Fenomenología de la imagen

  • Josep M. Català Domènech

     Josep M. Català Domènech

    Doctor en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de Barcelona. Licenciado en Historia Moderna y Contemporánea por la Universidad de Barcelona. Master of Arts in Film Theory por la Universidad del estado de San Francisco de California. Ha sido profesor de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Guadalajara, México, e instructor del Departamento de Cine de la Universidad del estado de San Francisco. Ha ejercido de realizador en diversos canales de televisión nacionales y extranjeros. Fue colaborador del Museo del Libro de la Biblioteca Nacional de Madrid. En 1992 obtuvo el premio Fundesco de ensayo por la obra La violación de la mirada y en 1996 el premio de ensayo del XXVII Certamen literario de la ciudad de Irún por Elogio de la paranoia. La Academia Española de Historiadores de Cine (AEHC) le concedió el premio al mejor artículo sobre cine publicado en el año 2000. Actualmente es profesor de Estética de la imagen y Dirección cinematográfica en la Universidad Autónoma de Barcelona, y también coordinador del máster de Documental creativo que se imparte en esta universidad, donde también ocupa los cargos de director del Centro de la Imagen y director académico del Servicio de Publicaciones Multimedia. Es coeditor del volumen Imagen, memoria y fascinación: notas sobre el documental en España (2001) y autor de La puesta en imágenes: conceptos de dirección cinematográfica (2001).

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Índice

Introducción

Este módulo se centra en el estudio de la lectura y la interpretación de las imágenes, tanto si son estáticas como si están en movimiento. De entrada, se ofrece una breve introducción en la que se explica cómo se tienen que leer e interpretar las imágenes y como éstas se incluyen dentro de un imaginario social. Se estudiará la imagen como un elemento que pertenece a la cultura audiovisual por su carga de significados culturales. También se verá qué elementos integran una imagen. A continuación, se abordará un apartado dedicado a la percepción de las imágenes en el que se hace un énfasis especial en las teorías de la Gestalt. El tercer bloque se adentra en las relaciones que se establecen entre la imagen, el sonido y las capacidades dramatúrgicas que presentan. En el apartado siguiente ("La retórica audiovisual") se aprenderá a aplicar las figuras retóricas habituales del lenguaje a las imágenes. Y para acabar, se verá cómo se estructura una imagen, cómo se puede diseccionar para analizarla y qué tiempo le es propio. Este primer módulo es una introducción a la semiótica, las teorías de la percepción y el análisis de las imágenes.

Objetivos

El estudio de este módulo os ayudará a:
  1. Conocer las características fundamentales de la imagen y su funcionamiento.

  2. Relacionar la imagen con la visión.

  3. Establecer las relaciones entre imagen y sonido y delimitar las características del fenómeno audiovisual.

  4. Diferenciar el funcionamiento de los dos medios con el fin de encontrar analogías productivas.

  5. Aprender a mirar la imagen para profundizar en su composición y obtener herramientas para pensar.

1.Introducción a la fenomenología de la imagen

1.1.Funciones y fundamentos de la imagen

1.1.1.Diferencia entre ver y mirar
Para acceder a la cultura de la imagen hace falta aprender a mirar. No basta con que podamos ver, haciendo uso de un sentido que es innato y accesible a todos los seres humanos, excepto en los casos de enfermedad o de defecto congénito, sino que se tiene que educar nuestra visión para que se convierta en mirada.
Mirar es ver de una manera consciente y productiva. Es tan necesario aprender a mirar como aprender a leer.
Los materiales que forman las imágenes provienen más del ejercicio de la mirada que del de la vista, ya que, si bien lo vemos todo, solo comprendemos de veras lo que hemos sabido mirar.
Pero no solo tenemos que aprender a mirar el mundo, sino también otras imágenes. De esta manera, adquiriremos las herramientas y destrezas necesarias para plasmar nuestras miradas en nuevas imágenes y comunicarnos por medio de estas imágenes.
Si aprender a leer es aprender a pensar lingüísticamente, aprender a mirar las imágenes equivale a aprender a pensar visualmente. Adquirir la capacidad de pensar con imágenes es el primer paso que lleva a saber utilizarlas como recurso expresivo.
1.1.2.La imagen como comunicación creativa
Por más que se puedan establecer paralelismos entre las formas lingüísticas y las disposiciones visuales de una misma cultura, hay una diferencia fundamental entre los dos medios de comunicación. En la lengua, el aprendizaje del código siempre precede al uso y la comprensión, mientras que en las imágenes, el código y su comprensión se pueden producir al mismo tiempo y de manera dialéctica, es decir, enriquecerse mutuamente.
Ejemplos de códigos
Es sobre todo en las imágenes artísticas donde podemos encontrar la presencia de códigos nuevos que se proponen por primera vez al espectador y le obligan, por lo tanto, a aprenderlos al mismo tiempo que los hace servir.
En la serie de pinturas que dedicó a los jardines de Giverny (1883-1926), Monet inventó un lenguaje que mezclaba el impresionismo con influencias de la pintura oriental y era nuevo para los espectadores de aquel tiempo. A pesar de lo cual fue posible que aprendieran el código a la vez que lo descifraban por primera vez.
Lirios de agua, de Monet.
Lirios de agua, de Monet.
Por el contrario, en las instrucciones y señalizaciones los códigos son más estrictos. Su significado es mucho más cerrado y se ha establecido previamente.
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Esta polisemia creativa de las imágenes es al mismo tiempo una ventaja y un inconveniente. La ventaja está en las infinitas posibilidades de expresión que ofrece al autor y las no menos numerosas posibilidades de interpretación que brinda al espectador. El inconveniente está en el hecho de que es muy difícil llevar a cabo razonamientos estrictos con imágenes.
Hay que conocer muy bien tanto los límites como las posibilidades de la imagen para hacer un uso adecuado de ella. Siempre tenemos que tener en cuenta que el poder de la imagen aumenta cuando forma una alianza con un texto de manera que los dos, imagen y texto, amplíen sus posibilidades.
En las imágenes no hay una distinción tan drástica entre autor creador y lector pasivo como en el ámbito del lenguaje. El espectador de las imágenes también es, sobre todo, creador.
1.1.3.Diversas maneras de hacer frente a la imagen
La única manera de penetrar verdaderamente en el mundo de la imagen y aprovechar sus posibilidades expresivas y comunicativas es comprender su carácter polifacético. Hay muchas maneras de acercarse al fenómeno de la imagen, y cada una nos muestra un aspecto diferente, e igualmente necesario, del medio.
El llamado lenguaje audiovisual es, en realidad, un conglomerado de herramientas visuales a disposición del usuario para una gran variedad de finalidades. Al utilizar imágenes para expresarnos o para adquirir información, tenemos que ser conscientes de los diversos niveles de significado que funcionan en la imagen al mismo tiempo.
Lenguaje audiovisual
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Función informativa de la imagen
La manera más simple de entender una imagen es considerarla una copia de la realidad. En este sentido, cumplen una función reproductora, ya que hacen referencia a realidades que no están presentes pero con las que mantienen una relación de semejanza suficiente para poder informar fielmente.
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Función comunicativa de la imagen
En segundo lugar, la imagen se utiliza para comunicar alguna cosa. La función reproductora no se elimina forzosamente, pero queda supeditada a la intención de proponer un mensaje determinado. En este caso no basta con copiar los aspectos superficiales del referente real, sino que se tiene que potenciar la capacidad comunicativa.
De la forma pasiva de la imagen como información pasamos a su forma activa como comunicación.
Las imágenes siempre dicen mucho más de lo que pretenden. Toda imagen tiene al menos dos caras, una que hace referencia a las intenciones del autor, o a la instancia productora, y otra que tiene que ver con las múltiples necesidades del receptor, o con el ambiente social en que se encuentra inmerso.
Delante de una imagen no tenemos que preguntarnos únicamente qué pretende decirnos, sino también qué nos dice en realidad concretamente a nosotros, que quizá estemos lejos de su contexto de creación y que, en todo caso, tenemos derecho a interpretarla más allá del significado que nos propone.
Hemos de extraer las conclusiones sobre la imagen y las del resultado de nuestro propio proceso de exploración.
En el campo de la publicidad es donde resulta más relevante la distinción entre las pretensiones simplemente informativas de la imagen y los demás elementos comunicativos que contiene.
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En esta imagen publicitaria se relaciona un determinado perfume con la juventud de un país concreto.
El primer nivel es informativo y proviene de las intenciones de la marca, que pretende darse a conocer y, además, afirmar que su uso está relacionado con una comunidad determinada.
Podemos aceptar o no esta propuesta, pero, en todo caso, tenemos que ser conscientes de que la afirmación que se hace se apoya en el poder icónico de los elementos visuales que configuran la imagen.
Finalmente, hace falta que nos demos cuenta de que se están utilizando toda una serie de mecanismos muy sofisticados para convencernos de la realidad de la afirmación que se ha hecho.
Función reflexiva de la imagen
Las imágenes también pueden servir para reflexionar. En este caso, la relación unidireccional que la imagen pretende establecer con el espectador en las dos categorías anteriores se abre a la posibilidad de entrar en un proceso de diálogo con las propuestas visuales y obtener una ayuda para los procesos reflexivos.
Les imágenes son primordialmente persuasivas y la única manera de controlar su poder de persuasión a favor de un uso racional es ser conscientes de todos los mecanismos que intervienen en el proceso comunicativo.
En general, todas las imágenes, y no solo las críticas, tienen que promover la reflexión. En algunos casos, la misma imagen dará apoyo a este proceso crítico, mientras que en otros ofrecerá una resistencia que es preciso vencer.
Resumen
  • El potencial persuasivo de la imagen tiene que ser filtrado por nuestra capacidad de reflexión.

  • Las imágenes no están hechas solo para ser vistas, sino sobre todo para ser miradas.

  • Pensar una imagen es ir más allá de la simple captación visual: quiere decir aprender a mirarla.

1.2.Lenguaje y fenómenos

Nuestra cultura relaciona de una manera tan estrecha el conocimiento con el lenguaje que nos resulta difícil imaginar cualquier otra manera de saber y transmitir esta sabiduría que no sea con mecanismos lingüísticos.
La historia de la imagen y, especialmente, la recientemente inaugurada cultura visual, nos muestran que hay otros mecanismos, además de los lingüísticos, capaces de gestionar el conocimiento.
Cultura visual

"Necesitamos comprender cómo interactuamos activamente con las imágenes de todo tipo con el fin de rehacer el mundo en la forma de nuestras fantasías y deseos o para narrar las historias que llevamos dentro. En el campo de la cultura visual, un fragmento de imagen conecta con la secuencia de un film y con el vértice de un panel publicitario o el escaparate de una tienda por delante de la que pasamos, con el fin de producir una nueva narrativa formada tanto por la experiencia de nuestro transcurrir como por nuestro inconsciente."

I. Rogoff (1998). "Studying Visual Culture". En: N. Mirzoeff. Visual Culture Reader (pág. 16). Londres: Routledge

  • A favor de la imagen:

    "La afluencia contemporánea de las imágenes replantea simplemente de una manera más aguda el problema en gran manera general, teorético, apasionante y, sin duda, extremadamente complejo, de las relaciones extrañas de las imágenes y las palabras, de lo que se ha visto y lo que se ha dicho, de lo que se percibe y lo que se comprende, de lo que se comprende y lo que se expresa."

J. P. Dautun (1995). 10 modèles d'analyse d'image (pág. 9). Alleur (Bélgica): Marabout.

  • En contra de la imagen:

    "Desde Erasmo, en el siglo xvi, hasta Elisabeth Eisenstein, en el xx, casi todos los intelectuales que han intentado resolver la cuestión de cómo afecta el hecho de leer a los hábitos de la mente han concluido que el proceso impulsa la racionalidad; que el carácter secuencial y proposicional de la palabra escrita favorece lo que Walter Ong denomina «el tratamiento analítico del conocimiento»."

N. Postman (1990). Divertim-nos fins a morir (pág. 69). Barcelona: Llibres de L'índex.

La lengua actúa con la articulación de sonidos que configuran palabras que, al mismo tiempo, dan lugar a frases. Estas frases hacen referencia a estados mentales que se podrían comparar vagamente con imágenes. Por lo tanto, podemos afirmar lo siguiente:
Actividad
Escoged cualquier relato y leedlo en voz alta, prestando atención a las imágenes que suscita en vuestra mente. Al mismo tiempo, anotad las características de estas imágenes (enumerad los objetos, describid sus características más evidentes, tratad de vislumbrar la relación entre los diversos elementos que componen el conjunto, etc.). Finalmente, comparad el texto original con el vuestro.
Al hablar y escribir intentamos expresar estas representaciones mentales de una manera diferente de cómo se presentan realmente.
Las imágenes mentales no son una copia de la realidad, sino una interpretación que hacemos filtrando la realidad a través de las ideas que tenemos de ella, que nos las da el imaginario social correspondiente a la cultura a la que pertenecemos y también a nuestras propias vivencias personales.
Actividad
  • Leed la descripción de un vampiro hecha por Polidori y por Stocker.

    El vampiro, J. W. Polidori (1820)

    "Miraba a su alrededor como si no participara de las diversiones generales. Aparentemente, solo atraían su atención las risas de los demás, como si pudiera acallarlas a su voluntad y amedrentar aquellos pechos donde reinaba la alegría y la despreocupación. Los que experimentaban esta sensación de temor no sabían explicar cuál era su causa. Algunos la atribuían a la mirada gris y fija, que penetraba hasta lo más hondo de una conciencia, hasta lo más profundo de un corazón. Aunque lo cierto era que la mirada solo recaía sobre una mejilla con un rayo de plomo que pesaba sobre la piel que no lograba atravesar.

    Sus rarezas provocaban una serie de invitaciones a las principales mansiones de la capital. Todos deseaban verle, y quienes se hallaban acostumbrados a la excitación violenta, y experimentaban el peso del 'ennui', estaban sumamente contentos de tener algo ante ellos capaz de atraer su atención de manera intensa.

    A pesar del matiz mortal de su semblante, que jamás se coloreaba con un tinte rosado ni por modestia ni por la fuerte emoción de la pasión, pese a que sus facciones y su perfil fuesen bellos, muchas damas que andaban siempre en busca de notoriedad trataban de conquistar sus atenciones y conseguir al menos algunas señales de afecto."

    Extraído de: http://www.letrasperdidas.galeon.com/polidori1.htm

    Drácula, Bram Stocker (1897)

    "Su cara era fuerte, muy fuerte, aguileña, con un puente muy marcado sobre la fina nariz y las ventanas de ella peculiarmente arqueadas; con una frente alta y despejada, y el pelo gris que le crecía escasamente alrededor de las sienes, pero profusamente en otras partes. Sus cejas eran muy espesas, casi se encontraban en el entrecejo, y con un pelo tan abundante que parecía encresparse por su misma profusión.

    La boca, por lo que podía ver de ella bajo el tupido bigote, era fina y tenía una apariencia más bien cruel, con unos dientes blancos peculiarmente agudos; éstos sobresalían sobre los labios, cuya notable rudeza mostraba una singular vitalidad en un hombre de su edad. En cuanto a lo demás, sus orejas eran pálidas y extremadamente puntiagudas en la parte superior; el mentón era amplio y fuerte, y las mejillas firmes, aunque delgadas. La tez era de una palidez extraordinaria.

    Entre tanto, había notado los dorsos de sus manos mientras descansaban sobre sus rodillas a la luz del fuego, y me habían parecido bastante blancas y finas; pero viéndolas más de cerca, no pude evitar notar que eran bastante toscas, anchas y con dedos rechonchos. Cosa rara, tenían pelos en el centro de la palma. Las uñas eran largas y finas, y recortadas en aguda punta. Cuando el conde se inclinó hacia mí y una de sus manos me tocó, no pude reprimir un escalofrío. Pudo haber sido su aliento, que era fétido, pero lo cierto es que una terrible sensación de náusea se apoderó de mí, la cual, a pesar del esfuerzo que hice, no pude reprimir. Evidentemente, el conde, notándola, se retiró, y con una sonrisa un tanto lúgubre, que mostró más que hasta entonces sus protuberantes dientes, se sentó otra vez en su propio lado frente a la chimenea. Los dos permanecimos silenciosos unos instantes, y cuando miró hacia la ventana vi los primeros débiles fulgores de la aurora, que se acercaba. Una extraña quietud parecía envolverlo todo; pero al escuchar más atentamente, pude oír, como si proviniera del valle situado más abajo, el aullido de muchos lobos."

    Extraído de: http://www.nuestraliteratura.com/paginas/bram_stoker.htm

  • Comparad estas descripciones con las imágenes siguientes:

  • Después de cada lectura, decidid qué interpretación visual de la figura literaria se ajusta más a la imagen que os habíais hecho y por qué. Después intentad asimilar las diferencias que hay entre las diversas interpretaciones visuales y determinad cuáles se deben a diferentes lecturas de los textos y cuáles a las tendencias contemporáneas en la época en que se realizó el film.

a) F. W. Murnau (Nosferatu, 1921); b) T. Browning (Drácula, 1931).
a) F. W. Murnau (Nosferatu, 1921); b) T. Browning (Drácula, 1931).
a) T. Fisher (Horror of Dracula, 1958); b) F. F. Coppola (Drácula, 1992).
a) T. Fisher (Horror of Dracula, 1958); b) F. F. Coppola (Drácula, 1992).
Cuando construimos imágenes, intentamos reproducir físicamente las operaciones mentales que combinan aspectos lingüísticos, visuales y emocionales. Por lo tanto, podemos decir que las imágenes no se pueden reducir simplemente a mecanismos lingüísticos, porque se incluyen en las imágenes como parte de conjuntos más amplios.
Las imágenes son fenómenos que reproducen visualmente otros fenómenos.
Por fenómeno hemos de entender la manifestación visible del resultado de la interrelación de una serie de elementos que pone de relieve una determinada situación real, conceptual, imaginativa, emocional, etc.
Tanto la imagen de la izquierda como la de la derecha nos enfrentan a algo más que una simple realidad factual. En el caso de la imagen medieval, vemos visualizados una serie de elementos relacionados con la interpretación de un texto bíblico. De la misma manera, en la fotografía podemos ver una relación de elementos (manzanas, ramas, una casa, etc.) que supera cada uno de ellos por separado.
a) Comentarios al libro del Apocalipsis (siglo xi); b) Fotografía de Stieglitz (1922).
a) Comentarios al libro del Apocalipsis (siglo xi); b) Fotografía de Stieglitz (1922).
Si las imágenes solo representaran elementos reales sin más, diríamos que son equivalentes a hechos, pero como nos muestran relaciones entre elementos reales, filtradas por la percepción del autor, tenemos que convenir que una imagen equivale a un fenómeno que pretende representar a otro.
Veamos estas fotografías que Alfred Stieglitz hizo, en diversos momentos de un mismo año, de la pintora Georgia O'Keefe:
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Si una foto solo fuera una copia de la realidad (un hecho), bastaría una sola foto de Georgia O'Keefe para captar a la persona.
De la misma manera que las personas cambian a lo largo del tiempo, su apariencia también varía según las circunstancias y las relaciones que se establecen entre la figura y el entorno en un momento determinado. La fotografía es capaz de delimitar estos fenómenos, que surgen de las relaciones entre diversos elementos que intervienen en la configuración de una realidad determinada.
Las imágenes no se forman, como el lenguaje, con una doble articulación de sílabas que se convierten en palabras y de palabras que se convierten en frases, que son unidades de pensamiento. No obstante, en la imagen hay articulaciones tanto internas –organizadas por la composición– como externas –gestionadas con las técnicas de montaje, edición o simple yuxtaposición.

"Pasar de una imagen a dos es pasar de la imagen al lenguaje."

C. Metz (2002). Ensayos sobre la significación en el cine: 1964-1968 (pág. 72). Barcelona: Paidós.

Para Metz, hay una diferencia entre lengua y lenguaje, porque este último designa "todo aquello que se dice con intención de decir" (pág. 22).

"Contrariamente al signo lingüístico, que es arbitrario, la significación cinematográfica está motivada: hay una semejanza perceptiva –lo que Metz llama 'la analogía'– entre la imagen o el sonido y lo que representan.

El cine –o más bien, el lenguaje cinematográfico– no tiene nada en sí que corresponda a la doble articulación de las lenguas: procede por bloques de realidad completos. A diferencia de las palabras, que se pueden desglosar en unidades de sonido –fonemas– y en unidades de sentido –monemas o morfemas–, es imposible desglosar el significante-imagen sin desglosar al mismo tiempo el 'significado' de esta imagen, lo que ella representa.

El plano cinematográfico no se asemeja a la palabra como pretendían los celadores del cine-lengua, sino más bien a un enunciado. Consciente de los peligros de semejante enfoque, Metz rectifica mediante una formulación que delata un ligero embarazo: «Un plano se diferencia menos de un enunciado que de una palabra, sin por ello parecerse a un enunciado»" (pág. 139).

F. Jost. "Prólogo a la edición castellana de Christian Metz (2002)". Ensayos sobre la significación en el cine (1964-1968) (pág. 16). Barcelona: Paidós.

Resumen
A pesar de que imagen y lengua son dos formas de comunicación diferentes, hay que tener presente la relación que mantienen para entender el potencial de las dos.

2.Imágenes y visión

2.1.Visión natural y visión cultural

2.1.1.La imagen, entre la fisiología y la cognición
Ya pudimos darnos cuenta antes de que hay una gran diferencia entre utilizar la facultad natural de ver de manera instintiva y ejercitarla conscientemente por medio de una mirada crítica.

"Nuestras facultades, memoria, imaginación, alusión, simbolización, están todas condicionadas por nuestro sentido de la vista. La vista domina este tipo de secuencia, cómo pensamos las cosas que aparecen en nuestra mente. Y vuelvo a visual, visión y visionario; imagen, imaginería, imaginación. La imaginación es un don mucho menos mecánico que el ojo tal como lo hemos descrito, pero puesto que está totalmente enraizada en él, se trata de una capacidad que poseen los seres humanos y que no comparten con ninguno de los animales. No podemos separar la especial importancia del aparato visual del hombre de su capacidad de imaginar que es única, de su capacidad de hacer planes y de llevar a cabo todas aquellas cosas que por lo general se incluye en esa expresión que todo lo abarca: libre albedrío. Cuando hablamos de libre albedrío, de voluntad libre, nos referimos en realidad a la visualización de alternativas y al acto de elegir entre éstas. En mi opinión, que no todo el mundo comparte, el problema central de la conciencia humana radica en su capacidad de imaginar."

J. Bronowski (1993). Los orígenes del conocimiento y la imaginación (pág. 32). Barcelona: Gedisa.

La fisiología nos informa sobre las características y el funcionamiento de nuestro aparato ocular en referencia a la visión instintiva correspondiente a uno de nuestros sentidos, quizá el más fundamental de todos.
De la misma manera, la psicología, especialmente la rama que se conoce como psicología cognitiva, estudia la función que tienen la visualidad y las imágenes en el funcionamiento de nuestra mente y nuestra comprensión de la realidad.
Nuestro interés por la imagen se ubica entre estas dos grandes áreas de conocimiento, la fisiológica y la cognitiva. Estudiaremos la imagen propiamente dicha, es decir, como elemento activo de una cultura visual con una importancia creciente.
A pesar de que toda visualidad tiene unos fundamentos fisiológicos y cognitivos indudables, la fenomenología de la imagen como herramienta cultural se sitúa por encima de estos presupuestos y se puede estudiar independientemente.
2.1.2.La imagen, entre la visión y la cultura
Podemos decir que, dado que el ojo siempre está inmerso en una cultura determinada, el ejercicio de ver no es, en consecuencia, tan natural como parece.
A continuación se expresan tres ideas que giran en torno a un mismo enfoque de la relación entre la visión y la cultura. Reflexionad sobre el problema común que plantean:
  • Umberto Eco se pregunta si la semiosis se encuentra en la base de la percepción o bien si es la percepción la que está en la base de la semiosis.

  • Gilles Deleuze afirma que lo que es visible es lo que se puede ver, lo que la sociedad deja ver e instituye que se tiene que ver.

  • Alain Renaud indica que la imagen es la representación de lo que es visible: muestra la visibilidad cultural.

Las imágenes siempre están cargadas de significados culturales, mediatizados por la identidad de los autores y los espectadores.
Cualquier imagen, al margen de la función para la que ha sido creada, es un mapa de una determinada situación sociocultural, individual y estética. Las formas utilizadas para confeccionarla, y el modo cómo se articulan, dejan entrever los problemas de la sociedad, la cultura y el individuo que las ha concebido.
Observemos una imagen cualquiera. Puede ser plana, como una pintura, o tridimensional, como las correspondientes a las nuevas tecnologías de la realidad virtual; puede simular profundidad, como una imagen fotográfica o videográfica o, por el contrario, jugar con la bidimensionalidad, como algunos carteles publicitarios; puede ser una imagen fija o en movimiento; accesible a la visión próxima, como el diseño de un objeto, o al mismo tiempo envolvente y lejana, como la delineación de una ciudad; una imagen realista o una imagen abstracta; finalmente, una imagen copiada o inventada. Siempre encontraremos los espacios conceptuales siguientes:
Espacios conceptuales
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  • El campo de la imagen propiamente dicho, donde se distribuyen los elementos formales e intervienen de forma dialéctica los parámetros culturales y artísticos.

    Toda imagen surge de una combinación de opciones estilísticas conscientes y presiones culturales inconscientes, de presiones estilísticas inconscientes y opciones culturales conscientes.

  • El campo del individuo, correspondiente a la persona que se enfrenta a la imagen como espectador. Esta relación con la imagen se lleva a cabo, como hemos dicho antes, a partir del aparato ocular y en el área general de la cognición, pero con dos apartados concretos, el imaginario y el de la percepción, que tienen que ver con la identidad social y con la personal, respectivamente, del individuo.

    Al enfrentarse a una imagen, por lo tanto, un individuo lleva a cabo una operación muy compleja que lo obliga a situarse, como persona y como ente social, ante las visualidades que se le proponen y que lo interrogan sobre estos aspectos de su personalidad.

  • El campo del autor de la imagen, que corresponde a los valores y las ideas que ha considerado al confeccionarla y a los mecanismos de la imaginación que han actuado en su concepción.

    En este campo también actúan, aunque de manera inversa, los mismos parámetros que en el campo del espectador: identidades, fisiología de la visión y mecanismos cognitivos. Sin embargo, lo que allí tiene una función pasiva aquí adquiere una función activa.

Ejemplo de significados de una imagen
En el documental de Alan Joubert dedicado al cuadro El rapto de las sabinas (1799), de Jacques-Louis David, encontramos un buen ejemplo del conglomerado de significados que envuelven una imagen.
El rapto de las sabinas, de Jacques-Louis David (1799).
El rapto de las sabinas, de Jacques-Louis David (1799).
Documental de Alan Joubert sobre El rapto de las sabinas emitido en el programa Documanía de Canal Satélite © La Sept.
Documental de Alan Joubert sobre El rapto de las sabinas emitido en el programa Documanía de Canal Satélite © La Sept.
A continuación se incluye un diagrama de los apartados que se pueden estudiar en esta pintura. Repasadlo después de ver el vídeo y tratad de relacionar la información que habéis recibido con los apartados que se muestran en el gráfico. Más adelante, cuando hayáis aprendido algunos de los términos que se incluyen, podéis volver sobre este punto para ampliar conocimientos.
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El pintor ha partido de una situación social determinada (la Revolución Francesa) y ha transformado los temas históricos en una representación en la que las cuestiones formales gestionan los problemas sociales e individuales de aquel momento.
Resumen
  • Una imagen es una configuración visual compleja en la que se combinan toda una serie de elementos relacionados con la estética, la sociología, la historia y la psicología.

  • Hay que estudiar una imagen en profundidad, separar las diversas capas que la componen materialmente y añadir las diversas capas que el observador aporta para interpretarla.

2.2.Formas de la visión

2.2.1.Percepción visual
Hemos visto cómo los aspectos culturales, sociales e individuales configuraban los límites de la visión, pero incluso en el caso de que pudiéramos dejar de lado esta serie de condicionantes y observar el mundo que nos rodea solo a través de los mecanismos que configuran nuestro aparato ocular, en colaboración con los parámetros cognitivos más estrictamente mentales, habría un determinado código innato que caracterizaría nuestra percepción.
¿Cómo percibimos las cosas?
Ante la idea de que las impresiones llegan dispersas e indiscriminadas a nuestros sentidos y son después recompuestas por procesos mentales, surgen los postulados contrarios, elaborados por los llamados psicólogos de la forma (Gestalt), que consideran que nuestra visión está condicionada por parámetros innatos que son comunes a todo el género humano y nos llevan a construir la realidad de una manera que han determinado previamente.
Los teóricos más importantes de la psicología de la forma son:
  • Max Wertheimer (1880-1943).

  • Wolfgang Köhler (1887-1967).

  • Kurt Koffka (1886-1941).

  • The International Society for Gestalt Theory and its Applications

Posteriormente, Rudolf Arnheim (1904-2007) aplicó estos conocimientos al estudio de la percepción artística.
Recursos sobre la Gestalt:

"Lo que una persona o un animal percibe no es solamente un conjunto de objetos, colores y formas, de movimientos y tamaños. Es, quizá antes que nada, una interrelación de tensiones direccionales. Estas tensiones no son algo que el observador añade por su cuenta a la imagen estática. Por el contrario, estas tensiones son inherentes a cualquier precepto como el tamaño, la forma, la localización o el color. Puesto que tienen magnitud y dirección, estas tensiones pueden ser descritas como 'fuerzas' psicológicas."

R. Arnheim (1985). Arte y percepción visual. Una psicología del ojo creador. Madrid: Alianza.

Leyes de la percepción
Uno de los descubrimientos más importantes de la teoría de la Gestalt para la comprensión de la imagen es el que establece las relaciones entre la figura y el fondo en toda percepción visual.
Es imposible percibir un objeto aislado, porque todo lo que vemos se relaciona forzosamente con un fondo que lo contiene. De esta manera, fondo y figura se constituyen mutuamente.
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En el dibujo anterior, si decidimos que el fondo es blanco, la figura aparece como una copa negra sobre fondo blanco. Por el contrario, si escogemos el fondo negro, vemos dos rostros blancos, enfrentados sobre un fondo negro. A pesar de saber que hay dos articulaciones, solo es posible ver una cada vez.
Ejemplos de aplicación de las leyes de la Gestalt
El artista holandés M. C. Escher (1898-1972) utilizó las leyes de la percepción descubiertas por los psicólogos de la Gestalt para elaborar sus grabados. En el que se reproduce a continuación, titulado Cielo e infierno, hay una drástica variación de las figuras representadas, según que decidamos que el fondo sea claro u oscuro.
Fuente: All M.C. Escher works © 2003 Cordon Art - Holland. All rights reserved. Used by permission.http://www.mcescher.com
Fuente: All M.C. Escher works © 2003 Cordon Art - Holland. All rights reserved. Used by permission.
http://www.mcescher.com
Las formas no son solo una calidad intrínseca de las cosas, sino que, incluso desde la perspectiva puramente visual, se relacionan siempre con un entorno. El significado visual de una figura solo adquiere su plenitud cuando se tiene en cuenta el fondo en que está inscrita y con el que forma una unidad dialéctica.
Las leyes más importantes que, según las teorías de la Gestalt, rigen la construcción perceptiva de las formas, son las siguientes:
  • Proximidad. Cuando los observamos en las mismas circunstancias, los objetos más próximos tienden a percibirse conjuntamente, formando parte de la misma figura. Comparemos las figuras a y b: la primera la describiríamos como compuesta por dos hombres y una mesa; en la segunda, sin embargo, diríamos que hay un hombre al lado de una mesa y otro hombre.

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  • Semejanza. Todos los estímulos parecidos tienden a percibirse formando parte de la misma figura. En la composición que forman estos árboles, agrupamos los del mismo tipo en subconjuntos claramente delimitados.

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  • Continuidad. Se perciben juntos los estímulos que tienen formas análogas. En la imagen siguiente, percibimos por separado, superpuestas, dos formas de características diferentes, en vez de concebir una nueva figura que surja de la mezcla de líneas.

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  • Clausura. Hay una tendencia perceptiva a cerrar las formas que quedan incompletas. En los ejemplos siguientes se muestran diversas facetas de esta tendencia al cierre que tiene nuestra percepción. Las primeras letras (WASHO) son producto de proyectar sobre una serie de líneas desconectadas nuestras expectativas sobre la de las letras (vemos, además, que las primeras letras parecen tener volumen, una cualidad que es simplemente perceptiva). De la misma manera, percibimos un cuadrado como forma unitaria donde no hay más que cuatro líneas sin continuidad. Y, finalmente, leemos una palabra completa aunque le falte una letra (incluso es posible que, a primera vista, no nos demos cuenta de esta omisión).

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  • Coherencia estructural o pregnancia (ley de la buena forma). Los estímulos tienden a estar agrupados formando la figura más simple, ordenada, regular, simétrica o estable de todas las posibles. En las siguientes posibilidades, solo en la d se agrupan las formas de manera que dan lugar a una figura reconocible, un cuadrado, que aparece superpuesto a las otras formas: este cuadrado que vemos tan claramente en realidad no existe, sino que es solo un producto ilusorio de nuestros mecanismos perceptivos.

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Mientras que las leyes 1, 2 y 3 se pueden considerar previas a toda experiencia, la 4 y la 5, por el contrario, son un poco más ambiguas y abren la puerta a una interpretación cultural. Tenemos tendencia a cerrar las formas incompletas, pero para eso hemos de conocer previamente la visualidad de la forma (recordemos que, según Deleuze, solo vemos lo que la sociedad permite ver). En el hecho de que unas formas prevalezcan sobre las otras también puede influir una determinada valoración cultural o social de la forma privilegiada.
En el cuadro siguiente, Dalí utiliza las experiencias de la Gestalt para crear un cuadro multidimensional, que es un buen ejemplo del predominio de unas formas sobre las otras.
Aparición de un rostro y un frutero sobre la playa, de Salvador Dalí (1938).
Aparición de un rostro y un frutero sobre la playa, de Salvador Dalí (1938).
2.2.2.Expresión y percepción artísticas
El conocimiento de las leyes básicas de la percepción se puede convertir en una herramienta muy válida para la confección de las imágenes. Lejos de limitar la percepción a una serie de valoraciones mecánicas, estas leyes, combinadas convenientemente, abren una multitud de posibilidades expresivas.
Al final de los años treinta, la factoría Disney había reunido en su seno un grupo de dibujantes y animadores que se encontraban entre los mejores del mundo. Las producciones Disney aún tenían un carácter muy experimental que culminó con la película Fantasía, estrenada en 1940. El film está dividido en varias partes, cada una realizada con un estilo de animación diferente. En todas se trata de equiparar imagen y música. El fragmento que vemos pertenece a la visualización de la Tocata y fuga en do menor, de Johann Sebastian Bach.
Fragmento de Fantasía, de Walt Disney (1940): Tocata y fuga en do menor, de J. S. Bach.
Fragmento de Fantasía, de Walt Disney (1940): Tocata y fuga en do menor, de J. S. Bach.
Este intento del equipo de Walt Disney de visualizar la música a través de formas abstractas es uno de los ejercicios más interesantes que se han hecho con respecto a la aplicación del movimiento a los principios de la teoría de la Gestalt. Pero no es el único; en el campo de las vanguardias cinematográficas podemos encontrar otros ejemplos interesantes.
Podéis consultar Jean Mitry (1974). Historia del cine experimental. Valencia: Fernando Torres Editor.
Las recientes teorías sobre la llamada inteligencia visual coinciden con algunas ideas artísticas de comienzos del siglo xx en el aspecto creativo de los principios de la percepción. Determinados pintores, como Mondrian o Kandinski, fundamentaron su obra en estos postulados.
a) Composición en rojo, amarillo y azul, de P. Mondrian (1926). b) En blanco II, de V. Kandinski (1923).
a) Composición en rojo, amarillo y azul, de P. Mondrian (1926). b) En blanco II, de V. Kandinski (1923).

"Eres un genio creativo. Tu genio creativo es tan perfecto que puede dar la impresión de que no requiere ningún esfuerzo. Sin embargo, su alcance sobrepasa con creces el conseguido por las más denodadas energías del más veloz de los superordenadores actuales. Para invocar su poder, solo necesitas abrir tus ojos. Puede que esto suene como el mantra de una nueva terapia, o la cháchara de un adivino. Sin embargo, no es más que la conclusión razonable de los investigadores del campo de las ciencias cognitivas. Lo que sucede cuando vemos no es un proceso inconsciente compuesto por estímulos y respuestas, como han creído los conductistas durante la mayor parte del siglo xx, sino un sofisticado proceso de construcción cuyas complejidades solo ahora están empezando a comprenderse."

D. D. Hoffman (2000). La inteligencia visual. Cómo creamos lo que vemos. Barcelona: Paidós.

El director de cine soviético Sergéi Mijáilovich Eisenstein aplicó muchos principios de la teoría de la Gestalt en sus investigaciones sobre la estética cinematográfica. Algunas de sus ideas se basan en el concepto de isomorfismo, según el cual podría haber una equivalencia entre las formas y las emociones.

"¿Cuál es el método que nos permite construir correspondencias audio-visuales? Una respuesta ingenua sería encontrar elementos puramente representativos de la música [...] Cualquier otra definición que roce apenas este método de comprensión estrechamente representativa lleva inevitablemente a visualizaciones trivialísimas [...] Pero tomemos de estas «escenas» venecianas [Eisenstein habla de la posibilidad de visualizar un género musical denominado Barcarola mediante simples escenas de Venecia] únicamente los movimientos de avance y retroceso del agua combinados con el huidizo juego de luz que se refleja sobre las superficies de los canales, e inmediatamente nos alejamos un grado de la serie de fragmentos ilustración, y nos acercamos a una respuesta para el movimiento de una barcarola sentido interiormente.

El número de imágenes «personales» que surgen de este movimiento interior es ilimitado [...] Aquí está incluida también la ingeniosa interpretación de Walt Disney de la Barcarola de Offenbach, en la cual la solución visual es un pavo real cuya cola resplandece musicalmente y que se mira en un lago para ver reflejados los contornos de sus opalescentes plumas.

Todos los avances, los retrocesos, las ondulaciones del agua, los reflejos y la opalescencia que uno supone esenciales en las escenas venecianas, han sido conservadas por Disney de acuerdo al ritmo de la música."

S. M. Eisenstein (1974). El sentido del cine (págs. 119-120). Buenos Aires: Siglo XXI.

Dicha analogía nos lleva inmediatamente a pensar en la música, que, por sus aspectos formales y emocionales, puede servir de puente entre la visualidad y la sensibilidad.

"La solución consiste en encontrar la clave para la sincronización proporcionada de un fragmento musical con un fragmento fotográfico, lo cual nos permitirá unirlos 'vertical' o simultáneamente, hermanando cada frase musical continua con cada fase de los trozos paralelos y continuos de fotografía."

S. M. Eisenstein (1974). El sentido del cine (pág. 117). Buenos Aires: Siglo XXI.

Salto de una bailarina y esquema gráfico del salto. Fuente: V. Kandinski (1996). Punto y línea sobre el plano: contribución al análisis de los elementos. Barcelona: Paidós.
Salto de una bailarina y esquema gráfico del salto. Fuente: V. Kandinski (1996). Punto y línea sobre el plano: contribución al análisis de los elementos. Barcelona: Paidós.
Kandinski encontró una relación parecida entre las formas y las emociones, pero su interés se centraba en extraer de los gestos una estructura emocional básica que, una vez convertida en imágenes, conservaría la misma fuerza emocional que el gesto.

"La teoría de la Gestalt de la expresión admite la posibilidad de descubrir las correspondencias entre la conducta física y la psíquica estableciendo una correlación estadística simple, pero afirma que la asociación repetida no es el único medio, ni el más común, para llegar a una comprensión de la expresión. Los psicólogos Gestalt sostienen que la conducta expresiva revela directamente su significado en la percepción. Esta aproximación se basa en el principio del isomorfismo, según el cual los procesos que tienen lugar en diferentes medios pueden ser, pese a ello, similares en su organización estructural."

R. Arnheim (1949). "La teoría Gestalt de la expresión". En: J. Hogg (comp.) (1975). Psicología y artes visuales (pág. 250). Barcelona: Gustavo Gili.

Resumen
  • Les leyes de la percepción y de la expresión estudiadas por la teoría de la Gestalt nos servirán de base para entender el funcionamiento de muchas composiciones visuales, tanto estáticas como en movimiento.

  • El conocimiento de las leyes básicas de la percepción se puede utilizar en medios tan diferentes como los videoclips o la composición de las páginas de Internet, por lo que son herramientas poderosas, tanto de análisis como de creación.

3.Imagen y sonido: el fenómeno audiovisual

3.1.La imagen del sonido

Por más que nuestros sentidos actúan conjuntamente y en relación con nuestro cuerpo, que ejerce de unidad perceptiva, es cierto que las diversas culturas siempre han tendido a producir medios expresivos diferentes para cada uno de los sentidos más importantes, como el oído y la vista. Los depositarios tradicionales de estas dos tendencias han sido la música y la pintura.

"El filósofo italiano Antonio Russi afirma en su libro L'Arte e le arti que «en la experiencia normal, cada sentido contiene, a través de la memoria, a todos los demás»; después aplica esa fórmula a la experiencia estética y dice que «cada arte contiene, a través de la memoria, a todas las demás». Esto no debe entenderse en el sentido de una burda traducción de un arte a otro (ya Lessing mostró en su Laokoon que esto es manifiestamente imposible) o de una obra de arte a otra, dentro de una misma modalidad de expresión artística (literatura, pintura, etc.). No hay que confundir los colores y las formas que puede sugerir una experiencia musical con los colores y formas que la pintura y la escultura son capaces de sugerir directamente. En la experiencia práctica un objeto aprehendido a través de uno de los sentidos siempre puede ser aprehendido, cada vez que resulta necesario o oportuno, a través de cualquiera de los otros sentidos; pero en el arte no sucede lo mismo: un estado de ánimo expresado a través de una de las artes no puede aprehenderse en forma plena a través del uso directo y simultáneo de todas las otras artes."

M. Praz (1979). Mnemosyne. El paralelismo entre la literatura y las artes visuales (pág. 61). Madrid: Taurus.

Cada medio tiene, pues, su propia expresión, y no se puede pretender producir la expresión de un medio a través de otro (colores con música, por ejemplo). Sin embargo, tal como se afirma, eso no quiere decir que ningún medio pueda suscitar a través de la memoria impresiones adquiridas a partir de otro.
Cuando sonido e imagen actúan, por tanto, conjuntamente, cada uno tiene su propia expresividad, pero los dos se encuentran en el plano de de la connotación y comparten sensaciones que, a partir de sus diversas fuentes, se acaban encontrando en un lugar común para ofrecer aspectos diferentes de una misma experiencia.
La música imaginaria ocupa el lugar de la imagen (aparece como una secreción de la misma imagen y se apodera de la diégesis):
Azul, de Krzysztof Kieslowski (1993).
Azul, de Krzysztof Kieslowski (1993).
Amadeus, de Milos Forman (1984).
Amadeus, de Milos Forman (1984).
Hasta hace muy poco, en la historia de la cultura occidental no se había producido una reunificación de los paradigmas sónicos y visuales en una dramaturgia conjunta. Fue en el cine (desde los mismos orígenes, cuando Edison pretendió combinar su cinetoscopio con su invento anterior, el fonógrafo) donde se ensayó por primera vez una estética conjunta de los dos medios fundamentada en tecnologías confluentes.
El teatro se podría considerar un antecedente de la conjunción de imagen y sonido, si no fuera porque la palabra, es decir, la expresión oral, prevaleció hasta el final del siglo xix, cuando la popularidad creciente del melodrama llenó la escena teatral de grandes efectos visuales. Este teatro, que introducía elementos reales sobre la escena (barcos, caballos, etc.) apuntaba, de hecho, hacia el fenómeno cinematográfico que estaba a punto de nacer.
Durante el Barroco, el drama y la música, los aspectos visuales y los sonoros, también aumentaron las relaciones tanto en la escena como en los espectáculos públicos y, sin duda, el teatro isabelino (el de Shakespeare), primero, y el romántico después, introdujeron efectos luminosos y sonoros destinados a actuar conjuntamente en la escena sobre la percepción del espectador. Pero no se puede decir en ningún caso que las obras estuvieran pensadas, ni desde la perspectiva del autor, ni desde la de los encargados de la puesta en escena, como una actuación conjunta de los ámbitos visual y sonoro, si entendemos estos dos términos no en la vertiente puramente sensorial, sino en la estética y dramatúrgica.
La ópera, sobre todo la de Wagner, con las concepciones de este autor sobre la llamada obra de arte total, representa el momento precinematográfico más importante en la unificación estética del sonido y la música. Pero en este caso el fundamento es musical, es decir, sónico, al que lo acompaña la imagen, sin desarrollar todo su potencial hasta las producciones operísticas del siglo xx, en el que la concepción visual de la escena cobra especial importancia.
Esta confluencia de la música y la imagen en la ópera tiene mucha importancia en los diseños del norteamericano Robert Wilson, como se puede ver en esta puesta en escena de La flauta mágica, de Mozart (París, 1991).
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Sin embargo, fue fundamentalmente con la televisión como el conjunto cuajó de manera definitiva, ya que, si bien en su momento había sido posible un cine mudo de enorme trascendencia estética (cine parcialmente mudo, de todos modos, ya que siempre estuvo acompañado al menos de música), ahora resultaría inconcebible una televisión sin sonido.
Hemos de tener en cuenta que tanto el cine como la televisión son medios fundamentalmente visuales, de la misma manera que la radio es esencialmente sónica. Si a la televisión le quitamos el sonido, todavía nos queda en la pantalla una gran cantidad de información ligada de manera esencial al medio, mientras que si le sacamos la imagen, dejamos de estar delante de la televisión y nos encontramos escuchando una cosa parecida a la radio.
Cada medio (como cada arte) tiene sus propiedades esenciales, que fundamentan una estética específica, lo cual no impide que se puedan desarrollar formas híbridas o nuevos fenómenos expresivos a partir de la mezcla de diversos medios.
Nos encontramos cada vez más ante una práctica que tiende a organizar expresiones complejas a partir de la interacción de diversos medios. El llamado multimedia es un buen ejemplo.
De todas maneras, es conveniente tener claras las características esenciales de cada uno de los medios para poder aprovecharlas después en conjunción con otros.
Esta reunificación de las percepciones dispersas culmina con el proyecto de la realidad virtual, al volver a convertir el cuerpo en el centro unificador de una estructura perceptiva compleja, compuesta por la representación de todos los sentidos.
Se ha de tener en cuenta que el campo de estudios dedicados al sonido es muy amplio y, por tanto, aquí solo nos referiremos a los fenómenos que estén relacionados con sus aspectos visuales o que se relacionen directamente con la imagen, como estudiaremos en el apartado siguiente.
Lo que nos interesa de modo más inmediato, pues, es comprender la capacidad expresiva del sonido en los aspectos relacionados con la representación.
La música, como manifestación máxima de la capacidad expresiva del sonido, no funciona necesariamente en esta dirección, ya que, como las matemáticas, es capaz de crear experiencias puramente abstractas. Al contrario, la radio, medio sónico por excelencia, se fundamenta especialmente en la capacidad narrativa y dramática del sonido.
3.1.1.Capacidades dramatúrgicas del sonido
Los sonidos, desde la perspectiva de su dramaturgia, son más fácilmente maleables que las imágenes. El sonido invoca directamente la imaginación del receptor y, por tanto, da lugar a un mundo mucho menos sólido que el que se basa en la visión, incluso que el que surge de la articulación de las imágenes.

"La palabra radiofónica posee una presencia fugaz porque no está dominada por el sentido de la vista; sin embargo, es una palabra provocativa de una presencia imaginaria, cargada de sonidos y tejiendo la memoria. Es una palabra que genera sueños."

J. Huergo (1997). Comunicación/educación; ámbitos, prácticas, perspectivas (págs. 168-169). La Plata: Facultad de Periodismo y Comunicación Social.

Delante de una imagen, el observador tiende a proyectar su imaginación para reinterpretarla y dotarla de los componentes que parece que falten para conseguir una significación plena. Por el contrario, al escuchar un sonido, el oyente lo retrotrae sobre su imaginación para darle cuerpo, para ligarlo a una imagen que lo haga plenamente significativo. En los dos casos, la imaginación es un elemento imprescindible para completar el estímulo originario –sonoro en un caso, visual en el otro–, pero mientras que lo que es visible representa un terreno fundamental que solo admite matizaciones, lo que es audible delimita un marco prácticamente vacío que requiere ser llenado de imágenes.
Por tanto, no tenemos que pensar que los sonidos son equivalentes a objetos materiales –o bien a actos o a situaciones–, en el sentido de que tendrían una cualidad visible y otra sonora. Por el contrario, tenemos que considerar los sonidos como elementos cognitivos capaces de suscitar la visualización imaginaria de objetos, acciones o situaciones.
Ejemplo de la utilización cognitiva del sonido
En este segmento del documental de Basil Wright Night Mail (1936), hay dos ejemplos brillantes de la utilización cognitiva del sonido:
  • La voz del narrador se amolda al ritmo del sonido del tren.

  • Sobre la imagen del tren recorriendo el paisaje aparecen sonidos que denotan la peculiaridad de los lugares por los que pasa.

Los sonidos, aislados de cualquier anclaje visual, son resortes creativos de un poder heurístico enorme.
3.1.2.Elementos dramatúrgicos
En pocos casos como en el de la radio (medio sustancialmente dramatúrgico y narrativo) la dramaturgia actúa más por sustracción que por adición. No hace falta, ni conviene, utilizar todos los sonidos relativos a determinado paisaje sonoro; lo que se tiene que hacer, por el contrario, es llevar a cabo una tarea discriminatoria que ponga de relieve los más importantes.
Un buen diseño de sonido se construirá en torno a unos cuantos sonidos relevantes convertidos en rasgos expresivos de la escena sonora. Esta tendencia alcanzará el grado óptimo cuando se pueda conseguir que un solo sonido, con el grado de estilización conveniente, sea el rasgo determinante de la escena sonora, sobre el cual descansarán todos los demás.
En este sentido, podemos considerar la dramaturgia sonora como con tendencia al expresionismo, incluso si los sonidos se utilizan de manera descriptiva, porque siempre tendrán que haber sido discriminados y estilizados para alcanzar el máximo grado de expresividad y, además, haber sido utilizados como síntesis de otros conjuntos sónicos descartados.
La realidad sonora se construye, desde el punto de vista dramatúrgico, por vaciado: partiendo de una acumulación indiscriminada de sonidos posibles que pueden ser relacionados con determinado paisaje sonoro (escena), se van eliminando los sonidos menos significativos o expresivos, hasta dejar lo que es esencial. El sonido, por lo tanto, tiende al vacío, es decir, al silencio.
La imagen, por el contrario, parte de un espacio vacío que se tiene que llenar, aunque sea mínimamente. Por ello podemos decir, en consecuencia, que la imagen tiende a la plenitud: esencialmente, tiende a la música, que, al contrario que el sonido, también funciona por acumulación.
De la misma manera que el pintor puede organizar su cuadro en torno a un solo gesto (en este caso, un gesto sónico visualizado), también se puede dar forma a la escena sonora con la elección de un sonido primordial.
Modos del sonido
El sonido se puede presentar de las maneras siguientes:
  • Ruido: se trata de sonidos que podríamos denominar naturales o lógicos, ya que corresponden a situaciones acciones concretas y reconocibles (abrir o cerrar una puerta, el disparo de un arma, la caída de un objeto, un golpe, un frenazo, un trueno, el viento, las olas, etc.): suscitan inmediatamente la imagen correspondiente sin cualidades añadidas.

  • Voz: la voz humana articulada, que puede ir desde un suspiro o un grito hasta una canción (en un caso estará muy cerca del ruido, en el otro de la música), pasando por el habla.

  • Música: desde el punto de vista dramatúrgico (ligado a la imagen), podríamos considerar la música de tres maneras distintas:

    • Como estilización de los ruidos y la voz (cuando pierden su condición fundamental y adquieren un suplemento de expresividad).

    • Como adjetivación de determinadas situaciones en acciones dramáticas o como sustrato narrativo (p. ej., música en el intervalo de dos situaciones dramáticas).

    • Como forma abstracta y autónoma, creadora de mundos sin referencia visual concreta.

El músico renacentista Jacopo Peri (1561-1633) indicó que "no es cantando como se tiene la idea de las palabras: es hablando como se tiene idea del canto". Este intercambio de funciones que sugiere Peri entre voz y canto nos permite preguntarnos si también es posible alternar las funciones de los otros modos como efecto dramatúrgico: voz como ruido o música; música como voz o como ruido; ruido como música o, incluso, como voz. Habría que preguntarse, a partir de esta última posibilidad (ruido como voz), si se podría encontrar "la voz" de un objeto (asumiendo que cada objeto tiene un sonido característico que surge cuando se coloca el sonido en una situación determinada).
Brooms, cortometraje de Luke Cresswell y Steve McNicholas (1995).
Brooms, cortometraje de Luke Cresswell y Steve McNicholas (1995).

Leed La audiovisión, de Michael Chion, del dossier de lecturas.

  • Silencio: ausencia significativa de cualquiera de los otros elementos en el ámbito de una representación.

"Es el célebre aforismo de Bresson que nos recuerda que el cine sonoro ha aportado el silencio, y esta fórmula ilumina una justa paradoja: ha sido preciso que existan ruidos y voces para que sus ausencias e interrupciones profundicen en eso que se llama silencio, mientras que en el cine mudo, todo, por el contrario, sugería ruidos."

M. Chion (1993). La audiovisión. Barcelona: Paidós.

Como actualmente existe la posibilidad de sintetizar todos estos modos sónicos y, por lo tanto, inventar sonidos y mundos sonoros por su articulación, tenemos que considerar que la clasificación anterior se puede desdoblar en otra paralela que incluya ruidos, voces, músicas (y quizá incluso silencios) artificiales, en contraposición a los que denominaríamos naturales, por la posibilidad de visualizar el referente.
Ejemplos de simulacros sonoros
De la misma manera que Baudrillard habla de simulacros para denominar las copias sin referente (imágenes que suplantan la realidad), también podríamos hablar de simulacros sonoros en el sentido de la creación de espacios sonoros imaginarios capaces de superponerse a los espacios sonoros reales.
El trabajo del diseñador de sonido de esta película, Alan Splet, representó un avance extraordinario en el concepto de sonido sintético para la creación de ambientes.
Escena de Dune, de David Lynch (1984).
Escena de Dune, de David Lynch (1984).
Podéis encontrar más ejemplos de la banda sonora de Dune en la dirección siguiente: http://www.duneworld.org/movie/sounds/.

Leed Alan Splet and Sound Effect for "Dune", de Ric Gentry, del dossier de lecturas.

3.1.3.El espacio del sonido
El espacio del sonido se divide en interno y externo, según que sea un espacio creado por los sonidos para su propia ubicación como cimiento de un mundo sonoro, en cuyo caso se trata de un espacio sonoro dramatúrgico, o que sea un espacio creado para la recepción, en cuyo caso se trata de un ambiente sonoro de carácter "dramático".
El espacio interno de sonido se forma mediante los elementos siguientes:
  • Distancia: percibida con los diversos planos de sonido, que crean una sensación de profundidad o de relieve.

  • Dirección: hace referencia al punto de escucha equivalente al punto de vista (aunque no necesariamente concordante).

  • Movimiento: relacionado con las variaciones que se producen en cualquiera de los otros dos apartados, separada o conjuntamente.

El espacio externo de sonido creado con:
  • Técnicas de producción: tono, intensidad, etc. Pueden influir en los componentes del apartado anterior, pero en ese caso solo para matizar alguno. En el caso del espacio externo, son efectos sonoros destinados a la recepción, es decir, a la construcción del espacio sonoro externo.

  • Técnicas de reproducción: sonido estereofónico, etc.

  • Músicas: cuando la música es extradiegética (no está incluida en el espacio interno) forma un marco en el que se incluye tanto el espacio sonoro dramatúrgico como el espacio real imaginario del mismo espectador. La música es tan efectiva emocionalmente por su capacidad de englobar estos dos espacios en una sola experiencia.

3.1.4.El tiempo del sonido
El tiempo del sonido se construye con tres elementos primordiales:
  • El ritmo: variaciones, alternancia de sonidos o silencios y efectos contrapuntísticos.

  • La melodía: modulación de los sonidos, cadencia de los sonidos o de las pausas.

  • El montaje: composición del espacio o la narración sonora mediante movimientos estructurales de los diversos bloques.

Resumen
Los sonidos crean sus propias "visualidades", sus espacios sonoros particulares, que solo se pueden asimilar comparativamente a los espacios visuales de la imagen.

3.2.El sonido de la imagen

3.2.1.Experiencia natural y expresión artificial
Buscad cualquier imagen que tengáis cerca: una ilustración, la foto de un diario, etc., la misma pantalla del ordenador se puede considerar una imagen. Miradla durante unos instantes y, a continuación, pensad si, mientras lo hacíais, había silencio a vuestro alrededor o si, por el contrario, se producía algún tipo de sonido: música, ruidos en otra habitación, tráfico de la calle, una conversación, etc.
Difícilmente vemos una imagen sin escuchar al mismo tiempo algún sonido. En muchas ocasiones, el sonido que oímos mientras contemplamos una imagen es circunstancial y no tiene ninguna relación directa. En otros, por el contrario, el sonido que acompaña la imagen tiene su misma voluntad expresiva. En cualquier caso, es muy difícil experimentar percepciones visuales y sónicas absolutamente aisladas. Lo mismo sucede con los sentidos de la vista y el oído.
Esta conjunción es un hecho natural, que podemos considerar aumentado por la "polución" técnica que nos rodea (radios, televisiones, teléfonos, reproductores de sonido, etc.), pero que, en realidad, tiene raíces más profundas. Incluso en el caso de estar rodeados del silencio más absoluto tendríamos que considerar que en el entorno hay referencias sónicas. Al menos, de dos tipos: uno, producido por el hecho de que el silencio, si consigue ser realmente absoluto (una cosa muy difícil), se acaba materializando como una especie de "sonido" de fondo (oímos el "ruido" de nuestros oídos, por ejemplo); y dos, porque, en última instancia, siempre estará el "rumor" de nuestro pensamiento que, en forma de monólogo interior, estará inevitablemente presente en el acto de la visión.
Es decir, en la experiencia natural, sonido e imagen siempre están presentes al mismo tiempo. Pero solo si consideramos que la expresión (artística o funcional) ha de reducirse a reproducir estrictamente el orden natural, supondremos que imagen y sonido tienen que ir estrictamente unidos.
La utilización de imágenes y sonidos no tiene que perseguir la copia superficial de la experiencia natural, sino, por el contrario, procurar construir una determinada fenomenología expresiva, partiendo de la comprensión de los elementos que participan en el acontecimiento real.
Ejemplo de diseño de sonido
Heat, de Michael Mann (1995).
Heat, de Michael Mann (1995).
En esta escena se nos muestra un destacable trabajo de diseño de sonido de estilo naturalista, pero que, de hecho, se basa en los sonidos reales correspondientes al acontecimiento para confeccionar un paisaje sonoro de gran dramatismo. Hay que resaltar:
  • El uso de sonidos nítidos y aislados, de diversa intensidad según a qué parte de la escena pertenecen.

  • El fondo musical constante, que sirve de plataforma a todo el conjunto y que, de hecho, es un sustituto del "silencio reinante", un silencio que en este caso se puede modular como convenga.

  • El uso del sonido estruendoso de la taladradora para marcar drásticamente los cambios de plano y, por lo tanto, de situación: también sirve como ejemplo de los diversos planos sonoros.

Para conseguir esta comprensión necesaria para fundamentar el aprovechamiento estético de las relaciones entre imagen y sonido, tenemos que fijarnos en qué sucede realmente cuando percibimos fuera de cualquier ámbito expresivo. Las consideraciones anteriores ya nos han colocado ante diversos niveles de relación audiovisual que, de hecho, nos avanzan lo que después ha sido la tradicional dramaturgia de sonido.
  • Hemos hablado de sonidos incidentes que no tienen relación con la percepción visual y de sonidos que tienen su fuente en elementos visuales. Esta distinción la encontraremos después entre sonidos sincrónicos y sonidos ambientales.

  • Hemos indicado que los sonidos podían estar presentes en la percepción o venir de fuera: de la calle, de la otra habitación, etc., es decir, ser exteriores a nuestro campo perceptivo. Se trata de la división entre el sonido denominado in y el llamado fuera de campo.

  • Finalmente, hemos encontrado sonidos subjetivos, como el silencio o nuestros mismos pensamientos. Dentro del ámbito de los sonidos llamados off hay experiencias de este mismo tipo: la voz en off que, como nuestro monólogo interior, acompaña a una percepción, etc.

3.2.2.El fenómeno audiovisual
Constatamos, por lo tanto, que hay un paralelismo entre la percepción audiovisual natural y la expresiva (creada artificialmente). Constatamos también que este paralelismo, por su parte, no tiene nada de natural, sino que es el producto de la concepción mimética de las expresiones visuales y sónicas que domina nuestra estética.
Ello tiene diversas consecuencias, algunas claramente contradictorias:
  • Tendemos a despreciar el sonido delante de la imagen.

  • Tendemos a estudiar el sonido separado de la imagen como si no hubiera ninguna incidencia mutua, más allá de un paralelismo determinado.

Por lo tanto, es preciso comprender que imagen y sonido pueden formar un conjunto fenoménico muy singular, diferenciado de la fenomenología de la imagen y del sonido por separado:

"Las películas, la televisión y los medios audiovisuales en general no se dirigen solo a la vista. En su espectador –su «audio-espectador»– suscitan una actitud perceptiva específica que, en esta obra, proponemos llamar audiovisión."

M. Chion (1993). La audiovisión. Introducción a un análisis conjunto de la imagen y el sonido (pág. 11). Barcelona: Paidós.

Esta nueva fusión fenoménica, esta audiovisión, es diferente de la simple conjunción naturalista de imagen y sonido que ignora todas las implicaciones de la percepción conjunta. La audiovisión en sentido pleno, o fenómeno audiovisual, no nace de la sumisión del sonido a la imagen o viceversa, sino de la comprensión de la autonomía estética y dramatúrgica de cada uno de los campos que conduce a una conjunción efectiva en una manifestación unitaria de gran potencial expresivo.
Sonido e imagen forman un conjunto unitario, cuyos elementos se refuerzan mutuamente para confeccionar un fenómeno nuevo, llamado audiovisual (o audiovisión), que supera la percepción separadamente de la imagen o del sonido.
Actividad
  • Observad este vídeo sin sonido e intentad imaginar los sonidos que le pueden corresponder: ¿qué imaginación sonora despiertan en vosotros estas imágenes?

  • Volved a mirarlo, esta vez con sonido, y reflexionad sobre el cambio que ha experimentado el conjunto de imágenes y flujos visuales al haberle añadido sonidos.

  • Pensad en cómo les habrían afectado los sonidos que vosotros habíais propuesto y tratad de determinar, a partir de estos dos parámetros, en qué medida afecta el sonido a la percepción.

Imagina 94 © Canal+ Francia Premier, Canal+ España, 1994.
Imagina 94 © Canal+ Francia Premier, Canal+ España, 1994.
3.2.3.La comprensión del sonido por la imagen
Normalmente, consideramos el sonido como un añadido (la adjetivación o la "decoración" de una imagen). Antes, en el apartado anterior, hemos estudiado el sonido independientemente de la imagen, precisamente para no caer, por automatismo, en esta consideración superficial y sobre todo errónea y perjudicial para la expresividad.

"Seguramente la forma más adecuada para empezar a describir las complejas y variadas relaciones entre el sonido y la imagen sea definir el concepto de valor añadido tal y como lo hace Chion. El valor añadido es el valor expresivo o informativo con el que un sonido enriquece una imagen dada hasta hacernos creer que esa expresión o información se desprende de modo natural de lo que se ve, es decir, que está contenida en la imagen. Este fenómeno tiene lugar sobre todo en el marco del sincronismo sonido/imagen, que permite establecer una relación inmediata y necesaria entre algo que se oye y algo que se ve."

J. Villafañe; N. Mínguez (1996). Principios de teoría general de la imagen (págs. 233-234). Madrid: Pirámide.

¿A qué se debe esta tendencia a creer que el sonido acompaña, y nunca precede, a la imagen? Las razones posibles son varias:
  • La importancia que tiene la visualidad en el ser humano, y en nuestra cultura en particular: para nosotros, el mundo es primordialmente visual y los sonidos parece que son un poco como una coletilla. Son redundantes, cuando menos los más elementales, que dan simplemente la impresión de acompañar una acción: abro una puerta y cruje la madera; cae un objeto y escucho el golpe que da contra el suelo. En estos casos, nos parece que lo importante es la acción de abrir la puerta y el acto de caerse el objeto (los dos visualizados convenientemente): sustancialmente no cambiaría nada si no estuvieran acompañados de sonido.

  • La imagen ha sido tradicionalmente muda desde la antigüedad (excepto el teatro y la ópera, que no se han considerado relacionados con la imagen hasta muy recientemente). Hace muy poco que los sonidos acompañan a la imagen. En realidad, es como si primero hubiera habido la imagen y después hubiera llegado el sonido: exactamente como se ha considerado que sucedió en el cine.

  • La técnica del vídeo, que se introdujo a lo largo de los años setenta, culminó esta impresión al permitir grabar imagen y sonido en un mismo soporte (u obligar a ello) y, por lo tanto, impedir la comprensión de las diversas especificidades. Ya había ocurrido algo parecido al principio del cine sonoro, pero entonces no se tardó en utilizar técnicas que permitían obtener por separado una banda de imagen y otra de sonido. Pero lo que, en principio, tenía que beneficiar a las dos expresiones no hizo más que liberar la imagen y dejar que el sonido continuara acompañándola.

  • Finalmente, el ideal naturalista del arte occidental desde el Renacimiento, que confunde la representación con la realidad y, por lo tanto, no ve la necesidad de separar en la imagen lo que en la naturaleza va unido.

Leed La mirada opulenta, de Román Gubern, del dossier de lecturas.

3.2.4.Dramaturgia sonora de la imagen
Michel Chion establece los conceptos de escucha acusmática y escucha visualizada para determinar las relaciones del sonido con la imagen desde la perspectiva del espectador/oyente:
  • Escucha visualizada es la que percibe sonidos que se producen en la imagen.

  • Escucha acusmática es la que percibe sonidos que no tienen una fuente identificable en la imagen.

Estos tipos de escucha tienen una relación directa con las clases de sonido que se pueden dar en relación con la imagen fuente. Hay tres modalidades de sonido esenciales en este caso:
  • Sincrónico: cuando el sonido coincide exacta y visiblemente con su origen. Produce, por lo tanto, una escucha visualizada.

  • Asíncrono: cuando no coincide con su fuente en ningún grado de disparidad. Si el origen del sonido es visible pero los dos no coinciden en el tiempo, se continuará produciendo una escucha visualizada. Por el contrario, si la asincronía es tan significativa que la fuente no es visible, el tipo de escucha que se producirá será acusmática.

  • Ambiental: sonidos no diegéticos (no pertenecientes al universo de la historia) y que, por lo tanto, no tienen un origen relevante en la representación. Los conceptos de sincronía y asincronía no son relevantes en este caso y, por lo tanto, el tipo de escucha no es visualizado ni acusmático. Eso no hace que sean sonidos neutros, sino, en muchos casos, que puedan ser mucho más relevantes que los otros, al menos en el aspecto emocional o dramático.

Si consideramos el espacio visual como eje de la representación, los sonidos se pueden dividir según el grado de relación con el espacio de la manera siguiente:
3.2.5.Música e imagen
La relación entre la música y la imagen es un caso especial de la relación audiovisual que tiene una importancia específica por diversas razones:
  • En primer lugar, porque representa la relación de una expresión abstracta y subjetiva con una expresión concreta y objetiva (la imagen, aunque sea abstracta y apele a la subjetividad, propone siempre una visualidad de algo situado materialmente delante del espectador).

  • En segundo lugar, porque el mismo funcionamiento de la música, la estructuración de los diversos sistemas que la integran –texto y música, melodía y armonía, voz principal y acompañamiento–, suscita analogías con el funcionamiento de determinadas imágenes, específicamente las imágenes en movimiento, entre las cuales figura, de manera primordial, el cine.

"Un vez se reconoce el potencial de la fotogenia [la calidad expresiva de las imágenes], puede ejercer precisamente el papel del acompañamiento orquestal de la ópera wagneriana, y extender e intensificar los sentimientos latentes en el drama."

D. Bordwell (1980). "The Musical Analogy". En: Yale French Studies (vol. 0, págs. 141-156). Yale: Cinema/Sound.

Esta analogía se entiende, pues, de dos maneras, igualmente transcendentales:
  • La del cine de vanguardia: especialmente el cine impresionista francés de Delluc, Epstein y Gance, y el llamado generalmente cine abstracto. Los dos ponen el énfasis en la imagen no representacional, el movimiento puro de las formas.

  • La del cine narrativo y dramático, que encuentra en la música una analogía para los elementos visuales que permiten establecer el tono de la percepción y controlar los estados emocionales. Se trata de producir una estructuración del film con todos los elementos que lo componen organizados a través del montaje, de forma parecida a la de los ritmos, melodía o contrapuntos que organizan la música.

    El cine no representacional busca producir una música de la imagen, con el juego visual de formas puras. En el cine narrativo y dramático se trata de dar a la imagen una cadencia musical (rítmica o melódica) que module la representación.

Leed el texto de David Bordwell, "The Musical Analogy (1) ".

(1) The Musical Analogy
David Bordwell
"A film is in some respects like a musical composition. This analogy, so obviously inadequate and partial, has been demolished several times and on many grounds. 1 Traditional music has at its disposal a restricted range of materials (e.g., tones in a scale), whereas cinema ranges over an infinity of visual phenomena. Allied to this is the fact that traditional music also has a fixed notational scheme. As two writers pointed out in 1926, Beethoven could compose while deaf, but how could a blind man make a film? 2 It might be shown that the musical analogy simply expresses the snobbery of an era when cinéastes were anxious to justity the medium as worthy of intellectual notice and that to call a film 'visual music' justifies its existence under a new aesthetic. Thus the logic of the analogy can seem to spring from partisan and distant struggles.
Nevertheless, neither the faults nor the tactical uses of the analogy explain its longevity. Why have theorists and filmmakers been drawn to it for over fifty years? One reason is apparent. Since at least 1914, when Leopold Survage proposed making a film of Rythmes dolorés, some filmmakers have sought to purity cinema along the lines of abstract art. Schoenberg wanted the film of his opera Die Glückliche Hand to be as sensuously absolute as music. It must never suggest symbols, or meanings, or thoughts, but simply the play of colors and forms. Just as music never drags a meaning around with it… so this should simply be like sounds for the eye. 3 Since then, the tradition of abstract filmmaking has repeatedly sought a music for the eye, as the very titles testify: Diagonal Symphony, Rhythmus 21, Jazz Dance, Allegretto, Toccata and Fugue, Thème et variations. Here the musical analogy functions to stress the films' nonrepresentational qualities, those aspects which led Frank Lloyd Wright to call abstract cinema "icing for an unbaked cake. 4 It is more surprising that the musical analogy has long been used as a way to understand a cinema committed to representation and narrative.
The history of this analogy shows that, however imperfect it may be, it has functioned to brake a tendency to think of cinema as an art of the real. Music has become a model of how formal unity can check, control, and override representation. This depends, in turn, upon conceiving music as the art of pure pattern and process. It Is not only that music is nonreferential, as the purist avant-garde assumes. Music is useful as a model because of its architectonic features. A musical piece exhibits form at many levels, from rhythmic figures and motivic or melodic construction through larger forms (rondo, sonata) to the overarching structure of an entire symphony or opera. What has made the analogy attractive are the ways in which a musical piece can be analyzed as a system of systems: text and music, melody and harmony, leading voice and accompaniment. On this analogy, a film becomes a large-scale form made of smaller systems. We can then envisage some of these systems (narrative, for example) as being more representational than others. Given this complex of formal Systems, we can examine the relations obtaining among them. Does the rhythm of the editing accord with the narrative development? Does the structure of narrative events mesh with shifts in color? The musical analogy, in short, constitutes a crucial move in many theories of film form, since it asserts that a film's overall structure controls and places its more localized denotative systems. Here film salvages representation but contains it within a rigorous context.
The musical analogy, I hope to show, has helped theorists think of a film as an interplay of formal systems. But the analogy has raised many issues. First, there is the matter of what we are to identity as a film's various systems. Music has, we shall see, provided many cues in this regard. Secondly, a musical piece exists in space and time; so does a film. Yet the uses of the musical analogy have tended to stress one attribute over another, yielding distinctly temporal or spatial conceptions of film form. Finally, in seeking to define the interaction of formal systems, film theorists have confronted the issue of accompaniment. Is one system dominant, dictating the substance and shape of others? Or are the text's systems equal in importance? Can we conceive of a conflict among formal systems? In cinema, the issue often emerges as whether «intrinsically cinematic» materials and structures are to be subordinated to alien systems. This is the basis of Wright's wisecrack: abstract cinema accompanies nothing; cinema usually ices some (narrative, theatrical) cake. In the two principal traditions drawing upon the musical analogy, we shall see clearly opposed attitudes toward the nature, the spatio-temporal features, and the degree of independence of the formal systems that constitute a film."
Notes
  1. Jean Mitry (1925/1927). Esthétique et psychologie du cinéma (vol. II, pág. 444-445). Henri Bescourt; Jean-Louis Bouquet (1925/1927). L'Idée et l'écran: Opinions sur le cinéma (vol. I-III). París.

  2. Henri Fescourt and Jean-Louis Bouquet (julio, 1926). "Sensations ou sentiments?" Cinéma-Ciné pour tous (núm. 66, pág. 13).

  3. Quoted in Standish Dyer Lawder (1967). Scturalism and Movement in Experimental Film and Modern Art. 1896-I925 (Ph.D. dissertation. Yale University (pág. 39)

  4. Quoted in John Whitney (1965). "Moving Pictures and Electronic Music". Die Reihe (núm. 7, pág. 70).


D. Bordwell (1980). "The Musical Analogy". Yale French Studies (vol. 0, núm. 60, págs. 141-143). Yale University Press.
De estas dos relaciones entre música e imagen que acabamos de señalar, la primera es la más evidente, ya que determina el uso que se hace generalmente de la música en las obras visuales de carácter narrativo: en este caso, la música se acostumbra a calificar de acompañamiento. Pero esta denominación no califica como es debido la importancia que la música puede llegar a tener en una narración audiovisual. Esta relación solo la comprenderemos si volvemos a recurrir al fenómeno de la audiovisión (o audiovisual) indicado antes.
Ejemplos de música en el cine
Música en el cine, dos tipos:
  • Música narrativa: acompaña la narración, duplica los acontecimiento visuales y establece equivalencias musicales con los acontecimientos y las situaciones dramáticas.

Escena de Murder Ahoy, de George Pollock (1964).
Escena de Murder Ahoy, de George Pollock (1964).
  • Música temática.

Ennio Morricone. Emitido en Documanía, Canal Satélite
© En Happy Valley Films LTD ARTE DOC Video Voice Inc. Coproduction 1995.
Ennio Morricone. Emitido en Documanía, Canal Satélite
© En Happy Valley Films LTD
ARTE DOC
Video Voice Inc. Coproduction 1995.
La música en relación con la imagen es, en realidad, el ejemplo más palpable de lo que quiere decir el fenómeno audiovisual, ya que cuando imagen y música se relacionan, lo hacen desde dos paradigmas tan diferentes que no se puede dar ningún tipo de confusión naturalista.
El problema del sonido, al relacionarlo con la imagen, es que su potencial expresivo se suele difuminar ante la cualidad referencial: no oímos el sonido, sino que vemos una imagen sonora, una imagen que lleva añadida una cualidad extra.
Por el contrario, la música no se puede perder en la visibilidad de la imagen: en todo caso, se mezcla y nos empuja a percibirla de diversas maneras. El sonido también nos hace percibir la imagen diferente de cómo la habríamos percibido sin él, pero el proceso es demasiado inconsciente para que su importancia pase al primer plano de la construcción estética. La transformación que la música opera en la imagen (y viceversa) es, sin embargo, ineludible, ya que afecta a nuestras emociones, que son conscientes, forman parte de la percepción de lo audiovisual.
El fenómeno audiovisual está compuesto por la hibridación entre el dinamismo espacio-tiempo de la imagen y el dinamismo emocional del sonido. A partir de este núcleo, los componentes emocionales de la imagen y los referenciales del sonido, que son secundarios (menos potentes, no menos importantes) en el fenómeno, enlazan dialécticamente.
Ejemplo del fenómeno audiovisual
Los usos más directos del fenómeno audiovisual concreto (no necesariamente de la audiovisión, ya que el término de Chion hace referencia a toda percepción que incluya imagen y sonido, sin que importe el grado de integración entre los componentes, y aquí nos referimos a una formación que va más allá de la dialéctica habitual entre ellos) los podemos encontrar en los videoclips, especialmente en los que provienen de la India, en los cuales se hace un uso muy característico de la gestualidad, que transmite visualmente la música y las emociones correspondientes.
Diya Jale (videoclip hindú). © Canal Plus, France 1995.
Diya Jale (videoclip hindú). © Canal Plus, France 1995.

4.Imagen y texto

4.1.Leer y mirar

4.1.1.La transparencia del texto
En el acto de leer hay una operación básicamente contradictoria. Se nos pide que utilicemos la vista para observar unos rasgos que tenemos que descifrar a través de sus características visibles y, al mismo tiempo, se nos obliga a desactivar la potencialidad de la visión en el mismo instante en que la utilizamos.
Al recorrer con la vista las letras, las palabras y las frases, desencadenamos mecanismos de simbolización que internalizan en nuestra mente las estructuras de conocimiento. Para eso nos tenemos que olvidar de la materialidad del texto y concentrarnos en las operaciones mentales que desencadena su articulación.
La lectura es una operación intrínsecamente intelectual que se basa en una concepción intimista de nuestra identidad y recurre al texto como forma de comunicación provisional con otras identidades igualmente interiorizadas.
El mundo de los libros, W. McCay.
El mundo de los libros, W. McCay.
Esta ilustración del pionero de los cómics Winsor McCay (1867-1934) está basada en la idea de que cada individuo es un mundo aislado que se comunica con los otros a partir de textos.

"Es verdad que no hay un lenguaje privado, en el sentido de que una "historicidad subjetiva" pudiera permitir, en su discurso, variar arbitrariamente los significados y sintagmas de una lengua de manera que perdiera su carácter intersubjetivo, su estructura comunicativa. Pero en el centro de la intimidad, del endothen que lleva a hablar desde uno mismo y por uno mismo, se teje el hilo de un discurso personal que da aliento y modula el lenguaje que poseemos, la voz que somos."

E. Lledó (1994). Paraules i imatges (pág. 11). Barcelona: Generalitat de Catalunya, Centre d'Investigació de la Comunicació.

4.1.2.La opacidad de la imagen
La imagen actúa de manera contraria. No es posible sustraerse a la visibilidad de la imagen, ya que su presencia objetiva se impone a toda internalización del significado. Comprendemos la imagen precisamente porque la vemos y no porque la transformemos en un componente imaginario, como pasa con el texto.
Los elementos que componen una imagen no son captados aisladamente como las palabras, sino que aparecen ante nuestra vista en su propio campo imaginario visualizado. Lo que llamamos imagen es, en realidad, la visualización de este campo imaginario que componen los mismos elementos de la imagen.
La lectura de un texto crea una escena mental, imaginaria, mientras que la imagen nos presenta sus elementos constitutivos incluidos en esta escena imaginaria objetivada.
Podemos comparar la formación de una imagen con la tarea de un decorador que va llenando un espacio vacío y neutro hasta convertirlo en un lugar concreto con la acción visual de los objetos utilizados.
Actividad
El popular juego de los Sims© permite este ejercicio de creación de espacios, análogo a la confección de imágenes. Los jugadores crean el mundo en que viven los personajes, y añaden elementos utilitarios o decorativos a los espacios iniciales, que son visualmente neutros aunque comportan una carga semántica muy concreta, ya que hacen referencia a espacios codificados socialmente, como la casa y sus dependencias, los paisajes, etc.
The Sims™ © 2000 Electronic Arts Inc.
The Sims™ © 2000 Electronic Arts Inc.
  • Reflexionad sobre el valor visual de los objetos o elementos visualizados y después comparadlo con su valor ideológico. De hecho, en 7 Deadly Sims os dan esta operación prácticamente hecha, como se puede ver en los ejemplos siguientes, acompañados de una categorización genérica y una valoración.

The Sims™ © 2000 Electronic Arts Inc.
The Sims™ © 2000 Electronic Arts Inc.
  • Observad el cuadro siguiente de Van Gogh y haced una lista de los objetos que lo componen. Pensad en cuál sería el resultado si estos objetos fueran sustituidos por otros equivalentes o diferentes.

Habitación de Vincent en Arles, de Vincent van Gogh (1888).
Habitación de Vincent en Arles, de Vincent van Gogh (1888).

"Hablamos de la armonía de una habitación como lo haríamos de una pintura, porque tanto una como otra se encuentran sujetas a los inflexibles principios que regulan todas las variedades del arte; y prácticamente las mismas leyes por las que decidimos sobre los méritos de un cuadro tienen que regir a la hora de determinar el equilibrio de una estancia."

E. A. Poe (1995). Bellesa i veritat (pág. 23). Valencia: Albatros Ediciones.

Esta conformación de un espacio que surge de la interacción de los elementos que lo forman, como plasmación del imaginario que da sentido a los mismos objetos, es de signo opuesto a la que se originaría si pretendiéramos utilizar los objetos como si fueran palabras.
En un caso estamos actuando primordialmente en el espacio, mientras que en el otro lo hacemos en el tiempo. Del primero surge un discurso sobre un mundo (realidad coherente); del segundo surge un mundo susceptible de provocar un discurso explicativo.
Ejemplo de la utilización de los objetos como lenguaje icónico

"Según Ignace J. Gelb (The History of Writing [Chicago, 1952]), una joven del Turquestán Oriental envió a su amante un mensaje que consistía en un puñado de té, una brizna de hierba, un fruto rojo, un orejón, un trozo de carbón, una flor, un terrón de azúcar, un guijarro, una pluma de halcón y una nuez. El mensaje quería decir lo siguiente: «ya no puedo beber té, sin ti estoy tan pálida como la hierba, mi corazón arde como el carbón, eres tan hermoso como una flor y tan dulce como el azúcar, pero ¿tienes una roca en lugar de corazón? Volaría hasta ti si tuviese alas, soy tan tuya como una nuez que tuvieras en tu mano»."

A. Manguel (2001). Una historia de la lectura (n. 19, pág. 37). Madrid: Alianza.

Comparad este cuadro de Holbein con el procedimiento comunicativo de la cita en lo referente a la chica del Turquestán y reflexionad sobre la diferente utilización de los objetos en los dos casos.
Georg Gisze, de Hans Holbein el Joven (1532).
Georg Gisze, de Hans Holbein el Joven (1532).
En el vídeo tenéis un ejemplo de esta utilización de los objetos como lenguaje icónico.
La historia del vídeo. © TVE S.A. 1989.
La historia del vídeo. © TVE S.A. 1989.
Texto e imagen

"El hombre se olvida de que produce imágenes a fin de encontrar su camino en el mundo; ahora trata de encontrarlo en ellas. Ya no descifra sus propias imágenes sino que vive en función de ellas; la imaginación se ha vuelto alucinación.

Esta no es la primera vez que la dialéctica intrínseca de la mediación de imágenes adquiere dimensiones críticas. Durante el segundo milenio a.C., el hombre llegó a estar igualmente alienado respecto de sus imágenes. Entonces, algunos hombres trataron de restituir la intención original de las imágenes Con este propósito, intentaron destruir la pantalla a fin de abrir nuevamente el camino hacia el mundo; su método consistía en romper los elementos de la imagen de la superficie: alinearlos. Así inventaron la escritura lineal. Al hacerlo, transcodificaron el tiempo cíclico de la magia en el tiempo lineal de la historia, creando de este modo la conciencia histórica: la historia en el sentido propio del término. Desde entonces, la conciencia histórica lucha contra la conciencia mágica; esta lucha abierta contra las imágenes se puede advertir en los profetas judíos y algunos filósofos griegos, especialmente en Platón.

La lucha entre la escritura y las imágenes, entre la coincidencia histórica y la magia, ha caracterizado toda la historia. Con la escritura nació una nueva capacidad: la conceptualización, es decir, la capacidad de abstraer líneas de las superficies, de producir y descifrar textos. El pensamiento conceptual es más abstracto que el pensamiento de imagen porque el primero abstrae todas las dimensiones del fenómeno excepto la lineal. Por tanto, al inventar la escritura, el hombre se alejó aún más del mundo, pues los textos no significan el mundo, sino las imágenes que ellos rompen. En este sentido, descifrar textos es descubrir a qué imágenes se refieren. El propósito de los textos es explicar las imágenes, transcodificar los elementos de las imágenes y las ideas en conceptos. Los textos son metacódigos de las imágenes.

La pugna entre textos e imágenes plantea el problema central de la historia: la relación entre texto e imagen. Durante la Edad Media, este problema se identificó con la lucha entre la fidelidad cristiana a los textos y la idolatría de los gentiles. En la época moderna, el problema se encarnó en la pugna entre ciencia textual e ideologías imaginarias. Es una lucha dialéctica; a medida que la cristiandad combate el paganismo, absorbe imágenes y ella misma se paganiza; a medida que la ciencia lucha contra las ideologías, absorbe imágenes, se ideologiza. La explicación de esta dialéctica es la siguiente: aunque los textos explican las imágenes a fin de comprenderlas, las imágenes, a su vez, ilustran los textos para hacer que su significado sea imaginable. Aunque el pensamiento conceptual analiza el pensamiento mágico para deshacerse de él, el pensamiento mágico se infiltra en el espacio conceptual a fin de imaginar sus conceptos. Durante este proceso dialéctico, el pensamiento conceptual y el mágico se refuerzan mutuamente: los textos se hacen más imaginativos, y las imágenes más conceptuales. El proceso continúa hasta que los textos científicos alcanzan el grado máximo de imaginación y las imágenes obtienen el grado máximo de conceptualización, de modo semejante al de las computadoras. De esta manera, la jerarquía del código original es derribada y los textos –que originalmente eran metacódigos para las imágenes– pueden tener imágenes para sus metacódigos."

V. Flusser (1990). Hacia una filosofía de la fotografía. México, DF: Trillas.

"Aunque el concepto sin percepción sea meramente vacío, la percepción sin concepto es ciega (totalmente inoperante). Al contrario de lo que pudiera acontecer a los predicados, a las representaciones y a otras etiquetas o rótulos y a los esquemas que pueden subsistir sin aplicaciones concretas, los contenidos que carecen de forma desaparecen. Podemos concebir palabras sin un mundo, pero no podemos concebir un mundo carente de palabras o de otros símbolos."

N. Goodman (1990). Maneras de hacer mundos (pág. 24). Madrid: Visor.

Resumen
  • Las imágenes son mundos simbólicos visualizados.

  • En una imagen están visualizados los mecanismos racionales, imaginarios y emotivos que sostienen el significado.

4.2.Retórica visual

4.2.1.La retórica
La retórica, nacida de las técnicas de la antigua oratoria e incorporada, con más o menos incidencia, a la escritura, hace referencia básicamente a una serie de operaciones por las cuales se adorna figurativamente el significado que se expresa, con el fin de hacerlo más persuasivo.
Las técnicas retóricas hacen referencia muy directamente a la imagen, ya que actúan otorgando al discurso una cualidad visual que puede ser más o menos importante, según la técnica utilizada.
Se supone que podemos decir las cosas tal como son o introducir una determinada dosis de imaginación que las haga más atractivas. El problema es que, según eso, la imaginación nos aparta peligrosamente del sentido estricto de lo que decimos y nos acerca, por lo tanto, a la falsedad.
La retórica resulta más o menos sospechosa, dependiendo de si se aplica al discurso científico o al poético. En la ciencia, toda retórica es considerada una falsificación, mientras que en el discurso literario (y todavía más en el poético) se considera el fundamento esencial de su capacidad expresiva.
Las técnicas de la retórica son, básicamente, mecanismos lingüísticos por los que se gradúa la dosis de imaginación (figurativa) que se introduce en la expresión. Por lo tanto, hacen referencia a la vertiente visual de los textos. Pero también hay una retórica visual, aplicada directamente a la imagen, que complica sustancialmente las relaciones que hemos establecido entre retórica (y, en consecuencia, imagen) y realidad.
El significado estricto de un fenómeno obtendría su expresión más próxima a la realidad objetiva mediante una aseveración verbal o lingüística desprovista del máximo posible de elementos figurativos. Por lo tanto, lo que se encontraría más lejos de esta objetividad, según este punto de vista, sería la figuración retórica del fenómeno. De esta manera, el texto queda ligado básicamente a la realidad y a la verdad, mientras que la imagen, también en su esencia, queda relacionada con la ficción y, en consecuencia, con la mentira.
4.2.2.Imagen y texto, realidad y ficción
Nuestra cultura, que en esencia todavía es literaria y está fuertemente impregnada de las ideas de la Ilustración (fundamentadas en los textos), distingue entre realidad y ficción de una manera mucho más clara y precisa de como lo hacían las culturas orales anteriores, fundamentalmente míticas, en las cuales la vertiente real y la ficticia –por ejemplo, la que hacía referencia a los dioses y la relativa a los hombres– se mezclaban indiscriminadamente.

"Una de las principales diferencias entre los antiguos y los modernos es el extraordinario desarrollo de la retórica: en nuestra época este arte es objeto de un general desprecio, y cuando se usa entre los modernos no es más que un diletantismo o puro empirismo. Por regla general, el sentimiento de lo que es en sí verdadero está muchos más desarrollado: la retórica se enraíza en un pueblo que todavía vive entre imágenes míticas y no conoce aún la necesidad absoluta de la fe histórica: ellos prefieren más bien ser persuadidos que instruidos."

F. Nietzsche (2000). "Descripción de la retórica antigua". En: L. E. de Santiago Guervós. Friedrich Nietzsche, escritos sobre retórica (pág. 81). Madrid: Editorial Trotta.

En la naciente cultura de la imagen parece que se vuelve a esta indeterminación característica de las culturas orales, porque en las imágenes, al ser todo igualmente visible, parece que todo tenga también el mismo grado de realidad.
En la pantalla de la televisión coexisten programas fundamentalmente realistas, como el telediario, con otros que son ficticios, como las telenovelas, las series o las películas. Todos se combinan con otros espacios en los que realidad y ficción se mezclan, como sucede en la publicidad.
La cultura textual tiende a distinguir entre lo que es real y lo que es ficticio en el ámbito del tema relacionado con un género, mientras que todo lo que hace referencia a las acciones y situaciones se cataloga en un segundo término, según el grado de verosimilitud: un tema ficticio se puede desarrollar con acciones muy verosímiles, mientras que uno realista puede contener situaciones o acciones que lo sean muy poco.
Por el contrario, en el terreno de la imagen son las acciones y las situaciones lo que primero salta a la vista y lo que, por tanto, establece, según su grado de verosimilitud, el realismo, al margen del tema, que adquiere una importancia secundaria.
El paraíso perdido, de John Martin.
El paraíso perdido, de John Martin.
Este es un ejemplo de imagen fantástica por el tema, pero que es visualmente verosímil y, por lo tanto, susceptible de ser considerado realista.
Ciclo del agua, imagen científica.
Ciclo del agua, imagen científica.
Este es un ejemplo de imagen que representa un proceso real, pero visualmente poco verosímil y, por lo tanto, susceptible de ser considerado ilusorio.
Como las imágenes son fundamentalmente realistas (nos presentan a la vista una cosa que existe visualmente), los mecanismos retóricos trabajan a partir de este realismo fundamental, lo descomponen y aumentan su grado de irrealidad. En cambio, los textos son fundamentalmente retóricos y el realismo representa una capa superficial, resultante del trabajo de esta retórica, que así queda oculta.
La retórica visual como herramienta de pensamiento
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La retórica visual y la textual se completan, porque la primera, utilizada convenientemente, forma un circuito cognitivo por el que las imágenes mentales, inducidas por las figuras retóricas de un texto, se pueden convertir en material heurístico capaz, al materializarse en formaciones visuales, de hacer avanzar la reflexión. Como se puede ver, el circuito no es lineal, sino que permite una multiplicidad de interconexiones.
En el texto, los mecanismos retóricos se pretenden invisibles y diferenciados de su sustancialidad comunicativa. En la imagen, los mecanismos retóricos se encuentran en primer término y forman parte íntima de los valores expresivos, comunicativos y epistemológicos del tema.

"Nuestro primer saber acerca del mundo es un cuento. Nacemos en un mundo, pero solo sabemos de él porque nos lo cuentan [...]

Es verdad que donde no hay lenguaje es imposible que haya relato, pero también es cierto que el lenguaje, por sí solo, no constituye mundo si no media el poder del símbolo, y no sabemos de los símbolos sino cuando operamos con ellos en un relato...

El cuento, pues, integra en una acción, en unos personajes y en la trama que los relaciona todo lo que necesitamos para referirnos al mundo, y, por otro lado, nos permite inscribirnos en un universo afectivo y desiderativo que el lenguaje, por cuanto tiene de pura referencia, solo en parte expresa."

Enrique Lynch (1987). La lección de Sheherezade (pág. 17). Barcelona: Anagrama.

La imagen recupera en su superficie los gestos que añadían expresividad emotiva a la narración oral y que la literatura asimiló como mecanismos retóricos independientes, susceptibles de ser utilizados en cualquier situación y, por lo tanto, considerados superfluos para una comprensión del contenido correcta.
En la imagen, la retórica se incorpora visualmente a su estructura y, por lo tanto, no es posible considerarla superflua, sino que tiene que ser comprendida como elemento intrínseco de esta comunicación visual específica.
La retórica como elemento intrínseco
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Cuando te sientes "cansado como un perro"... un té te revitaliza. Empire Tea Bureau, 1936-1939.
Cuando te sientes "cansado como un perro"... un té te revitaliza. Empire Tea Bureau, 1936-1939.
Esta es una imagen publicitaria en la que se mezclan realidad y ficción (el cansancio real y la referencia figurativa a un perro antropoformizado), y en la que la retórica aparece a flor de piel y determina las características generales del paisaje visual.
Hemos de concluir, por tanto, que la retórica, en lugar de alejarnos de la verdad del significado, lo que hace es extraerla de su escondite (situado detrás de la supuesta transparencia del texto) y presentarla a la vista con todas sus consecuencias.
4.2.3.La metáfora

"La metáfora viene a dar cuerpo concreto a una impresión difícil de expresar."

Gaston Bachelard

No somos muy conscientes, fuera del campo concreto de la poesía, de cuando utilizamos, o cuando lo hacen nuestros interlocutores, metáforas para ayudarnos en nuestra conversación cotidiana. Pero la verdad es que recurrimos a las metáforas con más frecuencia de lo que creemos.
Al utilizar una expresión tan común como "¡este hombre es un pedazo de burro!", ya estamos utilizando una metáfora, porque recurrimos a las características del animal para poder expresar rápidamente y con contundencia lo que pensamos de una persona determinada.
Caricatura de Roosevelt en forma de asno "demócrata".
Caricatura de Roosevelt en forma de asno "demócrata".
En este caso, el asno ya ha sufrido una transformación simbólica previa, que lo ha convertido en distintivo del Partido Demócrata. Observamos cómo las características reales del personaje se convierten en metafóricas al haber sido estilizadas y estar colocadas en un contexto visual diferente.
Las definiciones más superficiales de la metáfora la consideran un tipo de comparación por el que un término aislado se explica mediante la relación establecida provisionalmente con las características de otro más conocido.
Generalmente, las metáforas, fuera de la literatura o del lenguaje hablado, tienen mala fama, como sucede con la retórica en general, ya que se desconfía de la indeterminación que crean en el significado de los términos. El lenguaje científico, por su deseo de precisión, tiende a excluirlas totalmente, mientras que el lenguaje poético, en la búsqueda creativa de nuevas formas de expresión, las busca constantemente.
Actividad
Leed el texto siguiente, de Martin Jay, e intentad encontrar las metáforas referentes a la visión.
Solución
Aquí están subrayadas todas las metáforas que aparecen en el texto relacionadas con la visión. Seguramente os sorprenderá comprobar que hay muchas más de las que habíais encontrado. Repasadlas y observad que todas tienen un grado de relación diferente con el tema de la vista.
Las metáforas
Las metáforas nacen ante la necesidad de expresar una cosa nueva, como lenguaje casi poético, y mueren en el momento en que se incorporan al lenguaje corriente como términos de uso común.
Delante de la visión de edificios muy altos que se levantan hacia el cielo, se dijo que parecían rascar el cielo. La frase no pretendía ser solo descriptiva, sino expresar, sobre todo, la sorpresa ante la altura de los edificios.
Con el tiempo y la repetición constante de la frase, se acabó convirtiendo en el nombre que designa todos los edificios de mucha altura: rascacielos. En este sustantivo reposan las raíces de la actividad metafórica inicial, pero sin el componente emotivo que era la fuente de su energía generadora.
Imagen de las Torres Gemelas de Nueva York antes de su desaparición. La imagen ha sido modificada (metafóricamente) para que exprese de manera visual la sorpresa que producía su altura.
Imagen de las Torres Gemelas de Nueva York antes de su desaparición. La imagen ha sido modificada (metafóricamente) para que exprese de manera visual la sorpresa que producía su altura.
La metáfora, que en su momento estuvo viva porque era capaz de suscitar una imagen cargada emotivamente, se ha convertido en una metáfora muerta que reposa, inadvertidamente, en el fondo de una actividad estrictamente denotativa.
Ejemplo de metáfora
En la frase tiene dientes de perla se comparan los dientes con las perlas, ya que los dos objetos comparten una serie de cualidades como la blancura, el aspecto nacarado, etc. En realidad, se está diciendo que sus dientes son como perlas, con lo cual se utilizan las cualidades positivas de las perlas para calificar positivamente los dientes: pretende ser una afirmación provisional, sin compromiso ontológico: es decir, sin afirmar realmente que las perlas hayan sufrido ningún cambio en el proceso.
De todos modos, la efectividad de la metáfora no se limita a la simple comparación provisional entre dos términos que se mantienen inmutables, sino que, como vamos viendo, al utilizar este tropo se actúa más profundamente, ya que se produce un trasvase de cualidades de un elemento a otro, de manera que en uno de ellos sí tiene lugar una determinada transformación, aunque solo sea emocional.
En muchas ocasiones las metáforas son mecanismos culturales profundamente arraigados en el tejido ideológico de una sociedad. Son como metáforas muertas, pero en realidad conservan activo todo su poder cualificador, aunque escondido bajo una capa de naturalismo aparente. De hecho, cualquier representación realista está construida partiendo de una serie de interpretaciones que son de carácter metafórico, ya que comportan una evaluación previa que va mucho más lejos que el simple acto de copiar la realidad.
El peor de los vicios, la envidia. Ilustración de Winsor McCay (1913-1934).
El peor de los vicios, la envidia. Ilustración de Winsor McCay (1913-1934).
Actividad
Comparad las metáforas siguientes e identificad las diferencias en su estructura. Observad que la primera frase siempre es más cercana a una comparación que la segunda. Intentad ver mentalmente la imagen que resulta de cada una de ellas y decidid cuál es más intensa y por qué.
  • Tengo un amigo que es un lince para los negocios.

    María es la flor más bonita de todo el jardín.

  • La ciudad es una jungla.

    La jungla de asfalto.

  • Este transportista es un relámpago.

    El rayo del transporte.

  • Juan es un león.

    Juana es una leona.

Un mismo material metafórico puede tener significados diferentes:
Si prescindimos de los textos que marcan definitivamente los personajes con un calificativo moral, en este dibujo podemos ver una serie de mecanismos metafóricos que determinan subrepticiamente nuestra interpretación: la división entre pobres y ricos (unos con todos los atributos no tan solo de la miseria, sino también de la mezquindad; otros, en cambio, vestidos con ropas nobles y con facciones agradables); la situación de unos a la sombra, de los otros en lo que podríamos llamar la normalidad de una calle de una ciudad cualquiera. Todo eso nos suministra una poderosa información visual, ya que las imágenes han sido modificadas metafóricamente y su forma viene dada más por mecanismos valorativos que por un estricto parecido.
Mapa conceptual
Mapa conceptual elaborado a partir de las ideas reflejadas en el libro de George Lakoff; Mark Johnson (1986). Metáforas de la vida cotidiana. Madrid: Cátedra.
4.2.4.La imagen metafórica
Otra característica primordial de la metáfora es su carácter figurativo, visual. Incluso en las metáforas textuales o lingüísticas lo que realmente se pone en funcionamiento son los componentes visuales de los términos. La transformación de estas figuras es lo que determina realmente las características fundamentales del fenómeno.
Per su lado, las metáforas visuales, es decir, las imágenes metafóricas, presentan a la vista como literal lo que verbalmente, en principio, solo había sido figurado. En una imagen metafórica es imposible confundir una metáfora con una comparación, porque los elementos pasan por una transformación evidente.
En la imagen podemos ver el proceso por el que las características de un elemento se transmiten al otro, hasta formar un nuevo conjunto, diferente de cualquiera de los componentes iniciales, pero que, sin embargo, contiene elementos de los dos.
Las metáforas en general, pero especialmente las estrictamente visuales, se producen al introducir un término en el campo visual de otro. El significado del campo o escena metafórica fuerzan la transformación de la imagen del término que está sumergido para adecuarlo a sus características y cualidades fundamentales.
Caricatura Un hombre fuerte al frente del gobierno, de Joseph Keppler (1880).
Caricatura Un hombre fuerte al frente del gobierno, de Joseph Keppler (1880).
En esta caricatura se interpretan determinados fenómenos relativos a la política como si se tratara de fenómenos relacionados con el mundo del circo, concretamente con los números de equilibrismo.
Cada uno de los términos se ha introducido en el campo metafórico fundamental (el equilibrismo) y ha sido modificado pertinentemente en esta dirección. Su significado aparece visualmente a través de las características formales que le suministra el nuevo paisaje.
En algunas escenas metafóricas complejas no actúa un solo campo metafórico, sino que se pueden combinar varios.
El mecanismo metafórico consiste en la inmersión de un término, concepto o elemento visual en el campo de significado (fundamentalmente figurativo) de otro que lo modifica sustancialmente.
4.2.5.La metonimia
La figura retórica llamada metonimia consiste fundamentalmente en referirse a alguna cosa mencionando solo una parte o bien sustituyéndola por otro elemento con el que mantiene una relación muy directa.
En la frase cien brazos corrieron para prestarle ayuda, se está haciendo referencia a cien personas pero pone el énfasis en los brazos, que son la parte del cuerpo que proporcionará la ayuda. Cuando antiguamente se decía que aparecía una vela en el horizonte, se estaba haciendo referencia a un barco entero, pero enfatizaba la parte más importante, aunque en este caso el mecanismo surge de la práctica cotidiana, en que la primera cosa que se ve de un velero que se acerca por el horizonte son las velas.
Ejemplo de metonimia
Este fotomontaje de Rodtxenko que ilustraba el poema de Maiakovski Sobre esto (1923) revela el funcionamiento de los mecanismos metonímicos aplicados a la composición visual; elementos sacados de contexto (parte de un todo) se reúnen en un espacio determinado para componer un conjunto que no acaba de encajar, que deja ver las fisuras que hay entre elemento y elemento.
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Mientras que la metáfora transforma todo el conjunto en un paisaje distinto pero coherente, la metonimia visualiza el choque que se produce entre los diversos elementos.

Leed Fotomontaje, de Dawn Ades, del dossier de lecturas.

Leed Tratado de semiótica general, de Umberto Eco, del dossier de lecturas.

Esta sustitución de la parte por el todo (o del todo por la parte) se llama específicamente sinécdoque.
Se entiende por metonimia el mecanismo general que, contrariamente a la metáfora, que funcionaba por analogía, se produce por contigüidad. Mientras que las metáforas se originan al establecerse una relación entre diversos elementos que tienen una semejanza entre sí, en la metonimia (y en su caso particular, la sinécdoque) siempre se da una conexión física o semántica entre los términos. La vela pertenece al barco, los brazos a las personas que ayudan, etc.

"Jakobson ponía en evidencia una estructura bipolar del lenguaje."

Roudinesco: Lacan (pág. 399).

  • Condensación, porque reunía diversas imágenes en una sola.

  • Desplazamiento, porque el significado emocional de las imágenes originales se traspasaba a otra situación visual completamente diferente.

Metáfora y metonimia
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La misma autora, E. Roudinesco, menciona en su biografía de Lacan que "contrariamente a Jakobson, asimilaba la noción freudiana de condensación a un procedimiento metafórico (y el desplazamiento a un procedimiento metonímico)" (pág. 399).
Sigmund Freud, en su tratado La interpretación de los sueños, pretende establecer la leyes que regulan nuestra actividad onírica, que de hecho es una gran productora de imágenes, y destaca fundamentalmente dos: la condensación (cuando en el sueño reunimos diversos elementos de diferente procedencia para confeccionar un nuevo objeto o personaje) y el desplazamiento (cuando transferimos a un objeto o persona las emociones o las ideas relativas a otros). Al margen del valor intrínseco que ahora puedan tener las ideas fundamentales de Freud, es indudable que consiguió delimitar funcionamientos fundamentales de la cognición, como vemos cuando los relacionamos con los mecanismos retóricos.
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Max Ernst (1891-1976), como el resto de los surrealistas, pretendía confeccionar imágenes oníricas. La técnica del collage que utilizaba tenía muchas semejanzas con los mecanismos del sueño establecidos por Freud:
Resumen
Los mecanismos retóricos, cuando asumen su condición figurativa, como sucede especialmente en las imágenes metafóricas, se convierten en poderosos mecanismos cognitivos que permiten gestionar una combinación perfecta de las funciones racionales e imaginativas del ser humano.

4.3.Formas de mestizaje

Aunque nuestra cultura se ha fundamentado bajo una estricta separación entre el paradigma textual y el visual, texto e imagen siempre han establecido intercambios entre sí, y han forzado el alcance de sus áreas de significación con el intercambio de mecanismos representativos.
Actualmente, el mestizaje entre texto e imagen ha alcanzado un alto grado de expresividad en dos ámbitos muy característicos de nuestra cultura, el ordenador y la publicidad.
4.3.1.La visualización del texto en el ordenador
Como sabemos, el texto tiene un componente visual indiscutible, ya que su proceso de significación empieza por la lectura de los signos, es decir, por su captación visual. Pero también sabemos que este proceso se considera preliminar y, por lo tanto, no determinante de los mecanismos de significación.
En otras escrituras, como el chino, el japonés o el antiguo egipcio, la vertiente gráfica de los signos tiene más importancia que en las formaciones lingüísticas indoeuropeas, en las que la arbitrariedad de los signos (y, por lo tanto, su transparencia) se ha convertido en fundamental.
En Occidente, la caligrafía conservó durante un tiempo la vertiente visual de la escritura, no tanto para la construcción del significado estricto como para expresar la condición emotiva y personal.
Scott MacCloud, en su libro Understanding Comics (Cómo se hace un cómic. El arte invisible [1995]. Barcelona: Ediciones B), nos ofrece, a partir de imágenes, esta lección sobre la diferencia entre el icono y el símbolo. Aquí, lo interesante, además de la información directa sobre el tema que nos ofrece, es la manera de ofrecer esta información: no textualmente, como es habitual, sino con el mismo lenguaje del cómic.
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Paralelamente al proceso de objetivación de la realidad desarrollado por las ideas científicas, la escritura fue perdiendo el componente personal de la caligrafía y sus signos se fueron estandarizando.
La técnica también ayudó en este proceso: la invención de la máquina de escribir (así como las técnicas de impresión, sobre todo para los diarios) contribuyó a unificar la escritura en una serie de tipos neutros y muy poco variados.
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La incorporación del ordenador en nuestra cultura, y con él de los procesadores de textos provistos de una infinidad de tipos de letra, ha comportado una revitalización de la vertiente visual de la escritura. Ha nacido una forma de caligrafía electrónica.
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Por otro lado, el ordenador es un instrumento básicamente visual: la pantalla del monitor funciona como un campo iconográfico que intensifica la visualidad de todo lo que aparece, incluido el texto. De esta manera, los textos, en el ordenador, son captados primero por la visión como imágenes, antes de ser descodificados como elementos lingüísticos.

"Eric Havelock, en su obra pionera sobre el alfabeto griego, insistió en la idea de que un alfabeto capaz de sostener una cultura profundamente literaria tenía que ser bastante simple para que se aprendiera con facilidad durante la infancia. Completamente internalizado durante este período, se convertiría en una ventana transparente, abierta al pensamiento conceptual. La forma de las letras, la superficie escrita, no tenía que ser leída estéticamente, ya que eso solo interfiere con la pura transparencia de la alfabetización. La lectura no tenía que ser, excepto en las etapas de aprendizaje, un acto consciente, regulado y recreativo, sino una habilidad intuitiva... El mejor estilo es el que no se nota; las mejores formas, las que obstruyen menos; la conducta más convincente, la más espontánea e inconsciente.

La escritura pixelada se cuestiona un estilo básicamente puritano como este y el ideal social en que está inmerso. La tipografía electrónica está controlada tanto por el creador como por el lector."

R. A. Lanham (1993). The Electronic Word. Democracy, Technology and the Arts (pág. 4). Chicago: The University of Chicago Press.

4.3.2.La visualización del texto en la publicidad
El lenguaje publicitario ha ido evolucionando desde la textualidad fundamental de los inicios hacia una visualidad cada vez mayor, sin por eso abandonar nunca el texto.
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Es interesante estudiar el lenguaje publicitario desde la perspectiva del mestizaje entre texto e imagen, porque es en este tipo de mensaje donde los dos paradigmas se funden más perfectamente, sin abandonar las características principales de cada uno.
El texto, en la publicidad, aunque ve promocionados sus aspectos visuales, no abandona su capacidad de comunicación textual, ya que es básica para la comprensión de un mensaje que se considera fundamental.
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La técnica del collage, frecuentada por los artistas de la vanguardia, también utiliza un conglomerado de texto e imagen, pero en estas configuraciones las palabras han perdido casi totalmente su significación en favor de la visualidad. Por el contrario, este anuncio de Fiat ha recuperado el impacto del poder visual de los textos convertidos en imágenes, pero sin perder el potencial comunicador.
Will Eisner
El dibujante Will Eisner (1917-2005) utiliza técnicas parecidas a las del cartel publicitario del ejemplo en los frontispicios de sus historietas de Spirit, en las que las letras se convierten en parte del paisaje.
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4.3.3.Antecedentes
Durante el Gótico, texto e imagen mantenían una íntima conexión sobre el mismo espacio de la página, no solo porque la complejidad estructural de las imágenes las asimilaba a la articulación de partes diferenciadas (letras, palabras) que forman el texto (imagen de la izquierda), sino sobre todo porque la misma grafía de las letras del texto tenía un componente visual muy acentuado (imagen de la derecha).
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En eso la cultura occidental se parecía a culturas orientales como la china o la japonesa, en las que pintura y escritura han estado tradicionalmente muy unidas.

"Asimismo, es lícito decir que pintura y poesía representan las dos vertientes de una misma inspiración; sin embargo, hubo que esperar hasta la época Yuan para que se generalizara entre los letrados, poco a poco, la práctica consistente en trazar, con un mismo pincel, en la misma hoja, y bajo un mismo impulso, una pintura y su eco poético, o un poema o su prolongación pictórica. Wang Wei, pintor y poeta, podría ser como un emblema de la unión de ambas partes, pero su experiencia histórica no nos dilucidará el sentido profundo del fenómeno.

Este significado se encuentra en otra parte, y podría resumirse en una doble proposición que vamos a tratar de analizar: los principios estéticos y los procedimientos de la poesía son de orden pictórico; los principios estéticos y los procedimientos de la pintura son de orden poético."

P. Ryckmans (1993). "Poesía y pintura. Aspectos de la estética china clásica". El Paseante (n.º 20-22, pág. 133). Madrid: Ediciones Siruela.

"La aserción ut pictura poesis, 'como la pintura así la poesía', tomada de la Epístola a los Pisones de Horacio, se ha convertido en uno de los más famosos tópicos de la historia de la estética, desarrollado en muy diversas teorías concernientes tanto a la esencia de la poesía (más tarde de la literatura) como a su relación con las demás artes. En su contexto original, lo afirmado no tenía ese significado teórico que le ha sido atribuido posteriormente. Horacio escribió:

La poesía como la pintura; habrá una que te cautivará más si te mantienes cerca, otra si te apartas algo lejos; ésta ama la penumbra; aquélla, que no teme la penetrante mirada del que la juzga quiere ser vista a plena luz; ésta agradó una sola vez, aquélla, aunque se vuelva a ella diez veces agradará (otras tantas).

Era lo dicho una comparación libre que constata que para una obra (poética) y un cuadro determinado pueden existir diferentes condiciones de recepción óptima. Posteriormente, se le atribuyó a esta aserción un significado diferente [...] En otra época se leía: ut pictura poesis erit, «que la poesía sea como un cuadro» [...] En su versión más general el significado de esta fórmula se reduciría a la tesis de que la poesía, al igual que las otras artes, produce, mediante un lenguaje natural, representaciones visuales."

H. Markiewicz (2000). Ut pictura poesis: Historia del topo y del problema. En: Antonio Monegal (ed.). Literatura y pintura (págs. 51-52). Madrid: Arco Libros.

El pincel que se utilizaba para escribir, con una técnica caligráfica muy depurada, se utilizaba para pintar con trazos que recordaban los de la escritura.
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Actualmente, los grafitis que pueblan los muros de las ciudades también tienen en la calidad del trazo una de sus características fundamentales. La eclosión del texto con la imagen alcanza una de las cotas máximas, ya que los dos se confunden en imágenes que parecen tener cualidades textuales y textos que se han convertido en auténticas imágenes.
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A lo largo de la historia de la imagen ha habido diversos momentos en los que el paradigma del texto y el de la imagen han compartido funciones y producido espacios mestizos en los que la visualidad y la legibilidad se entrelazaban.
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En las obras del poeta y pintor inglés William Blake (1757-1827) se produce una interesante combinación del texto y la imagen en la que los dos medios se complementan para producir significados.

"Pero el arte de Blake no consiste solo en empujar la pintura hacia el reino ideogramático de la escritura; también empuja la escritura alfabética hacia el reino de los valores pictóricos y nos pide que captemos las formas alfabéticas con nuestros sentidos, no que nos limitemos a leer a través de estas formas o que saltemos al discurso significante o 'concepto' que hay detrás, sino que hagamos una pausa delante de la sensual superficie de formas caligráficas y tipográficas."

W. J. T. Mitchell (1994). Picture Theory (pág. 147). Chicago: University of Chicago Press.

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En los caligramas (textos que se contorsionan sobre la página para producir figuras que tienen una relación con el contenido), como este de Guillaume Apollinaire (1880-1918), se produce otro tipo de mestizaje entre el texto y la imagen: aquí el mismo texto rompe con la linealidad proverbial y se encarga de visualizar su propio significado.
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El pintor surrealista René Magritte (1898-1967) juega en este cuadro con la relación entre texto e imagen, y se coloca así en una situación prácticamente opuesta a la del caligrama.
Si en un caligrama es el mismo texto el encargado de visualizar el contenido, en este cuadro texto e imagen parecen contradecirse.

Leed Dos pipas, de Michel Foucault, del dossier de lecturas.

Resumen
En la situación cultural actual, en la que se produce una drástica transición de un paradigma textual a otro visual, hay que revisar los ejemplos anteriores del mestizaje entre texto e imagen para poder gestionar las nuevas formas de producción de significado.

5.Estructuras de la imagen

5.1.Exploraciones de la imagen

Ante la pregunta de qué es una imagen, las respuestas posibles se multiplican, dado que, en un principio, todas las llamadas artes visuales, desde la pintura hasta el cine y desde el dibujo hasta la infografía, están compuestas de imágenes. Sin embargo, y precisamente por esta amplitud fenomenológica, la especificidad de la imagen se nos escapa.
¿Qué pueden tener en común una pintura, un grabado, una película, un dibujo, un programa de televisión, un cómic, una página web? La respuesta más inmediata es que comparten una visualidad estricta de sus componentes. Las formas de representación son muchas y muy diversas, pero todas coinciden en el hecho de que sus propuestas se dirigen directamente a la visión, esperan ser exploradas, antes que nada, por el ojo.
Una imagen nos invita a reflexionar esencialmente a través de los componentes visuales que la forman.
5.1.1.Forma y contenido
Cuando contemplamos una imagen, especialmente si es realista, nos parece que estamos viendo algo muy parecido a lo que veríamos si estuviéramos ante una situación real en la que se dieran unas circunstancias parecidas.
Con esta fotografía de Alfred Stieglitz (1864-1946), titulada Invierno en la Quinta Avenida, parece que nos encontremos ante la representación visual de lo que sucedía en un lugar determinado de la Quinta Avenida neoyorquina en un momento concreto de la historia.
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La fotografía, por su procedencia técnica, se ha considerado capaz de producir imágenes testimoniales de este tipo, a la vez que ha consolidado la idea de que las imágenes tienden a copiar la realidad.
Si consideramos que la imagen es solo un referente de la realidad (más o menos adornada con el estilo propio de su autor), tenderemos a creer también que el contenido de la imagen está ligado simplemente a la significación de su tema. En este caso, la reflexión sobre la imagen, sobre su contenido, corresponde simplemente a la reflexión que puede suscitar la realidad que la ha producido y nos habremos olvidado de lo que aporta al proceso comunicativo.
Pensar así en las imágenes tiende a establecer una separación entre su forma y el contenido. El contenido queda ligado al tema que la imagen representa y la forma se relega a las cuestiones de la técnica, el estilo o incluso, cuando se considera especialmente relevante, al campo de la historia del arte, entendida como disciplina especializada que hace referencia a la estética, es decir, al estudio de la experiencia sensible como fuente únicamente de placer, pero no de conocimiento.
Esta es una manera reduccionista, y al fin y al cabo despreciativa, de entender la imagen, ya que tiende a marginar los múltiples elementos que la estructuran, mientras que ignora el hecho de que, especialmente en la imagen, no es posible separar la forma del contenido, porque este último siempre se nos presenta con una forma determinada.
Una imagen no es equivalente a su tema, sino que consiste en la serie de elementos visuales con los que se construye este tema.
5.1.2.Estructura de la imagen
Consideremos la imagen siguiente, correspondiente a una ilustración japonesa de una obra teatral.
Ilustración del drama Chushingura, de Utagawa Kunisada (1847).
Ilustración del drama Chushingura, de Utagawa Kunisada (1847).
En vez de dejarnos llevar por la impresión general que nos produce la imagen y pasar a reconocer después los componentes realistas –personajes y situaciones– para dilucidar de qué trata, procuraremos acercarnos primero a su composición y explorar a fondo los elementos que la forman.
  • En primer lugar, reconocemos que la imagen está en el interior de un marco, claramente visualizado en la cenefa que lo rodea. Aunque las imágenes no posean un marco visual (o materializado en un objeto físico que las "enmarque"), en ellas siempre hay unos límites que configuran el territorio específico y a partir de los cuales se construye la composición.

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  • Los límites de la imagen establecen la existencia de una zona interna (objetiva) de la imagen y una zona externa (subjetiva o imaginaria). El marco puede cortar la imagen y dar la impresión de que continúa sin modificaciones más allá del mismo, o, por el contrario, se puede establecer como punto de partida absoluto de la imagen.

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  • La imagen puede crear la ilusión de un espacio tridimensional (la construcción en perspectiva es uno de los mecanismos de representación más importantes de la imagen occidental, que en este caso se utiliza de una manera parecida) que, además de su valor espectacular (la ilusión de profundidad), añade una verdadera dimensión al espacio representacional de la imagen, sobre el cual se pueden disponer elementos.

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  • La imagen también juega con los espacios internos de su zona objetiva y los valora de diferentes maneras, aunque se pretenda realista y, por lo tanto, tienda enmascarar estas relaciones, mientras que sugiere la existencia de un espacio transparente y sin cualidades formales específicas.

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En la imagen que nos ocupa vemos que el espacio, además de estar organizado en una seudoperspectiva que lo ordena de forma tridimensional y, en consecuencia, de manera realista, también está subdividido en una serie de encuadres subsidiarios.
  • Cada uno de estos encuadres tiene su propia estructura formal y, además, todos juegan de forma dialéctica entre sí, como si fueran los diversos planos de una película o las viñetas de un cómic.

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  • Si observamos con atención, nos daremos cuenta de que esta sucesión de encuadres interiores es más abundante de lo que parece no ya a simple vista, sino incluso después de una primera inspección.

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Actividad
  • Buscad en la imagen otros encuadres que no hayan sido señalados y tratad de descubrir cómo se establecen las interrelaciones entre ellos con respecto a la composición formal. Después, aunque no sepáis de qué trata la imagen, intentad intuir de qué manera se valora la disposición de las figuras en relación con el encuadre general y entre ellas, con respecto a lo que puede ser la anécdota expresada.

  • Imaginad un tema y planteaos exponerlo con distribuciones parecidas, dentro de una imagen escenográfica de este tipo, de manera que sus elementos sean expresados debidamente a través de su disposición en la imagen y del juego de confrontaciones que se establezcan entre los diversos espacios.

Observad, además, que en la imagen se introduce una zona textual (ininteligible para quien no conozca la lengua en que está escrito el texto) que todavía añade más complejidad. No todas las imágenes funcionan de la misma manera (con encuadres dentro del encuadre general o con textos que se insertan), pero en todas se pueden encontrar ejercicios de discriminación del espacio interno que hay que tener en cuenta para comprender profundamente su funcionamiento.
Hay otras maneras de discriminar el espacio de la imagen para utilizarlo como elemento expresivo. De hecho, las estructuras posibles de la imagen son innumerables, aunque se puedan establecer clasificaciones generales a partir del conocimiento de un determinado estilo artístico o individual. En todo caso, estos planteamientos básicos siempre son un punto de partida desde el que se desarrollan nuevas variaciones que obligan a examinar atentamente la composición de las imágenes, incluso en los casos en que nos dé la impresión visual de que conocemos la forma y, por tanto, no contiene más secretos:
a) Ilustración del Códice Alcaíns, del Beato de Liébana; b) Virgen del canónigo Van der Paele, de Jan Van Eyck (1436).
a) Ilustración del Códice Alcaíns, del Beato de Liébana; b) Virgen del canónigo Van der Paele, de Jan Van Eyck (1436).
En la imagen de la izquierda, la valoración del espacio es bidimensional: la superficie del cuadro coincide plenamente con el espacio representativo y el juego simbólico se establece jugando con los valores de este espacio, por ejemplo, a través de diversas franjas verticales u horizontales.
En la imagen de la derecha, a los tres sectores que configuran los tres grupos de personajes se añade la construcción en profundidad que, a la vez que enmascara la construcción tripartita, añade capas de complejidad al conjunto: la bidimensionalidad continúa existiendo, pero ahora hay que considerar, además, el espacio que se forma hacia el fondo. Por otra parte, en este tipo de cuadros tan detallistas es obligada una observación próxima para discriminar los mundos visuales que contienen.
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Realmente, solo las nuevas técnicas videográficas y digitales nos permiten llevar a cabo adecuadamente este tipo de observación, con lo cual podemos afirmar que las nuevas tecnologías también han desarrollado un nuevo tipo de mirada sobre las imágenes (equivalente al plano de detalle cinematográfico). Esta operación de reencuadre la hace el observador y es una forma de lectura de la imagen equivalente a la organización interna dada por el autor.
Rudolf Arnheim, en Arte y percepción visual (Madrid: Alianza, 1985), nos introduce en otro tipo de estructuras que gobiernan la imagen. Se trata de estructuras abstractas (no ligadas directamente a la representación, sino previas) que organizan la percepción de las imágenes. Las que relacionan el equilibrio con el centro de las imágenes son un ejemplo:
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Arnheim indica que el disco de este ejemplo encuentra la estabilidad cuando coincide con el centro del cuadrado. Eso lo lleva a confeccionar lo que llama un "esqueleto estructural del cuadrado", que muestra las zonas de atracción de las diversas partes de este cuadrado (Arnheim indica que hay diversos esqueletos estructurales para figuras diferentes): el lugar en que se coloque el disco se verá afectado por las fuerzas de todos los factores de las estructuras ocultas.
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Podéis consultar R. Arnheim (1988). El poder del centro. Madrid: Alianza.
Podríamos continuar examinando esta imagen en el plano realista y determinar la relación de las figuras con el marco o entre sí: qué escena componen y cómo se nos presenta esta escena a los espectadores. O bien podríamos ampliar el análisis al plano abstracto y determinar el juego de los volúmenes y colores para encontrar los ritmos visuales que establece la imagen y por medio de los cuales se pretende captar, etc.
Cada imagen establece sus propias reglas del juego (tanto ofreciendo variaciones de un estilo determinado como inventándose las normas), por lo que no es posible establecer una clasificación exhaustiva de la fenomenología posible de la imagen. En el módulo siguiente se mostrarán algunos sistemas de análisis de las imágenes que ponen el énfasis en determinadas particularidades, sin agotar en ningún caso la significación. Para conocer a fondo una imagen y extraer todos sus significados posibles hay que someterla, en cada caso, a una observación atenta sin prejuicios.
La imagen
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Resumen
  • El tema en una imagen (la información que nos suministra y su significado) no surge nunca de una manera neutra, ni siquiera en las más realistas o las confeccionadas técnicamente.

  • En una imagen, el tema siempre se nos presenta inseparablemente mezclado con su composición visual.

  • Por lo tanto, lo primero que se tiene que estudiar en una imagen es cómo se representa el tema con el fin de poder llegar a saber de qué trata realmente.

5.2.Representación espacial

En el apartado anterior hemos advertido la necesidad de examinar profundamente la composición de una imagen, antes de sacar conclusiones, para conocer de manera exacta los dispositivos en que se fundamenta su expresión. Hemos podido ver que estos dispositivos varían de imagen a imagen y, que de hecho, el proceso hermenéutico a que podemos someter una imagen es prácticamente indefinido.
De la misma manera que Jorge Luis Borges creía que un libro era todos los libros (una idea que las técnicas hipertextuales en general e Internet en particular se han encargado de concretar), también se puede afirmar que, a partir de una imagen, podríamos explorar de forma referencial todas las formas de representación visual.
El elemento fundamental de una imagen es el espacio. Incluso cuando en una imagen se representa el tiempo (o se desarrolla la imagen en el tiempo), este tiempo ha sido espacializado. Espacializar algo (una idea, una emoción, un proceso, etc.) quiere decir darle forma, ofrecerlo a la visión para que lo explore por medio de la mirada.
Este paso se puede dar automáticamente (porque los procesos sociales, culturales y estéticos siempre presionan sobre la representación a través del autor de las imágenes o su instancia creativa), o bien puede obedecer a una voluntad de composición consciente, por la que se utiliza a fondo cualquiera de los elementos posibles de la imagen para forzar al máximo sus capacidades expresivas.
En cualquier caso, el punto de partida y de llegada será el espacio, un espacio de la representación modelado convenientemente para expresar, explícita o implícitamente, el tema de la imagen más los mecanismos que lo fundamentan.
5.2.1.Límites de la imagen
En el apartado anterior hemos empezado estudiando la imagen de ejemplo por su marco. El marco es el límite, virtual o material, de una imagen, aunque su fenomenología no se limite a ello, ya que muchas veces, como veremos al estudiar la expresión cinematográfica, lo que ocurre fuera del marco o del encuadre es tan importante como lo que sucede en el interior. De todas maneras, tendemos a hablar de la imagen refiriéndonos a lo que se circunscribe a su superficie objetivamente representativa: a su espacio.
La larga tradición pictórica que precede, y en gran medida fundamenta, el actual interés por la imagen, nos empuja a pensar desde una posición típicamente "espectatorial" y pasiva, es decir, como si fuera siempre una superficie plana (cuadro, escena, pantalla) que un espectador inmóvil contempla frontalmente.
Sin embargo, tendríamos que ampliar este concepto de imagen para incluir también la escultura y la arquitectura, que son igualmente expresiones visuales, aunque en este caso nos ofrecen una tridimensionalidad que en la tradición pictórica solo se puede mostrar de manera ilusoria.
La existencia de un volumen real en estas "imágenes" implica la necesidad de que el espectador se movilice para contemplarlas en su totalidad, de manera que integran, como mínimo, dos espacios: uno frontal y otro fijo (la fachada de un edificio o la visión ideal de la escultura), y otro que se muestra al espectador a medida que lo recorre con su desplazamiento.
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El edificio del Museo Guggenheim de Bilbao, obra del arquitecto Frank O. Gehry, nos sirve de ejemplo de la tridimensionalidad de la forma arquitectónica que da lugar a diversas visiones de esta forma.
En la arquitectura, a estos dos espacios se tiene que sumar otro, muy complejo, que hace referencia al interior del edificio. Este interior también ofrece un juego de frontalidades y perspectivas combinadas con las visiones desarrolladas mediante desplazamientos.
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El plano de dos de los pisos del Museo Guggenheim nos da una idea de la complejidad de los espacios interiores del edificio.
Las nuevas técnicas de la realidad virtual y la holografía nos obligarán a volver a plantearnos la estética de estas representaciones, que se basarán más en los dispositivos de la escultura y la arquitectura que en los de la pintura.
El marco tiene, en principio, dos valoraciones, una como límite específico de la imagen y otra como formato de esta imagen. A través del marco en que se inserta, una expresión visual adquiere la primera configuración formal, la primera forma de la imagen. Es decir, el marco configura la forma del territorio en el que se desarrollará el juego expresivo de los múltiples elementos visuales que componen la imagen.
Fijémonos en que en la pintura la tendencia, tanto fenomenológica como perceptiva, es privilegiar la superficie, aunque en el cuadro se desarrolle un espacio ilusorio en tres dimensiones.
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En cambio, en las representaciones escenográficas –teatro, opera, ballet, etc.– se construye y se percibe primordialmente en profundidad, aunque los decorados tiendan a promover zonas dramatúrgicas verticales.
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En el cine (y, por extensión, en la televisión y el vídeo) se produce una mezcla de las dos tendencias: los valores pictóricos y escenográficos se reúnen en el espacio cinematográfico para producir un espacio de la representación y una forma perceptiva en la que se combinan las dos tendencias.
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La pantalla del ordenador (especialmente con los videojuegos o Internet, y con la mezcla de texto e imagen) es donde esta combinación de potencialidades se desarrolla de manera más efectiva. Las técnicas de la llamada realidad virtual (en este caso referidas especialmente al desarrollo de una profundidad de la imagen) aumentarán todavía más las posibilidades de esta dialéctica entre superficie y profundidad.
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Hay una técnica denominada relieve que ha sido poco explorada. Se trata de un espacio contrario al que se desarrolla con la profundidad de campo: es decir, en dirección al espectador, en vez de alejarse de él. Ha habido intentos cinematográficos, televisivos y gráficos de producir imágenes en relieve, pero sin resultados apreciables. Las posibilidades de desarrollo formal de esta técnica residen en el campo de los hologramas o imágenes con volumen virtual.
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Cuando consideramos el formato de una imagen, pensamos en ella como si la contempláramos desde fuera, desde una cierta distancia: la convertimos en un "espectáculo". En este sentido, el marco no es solo el límite de la imagen, sino también el límite de una parte de nuestra visión.
El marco divide nuestra visión en dos sectores: un relativo a la representación y otro a la realidad.
Establece, por tanto, una frontera epistemológica entre realidad y ficción.
El marco obliga a la visión a especializarse para distinguir entre lo que es real y lo que es imaginario (representado).
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Fotograma de Ben-Hur, de William Wyler (1959).
Fotograma de Ben-Hur, de William Wyler
(1959).
El marco como frontera obtiene, a veces, una visibilidad propia: un régimen representativo que es diferente de la realidad externa y de la construcción visual interna, como sucede en el escenario teatral del ejemplo.
Otras veces puede ser formalmente invisible, aunque la frontera entre un territorio y otro continúe estando presente, como sucede en el fotograma cinematográfico, en el que la visibilidad del marco (de carácter débil, si la comparamos con la del ornamento del escenario teatral) solo se materializa cuando la imagen se proyecta en una pantalla.
Como hemos visto, el marco hace que la visión sea más compleja, ya que tiene que discernir entre zonas reales y zonas imaginarias. Pero al mismo tiempo también permite que las operaciones que se ejecutan dentro del marco, es decir, en el territorio imaginario de la imagen, tengan un significado distinto del que tendrían fuera.
En el cuadro siguiente, la distribución de las figuras parece destilar un cierto ritmo visual. Eso ocurre porque hay un marco general que engloba la propuesta y hace que los elementos que la comprenden se tengan que considerar conjuntamente, en relación unos con otros.
Las regentes del asilo de ancianos de Haarlem, de Frans Hals (1644).
Las regentes del asilo de ancianos de Haarlem, de Frans Hals (1644).

"El marco separa la imagen de todo lo que es no imagen. Define su encuadre como un mundo significante frente al «fuera del marco», que es el mundo de lo real. Pero ¿a cuál de estos dos mundos pertenece el marco?".

V. I. Stoichita (1993). La invención del cuadro (pág. 41). Barcelona: Ediciones del Serbal.

Reflexionad sobre esta pregunta e intentad encontrar una respuesta antes de recurrir a la que da al autor.
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Para continuar reflexionando, podéis consultar el tema del marco como expresión en Transcendental Frames, de Howard M. Christopherson.

Leed La violación de la mirada, de Josep M. Català, del dossier de lecturas.

5.2.2.La construcción de la imagen en perspectiva
Perspectiva quiere decir mirar a través, como cuando se mira por una ventana. La técnica de la perspectiva nació en torno a la metáfora de la ventana, tal como la expresó Gianbattista Alberti en su Tratado sobre la pintura (1435), en el que afirmaba que había que transformar el cuadro en una ventana a través de la cual nos parezca ver la realidad.
Si la perspectiva empezó con la metáfora de la ventana, podemos decir que también se cerró con ella. En La deshumanización del arte (Revista de Occidente. Madrid: Alianza, 1986) Ortega y Gasset escribió un texto con el que pretendía explicar el significado de la ruptura vanguardista que se producía en aquel momento. Decía lo siguiente:

"Se trata de una cuestión de óptica sumamente sencilla. Para ver un objeto tenemos que acomodar de una cierta manera nuestro aparato ocular. Si nuestra acomodación visual es inadecuada no veremos el objeto o lo veremos mal. Imagínese el lector que estamos mirando un jardín a través del vidrio de una ventana. Nuestros ojos se acomodarán de suerte que el rayo de la visión penetre el vidrio, sin detenerse en él, y vaya a prenderse en las flores y frondas. Como la meta de la visión es el jardín y hasta él va lanzado el rayo visual, no veremos el vidrio, pasará nuestra mirada a su través, sin percibirlo. Cuanto más puro sea el cristal menos lo veremos. Pero luego, haciendo un esfuerzo, podemos desentendernos del jardín y, retrayendo el rayo ocular, detenerlo en el vidrio. Entonces el jardín desaparece a nuestros ojos y de él solo vemos unas masas de color confusas que parecen pegadas al cristal. Por tanto, ver el jardín y ver el vidrio de la ventana son dos operaciones incompatibles: la una excluye a la otra y requieren acomodaciones oculares diferentes."

De esta manera explica Ortega las características del arte abstracto y, por lo tanto, reanuda la metáfora de la ventana para cerrar el paréntesis que Alberti había abierto, quinientos años antes, para explicar el arte realista de la perspectiva pictórica.
Las técnicas de la perspectiva, destinadas a provocar el realismo ilusorio de la imagen, han tenido una enorme influencia en el arte occidental que se ha elaborado desde el Renacimiento, y también en todo el pensamiento posterior sobre la imagen.
La perspectiva se ha acabado convirtiendo en una manera de ver, una estructura mental que determina la manera cómo percibimos la realidad.
Una de las consecuencias de la construcción perspectivista de la visión ha sido el advenimiento de lo que Guy Debord denominaba la "sociedad del espectáculo", que representa la materialización de una determinada concepción de la realidad: la sociedad organizada como representación de la forma hegemónica de entenderla, es decir, de la ideología dominante:

"El espectáculo no se puede comprender como el abuso de un mundo de la visión, el producto de las técnicas de producción masiva de las imágenes. Es más bien una Weltanschauung ('visión del mundo') convertida en efectiva, traducida materialmente. Se trata de una visión del mundo que se ha objetivado."

G. Debord (1992). La société du spectacle (pág. 17). París: Gallimard.

Se ha discutido mucho sobre si las técnicas de la perspectiva fueron descubiertas por los artistas del Renacimiento o si, por el contrario, las inventaron.
Considerar que fue un descubrimiento quiere decir suponer que el sistema de la perspectiva era una meta a alcanzar con el desarrollo de las técnicas de representación: el descubrimiento de la perspectiva significaría, por lo tanto, un índice de progreso para cualquier cultura que lo consiguiera (y que, por lo tanto, solo habría obtenido la sociedad occidental). Además, eso situaría el realismo en la cúspide deseable de toda representación visual.
Por el contrario, suponer que fue una invención quiere decir pensar que se desarrollaron determinadas técnicas de representación ilusoria y realista para componer imágenes que estaban de acuerdo con la idea de la realidad que una sociedad determinada tenía en su momento.
La discusión no tiene una salida fácil, ya que cada una de estas maneras de pensar se basa en sistemas distintos de concebir la realidad, la historia y la cultura. Pero hay una cosa que distingue las dos actitudes y permite una valoración, aunque solo sea provisional.
Los partidarios del descubrimiento tienen a su favor el hecho de que sus ideas se corresponden con la concepción tradicional del progreso científico, del que la perspectiva pictórica sería un hito muy importante. Pero, en cambio, tienen en contra lo que también es un inconveniente de este mismo método científico: el hecho de que propugna la transparencia de los mecanismos significativos (la metáfora de la ventana de Alberti), los cuales se supone que no tienen que interferir en los mecanismos de conocimiento, percepción y representación. Con eso se dificulta el análisis de la construcción significativa.
La idea de la invención, por el contrario, tiene la ventaja de impulsar la necesidad de poner de relieve las realidades históricas, sociales y estéticas que promueven la aparición de cualquier técnica de representación. Además, desde este punto de vista, no hay que despreciar otras técnicas de representación por considerarlas el producto de un atraso cultural.
Si observamos los componentes de la construcción en perspectiva, nos daremos cuenta de que todos tienen equivalencia en otros elementos culturales y sociales.
  • Las pinturas elaboradas con la perspectiva pictórica tienden, en su concepción ideal, a estar confeccionadas para un espectador inmóvil que mira, con un solo ojo, desde una posición privilegiada.

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Un espectador de este tipo corresponde a la idea del humanismo renacentista relacionada con el creciente individualismo burgués capaz de controlar el mundo desde una posición aventajada. Tanto el racionalismo cartesiano como el empirismo científico posteriores desarrollaron este tipo de ideología que, de hecho, fundamenta la mayor parte del conocimiento que ha desarrollado nuestra cultura.

"A partir del final del siglo xvi, la figura de la cámara oscura empieza a adquirir una gran importancia en la delimitación y definición de las relaciones entre el observador y el mundo. En pocas décadas, la cámara oscura dejará de ser uno de tantos instrumentos u opciones visuales y pasará a convertirse en el lugar obligatorio desde el que la visión puede ser concebida o representada. Por encima de todo, eso indica la aparición de un nuevo modelo de subjetividad, la hegemonía de un nuevo efecto-sujeto. Ante todo, la cámara oscura ejecuta una operación de individualización: es decir, define necesariamente a un observador como aislado, enclaustrado y autónomo en el interior de sus confines oscuros. Propugna una especie de askesis, o separación del mundo, con el fin de regular y purificar las relaciones de cada uno con los múltiples contenidos del, desde entonces, mundo «exterior»."

J. Crary (1993). Techniques of the Observer (pág. 39). Cambridge: The MIT Press.

  • La perspectiva tiende a construir el espacio de la representación en profundidad, por eso apela a técnicas matemáticas y geométricas destinadas a confeccionar la ilusión de un espacio totalmente racional, un espacio que sería infinito, constante y homogéneo.

Este tipo de espacio coincide con el que empezaba a desarrollar la astronomía moderna. Después de dejar atrás las concepciones geocéntricas de Ptolomeo, mediante el giro copernicano de colocar el Sol en el centro que antes ocupaba la Tierra, se avanzaba hacia la idea de un espacio infinito, homogéneo y absoluto, es decir, de cualidades constantes y leyes universales, como fundamentarían más tarde las teorías de Newton.
Esta idea de espacio infinito en expansión constante también tiene que ver con el inicio de los grandes viajes y sus descubrimientos correspondientes, que daban la impresión de que el universo se expandía por todas partes a los ojos del hombre, que era, de hecho, quien ocupaba ahora el centro del universo.
Observad en el cuadro siguiente cómo el pintor ha creado la sensación de que el espacio del cuadro se expande indefinidamente mediante la colocación en el fondo de la representación de una ventana, por la cual se pueden ver toda una serie de nuevos planos de la realidad, dispuestos en una sucesión que no parece tener fin.
San Jerónimo en su estudio, de Antonello da Messina (1475), y detalle.
San Jerónimo en su estudio, de Antonello da Messina (1475), y detalle.
Estamos tan acostumbrados a ver en perspectiva que nuestra visión no es capaz de discriminar ávidamente los errores que se esconden detrás de la ilusión. A continuación mostramos dos ejemplos.
El pintor William Hogarth (1697-1764) propone esta composición, aparentemente realista y ajustada a las técnicas perspectivistas (izquierda), pero en realidad llena de inconsistencias visuales (derecha). A pesar de estas inconsistencias, la primera impresión que nos da el grabado es de un realismo sin problemas:
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Otro ejemplo de lo que podríamos denominar fundamentalismo de la mirada lo encontramos en la llamada Ames Room (imagen siguiente). Se trata de un espacio cerrado que se contempla a través de una mirilla y en cuyo interior se producen modificaciones extraordinarias en la dimensión de las personas que se encuentran en él.
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Lo que sucede en realidad es que el espacio de la habitación no es homogéneo, sino que se han introducido una serie de modificaciones (pendientes, diferencias de dimensión entre las ventanas, etc.) que engañan la vista. Pero lo interesante del fenómeno es el hecho de que el ideal de un espacio estable y homogéneo, en definitiva un espacio realista, se impone a la visión, mientras que se oblitera lo que se está viendo realmente, hasta el punto de que el observador acepta la imposible deformación de las personas antes que la posible deformación del espacio.
5.2.3.Maneras de ver
Si las técnicas de la perspectiva son el invento de una determinada cultura, destinado a plasmar su ideal de realidad, y no tienen nada que ver con el presunto progreso de las formas de representación que conducirían gradualmente hacia el ideal de más realismo, hay que preguntarse por qué las representaciones, a partir del Renacimiento, adquieren una mayor perfección técnica, que salta a la vista cuando las comparamos con producciones anteriores.
a) Pintura de Hildegarda de Bingen (1098-1179); b) Retablo de Jan van Eyck (1395-1441).
a) Pintura de Hildegarda de Bingen (1098-1179); b) Retablo de Jan van Eyck (1395-1441).
En los dos ejemplos precedentes se ve claramente que las dos representaciones obedecen a intereses distintos: en una se quiere representar la realidad a través de las formas visibles y superficiales, mientras que en la otra se pretende expresar simbólicamente la esencia escondida de esta realidad.
Con respecto a la imagen de Hildergarda de Bingen, hay que indicar que, a pesar de que la mística la utilizó para simbolizar sus ideas, pertenece a otra categoría de imágenes completamente diferente, de la que no hemos hablado a pesar de su importancia. Tal como indica Oliver Sacks en su tratado sobre la migraña –Oliver Sacks (1995). Migraine. Londres: Vintage Books–, esta imagen, y otras de la misma Hildegarda, son un producto muy típico de esta enfermedad, la migraña, que en los casos más agudos provoca visiones. Estaríamos, por lo tanto, ante un tipo de imágenes psíquicas o patológicas, entre las que se incluirían las alucinaciones en general, y también todo tipo de perturbaciones de la visión, patológicas o no.
Podéis consultar R. Gubern (1989). La imagen pornográfica y otras perversiones. Madrid: Akal.
Sin embargo, la técnica nos continúa pareciendo más depurada, más perfecta, en el cuadro de Van Eyck. No hay duda de que es más perfecta desde el punto de vista de la copia de las formas visibles de la realidad, el problema es que nosotros, imbuidos como estamos de la retórica perspectivista, tendemos a valorar más los productos visuales de este tipo que los que plantean otros problemas.
Es obvio, sin embargo, que estamos hablando de dos cosas diferentes. Por una parte, tenemos los intereses de cada sociedad, que están representados mediante las técnicas que le son más convenientes y, por otra, nos encontramos con los problemas técnicos específicos de la representación visual. Durante el Renacimiento se produjo un interés determinado por la representación realista que hizo aprender a los pintores una serie de recursos que en otras épocas no se habían estudiado por considerarlos innecesarios. Los pintores renacentistas acabaron siendo, evidentemente, más capaces de construir copias de la realidad que muchos de sus antecesores, pero eso no convierte sus pinturas en la cima de la civilización, de la misma manera que no implica que los productos de los que les precedieron fueran simples intentos imperfectos de alcanzar este ideal.
Representación visual
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Cada cultura se plantea representar lo que considera fundamental de su concepción de la realidad. Por lo tanto, una cultura interesada en los aspectos sensoriales de la realidad y en la exactitud de las mediciones, desarrollará técnicas que le permitan elaborar réplicas perfectas de la realidad, mientras que es muy posible que pierda la capacidad para detectar y expresar lo que es simbólico.
Según James J. Gibson, la visión no es un sentido autónomo y específico, sino que está interrelacionado con los otros en un sistema sensorial muy complejo. Este sistema visual comprende, cuando menos, dos tipos de percepción:
  • El mundo visual es el que nosotros experimentamos en el sentido más amplio de ver. Es decir, cuando nos movemos y nos orientamos en torno a los objetos que nos rodean. En este mundo visual, los fenómenos se experimentan en las tres dimensiones y con el conocimiento de su forma completa, incluida la que perciben los otros sentidos, como el tacto.

Alegoría del buen gobierno, de Ambrogio Lorenzetti (1338-1340).
Alegoría del buen gobierno, de Ambrogio Lorenzetti (1338-1340).
  • El campo visual es el que experimentamos cuando fijamos los ojos en algo, especialmente cuando nos detenemos para concentrarnos en la captación visual de algo en concreto. Es en este campo visual donde somos conscientes de la perspectiva lineal, es decir, de la distorsión de la forma, tamaño y distancia en el aspecto de los objetos contemplados de acuerdo con el punto de vista del espectador.

Vista desde Montecavallo, de Gaspar van Wittel (1682).
Vista desde Montecavallo, de Gaspar van Wittel (1682).
Estas dos visiones de una ciudad ilustran perfectamente los conceptos de mundo visual y campo visual. En la más antigua (Lorenzettti) se privilegia no tanto la visión a distancia como la sensación global: es como un conglomerado de impresiones visuales, emocionales, incluso táctiles. Da la impresión de alguien que está inmerso en el lugar.
En el otro panorama, el punto de vista ha cambiado totalmente: la representación se esfuerza en borrar cualquier impresión subjetiva y se convierte en una visión a distancia que no valora nada más que las dimensiones superficiales y la equivalencia visual entre ellas. Captamos todo el conjunto al mismo tiempo.
Resumen
  • Hay muchas maneras de ver y expresar la realidad, y no tienen relación con la perfección técnica, sino con la visibilidad cultural.

  • El progreso de determinada técnica (como la de representar el campo visual) contribuye a profundizar en una visibilidad cultural específica.

  • No hay formas de representación absolutamente puras: en una imagen realista hay trazos de otros mecanismos, de la misma manera que en una imagen simbólica encontramos elementos que hacen referencia al realismo.

5.3.Imagen y tiempo

Observad la imagen siguiente de Hogarth, un tipo de narración en imágenes que se puso de moda en la época del pintor (1697-1764).
Grabado de William Hogarth, de la serie The Harlot's progress (1732).
Grabado de William Hogarth, de la serie The Harlot's progress (1732).
La imagen no se modifica por más tiempo que se esté contemplándola. Pero como se trata de una imagen realista que contiene no solo muchos detalles, sino también muchas situaciones diferentes, hay que invertir un cierto tiempo en observarla para poder seguir la narración que condensa. Nos encontramos ante una imagen que contiene un tiempo latente que el espectador tiene que experimentar.
La imagen siguiente es, en el sentido temporal, completamente diferente:
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Se trata de una imagen mucho más simple que la anterior, ya que solo contiene una situación muy poco complicada (con respecto a la acción que representa), pero, en contrapartida, implica un cambio de paradigma en relación con la representación del tiempo en las imágenes. Esta imagen, al contrario que la anterior, posee su tiempo particular, que se desarrolla independientemente de la experiencia temporal del espectador. Se trata de un tiempo que la imagen, de hecho, impone al espectador. Es una imagen con una duración propia.
Nos encontramos, pues, ante dos experiencias del tiempo: la del tiempo latente y la de la duración concreta. Las imágenes han expresado siempre una idea de tiempo latente, pero hasta el siglo xix no empezaron a tener una duración concreta ligada a su forma de representación.
Hasta el siglo xix las imágenes representaban el tiempo. A partir de este siglo se empezaron a desarrollar en el tiempo.
Imágenes realistas
En las imágenes realistas, construidas según las técnicas de la perspectiva pictórica, el tiempo solo existe en la forma de un instante presentado eternamente al espectador.
Los embajadores, de Hans Holbein el Joven (1533).
Los embajadores, de Hans Holbein el Joven (1533).
Como un antecedente de la instantánea fotográfica, el cuadro de Holbein ha querido captar un instante ideal que resuma el tiempo histórico. Pero a diferencia de la instantánea fotográfica, que comporta un elemento de sorpresa y aleatoriedad, aquí las figuras son conscientes de la mirada del pintor y la ejecución del cuadro. Los modelos y el pintor se han reunido para confeccionar una escena que resuma una idea capaz de perdurar, de trascender, por lo tanto, la fugacidad temporal. Por el contrario, en una instantánea, el fotógrafo y los modelos parecen haberse sorprendido mutuamente: componen un instante aleatorio que ha sido arrancado del verdadero flujo temporal, pero sin voluntad de trascenderlo simbólicamente.
Si comparamos la pintura de Holbein con un grabado de Hogarth como el que hemos mostrado antes, enseguida nos daremos cuenta de la diferente disposición de las figuras en las dos imágenes. En el cuadro, los personajes no están representados en un momento de la acción, como sucede en el grabado y también en una instantánea fotográfica, sino que han sido inmovilizados incluso antes de ser pintados.
Sin embargo, en el cuadro, así como en el grabado, también hay muchos elementos y detalles. La gran cantidad de objetos que aparecen en torno a los personajes se podría equiparar a la de detalles que se reparten por todo el grabado de Hogarth, pero tenemos que reparar en el hecho de que los objetos del cuadro de Holbein se exponen ajenos a cualquier dinamismo temporal. Pretenden componer con su presencia un resumen de las posesiones y la vida de los personajes, en vez de estar ligados utilitariamente a una situación temporal concreta, como en el grabado.
El joven heredero tomando posesión de las propiedades del avaro, litografía de William Hogarth (publicado en 1833).
El joven heredero tomando posesión de las propiedades del avaro, litografía de William Hogarth (publicado en 1833).
La imagen de Hogarth está más cerca de la instantánea fotográfica (no tan solo cronológicamente, sino también conceptualmente) que el cuadro perspectivista de Holbein. En este último hay una idea más moderna del tiempo, entendido como sucesión de instantes, que se acerca a la manera como la técnica fotográfica encara la representación, es decir, como retención de un instante temporal: su extracción del flujo constante del tiempo. La fotografía congela el tiempo, mientras que la pintura perspectivista lo resume.
Pero el grabado de Hogarth se diferencia de la instantánea en el hecho de que el dibujante quiere resumir en una sola escena una serie de momentos que se tendrían que dar sucesivamente (el cine seguramente los representaría así, excepto en el caso de querer poner de manifiesto de manera expresa lo que al fin y al cabo también es una convencionalidad narrativa). En eso se parece a la pintura. Estos grabados (como tantos otros de la época) son obviamente una imagen de transición entre dos conceptos del tiempo.
En este vídeo queda representado el colapso del tiempo lineal que culmina en la narración cinematográfica: el videoartista nos hace volver a un panorama parecido al de un grabado de Hogarth, solo que al añadir la duración aparecen todas las contradicciones que contiene una representación de este tipo.
Vídeo de Z. Rybczynski, Tango (1980).
Vídeo de Z. Rybczynski, Tango (1980).
Hemos visto que las imágenes tenían una forma inicial que les confería el marco. Dentro de este marco construían su representación en tres dimensiones: dos dimensiones físicas, correspondientes a la superficie de la imagen, y una tercera dimensión ilusoria o, en algunos casos, virtual. A partir, sobre todo, del cine, algunas imágenes tienen una cuarta dimensión, el tiempo.
La cuarta dimensión

"–No pienso pedirles que acepten nada sin causa razonable para ello. Pronto admitirán lo que necesito de ustedes. Saben, naturalmente, que una línea matemática de grueso nulo, no tiene existencia real. ¿Les han enseñado esto? Tampoco posee un plano matemático. Estas cosas son simples abstracciones.

–Eso está muy bien –dijo el psicólogo.

–Ni poseyendo tan sólo longitud, anchura y espesor, puede un cubo tener existencia real.

–Eso lo impugno –dijo Filby–. Un cuerpo sólido puede, por supuesto, existir. Todas las cosas reales...

–Eso cree la mayoría de la gente. Pero espere un momento. ¿Puede un cubo instantáneo existir?

–No le sigo a usted –dijo Filby.

–¡Un cubo que no lo sea en absoluto durante algún tiempo puede tener una existencia real!

Filby quedóse pensativo.

–Evidentemente –prosiguió el Viajero a través del Tiempo– todo cuerpo real debe extenderse en cuatro direcciones: debe tener Longitud, Anchura, Espesor y... Duración. Pero debido a una flaqueza natural de la carne, que les explicaré dentro de un momento, tendemos a olvidar este hecho. Existen en realidad cuatro dimensiones, tres a las que llamamos los tres planos del Espacio, y una cuarta, el Tiempo. Hay, sin embargo, una tendencia a establecer una distinción imaginaria entre las tres primeras dimensiones y la última, porque sucede que nuestra conciencia se mueve por intermitencias en una dirección a lo largo de la última desde el comienzo hasta el fin de nuestras vidas.

–Eso –dijo un muchacho muy joven, haciendo esfuerzos espasmódicos para encender de nuevo su cigarro encima de la lámpara–, eso... es, realmente, muy claro.

–Ahora bien, resulta notabilísimo que se olvide esto con tanta frecuencia –continuó el Viajero a través del Tiempo, en un ligero acceso de jovialidad–. Esto es lo que significa, en realidad, la Cuarta Dimensión, aunque ciertas gentes que hablan de la Cuarta Dimensión no sepan lo que es. Es solamente otra manera de considerar el tiempo."

H. G. Wells (1897). La máquina del tiempo.

El autor inglés H. G. Wells, en su primera novela, expresa el descubrimiento de esta nueva dimensión no únicamente en estas explicaciones, muy ligadas a las creencias de la época, sino en el hecho de que se decidiera a escribir una novela moderna (es decir, seudocientífica) sobre los viajes temporales.
Distinguimos, por lo tanto, entre las representaciones del tiempo que podemos encontrar en imágenes como las siguientes:
San Juan Bautista retirándose al desierto, de Giovanni di Paolo (1445).
San Juan Bautista retirándose al desierto, de Giovanni di Paolo (1445).
La pasión, de Hans Memling (1470-1471).
La pasión, de Hans Memling (1470-1471).
En la imagen de arriba el tiempo está representado con la repetición de la misma figura, una manera típica de los pre-renacentistas, cuando todavía no se había desarrollado la necesidad de copiar la realidad visible.
En la imagen de abajo, en la que se exponen sucesivamente, en un mismo entorno realista, todos los momentos importantes de la pasión de Cristo, las figuras se repiten, como en el caso anterior, pero aquí hay más cuidado en ocultar esta transgresión. El cuadro se puede ver como una visión de conjunto de una ciudad, o bien prestando atención a los detalles para ir siguiendo una historia conocida, que se desarrolla típicamente de izquierda a derecha.
Y las imágenes desplegadas a través de una duración que sirve de plataforma sobre la cual se desarrolla la representación.
Lo que confiere duración a las nuevas imágenes es el movimiento, y el movimiento se consigue técnicamente. Por lo tanto, las imágenes en movimiento significan una confluencia del arte con la tecnología.
Así, la duración se tiene que considerar como una nueva dimensión temporal (añadida a las otras tres, espaciales), susceptible de ser utilizada como mecanismo de representación igual que las otras. La tendencia a un realismo mayor en las imágenes, y también a la transparencia de la representación, que caracteriza la imagen occidental desde el Renacimiento, hace que la potencialidad expresiva de este nuevo dispositivo desaparezca después de la idea de que, con él, la imagen solo reproduce la realidad de una manera todavía más perfecta que antes. Al creciente realismo del espacio se añadiría ahora el realismo del tiempo.
Algunos tipos de representación se han apartado del camino general, que salta de la perspectiva pictórica al realismo cinematográfico para exponer las posibilidades de una verdadera dramaturgia del tiempo.
El cómic, por ejemplo, con su sucesión de viñetas expuestas sobre el espacio, ofrece a la vista lo que el cine esconde, que está compuesto por una serie de imágenes diferentes o planos (que en realidad son el resultado de la interacción de una serie de fotogramas).
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Fotograma de Vértigo (De entre los muertos), de Alfred Hitchcock (1958).
Fotograma de Vértigo (De entre los muertos), de Alfred Hitchcock (1958).
El cómic es la síntesis perfecta entre una imagen inmóvil que representa el tiempo (la pintura) y una imagen-duración que se expresa temporalmente (el cine): en este caso, el movimiento se encuentra ausente, pero en cambio la estructura expositiva (las viñetas sobre la superficie plana de la página) obliga a encadenar con la mirada las diversas fases de esta duración.
El cómic
Podríamos considerar un cómic como si fuera un grabado de Hogarth desarrollado en diversas fases espaciales: lo que en éste se condensa en una sola escena que contiene diversos planos de acción, en el primero se expone en diversas fases (viñetas).
Esta transición del grabado de Hogarth (que, al mismo tiempo, era un puente entre el cuadro realista y la instantánea fotográfica) al cómic tiene un punto intermedio en un dibujante como Rodolphe Töpffer (1799-1846), en el que la imagen unitaria se descompone en diversas fases temporales.
M. de Verdepré, de Rodolphe Töpffer (1840).
M. de Verdepré, de Rodolphe Töpffer (1840).
Esta fase de transición también la experimentan las imágenes técnicas que van desde la fotografía hasta el cine, por ejemplo las que surgen de la técnica cronofotográfica de Muybridge (1830-1904), que utilizaba varias cámaras para captar el movimiento.
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Este tipo de imágenes se podían adaptar después a alguno de los juguetes ópticos capaces de producir movimiento, y, de esta manera, quedar condensadas en una imagen-duración, que en vez de presentar facetas múltiples solo mostrara una, pero prolongada en el tiempo.
Esta doble visión que se origina en la fenomenología de estos aparatos (entre una imagen estática descompuesta en diversas fases y una imagen unitaria con duración) fue asumida por algunos pintores vanguardistas, como Duchamp, que con técnicas parecidas a las de Toppfer intentaron expresar la dialéctica entre el espacio y el tiempo que domina esta época de transición de la imagen y que el cine resolvería al eliminar completamente una de las fases del proceso: la representación estática de la duración temporal.
Desnudo bajando una escalera, de Marcel Duchamp (1912).
Desnudo bajando una escalera, de Marcel Duchamp (1912).
Este famoso cuadro de Duchamp es la contrapartida sintética desarrollada, una vez conocido el fenómeno cinematográfico, de esta cronofotografía de Muybridge anterior al cine:
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Ved el vídeo siguiente:
Vídeo El pintor y su obra: Duchamp, emitido en Documanía © La sept.
Vídeo El pintor y su obra: Duchamp, emitido en Documanía © La sept.
5.3.1.La flecha del tiempo
Las imágenes son como mapas de un imaginario social determinado en el que se representan visualmente las ideas dominantes sobre un tema concreto en una sociedad determinada.
Toda sociedad fundamenta su estructura ideológica en una concepción determinada del espacio y el tiempo, de manera que esta concepción es lo primero que se manifiesta en las representaciones.
La flecha del tiempo es una de las metáforas más poderosas de la cultura occidental con respecto a la concepción de la ciencia, la historia y la vida cotidiana. La mayoría de las imágenes que se han producido a lo largo de estos últimos quinientos años, desde el idealismo perspectivista de la pintura hasta la imagen-duración cinematográfica, han jugado, ya sea a favor o en contra, de esta idea fundamental, según la cual el tiempo es como una flecha que siempre avanza en una dirección.
Las tres edades de la mujer, de Edvard Munch (1902).
Las tres edades de la mujer, de Edvard Munch (1902).
Esta flecha metafórica tiene situado el presente en el centro, como se ve en la imagen anterior, de manera que el pasado queda atrás y el presente delante (o, visto bidimensionalmente, el pasado a la izquierda y el futuro a la derecha, y por eso el cuadro se lee de izquierda a derecha, como los textos).
En el siguiente cuadro de Tiziano observamos la misma disposición lineal de las distintas etapas de la vida (juventud, madurez y vejez), solo que en este caso la dirección de la flecha está invertida, ya que va de derecha a izquierda. Si consideramos que el rostro que representa la madurez (y, por lo tanto, el presente) es el del mismo pintor, podemos pensar que el cuadro representa su propio ideal del paso del tiempo: basta con colocarse en el lugar del personaje (mirando hacia el exterior del cuadro: el espectador) para que la juventud (pasado) quede a la izquierda y la vejez (futuro) a la derecha.
Alegoría del Tiempo gobernado por la Prudencia, de Tiziano Vecellio (1565).
Alegoría del Tiempo gobernado por la Prudencia, de Tiziano Vecellio (1565).
No siempre se ha creído en un tiempo lineal. Hay representaciones de un tiempo circular, como la siguiente. En esta, la evolución del mundo acaba llegando al mismo lugar del que partió, después de recorrer diversas etapas:
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Es en el cómic donde esta flecha del tiempo queda plasmada de una manera más fidedigna, ya que las viñetas se leen de izquierda a derecha (y de arriba abajo, como si fuera un texto).
En el cine clásico, la sumisión a la metáfora de la flecha del tiempo se pone de manifiesto en la figura denominada flashback (o vuelta atrás), cuando se interrumpe el flujo temporal, organizado sobre un presente que va dejando atrás el pasado y se encamina hacia el futuro, para recuperar algo que ha sucedido anteriormente. En algunas películas aparece el llamado flashforward (o anticipación), pero eso ya representa una crisis en la transparencia ideal del flujo temporal que rige el cine clásico.
Resumen
Para comprender el fenómeno del tiempo en la imagen hace falta superar el velo de realismo detrás del cual se esconde y considerar la temporalidad como una dimensión estética más, susceptible de ser utilizada como recurso expresivo.