Procesos colectivos y acción social

  • Juan Muñoz Justicia

     Juan Muñoz Justicia

    Doctor en Psicología Social y profesor titular de Psicología social en la Universidad Autónoma de Barcelona. Sus temas de principal interés son la dinámica de grupos y las herramientas informáticas de ayuda a la investigación cualitativa.

  • Félix Vázquez Sixto

     Félix Vázquez Sixto

    Doctor en Psicología Social y profesor titular de Psicología social en la Universidad Autónoma de Barcelona. Sus líneas de investigación son: construcción social de la memoria, política y relaciones de poder y metodologías cualitativas.

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Introducción

El 11 de septiembre de 2001 millones de personas asistimos entre incrédulos y aterrorizados al desplome de dos de los principales símbolos de la economía capitalista: las Torres Gemelas del World Trade Center de la isla de Manhatan caían poco después de sufrir el impacto de dos aviones. A continuación ocurría algo parecido en otro símbolo, esta vez del poder militar: el Pentágono sufría también el impacto de un avión de pasajeros.
Difícilmente podremos olvidar las imágenes de las Torres cayendo o aquéllas de las personas que se lanzaban al vacío para intentar en vano escapar de las llamas.
Del mismo modo, difícilmente podremos olvidar las imágenes que pocos días después empezaron a aparecer en los medios de comunicación. La operación "Libertad Duradera" nos volvió a ofrecer escenas de pánico, de edificios destruidos, de personas huyendo, de civiles muertos por bombas que no matan, sino que causan "daños colaterales".
Por desgracia, nos encontramos ante una situación que permite ilustrar perfectamente gran parte del contenido de este módulo dedicado a los procesos colectivos.
Multitudes airadas que se manifiestan clamando represalias, que se manifiestan para mostrar su odio al malvado enemigo cristiano o musulmán, oriental u occidental. Tumultos, disturbios, enfrentamientos entre manifestantes y policías o ejército.
Veremos que la Psicología social ha prestado atención, prácticamente desde sus orígenes, a este tipo de acontecimientos, intentando explicar el cómo y el porqué de la conducta aparentemente irreflexiva de las personas cuando se unen en una multitud.
Multitudes atemorizadas que se desplazan y huyen de una torre en llamas, de un bombardeo aéreo, del hambre, etc. La Psicología de las multitudes en situaciones de crisis, ante los desastres, ante el pánico, constituirá otro de los apartados de este módulo.
Acontecimientos de este tipo dan paso, de inmediato, a todo tipo de especulaciones, de comunicaciones que pretenden describirlos, analizarlos, explicarlos. Comunicaciones e informaciones que circulan a través de los medios de comunicación de masas y que rebotan en las personas, que siguen con su difusión por medio del "boca a oreja". "Un cuarto avión, que se ha estrellado contra el suelo, se dirigía hacia la residencia del presidente de Estados Unidos de América", "los atentados contra las Torres Gemelas han sido planeados por los servicios secretos israelíes", etc.
Otro de los apartados que desarrollaremos en este módulo tratará de describir este tipo de fenómenos, los rumores como forma de comunicación colectiva.
Desde el día 11, estos rumores han circulado y se han difundido ampliamente por medio de la Red, del mismo modo que han circulado comunicados, reflexiones, solicitudes de firmas de apoyo a las víctimas, solicitudes de firmas de oposición a la guerra/venganza, y de la misma manera que han circulado chistes, etc. La Red, anatematizada por algunos por ser vehículo de pornografía y herramienta al servicio de la delincuencia y el terrorismo internacionales, ha dejado patente su utilidad como vehículo de información, pero también, como veremos en el último apartado de este módulo, "Control social y resistencia en las redes interactivas", como vehículo de resistencia.

Objetivos

En este módulo se pretende que conozcáis los principales aspectos que son tratados desde la Psicología social bajo la etiqueta de procesos colectivos. Por tanto, los objetivos consistirán en que, una vez finalizada su lectura, seáis capaces de hacer lo siguiente:
  1. Definir qué se entiende por comportamiento colectivo y encontrar ejemplos ilustrativos de ello en la vida cotidiana.

  2. Definir qué son las masas y cuáles son sus características.

  3. Identificar las principales aportaciones teóricas al estudio del comportamiento colectivo.

  4. Reconocer las informaciones que tienen características de rumores y enfrentarse a ellas.

  5. Analizar los fenómenos de pánico en situaciones de desastre.

1.Concepto de comportamiento colectivo

Aunque la mejor definición de qué se entiende por comportamiento colectivo será la que podáis extraer vosotros mismos a partir de la lectura de las páginas siguientes, aquí os ofrecemos una de las muchas posibles. A lo largo del texto veremos hasta qué punto podemos considerarla válida o no.

"[Definimos] el comportamiento colectivo como una acción voluntaria, dirigida a una meta, que se produce en una situación relativamente desorganizada, en la que las normas y valores predominantes de la sociedad dejan de actuar sobre la conducta individual. El comportamiento colectivo consiste en la reacción de un grupo a alguna situación."

Appelbaum, R. P., y Chambliss, W. J. (1997, p. 422).

Manifestaciones en contra del ataque norteamericano a Afganistán. El Cairo, Nueva Delhi y Peshawar (Pakistán), 12 de octubre de 2001.
Manifestaciones en contra del ataque norteamericano a Afganistán. El Cairo, Nueva Delhi y Peshawar (Pakistán), 12 de octubre de 2001.
Estas fotografías de manifestaciones antinorteamericanas en Egipto, la India y Pakistán son un ejemplo de uno de los tipos de comportamiento colectivo más estudiados, la conducta de masas; sin embargo, como veremos, existen otras posibilidades.

1.1.Ambigüedad del concepto de comportamiento colectivo

Aunque os hemos ofrecido una definición, hablar de comportamiento colectivo presenta el problema no sólo de la vaguedad de la definición del término, sino también de que en la práctica se utilizan diferentes términos para referirse a un mismo fenómeno o un mismo término para referirse a distintos fenómenos. Masa, multitud y público constituyen algunas de las etiquetas que, a veces, se utilizan de manera intercambiable.
Así, por ejemplo, Ovejero (1997) plantea la necesidad de distinguir entre masa y multitud, dado que, según él, son dos conceptos que suelen utilizarse como sinónimos, pero que, a pesar de sus similitudes, se diferencian en el hecho de que las masas, en relación con las multitudes, son más abstractas y difusas, y presentan fronteras menos definidas.
Por su parte, Jiménez Burillo (1981) distingue entre agregados, públicos y multitudes (sin establecer diferencia entre multitudes y masas). Los agregados serían conjuntos de personas con conductas semejantes, pero que no comparten objetivos; los públicos, en cambio, pueden tener intereses comunes, pero no tienen una relación directa entre sí; finalmente, las multitudes se caracterizarían por estar formadas por personas próximas entre sí con un punto o foco común de atención, pero sin necesidad de que exista organización ni objetivos propios.
El intento de acotar el concepto ha llevado a la proliferación de tipologías, de clasificaciones de diferentes modalidades de comportamientos colectivos, que, en la práctica, casi siempre han acabado siendo tipologías de las conductas o tipos de masas. Y ello a pesar de las advertencias de diferentes autores, como por ejemplo, Stoetzel (1965) y Milgram y Toch (1969), que advierten que prácticamente ninguna tipología puede recoger el amplio abanico de los distintos fenómenos de masa.
El uso de tipologías
A pesar de estas advertencias prácticamente ningún autor cede a la tentación de hacer algún tipo de clasificación, e incluso Milgram y Toch reproducen la clasificación que estableció Brown en la edición anterior del Handbook of Social Psychology (1951), partiendo de una diferenciación básica entre masas activas y pasivas, y que se ha convertido en una de las tipologías más utilizadas.
Asumiendo la dificultad de establecer una tipología, Munné (1970) propone establecer diferentes clasificaciones considerando distintos criterios, lo que le lleva a proponer las dimensiones de clasificación siguientes:
  • Características de los participantes: homogéneas y heterogéneas.

  • Grado de participación: pasivas o activas.

  • Grado de orden con el que se produce el fenómeno: ordenadas o desordenadas.

  • Grado de ocasionalidad del fenómeno: esporádicas o intermitentes.

  • Grado de improvisación: imprevistas (espontáneas o inesperadas) o previstas (preorganizadas con intencionalidad).

Naturalmente, Munné tampoco se resiste a la tentación y nos ofrece "su tipología" (podéis consultar las páginas 190 a 194 de su libro para una descripción detallada de los distintos tipos).
No obstante, a la hora de intentar aclarar conceptos, probablemente la mejor aclaración es la que nos ofrece Jiménez Burillo:

"Aunque es muy difícil recoger en castellano, existen unas diferencias sutiles entre masa, muchedumbre y multitud y otras, desde luego más claras, entre multitud y conceptos expresivos de acciones colectivas como motines, revoluciones, etc. Quizá podamos retener para nuestros propósitos la idea de que la multitud en el sentido antes descrito es la unidad básica de análisis del comportamiento colectivo, siendo luego otros factores los que cualifican diversamente el comportamiento de esa multitud."

Jiménez Burillo, F. (1981, p. 269).

Tipos de masas según Munné (1970, p. 190).
Tipos de masas según Munné (1970, p. 190).
Para acabar este subapartado, ofreceremos otra definición que adelanta parte de lo que nos encontraremos en el apartado dedicado a los condicionamientos ideológicos. Se trata de una caracterización por oposición: si la preocupación de la sociología es el orden, ¿significa esto que el comportamiento colectivo es el desorden?

"Conviene recordar que en inglés la expresión collective behaviour designa esos "residuos" que una sociología esencialmente preocupada por el orden social no llega a asimilar: comportamiento de masas, modas, agitaciones o desórdenes sociales, fenómenos de contagio, motines, histeria de masas, etc."

Dupuy, J. P. (1991, p. 14).

1.2.El papel de la Psicología colectiva en la historia de la Psicología social

Cada vez es más frecuente poder leer advertencias sobre la "perversidad" de determinadas historias de la Psicología social, sobre los datos incorrectos que aparecen en los manuales y que se han ido transmitiendo de generación en generación de psicólogos sociales sin que se hayan cuestionado hasta fechas relativamente recientes.
Cuando se hacen estas advertencias es típico referirse a los diferentes capítulos sobre la historia de la Psicología social publicados por Gordon W. Allport en sucesivas ediciones del Handbook of Social Psychology, el "relator" oficial del estado de la Psicología social. A partir de estos textos, Allport ha conseguido reificar ciertas verdades que han pasado a ser algo asumido por gran parte de psicólogos sociales hasta la fecha.
Una de las afirmaciones sobre hipotéticas "paternidades" de teorías o líneas de investigación es la que hace referencia al origen de la investigación sobre las multitudes o las masas, paternidad que se atribuye con insistencia al francés Gustave Le Bon a raíz de la publicación, en 1895, de su obra La psychologie des foules.
La afirmación no deja de tener sentido, dado que, en efecto, el libro de Le Bon es probablemente uno de los que ha tenido una mayor difusión en la historia de la Psicología social, con un incontable número de reediciones en diferentes idiomas, y ha sido una obra que, sin duda, ha ejercido una gran influencia en la historia de las ciencias sociales.
Otras historias de la Psicología social

En las obras siguientes podéis encontrar datos adicionales sobre la historia de la Psicología social:

Collier, G., Minton, H., y Reynolds, G. (1996). Escenarios y tendencias de la psicología social

. Madrid: Tecnos, 1991.

Crespo, E. (1995). Introducción a la Psicología Social

. Madrid: Universitas.

Farr, R. (1991).

The long past and the short history of Social Psychology.

European Journal of Social Psychology

, 21, 371-380.

Haines, H., y Vaughan, G.M. (1979).

Was 1898 a great date in the history of experimental social psychology.

Journal of the History of the Behavioral Sciences

, 15, 323-332.

Ibáñez, T. (1990). Aproximaciones a la Psicología Social

. Barcelona: Sendai.

Samelson, F. (1974).

History, origin mind and ideology: discovery of Social Psychology.

Journal for the Theory of Social behavior

, 2, 217-231.

La influencia es cierta, la paternidad puede ser que lo sea menos. El mismo Allport reconoce, aunque tangencialmente, las posibles dudas sobre la mencionada paternidad, reconociendo las aportaciones realizadas por el italiano Scipio Sighele, criminalista de la escuela del fisiognomista Cesare Lombroso y discípulo del socio de Lombroso, Enrico Ferri.
A falta de análisis de ADN, podemos basarnos en algunos datos que nos ofrece Jaap Van Ginneken (1985) para resolver la polémica. Entre éstos, este autor reproduce la afirmación que en 1895 hacía Sighele en la revista Cultura e Escuola dirigiéndose a Le Bon:

"El primer capítulo de su primer libro es una completa copia de la línea de pensamiento y frecuentemente una copia literal en su forma. En las páginas 12 y 15 usted resume la introducción a mi volumen; en las páginas 17, 18, 19, 20, 21, 25, 26, 28, 30, 38, 39, 40, 45, 46, 47 usted copia las ideas que he desarrollado en mi primer capítulo."

Citado por Van Ginneken, J. (1985, p. 375).

Sighele se refiere a su libro La folla delinquente publicado en 1891 y traducido al francés en 1892, lo que hace difícil creer que no fuera conocido por Le Bon, y aún más si tenemos en cuenta que Gabriel Tarde publicó una revisión de éste, además de referirse a él en dos artículos de 1892 y 1893. Incluso en uno de dichos artículos ("Les crimes des foules", 1892), Tarde menciona a otro autor francés, el Dr. Lacassagne, que en 1892 presenta su tesis doctoral (publicada en 1895) con el título de Psychologie des foules, curiosamente el mismo que tendrá en 1895 el libro de Le Bon (Van Ginneken, 1985).
Todos estos datos nos ofrecen una idea de cómo no sólo es evidente que antes que Le Bon otros autores trataron el tema por el que se hizo famoso, especialmente Sighele, sino que también probablemente Le Bon hizo algo más que inspirarse en estos autores sin mencionarlos.
Por si os puede quedar alguna duda sobre el "carácter" de Le Bon, no está de más mencionar lo que Jiménez Burillo (1983), en su introducción a la edición española del libro de Le Bon, denomina con indulgencia como un "pintoresco episodio": ¡la reivindicación por parte de Le Bon del descubrimiento de la teoría de la relatividad!
No obstante, como comentábamos, la influencia de Le Bon es evidente, hecho por el que será al autor a quien dedicaremos el subapartado dedicado a la "Psicología de las masas". De todos modos, no sería justo no desarrollar, aunque brevemente, las aportaciones de los otros autores a los que nos hemos referido.
Scipio Sighele (1868-1913)
En su obra La masa delincuente (1891), Sighele desarrolla algunos de los principios que también aparecerán después en la obra de Le Bon: la importancia de las masas en la vida moderna (y aunque hayamos pasado del siglo XIX al XXI continúa siendo así), la inferioridad en cuanto a inteligencia de las masas o colectividades frente a los individuos, el principio de la imitación y sugestión en la conducta de las masas, y la predisposición a la violencia por parte de éstas.
En concreto, siguiendo a Mauro Fornaro (1996), las leyes que elabora Sighele sobre las masas se podrían resumir de la manera siguiente:
  • Ley de la unidad o uniformidad: la masa actúa al unísono, tiene una dirección común de comportamiento, que puede ser expresivo de las emociones o ser una reacción a las mismas. Ello implica hablar de una "alma de la multitud" o de un "individuo colectivo".

  • Ley de la no deducibilidad del carácter de la multitud a partir del carácter de sus miembros: el resultado de la unión de unas personas en una multitud no es la "suma" de sus características, sino un producto impredecible. Aunque puede producirse un incremento sumatorio en el plano emocional (por sugestión), en el intelectual se producirá un decremento.

  • Ley del número: la intensidad de una emoción crece en proporción directa al número de personas.

  • Ley de la predisposición al mal (crimen): aunque existe la posibilidad de que la masa actúe de cara al bien y no al mal, esto es muy raro, dado que, según la teoría de la estratificación filogenética del carácter, determinados acontecimientos externos pueden hacer aflorar a la superficie las manifestaciones primitivas del carácter: crueldad y salvajismo.

  • Ley del guía o instigador: en toda masa siempre hay un jefe, un conductor.

  • Ley de la composición de la multitud: esta ley recupera parcialmente las ideas innatistas de la criminalidad y afirma que el comportamiento violento o no de la masa depende del tipo de personas que la forman. La masa será violenta si en la misma se encuentran personas con predisposiciones (pasionales) al crimen.

Dada su formación jurídica, uno de los intereses de Sighele consiste en poder llegar a establecer el grado de responsabilidad de las personas que, como miembros de una masa, han estado implicadas en acontecimientos violentos. Su postura implicaba tener en cuenta parcialmente la pérdida del libre albedrío que se produce en la masa; sin embargo, al mismo tiempo considera que las personas son responsables en parte de su actuación. Aun así, un elemento que es preciso destacar es su reconocimiento de la relación entre la injusticia social y la violencia de las masas.
Gabriel Tarde (1843-1904)
Dos conceptos destacan en la fundamentación de la obra de Gabriel Tarde: la imitación y la invención. Desde su perspectiva, el comportamiento social se explica por medio de estos dos conceptos complementarios. Concibe la imitación como una especie de estado hipnótico que favorece que los individuos realicen conductas de modelos previos de forma bastante automática. La imitación es el procedimiento psicológico por el que las ideas se repiten y propagan en la sociedad, y empieza con estados internos como las creencias y los deseos de los individuos. Los grupos desarrollan actitudes y sentimientos comunes que, cuando se manifiestan públicamente, contribuyen a que las personas adquieran confianza al comprobar que sus propios sentimientos son compartidos, lo que da origen a las tradiciones que se transmiten a las siguientes generaciones. La invención es todo aquel nuevo pensamiento o acción que surge de dos o más ideas combinadas, adquiridas previamente por medio de la imitación o de la oposición entre la imitación y las prácticas existentes.
Tarde, a diferencia de Gustave Le Bon, distingue entre las multitudes o masas y el público, con lo que pone de manifiesto que, además de las relaciones cara a cara, es importante la creación de corrientes de opinión entre personas alejadas entre sí. Asimismo, este público disperso no es consciente de que está sujeto a procesos de persuasión e influencia o, como él señala, de suggestion à distance, que contrasta con las otras formas de influencia de las que puede ser consciente o suggestion à proximité.
El desacuerdo con los planteamientos positivistas defendido por Gabriel Tarde queda de manifiesto en el debate que mantuvo con Durkheim.
Durkheim no admite ningún tipo de explicación psicológica para los hechos sociales. Para él, todo hecho social es exterior al individuo. En contraste, Tarde mantendrá que la conciencia colectiva no existe fuera y por encima de las conciencias individuales. En efecto, los procesos sociales se explican por la combinación de la interacción mental (la influencia de unas mentes sobre otras por medio de la imitación) y la innovación, con lo que es posible desprender la explicación del comportamiento colectivo como derivada de unos principios idénticos (Álvaro, 1995). Desde esta perspectiva, los efectos de las masas sobre el comportamiento individual ya no se conciben como unidireccionales, sino como el producto de "las relaciones recíprocas entre las conciencias" (Tarde, 1904, p. 42, citado en Álvaro, 1995, p. 12).
Para Tarde, la Sociología, o lo que él denomina Psicología colectiva o intermental, se debe basar en la Psicología. La imitación, la conversación o la invención constituyen los mecanismos que permiten la transmisión de unas mentes a otras. A pesar del individualismo radical que caracteriza sus primeras obras, acentuado por su polémica con Durkheim, con posterioridad adopta una postura más interaccionista, conceptualizada como Interpsicología o Psicología intermental, menos teñida de individualismo y de determinismo social, manifiestamente evidente si lo comparamos con las posturas de Durkheim.
Lectura recomendada

Años más tarde, la Psicología social encontrará otro "abanderado" de la postura individualista-psicologista en Floyd Allport. Podéis encontrar una exposición de su planteamiento en "La falacia de grupo en relación con la ciencia social", publicado originalmente en 1923, y traducido en el libro de

Francisco Morales

y

Carmen Huici (1989). Lecturas de Psicología Social

. Madrid: UNED.

El habernos detenido en esta polémica entre Tarde y Durkheim va más allá de lo anecdótico, puesto que pone de manifiesto una tensión pertinaz en el seno de la Psicología social, la tensión entre las explicaciones psicologistas y las sociologistas, la tensión entre las explicaciones individualistas y las grupales. Para la primera, los grupos no existen. Grupo es un término, nada más que un nombre, que se refiere a una multiplicidad de procesos individuales, y la noción de grupo se convierte en superflua en cuanto se describen las acciones de los individuos. No hay nada que exista en el grupo que no haya existido previamente en el individuo.
1.2.1.Gustave Le Bon: la Psicología de las masas (1841-1931)
El siglo de Le Bon
El 19 de julio de 1870 Francia, gobernada por Napoleón III desde 1851 (tras la derrota del levantamiento de los trabajadores en 1848), declara la guerra a Prusia tras unas disputas por la sucesión al trono de España. La guerra (franco-prusiana), que se prolonga hasta 1871, termina con la victoria de Prusia y la captura de Napoleón III, que una vez liberado se exilia a Inglaterra tras ser depuesto del trono.
Los trabajadores de un París sitiado se oponen a la rendición y reivindican la declaración de una nueva república democrática. Mientras, Adolphe Thiers, jefe del gobierno provisional y con posterioridad presidente de la República, negocia la paz con los prusianos. El 18 de marzo de 1871, Thiers ordena al ejército la captura de los cañones de la Guardia Nacional, pero tras su captura los soldados se niegan a disparar y el ejército se ve obligado a retirarse.
Como se afirma en el diario oficial de 21 de marzo de 1871, "Les prolétaires de la capitale, au milieu des défaillances et des trahisons des classes gouvernantes, ont compris que l'heure était arrivée pour eux de sauver la situation en prenant en main la direction des affaires publiques." Ha nacido la Comuna.
Sin embargo, este gobierno del proletariado durará muy poco, puesto que las tropas de Thiers entran en París el 21 de mayo de 1871 y acaban sangrientamente con la breve vida de la Comuna.
Thiers es elegido presidente de la III República, pero su mandato también será efímero, dado que en 1873 la mayoría monárquica lo obliga a dimitir y es elegido como nuevo presidente el monárquico Marie Edmé Patrice de MacMahon. Tras fracasar en 1875 el intento de aprobar una constitución monárquica, el 16 de mayo de 1877 (le seize mai), obliga a dimitir al primer ministro republicano Jules Simon y, tras las nuevas elecciones, a pesar de la mayoría republicana, nombra a un primer ministro monárquico hasta que es obligado a nombrar a otro que tuviera el apoyo de la Cámara de Diputados.
Ésta es la época que le toca vivir a Gustave Le Bon, una época marcada por guerras, revueltas y revoluciones, una época de cuestionamiento del orden establecido (1) .
Como comenta Salvador Giner:

"Hacia 1890, los temores sobre los efectos nocivos de la extensión del igualitarismo y la democracia a la vida política y cívica hallaron un eco más amplio entre el público de los pensadores políticos y de los filósofos sociales de diversas tendencias que los que se habían estado expresando hasta entonces."

Giner, S. (1979, pp. 101-102).

Le Bon, ante estos cambios, se preocupa por lo que considera que puede llevar a la desaparición de la civilización europea tal como se había conocido hasta la época, y se preocupa especialmente por la desaparición de los valores tradicionales, la pérdida de las creencias religiosas, etc., y responsabiliza de todo ello al encumbramiento de las masas, al ascenso del proletariado al poder.

"El advenimiento de las clases populares a la vida política, su progresiva transformación en clases dirigentes, es una de las más destacadas características de nuestra época de transición. [...]

En la actualidad, las reivindicaciones de las masas se hacen cada vez más definidas y tienden a destruir radicalmente la sociedad actual, para conducirla a aquel comunismo primitivo que fue el estado normal de todos los grupos humanos antes de la aurora de la civilización."

Le Bon, G. (1986, pp. 20-21).

Así, el único papel que se le otorga a las masas es el de generar desorden y destrucción, mientras que sus características básicas son la inconsciencia, la brutalidad y la barbarie. En definitiva, la mejor caracterización posible de la masa es la de "chusma irreflexiva y criminal".

"Por su poder exclusivamente destructivo, actúan como aquellos microbios que activan la disolución de los cuerpos debilitados o de los cadáveres. Cuando el edificio de una civilización está carcomido, las masas provocan su derrumbamiento. Se pone entonces de manifiesto su papel. Durante un instante, la fuerza ciega del número se convierte en la única filosofía de la historia."

Le Bon, G. (1986, p. 22).

Pero ¿qué es una masa? ¿Qué características tiene? Su característica primordial es la desaparición de las individualidades, la aparición de un "alma colectiva" que presenta características diferentes de la de los individuos que componen la masa.

"En determinadas circunstancias, y sólo en ellas, una aglomeración de seres humanos posee características nuevas y muy diferentes de las de cada uno de los individuos que la componen. La personalidad consciente se esfuma, los sentimientos y las ideas de todas las unidades se orientan en una misma dirección. Se forma un alma colectiva, indudablemente transitoria, pero que presenta características muy definidas. La colectividad se convierte entonces en aquello que, a falta de otra expresión mejor, designaré como masa organizada o, si se prefiere, masa psicológica. Forma un solo ser y está sometida a la ley de la unidad mental de las masas."

Le Bon, G. (1986, p. 27).

Por tanto, aparece un nuevo ser, la masa, con características completamente diferentes a las de los individuos que la forman. Las causas de la aparición de estas características especiales de las masas son las siguientes:
  • Sentimiento de potencia invencible que adquiere el individuo en la masa, lo que lo lleva a ceder a sus instintos (o le permite hacerlo). Este hecho se ve favorecido por el anonimato y la desaparición de los sentimientos de responsabilidad individual.

  • Contagio mental, que implica que todo sentimiento, todo acto, se contagia de un individuo a otro de una forma similar a como funciona la hipnosis.

  • Sugestibilidad, que lo lleva a realizar conductas que no realizaría de no ser miembro de la masa, y a que desaparezca su personalidad consciente como si se encontrara en un estado de hipnosis. El contagio no sería sino un efecto de la sugestibilidad.

Ley de la unidad mental (a partir de Hogg y Vaughan, 1995).
Ley de la unidad mental (a partir de Hogg y Vaughan, 1995).

"Así pues, la desaparición de la personalidad consciente, el predominio de la personalidad inconsciente, la orientación de los sentimientos y las ideas en un mismo sentido, a través de la sugestión y del contagio, la tendencia a transformar inmediatamente en actos las ideas sugeridas, son las principales características del individuo dentro de la masa. [...] El individuo que forma parte de una masa es un grano de arena inmerso entre otros muchos que el viento agita a su capricho."

Le Bon, G. (1986, pp. 32-33).

Por último, la posibilidad de que las multitudes puedan conseguir algún objetivo social pasa, según Le Bon, por tener algún mito unificador, algo que sólo pueden conseguir gracias a los líderes, que son los únicos capaces de interpretar, administrar y oficiar los mitos, dado que la masa no es capaz de interpretar sus significados.
Dentro de este apartado dedicado a la Psicología de las masas "leboniana", podríamos continuar citando a diferentes autores (Edward Ross, William McDougall, etc.) con planteamientos muy similares a los expuestos hasta el momento, pero, para no eternizarnos, únicamente citaremos al que algunos denominan "el filósofo español".
José Ortega y Gasset (1833-1955)
Ortega y Gasset, uno de los pensadores españoles más importantes del siglo XX, publica en 1930 una obra que continúa la línea iniciada por Sighele y Le Bon: La rebelión de las masas, que también ha gozado de un número importante de ediciones y traducciones y que según Giner (1979) es, dentro de esta temática, el libro que más influyó en el gran público internacional.
Para reflejar el planteamiento de Ortega, no hay nada mejor que reproducir las primeras líneas de su texto:

"Hay un hecho que, para bien o para mal, es el más importante en la vida pública europea de la hora presente. Este hecho es el advenimiento de las masas al pleno poderío social. Como las masas, por definición, no deben ni pueden dirigir su propia existencia, y menos regentar la sociedad, quiere decirse que Europa sufre ahora la más grave crisis que a pueblos, naciones o culturas, cabe padecer. Ésta ha tenido lugar más de una vez en la historia. Su fisonomía y sus consecuencias son conocidas. También se conoce su nombre. Se llama la rebelión de las masas."

Ortega y Gasset, J. (1983, p. 39).

Ortega, influido (igual que lo estuvo treinta y cinco años antes Gustave Le Bon) por los acontecimientos políticos de su época, se plantea el papel que juegan las masas y las minorías, haciendo un planteamiento elitista, puesto que según él, mientras las masas son el conjunto de personas no especialmente cualificadas, la minoría son aquellos individuos o grupos de individuos especialmente cualificados.
El problema que se plantea es que las masas se "olvidan" de que son masa por esto mismo, por su no cualificación; sin embargo, aun así pretenden imponer sus ideas cuando éstas, por definición, no existen, dado que no están cualificadas para tenerlas.
Este hecho las lleva a ser indóciles frente a las minorías, que son las auténticas forjadoras de la sociedad, del progreso, ambos amenazados por las masas, que pretenden alcanzar todo sin esforzarse por conseguirlo y que consideran que los logros (de unos pocos) es algo dado por naturaleza y que no hay que esforzarse para mantenerlo o mejorarlo.
Así, el hombre masa se caracteriza por "la libre expansión de sus deseos vitales" y por "la radical ingratitud hacia todo aquello que ha hecho posible la facilidad de su existencia".
La conclusión es lógica, el único recurso de esas masas sin ideas y sin capacidad para defender lo que pretenden es la acción directa, la violencia.

"Cuando la masa actúa por sí misma, lo hace sólo de una manera, porque no tiene otra: lincha. [...] Ni mucho menos podrá extrañar que ahora, cuando las masas triunfan, triunfe la violencia y se haga de ésta la única ratio, la única doctrina."

Ortega y Gasset, J. (1983, p. 118).

"Afortunadamente", Ortega tiene la solución, dejar el gobierno en manos de la minoría excelente, puesto que la masa...

"ha venido al mundo para ser dirigida, influida, representada, organizada [...] Pero no ha venido al mundo para hacer todo eso por sí. Necesita referir su vida a la instancia superior, constituida por las minorías selectas. [...] [Puesto que] el hombre es, tenga ganas de ello o no, un ser constitutivamente formado a buscar una instancia superior".

Ortega y Gasset, J. (1983, p. 117).

Lecturas recomendadas

Si estáis interesados en ir directamente a las fuentes, es conveniente que consigáis una edición que incluya, además del "Epílogo para ingleses", el "Prólogo para franceses", escrito en 1937.

Si os interesa la vida y obra de Ortega y la época en que le tocó vivir, os recomendamos encarecidamente la lectura del libro siguiente:

Morán, G. (1998). El maestro en el erial. Ortega y Gasset y la cultura del franquismo

. Tusquets.

Por último, también es muy recomendable la lectura de sus intervenciones sobre el Estatuto de Cataluña en las Cortes constituyentes (12 de mayo, 2 junio y 27 de julio de 1932). Los podéis encontrar en:

Ortega y Gasset, J. (1990). Discursos políticos

(pp. 227-281). Madrid: Alianza.

Para terminar, un dato que quizá es anecdótico. Con anterioridad mencionábamos el episodio entre Le Bon y Einstein. Pues bien, parece que los puntos de unión entre "el pensador español" y el francés llegan incluso hasta aquí, puesto que en el "Epílogo para ingleses", que aparece en la edición de 1938 de La rebelión de las masas, se incluye un texto "Sobre el pacifismo", escrito en 1937, es decir, en plena Guerra Civil, en el que Ortega se queja de la "insolente intervención" de Einstein, quien "se ha creído con 'derecho' a opinar sobre la Guerra Civil española y opinar ante ella" (Ortega y Gasset, 1983, p. 203). No es el único que queda malparado en este texto; corren la misma suerte sus destinatarios específicos, la opinión pública inglesa, a la que también se acusa de opinar sobre lo que no conoce.
Por cierto, al inicio del "Prólogo para ingleses", Ortega habla de la "nerviosidad de los últimos meses". ¿Será necesario recurrir a los libros de historia para saber a qué se puede estar refiriendo, en abril de 1938, con este eufemismo?
Estamos casi seguros de que un número relativamente importante de psicólogos sociales españoles no está de acuerdo con el enfoque que hemos dado a este apartado sobre Ortega. El interés renovado por su redescubrimiento ha llevado a que, últimamente, se le califique de antecedente importante de la Psicología social histórica, de algunas psicologías sociales actuales como la etogenia, o incluso de la Psicología social posmoderna (Ovejero, 1997). Sin embargo, reconocer la importancia y la influencia de la obra de Ortega, que nadie puede poner en duda, no debería ser obstáculo para poder realizar, al mismo tiempo, un planteamiento ideológicamente crítico de, como mínimo, parte de ella.
1.2.2.Wilhem Wundt: la Psicología de los pueblos
Wilhem Wundt (1832-1920) suele ser asociado primordialmente con la fundación de la Psicología experimental, quedando así eclipsadas sus contribuciones a la Psicología social. Wundt concebía la Psicología experimental y la Völkerpsychologie ('Psicología de los pueblos') como complementarias. Las ciencias naturales deberían fundamentar la Psicología experimental, mientras que las ciencias sociales fundamentarían la Völkerpsychologie. Sobre la Psicología experimental recaía el estudio de los procesos mentales individuales y sobre la Psicología de los pueblos, el análisis de los aspectos sociales de los procesos individuales tal como se manifiestan en el lenguaje, los mitos y las costumbres por medio del estudio comparativo e histórico:

"La Völkerpsychologie puede ser considerada como una rama de la Psicología [...] Su objetivo es el estudio de los productos mentales que son creados por una comunidad humana y que son, por lo tanto, inexplicables en términos de una conciencia individual, al presuponer la acción recíproca de muchos."

Wundt, W. (1916, p. 3, citado en J. L. Álvaro, 1995, p. 6).

Para Wundt, en la interpretación de los procesos mentales superiores, la Psicología de los pueblos es inseparable de la Psicología de la conciencia individual, en la medida en que la segunda descansa en la primera. En efecto, no puede existir una Psicología de los pueblos al margen de los individuos que participan en las relaciones recíprocas, por lo que es preciso considerar que la Völkerpsychologie presupone una psicología individual, dado que provee de los elementos necesarios para la interpretación de la conciencia individual. En efecto, los procesos mentales participan de una naturaleza social e histórica por su vinculación a la cultura y al lenguaje, por lo que hacer inteligible la dimensión social del individuo pasa, necesariamente, por el estudio del lenguaje, no en su consideración individual, sino formando parte de la historia de la comunidad. La Völkerpsychologie consiste en un intento de estudio de la génesis de la mente humana como producto social e histórico, lo que hace de la misma una psicología social histórica (Álvaro, 1995).
1.2.3.Sigmund Freud: Psicología de las masas y análisis del yo
Para muchos, Sigmund Freud (1856-1939) no sólo fue el creador de la teoría psicoanalítica, sino también uno de los grandes psicólogos sociales de principios de siglo, puesto que en algunas de sus obras trata temas muy afines a la Psicología social. Un ejemplo de ello es la publicación, en 1921, de Psicología de las masas y análisis del yo, en la que retoma el tema planteado por Le Bon.
Antes de continuar hablando de esta obra, permitidnos señalar un dato. Como hemos comentado, Le Bon escribe su libro en 1895, en plena época de cambios y transformaciones en Europa (y con la memoria fresca de los acontecimientos de la Comuna de París) y, años más tarde, Ortega publica su libro en 1930, cuando España también está plenamente inmersa en toda una serie de procesos de cambio que desembocaron en la instauración de la República y, posteriormente, en la Guerra Civil (periodo durante el cual escribió el prólogo y el epílogo a los que hemos aludido con anterioridad). Por su parte, Freud también escribe sobre las masas en 1921, teniendo probablemente todavía en la retina las imágenes de "la gran guerra" (Primera Guerra Mundial, 1914-1918) y avanzando el surgimiento de los movimientos totalitarios. Por tanto, parece evidente que los acontecimientos históricos no son ajenos al interés por las masas.
En el libro que mencionamos, Freud recoge las aportaciones de autores clásicos como Le Bon o McDougall, con quienes reconoce ciertas similitudes en sus planteamientos, pero con los que igualmente manifiesta mantener ciertas discrepancias.

"Hemos utilizado como punto de partida la exposición de Gustavo Le Bon, por coincidir considerablemente con nuestra psicología en la acentuación de la vida anímica inconsciente. Mas ahora hemos de añadir que, en realidad, ninguna de las afirmaciones de este autor nos ofrece algo nuevo."

Freud, S. (1974, p. 2571).

El planteamiento de Freud asume que la persona dentro de la masa experimenta una modificación de su "actividad anímica", algo que otros autores han explicado basándose en la idea de "sugestión" o de "imitación". Por su parte, Freud pretende explicar el fenómeno introduciendo el concepto de líbido, es decir, la idea de que los vínculos que se establecen entre los miembros de la masa son de tipo amoroso o, como dice él, "o para emplear una expresión neutra, lazos afectivos" (Freud, 1974, p. 2577).
Lecturas recomendadas

No consideramos que éste sea el lugar adecuado para un desarrollo completo de los planteamientos de Freud, por lo que sólo os ofreceremos unas breves pinceladas. Si estáis interesados en ampliarlas, os podéis remitir a Moscovici (1985) o al artículo:

Pick, D. (1995).

Freud's Group Psichology and the history of the crowd.

History Workshop Journal

, 40, 39-61.

"Nuestra esperanza se apoya en dos ideas. En primer lugar, la de que la masa tiene que hallarse mantenida en cohesión por algún poder. ¿Y a qué poder resulta factible atribuir tal función si no es a Eros, que mantiene la cohesión de todo lo existente?"

Freud, S. (1974, p. 2578).

Para ilustrar esta idea, Freud señala, en primer lugar, la diferencia entre distintos tipos de masas, y resalta la diferenciación entre aquellas que tienen un director y las que no disponen de este último. Los ejemplos que utilizará serán los relativos a dos tipos de masas que cumplen este requisito: el Ejército y la Iglesia, y en los que puede apreciarse la influencia de la líbido.

"En la Iglesia [...] y en el Ejército reina, cualquiera que sean sus diferencias en otros aspectos, una misma ilusión: la ilusión de la presencia visible o invisible de un jefe [...] que ama con igual amor a todos los miembros de la colectividad."

Freud, S. (1974, p. 2578).

Por tanto, en estas masas, y en otras con estas características, se produce una doble relación de tipo libidinoso, hacia el jefe y hacia el resto de los miembros, que es la que mantiene unida a la masa. Esto es lo que hace que se observe la desaparición de las características individuales, el sentimiento de unidad.
Para explicar esto último, Freud recurre de nuevo a un concepto elaborado en otras obras, el de identificación, que hace que aspiremos "a conformar el propio yo análogamente al otro tomado como modelo" (Freud, 1974, p. 2585), y concluye lo siguiente:

"Tal masa primaria es una reunión de individuos que han reemplazado su ideal del 'yo' por un mismo objeto, a consecuencia de lo cual se ha establecido entre ellos una general y recíproca identificación del 'yo'."

Freud, S. (1974, p. 2592).

2.Enfoques teóricos de los comportamientos colectivos

2.1.Teorías del contagio

En la práctica, las teorías del contagio, como señala Jiménez Burillo (1981), no son teorías, puesto que cuando se habla de contagio se está aludiendo a un mecanismo explicativo presente en la obra de diferentes autores, de los cuales el más representativo es Le Bon, para quien el contagio constituye uno de los tres procesos implicados en el comportamiento colectivo.
Además de los autores clásicos, el contagio ha sido defendido, más recientemente, por M. Blumer (no confundir con Herbert Blumer, creador del interaccionismo simbólico), quien lo explica como una "reacción circular" en la que el contagio tiene, asimismo, un efecto reforzador, puesto que el hecho de que una persona reaccione de la misma manera que otra ante un determinado acontecimiento lleva a que la conducta de la primera persona se vea a su vez reforzada. Es un contagio de ida y vuelta.
Por tanto, todos ellos afirman que la presencia de otras personas puede dar lugar a lo que podríamos denominar procesos de influencia interpersonal, que hacen que un sentimiento, una actitud o una conducta se cierren difundiendo de una persona a otra, y contagiando así a todo el grupo como si se tratara de un virus.
La simplicidad de estas explicaciones hace que hayan recibido numerosas críticas, que Jiménez Burillo (1981, p. 274) resume de la manera siguiente:
  • Ausencia de evidencia empírica de la existencia del contagio emocional.

  • Ausencia de evidencia empírica de los mecanismos supuestamente actuantes: sugestión, identificación, etc.

  • Poder explicativo limitado.

2.2.Teorías de la convergencia

Otras teorías enfatizan la necesidad de que los miembros de la masa compartan algún tipo de característica común. Milgram y Toch (1969) ponen el ejemplo de una sala de hospital en la que están ingresados pacientes con una misma enfermedad sin que se la hayan contagiado unos a otros.
Por tanto, la conducta homogénea de la masa obedece al hecho de que al tener sus miembros características comunes, es fácil esperar que el tipo de conducta sea similar. Por ejemplo, si esta última es violenta, significa que las personas de la masa comparten la característica de ser personas violentas (mientras que en el modelo anterior podría cuestionarse que lo fueran todas, dado que sólo sería necesario que unas cuantas personas violentas "infectaran" su violencia al resto).
Milgram y Toch (1969) mencionan algunas investigaciones en las que se podría interpretar la violencia colectiva de un grupo de personas basándose en este modelo. En concreto mencionan la observación de que no toda la población (incluso en pequeñas ciudades del sur de Estados Unidos) participa en los actos de linchamiento, lo que llevaría a afirmar que los participantes son personas propensas a la violencia.
El 27 de octubre de 2001, entre muchas otras imágenes de "Libertad Duradera", algunas televisiones mostraron imágenes de periodistas occidentales que eran apedreados por refugiados afganos en la frontera entre Afganistán y Pakistán. Los periodistas tuvieron que escapar corriendo mientras eran perseguidos por las piedras.
¿Creéis que la mejor explicación de este acontecimiento puede ser que los periodistas tuvieron la mala suerte de encontrarse en un punto de alta densidad de refugiados violentos?

2.3.Teoría de la norma emergente

Los modelos anteriores comparten la característica de asumir la homogeneidad de conducta de los miembros de una masa, algo que contrasta con la realidad, puesto que un examen detenido de las conductas colectivas muestra que no todos los miembros actúan de la misma manera.
Por otra parte, diferentes investigaciones clásicas de la Psicología social han mostrado que la interacción con los pequeños grupos da lugar a la aparición de normas o estándares de conducta que ejercerán, una vez formadas, una fuerte influencia sobre su conducta.
Lectura complementaria

Probablemente, la investigación más representativa sobre la aparición de normas es la de Muzafer Sherif.

Sherif, M. (1936). La formación de las normas sociales: el paradigma experimental.

H. Proshansky y B. Seidenberg (1973). Estudios básicos de Psicología Social

(pp. 566-567). Madrid: Tecnos.

Éstos son los puntos de partida de la teoría de la norma emergente formulada originalmente por Turner y Killian (1957), quienes afirman que la actuación de la persona depende de su percepción sobre las normas que rigen en la situación en que se encuentra. Estas últimas no son las convencionales o institucionales, no provienen de fuera, sino que son creadas en el transcurso de la interacción con el grupo. Lo mismo que en la investigación de Sherif, la ambigüedad de la situación favorece la aparición de estas normas.
La conducta de la masa no es, por tanto, irracional o irreflexiva, sino que es normativa, al menos en relación con las normas generadas por el propio grupo. De hecho, gran parte de las comunicaciones que se dan en el grupo tendrán la función de definir la situación e identificar las normas existentes.

2.4.Teoría del valor añadido o tensión estructural

Smelser (1970) destaca el papel reivindicativo y propositivo del comportamiento colectivo, y cómo éste está dirigido a la obtención de unas metas que se consideren inaccesibles por otras vías.

"Según Smelser (1963), la conducta colectiva ocurre cuando las personas se preparan para actuar sobre la base de una creencia que se centra en el cambio de algunos aspectos de la sociedad; pero surge sólo cuando no hay forma de conseguir el resultado deseado mediante las instituciones normales de la sociedad. Es, por lo tanto, conducta que ocurre fuera de las instituciones, y que está propositivamente orientada hacia el cambio."

Milgram, S., y Toch, H. (1969, p. 555).

Para que finalmente llegue a realizarse el comportamiento colectivo, es preciso que se cumplan seis determinantes en un orden particular, teniendo en cuenta que cada uno de los mismos constituye condición necesaria para el siguiente:
  1. Conductividad estructural: condiciones estructurales generales necesarias para un episodio colectivo.

  2. Tensión estructural o conflictos entre elementos del sistema: una de las posibles fuentes de tensión tiene su origen en la deprivación de privilegios.

  3. Desarrollo y expansión de creencias: sobre las causas de la tensión (fuerzas y agentes) y sobre las formas de eliminarla o disminuirla.

  4. Factores desencadenantes: algún tipo de acontecimiento que actúa como detonador de la acción.

  5. Movilización para la acción: todo lo anterior lleva a la necesidad de implicar al grupo. Aquí tiene un papel importante la actuación de los líderes.

  6. Control social: actuaciones por parte de los agentes de control social para intentar evitar (aunque a veces sea para fomentar) la acción.

El modelo se ha utilizado con éxito parcial para explicar distintos casos de comportamiento colectivo en la que se han producido enfrentamientos, por ejemplo, Milgram y Toch (1969) se refieren a las reivindicaciones estudiantiles de 1964 en Berkeley; Lewis (1975), a los enfrentamientos que se produjeron en 1970 en la universidad de Kent (que se saldaron con la muerte de cuatro estudiantes por disparos de la policía). Por otro lado, Rebolloso (1994) se refiere al motín de la prisión de Ática (1971), en el que murieron veintiocho internos y nueve guardianes (todos por disparos de la policía que asaltó la prisión). De acuerdo con este ejemplo, podemos concluir que, como mínimo, el modelo predice correctamente el último elemento, el control social.

2.5.Teoría de la identidad social

En 1971, Henry Tajfel, junto a otros autores, publica un artículo en el que se describe lo que con posterioridad se conocerán como experimentos del paradigma mínimo. No explicaremos aquí el detalle de la investigación, basta saber que los resultados obtenidos por los autores permiten observar cómo, en una situación en la que se reparte una cantidad de dinero entre una persona perteneciente al propio grupo y una perteneciente a otro, existe una tendencia a favorecer al miembro del propio grupo. Probablemente pensaréis que este resultado no va más allá del sentido común; sin embargo, lo interesante de estos experimentos es que muestran que esa tendencia a favorecer al miembro del propio grupo no se lleva a cabo en términos absolutos, sino en términos relativos. Es decir, lo que define "favorecer" no es la cantidad absoluta que recibe, sino la cantidad en relación con la que recibe la persona del otro grupo. El favorecimiento puede implicar, por ejemplo, dar una cantidad baja de dinero al propio grupo siempre y cuando ello implique que la persona del otro grupo obtenga una cantidad todavía inferior. Podía preferirse, por ejemplo, una distribución 7/1 a una 19/25.
La explicación a esta conducta aparentemente ilógica da pie a una de las teorías capitales de la Psicología social, la teoría de la categorización, comparación de la identidad social. La necesidad de obtener una identidad social positiva es la que provoca que procuremos diferenciar positivamente a nuestro grupo con respecto a otros. Si en el proceso de comparación nuestro grupo sale favorecido, nosotros salimos favorecidos, obtenemos una identidad social positiva, definida de la manera siguiente:

"Aquella parte del autoconcepto de un individuo que deriva del conocimiento de su pertenencia a un grupo (o grupos) social junto al significado valorativo y emocional asociado a dicha pertenencia."

Tajfel, H. (1984, p. 292).

Basándose en esta teoría, en la década de los ochenta John C. Turner desarrolla la teoría de la autocategorización. Esta última plantea tres posibles niveles de categorización del yo: el supraordenado (ser humano); un nivel intermedio de tipo grupal con categorizaciones in-group/out-group, y un nivel subordinado en el que la categorización se realiza en el nivel personal. Al mismo tiempo, plantea que la autopercepción tiende a variar en un continuo que iría desde lo totalmente personal (máxima diferenciación entre el yo y los miembros del propio grupo) a lo totalmente grupal (máxima similitud con el propio grupo y máxima diferenciación con otros grupos). Puesto que se trata de un continuo, también pueden darse niveles intermedios, con lo que los dos tipos de diferenciaciones no son exclusivos y se podrían dar al mismo tiempo.
El haber traído hasta aquí esta teoría obedece al hecho de que nos permite una explicación de la homogeneidad de la conducta de la masa que va más allá de las explicaciones en términos de contagio en las que se afirma que el individuo pierde su identidad, que se convierte en un miembro indiferenciado de la masa sufriendo un proceso de "desindividualización".
Turner prefiere hablar de despersonalización:

"La despersonalización se refiere a los procesos de 'auto-estereotipado' por los que las personas se perciben a sí mismas más como ejemplares intercambiables de una categoría social que como personalidades únicas definidas por sus diferencias individuales de otros."

Turner, J. C. (1987, p. 50).

Entendida así, la despersonalización se diferencia de la desindividualización en el hecho de que no implica una pérdida de la identidad individual, sino un cambio del nivel personal en el nivel social de identidad.
Partiendo de estos presupuestos, Stephen Reicher formula uno de los modelos de conducta de masas más interesantes que podemos encontrar en la actualidad, un modelo que ofrece explicaciones de la conducta de masas radicalmente diferentes a las clásicas (contagio) e, incluso, a las de apariencia más social, como la teoría de la norma emergente.
Para Reicher, los miembros de una masa comparten una misma autocategorización; es decir, se consideran a sí mismos miembros de un grupo y, por consiguiente, con unas características comunes que los diferencian de otros grupos. Aunque la teoría de la autocategorización afirma que los miembros del grupo se conforman a las normas estereotipadas asociadas con su grupo, en el caso de las masas, caracterizadas por la novedad y la ambigüedad, no parece probable que existan tales normas. En ese caso, según Reicher, tales normas, las conductas adecuadas a la situación, se infieren a partir de la percepción de las conductas realizadas por otros miembros del grupo (aspecto inductivo de la categorización en términos de Turner). Cuanto más representativa del grupo sea considerada una persona, más influencia tendrá ésta en la definición de la conducta normativa.
Lectura complementaria

Reicher aplica este modelo al análisis de distintos disturbios.

El más famoso de entre ellos es el análisis que realiza de los "Disturbios deSt. Paul's". Para tener una visión realmente clara de la propuesta de Reicher, es muy recomendable que hagáis esta lectura.

Reicher, S. (1984).

The St. Paul's riot: an explanation of the limits of crowd action in terms of a social identity model.

European Journal of Social Psichology

, 14, 1-21.

Las conclusiones básicas a las que llega Reicher son las siguientes:
  • Los miembros de la masa actúan en términos de una identidad social común, hecho que se opone a las concepciones según las cuales en la masa se produce una pérdida de la identidad. Ocurre más bien lo contrario, un refuerzo de la identidad, pero no en el sentido individual, sino en el social.

  • El contenido de la conducta de la masa estará limitado por la naturaleza de la categoría social a que pertenecen, cosa que implica que la conducta no será necesariamente destructiva o violenta, puesto que la forma que adoptará su conducta dependerá de su identidad social.

Aunque este modelo puede aparentar similitudes con la teoría de la norma emergente, Reicher (1996) señala que, aunque ésta rompe con la irracionalidad de los enfoques más clásicos, también presenta algunos problemas. En primer lugar, el proceso de aparición de normas no es adecuado para situaciones en las que la masa actúa y cambia con rapidez. En segundo lugar, se da un carácter individualista a las normas, dado que éstas surgen por las predisposiciones de determinados individuos (prominentes) del grupo.
Para resumir el planteamiento de Reicher, nada mejor que hacerlo con sus propias palabras:

"El argumento clave es que las personas no tienen una identidad singular y única, sino que más bien son capaces de definirse a diferentes niveles de abstracción. Pueden definirse en términos de sus diferencias personales con respecto a otras personas, pero igualmente pueden definirse también en términos de cómo su grupo se diferencia de otros grupos (identidad social). Además, cuando las personas actúan en términos de cualquier identidad social dada (un hombre, un católico, un socialista), su conducta está determinada por los significados asociados con el grupo (masculinidad, catolicismo, socialismo), más que con sus creencias y valores personales. Aplicado a la Psicología de las masas, el argumento es que las personas no pierden su identidad en la masa, ni su conducta refleja una personalidad defectuosa, más bien cambian de una identidad personal a una identidad colectiva. De la misma forma, no es que la conducta de una persona esté sujeta a una pérdida de control, más bien se pasa de actuar individualmente en términos de creencias y valores individuales a actuar colectivamente en términos de creencias colectivas compartidas."

Stott, C., y Reicher S. (1998, p. 511).

Aunque este modelo presenta evidentes ventajas con respecto a los anteriores, recientemente el mismo Reicher (1996) ha planteado que presenta dos limitaciones importantes.
En primer lugar, el modelo (modelo de la identidad social) da por asumido que la identidad social determina la acción, pero no se consideran los procesos mediante los cuales ésta se construye. Así, en el caso de los conflictos, podría llegar a plantearse que estos últimos son algo inevitable dada la naturaleza de algunas masas. En segundo lugar, presta poca atención a las dinámicas intergrupales. Es decir, todo el análisis se centra en las percepciones de los miembros de la masa, sin considerar cómo pueden afectar las acciones de una de las partes (el grupo al que se suele enfrentar la masa) a las conductas y percepciones de la otra.
Ante estos problemas, Reicher reformula sus planteamientos iniciales pasando a hablar del "modelo elaborado de identidad social" (ESIM), en el que se destaca cómo los acontecimientos de masa se caracterizan, principalmente, por tratarse de relaciones intergrupales y que, como tales, la identidad social de los miembros de la masa y, por tanto, sus acciones, dependen de las dinámicas de dichas relaciones.
De este modo, se puede entender que una masa, con independencia de las características de sus miembros, puede redefinir el curso adecuado de acción, la conducta normativa en ese contexto, en función de las relaciones que mantenga con el otro grupo. Una ilustración interesante de este modelo la podemos encontrar en el análisis que realiza Reicher de los conflictos entre estudiantes y policías en 1988 en la conocida como "la batalla de Westminster" (Reicher, 1996) y, más recientemente, en el análisis de los conflictos entre aficionados ingleses y la policía francesa durante las finales de 1998 de la copa mundial de fútbol (Scott, Hutchinson y Drury, 2001).

"La mayoría de los estudiantes partieron con una idea de sí mismos como personas respetables ejerciendo el derecho democrático a protestar (y por tanto se distanciaron de los radicales que convocaban a acciones de confrontación). La policía, sin embargo, consideró a la masa de estudiantes como homogénea, como una amenaza peligrosa y actuaron con el objetivo de impedir su progreso hacia el Parlamento. Esta acción fue vista como ilegítima por los estudiantes en su conjunto y los unificó en oposición a la policía. Incluso, esa unidad les fortaleció para enfrentarse activamente al cordón policial."

Drury, J., y Reicher, S. (2000, p. 582).

3.Condicionamientos ideológicos en el estudio de los comportamientos colectivos

"A comienzos del presente siglo, se estaba seguro de la victoria de las masas; a su término, nos encontramos por completo cautivos de quienes las conducen."

Moscovici, S. (1985, p. 9).

Williamson country, Illinois, 1922
Un grupo de mineros en huelga asalta una mina reabierta con mineros no sindicados. Los esquiroles son capturados y se los obliga a dirigirse hacia la ciudad. De repente, los huelguistas les dicen que empiecen a correr y, cuando lo hacen, les disparan.
Desde el punto de vista de Floyd Allport, este acontecimiento constituye un ejemplo del tipo de conducta que pueden manifestar las masas en estados de excitación. Una masacre en este caso.
Por su parte, Steve Reicher (1987) comenta cómo se podría haber descrito este mismo acontecimiento de una manera diferente.
Williamson country, Illinois, 1922
"[La huelga] reivindicaba las mejoras de las condiciones descritas oficialmente como 'peores que los esclavos antes de la guerra civil'. Después de ocho semanas la compañía llevó a trabajadores para reabrir la mina. Cuando los huelguistas intentaron hablar con esos hombres, los guardias de la mina dispararon y mataron a cinco de ellos. Poco después otro minero fue disparado cuando se encontraba a media milla de la mina. Empezaron entonces escaramuzas bajo el mando de veteranos de guerra. Un avión dejó caer dinamita sobre la mina. A medida que avanzaban se encontraban bajo el fuego de ametralladoras de los guardias, pero a pesar de ello tomaron la mina y sólo después ocurrió la masacre".
Reicher, S. (1987, pp. 176-177).
Aunque el resultado es el mismo, la muerte de unos trabajadores (aunque esquiroles) a manos de otros, evidentemente, la impresión que nos producen los dos relatos no es la misma. En el primero se destaca única y exclusivamente la irracionalidad y violencia de los trabajadores (¿la 'chusma irreflexiva y criminal'?), mientras que en el segundo encontramos una versión en la que se contextualiza la situación como una de conflicto entre obreros-empresarios, un conflicto que, añade Reicher, tiene una duración temporal más allá de este episodio concreto, puesto que se enmarca en un periodo de huelgas y reivindicaciones pacíficas que se remontaban a 1919. La violencia por parte de los huelguistas sólo se produce después de que se utilice la violencia contra ellos. Es un acontecimiento único que se produce al final del proceso.
Esto significa que el comportamiento de la masa es contextual, que forma parte de un proceso de conflicto intergrupal que expresa una concepción colectiva de lo que es correcto en cada momento, algo que ya avanzaba Stoetzel en 1965 al afirmar que "las violencias colectivas son instituidas y no espontáneas. Tienen un sentido y una función sociológica, y no resultan de impulsos ciegos del instinto" (p. 227).
Este ejemplo ilustra uno de los problemas con los que se enfrenta el estudio del comportamiento colectivo: el efecto de la ideología.
Tanto la obra de Le Bon como la de otros autores supone un ataque a los movimientos de protesta colectiva, enfatizando los aspectos de violencia e irracionalidad. Incluso Allport, defensor de concepciones individualistas, opta por lo mismo, puesto que afirmará que en la masa se acentúan las características individuales y se eliminan o reducen las conductas aprendidas. En ambos casos se rechaza el papel de los determinantes sociales en la conducta de las masas.
Sin embargo, como ya avanzaba Carl J. Couch en 1968, los estereotipos dominantes sobre las masas resaltan su carácter emocional y su violencia, sin tener en cuenta que, en realidad, según el autor, no son antisociales; aunque pueden perseguir cambios en el statu quo de una sociedad, esto les puede convertir en antisocietales, pero no antisociales, entre otras cosas porque los cambios colectivos constituyen un fenómeno social.
Al ocultar el enfrentamiento ideológico entre la masa y sus oponentes (mineros y empresarios en el ejemplo), al ocultar el contexto de la conducta de masa, su acción se patologiza.
Las consecuencias de descontextualizar la acción de la masa de su contexto ideológico y estructural, según Reicher (1996), tiene consecuencias en el plano explicativo y en el político.
En el plano explicativo las consecuencias son las siguientes:
  1. Al no interpretar el comportamiento de las masas en relación con su entorno social, estos comportamientos aparecen verificados como características genéricas de las masas.

  2. De la misma forma, dichos comportamientos aparentarán no tener sentido, con lo que la masa será caracterizada como irracional.

  3. Al proyectar los problemas y tensiones de la sociedad en la naturaleza misma de las masas, éstas serán tratadas como un fenómeno negativo.

En el ámbito político nos encontramos con otras tres consecuencias de la descontextualización:
  1. Una denegación de la culpabilidad. Si la violencia es una característica de la masa, no puede responsabilizarse de la misma ni a las injusticias sociales ni a las acciones de agentes externos (como el ejército y la policía).

  2. Una negación de la voz, puesto que la masa es estúpida, no tiene nada que decir, no tiene nada significativo que expresar.

  3. Legitimación de la represión, puesto que por lo que hemos visto no es posible razonar con las masas (estúpidas, destructivas), la mejor forma de tratarlas es enfrentarse a ellas con firmeza.

"Si la responsabiliad principal de cualquier gobierno democrático es el bienestar de la sociedad, entonces cualquier distorsión del orden social pone en cuestión su protectorado. Atribuir el conflicto a la patología inherente de las masas resuelve el problema sin llamar la atención sobre áreas bajo el control gubernamental como la política económica y social o la conducta de las fuerzas del estado. La élite política tiene mucho que ganar si se acepta una explicación leboniana."

Reicher, S. (1996, p. 540).

Como afirman Apfelbaum y McGuire (1986), la perspectiva sobre las masas que se desprende de la obra de Le Bon y parte de sus coetáneos excluye los aspectos políticos y sociales, reproduciendo los argumentos de la derecha anti-Comuna de la época.
Sin embargo, no es privilegio de Le Bon el producir tales entusiasmos; gran parte de los autores que en esta época se dedican al estudio de las multitudes generan reacciones similares.

"Se debe reconocer, sin embargo, que con la 'psicología de las multitudes' el estudio psicosociológico de los fenómenos colectivos había tomado un rumbo desastroso. El lamentable éxito de las ideas así lanzadas al público, a finales del siglo XIX, ha deformado por largo tiempo las perspectivas, desalentado las investigaciones y producido en muchos científicos un descrédito de la psicología social de los fenómenos colectivos, que no merece ya."

Stoetzel, J. (1965, p. 221).

En su análisis de dos disturbios ocurridos en Argentina en la década de los noventa (Santiago del Estero, 1993 y Corrientes, 1999), Santiago Auyero (2001) recuerda las dos condiciones que, según Walton y Rabin (1990), dan lugar a la emergencia de las protestas en los países del Tercer Mundo: la sobreurbanización, es decir, las tasas de urbanización que van más allá de las posibilidades de una población en función de su grado de industrialización, y los efectos derivados de las intervenciones político-económicas en estos países por parte de agencias internacionales, en concreto, las actuaciones o demandas por parte del Fondo Monetario Internacional. Al análisis de estas condiciones de ámbito global, Auyero añade la necesidad de analizar a los mediadores locales (lo que da pie para que hable de Glocal Riots), que en el caso argentino tienen su máxima expresión en la endémica corrupción económica por parte de la clase política.
Esta relación ideológica entre esas perspectivas y determinadas orientaciones políticas ha quedado reflejada por el uso dado a las ideas de Le Bon por parte de los grandes dictadores de principios del siglo XX. Benito Mussolini y Adolf Hitler son sólo dos de los políticos que se apoyan en sus doctrinas, de forma totalmente explícita el primero y algo más oculta el segundo. También para algunos, según Moscovici (1985), a Le Bon le corresponde el dudoso honor de ser considerado no sólo el padre de la Psicología de las masas, sino también uno de los precursores de las ideas (y prácticas) racistas en la Europa de los siglos XIX y XX.
Asimismo, Aguirre y Quarantelli (1983) comentan que los trabajos de comportamiento colectivo se han criticado debido a la posible influencia de factores de tipo político e ideológico sobre los autores que los han desarrollado, lo que ha podido llevar a sesgos en sus resultados e interpretaciones. De entre las diferentes líneas de crítica que mencionan, destacamos la que se refiere a la protección del status quo: aunque teóricamente los posibles sesgos podrían favorecer posturas políticas de diferente signo, éstos se dan, básicamente, a favor del poder establecido, no sólo en cuanto a las explicaciones de los fenómenos, sino también en cuanto al rango de fenómenos que hay que estudiar, favoreciéndose una perspectiva "administrativa" en la que los problemas que se deben estudiar no son precisamente los de los desfavorecidos que buscan el cambio.

"Parte de las críticas ideológicas parecen basarse en una identificación de los estudios del comportamiento colectivo, pasados y presentes, con un enfoque sociopsicológico que resalta los aspectos irracionales o emocionales, es decir, la patología social. Esto se opone, implícita o explícitamente, al interés sobre la racionalidad y la organización social del fenómeno del comportamiento colectivo. [...] El enfoque sociopsicológico, con un enfoque sobre el individuo y la patología social lleva, según los críticos, a una imagen distorsionada del fenómeno que lo aboca a una denigración por parte de los defensores del statu quo."

Aguirre, B. E., y Quarantelli, E. L. (1983, p. 202).

Clifford Stott y Steve Reicher (1998) añaden que otro problema o limitación, evidentemente de tipo ideológico, presente en gran parte de las investigaciones sobre masas, consiste en no considerar su carácter de interacción intergrupal y, especialmente, el que hace referencia a la interacción entre la masa (manifestantes) y la policía. Si, como señalan diferentes investigaciones, el conflicto se desencadena principalmente cuando intervienen las fuerzas del orden, el análisis de los disturbios y los desórdenes debería analizar también el comportamiento de tales fuerzas.

"Reduciendo la explicación del conflicto colectivo a la patología inherente de sólo una de las partes implicadas –la masa– no sólo se elimina todo el significado de la acción de la masa, sino que también se elimina toda responsabilidad del orden social y justifica el incremento de la represión como la única forma de tratar a las masas."

Stott, C., y Reicher, S. (1998, p. 511).

La "batalla de Génova" (20-22 de julio de 2001) se saldó, además de con destrozos ocasionados por los manifestantes, con la muerte de uno de ellos (Carlo Giuliani) y el asalto, por parte de la policía, al centro de prensa del Foro Social de Génova.
El jefe de la policía italiana, Gianni de Gennaro, declaró ante la comisión parlamentaria que investiga la violencia durante la cumbre del G-8 en Génova:
"Es posible que las condiciones de guerrilla creadas por criminales violentos hayan provocado en algunos casos excesos en el uso de la fuerza por parte de la policía, y en otros casos episodios individuales de comportamientos ilegales, los cuales serán severamente castigados".
Independientemente de que tras acontecimientos como los de Génova se lleguen a realizar investigaciones más o menos a fondo para determinar las posibles responsabilidades de las fuerzas del orden, explicaciones de este tipo, que forman parte del discurso cotidiano, sitúan en un nivel completamente diferente la explicación de un mismo tipo de conducta. Mientras la violencia de la masa es una característica intrínseca de la misma, la violencia, cuando es perpetrada por parte de la policía, constituye un acontecimiento aislado que necesita otro tipo de explicación.
Con esto no queremos decir, por supuesto, que las masas no puedan realizar actos violentos (tenemos demasiados ejemplos de ello como para poder obviarlos) ni que la violencia se sitúe únicamente al lado de la policía (o que ella sea la instigadora). Simplemente, queremos resaltar los efectos ideológicos que conllevan las explicaciones en las que no se reconocen los elementos que hemos señalado.

4.El rumor como comunicación colectiva

"Mensajero del error y del mal tanto como de la verdad, el rumor, la más rápida de todas las plagas, va desencadenando el terror y se fortifica difundiéndose."

(Virgilio, La Eneida)
Citado por J. Stoetzel (1965, p. 243).

HOAXES: LOS RUMORES DE HOY EN DÍA
ALERTA.
¡¡¡PÁSALO A CUALQUIER PERSONA QUE TENGA TU DIRECCIÓN DE CORREO ELECTRÓNICO!!!
Si recibes un mensaje cuyo asunto diga: "Se necesitan agallas para decir Jesús" o en inglés: "It takes Guts to say Jesús"
¡¡¡NO LO ABRAS!!!!!
Borrará todo en tu disco duro. IBM, AOL sostiene que se trata de un virus muy peligroso que, por el momento, NO HAY REMEDIO.
Un individuo muy enfermo en su contra logró utilizar la función de reformateo de Norton Utilities causando el borrado completo de todos los documentos archivados en el disco duro. Este virus se ha diseñado para trabajar con Netscape Navigator y con Microsoft Internet Explorer. Destruye computadores compatibles con Macintosh e IBM.
Éste es un virus nuevo y muy maligno, el cual es desconocido por mucha gente. Por favor, pasa esta advertencia a todas tus direcciones y a tus amistades ASAP en línea, para parar esta amenaza. Toma medidas de precaución y advierte a cualquier persona que tenga acceso a tu computadora.
Casi con toda seguridad habréis recibido en alguna ocasión algún mensaje de este estilo, en el que se avisa de la aparición de un peligrosísimo nuevo virus. Prácticamente en su inmensa mayoría se trata de falsas informaciones, que se transmiten por la Red a una gran velocidad y que se convierten, ellas mismas, en el virus que preconizan, "infectando" a un gran número de usuarios que, en ocasiones, pueden llegar a inutilizar sus ordenadores siguiendo los "altruistas" consejos del mensaje.
Podríamos pensar que se trata de la modalidad moderna de lo que conocemos como "leyendas urbanas", historias que se van transmitiendo de boca a oreja, que atraviesan fronteras, y que penetran en amplias capas de la población y llegan a convertirse en parte del imaginario colectivo, a convertirse, en palabras de Allport y Postman (1967) en "rumores cristalizados".
Leyendas urbanas
"Las cloacas de Nueva York están habitadas por cocodrilos que son lanzados a los inodoros por sus propietarios al comprobar cómo crecen sus pequeñas mascotas."
"Una autoestopista que esrecogida por un conductorle avisa de la peligrosidad de una curva. Cuando el conductor vuelve a mirarla, ha desaparecido. Con posterioridad, el conductor se entera de queesa chica murió en aquella curva tiempo antes."
Podéis encontrar más leyendas en http://es.wikipedia.org/wiki/Leyenda_urbana y, en inglés, en la fantástica http://www.snopes.com
Sin embargo, no siempre los rumores son tan inofensivos como las leyendas que suelen circular en una comunidad. Un ejemplo dramático de la peligrosidad potencial de los rumores lo podemos encontrar en el análisis que realiza Edgar Morin (1969) de un rumor surgido ese mismo año en la ciudad de Orleans.
Rumor de Orleans

"En mayo de 1969 nacía en Orleans un rumor según el cual una serie de muchachas, tras haber sido narcotizadas en tiendas de modas de comerciantes en su mayoría judíos, habían sido víctimas de la trata de blancas.

Morin y su equipo pudieron establecer diversas fases en la historia de este rumor. En una primera fase, el ruido parece que se había originado en el medio constituido por muchachas de diversos institutos de enseñanza media. La información relativa al rapto de las jóvenes era atribuida a fuentes reconocidas como competentes (la policía, la enfermera que había cuidado a una víctima salvada,...) o próxima (un familiar, un amigo, cuya credibilidad no se ponía en tela de juicio). Por lo que respecta a los periódicos, permanecerían mudos. Luego siguió una fase de amplia propagación de la noticia, que ahora circulaba entre los adultos. Los profesores aconsejaban a sus alumnas que no acudiesen a estos lugares peligrosos solas, y ni siquiera acompañadas, y su competencia en realidad no hacía más que acentuar la credibilidad del rumor. Éste, al tiempo que se extendía, se inflaba: el número de comerciantes implicados aumentaba, así como el de víctimas. Se alcanzó entonces la metástasis, la fase culminante del rumor: la red de trata de blancas se convierte en patrimonio de la policía, corrompe al gobierno local, el silencio de los cuales no es sino la prueba evidente de su colaboración culpable. En lo más vivo del rumor, los comerciantes reciben amenazas telefónicas anónimas y se forman tumultos ante las tiendas cuyos propietarios eran incriminados. Las mujeres no entraban sino acompañadas, y salían lo antes posible, o dejaban de frecuentar los comercios en cuestión. Las autoridades, puestas fulminantemente al corriente, rehusaron intervenir un fin de semana en que había elecciones, lo que no hizo más que abonar las sospechas de connivencia que pesaban sobre ellas. Una vez pasadas las elecciones sobrevino la respuesta; las autoridades, los periódicos, los grupos antirracistas, los partidos de la oposición pasaron a la contraofensiva: se desmintió la verosimilitud de los hechos, se ridiculizó lo absurdo del rumor, se amenazó a quienes lo favorecieron, se acusó a los fascistas. Este contraataque no hizo más que contener el rumor, pero sin atacarlo en su base: no se pudo reconocer como fuente del rumor a ninguna persona ni a ningún grupo antisemita de extrema derecha. Esto no era más que un retroceso ante la amenaza, puesto que las mujeres continuaban evitando esos comercios o, si acudían a ellos otra vez, lo hacían acompañadas. Finalmente, circularon unos nuevos 'minirrumores': el hermano de un comerciante sospechoso había sido detenido por la policía y se habían producido nuevos raptos. Además, frente al antimito (la denuncia del rumor) apareció un anti-antimito: que si los partidos de la oposición habían hecho de ello un caballo de batalla, que si los periódicos habían inventado un tema para llenar sus columnas, que si los comerciantes judíos habían ideado una odiosa publicidad. Sea como fuese, y pese a las amenazas, el rumor, aparentemente extinguido, había dejado sus huellas grabadas en la historia de la ciudad."

G. Mugny (1980, pp. 331-332).

Probablemente, igual que en el caso de los hoaxes o de las leyendas urbanas, también hayamos oído en alguna ocasión algún rumor de este tipo. De hecho, si en el caso del rumor de Orleans los acusados de cometer fechorías eran miembros de la comunidad judía, una comunidad tradicionalmente perseguida, en la actualidad y en nuestro contexto más inmediato no es del todo extraño escuchar historias similares, en las que los malvados pertenecen también a algún grupo minoritario, desde el once de septiembre de 2001, especialmente musulmanes.
El "Rumor de Orleans" es un ejemplo que nos muestra la importancia que tiene esta forma de comportamiento colectivo a la que denominamos rumores. Pierre Marc (1987) sistematiza esta afirmación planteando cuatro fenómenos vinculados con los rumores, que los hacen merecedores de estudio. En primer lugar, como en el caso del rumor descrito por Morin, los rumores pueden dar lugar a prejuicio y difamación, incluso sin necesidad de que haya una intencionalidad explícita o conciencia de que pueda producirlos por parte de la fuente que los difunde. En segundo lugar, los rumores pueden implicar degradación o distorsión de la información. El tercer fenómeno se refiere a la aparición de comportamientos poco racionales derivados del contenido del rumor y que pueden dar lugar a conductas que pueden llegar a poner en peligro la propia vida. Y, por último, también hay que tener en cuenta que son una fuente de cambio de opiniones y actitudes (Marc, 1987, pp. 17-26).
Efectos
Distorsión
Los rumores posteriores al ataque a la base de Estados Unidos de Pearl Harbor en 1941 hicieron que una parte de la población llegara a creer que se había destruido la totalidad de la flota del Pacífico, creencia que no se ve completamente rechazada a pesar del desmentido radiofónico del presidente Roosvelt.
Conducta irracional
Un ejemplo típico de este efecto es el de los acontecimientos derivados de la transmisión radiofónica que realizó Orson Wells en 1938 de la novela La guerra de los mundos de H. G. Wells.

4.1.Definición de rumor y tipos de rumores

Diversos autores destacan la omnipresencia del fenómeno de los rumores, afirmando que podemos encontrar manifestaciones de los mismos en épocas remotas (la cita con la que empezábamos este apartado es buena muestra de ello). Esto lleva a Jean-Nöel Kapferer (1989a) a denominarlos "el medio de difusión más antiguo del mundo".
Lecturas complementarias
Stern, L. W. (1902).

Zur Psychologie der Aussage. Experimentelle Untersuchungen über Erinnerugenstreue.

Zeitschrift für die gesamte Strafrechtswissenchaft

, vol. 23, cuaderno 2/3.

Bartlett, F. (1920).

Some experiments on the Reproduction of Folk-Stories.

Folk-Lore

, vol. 31.

Kirkpatrick, C. (1932).

A Tentative Study in Experimental Social Psychology.

American Journal of Sociology

, vol. 38, p. 2.

Sin embargo, si bien como fenómeno de comunicación se le puede atribuir tal antigüedad, como concepto teórico el nacimiento del rumor tiene su origen en los inicios del siglo XX. En concreto, según Froissart (2000), dichos orígenes se sitúan en la obra de William Stern (1902), Fréderick Bartlett (1920) y Klifford Kirkpatrick (1932), como antecesores inmediatos de la obra que supone el punto de referencia en el estudio del rumor, la Psicología del rumor, de Floyd Allport y Leo Postman (1947).
4.1.1.El estudio del rumor
Cada uno de estos autores desarrolla un método para el estudio experimental del rumor. El diseño de Stern implica a un participante que escribe un relato sobre determinado acontecimiento para que sea escuchado por otra persona que, a su vez, hará lo mismo; la peculiaridad de la situación consiste en que los participantes escriben el relato, pero es el experimentador el encargado de leerlo a la siguiente persona. Kirkpatrick y Bartlett utilizan el método de las repeticiones seriadas, precursor del conocido juego de sociedad consistente en que varias personas, formando una cadena, transmiten oralmente un mismo mensaje de una a otra, de forma que puede apreciarse la transformación de forma y contenido que sufre el mensaje original.
Modelos de diseños de investigación. (1) Stern(2) Kirkpatrick, Bartlett, Allport y Postman P = Participante. I = Investigador. R = Relato. L = Lectura. Basado en Froissart (2001).
Modelos de diseños de investigación. (1) Stern(2) Kirkpatrick, Bartlett, Allport y Postman P = Participante.
I = Investigador. R = Relato. L = Lectura. Basado en Froissart (2001).
Por su parte, Allport y Postman (1947) utilizan también el mismo método de repeticiones seriadas, tomando como material de base una serie de viñetas que un primer participante debe describir al siguiente miembro de la cadena, de forma que éste, a su vez, pueda transmitirlo al siguiente y así sucesivamente hasta que intervienen siete u ocho personas.
El trabajo de estos autores, aunque supone un referente en cualquier obra que trate sobre los rumores, ha recibido serias críticas relacionadas con la metodología experimental que utilizan en sus investigaciones, dado que resultan artificiales y no reproducen las condiciones reales en las que se transmiten los rumores en la vida cotidiana, habitualmente en el contexto de conversaciones informales.

"El enfoque de Allport y Postman es diferente del que trata el rumor como una forma de opinión pública y a la opinión pública como un complejo proceso colectivo. Asumen que el contexto social en el que se producen los rumores puede reducirse a una simple cadena de sujetos; que, por implicación, la amplia circulación del rumor no es nada más que la adición de tales cadenas; y que el rumor puede ser explicado, al menos en parte, por referencia a mecanismos psicológicos uniformes y omnipresentes como 'el proceso economizador de memoria'.

Además, y quizás más importante, Allport y Postman proceden sobre la asunción de que el rumor resulta básicamente de la distorsión en la percepción y en la comunicación verbal unilateral."

Peterson, W. A., y Gist, N. D. (1951, p. 161).

Por ejemplo, no tienen en cuenta los cambios en la motivación que se dan en una discusión informal, o que una misma persona puede contar versiones diferentes de una misma historia no en función del recuerdo, sino en función del tipo de relaciones que mantiene con su interlocutor.

"La principal limitación en el estudio experimental del rumor y otras formas de comportamiento colectivo radica en el fracaso en producir, o incluso simular, estados motivacionales comparables a los que se producen en la vida real."

Peterson, W. A., y Gist, N. D. (1951, p. 166).

Frente a este tipo de investigaciones experimentales, también podemos encontrar, sin duda, estudios de campo como los de Morin (1969), Peterson y Gist (1951), o del mismo Bartlett. De hecho, la obra de Bartlett sobre el recuerdo se caracteriza precisamente por aquello que es criticado en Allport y Postman: el tratamiento del recuerdo remitiéndose a factores de tipo social y alejándose de las explicaciones psicologistas tan en boga en la época.
4.1.2.Definiciones
Como ocurre con cualquier otro concepto, podemos encontrarnos con un gran número de definiciones de lo que es un rumor. Las características más o menos compartidas por las diferentes definiciones serían las siguientes:
Características comunes de las definiciones
Objeto
Información
Tema
Asuntos de actualidad
Objetivo
Convencer
Medio
Comunicación interpersonal
A éstas podemos añadir las que, según Kapferer (1989), serían las características básicas del rumor:
  • La esencia del rumor es el movimiento. Sin movimiento no hay rumor: el rumor es emergencia y circulación de noticias en el cuerpo social.

  • Hay rumores con fundamento y sin él. Lo que caracteriza un rumor no es su carácter verificado o no, sino su origen no oficial.

"Llamaremos pues rumor a la emergencia y circulación en el cuerpo social de informaciones todavía no confirmadas públicamente por las fuentes oficiales o desmentidas por éstas."

Kapferer, J. N. (1987, pp. 622-629).

4.1.3.Tipos
Knapp (1944) establece una de las clasificaciones más conocidas, en función del tipo de motivaciones que se encuentren detrás del rumor:
  • Rumores que expresan deseos o sueños imposibles (Pipe-Dream): son aquellos cuyo contenido consiste en el reflejo de algún deseo presente en la población.

  • Rumores pesimistas o de miedo (Bogie Rumor): en este caso, el contenido del rumor pone de manifiesto los miedos existentes en el grupo, la angustia de que ocurran acontecimientos de tipo negativo.

  • Con contenido agresivo: tienen como misión dividir grupos o destruir lealtades y, según Knapp, suelen ir dirigidos contra la propia población o contra los propios aliados.

En la interesante página web de Barbara y David P. Mikkelson (www.snopes.com) podemos encontrar algunos ejemplos de estos tipos relacionados con el atentado del 11 de septiembre a las Torres Gemelas:

"Un hombre atrapado en la explosión de una de las torres del World Trade Center se subió sobre restos del edificio que caía y eso lo salvó."

Este rumor (evidentemente falso) expresa la esperanza de que algunas personas hayan podido sobrevivir al derrumbamiento de las Torres.
Aunque puede que no tenga las características exactas de un rumor, aquellas personas que ven la cara de Satanás en algunas fotografías de la explosión de las torres probablemente estén expresando sus miedos y angustias.
Por último, evidentemente tienen un contenido agresivo todos aquellos rumores en los que se acusa a diferentes personas o colectivos de alegrarse tras el atentado. Si consideramos que se trata de personas de nacionalidad norteamericana (aunque provengan de otros países), entra dentro de la tercera categoría de Knapp el rumor según el cual los empleados de una tienda Dunkin' Donut profanaron una bandera americana tras los atentados.

4.2.Transmisión del rumor

Allport y Postman (1946, 1967) idearon la fórmula probablemente más extendida para explicar la difusión de los rumores. Según estos autores, la cantidad de rumor será el resultado de la multiplicación de su importancia por su ambigüedad. Es decir, para que se difunda un rumor, éste debe caracterizarse no sólo por una cierta ambigüedad, sino también por tener algún tipo de relevancia para la persona (la fórmula implica una multiplicación, por lo que ninguno de los productos puede ser igual a cero).
Los autores ilustran de la manera siguiente el papel que tiene la importancia del tema:

"Por ejemplo, no podría esperarse que un ciudadano de Estados Unidos fuera a pasar rumores relativos al precio de los camellos en Afganistán, puesto que el asunto carecería de importancia para él, aunque es en verdad ambiguo. No estará tampoco dispuesto a esparcir chismes sociales de alguna aldea albanesa, porque nada le importará lo que allá hagan."

Allport, G. W., y Postman, L. J. (1967, p. 16).

El proceso de transmisión implica, en la mayoría de los casos, una transformación del mensaje original, que Allport y Postman (1947), a partir de sus trabajos experimentales de recuerdo de láminas con escenas más o menos cotidianas, describen formulando sus tres famosas leyes sobre la transmisión de los rumores:
  • Nivelación o reducción

Mecanismo con el cual, el rumor, según va circulando, se reduce, acortándose, haciéndose más conciso y, por consiguiente, más fácil de recordar y contar. Aunque una explicación de ello podría estar relacionada con el poco tiempo de que disponen las personas, la pérdida de memoria no parece el elemento explicativo fundamental, puesto que llega un momento en el que se obtiene una estructura simple que, con posterioridad, se repite de forma fidedigna. Cuando se consigue una "buena forma", ésta no se abandona.
  • Acentuación

Implica la percepción, retención y narración selectiva de un limitado número de pormenores de un contexto mayor. Es el proceso complementario a la nivelación, puesto que si de un conjunto de informaciones algunas se nivelan, las otras automáticamente se ven acentuadas.
  • Asimilación

Reducción y acentuación son dos manifestaciones complementarias de la asimilación a los marcos de referencia de la persona; por consiguiente, supone una distorsión de la información recibida por la influencia de factores emocionales y cognitivos.
Mugny (1980) plantea, basándose en estas leyes, que se está hablando de tres tipos de transformaciones: 1) transformación simplificadora, es decir, omisión de contenidos; 2) transformación racionalizante, es decir, adaptación, y 3) transformación acentuadora, es decir, énfasis de algunos elementos.
Hablar de transformación lleva implícita la idea de economía de memoria, algo criticado por algunos autores.

"No hay evidencia en este estudio de un 'proceso economizador de memoria'. Parece más probable que personas con poco interés olviden detalles, mientras que aquellas que están interesadas los recuerden, al menos los detalles que consideren cruciales."

Peterson, W. A., y Gist, N. D. (1951, p. 166).

Por ejemplo, en cuanto al recuerdo de nombres y lugares, esos mismos autores destacan cómo pueden influir diferentes factores de tipo emocional en la mayor o menor precisión en el recuerdo.
Otros elementos que pueden influir en la distorsión pueden estar relacionados con el interés de las personas implicadas, por el tipo de relaciones sociales entre ellas o por el interés del transmisor en darle apariencia de veracidad.

4.3.Modelos de transmisión

Como hemos mencionado con anterioridad, el modelo de Allport y Postman implica hablar de una estructura lineal de transmisión, en el que cada persona (menos los extremos de la cadena) es emisor y receptor de un único e idéntico mensaje (con independencia de que se transforme, no circula ningún otro tipo de información), sin que exista la posibilidad de auténtica interacción con su interlocutor y sin que exista la posibilidad de que reciba o envíe nuevas informaciones. Evidentemente, se trata de una situación que no es típica de la vida real (ver el modelo 1 de la figura siguiente).

Modelos de transmisión del rumor. Basado en Rouquette (1975, pp. 24-27).
Modelos de transmisión del rumor. Basado en Rouquette (1975, pp. 24-27).
Una ligera variación de este modelo podría ser la representada por el modelo 2, en el que cada uno de los participantes puede interaccionar con más de un receptor. No obstante, este modelo, tal y como lo hemos representado aquí, seguiría teniendo la característica de linealidad, aunque en éste la transmisión del rumor quedaría prácticamente asegurada, puesto que en un momento de tiempo determinado no hay una única persona responsable de su transmisión en el grupo o que tenga la capacidad para detenerla.
Por último, el tercer modelo, con una estructura de red, se acerca mucho más a la realidad, puesto que en éste podemos apreciar que cualquier persona puede ser emisora y al mismo tiempo receptora de un mismo rumor, y puede tener, en cada momento, diferentes interlocutores.

"Y una vez que el rumor ha entrado en una determinada estructura social, comienza a circular repetidamente, transformándose y diversificándose a cada paso, hasta diluirse por completo la responsabilidad por el origen del mismo. Es decir, el rumor va transitando por entre una red de relaciones interpersonales múltiples que no sigue normalmente un patrón lineal, incluso se adaptan al patrón ramificado. Más bien ofrecen el aspecto de una red que implica múltiples conexiones en las que el mensaje se envía a distintas personas dentro del grupo, donde circula repetidamente. A medida que se envía y se recibe por distintas fuentes, los patrones de transmisión se van complicando, de tal manera que cualquier individuo no sólo envía mensajes a más de una persona, sino que también los recibe de más de una. A lo que habría que sumar la circunstancia del traspaso de la información desde unas redes a otras a partir de posibles vínculos comunes."

Sánchez García, F. M. (1997). Los rumores. En L. Gómez y J. M. Canto Ortiz (eds.). Psicología Social (pp. 321-338). Madrid: Pirámide.

4.4.Control de los rumores

Pascal Froisart (2000) menciona la descripción que realiza en 1911 una colaboradora de Stern, Rosa Oppenheim, de un caso de transmisión de rumor en la prensa mundial. Según dicha autora, un periodista publica la información sobre la invención, por parte de un psicólogo (Hugo Münsterberg), de un detector de mentiras increíblemente eficaz. Durante semanas, la noticia circula por los diarios de Francia, Alemania, Inglaterra y Estados Unidos, llegando a publicarse unos trescientos artículos. Todo esto a pesar de los intentos del supuesto inventor de negar la veracidad de la noticia, puesto que sus desmentidos, al contrario que la falsa información, viajan lentamente y son poco resaltados.
Es fácil encontrar ejemplos de este tipo, casos en los que una noticia se propaga a pesar de los desmentidos públicos de personas o instituciones. Con anterioridad hemos visto la dificultad para desmentir el rumor sobre la trata de blancas por parte de comerciantes judíos ("Rumor de Orleans"). A pesar de la oficialidad de los desmentidos y de la relevancia de las fuentes, fue preciso que transcurrieran dos meses hasta que desapareciera y la población volviera a frecuentar aquellos comercios. Sin embargo, aquel periodo queda ridículo ante la permanencia temporal de otros rumores que, como en el caso de las leyendas urbanas que mencionábamos más arriba, pueden llegar a durar años.
Otro caso "paradigmático" es el que menciona Jean-Nöel Kapferer (1989), un rumor que perdura durante años y se extiende por diferentes países (puede que en alguna ocasión hayáis visto la versión española). En él se acusa a diferentes marcas comerciales de alimentación de incluir aditivos tóxicos o cancerígenos entre los componentes de sus productos (Coca-Cola, Schweppes, Martini, etc.). El rumor, conocido como "el panfleto de Villejuif" se detecta en Francia en la primavera de 1976, y en el mismo se atribuye la fuente de la información al Hospital de Villejuif (especialista en la investigación del cáncer), que rápidamente difunde desmentidos en los que no sólo niega la autoría de la información, sino que también informa de la falsedad de las afirmaciones. Por ejemplo, el producto más peligroso que se menciona en el panfleto es un aditivo, el E330, que, en realidad, no es más que ácido cítrico. A pesar de los desmentidos, en 1979 habían leído el panfleto un 43% de las amas de casa francesas, lo que da muestra de su "poder de convicción" (de hecho, llega a encontrarse en las salas de espera de algún hospital o a ser distribuido por algunos profesores en los colegios).
Si aplicamos a este caso la fórmula de Allport y Postman (R = importancia × ambigüedad), podemos apreciar cómo efectivamente están presentes ambos elementos.
El "combustible" (el elemento motivacional) de difusión del rumor tiene que ver con la preocupación por la salud, por las angustias ante los desarrollos de la ciencia (hoy día serían los productos transgénicos), la lucha de David contra Goliat, la defensa contra las grandes multinacionales que nos roban la salud.
La ambigüedad también influye. En este caso no se mencionan los componentes por sus nombres, sino por su código, lo que contribuye a dificultar su identificación (incluso algunos médicos no identifican el E330 como ácido cítrico). Por otra parte, el hecho de que efectivamente los aditivos de los alimentos se identifiquen con códigos confiere cierta idea de secretismo, de intento de ocultar información que no sería muy bien recibida por el consumidor (Kapferer, 1989).
Allport y Postman comentan que, durante los años de la Segunda Guerra Mundial, cierto alto funcionario de la Oficina de Informaciones Bélicas afirmaba que "el rumor corre por falta de noticias. Por consiguiente, debemos proporcionar al pueblo noticias lo más exactas posibles, pronta y completamente" (Allport y Postman, 1967, p. 32).
Sin embargo, para ellos esta afirmación no es del todo correcta, puesto que, en ocasiones, es la existencia de noticias lo que hace que circulen todavía más rumores. Por tanto, dar información no es la forma de eliminarlos o controlarlos.
El control de los rumores puede, por tanto, orientarse en dos direcciones: dar la máxima información de la forma más precisa o combatir directamente el rumor, difundiéndolo para atacarlo y ridiculizarlo.
Estas dos líneas de actuación convivieron durante la Segunda Guerra Mundial como formas de atacar lo que suponía, según el Gobierno norteamericano, uno de los grandes peligros a los que se enfrentaban, puesto que la existencia de rumores no sólo podía ser una forma de facilitar el trabajo de los servicios de inteligencia extranjeros, sino también una de las modalidades utilizadas por los mismos servicios para reducir la moral de la población norteamericana.
La primera de las estrategias fue la utilizada por la OWI (Oficina de Informaciones de Guerra), que dedicó sus esfuerzos a mejorar la calidad de las noticias y a acrecentar la confianza del público en las mismas.
La segunda fue inspirada por los hermanos Allport (Gordon y Floyd), quienes crearon las "Clínicas del Rumor" (Floyd en Syracuse y Gordon en Harvard), concebidas como una forma de combatir los efectos distorsionadores de los rumores por medio de su examen y posterior publicación en la prensa local de informaciones que los desmintieran. En esta labor colaboraban tanto psicólogos como periodistas y empresarios, junto a grupos de voluntarios que "recogían" los rumores que circulaban entre la población y los enviaban a los coordinadores, que se encargaban de su crítica. La efectividad de los artículos publicados, según Allport y Lepkin (1945), es alta, puesto que quienes leían con regularidad la columna de la Clínica del Rumor era menos probable que creyeran en los rumores antinorteamericanos.
Por último, Knapp menciona una serie de elementos que se deben tener en cuenta para poder controlar los rumores:
  1. Asegurar la confianza en los medios de comunicación formales.

  2. Desarrollar la máxima confianza en los líderes.

  3. Informar del máximo número de noticias con tanta rapidez como sea posible.

  4. Hacer la información tan accesible como sea posible.

  5. Evitar la holgazanería, monotonía y la desorganización personal.

  6. Llevar a cabo campañas públicas contra los difusores de rumores.

5.Psicología de las multitudes en situaciones de crisis: desastres y pánico

"En el país de la felicidad tranquila y serena, la Arcadia, Pan guiaba tranquilamente sus rebaños. Este dios de los pastores, medio hombre medio chivo, monstruo y seductor a la vez, virtuoso de la flauta e incansable amante de las ninfas, poseía los rasgos más inquietantes: podía surgir de repente desde detrás de un arbusto e inspirar súbito terror: el pánico."

Dupuy, J. P. (1991, p. 11).

"Hablo desde el tejado del edificio de radiotransmisiones de la ciudad de Nueva York. Las campanas que ustedes oyen advierten al pueblo que evacue la ciudad, debido al avance de los marcianos. Se estima que en las dos últimas horas tres millones de personas se han trasladado por las carreteras hacia el Norte; los automóviles pueden aún transitar por la Avenida del Río Hutchinson. Eviten los puentes para ir a Long Island; están atascados por la aglomeración del tráfico. Hace diez minutos quedó cortada toda comunicación con la ribera de Jersey. No hay más defensa. Nuestro ejército, liquidado... La artillería, la fuerza aérea, todo liquidado. Quizá sea ésta la última radiotransmisión. Permaneceremos aquí hasta el final... En la catedral, debajo de nosotros, la gente se ha reunido (Voces que cantan un himno).
Ahora mismo miro hacia el puerto. Toda clase de embarcaciones están abarrotadas de gente que huye y se aleja de los muelles (Sirenas de vapor).
Las calles están atestadas de gente. La multitud hace un ruido parecido al que se oía en la ciudad cuando se festejaba el Año Nuevo... Un momento... Ahora se divisa al enemigo. Cinco grandes máquinas. La primera cruza el río. Puedo verla desde aquí vadeando el Hudson como un hombre podría vadear un arroyo [...] Esto es el final. Sale humo..., humo negro que se esparce sobre la ciudad. La gente en las calles lo ve ahora. Corren hacia East River... Miles de ellos caen como ratas. Ahora el humo se esparce más rápidamente. Ha llegado a la plaza Times. La gente intenta huir, pero inútilmente. Caen como moscas. Ahora el humo cruza la Sexta Avenida... La Quinta Avenida... Está a cien metros... Está a quince metros..."
Transcripción de la emisión radiofónica de La Guerra de los Mundos, en Cantril (1942, pp. 44-45).
Cuando escribimos esto han pasado casi sesenta y tres años desde que, en la noche de Halloween (30 de octubre de 1938) Orson Wells aterrorizara a un gran número de estadounidenses con la emisión radiofónica de una adaptación de La guerra de los mundos de Herbert George Wells (1898).

"Antes de que terminara el radiograma, en todo el territorio de la Unión la gente rezaba, lloraba y huía despavorida ante el avance de los marcianos. Algunos corrían para socorrer a sus seres queridos. Otros se despedían o hacían advertencias por teléfono, se apresuraban a informar a los vecinos, buscaban informes en los diarios o en las estaciones de radio, y pedían ambulancias a los hospitales y automóviles a la Policía. Se calcula que unos seis millones de personas oyeron el radiodrama y que, por lo menos, un millón de ellas se asustaron o se inquietaron."

Cantril, H. (1942, p. 63).

Las afirmaciones de Cantril y otros sobre el impacto de esa difusión han sido cuestionadas, e incluso se ha llegado a afirmar que, en realidad, no existió tal nivel de pánico y que lo que hoy día conocemos sobre tal acontecimiento es principalmente el resultado de una creación mediática (Miller, 1985). No obstante, haya sido de mayor o menor intensidad, hayan sido unos cientos de miles más o menos las personas que se han sentido impresionadas por una emisión que creían real, haya sido mayor o menor el número de personas que se sintieron presa del pánico, lo cierto es que la emisión de Wells constituye un hito en los estudios sobre el pánico. Asimismo, se afirma que el pánico generado por esta emisión se ha replicado en fechas y contextos diferentes. Según Bulgatz (1992), se produjeron resultados similares en las emisiones realizadas en Santiago de Chile en 1944, en Quito en 1949, o en Portugal en 1974.
No obstante, algunos autores afirman que, en realidad, el pánico es un fenómeno realmente extraño, que no se produce en todas las situaciones de crisis o de catástrofes, es sobre todo extraño en las catástrofes naturales y que, como el dios Pan al que hace referencia Dupuy, aparece sólo de vez en cuando, de forma casi inesperada. Incluso, afirma Dupuy, el pánico tiene mayores probabilidades de producirse en situaciones que culturalmente se definen como proclives al pánico; es decir, que en una situación en la que "sabemos" que es probable que se desencadene el pánico, es más probable que así sea. Si eso es así, la probabilidad de que se produzcan situaciones de pánico en un estadio de fútbol es realmente alta, entre otras cosas porque, a raíz de algunas catástrofes ocurridas y su amplia difusión en los medios de comunicación de masas, hoy día todos conocemos el alto riesgo que se corre en espectáculos de este tipo.
Pero entonces, ¿qué es el pánico? Una posible definición sería la siguiente:

"Miedo colectivo intenso, experimentado simultáneamente por todos los miembros de una población, caracterizado por la regresión de las conciencias a un nivel arcaico, impulsivo y gregario, y que se traduce en reacciones primitivas de huida, de agitación desordenada, de violencia o de suicidio colectivo."

Crocq y otros (1987). Citado por J. P. Dupuy (1991, p. 25).

Como vemos, esta definición reproduce a la perfección el concepto de masa o multitud que con anterioridad hemos encontrado en autores como Sighele o Le Bon, en los defensores de la irracionalidad de las masas, en aquellos autores que optan por defender que en estas situaciones aparece una nueva entidad colectiva y desaparecen las individualidades; es decir, que se produce una "desindividualización". Como hemos visto, el contagio constituye una de las explicaciones del porqué de esta desindividualización.
Sin embargo, la investigación realizada por Cantril, a partir de una serie de entrevistas que realiza con posterioridad a la emisión radiofónica mencionada con anterioridad, muestra que no se puede hablar de contagio de sentimientos, como podría desprenderse de los trabajos clásicos sobre multitudes, sino que, más bien, existe un amplio abanico de posibilidades en cuanto al tipo de reacciones que mostrarán las personas afectadas, dependiendo éstas de factores tanto sociales como psicológicos.
  • Nivel de espíritu crítico (relacionado con el nivel de instrucción de la persona).

  • Vulnerabilidad psicológica (relacionada con la confianza en uno mismo).

  • Preocupaciones.

  • Sentimiento de seguridad o inseguridad.

  • Situación física y social (cercanía/lejanía del lugar del acontecimiento y de la familia, y posibilidad o no de comportamiento autónomo).

Frente a las explicaciones en términos de desindividualización, otra posible explicación sería aquélla en que se alude precisamente a lo contrario, a lo que podríamos denominar desocialización; es decir, la desintegración de las normas sociales, la destrucción de los vínculos primarios que lleva a que la conducta de cada persona se rija únicamente por el deseo de huir sin tener en consideración lo que pueda ocurrirles a los demás.
Estos dos tipos de explicaciones quedan recogidos en el trabajo de Helbin, Farkas y Vicsek (2000, p. 488), quienes describen de la siguiente forma la secuencia típica de acontecimientos en una situación de escape ante una catástrofe:
Enlaces recomendados

Podéis encontrar información interesante sobre el pánico (simulaciones, vídeos, referencias, etc.) en http://angel.elte.hu/~panic Asimismo, podéis encontrar un amplio listado de programas de simulación en http://ces.iisc.emet.in/energy/HC270799/ibm.html (no dejéis de consultar la sección "Human crowds: motion and psychology").

  • Las personas se mueven o intentan moverse más rápido de lo normal.

  • Las personas empiezan a empujarse, y sus interacciones empiezan a ser de naturaleza física.

  • El movimiento, y especialmente el paso de embotellamientos, se hace descoordinado.

  • Se observan atascos en las salidas.

  • Se incrementan las interacciones físicas entre la masa embotellada, que producen presiones peligrosas, que pueden llegar a derribar paredes u otras barreras físicas.

  • La huida se ralentiza a causa de las personas caídas que actúan como obstáculos.

  • Las personas muestran una tendencia a la conducta de masa, es decir, a hacer lo que hacen los demás.

A partir de simulaciones por ordenador, estos autores llegan a la conclusión de que ni la conducta individualista (cada persona intenta encontrar una vía de escape por su cuenta), ni la conducta de masa (todas las personas se mueven en una misma dirección) son las mejores soluciones. Consideran que las probabilidades de escapar aumentarán si se utiliza una mezcla de ambos tipos.
a) Simulación de grupo de personas intentando escapar de una sala con humo y dos salidas no visibles. b) Número de personas que consiguen escapar dependiendo del nivel de pánico. Helbin, Farkas y Vicsek (2000).
a) Simulación de grupo de personas intentando escapar de una sala con humo y dos salidas no visibles. b) Número de personas que consiguen escapar dependiendo del nivel de pánico. Helbin, Farkas y Vicsek (2000).
Por su parte, Stoetzel (1965), basándose en el trabajo de Marta Wolfenstein (M. Wolfenstein, 1957, Dissaster: A psychological essay. Londres: Routledge), resume de la siguiente forma las reacciones en las catástrofes en tres momentos temporales diferentes (no necesariamente presentes en todo tipo de catástrofes).
Precrisis: aparecen dos tipos de actitudes opuestas, tanto de rechazo de la idea de peligro como presencia de un temor exagerado al mismo.
Crisis: que, a su vez, se puede dividir en tres fases. En la primera, denominada fase de choque, pueden darse al mismo tiempo tres reacciones: una minoría conservará la sangre fría, otra mostrará reacciones extremas de ansiedad; mientras que la mayor parte "permanecerán aturdidos, atontados, sorprendidos por el estupor. Es pensando en éstos como los espectadores, por error e incomprensión, hablarán de calma y de valentía" (Stoetzel, 1965, p. 233). La segunda fase, reacción o retroceso, implica un intento de comprensión de lo sucedido, y es donde aparecen los comportamientos expresivos que alivian la tensión, y donde aparecen también las reacciones prácticas de ayuda a los necesitados. Y en cuanto a la tercera fase, se caracteriza por la aparición de rumores, surgimiento de "líderes" y conductas de ayuda mutua y sacrificio.
Poscrisis: en la que se tienen en consideración las (probablemente largas) secuelas de la catástrofe, tanto en el ámbito fisiológico como psíquico.
La artificialidad experimental
Una de las investigaciones experimentales más citadas sobre el pánico es la realizada por Alexander Mintz en 1951 ("Non-adaptative group behavior". Journal of Abnormal Social Psychology, 46, 150-159). En ésta, una serie de personas tenían que intentar extraer, estirando de un hilo, un cono de una botella. Teniendo en cuenta que el cuello de la botella sólo permitía sacar uno a la vez, y que en algunas versiones del experimento la botella se llenaba de agua poco a poco, el experimento se suponía que podía ofrecer información sobre los efectos del pánico en situaciones como un edificio ardiendo... La artificialidad es evidente.
Las simulaciones realizadas por Helbin, Farkas y Vicsek pueden ofrecer datos interesantes, principalmente a quienes deben diseñar salidas de emergencia u otros sistemas de evacuación de personal; sin embargo, lo mismo que la investigación experimental de Mintz, no permiten considerar los factores sociales que entran en juego en situaciones de este tipo.
Con anterioridad hemos desarrollado, como una de las interpretaciones teóricas del comportamiento colectivo, la teoría de la norma emergente. Esta teoría se puede utilizar para explicar, desde un punto de vista más social, fenómenos concretos relacionados con el pánico.
Mientras que las explicaciones anteriores se sitúan en dos polos opuestos, desindividualización y desocialización, la explicación en términos de norma emergente ofrece un punto de vista que se sitúa en el polo de la desindividualización, puesto que se plantea la homogeneidad en la conducta de los miembros de un grupo, pero sin recurrir a hablar de contagio.
Mientras que en las explicaciones anteriores ante una situación de crisis se produce el pánico por contagio o por los desesperados intentos individuales de escapar, esta teoría plantea otras posibilidades en función del tipo de relaciones sociales existentes con anterioridad al desastre.
Según esta teoría, en una situación de crisis se crea un estado de incertidumbre y urgencia que obliga a las personas implicadas a la creación de nuevas estructuras normativas que guiarán la conducta, obliga a la redefinición de la situación, en la medida en que es necesario abandonar las preconcepciones previas sobre el tipo de conducta apropiada. Esta redefinición puede darse en un contexto de existencia o no de relaciones sociales previas.
En el primer caso, es altamente probable que las soluciones individuales y competitivas cedan el paso a la aparición de una norma común de tipo cooperativo pero, al mismo tiempo, la existencia de esas relaciones puede hacer más difícil llegar a una definición conjunta (norma) sobre el tipo de conducta necesaria, lo que favorecerá que sea más difícil que se produzca el pánico y, precisamente por ello, retrasar las conductas de huida.
Tras el atentado de 1993 en las Torres Gemelas del World Trade Center, Aguirre, Wanger y Vigo (1998), llevaron a cabo una investigación entrevistando a personas que se encontraban en las torres en el momento de la explosión, para evaluar en qué medida estas predicciones eran correctas. Sus resultados indican, en primer lugar, que a pesar de la confusión generada por la explosión (que inutilizó el sistema eléctrico y los sistemas de comunicación) la evacuación se hizo de forma relativamente ordenada, sin que se produjeran escenas de pánico. El segundo resultado, probablemente el más relevante, indica que el tiempo de evacuación era superior en los casos de grupos de personas que se conocían entre sí.
Así, los autores concluyen que, cuanto mayor es la extensión en que la búsqueda de significado, inherente en el proceso de milling, se focalice en la definición de la situación como una crisis grave que requiere una respuesta fuera de lo común, mayor será el tiempo necesario para movilizar e iniciar la evacuación. Igualmente, desde esta teoría se reconoce que el proceso de interacción simbólica en situaciones de comportamiento colectivo se centra en parte en la identificación de las habilidades, experiencias previas y otras instrumentalidades entre los participantes. Estos elementos de la situación constituyen los recursos que emplean las personas para responder al cambio con que se enfrentan. Su uso lleva tiempo y ralentiza el inicio del comportamiento colectivo.
Como vemos, la explicación teórica parece razonable, aunque los efectos prácticos parece que vayan en contra de la lógica y, sobre todo, no sean del todo halagüeños. Si estamos en una situación de emergencia, reaccionaremos con más rapidez si estamos aislados que si nos encontramos junto a otras personas, y nuestra reacción será todavía más lenta si esas personas son conocidas nuestras. El único consuelo que nos queda es que, aunque lenta, probablemente la respuesta, dado que ha implicado una evaluación de la situación y de los recursos disponibles para afrontarla, también sea más correcta, más eficaz.

6.Control social y resistencia en las redes interactivas

Los comportamientos colectivos que hemos visto hasta el momento se caracterizan, como afirman algunas definiciones, por el contacto cara a cara, por la presencia conjunta de personas en un espacio físico determinado en un momento temporal concreto. Sin embargo, no podemos terminar este capítulo sin hacer referencia a otra forma de comportamiento colectivo que no requiere estas características. Nos estamos refiriendo, por supuesto, al comportamiento colectivo en "la Red".
A nadie, por lo menos en nuestro contexto sociocultural, le resultará extraña la referencia a las "comunidades virtuales", un concepto que ha pasado a formar parte de nuestro lenguaje cotidiano y, en algunos casos, de nuestras prácticas cotidianas. Desde la aparición de Internet, las comunidades de usuarios han ido floreciendo a un ritmo imparable, adoptando las más diversas formas. Sin embargo, no es nuestra intención hablar de Internet o de las comunidades virtuales en general, sino que lo que haremos en este apartado será ofrecer unos breves "apuntes" sobre un aspecto concreto, la resistencia en la Red, es decir, los movimientos (colectivos, sociales) de oposición, protesta, lucha, etc. surgidos gracias a Internet.
Es evidente que relacionar de una manera tan directa Internet con movimientos de protesta y resistencia puede llevarnos a confundir el contenido con el medio (aunque McLuhan decía que "el medio es el mensaje"). No es privilegio de Internet ser el medio de difusión de este tipo de contenidos. Los periódicos alternativos, las radios libres, etc. existen desde hace tiempo. Por tanto, ¿qué es lo que, desde nuestro punto de vista, hace tan especial a Internet?
En 1998, la "Global Internet Liberty Campaign" publicaba un documento donde se afirmaba que "Internet ya ha demostrado su capacidad para promover la democracia":
  • Facilitando la participación en el gobierno.

  • Difundiendo el acceso a información gubernamental.

  • Ampliando el acceso a los medios tradicionales y promoviendo el pluralismo.

  • Fortaleciendo la sociedad civil por medio de la creación de redes entre individuos.

Los tres primeros elementos, de entrada, no difieren excesivamente de las posibilidades que ofrecen los medios tradicionales, su implementación en la Red puede aportar alguna ventaja en cuanto a inmediatez y alcance, pero todos ellos se pueden conseguir también por los medios tradicionales. De hecho, incluso el cuarto.
Los medios de comunicación de masas tradicionales permiten, por ejemplo, el acceso a la información y su difusión. Evidentemente, son muchas las críticas que se les pueden hacer a esos medios, la literatura sobre los efectos (perversos) de los mass media es impresionante; pero, ya que nos encontramos en la época de la globalización, no está de más recordar la tesis de Herbert Schiller (que recoge John B. Thompson, 1998), que ya en 1969 hablaba del "Imperialismo cultural", es decir, de la globalización de la comunicación que llevaba no a efectos liberadores, sino al control político y económico de la misma y a la pérdida de identidad cultural por parte de sus receptores. Esta afirmación es cuestionada por Thompson, para quien, aunque efectivamente la difusión es global, la recepción no lo es, sino que se realiza a escala local e implica procesos de interpretación y adaptación a su contexto particular por parte de los receptores.

"La apropiación de productos mediáticos es un fenómeno localizado, en el sentido de que implica a individuos concretos situados en contextos sociohistóricos particulares, y que utilizan los recursos disponibles con intención de dar sentido a los mensajes mediáticos e incorporarlos a sus vidas."

Thompson, J. B. (1998, p. 230).

Aunque las afirmaciones de Schiller pueden parecer "trasnochadas", algo únicamente de una época pasada, hoy día también podemos encontrar opiniones similares. Por ejemplo, Oliver Boyd-Barret y Terhi Rantanen (1998) plantean "el papel de las agencias de noticias en la globalización y mercantilización de las noticias" (p. 2), prestando atención a algunos efectos ideológicos de la globalización como, por ejemplo, el hacer ver como natural e inevitable lo que es construido y frágil.
Agencia alternativa
Uno de los capítulos del libro de Boyd-Barret y Rantanen está dedicado a una agencia de noticias "alternativa" (Inter Press Service), que desde 1990 se preocupa por " hacer oír las voces de los países en vías de desarrollo", que considera que deben jugar un papel en la promoción de una forma de comunicación democrática y participativa, y que centra su atención en temas relacionados con la globalización.
Giffard, C. A. (1998). Alternative news agencias. En O.Boyd- Barret y T. Rantanen, (Eds.). The globalizacion of news. Londres: Sage.
Una opinión en cierta forma parecida es la que mantiene Pierre Lévy (1998), quien, desde nuestro punto de vista, plantea una acertadísima diferenciación entre los medios de comunicación de masas tradicionales e Internet. Los primeros se caracterizan, en términos de Lévy, por la "universalidad totalizante", es decir, por la transmisión de mensajes en una sola dirección y que tienen la pretensión de ser acontextuales, interpretables de la misma forma en todo contexto y lugar, sin considerar la singularidad del receptor, sus opiniones, cultura, etc. Por el contrario, el ciberespacio, aunque compartiría la característica de universalidad, sería una "universalidad no totalizante", puesto que:

"El ciberespacio disuelve la pragmática, la comunicación que, a partir de la invención de la escritura, había aunado la universalidad y la totalidad. En efecto, nos reconduce hacia la situación que había antes de la escritura [...], en la medida en que la interconexión y el dinamismo en tiempo real de las memorias en línea hacen que se comparta de nuevo el mismo contexto, el mismo inmenso hipertexto vive con los compañeros de la comunicación. Sea cual sea el mensaje que se aborde, está conectado a otros mensajes, a comentarios, a críticas en constante evolución, a comparecencias de quienes se interesan en el mismo, a los foros en que se debaten aquí y allí."

Lévy, P. (1998, p. 91).

Bidireccionalidad frente a unidireccionalidad, heterogeneidad frente a homogeneidad, no totalización frente a totalización, esto es lo que parece que nos ofrece la Red, ésta es, en realidad, la diferencia con respecto a los medios anteriores.
Ésta es, al menos, la promesa. ¿Cómo se traduce en la práctica? Veamos algunos ejemplos.
Manuel Castells (2000) defiende que, frente a la privación de los derechos de los ciudadanos que conlleva la globalización, existen posibilidades de resistencia frente a la dominación y que, en nuestra sociedad de la información, algunos movimientos sociales (de diferente signo) basan una parte importante de su estrategia en el uso de las nuevas tecnologías de la información. De entre los ejemplos que menciona, destacaremos únicamente el del movimiento zapatista, que Castells denomina la primera guerrilla informacional. Consideraciones políticas aparte, lo que destaca en este caso no es que se utilice Internet como medio de comunicación, sino que también se utiliza como una forma de organizar y mantener una red internacional de apoyo que dificultó la represión gubernamental sobre los zapatistas.

"Ésta fue la clave del éxito de los zapatistas. No que sabotearan deliberadamente la economía. Pero estaban protegidos de la represión abierta por su conexión permantente con los medios de comunicación y sus alianzas a escala mundial a través de Internet, forzando a la negociación y poniendo el tema de la exclusión social y la corrupción política a la vista y oídos de la opinión pública mundial."

Castells, M. (2000, p. 104).

Por tanto, se trata de una forma de movilización, de comportamiento colectivo, que tiene lugar gracias a la Red y que sería inviable sin su existencia.
El segundo ejemplo tiene un origen prácticamente coetáneo con la Red. En este caso, se trata de una forma de resistencia frente a las grandes compañías de software y su política comercial, iniciado en 1984 por Richard Stallman, que pretende crear un sistema operativo "libre", es decir, de código abierto, manipulable y modificable por otros programadores. Este movimiento lleva a la fundación, en 1985, de la Free Software Foundation (Fundación para el Software Libre) y, en la actualidad, tiene un amplísimo eco con la cada vez mayor popularización del subversivo sistema operativo Linux, que aparece en 1991 de la mano del estudiante finlandés Linus Torvalds y que crece día a día gracias a la colaboración de miles de programadores. Precisamente, este último aspecto es el que confiere especial relevancia a este movimiento de hackers (entendidos no como piratas, sino como "alguien apasionado por la programación y que disfruta al ser hábil e ingenioso", según definición de Richard Stallman).
Software libre

Podemos decir que un software es libre si

"tienes la libertad para ejecutarlo, sea cual sea el motivo por el que quieres hacerlo; tienes la libertad de modificar el programa para adaptarlo a tus necesidades (en la práctica, para que esta libertad tenga efecto, tienes que poder acceder al código fuente, ya que introducir modificaciones en un programa del que no se dispone del código fuente constituye un ejercicio extremadamente difícil); dispones de la libertad de redistribuir copias, ya sea gratuitamente o a cambio de una cantidad dinero; tienes libertad para distribuir versiones modificadas del programa, de tal manera que la comunidad pueda beneficiarse de tus mejoras."

Moineau, L., y Papathéodorou, A. (2000). Cooperación y producción inmaterial en el sotware libre. Elementos para una lectura política del fenómeno GNU/Linux.

"La verdadera innovación del sistema GNU/Linux no sólo reside en su dimensión 'tecnológica' (el núcleo portable), sino también en los mecanismos sociales de producción de la innovación que se ponen en juego alrededor suyo. En efecto, una de las mayores fuerzas de este sistema operativo –que puede explicar ampliamente su éxito actual– es no solamente su fuerte contenido innovador, sino sobre todo haberlo basado en el potencial creativo existente en el software libre, y después en la utilización de la red Internet como espacio donde se elaboran nuevos proyectos y en el que se pone en marcha una cooperación masiva y abierta."

Moineau, L., y Papathéodorou, A. (2000). Cooperación y producción inmaterial en el software libre. Elementos para una lectura política del fenómeno GNU/Linux.

Evidentemente, se trata de un movimiento y evidentemente que tiene un carácter político y reivindicativo; sin embargo, por si os queda alguna duda volvemos a recurrir a Stallman:

"Es un consuelo y un placer cuando veo un regimiento de hackers excavando para mantener la trinchera, y caigo en cuenta que esta ciudad sobrevivirá–por ahora. Pero los peligros son mayores cada año que pasa, y ahora Microsoft tiene a nuestra comunidad como un blanco explícito. No podemos dar por garantizado el futuro en libertad. ¡No lo dé por garantizado! Si usted desea mantener su libertad, debe estar preparado para defenderla."

Stallman, R. (1999). El proyecto GNU. http://www.gnu.org/. Publicado originalmente como: Varios autores (1999). Open Sources. Voices from the open source revolution. Editions O'Reilly. (Disponible en: http://www.oreilly.com/catalog/opensources/book/toc.html).

Quizá es ahora el momento de volver a leer las explicaciones teóricas que hemos ofrecido sobre el comportamiento colectivo. Es posible que, tras ver estas nuevas formas, sea más difícil (si no lo era ya antes) aceptar teorías como la del contagio o como la de la convergencia. Estamos hablando de comunidades, de comunidades virtuales, sin contacto físico, que son capaces de actuar, de reaccionar frente a lo que consideran opresión. Quizá sea el momento de repasar las explicaciones en términos de identidad.

7.Anexos

7.1.Anexo 1

El País, 24 de octubre de 1999
Hijos de la ira

Una minoría de violentos destruye el mito del oasis cívico en Barcelona, donde la policía calcula que 1.300 jóvenes de grupos antifascistas se enfrentan a 1500 cabezas rapadas.

GUILLEM MARTÍNEZ

Es difícil definirlos con precisión. Son los jóvenes anti. Los que se rebelan contra las empresas de trabajo temporal, los que ocupan viviendas abandonadas. Pero lo que despierta inquietud es el tono cada vez más violento de sus protestas. El último estallido del pasado 12 de octubre en Barcelona ha puesto al descubierto un movimiento de miles de jóvenes con ideas diversas, anarquistas, comunistas o genéricamente antifascistas. En la otra orilla, los jóvenes de estética skin, de ideología ultra, desafían a las ciudades con su actitud violenta.

El pasado 12 de octubre, grupos ultraderechistas volvían a convocar un acto de homenaje a la bandera española en la plaza de los Països Catalans, barrio de Sants (Barcelona). Como cada año, la Plataforma Antifeixista volvía a convocar una contramanifestación. Tuvo una afluencia de 700 personas –según la policía– o 2.500 –según los convocantes. A la manifestación asistieron vecinos, ciudadanos de otros barrios y muchos miembros de colectivos alternativos. ¿Quiénes integran estos movimientos?

Es difícil realizar un dibujo. Los movimientos alternativos desconfían mucho de los medios de comunicación. La comunicación de un periodista con estos movimientos no acostumbra a ser fluida. La impresión visual y auditiva es que son jovencísimos, con un discurso político elaborado que, como sucede en todos los discursos elaborados, tiene sus propias palabras sagradas. Quizá son palabras como asamblea, o autogestión, o anti.

Un joven golpea los cristales de un establecimiento en la manifestación antifascista del pasado 12 de octubre (C. Ribas).
Un joven golpea los cristales de un establecimiento en la manifestación antifascista del pasado 12 de octubre (C. Ribas).

Visten muy alejados de las preferencias textiles de un agente de seguros. Provienen de diversos estratos sociales y culturales. Muestran diversos grados de tolerancia. Muestran diversos grados de crispación. Incluso la no crispación. Muestran diversos grados de verbalización ante la realidad. Los hay que estudian. Los hay que trabajan. Los hay que hacen las dos cosas. O ninguna. Los hay que ocupan casas. Los hay que viven con sus padres. Los hay que pagan un alquiler. Como se desprende de una descripción tan genérica, no son marcianos. Viven en la sociedad y practican la vida social, muy a menudo en conexión con otras organizaciones y colectivos vecinales.

La violencia desatada tras la marcha antifascista del 12-O ha desdibujado la imagen difusa que se tenía de estos colectivos. Al final de la marcha antifascista del 12-O hubo tomate entre la policía y, en esta ocasión, un grupo de unos 200 jóvenes alternativos, desgajados de la manifestación. Los enfrentamentos fueron duros y, al parecer, más planificados y preparados en ambos bandos que en años anteriores.

Entre carga y carga, los manifestantes infligieron daños a comercios y a mobiliario urbano por valor de cuatro millones de pesetas. Esos destrozos, poco habituales en la ciudad, fueron condenados al día siguiente por el Ayuntamiento y por todos los partidos, y quedaron registrados por las cámaras de los medios de comunicación. Fueron vistos por los habitantes de una ciudad que no entendía nada.

Tras la manifestación, la policía practicó 22 detenciones. Ocho jóvenes quedaron libres 30 horas después y 14 han permanecido en prisión preventiva incondicional hasta el pasado viernes. La juez argumentó su decisión por "la alarma social" que habían generado los hechos. El cargo más grave del que se les acusa es de asociación ilícita. La delegada del Gobierno, Julia García Valdecasas, y el Ministerio del Interior han apuntado, de hecho, la vinculación entre los detenidos y Jarrai.

¿La situación es en verdad alarmante? Los movimientos alternativos de jóvenes de izquierda, de cierta implantación y favorable acogida social en Cataluña, ¿son intrínsecamente violentos? ¿Existe en Cataluña una juventud de izquierdas y otra de derechas que pueden optar por la violencia como forma de expresión?

Inmediatamente después de realizarse las detenciones se creó una Asamblea de Apoyo a los Presos Antifascistas, formada por diversos colectivos alternativos. Su objetivo es "cuestionar las acusaciones de asociación ilícita y buscar soporte social contra la alarma social, el argumento utilizado por la juez para justificar sus medidas".

Un miembro de la asamblea, un chico de veintipocos años, vestido sobriamente, con pelo largo y que trabaja como administrativo, explica su visión de los hechos del 12-O: "La manifestación fascista del 12-O sirve para estructurar el movimiento fascista a lo largo del año". Desde hace seis años, en el barrio organizan para ese día las Jornadas Antifascistas y Antirracistas, de carácter cívico.

Diversos colectivos del barrio forman una Plataforma Antifascista, que organiza la contramanifestación matutina, y luego, comidas populares y debates. "Este año, el ambiente estaba caldeado. La noche anterior apalearon en el barrio de Sants a tres chicos que llevaban el pelo largo. Por la mañana se apuñaló a otro. En Sabadell se vivía una escalada de ataques skins a diversos locales ocupados".

Resulta difícil hablar con personas que estuvieron en los sucesos acaecidos tras la manifestación. Los movimientos alternativos culpan a los medios informativos de crear la "alarma social" argumentada por la juez en sus decisiones. También se ha dado el caso de que todos los miembros de un colectivo okupa que participaron en un programa de la televisión autonómica TV-3 fueron detenidos por la policía acusándoles de un hecho ocurrido posteriormente en Terrassa.

El portavoz de la asamblea plantea serias dudas sobre los verdaderos causantes del alboroto. Explica que no estuvo en los hechos ocurridos tras la manifestación, "pero por lo visto pasaron cosas raras. Había encapuchados en la mani que luego resultaron ser secretas. Me han dicho que los grandes animadores de una barricada se sacaron unas esposas de sus mochilas y esposaron a los que había al lado. Pero yo no lo he visto".

Una madre de una detenida, funcionaria, cuarenta y tantos años, vecina del barrio, explica: "Cada año, desde hace seis, la gente del barrio, jóvenes, vecinos, marujas, participa en la contramanifestación antifascista. Este año no pude ir, pero me han explicado historias de provocaciones como las de antes, cuando era hippy e iba de manis. Se vio a gente tirando piedras que luego detuvieron a manifestantes en la calle de Brasil. La pregunta es: si cada año se ha convocado esta manifestación, ¿por qué este año se ha pasado todo de vueltas? Este año ha habido muchos cambios. Por ejemplo, han detenido a mi hija. Y se ha tratado todo de manera que, al final, Ynestrillas ha quedado como un santo, y los jóvenes del barrio, como peligrosos violentos".

Un portavoz de una asociación de vecinos del barrio, un señor de 60 años que habla muy fluidamente y conoce a los chicos de los movimientos alternativos del barrio por sus nombres de pila, explica así la violencia del 12-O: "La manifestación fascista es un acto cargado de violencia por sí mismo. Cada año pedimos al distrito que no la autorice. El distrito es el responsable de la violencia resultante". Respecto de los destrozos protagonizados por los 22 jóvenes, el vecino razona: "¿Qué pasó? Ni idea. Supongo que pasó la mímesis. Alguien rompió un vidrio y luego alguien rompió otro. Es una pena. A los chicos de los movimientos alternativos les ha costado introducirse en el tejido social del barrio. Ahora estaban plenamente introducidos. Toda esta violencia que practicaron cuatro gatos les ha perjudicado".

¿Cómo visualizan la violencia los movimientos alternativos? ¿La ven como una posibilidad? El portavoz de la asamblea matiza que hay muchos tipos de violencia cotidiana: "Veo que la sociedad distribuye injustamente su riqueza y que hay diferencias en la igualdad de oportunidades. Esto también es violencia". Respecto de los destrozos violentos del 12-O opina que esta violencia es esporádica y que no es comparable a la violencia de los jóvenes fascistas: "La violencia nazi es cotidiana y dirigida hacia los más débiles. Los movimientos sociales alternativos tienen, en general, una buena relación con el tejido asociativo de las ciudades. El movimiento okupa, por ejemplo, no es agresivo por sí mismo. Lo que genera violencia es el capitalismo, que condena sectores sociales a la exclusión, al paro, a la precariedad".

Un okupa de Sabadell, ciudad en la que en los últimos días diversos inmuebles ocupados han recibido cócteles molotov lanzados por skins, habla de la violencia. Tiene 19 años, estudia sociología: "La violencia es un fenómeno existente en la sociedad. El Estado tiene el monopolio de la violencia, y tú aceptas un grado de violencia sobre ti. En la sociedad se producen diversos grados de violencia. Lo que tú llamas violencia juvenil es una respuesta violenta a las situaciones que sufre la juventud ante el mercado de trabajo, los contratos precarios y la imposibilidad de sindicarse. No sé si lo sabes, pero en una ETT no puedes estar sindicado. No está prohibido, claro, pero a mí, por ejemplo, me han echado de dos ETT por estar afiliado a un sindicato. A la CGT. Existe una necesidad de organización y una imposibilidad de llevarla a cabo, que no veo positiva. Para lograr cambios estamos volviendo a unas formas de participación obrera parecidas a las que había a principios de siglo: la clandestinidad, hacer las cosas encapuchados".

Una de las detenidas, una chica de veintipocos años, vestida con alguna prenda lila, explica que la única relación que ha tenido con la violencia fue su detención tras los sucesos del 12-O: "No pertenezco a ninguna organización. Me detuvieron cuando venía de tomar el vermú. Por dos razones: era joven y gastaba cierta estética. En comisaría, una policía me abofeteó. Le pedí el número de su placa. No me lo dio. Me trasladaron a otra comisaría. Pasé 28 horas en un calabozo, sin abogados. No se me dejó ir al váter. A una chica que venía con una herida en la cabeza no se le dio atención médica. Nos debieron de poner alguna cosa en la comida, pues tras la comida nos quedábamos dormidas. Estoy indignada: mientras la juez decidía sobre mi futuro, los diarios decían que tenía contactos con Jarrai".

El mito catalán es el oasis catalán, una sociedad civil poderosa que sabe gestionar sus problemas con cierta gracia, que tiende a rechazar las estridencias, que es permeable al diálogo consigo misma y que ha sabido transmitir cierta cultura democrática y tolerante a través de las generaciones. En un periodo de pocas semanas, el oasis se ha sorprendido, además de por los hechos del 12-O, por la detención de varios jóvenes fascistas acusados de ejercer la violencia física contra inmigrantes.

En Sabadell, diversos inmuebles ocupados por movimientos alternativos han sufrido varios atentados por parte de skins derechistas –uno de los agresores ha sido detenido esta misma semana. En diversas poblaciones catalanas se han producido atentados contra comisarías, coches de policías, cajeros automáticos y el domicilio de una concejal del PP.

Estas noticias han perturbado el estado de ánimo en el oasis. El análisis de la situación que realizan diversos cuerpos y expertos en seguridad tiene aspectos comunes –se tiende a desdramatizar la situación–, aunque con notorias diferencias. Un portavoz de la seguridad del Estado explica que a principios de los noventa se vivió una gran alarma social ante el tema skin. Por entonces se elaboró un estudio sobre tribus urbanas en Cataluña. Aparecieron 13 tribus. "Los okupas eran una más, y en franca regresión. O los sociólogos no ven las cosas o los fenómenos a veces responden a otras razones".

La escalada skin se atajó con una presión policial y judicial. "Se produjo un efecto disuasorio. Pero en poco tiempo los grupos se regeneran. Entre septiembre y octubre, por ejemplo, se han practicado 60 detenciones en 22 operaciones de distintos cuerpos policiales. Esto tendrá su efecto, pero reaparecerán". Describe a los skins como un fenómeno interclasista asociado al fracaso escolar, al paro, a la frustración por no alcanzar los niveles económicos de sus padres. "Hay mucho skinqui que va rapado y que utiliza simbologías fascistas, pero son eso, quinquis, y que hacen lo que hacían las bandas de barrio en los setenta".

Aunque también hay skins de izquierda, como los redskins y los skinsharps, "actualmente hay en Cataluña unos 1.500 skins derechistas que son activos u ocasionalmente activos. La actividad de unos 1.300 tiene que ver con el fútbol, aunque practiquen la multimilitancia. Unos 1.000 son boixos nois, y unos 300, brigadas blanquiazules". Los últimos nueve skins detenidos y vinculados al grupo de Ynestrillas eran de este tipo, ultras del RCD Espanyol. "Yo diría que activos, en total, habrá unos 600, de los cuales unos 200 son realmente violentos".

El dibujo que hace la seguridad del Estado de los movimientos alternativos es diferente. "A los okupas, yo prefiero llamarles antisistema". La policía fija en un centenar los inmuebles ocupados en Barcelona. "Con la ocupación del cine Princesa" –ocupación que finalizó con una aparatosa y criticada intervención policial, que la ciudadanía pudo ver por televisión–, "el fenómeno se extendió. Yo diría que tiene algo de moda. Hay mucha gente que hace de okupa los fines de semana y hace en las casas ocupadas lo que todo el mundo cuando es joven. Los antisistema tienen también un origen interclasista. A veces, en una casa ocupada, hay mucho niño bien".

La policía cuantifica el movimiento en unos 1.300, de los cuales unos 900 serán independentistas, de los cuales, a su vez, 450 serían muy activos. Otros 400 serían anarquistas o comunistas. De éstos, 100 serían muy activos. "Los violentos no sobrepasarán, en total, los 200. En la contramanifestación del 12-O, éste era el número de violentos. Tenían la contramanifestación planificada. Se retiraron de manera ordenada y destructora. Eso aquí no es normal". La policía ve en esto un cambio cualitativo importante: "Las situaciones violentas, antes no se daban con esta gente. Sólo ofrecían resistencia en los desalojos. Ahora hay otra respuesta".

Parece, no obstante, que los vínculos con Jarrai no están tan claros. Otra fuente policial opina que "algún grupo independentista y marxista-leninista clásico habrá tenido contactos con Jarrai. Y con otros grupos de diversa índole. Esto se puede hacer hasta por Internet, y no creo que sean contactos organizados. Lo que aquí hay es una copia del estilo. Después de lo del 12-O se han producido ocho atentados y en alguna manifestación se han coreado nombres de periodistas. Esto es el estilo de Jarrai, aunque es posible que sea puro mimetismo". El policía también opina sobre la prisión incondicional de los detenidos: "En cuanto a la actuación posterior de los jueces..., mira, nos hubiera parecido adecuado el cargo de asociación ilícita a los skins detenidos hace unos días y vinculados al grupo de Ynestrillas".

Un suboficial de la policía analiza los datos de esta problemática: "En el informe Raxen, elaborado por el Movimiento por la Tolerancia y subvencionado por el Ministerio de Asuntos Sociales, se fija que en Cataluña hay 3.000 intolerantes. Yo creo que se trata, en su mayoría, de personas con estética skin e ideología muy superficial, que cuando encuentran a una persona débil se aprovechan. Últimamente ha habido muchas agresiones skins de este tipo.

Todo esto provocó que la Plataforma Antifeixista, que cada año convoca la contramanifestación del 12-O, participara de actitudes más contundentes. A los manifestantes que se enfrentaron a la policía, los vi organizados, pero no entrenados como se ha dicho". "Existe información para preparar esos actos en libros que se pueden comprar el día de Sant Jordi en la calle. No creo que haya habido contactos con Jarrai. La organización PUA ha reconocido contactos. Pero son contactos normales entre grupos políticos homólogos, y se han producido en periodos de vacaciones. No han sido contactos técnicos ni formativos. El hecho de que el Ministerio del Interior y la delegada del Gobierno, Julia García Valdecasas, hayan vinculado a los detenidos con Jarrai tiene cierta intención que se me escapa".

Para las fuentes policiales, la violencia skin y esta violencia ejercida por minorías de los movimientos alternativos no tienen mucho que ver. El suboficial incluso matiza que "el antirracismo es más amplio que el fascismo. Engloba aquí a toda la sociedad, es amplio y da cabida a mucha más gente. La pregunta es: ¿estas actividades violentas que estamos viendo tendrán lugar cuando se libere a los 14 detenidos o, por lo contrario, adquirirán una plataforma estable? Yo, personalmente, creo que los okupas no son un radicalismo violento. Necesitan sentirse aceptados por la sociedad. Sobre todo en Sants, donde los hechos violentos del 12-O han creado cierto distanciamiento de la gente hacia los okupas".

El portavoz de la seguridad del Estado plantea otra diferencia entre ambas violencias: "El radicalismo de derechas se encauza sin problemas. La gente quiere que detengas skins, y se alegra cuando eso se hace. Con el radicalismo de izquierda, la cosa es más difícil. La izquierda política no debería dar alas a ese tipo de violencia. Hay que condenar lo que se hizo el 12-O. Hay que condenar los ocho atentados posteriores. Hay que aceptar que los jóvenes tienen que expresar su descontento de otras maneras".

El oasis, que condenó unánimemente los hechos violentos del 12-O, ha movilizado a su famosa sociedad civil para condenar también la prisión preventiva indefinida de los detenidos. El Ayuntamiento, la Universidad, el Colegio de Abogados, catedráticos de Derecho Penal, se han declarado en contra. Jaume Asens, uno de los abogados de los detenidos y experto en el tema okupa –ha sido defensor de varios colectivos y está escribiendo su tesis doctoral sobre ese tema–, se plantea así los autos de prisión preventiva: "Es una medida drástica y sin precedentes, que invalida los valores del Estado democrático e implican que hay colectivos que reciben un trato diferente". Es aquí donde encuentra cierto peligro social: "El movimiento okupa, por ejemplo, está compuesto por gente joven, superpolitizada, con inquietudes, que quiere cambiar la realidad. Este y otros movimientos se relacionan con la tradición asociativa de la sociedad civil catalana. Cuando se reprimen y se criminalizan estos movimientos tengo miedo a que no se puedan integrar en positivo en la sociedad. Tengo miedo a que las experiencias personales que muchos de esos chicos y sus padres han vivido en tribunales, comisarías y furgonetas de las brigadas antidisturbios se traduzcan en desengaño y en actitudes de crispación personal".

7.2.Anexo 2

El País, viernes, 12 de octubre de 2001
Día de la Hispanidad

Un grupo de 200 radicales destroza el barrio barcelonés de Sants

Los jóvenes antifascitas pretendían boicotear un acto de homenaje a la bandera española organizado por ultraderechistas. La policía detiene a una veintena de alborotadores.

EFE. Barcelona

Un grupo de unos 200 jóvenes radicales han destruido hoy contenedores, coches, entidades bancarias y un sinfín más de bienes públicos y privados en el barrio de Sants de Barcelona, como protesta por la celebración del Día de la Hispanidad.

Durante una hora, los alborotadores, entre los que se contaban adolescentes supuestamente independentistas, okupas, radicales de izquierdas, extranjeros e incluso boixos nois, han destrozado todo lo que encontraban a su paso, sin que la Policía haya buscado el enfrentamiento.

Fuentes policiales han indicado que el objetivo primordial era evitar que se encontraran estos descontrolados y los cerca de 400 asistentes ultras al acto de homenaje a la bandera española, celebrado en Montjuic con motivo del Día de la Hispanidad.

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Según un balance provisional, la Policía ha detenido a una veintena de muchachos, mientras que un vecino de la zona y dos agentes del orden, así como dos redactores gráficos, han sufrido heridas de escasa consideración.

Durante algunos momentos, la situación ha recordado a la batalla campal que se organizó en el corazón del barrio de Sants de Barcelona en 1999, cuando unos 700 antifascistas se enfrentaron a la Policía y arrasaron medio barrio. Fue a raíz de estos incidentes cuando las autoridades decidieron trasladar a Montjuic el homenaje a la bandera.

7.3.Anexo 3

El País, viernes, 21 de octubre de 2001
Peor que el ántrax

NORMAN BIRNBAUM

Norman Birnbaum es catedrático emérito de la Universidad de Georgetown.

Las restricciones políticas, la intervención judicial y el poder económico y social se han combinado a lo largo de nuestra historia para hacer de la idea revolucionaria estadounidense de una ciudadanía culta e ilustrada un ideal lejano. La guerra de Afganistán ha alejado aún más este ideal.

¿Está diciéndonos la verdad el Gobierno acerca de las dimensiones políticas y militares de la guerra? La Casa Blanca, animada por un Congreso pasivo y reacio a utilizar sus amplios poderes, no ha dicho cuáles son sus objetivos. La guerra es un reality show de televisión y la opinión pública ha sido relegada a la categoría de audiencia. Las realidades son muy dolorosas: el ataque del 11 de septiembre y, por supuesto, la oscura amenaza del bioterrorismo. Si exceptuamos las llamadas, cada día más estridentes, a la unidad nacional y las referencias a las exigencias de esa 'seguridad nacional' que es obviamente incapaz de proporcionar, el Gobierno ha actuado como si no tuviéramos ningún derecho a saber y muy poco a hablar.

El presidente está obsesionado por controlar el flujo de información. Ha intentado excluir al Congreso de la información que necesita para hacer juicios independientes de su actuación. Su equipo ha pedido a los medios de comunicación que le consulten antes de transmitir declaraciones de Bin Laden. Los propietarios de las cadenas de televisión, en cuyo diccionario no entra la palabra 'censura', se apresuran a acatarlo. Cualquier pequeña brizna de honor que quede en el periodismo estadounidense ha sido conservada por el nuevo director del diario The New York Times, Howell Raines, que le dijo a la Casa Blanca que la responsabilidad de su periódico era para con los lectores. Raines sin duda recordaba que en 1961 el Times accedió a la petición de John Kennedy de no publicar noticias de los preparativos para el desembarco en bahía Cochinos. Si se hubiera negado, la nación podría haber tenido entonces lo que aún sigue esperando 40 años más tarde: un debate sobre nuestra política con respecto a Cuba. Y en un intento grotesco de tener éxito donde fracasó Nixon, la Casa Blanca le pidió a The Washington Post que suprimiera el reportaje de Woodward, el periodista del caso Watergate.

Sería fácil excusar a los medios de comunicación con razones bíblicas ('Perdónales porque no saben lo que hacen'). Sin embargo, la mayoría de nuestros directores y periodistas no son simplemente ignorantes: son conformistas y venales. Tal vez sus energías críticas quedaron exhaustas en sus luchas homéricas contra los lances libidinosos de Clinton. Están indefensos ante las dudas europeas sobre nuestra capacidad, la hostilidad musulmana hacia nuestro respaldo a Israel y la guerra contra Irak y los estragos de la globalización. No está claro cuál es su característica más sobresaliente, si la complacencia o el provincianismo. La prensa que piensa de sí misma que es libre es en realidad un gigantesco ministerio de propaganda, que recicla interminablemente las razones, cada vez más huecas, con las que Estados Unidos se justifica a sí mismo.

La opinión pública, sin embargo, no está ávida de utilizar su libertad. Completamente atemorizados, muchos de nuestros ciudadanos equiparan cuestionarse las cosas con deslealtad, si no con traición. Repiten como propias las banalidades que han oído en televisión. El ciudadano ha dado paso al creyente, y las funciones del presidente se parecen más cada día no a las de un jefe de Estado electo, sino a las de un Pontifex Maximus de una iglesia monolítica. Aquéllos que tienen otras ideas, en periodismo, en las escuelas y en las universidades, se enfrentan a una Inquisición secularizada. Ya hemos pasado antes por episodios de este tipo, y las ideas de las que al principio se abominó acabaron por triunfar. Sin embargo, el largo plazo es muy largo. En el corto, el autoritarismo estadounidense es una amenaza para nuestra salud nacional peor que la del ántrax (carbunco).

7.4.Anexo 4

El Mundo, 12 de septiembre de 2001
El pánico

Las cámaras sólo enfocaban la cima de las Torres, una de las construcciones más altas del mundo. Pero imagínense a miles de personas presas de pánico corriendo hacia la parte alta de Manhattan. Cientos de personas saliendo despavoridas de las Twin Towers y otras tantas muertas, aunque aún se desconoce el número de víctimas. Según la CNN, los conductores que circulaban por el corazón de Manhattan han "saltado" de sus coches para ayudar a la gente aterrorizada.

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"Hubo gente que se lanzó al vacío desde el World Trade Center (las Torres Gemelas). Fue una situación horrible, horrible", dijo el alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani.

Algunos empleados que se encontraban trabajando en las Torres Gemelas dijeron sentir una "enorme explosión" y cómo el edificio entero comenzó a temblar, tras lo cual salieron corriendo escaleras abajo para evacuar el edificio.

Afuera, "había gente llorando, gritando, corriendo, ya fueran policías, particulares o bomberos. Todos", exclamó un testigo.

Resumen

En este módulo hemos presentado algunos puntos de referencia que nos permiten definir, situar e identificar el comportamiento colectivo y los fenómenos a los que se hace referencia con este término, examinar sus características principales y conocer y valorar las explicaciones que diferentes perspectivas teóricas en la Psicología social nos ofrecen de estos fenómenos.
En primer lugar, hemos realizado una primera aproximación al concepto de comportamiento colectivo, realizando un breve repaso de las diferentes tipologías y clasificaciones que se establecen habitualmente. De este modo, hemos visto la ambigüedad y el solapamiento que se dan en uso de términos como masa, multitud o público. Asimismo, en este apartado hemos visto el papel que la Psicología colectiva ha tenido en la historia de la Psicología social, con la ayuda de un breve repaso de autores a menudo olvidados, como Sighele y Tarde, así como de los clásicos Le Bon, Wundt y Freud.
En segundo lugar, hemos realizado un breve recorrido por las principales perspectivas teóricas del comportamiento colectivo. Con este objetivo hemos partido de las explicaciones más psicologistas, que asumen la homogeneidad del comportamiento de los miembros de la masa, así como la irreflexibilidad e irracionalidad de la misma (como las teorías del contagio y de la convergencia), hemos pasado por las explicaciones que ponen mayor énfasis en la definición de la situación y las condiciones en que se da la conducta de masas en el seno de un grupo (como las que nos ofrecen la teoría de la norma emergente y la del valor añadido o tensión estructural), hasta llegar y prestar especial atención a las explicaciones más propiamente sociales que nos ofrecen las teorías de la identidad social.
En tercer lugar, después del repaso a las principales aportaciones al estudio de las masas, hemos valorado estas explicaciones, así como las que nos encontramos en nuestros contextos cotidianos, desde sus condicionamientos ideológicos. Ello nos ha permitido examinar las muy distintas consecuencias teóricas y políticas que implica enfocar el comportamiento colectivo como fenómeno caracterizado por la irracionalidad y la violencia, o como proceso contextualizado y sólo plenamente inteligible en el seno de conflictos intergrupales, y para incidir de nuevo en el contexto sociocultural e ideológico como una pieza clave para comprender el comportamiento colectivo.
En cuarto lugar, hemos descrito los rumores como forma de comunicación colectiva estableciendo puntos de referencia para reconocer las informaciones que tienen las características del rumor y conocer los términos en que se ha abordado el estudio, las formas de transmisión y el funcionamiento de estas informaciones, así como los elementos que habrá que tener en cuenta para controlar el rumor.
En penúltimo lugar, hemos visto cómo se aproximaba la Psicología social a los fenómenos de las multitudes en situaciones de crisis y desastres; es decir, ante el pánico, y hemos valorado las potencialidades de distintas propuestas teóricas a la hora de explicar este tipo de fenómenos.
Todo este recorrido acaba con una breve aproximación al comportamiento colectivo "en red", analizando algunas de sus características específicas como comunicación colectiva y como vehículo de resistencia, con el fin de poder valorar la adecuación de las diferentes explicaciones ofrecidas a lo largo del módulo a análisis de estas nuevas formas de comportamiento colectivo.

Actividades

Éstas que os proponemos sólo constituyen una pequeña muestra del tipo de actividades que podéis realizar, dado que, básicamente, consisten en mirar el mundo que nos rodea para intentar "leerlo" con una determinada perspectiva; en este caso, la de los comportamientos colectivos. Os sugerimos que, además de estas actividades, realicéis un ejercicio constante de análisis de la actualidad, identificando fenómenos del tipo de los desarrollados en este capítulo, e intentando explicarlos en función de los conceptos desarrollados.
1. Leed los artículos de los anexos 1 y 2. Intentad explicarlos según las diferentes teorías desarrolladas para la explicación de los comportamientos colectivos. Comparad estos acontecimientos con otros similares en los que se hayan producido enfrentamientos entre manifestantes y policías.
2. Leed el artículo del anexo 3 ("Peor que el ántrax") y analizadlo desde el punto de vista de las teorías sobre la transmisión y control del rumor.
3. Leed el artículo del anexo 4. Intentad encontrar en la prensa (o en otras fuentes) otras descripciones de la evacuación de las Torres Gemelas. Haced lo mismo con alguna otra catástrofe reciente. Describid los acontecimientos y el tipo de conducta de las personas implicadas.

Ejercicios de autoevaluación

1. La ... afirma que, cuando las personas se enfrentan a una situación inusual, crean significados que definen y dirigen la situación.
a) teoría del contagio
b) teoría de la convergencia
c) teoría de la norma emergente
d) teoría del valor añadido
2. El autor que ha ejercido una mayor influencia en la teorización sobre las masas ha sido...
a) Scipio Sighele.
b) Gustave Le Bon.
c) Gabriel Tarde.
d) Sigmund Freud.
3. Los procesos que, según Le Bon, llevan a la conducta violenta de las masas son...
a) identidad personal, identidad social y contagio.
b) desindividualización y desocialización.
c) anonimato, contagio y sugestibilidad.
d) anonimato, desindividualización y sentimiento de invencibilidad.
4. La explicación de la conducta de las masas en términos de contagio sería asumida por...
a) Turner y Killian.
b) Steve Reicher.
c) Smelser.
d) ninguno de los autores anteriores.
5. Los rumores son información...
a) falsa.
b) no confirmada.
c) improbable.
d) Todas las anteriores son correctas.





Ejercicios de autoevaluación
1. La ... afirma que, cuando las personas se enfrentan a una situación inusual, crean significados que definen y dirigen la situación.
a.Incorrecto

b.Incorrecto

c.Correcto
Teoría de la norma emergente.
d.Incorrecto


2. El autor que ha ejercido una mayor influencia en la teorización sobre las masas ha sido...
a.Incorrecto

b.Correcto
Gustave Le Bon. Aunque puede que sus planteamientos no fueran del todo originales, es sin duda quien ha ejercido una mayor influencia, tanto teórica como ideológica.
c.Incorrecto

d.Incorrecto


3. Los procesos que, según Le Bon, llevan a la conducta violenta de las masas son...
a.Incorrecto

b.Incorrecto

c.Correcto
Anonimato, contagio y sugestibilidad.
d.Incorrecto


4. La explicación de la conducta de las masas en términos de contagio sería asumida por...
a.Incorrecto

b.Incorrecto

c.Incorrecto

d.Correcto
Ninguno de estos autores. Turner y Killian proponen la teoría de la norma emergente, Reicher defiende el modelo de identidad social (o el modelo elaborado de identidad social) y Smelser plantea la teoría del valor añadido.

5. Los rumores son información...
a.Incorrecto

b.Correcto
Información no confirmada. Aunque a posteriori pueda llegar a demostrarse que la información que contienen es falsa, lo que los caracteriza es que se transmiten sin que haya confirmación de su veracidad.
c.Incorrecto

d.Incorrecto


Glosario

categorización social f
Conjunto de procesos que permiten ordenar el entorno e identificarnos con el mismo en términos de determinadas agrupaciones, por ejemplo, como grupo de pertenencia o de referencia.
conducta normativa f
Conducta regida por las normas existentes en un grupo, normas generadas por el propio grupo. Es, por tanto, una conducta que el mismo grupo trata como esperable, adecuada o que se debía dar.
contagio m
Forma de excitación colectiva que resulta de la difusión rápida y no racional de formas de conducta, emociones y estados de ánimo que arrastran y son aceptadas de manera crítica por los miembros de un colectivo.
desindividualización f
Desaparición de la individualidad al aparecer una entidad colectiva. Proceso por el cual la persona pierde su identidad al pasar a formar parte de la masa indiferenciada.
desocialización f
Desintegración de las normas sociales y de los vínculos primarios que lleva a que la conducta de cada persona se rija por sus propias necesidades o deseos.
identidad social f
Parte del autoconcepto derivada de la pertenencia a grupos y de las diferenciaciones entre el propio grupo (in-group) y los otros grupos (out-group).
masa f
Conjunto de personas, próximas las unas a las otras, en el que la conducta de unas ejerce algún tipo de influencia sobre la de las otras.
multitud f
Masa que presenta la característica de actividad.
Norma emergente f
Norma resultante de la interacción en un grupo, creada en el mismo transcurso de la interacción.
pánico m
Miedo colectivo experimentado simultáneamente por todos los miembros de una población y que se traduce, por ejemplo, en reacciones de huida, de agitación desordenada, de violencia o de suicidio colectivo.
rumor m
Información no confirmada ni originada por fuentes oficiales (o desmentidas por estas últimas), que surgen y circulan en el seno del cuerpo social.

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