Consideraremos cinco niveles de evaluación (Smith, 2013, p. 339):
1) Evaluación de juicios
Se trata de una evaluación sobre la base de corazonadas y experiencias, un feedback de cariz informal. Este tipo de evaluación confía en observaciones personales y subjetivas
y se basa en la observación personal. También puede incluir un panel de expertos externos
a la organización que analizará de manera más formal el programa.
2) Outputs de comunicación
Se trata de un método que se centra en el desarrollo y presentación del mensaje, midiendo
los productos de comunicación y su distribución. Algunos de sus posibles métodos son:
a) Producción de mensajes: cuantifica el trabajo realizado por el departamento de relaciones públicas o el planner (mensajes lanzados, elementos de comunicación producidos...).
b) Distribución de mensajes: se centra, además de en lo anterior, en la distribución de dichos mensajes, los contactos
con los medios y el número de mensajes enviados.
c) Coste de los mensajes: analiza el coste en dinero que una organización ha invertido en la presentación de
su mensaje. En medios impresos, simplemente se divide el coste total por el número
de unidades. Para los medios electrónicos, utilizamos el CPM (coste por mil).
d) Valor de la publicity: basado en el sistema MRP (media relations rating points) que, además de tener en cuenta el valor de las menciones en los medios, valora otros
factores como el valor de los mensajes expuestos.
e) Equivalencia de valor publicitario: denominado advertising value equivalency (AVE), es el más usado, aunque no el más correcto. Pone en valor monetario el espacio
que los medios han destinado al mensaje de la organización, a precio tarifa de espacio
publicitario. El problema que plantea es que el mensaje de relaciones públicas no
es un anuncio (plus de credibilidad por su formato noticioso) y tampoco tiene en cuenta
el valor (positivo o negativo para la organización) de dicho mensaje.
3) Objetivos de awareness/conocimiento
La evaluación del conocimiento se centra en el contenido del mensaje, tomando en consideración
cuánta gente ha sido expuesta al mensaje, qué facilidad de comprensión tiene este
y qué grado de recordación se ha conseguido. Las mediciones de awareness más comunes son:
a) Exposición del mensaje: mide el número de gente de los públicos clave expuestos al mensaje. Se trata de una
cifra difícil de obtener y para ello muchos relaciones públicas acuden a los servicios
de clipping, aunque deberemos tener en cuenta que las impresiones en los medios siempre nos hablarán
de audiencias totales de los medios y no de la audiencia de nuestros públicos clave.
b) Contenido del mensaje: se centra en evaluar si el mensaje ha sido positivo o negativo para la organización,
más allá de simplemente contar sus apariciones.
c) Medidas de legibilidad: gira en torno a la comprensión del mensaje, centrándonos en las capacidades de recepción
de nuestros públicos.
d) Recuperación del mensaje: se basa en las técnicas de la investigación publicitaria y consiste, básicamente,
en entrevistar a un grupo para preguntarle qué recuerda de un mensaje al que han sido
expuestos.
4) Objetivos de aceptación
Uno de los mayores defectos de las técnicas de evaluación basadas en el mensaje es
que no se dirigen a la consecuencia originada en los públicos, sino que simplemente
juzgan la existencia del propio mensaje o, como mucho, su nivel de conocimiento. Así,
una evaluación más efectiva se basará en los niveles de aceptación y acción. Debemos
recordar que los niveles de aceptación corresponden al impacto deseado en los intereses
y actitudes del público. Los dos enfoques más comunes para la medida de los objetivos
de aceptación son:
a) Feedback de la audiencia: enumera y analiza la reacción voluntaria de la audiencia, como el número de visitas
al sitio web, el número de llamadas o correos electrónicos recibidos... Este feedback de la audiencia puede ser una efectiva medición del nivel de información e interés
del público.
b) Estudio de benchmark: aporta una base para comparar los resultados de un programa con un estándar. Estos
estándares pueden ser de diversa índole: los niveles iniciales de interés o actitudes
positivas, resultados de programas similares de otras organizaciones, el resultado
de un programa similar durante un periodo previo...
5) Objetivos de acción
Los objetivos finales de la mayoría de actividades de relaciones públicas se focalizan
en los temas básicos de la organización, ante todo la acción buscada en sus públicos
clave. En esta parte de la fase de evaluación del proceso de planificación, nos centraremos
en la medición de estos objetivos de acción:
a) Participación de la audiencia: analiza el número de personas que han respondido activamente al mensaje. Este tipo
de cifras son fáciles de obtener y medir si el objetivo buscado es la participación
(evento de recaudación de fondos, conciertos...).
b) Observación directa: muchas veces se trata de la forma más simple de calibrar la efectividad de una acción.
Por ejemplo, si el objetivo es la recaudación de una cifra determinada para un acto
solidario, todo el montante por encima de dicha cifra corresponderá al éxito adicional
de la planificación. Algunas de las técnicas de benchmark descritas en el apartado anterior también pueden ser útiles para evaluar objetivos
de acción.
c) Efectividad relativa de los medios: tiene que ver con el comportamiento generado por un medio particular en comparación
con otros, midiendo su eficacia en la consecución de la acción de la audiencia.
Acabaremos este módulo con la Declaración de Barcelona de Principios de Medición, surgida en el encuentro mundial de profesionales de las Relaciones Públicas de Barcelona
en 2010. Se trata de un manifiesto que pretende aportar estándares y enfoques comunes
para medir y evaluar las relaciones públicas. Nos basamos en el resumen de Smith (Smith,
2013, p. 354).
a) Metas: es importante fijar y gestionar el establecimiento de metas y su medición en un proceso
que es cuantitativo y holístico.
b) Cantidad y calidad: en lugar de medir la ubicación en los medios, es necesario considerar la calidad
de la cobertura de los medios, incluyendo su tono, credibilidad, relevancia, difusión
del mensaje, portavoces y preeminencia en los medios.
c) Equivalencia publicitaria: este enfoque de coste de los espacios en los medios es rechazado como valor para
las relaciones públicas.
d) Social media: No hay una única métrica para medir los social media, pero será necesario desarrollar un programa de evaluación para su uso corporativo.
e) Outcome: es más importante medir el efecto de los resultados (incluyendo reconocimiento, comprensión,
actitud y comportamiento) que el resultado en sí mismo. La medición requiere análisis
cuantitativo y cualitativo.
f) Resultados: la medición debe focalizarse en los resultados de negocio/organizacionales y en el
impacto de la actividad de relaciones públicas.
g) Confiabilidad: los métodos de medición deben ser transparentes y repetibles.