Lecturas de la imagen

Índice
- Introducción
- Objetivos
- 1.Tipologías
- 1.1.Tipos de imagen
- 1.2.Usos de la imagen
- 1.2.1.Técnicas de la imagen
- 1.2.2.La imagen técnica
- 1.3.Polivalencia de la imagen
- 1.3.1.Visiones de la imagen
- 2.Metodologías
- 2.1.Pensar la imagen
- 2.2.Análisis formales
- 2.2.1.El formalismo ruso
- 2.3.Análisis culturales
- 2.4.Análisis lingüísticos
- 2.5.Análisis fenomenológicos
- 3.Imagen y cultura
- 3.1.Antropología visual
- 3.1.1.Observación y mirada
- 3.1.2.La imagen antropológica
- 3.2.Visualizaciones de la cultura
- 3.2.1.La mirada documental
- 3.2.2.La visualidad cultural
- 3.3.Arquitecturas del imaginario
- 3.3.1.Modelos mentales
- 3.4.Imagen e identidad
- 3.4.1.La identidad en el espejo
- 3.4.2.La identidad en el reflejo
- 3.1.Antropología visual
Introducción
Objetivos
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Introducir las múltiples facetas del fenómeno visual, tanto por sus características genéricas como por el uso, las técnicas y la significación.
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Hacer una aproximación a las principales metodologías de análisis de la imagen.
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Aprender a detectar las manifestaciones visuales del fenómeno cultural.
1.Tipologías
1.1.Tipos de imagen

1.1.1.La estética de la imagen
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El específico artístico.
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La estructura del discurso artístico.
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El problema del significado artístico.
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La estructura de la imagen y el signo artísticos.
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La relación entre denotación y connotación en la obra de arte.
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La articulación de la obra en el medio histórico, social.
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Determinar la especificidad de las imágenes nos puede servir, como hemos visto en otros apartados, para reconocer fenómenos de la retórica visual que de lo contrario nos pasarían desapercibidos. Pero en ningún caso tenemos que utilizarla para establecer criterios excluyentes que encierren la imagen en un compartimento estanco, al margen de cualquier otra fenomenología.
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Establecer la estructura del discurso visual es necesario para determinar cómo funciona en comparación con otros tipos de discurso, teniendo siempre presente que, desde el punto de vista cognitivo, los diversos discursos se acaban interrelacionando en nuestra mente. De todos modos, desde la perspectiva estética es importante delimitar las características de cada discurso, porque de eso depende la posibilidad de profundizar en la fenomenología de cada uno. El problema de los signos está relacionado con una determinada metodología de análisis y, por lo tanto, es un error considerarlo como una cuestión ontológica (como si las imágenes estuvieran compuestas naturalmente de signos en vez de ser estos signos un instrumento para estudiarlas). Esta distorsión teórica nos sirve para subrayar el hecho de que, al analizar la imagen, lo mejor es una actitud puramente observacional que, sin renunciar a los apriorismos teóricos, los deje momentáneamente en suspenso.
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El problema del significado artístico se incluye en el seno del problema del significado de la imagen en general. De todos modos, conviene tener siempre presente que hay un significado intrínseco de la imagen para no olvidarnos de su existencia cuando lo estudiemos en relación con otros significados.
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Analizar la estructura de la imagen tiene que servirnos para delimitar los dispositivos visuales que se utilizan para producir significado y comunicarlo, siempre que tengamos en cuenta que el fenómeno visual se encuentra enlazado con una red fenomenológica mucho más amplia (como hemos visto específicamente al tratar la relación entre imagen y texto).
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La relación entre denotación y connotación en la imagen se tiene que considerar como un problema de la recepción. La fenomenología de la imagen (igual que la de otros fenómenos comunicativos) no se puede considerar completa sin considerar la función del receptor, a través del cual los elementos denotativos se abren a la connotación. De todas maneras, hay que tener en cuenta, también en este caso, que la formulación del problema mediante la diferenciación entre denotación y connotación hace referencia a una metodología muy concreta y, por lo tanto, plantea problemas relativos principalmente a esta metodología.
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Finalmente, la articulación de la imagen en el medio histórico y social constituye una garantía necesaria para determinar no tan solo el significado, sino también los mismos mecanismos de representación que, sobre todo, surgen del entorno histórico-social. Si bien los análisis formales son imprescindibles en el terreno de la imagen, ya que de lo contrario se perderían de vista la mayoría de los fenómenos que la configuran, también hay que tener en cuenta que las imágenes se pueden considerar siempre, aparte de su significado expreso, como mapas de una determinada problemática histórica o social que se manifiesta de una manera mucho más obvia, por visible, que en otras circunstancias comunicativas.
1.1.2.Imagen realista e imagen abstracta
"Mientras que la escultura explora el espacio tridimensional, la pintura es insistentemente bidimensional. Para lograr la lisura, es necesario superar cualquier trazo de ilusión. El ideal de plenitud supone, por lo tanto, un constante esfuerzo para eliminar la representación o convertir la representación en no referencial mediante su cambio en abstracción. Cuando la pintura representacional crea ilusiones, se convierte en engañosa, embaucadora y deshonesta. La abstracción, por el contrarío, es directa, honesta, inmediata y por tanto fidedigna. Para superar el error y alcanzar la verdad, es necesario arrancar las representaciones ilusorias y descubrir la cosa misma. A medida que la representación se desvanece y la superficie plana entra en foco, la experiencia de lo que Greenberg denomina opticalidad se hace posible. La opticalidad supone el inmediato disfrute de la superficie como tal. En ese momento, objeto y sujeto se convierten en uno solo. Igual que la obra de arte auto-referencial, esta experiencia visual inmediata no se dirige más que a sí misma."
M. C. Taylor (1999). The Picture in Question (págs. 6-7). Chicago: University of Chicago Press.

1.1.3.Abstracción y movimiento





Leed Del fragmento al movimiento continuo, de Josep M. Català, del dossier de lecturas.
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Aunque podamos establecer una tipología general de la imagen, distinguiendo entre las que pertenecen al arte y las que no, o entre las concretas y las abstractas, lo cierto es que en cada caso la imagen propone un discurso propio que incluye una multitud de factores.
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Al establecer tipos de imágenes, más que acomodarlas a una nomenclatura establecida lo que hacemos es descifrar su fenomenología y definirla con un título determinado.
1.2.Usos de la imagen
"Según él (R. Harré), no se puede considerar ninguna habilidad, ya sea tocar el piano o hacer tallas de madera, sin volver inmediatamente al ámbito social y lingüístico [...] hace falta que el propio esfuerzo esté representado en los términos lingüísticos correspondientes. Eso quiere decir que ni siquiera la habilidad más simple puede ser descrita como mera manifestación de la actividad fisiológica."
V. Burr (1997). Introducción al construccionismo social (pág. 127). Barcelona: Proa.

1.2.1.Técnicas de la imagen
1.2.2.La imagen técnica
"La imagen técnica es aquella producida por un aparato. A su vez, los aparatos son producto de los textos científicos aplicados; por tanto, las imágenes técnicas son producto indirecto de los textos científicos."
"Su significado parece grabarse automáticamente sobre sus superficies como en las huellas digitales donde lo significado (el dedo) es la causa, y la imagen (la huella) es el efecto. Parece como si el mundo significado en las imágenes técnicas fuera la causa de ellas."
"De ahí que parezca como si existieran en el mismo nivel de realidad que su significado. Parece que aquello que vemos al contemplar las imágenes técnicas no son símbolos que necesiten descifrarse, sino indicios del mundo al que significan, y que podemos percibir ese significado a través de ellas, aunque sea indirectamente."
"El observador confía en ellas como en sus ojos. Si las critica, no lo hace como una crítica de la imagen, sino de la visión; sus críticas no se refieren a la producción de imágenes sino al mundo «en cuanto visto a través de ellas»."
V. Flusser (1990). Hacia una filosofía de la fotografía (págs. 17-18). México, DF: Trillas Sigma.
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Los aparatos (en contraposición con las herramientas = extensión de la mano) son complejos.
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En una herramienta, la destreza necesaria para utilizarla se acumula en el ser humano, en la mente (en forma de experiencia: el hombre se convierte en un experto de la herramienta hasta al punto de poder establecer con ella una simbiosis muy intensa).
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En los aparatos, en cambio, se acumula la experiencia técnicamente, es decir, el entrenamiento necesario para dominar una herramienta. La destreza que la herramienta había desplazado a la mente humana en forma de experiencia necesaria para utilizarla vuelve totalmente al aparato.
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En los aparatos, la experiencia de la herramienta se incluye en su estructura técnica: no hace falta el experto.
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Si nos dejamos llevar por el automatismo de los aparatos (por ejemplo, las modernas cámaras fotográficas completamente automatizadas), nos convertimos en un apéndice prescindible de estos aparatos.
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Como contrapartida, tenemos que el tiempo y el esfuerzo que antes hacían falta para dominar las herramientas, ahora se pueden invertir en utilizar el aparato, es decir, en la producción de lo que permite hacer.
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En este sentido, los aparatos nos liberan del aprendizaje de las herramientas y nos permiten ir más allá de la simple cualidad de expertos en una herramienta concreta: nos convertimos en creadores a través de un aparato.
"Tan recientemente como diez o quince años atrás, era impensable hablar de la relación del ordenador con las ideas acerca de significados inestables y verdades imposibles de conocer [...] El ordenador tenía una clara identidad como máquina de calcular. Cuando tomé un curso introductorio en Harvard en 1978, el profesor introdujo el ordenador en la clase llamándolo una calculadora gigante. La programación, nos aseguró, era una actividad específicamente técnica cuyas reglas eran cristalinas.
Estas concepciones capturan la esencia de lo que yo llamo la estética modernista de la computación. La imagen de un ordenador como calculadora sugiere que por muy complicado que pueda parecer un ordenador, lo que sucede en su interior puede ser mecánicamente analizado. La programación era un ejercicio técnico que podía hacerse bien o mal. La capacidad de hacerlo bien venía dictada por la esencia computacional del ordenador. Esta forma positiva era lineal y lógica. Mi profesor dejó claro que esta máquina lineal y lógica, combinada con un método de confeccionar software, estructurado y regulado, ofrecía una guía para pensar no solamente acerca de la tecnología y la programación, sino acerca de la economía, la psicología y la vida social. En otras palabras, las ideas computacionales eran presentadas como una de las grandes metanarrativas modernas, historias acerca de cómo funcionaba el mundo que suministraban imágenes unificadas y analizaban cosas complejas mediante su fragmentación en elementos simples. La estética computacional modernista prometía explicar y descubrir, reducir y clarificar. Si bien la cultura del ordenador no ha sido nunca monolítica, y ha incluido siempre culturas disidentes y subculturas alternativas, durante muchos años los profesionales pertenecientes a la línea hegemónica (que incluía científicos de la electrónica, ingenieros, economistas y científicos del conocimiento) compartieron esta clara dirección cultural. Estaba asumido que los ordenadores serían más poderosos, tanto como herramientas que como metáforas, si se convertían en máquinas de calcular cada vez más rápidas y en mejores y más rápidos ingenios analíticos."
S. Turkle (1997). La vida en la pantalla. Barcelona: Paidós.
1.3.Polivalencia de la imagen
1.3.1.Visiones de la imagen




"El uso principal de las metaimágenes es, obviamente, explicar qué son: poner en escena, como si dijéramos, el «autoconocimiento» de las imágenes. Quizá pensemos que hablar de autoconocimiento es tan solo una metáfora cuando no se aplica a unas imágenes que, al fin y al cabo, no son sino líneas, formas y colores sobre superficies planas. Pero ya sabemos que las imágenes han sido siempre un poco más que eso: también han sido ídolos, fetiches, espejos mágicos, etc. Por ello el uso de las metaimágenes como instrumento para la comprensión de las imágenes parece traer a colación inevitablemente el autoconocimiento del observador."
W. J. T. Mitchell (1995). Picture Theory (pág. 57). Chicago: The University of Chicago Press.




© TVE S.A. 1989

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La historia de las imágenes, con respecto a su lenguaje, no se establece a través de transformaciones absolutas de formas de representación diferentes, sino que formas parecidas se consideran de manera diferente según la época y el lugar.
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Las formas hegemónicas de representación se construyen a través de la preponderancia de unas formas determinadas, que predominan no por la desaparición absoluta de sus contrarias, sino por su resituación respecto de ellas.
2.Metodologías
2.1.Pensar la imagen



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Un proceso racional por parte del autor, más o menos consciente y asumido.
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Un conocimiento técnico parcialmente en posesión del autor, a través del aprendizaje y la experiencia, y parcialmente asimilado por los instrumentos que utiliza.
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Unas características sociales, culturales y psicológicas (pulsiones) que forman el marco en que se inscribe la imagen y le confieren una serie de parámetros básicos de carácter estilístico, estructural, emocional, ideológico, etc.
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La comprensión del proceso que la produjo (racionalidad, técnica y pulsión).
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La comprensión de la imagen propiamente dicha. Es decir, la asimilación de todos sus componentes formales, temáticos, etc. (tal como los hemos ido estudiando hasta ahora).
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La interpretación en sentido estricto. Es decir, la investigación del significado de la imagen.
"¿Qué tipo de crítica, de comentario sobre el arte, es deseable hoy en día? Ya que no estoy diciendo que las obras de arte sean inefables y que no puedan ser descritas o parafraseadas. Pueden serlo. La cuestión es cómo. ¿Cuál sería el tipo de interpretación que se dedicaría a servir a la obra de arte en lugar de usurpar su lugar?
Lo que se necesita primero es más atención a la forma en el arte. Si la excesiva insistencia en el contenido provoca la arrogancia de la interpretación, descripciones de la forma más extensas y más intensas la silenciarían. Lo que se necesita es un vocabulario –un vocabulario descriptivo más que prescriptivo– de las formas. Las mejores críticas, que no abundan, son de este tipo: disuelven las consideraciones sobre el contenido en las de la forma."
S. Sontag (1969). Contra la interpretación. Barcelona: Seix Barral.

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Hay que distinguir entre la comprensión y la interpretación de las imágenes.
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Comprender la imagen quiere decir pensarla, asimilar todos los elementos que la constituyen como tal.
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Interpretar significa pensar a través de la imagen: asimilar un significado que se le superpone y diluye la estructura visual que lo sostiene.
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Antes de proceder a la interpretación de una imagen, hace falta haberla comprendido en profundidad.
2.2.Análisis formales
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Las tres primeras, autor, época y estilo, pertenecen al ámbito de la historia del arte, en sus modalidades más destacadas: biográfica, historiográfica o estilística.
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El estudio del tema, aunque también interesa a la historia del arte, determina el campo de los estudios culturales, desde la Escuela de Warburg, a principios del siglo xx, hasta el multiculturalismo actual.
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Por su parte, el estudio del contenido, aunque sea relevante en el campo del estudio de las ideas que buscan en las imágenes ejemplos históricos, tiene una vertiente que ha sido más determinante y que se preocupa de la imagen como fenómeno comunicativo. Se trata de la semiótica y, en menor grado, de la teoría de la información.
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Finalmente, si el estudio se centra en la estructura formal, nos encontraremos con los análisis formalistas, que se inician con Adolf Hildebrand (1893), Alois Riegl (1901) y Heinrich Wolfflin (1915), y llegan a Henri Focillon (1935), pasando por las investigaciones sobre la percepción de la Gestalt (ya apuntadas), antes de desaparecer, prácticamente eclipsados por la tendencia lingüística.


"Según un ejemplo del mismo Wolfflin, el barroco sería definible como una secuencia de polos categoriales: polo pictórico, profundidad, forma abierta, unidad, claridad relativa de la visión."
O. Calabrese (1987). El lenguaje del arte (pág. 20). Barcelona: Paidós.


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Analizad esta imagen aplicando los criterios formalistas aprendidos.

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Confeccionad fichas con los resultados obtenidos de vuestra exploración y guardadlas para poder compararlas con los resultados de otros ejercicios que os propondremos más adelante.
2.2.1.El formalismo ruso
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Como hace David Bordwell cuando estudia la narrativa fílmica: equiparando, en la trama, las películas con las narraciones literarias. Aquí el desplazamiento de la literatura a la imagen no es tan dramático, ya que, en este caso, el teórico norteamericano se preocupa solo de la estructura argumental de las películas.
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Por el procedimiento inverso de extraer la visualidad de la estructura argumental de una obra literaria y estudiar después, desde el punto de vista de esta visualidad (imaginaria), la construcción de la trama: en principio sería el mecanismo que regirían las adaptaciones cinematográficas de obras literarias, y también cualquier tipo de ilustración visual de estas adaptaciones.
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Finalmente, hay que trasladar directamente el método a las imágenes, considerándolas como un conjunto de elementos constitutivos de una trama. La diferencia de este método respecto de los acercamientos lingüísticos estaría en el hecho de que en este caso los elementos serían valorados icónicamente y no como signos.
"La forma crea su propio contenido, todo es la motivación de las formas, ya que el arte evoluciona por razón de su técnica. Lo más notable en él es que no rechaza el contenido ideológico del arte, sino que considera el llamado contenido como uno de los fenómenos de la forma."
J. García Gabaldón (1996). "Víctor Sklovski". En: V. Bozal (ed.). Historia de las ideas estéticas y de las teorías artísticas contemporáneas (vol. II, pág. 48). Madrid: Visor.
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Uno referencial: aquello a lo que la imagen hace referencia para comentarlo, ampliarlo y expresarlo. Es la típica concepción funcional de la imagen entendida como ilustración.
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Otro, que surge de la misma composición de la imagen, de su forma (que expone su propio contenido), y que puede coincidir o no con la voluntad expositiva del contenido referencial de la imagen.

2.3.Análisis culturales

"Iconografía: un estudio descriptivo y clasificatorio de las imágenes a partir de su aspecto exterior y de sus asociaciones, que busca descifrar el tema de una figuración.
No todos los estudios iconográficos se limitan a la mera descripción y clasificación de los temas, sino que a menudo también ofrecen una interpretación de los significados conceptuales, simbólicos y alegóricos subyacentes en las imágenes."
M. A. Castiñeiras González (1997). Introducción al Método Iconográfico (pág. 35-36). Santiago: Tórculo Ediciones.

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Preiconográfico: experiencias sensibles.
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Iconográfico: remite a un conocimiento cultural (transmitido muchas veces a través de la literatura), que es el que se adjudica a los elementos o motivos de la imagen para configurar el tema.
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Iconológico, que el mismo Panofsky define en esta cita:
"La involuntaria e inconsciente revelación de una actitud de fondo hacia el mundo, que es característica, en igual medida, del creador como individuo, de una determinada época, de un determinado pueblo, de una determinada comunidad cultural."
E. Panofsky (1972). Estudios sobre iconología. Madrid: Alianza.

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Salomé, que hizo cortar la cabeza del Bautista, es un personaje negativo. La bandeja es un atributo que acostumbra a acompañarla, ya que presentó a Herodes la cabeza de Juan Bautista en uno de estos utensilios.
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Judit, que cortó personalmente la cabeza del general Holofernes en un acto considerado heroico, es un personaje positivo. La espada le corresponde iconográficamente, ya que la empuñó para llevar a cabo su proeza. Sin embargo, la bandeja no parece tener sentido, ya que en su relato no se destaca la utilización de nada parecido.
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Los dos personajes están en igualdad de condiciones, porque a cada uno le corresponde el atributo que al otro le sobra. Pero hay una ligera diferencia: la espada es un motivo enaltecedor en iconografía, mientras que la bandeja es neutro. Parece, pues, que hay más posibilidades de que un elemento neutro se haya introducido en una configuración heroica como la de Judit, mientras que, por el contrario, un atributo tan positivo como la espada difícilmente acompañará a un personaje claramente negativo como es Salomé.
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La hipótesis queda probada para Panofsky al considerar que, a lo largo de la historia de las imágenes, no hay ni una sola figura de Salomé con espada y, sin embargo, se pueden encontrar diversas Judits acompañadas de una bandeja.

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Las configuraciones se dividen en motivos y temas. El tema es el significado general, mientras que los motivos son los diversos atributos que acostumbran a acompañar un tema determinado y cuya presencia lo define.
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Los temas se van formando a través de la historia, la literatura, la leyenda, etc., por el procedimiento de delimitar cuáles son los motivos que corresponden a cada tema. Las imágenes visualizan estas composiciones y refuerzan la caracterización de los temas.
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Hay configuraciones visuales que pueden tener valor representativo independientemente tanto de las estructuras formales y los componentes estilísticos concretos como del tema. Así, por ejemplo, el conjunto que forman la bandeja y la cabeza cortada del caso que estudia Panofsky, que acaba siendo una forma decorativa.


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Determinadas imágenes, con o sin la voluntad expresa de quien las utiliza, están "embarazadas" culturalmente y funcionan con este valor añadido, al margen de la utilización concreta que se haga en un contexto determinado.


2.3.1.La utilización de la iconografía por Roland Barthes

"Los cinco códigos forman una especie de malla, de tópicos a través de los cuales el texto pasa (o mejor dicho, pasando a través de la misma, se hace texto). Si, por lo tanto, no tratamos de buscarle una estructura a cada código ni de los cinco códigos entre ellos, lo hacemos deliberadamente, para asumir la multivalencia del texto, su reversibilidad parcial. Se trata en efecto, no de manifestar una estructura, sino de producir una estructuración en lo que sea posible."
R. Barthes (1980). S/Z (pág. 27). Madrid: Siglo XXI.

2.3.2.La utilización de la iconografía por Umberto Eco

Leed Lectura de "Steve Canyon", de Umberto Eco, del dossier de lecturas.

2.4.Análisis lingüísticos
"La concepción que nos muestra el conjunto de la filosofía antigua y medieval como concernida por las cosas, la filosofía que va del siglo xvii al xix interesada por las ideas, y la esclarecida escena filosófica contemporánea incumbida por las palabras es muy plausible."
R. Rorty (1979). La filosofía y el espejo de la naturaleza. Madrid: Cátedra.
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Una ya fue expresada por Benjamin Lee Whorf cuando indicó que la estructura del lenguaje del ser humano influye sobre la manera en que comprende la realidad y su comportamiento ante esta realidad. Se trata de una concepción que también fundamenta las corrientes construccionistas contemporáneas.
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La otra, corolario de la anterior, comporta adoptar los conceptos primordiales de la lingüística, y en concreto de la semiótica, y aplicarlos a la imagen, de manera tal que sus características visuales se desvanezcan detrás de la estructura lingüística emergente que supuestamente sostiene el significado.
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Iconos: tienen una cierta semejanza innata con el objeto a que hacen referencia.
Ejemplo: un retrato, un diagrama, una fórmula.
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Índices: dirigen la atención hacia el objeto indicado: la flecha me impulsa hacia una dirección, el humo me indica que hay fuego.
Ejemplo: una flecha indicadora, una columna de humo.
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Símbolos: tienen una relación arbitraria con el objeto a que hacen referencia.
Ejemplo: la cruz, cualquier convención iconográfica.
"La semiótica ha sido definida (por Saussure) como «la ciencia de la vida de los signos en la sociedad». Definida de esta manera, tiene un alcance que es sorprendente por su simplicidad y amplitud. Según ello, todo en una cultura puede ser visto como una forma de comunicación organizada de forma parecida al lenguaje verbal, puede ser entendido en términos de un conjunto común de reglas o principios. En las instituciones académicas actuales el estudio de tales fenómenos acostumbra a fragmentarse y parcelarse en una multitud de disciplinas: psicología (en sus distintas escuelas), sociología, antropología, historia, filosofía, lingüística, literatura, arte y estudios fílmicos, para nombrar sólo las más prominentes. La semiótica ofrece la promesa de un estudio sistemático, coherente y comprehensivo de su totalidad, no sólo de algunas partes de las mismas."
R. Hodge; K. Gunther (1988). Social Semiotics. Nueva York: Cornell University Press.
2.4.1.El giro lingüístico y el declive de la visión
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El artista cubista abandona el punto de vista único y adopta puntos de vista diversos, múltiples, sobre un mismo objeto. Eso incide de manera decisiva sobre la organización de la imagen y la relación entre espacio figurado y espacio pictórico.
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A medida que se multiplican los puntos de vista, los sistemas de representación tradicionales dejan de ser funcionales, el espacio figurado se rompe y no es posible articularlo como referencia de una mirada.
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El espacio plano sobre el que se representan los motivos empieza a adquirir cada vez más protagonismo: el espacio plano sustituye al figurado y los motivos se empiezan a disponer sobre el espacio plano.
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Desaparece la mirada como fundamento de la imagen pintada y, por lo tanto, del sujeto virtual que mira (fundamento, al mismo tiempo, de esta mirada).
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Una vez que ha desaparecido el punto de vista, cualquier punto de vista, y que la imagen pintada no es término de ninguna mirada empírica, la pintura utiliza signos con un valor semántico que se configura a partir de las relaciones en el plano.
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Al sustituir el espacio figurado tridimensional por el plano, la pintura introduce una alteración sustancial, porque la mirada empírica percibe un espacio tridimensional. La pintura se ha convertido en un signo que no se parece al objeto al que hace referencia y al que, a pesar de todo, representa.
2.4.2.Análisis semiótico de Roland Barthes

Leed Retórica de la imagen, de Roland Barthes, del dossier de lecturas.
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El primero corresponde al mensaje lingüístico, en el que no hay ninguna imagen implicada, pero que, sin embargo, se convierte en el fundamento de toda la construcción visual, ya que "ancla" el significado: nos indica de qué trata la imagen.
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El segundo hace referencia a la imagen en sí, pero para poder comprenderla se tiene que convertir en material lingüístico, es decir, en signos: se trata, por lo tanto, de un mensaje icónico codificado.
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El tercero aparece cuando se observa que detrás de la imagen convertida en signo todavía queda una presencia icónica, es decir, la imagen propiamente dicha, cuya expresividad ha sido suprimida por la operación anterior. Se trata de un mensaje icónico sin codificar que, según Barthes, no significa nada más allá de sí mismo: es decir, un tomate hace referencia a un tomate, la bolsa de malla a la bolsa de malla, etc.

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El signo se desdobla en significante y significado: se busca el significado a través de un significante (la imagen) que solo sirve de puente hacia este significado.
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El significado, al mismo tiempo, puede ser denotativo y connotativo: puede estar relacionado con lo que hace referencia directamente a la imagen, y también se puede relacionar con el contexto de este elemento.
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La utilización del paradigma lingüístico representó un gran avance en la comprensión de los mecanismos significativos de las imágenes. Al mismo tiempo, desplazó la atención del aspecto visual al lingüístico e hizo perdurar la antigua concepción que separa el fondo de la forma.
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Tenemos que repensar las relaciones entre el significante y el significado para comprender qué significación primera se produce a través de los fenómenos visuales.
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Hay que estudiar la forma del contenido, antes de proceder a comprender el contenido de la forma, porque este último nunca está completo por sí mismo.
2.5.Análisis fenomenológicos

Técnica
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Estilística
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Temática
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Contexto fuente
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Contexto difusión
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Penetrar verdaderamente en la imagen, en vez de observarla desde el exterior, para ver de qué fenómenos visuales se compone realmente.
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Entender que toda imagen (como cualquier otro producto cultural) es siempre el centro de una red de implicaciones que la comunican, en circuitos de ida y vuelta, con otras imágenes. No basta con determinar en abstracto el contexto en que se inserta la imagen, sino que se ha de buscar la genealogía que la conecta con otras imágenes específicas.
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Finalmente, sabemos que en la actualidad es posible intervenir en las imágenes, no únicamente por medio de una interpretación personal, sino físicamente, mediante las herramientas que nos proporcionan las nuevas tecnologías. Por eso tenemos que tener en cuenta esta posibilidad de apropiación de las imágenes, no únicamente con respecto a nosotros (lo que podemos hacer), sino también por las transformaciones que pueden haber experimentado desde su producción hasta la recepción actual.





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¿Qué mirada produce las escenas de las figuras 2 y 3?
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¿Qué diferencia hay entre la mirada inscrita en la figura 1 y el resultado de las miradas que se representa en las figuras 2 y 3?
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¿Cómo queda afectada nuestra mirada de espectadores de la imagen en el juego de miradas que se desarrolla en sus diversos sectores?
3.Imagen y cultura
3.1.Antropología visual
3.1.1.Observación y mirada

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El problema de la mirada: ¿cuáles son las relaciones entre el observador y el objeto observado?
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El problema de la representación: ¿cómo impregnan estas relaciones la visualización del objeto?
"El film etnográfico es un film que permite interpretar el comportamiento de los componentes de una cultura por medio de planos de personas que están haciendo precisamente lo que harían si la cámara no estuviera allí."
W. Goldschmidt (1972). Ethnographic film: definition and exegesis. PIEF Newsletter of the American Anthropological Association.
Leed El hombre y la cámara, de Jean Rouch, del dossier de lecturas.

"Más allá del cine observacional existe la posibilidad de un cine participativo que se convierta en testimonio del acontecimiento del film y transforme en un potencial lo que la mayoría de las películas se esfuerzan en ocultar. Aquí el cineasta reconoce su entrada en el mundo de sus sujetos y, sin embargo, les pide que refrenden el film con su propia cultura."
D. MacDougall (1985). "Beyond Observational Cinema". En: Bill Nicholl. Movies and Methods (vol. II, págs. 274-287). Berkeley: University of California Press.
3.1.2.La imagen antropológica
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Frontera espacial: se sitúan en la confluencia con otras culturas, justo en la línea que separa su espacio cultural y el de la cultura observada.
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Frontera epistemológica: de su ignorancia sobre lo que observan extraen la curiosidad y el frescor necesarios para ver lo que, desde dentro de la cultura observada, parece invisible.
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Frontera temporal: su interés se acostumbra a dirigir a objetos que se encuentran en proceso de desaparición, corren peligro de desvanecerse, porque parecen pertenecer a otro tiempo.
"Por todo el mundo, en cada continente y cada isla, en los escondidos suburbios de cada ciudad industrial, y también en los valles escondidos a los que solo se puede ir en helicóptero, están desapareciendo valiosas costumbres, totalmente irreemplazables e irreproducibles, mientras que los departamentos de antropología continúan enviando trabajadores de campo con una libreta y un lápiz como único equipo."
M. Mead (1995). En: Paul Hockings (ed.). Principles of Visual Anthropology. Berlín [etc.]: Mouton de Gruyter.
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Fija, porque el dibujo captaba las características visuales de los objetos de manera inalterable (mientras que los textos se podían interpretar mal por su ambigüedad).
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Móvil, porque era transportable de un lado a otro sin que el desplazamiento le implicara ninguna modificación (los textos, o los relatos orales, sufrían importantes modificaciones en las operaciones de traducción y translación).
"¿En qué reside la importancia de las imágenes e inscripciones que los científicos e ingenieros se esfuerzan por obtener, dibujar, inspeccionar, calcular y debatir? En primer lugar, en la ventaja única que ofrecen en situaciones retóricas o polémicas. «¿Dudas de lo que te digo? Te lo demostraré». Y sin desplazarme más que unas pocas pulgadas, despliego ante tus ojos figuras, diagramas, láminas, textos, siluetas, y en el mismo momento y lugar presento cosas que se hallan en lugares lejanos con las cuales a partir de ese momento se establece una conexión de doble sentido. No considero que se pueda sobreestimar la importancia de este sencillo mecanismo."
B. Latour (1998). "Visualización y cognición: pensando con las manos y con los ojos". La Balsa de la Medusa (n.º 45-46, pág. 96).

"El equipo de observadores o descriptores escogidos por el príncipe Mauricio es un hecho sin precedentes: se compuso de hombres versados en ciencias naturales y en cartografía, así como dibujantes y pintores. Recogieron una documentación gráfica excepcional en la tierra brasileña, de sus habitantes, su flora y su fauna. Se trató de retratar fundamentalmente todo lo previamente desconocido o curioso. Albert Eckhout produjo las primeras pinturas de tamaño natural de los nativos brasileños. Son insólitas, no sólo en virtud de su escala, sino también por el cuidado con que reflejan sus proporciones, el color de la piel, vestidos, aderezos y material social y natural. Un retrato de Eckhout constituye una etnografía o mapa humano. Compárese el interés descriptivo con los relatos fabulosos del Nuevo Mundo que seguían circulando."
Svetlana Alpers (1987). El arte de describir (pág. 231). Madrid: Hermann Blume.
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La india tarairiu de Eckhout: es claramente exótica a priori: en ella todo destila los elementos de esta curiosidad que, según Alpers, tenía que ser el impulso que había de dirigir la mirada de los expedicionarios. Ahora bien, la india en sí no tenía que ser necesariamente exótica ni curiosa, por lo tanto podemos aventurar que los detalles fidedignos que pueblan la imagen no aparecen porque sean los que la describen mejor sino porque fueron los que más llamaron la atención al dibujante (quien, además, dibujaba pensando en la impresión que sus dibujos causarían en Holanda).
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La chica de Tcherkask: como la india, está fuera de su contexto específico y colocada en un contexto indeterminado ("paisajístico"): adopta una actitud y desprende una actitud que han sido proyectadas obviamente por Oliphant. El dibujo es indudablemente realista, pero a una distancia de más de un siglo y medio no produce la misma impresión de realismo que podía ofrecer en la época, lo cual nos indica que el realismo no tiene tanto que ver con la objetividad como con el hecho de que los trazos visibles de una imagen sean reconocibles por las expectativas de determinada cultura.
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La mujer norteamericana de Evans: acumula todo lo que se ha dicho antes: la cámara establece un punto de vista que es heredero de una tradición observacional; y la curiosidad que movía a Eckhout o Oliphant ha sido sustituida aquí por la intención de elaborar un documento social sobre la miseria (no es que no hubiera miseria en el este medio norteamericano de los treinta, sino que aquí la mujer se convierte en emblema de esta miseria y está fotografiada de manera que muestre sobre todo estos caracteres emblemáticos).
"Si determinamos la posición de un objeto con precisión, al mismo tiempo no podemos determinar exactamente a qué velocidad se mueve, y a la inversa."
Heisenberg (1927). Uncertainty Paper.
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Desarrollando un interés por la cultura propia, con lo que, en principio, se disuelven los problemas fronterizos (aunque se pueden desarrollar otros).
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Aceptando la paradoja y desarrollando métodos para utilizarla a favor de la investigación.
Esta segunda actitud deja pasar tres modos de actuación, que pueden funcionar separada o conjuntamente:
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Confeccionar representaciones visuales: es decir, estudiar una determinada sociedad construyendo imágenes.
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Examinar imágenes ya existentes: es decir, utilizar las imágenes como documento.
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Colaborar con los actores sociales para producir representaciones visuales, es decir, combinar los dos pasos anteriores en una síntesis creativa.
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3.2.Visualizaciones de la cultura
3.2.1.La mirada documental



"Ser reflexivo, en términos de trabajo antropológico, es insistir en que los antropólogos revelen sistemática y rigurosamente su metodología y su posición personal como instrumentos en la generación de datos. Dado que es posible afirmar que la narración es el medio lógico para exponer la etnografía, el cine como medio inherentemente narrativo (al menos en nuestra cultura) tiene gran potencial como medio de comunicación en antropología."
Ruby, J. (1995). "Revelarse a sí mismo: reflexividad, antropología y cine". En: Elisenda Ardevol; Luis Pérez Tolon. Imagen y cultura (págs. 161-201). Granada: Diputación Provincial de Granada.





3.2.2.La visualidad cultural


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El cuadro de Tiepolo está organizado de abajo arriba (con una perspectiva muy forzada, porque se trata de un proyecto para un fresco que se colocaría en un techo: pretende, por lo tanto, prolongar la mirada del espectador hasta los límites de la visión que propone el cuadro).
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El cuadro de Tang Yin está organizado de arriba abajo, siguiendo las directrices de la llamada perspectiva invertida, característica de la pintura china, por la que los objetos lejanos se representan en un tamaño mayor que los próximos, al contrario que la perspectiva occidental.







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Cada cultura percibe la realidad de una manera diferente. Por lo tanto, produce diversos mapas de la visión-realidad.
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Cada cultura tiene diversas técnicas de representación (o asimila de una manera específica las técnicas foráneas).
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Cada cultura produce situaciones (campos de realidad) diferentes, producto de problemas y soluciones que le son específicos.
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Todas las culturas están cada vez más interrelacionadas y, por lo tanto, tienden a producir mestizajes entre las diversas formas de representación.
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Cada cultura tiene su propia visualidad, que se construye con la utilización que los diversos estilos hacen de su tradición visual, surgida de la interpretación particular de la realidad.
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El cine clásico, con su pretendido realismo, no está preparado para captar las diversas visualidades que le ofrecen las diferentes culturas: en cambio, puede interpretar, a partir del documental, las interrelaciones entre la cultura del documentalista y la cultura que es investigada.
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En el resto de las imágenes es muy fácil rastrear el trazo de la visualidad de las diversas culturas, precisamente porque es la relación primera de la imagen con nuestra mirada.
3.3.Arquitecturas del imaginario
"Sólo resta cerciorarnos de que la sensibilidad contemporánea nos predispone paradójicamente a la profecía y no a la historia. Vivimos en un mundo de imágenes que preceden a la realidad. Los paisajes alpinos suizos nos parecen simples réplicas de las maquetas de los trenes eléctricos de cuando éramos niños. El guía del safari fotográfico detiene el jeep en el emplazamiento exacto donde los turistas puedan reconocer mejor el diorama del museo de historia natural. En nuestros primeros viajes nos sentimos inquietos cuando en nuestro descubrimiento de la Torre Eiffel, el Big Ben o la estatua de la Libertad percibimos diferencias con las imágenes que nos habíamos prefigurado a través de postales y películas. En realidad no buscamos la visión, sino el déjà-vu."
J. Fontcuberta (1998). El beso de Judas. Fotografía y verdad (pág. 71). Barcelona: Gustavo Gili.
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El imaginario personal, relativo a nuestra cultura visual particular: las imágenes que conocemos y nos afectan personalmente. Varía de una persona en la otra, aunque está muy interconectado con los otros imaginarios.

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El imaginario social, correspondiente a la visualidad relativa a la sociedad en la que estamos inmersos. Hay diversos grados, que pueden ir del entorno social más inmediato, por ejemplo una ciudad o un país, a estructuras sociales más complejas, como una clase social. Aunque los medios de comunicación contemporáneos tienden a homogeneizar las visualidades y, por lo tanto, a diluir las distinciones entre las diversas visualidades personales, sociales y de clase, la verdad es que todavía se dan profundas diferencias entre ellas, debidas a cuestiones psicológicas e ideológicas.
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El imaginario cultural, referido a la visualidad cultural de que hablábamos en el apartado anterior: cada sociedad dicta no solo lo que se puede ver, sino también cómo se puede ver.
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El imaginario antropológico, relacionado con las estructuras profundas que dan lugar a la formación de las imágenes. En este apartado encontramos desde el funcionamiento del inconsciente freudiano hasta los arquetipos de Jung, pasando por los llamados temas de encuadre de Bialostocki.
"Las imágenes arquetípicas son la expresión de los hechos más importantes de la existencia humana. Lo malo es expresado por medio de un dragón, una serpiente o cualquier otro animal monstruoso; los conflictos entre potencias humanas e inhumanas, por medio de un hombre que lucha contra un monstruo (Mitra, Hércules, Perseo, San Jorge); la imagen de la noche y del día, vestida en forma del mito de los héroes agonizantes y resucitados: todos éstos y muchos más son los motivos básicos arquetípicos más generalmente difundidos.
Estas imágenes representan experiencias concretas de la humanidad, conservadas en el inconsciente, que son transformadas en un lenguaje general de símbolos. Jung subraya a menudo que cuando dice «arquetipos» no quiere decir «imágenes heredadas», sino continuas transformaciones de la psique, que crea imágenes análogas, partiendo de materia conservada en el recuerdo humano, que corresponde a los «principios reguladores» existentes en el inconsciente."
J. Bialostocki (1973). Estilo e iconografía (pág. 117). Barcelona: Barral Editores.



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Están formadas por elementos visuales fuertemente codificados por una tradición.
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Estos elementos representan al mismo tiempo características escatológicas (del universo religioso) y emociones humanas.
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La imagen pretende conectar, por lo tanto, dos mundos: el espiritual-religioso y el espiritual-personal.
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Al mismo tiempo, estas imágenes tienen, como las alquímicas, un componente "mágico", ya que la creencia popular considera que tienen poder de actuación sobre el mundo material.

"En un primer momento, el simbolismo animal parece muy vago, porque está muy extendido. Parece capaz de hacer referencia a valoraciones tanto negativas, con los reptiles, las ratas, los pájaros nocturnos, como positivas, con la paloma, el cordero, etc., en general, los animales domésticos. De todas maneras, a pesar de esta dificultad, toda arquetipología se tiene que abrir a un bestiario y empezar por reflexionar sobre su universalidad y banalidad.
De todas las imágenes, en efecto, las de animales son las más frecuentadas y comunes. Podemos decir que no hay nada que nos resulte más familiar, desde la niñez, que las representaciones de animales. Incluso en el pequeño ciudadano occidental, osos de peluche, gato con botas, Mickey, Babar vehiculan extrañamente el mensaje teriomórfico. La mitad de los títulos de los libros para la infancia están consagrados al animal. En los sueños de los niños, reportados por Piaget, sobre una treintena de observaciones más o menos claras, nueve hacen referencia a sueños sobre animales. No deja de ser destacable, además, que los niños no hayan visto nunca la mayoría de los animales con los cuales sueñan, ni los modelos de imágenes con que juegan."
G. Duran (1992). Les structures anthropologiques de l'imaginaire (págs. 71-72). París: Dunod.


"¿Cómo debe entenderse la «imagen dialéctica» como forma de representación filosófica? ¿Qué es lo que esta imagen «sacude»? ¿La moda? ¿A la prostituta? ¿A las exposiciones? ¿Las mercancías? ¿A los Pasajes mismos? [Benjamin hace referencia a elementos propios del París de finales del siglo xix]. Seguramente sí, sin embargo, no en tanto estos referentes están empíricamente dados, incluso no en tanto son críticamente interpretados como emblemas de la sociedad de mercancías, sino en tanto están dialécticamente «construidos» como objetos históricos, mónadas políticamente cargadas, «arrancadas» del continuo histórico y «actualizadas» en el presente. Esta construcción de objetos históricos implica la mediación de la imaginación del autor. La experiencia cognitiva de la historia, no menos que la del mundo empírico, exige la activa intervención del objeto pensante."
Susan Buck-Morss (1995). Dialéctica de la mirada. Walter Benjamin y el proyecto de los Pasajes (págs. 246-247). Madrid: Visor.
3.3.1.Modelos mentales
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Los temas de encuadre tal como los describe Jan Bialostocki (1966):
"No sólo podemos hablar de una «fuerza de inercia» de los tipos iconográficos, sino también de un fenómeno que podríamos llamar fuerza de la gravedad iconográfica. La fuerza y la dirección de estas transformaciones fue determinada por leyes diversas en las diferentes épocas.
La fuerza de gravedad iconográfica se concentra alrededor de imágenes sobrecargadas de un significado especial y típico, y en las que también se pueden encontrar mezclados contenidos tanto cristiano-religiosos como profanos... En cierta ocasión propuse llamar a estas imágenes, de extraordinaria importancia humana, «temas de encuadre» cuando emprendí el intento de encontrarlas en las pinturas de Rembrandt. Creo que conseguí seleccionar algunos «temas de encuadre», como por ejemplo la figura del «héroe caballeresco», la escena del sacrificio, la de la divinidad que se aparece al hombre, o la figura femenina desnuda, cargada de asociaciones eróticas, que se encuentra echada en la cama o en un paisaje."
J. Bialostocki (1973). Estilo e iconografía. Barcelona: Barral Editores.
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Las ideas de Wittgenstein (1921) con respecto a la relación entre las imágenes y los enunciados:
"La proposición es una imagen de la realidad.
La proposición es un modelo de la realidad, tal como nosotros nos la imaginamos."
L. Wittgenstein (1989). Tractatus Logico-Philosophicus (pág. 4011). Barcelona: Editorial Laia.
"En un principio un enunciado –por ejemplo, un enunciado sacado de una página impresa– no parece una imagen de la realidad a la que hace referencia. Pero las notas musicales escritas tampoco parecen al principio una imagen de un segmento musical, ni tampoco nuestras anotaciones fonéticas (el alfabeto) parecen una imagen de nuestra habla. Y, sin embargo, estos signos lingüísticos son imágenes, incluso en el sentido ordinario de la palabra, de lo que representan."
L. Wittgenstein, Tractatus Logico-Philosophicus (pág. 4011).
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Que una proposición se estructura como una imagen (digamos visual, estructuralmente, en conjunto) o que se desprende una imagen.
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Que esta imagen refleja, repito, no la realidad, sino la realidad estructurada por la proposición: al hacer una proposición, proyecto sobre la realidad las estructuras de la proposición y de esta forma es como las dos se parecen en una imagen común.
"Las imágenes del Tractatus son […] traducciones, isomorfismos, homologías estructurales: estructuras simbólicas que obedecen a un determinado sistema de reglas para su traducción. Wittgenstein las llama, a veces, 'espacios lógicos', y el hecho de que le parezcan aplicables a las notaciones musicales, la escritura fonética e incluso los surcos de un disco gramofónico indica que no tienen que ser confundidas con imágenes gráficas en sentido estricto. La noción de imaginería verbal de Wittgenstein puede ser ilustrada, como hemos visto, mediante el modelo que muestra las relaciones entre la imaginería mental y la material en los modelos empíricos de la percepción. No es que el modelo se corresponda con determinada imagen mental que podamos tener cuando pensamos en este asunto. Se trata simplemente de que muestra en un espacio gráfico el espacio lógico determinado por un conjunto de enunciados empíricos." (pág. 21)
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La teoría de los modelos mentales: son representaciones psicológicas de situaciones reales, hipotéticas o imaginarias. Según la teoría de los modelos mentales, postulada por Kenneth Craick (1943), la mente construye modelos de la realidad a pequeña escala con el fin de prever acontecimientos, razonar y esbozar explicaciones. Estos modelos son el resultado de diversos elementos, entre ellos la comprensión del discurso o la imaginación. Una de sus características fundamentales es que su estructura corresponde a lo que representan: serían parecidos a los modelos que hacen los arquitectos de los edificios o a los modelos de moléculas complejas que elaboran los químicos.
3.4.Imagen e identidad


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Da una explicación mítica de un fenómeno lógicamente histórico, ya que el primer espejo tuvo que ser forzosamente una superficie líquida.
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Constata el nacimiento de la imagen. Este primer espejo líquido permitió, por primera vez, que un ser humano pudiera contemplar su propia figura, su propio rostro.
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Explica el nacimiento de la imagen y lo relaciona con el de la identidad. Al verse reflejada, la persona toma conciencia de su cuerpo, lo cual sentó las bases para la aparición de una nueva forma de identidad.
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Establece las bases para una psicopatología. La identidad nacía escindida entre una conciencia y una imagen externa de esta conciencia. En esta disposición había el germen de una patología, que después se ha llamado lógicamente narcisismo, y que representa una adoración excesiva de uno mismo.
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Propone la comprensión de las relaciones con el Otro relacionadas con uno mismo, ya que la imagen reflejada es parecida a la imagen del Otro.
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Contiene a la mujer como observadora de los actos de Narciso. Eco no se enamora de un reflejo, sino del verdadero Narciso. Su mirada es el complemento forzoso de la otra mirada, ya que es la mirada objetiva que puede dar cuerpo a la mirada subjetiva. La imagen, pues, nace claramente escindida entre el espejo y el reflejo, lo que es subjetivo y lo que es objetivo. En el mito, Eco es el Otro con todas sus consecuencias. En la historia de la evolución del mito, Eco es el Otro reprimido por la abstracción narcisista de nuestra cultura y puede representar perfectamente el papel de la mujer (y otras minorías) dentro de una cultura patriarcal.
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Mientras que Narciso descubre la imagen, Eco descubre el sonido. El concepto de eco viene precisamente del nombre de esta ninfa que se dedicaba a repetir las palabras que le decía Narciso. Eco también era, pues, otro tipo de espejo, un espejo sonoro en el que se reflejaba la voz de Narciso, de la misma manera que su imagen se reflejaba en la superficie del agua. En la historia del mito, Eco representa el sonido que siempre le ha faltado a la imagen, incluso en el cine sonoro, y su represión explica las reticencias para incorporarlo al estudio de la imagen.
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La parte reprimida del mito es sintomática, pues, de nuestra estructuración cultural particular que diluye el papel de la mujer (el Otro) y el sonido (la globalidad sensorial), privilegiando al hombre (el Yo centrado y absoluto) y la imagen (la imagen espectatorial, fija y mimética). El mito de Narciso y la imagen es también el mito de Eco y el sonido, en el sentido amplio que le estamos dando.
3.4.1.La identidad en el espejo

"Lo que Max Ernst, analizando sus sensaciones, llamó ego fenoménico es una representación literal de su campo visual, con su ojo derecho cerrado, mientras estaba recostado en una chaise longue del siglo xix. Su nariz delimita el campo a la derecha y su bigote aparece abajo. Su cuerpo y el cuarto están dibujados detalladamente, si bien él no podía verlos con detalle sin mover el ojo. Se presentan las márgenes del campo como si fueran precisas y nítidas, en tanto que, por supuesto, su apariencia real era muy vaga. El punto de fijación no puede mostrarse en el dibujo, en realidad es el centro del campo y ésta debería ser la única parte que se mostrara con toda claridad."
James Gibson (1974). La percepción del mundo visual (pág. 49). Buenos Aires: Infinito.

3.4.2.La identidad en el reflejo
"La saturación social nos proporciona una multiplicidad de lenguajes del yo incoherentes y desvinculados entre sí. Para cada cosa que sabemos con certeza sobre nosotros mismos, se levantan resonancias que dudan y hasta se burlan. Esa fragmentación de las concepciones del yo es consecuencia de la multiplicidad de relaciones también incoherentes y desconectadas, que nos impulsan en mil direcciones distintas, incitándonos a desempeñar una variedad tal de roles que el concepto mismo de «yo auténtico», dotado de características reconocibles se esfuma."
K. J. Gergen (1997). El yo saturado. Dilemas de la identidad en el mundo contemporáneo (pág. 26). Barcelona: Paidós.




