Inicio Atrás Adelante La Momificación
Comentario complementario

B. Segunda parte o fase del vendado.

Los tres papiros tardíos ya mencionados permiten conocer detalladamente esta segunda parte del ritual de la momificación. El texto, que está acompañado de algunas viñetas ilustrativas, se presenta como un manual práctico que los egiptólogos han ordenado y estructurado en 11 capítulos. Cada uno de los capítulos está subdividido en dos secciones: una refiere las operaciones materiales que se hacen sobre el cadáver; la otra, las fórmulas rituales que deben recitarse durante esas operaciones. El estudio interno del texto ha revelado la mayor importancia que los egipcios concedían al recitado de las fórmulas frente al hecho material de la colocación de las vendas. Por ejemplo, mientras que en sólo cuatro líneas se describe cómo ha de vendarse la cabeza, son cincuenta las que se dedican a explicar el simbolismo de ese acto. Por otra parte, parece que el recitado de las fórmulas se produciría al mismo tiempo que se iban aplicando las vendas.

La primera operación consistía en untar el cadáver, primero la cabeza y después el resto del cuerpo, con aceites sagrados. Cada uno de estos aceites está asociado en el texto a una divinidad y tiene un significado concreto; por ejemplo, el antiu era un ungüento utilizado en el culto a las divinidades y, por esta razón, al ser aplicado convertía simbólicamente al difunto en un dios. El texto atribuye a los dioses la creación de los diferentes materiales empleados en el ritual del embalsamamiento, lo que debe interpretarse como un factor que potenciaba el poder regenerador de tales substancias (a propósito de la mirra se dice que Horus lloró sobre la tierra y de las lágrimas brotó un árbol de mirra).

Era en este momento, tras la unción del cadáver, cuando las vísceras eran depositadas en los vasos canopos, en los que aquéllas se regeneraban por efecto de los humores que desprendían los Cuatro Hijos de Horus (para realizar esta operación el texto no prescribe el recitado de ninguna fórmula).

A continuación se colocaba el cadáver boca abajo, sobre el vientre, y se le untaba la espalda. Durante el recitado se repetían ideas análogas a las anteriores. En este caso los dioses mencionados son los de la Enéada heliopolitana.

De nuevo con el cadáver boca arriba, el texto prescribe la colocación de los dedales en los dedos de las manos y de los pies. Para los miembros de la realeza se han documentado dedales de oro; para los particulares, en cambio, se constata que las uñas se pintaban de un color dorado. El empleo del oro se explica bien si se tiene en cuenta que los egipcios identificaban este metal con la carne de los dioses. En el capítulo del Ritual del embalsamamiento correspondiente a esta parte del ritual son muy frecuentes los términos relacionados con la noción de renacimiento y de recuperación de las funciones vitales.

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