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La Momificación |
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c. Las fuentes iconográficas Son muy numerosas, sobre todo en las tumbas del Reino Nuevo, y suelen estar situadas en el corredor de entrada. Las representaciones, cuyo número varía según el tamaño de la tumba y la época, versan en general sobre el cortejo funerario y el entierro del difunto. En las tumbas del Reino Antiguo se representan imágenes de "la casa de los muertos", es decir, el lugar en el que se llevaba a cabo la primera fase del proceso de momificación, así como las llamadas "escenas de purificación". Estas escenas, que ya no aparecen en las tumbas del Reino Nuevo, aunque reflejan de algún modo la realidad histórica concreta de los rituales funerarios representados, son fundamentalmente imágenes estereotipadas: se representa convencionalmente el conjunto de operaciones que integran el proceso de momificación. En el Reino Nuevo, es también muy frecuente que el conjunto del ritual se resuma en una sola escena, a saber, la que muestra a Anubis inclinado sobre el sarcófago mumiforme dispuesto sobre el lecho funerario. Aunque menos habitual, en algunos casos las pinturas nos muestran cómo los artesanos funerarios trabajan sobre el cadáver y, en estos ejemplos, el difunto viste un atuendo mumiforme como si el ritual hubiera ya concluido. Cuando el difunto es representado mediante una silueta negra, estamos ante escenas que corresponden al primer momento del proceso de momificación, aquél en el que el cadáver es purificado; otras veces esta silueta negra se presenta acostada sobre el lecho funerario pero sin que hayan empezado todavía las operaciones relativas al vendado del cuerpo. En este último caso la silueta representaría el comienzo, para el difunto, de la transición hacia la nueva existencia. 6.2 El proceso de la momificación Consta de dos fases: A. Primera parte o fase quirúrgica. Comprende todas aquellas operaciones que se realizaban en el cadáver con el fin de conservarlo y prepararlo para la ulterior fase del vendado. La mayor información sobre esta fase se obtiene del estudio directo de las momias, puesto que no nos ha llegado ningún texto que explique detalladamente cómo se desarrollaba esta primera parte. La información textual más completa de la que disponemos es el testimonio de Herodoto. |
La primera operación - que debía de hacerse con la mayor rapidez posible - consistía en lavar el cuerpo a fin de purificarlo. Se cree que "la casa de los muertos" contenía al menos dos secciones o departamentos diferenciados: uno donde se lavaría el cadáver y otro donde se llevarían a término el resto de preparativos previos al funeral. El cuerpo, una vez lavado, se depilaba y se trataba con natrón (nechery). Esta substancia, que servía para disolver la grasa corporal, abundaba en la región de el-Kab y también en la de Elefantina pero la principal fuente se hallaba en Uadi el-Natrun, al noroeste de El Cairo. La manera en que el natrón era aplicado ha sido siempre una cuestión muy debatida por la investigación. Herodoto, al respecto, emplea la expresión "sumergen en natrón" y, de ser así, ello implicaría la utilización de grandes recipientes en los que se colocaría el cuerpo (menos la cabeza). Una curiosa escena grabada en una tumba de el-Kab en la que se representa un cuerpo en el interior de una gran jarra, parece confirmar el aserto del historiador griego. No obstante, nunca se han hallado restos de tales contenedores, por lo cual el testimonio de Herodoto sigue siendo objeto de discusión. Lavar el cuerpo del difunto cumplía dos funciones, una higiénica y otra ritual. En algunas momias se ha comprobado que el secado podría haberse realizado mediante un lienzo humedecido con un tinte. El color de este último variaba según se tratase de un hombre (o de una mujer). La evisceración tenía que llevarse a cabo rápidamente porque la temperatura exterior podía deteriorar de manera irreversible el estado del cuerpo. Para llevarla a cabo se practicaba una incisión longitudinal en la parte izquierda del tronco por medio de un instrumento de sílex (aunque los egipcios conocían el metal, el uso de esta piedra en particular respondía a razones de índole práctica y ritual). Dicha incisión medía aproximadamente 10 cm y a través de ella se extraían las vísceras (hígado, páncreas, intestinos y pulmones). El corazón se dejaba en su lugar, si bien en ocasiones era también extraído; en este último caso, era embalsamado e inmediatamente vuelto a colocar en el interior del pecho. Las vísceras eran lavadas con agua mezclada con natrón, secadas y, para su conservación final, sumergidas en un líquido llamado shedehem, una especie de alcohol al que se agregaban hierbas aromáticas y resinas (el shedehem, el vino de palma de las fuentes griegas, se elaboraba en los oasis del desierto líbico). Las vísceras una vez tratadas se depositaban en los vasos canopos. En el vientre así vaciado se vertían, por motivos a la vez religiosos y de preservación del cadáver, resinas y hierbas aromáticas. Es posible que después dejaran durante cierto tiempo el cuerpo al aire libre para de este modo completar el proceso de desecación. |
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La extracción del cerebro es un hecho por lo menos llamativo, porque no era necesario para la conservación del cadáver. Con todo, conviene destacar la importancia que tuvo siempre la cabeza para los egipcios (ya en el mito de Osiris la cabeza del dios descuartizado es objeto de cuidados especiales). Una solución a base de natrón vertida en el interior del cráneo completaba la disolución de la masa encefálica. En el Reino Nuevo se introducían en él resinas calientes y a continuación se envolvía para impedir eventuales pérdidas de líquido. |
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