empresa y el afianzamiento de sus estructuras para hacer frente a los retos del futuro.
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