Inicio Atrás Adelante Creencias y textos funerarios
Comentario complementario

Busiris, en el Bajo Egipto, y Abido, en el Alto Egipto, son los dos principales centros de culto de Osiris. La segunda parte del texto empieza con la expresión peret-jeru, "una ofrenda invocada". Se trata de la parte ritual de la fórmula. El rey y los dioses funerarios conceden simbólicamente las ofrendas para que después los familiares del difunto, encargados de su culto funerario, las entreguen realmente a éste último, en el curso del ritual funerario. Lo hacen mediante una "ofrenda invocada", es decir, recitada, nombrada ritualmente, mientras se entrega. La "invocación" es tan poderosa desde un punto de vista mágico que, en ocasiones, la presentación de ofrendas es sólo verbal (las palabras hacen de por sí realidad lo que dicen). Las ofrendas consisten en los seis "bienes" principales mencionados en la fórmula: pan y cerveza, carne de buey y aves, vasos de alabastro y piezas de lino. A veces se añade algún otro producto o la expresión "...y toda suerte de cosas buenas y puras". La fórmula se completa con el nombre y los títulos del difunto, que suelen ir precedidos de la palabra imaju, ‘venerable’ o ‘bienaventurado’.

El texto anteriormente transcrito es la fórmula "tipo". En la realidad epigráfica, las variantes pueden ser múltiples. Pueden omitirse unas secuencias, añadirse otras, disponerse las distintas secuencias en partes diferentes de la estela (así, las ofrendas pueden explicitarse aparte), alterarse el orden de las mismas (por ejemplo, el rey y los dioses dispensadores de las ofrendas pueden no aparecer consecutivamente). He aquí un ejemplo concreto: el de la estela de falsa puerta del noble Sheshi, que vivió durante la VI Dinastía. La estela procede de Saqqara y se conserva en el Museo del Louvre. Las primeras tres líneas del dintel dicen:

    "1Una ofrenda que da el rey y una ofrenda que (da) Anubis, (que está) sobre su montaña, (que está) en el lugar del embalsamamiento, señor de la tierra sagrada; 2una ofrenda que da el rey y una ofrenda que (da) Osiris, (que está) al frente de Dyedu; 3(para) el imaju ante el Gran Dios, inspector de los carteros, Sheshi".

    Y la primera columna vertical por la izquierda sigue:

    "Una ofrenda invocada para él, en cada festividad hermosa, en perpetuidad, para Sheshi"
    (Louvre E 27 133).

Otro ejemplo lo tenemos en la estela de Hagui, también de la VI Dinastía, procedente de la región de Abido y hoy asimismo en el Museo del Louvre. Las primeras dos líneas horizontales rezan:

    "1Una ofrenda que da el rey y una ofrenda que da Anubis, (que está) al frente de la capilla divina. Una ofrenda invocada para él [=el difunto], en cada festividad y cada día. 2Una ofrenda que da Osiris, que está al frente de los Occidentales, (para) el gobernador de dominio y amigo único (del rey) Hagui".

Y el texto dispuesto sobre la tabla de ofrendas del difunto, que aparece representado, sentado, en el tercer registro a la izquierda, dice:

    "Mil panes, mil jarras de cerveza, mil trozos de carne de buey, mil aves, mil vasos de alabastro y mil piezas de lino"
    (Louvre C 160)

Como se ve, las estelas van acompañadas de representaciones del difunto, y en la misma estela o en las paredes de la tumba pueden representarse y enumerarse de manera exhaustiva todas las ofrendas funerarias (más allá de las seis principales).

Como hemos dicho, además de los textos de ofrendas, las tumbas de algunos nobles del Reino Antiguo presentan también textos autobiográficos. En ellos, los difuntos enumeran sus cargos y títulos, cuentan los principales acontecimientos de sus vidas, y se presentan como fieles servidores del rey y cumplidores escrupulosos de sus funciones, según el modelo establecido. La más famosa de estas autobiografías funerarias del Reino Antiguo es la del noble Uni, contemporáneo de los reyes de la VI Dinastía, grabada en un bloque de piedra procedente de su tumba en Abido y hoy en el Museo del Cairo.

 

2.5 Los Textos de los Sarcófagos del I Periodo Intermedio y del Reino Medio.

Después del Reino Antiguo, en el Primer Periodo Intermedio y en el Reino Medio las creencias funerarias egipcias experimentaron importantes transformaciones. Si durante la etapa precedente, los textos mitológicos, con la descripción del viaje hacia el más allá, de la "topografía" del propio más allá y de los dioses y demás criaturas de ultratumba, habían estado reservados en exclusiva al rey difunto (Textos de las Pirámides), mientras que los particulares habían contado con textos rituales (de ofrendas) o autobiográficos, ahora el ámbito de lo mitológico se abre también para éstos últimos. Se ha hablado de una "democratización de los destinos de ultratumba", pero esta expresión es equívoca, porque en el Reino Antiguo todos los egipcios tenían destinos de ultratumba, incluso los más pobres, que se enterraban en fosas en el desierto, sólo que esos destinos eran distintos para el rey y para los súbditos. En el I Periodo Intermedio y en el Reino Medio, en cambio, cualquier persona que podía costearse una tumba contaba con textos funerarios de carácter mitológico. Pero no los esculpía ya en las paredes de la tumba, sino que los pintaba en las del sarcófago. Por eso se llama a estos nuevos textos mitológico-funerarios Textos de los Sarcófagos. Los Textos de las Pirámides dejaron de esculpirse, y una parte de su material literario pasó al nuevo corpus. Lo que sí podría decirse, pues, es que la realeza "cedió" parte de sus antiguas "prerrogativas" al cuerpo social. Esto tiene que ver probablemente con la caída de la monarquía menfita y la descentralización del poder durante el I Periodo Intermedio.

Textos de los sarcófagosLos Textos de las Pirámides constituían un conjunto muy homogéneo de textos, en parte porque estaban dedicados sólo a los reyes y al culto funerario real, en parte porque habían sido uniformizados por clero de Heliópolis, que los había adaptado a su doctrina solar exclusivista, y en parte porque topográficamente estaban limitados a la necrópolis real de Menfis, capital del Estado y residencia de los reyes durante el Reino Antiguo. Los Textos de los Sarcófagos, en cambio, tienen un alcance social y topográfico mucho más amplio: cualquier particular con recursos y en cualquier lugar de Egipto podía dotarse de una tumba y un sarcófago. Por eso, el contenido del nuevo corpus es mucho más heterogéneo que el del antiguo. Se incorporan a él tradiciones religiosas locales y doctrinas distintas de las solares, de algunas de las cuales tenemos noticia por primera vez. La situación política del I Periodo Intermedio, con principados y ciudades independientes en el Alto y Bajo Egipto celosos de su autonomía y de sus tradiciones locales, propició sin duda este proceso.

Inicio Atrás Adelante