3.La estrategia como punto de partida de la creatividad publicitaria
De la mano de Caridad Hernández y M.ª Luisa Pinar, el capítulo 21, «Las bases estratégicas
de la creatividad publicitaria» de la obra Planificación estratégica y creatividad (Cuesta, 2012, p. 375), vemos la creatividad publicitaria como una de las más importantes
áreas de la comunicación y nos muestra la necesidad de que esta esté apoyada en las
opiniones, motivaciones y creencias del consumidor a través de la planificación estratégica.
Empecemos con la definición de creatividad publicitaria que aportan las autoras (Cuesta,
2012, p. 375):
«Es la actividad comunicativa encargada de la creación, elaboración y producción de
mensajes, destinados a los diferentes medios y soportes publicitarios, para dar solución
a los problemas planteados por las empresas.»
Así, vemos cómo se trata de una actividad que abarca todas las acciones comunicativas,
independientemente del medio al que vayan dirigidas.
La creatividad, en cualquier actividad comunicativa, consiste en la generación de
mensajes que conecten con el destinatario, presentándole un aspecto del producto y
de la marca que le sea relevante y que lo sitúen en una posición preferencial respecto
a sus competidores.
La aproximación clásica de los años ochenta (apoyada en las cualidades del producto
y con una presentación original) ya no es válida. Hoy en día, el principal objetivo
del creativo es la conexión emocional con los públicos de la marca.
En un entorno saturado de mensajes, el creativo necesitará conocer a fondo a quién
dirige su comunicación. Por lo tanto, una de las responsabilidades más importantes
de la creatividad es la de establecer conexiones duraderas entre marca y consumidores,
convirtiéndola en un referente vital para los públicos y que estos la incorporen en
su estilo de vida. Una idea brillante ya no es sinónimo de éxito, ahora es necesario
incidir en la vida del público a través de las emociones y de los sentimientos, ya
que son estos los que llevan al comportamiento deseado. De esta manera, la misión
de la creatividad es proporcionar experiencias satisfactorias a los consumidores,
desencadenando unas emociones que repercutan en un vínculo marca-consumidor que garantice
la fidelidad de este.
Para conseguir este efecto, es necesaria la intervención de la figura del planner, previa a la elaboración creativa. En la página 379 (Cuesta, 2012), las autoras nos
aportan las fases del desarrollo creativo, donde el paso previo a la expresión creativa
(concepto creativo) es el establecimiento de las acciones comunicativas, que generarán
un concepto estratégico con el que los creativos podrán trabajar. Este paso previo,
la planificación estratégica, conecta los problemas y exigencias del cliente por un
lado, con las necesidades y deseos del consumidor, por el otro. Investigadores, responsables
de cuentas y planners deberán proporcionar al creativo información relativa al cliente y su situación de
mercado, y al consumidor y su contexto psicosocial. La creatividad, pues, necesitará
de la planificación estratégica para asegurar la efectividad de sus mensajes ya que
fija qué decir acerca de la marca y del producto, a quién hacerlo y a través de qué
medios, soportes o acciones.
Con el inicio de la era del consumidor, el planificador estratégico cobra un especial
protagonismo en las empresas de comunicación, ya que se encarga de poner en relación
la acción comunicativa con los intereses de los consumidores y garantiza, de esta
forma, su eficacia. Son muchas ya las voces que opinan que la creatividad no solo
debe ser tenida en cuenta en las fases de concepción y producción del mensaje, sino
en todo el proceso de solución de los problemas planteados por las empresas. El planner, encargado de indagar en los mercados y en la sociedad buscando oportunidades de
comunicación que, convertidas en insights, serán el origen de la idea creativa, es una de las piezas clave de este nuevo paradigma.
En el momento actual, cuando el consumidor tiene más voz que nunca a través de foros
digitales, es necesario seguir su comportamiento y conocer sus opiniones, ya que serán
la clave para que las marcas puedan conectar con ellos. Y esa es la tarea del planner: encontrar insights que conecten con la gente y no solo insights de consumo, sino también humanos, que personifiquen las acciones de comunicación
de las marcas. Unos ejes de contacto que deberán ser, posteriormente, traducidos en
elementos de la estrategia.
Como ya vimos en el módulo 1, los consumer insights ayudan a las marcas a construir su posicionamiento, basándose en percepciones reales
de los consumidores, garantizándoles su éxito y estabilidad en los mercados. Al mismo
tiempo, aportan un punto de partida sólido para la creación de conceptos creativos.
En la página 382 de Planificación estratégica y creatividad podemos ver el diagrama que resume el papel de la investigación del consumidor en
la estrategia y en la creatividad. La mayoría de las grandes marcas apuestan por una
creatividad basada en el consumer insight, como un puente con sus públicos para establecer una relación basada en afectos y
lealtades.
En la actualidad, la creatividad se enfrenta al reto de llegar de una forma atractiva
e interesante a un nuevo consumidor, ofreciéndole productos comunicativos que quiera
emplear en su tiempo libre. Tal como afirman las autoras, la publicidad ha dejado
de competir con otra publicidad; ahora lo hace con diversas actividades de ocio. Así,
la creatividad ya no trata simplemente de encontrar formas de vender un producto,
sino de hallar experiencias positivas que conecten a la marca con el consumidor. La
situación comunicativa de la marca, hoy en día, va más allá de la publicidad tradicional
con la aparición de nuevos medios como el advertiment, el advergame o el street marketing entre otros muchos.
En definitiva, la creatividad debe encontrar conceptos potentes y originales que,
llevados a diferentes medios y soportes, sean capaces de activar las emociones del
consumidor y relacionarlo afectivamente con las marcas.
Como ejemplo de éxito de esta visión, las autoras aportan el case study de la campaña «40 días en la cama» de Flex (Cuesta, 2012, p. 385-390).