Las instituciones sociales

Reproducción e innovación en el orden social. Resistencias y cambio social
  • Teresa Cabruja i Ubach

     Teresa Cabruja i Ubach

    Doctora en Psicología y profesora titular de Psicología social en la Universidad de Girona en las licenciaturas de Psicología y de Psicopedagogía. Su investigación se centra en la construcción social de la intersubjetividad y las relaciones de poder en diferentes contextos (institucional, en el habla cotidiana y en las producciones culturales).

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Índice

Introducción

Quizá se podría decir que sólo por el hecho de tener este texto en las manos o en la pantalla, ya tenéis una idea de qué es una institución social. En estos momentos, estáis viviendo directamente sus efectos. ¿Por qué? Pues, porque el interés por lo que sucede en las relaciones personales, cómo nos comportamos los unos con los otros y qué acciones, expectativas y regulaciones podemos esperar de la vida social se encuentra claramente marcado por el conocimiento consciente o no de las instituciones. Y porque, en este caso concreto, la manera de acceder a las mismas es a partir de la educación, de la institución de la educación. Todos y todas las sufrimos, las conocemos y las comprobamos día a día. En ellas nos hemos socializado y los sistemas sociales se han organizado. Eso sí, existen muchos tipos de instituciones sociales y una de las intenciones de este módulo es mostrar algunas, así como explicar sus características y su funcionamiento. Asimismo, no sólo las hay de muchos tipos, sino que también unas son más visibles, por decirlo de alguna manera, que otras. Existen diferencias importantes entre entender el matrimonio o el ejército, por ejemplo, como una institución social o acercarnos y, todavía más, adentrarnos, de una manera u otra, en una prisión, un psiquiátrico, un geriátrico, una universidad, etc. Iremos viendo las diferencias y las similitudes de ambos tipos de instituciones a lo largo de este módulo.
Incluso así, nuestro objetivo no se queda aquí: hay algo primordial que debemos tener claro desde un principio, y es el hecho de que las instituciones regulan nuestra vida cotidiana hasta límites francamente insospechados. Sin embargo, también puede suceder que, a pesar de este hecho, no nos encontremos ante unos entes inmóviles, a pesar de su resistencia a cambiar. Así pues, el cambio no es imposible y, junto con este cambio, lo que también se vuelve posible son nuevas maneras tanto de relacionarse y organizarse socialmente como de transformarse uno mismo.
Las instituciones nos constituyen, nos organizan, nos subjetivan, así como nos ayudan a orientarnos socialmente. Sin embargo, también nos evadimos de ellas. No sólo las reproducimos, sino que también las construimos activamente, tanto con nuestras prácticas cotidianas como con las dinámicas que se generan de las mismas.
Otro objetivo consiste en intentar señalar el gran vínculo existente entre las instituciones sociales y la ciencia como una más de ellas (y, por descontado, las ciencias humanas, las sociales y las psicológicas) y su rol en el control y la organización social. Asimismo, sabemos de la existencia de los espacios cerrados, separados del resto de la vida social, donde se trasladan a las personas que no siguen la norma social instaurada, como la prisión o el psiquiátrico. Ahora bien, ¿hemos pensado alguna vez cómo nos encontraríamos nosotros si, de repente, nos pusieran en una habitación con un montón de camas, un horario preestablecido sin ninguna posibilidad de no seguirlo ni de cambiarlo, unas actividades preprogramadas en las que somos analizados dependiendo de cómo nos integremos y cómo las realicemos, sin muchos espacios personales, separados de los nuestros y rodeados de gente a la que no hemos elegido y sin demasiada capacidad de acción y decisión?
¿Qué es lo que hace que, dependiendo del comportamiento, pase a ser considerado "normal" o no? ¿Qué puede aportarnos el hecho de conocer el cambio de calificación que la misma acción puede recibir en diferentes momentos del tiempo histórico o de los grupos humanos? ¿Qué es lo que hace que haya gente que se aparte de lo que se espera de ellos? ¿Cómo se reacciona, a menudo, a este hecho? ¿Qué se pretende encerrando en lugares específicos a las personas que no cumplen las normas tal como se espera de ellas? ¿Qué efectos tienen en realidad estos cierres? ¿Siempre sabemos cuándo estamos haciendo acciones que nos separan del grupo? Y, ¿cómo reaccionará el grupo? ¿Y nosotros o los que se separan del mismo?
Por otro lado, nos encontramos que, con lo que hemos dicho hasta ahora, pensamos en la separación o agrupación de unas personas con unas normas dentro de unos espacios físicos concretos. Asimismo, pensamos en cómo afectan estas prácticas a estas personas y con qué objetivos se han previsto tales acciones. Ahora bien, al mismo tiempo, ¿tenemos presente que nosotros estamos "gobernados" más allá de lo que imaginamos por estas instituciones? ¿Por los valores, hábitos, actitudes, deseos, etc., que nos parecen tan nuestros, particulares, personales y privados? Esto constituye la última parte de este módulo: la relación de nuestra subjetividad, nuestro "yo", con las instituciones sociales. ¿Qué significa el actual valor por lo que es nuevo, el cambio constante y la imagen de positividad que le ha sido dada, en detrimento de la experiencia? ¿Cómo se realiza la inclusión del otro en un mundo que, aparentemente, se encuentra en constante cambio, pidiendo, fruto del neoliberalismo, un egocentrismo y, al mismo tiempo, una actividad incierta constante, en el que las instituciones cerradas se perpetúan y aparecen, cada vez con mayor frecuencia, más sutiles y complejas? Desde estas inquietudes presentaremos las bases interdisciplinarias de los estudios y prácticas generadas en torno a estas dos vertientes de las instituciones: la de regulación social y la de organización, así como algunas de sus distintas maneras de operar desde la configuración del pensamiento social hasta su propio cambio.

Objetivos

De una manera general, el principal objetivo del módulo consiste en poder analizar los procesos psicosociales básicos que participan en la producción y reproducción colectiva del orden social establecido y sus propias transformaciones. En concreto, los objetivos de este módulo son los siguientes:
  1. Analizar la relación con las formas del saber, la organización de la vida social, la inscripción de la subjetividad y el control social desde una perspectiva dinámica.

  2. Conocer el impacto de las instituciones sociales sobre la subjetividad de las personas en la vida cotidiana en tanto que en las mismas se generan relaciones marcadas con las características del orden social establecido y que se intenta establecer una correspondencia entre aquéllas y las actividades e identidades de su interior.

  3. Conocer las prácticas de cierre en instituciones sociales, sus efectos de deterioro sobre las identidades de las personas recluidas, el efecto de incremento de los comportamientos que se quieren cambiar, así como el impacto de las dificultades para una posterior integración social. Es decir, la diferencia entre los objetivos y los efectos y usos de las instituciones.

  4. Entender que las instituciones sociales participan en nuestra vida cotidiana hasta límites enormes, desde la configuración de las categorías de pensamiento hasta la manera que tenemos de entender el mundo dentro de un sistema social determinado:

    • Conocer y valorar las dinámicas que se desarrollan en las relaciones interpersonales e intergrupales, tanto dentro de las instituciones sociales como en su relación inseparable con las estructuras sociales.

    • Conocer las características básicas de las instituciones, cómo se organizan sus usos y efectos.

  5. Examinar y valorar diferentes visiones críticas de las instituciones y lo que aportan para poderlas transformar y contribuir tanto a su cambio y funcionamiento como a un cambio social de mayor alcance.

  6. Reflexionar sobre los procedimientos que dirigen tanto la definición construida desde una perspectiva sociohistórica de lo que puede considerarse como normal o valorado, así como la construcción de su contrario, con el fin de entender y reconsiderar las tomas de decisiones y las organizaciones que se realizan para su gestión y uso social.

  7. Examinar el carácter institutivo e instituyente de la Psicología, en el sentido de que, por un lado, al tratarse de una ciencia sobre el conocimiento de los individuos y los grupos y formar parte del proyecto de la modernidad, puede participar creando aspectos posibles sobre las maneras de ser (productividad) y, por el otro, al fundamentarse en un discurso entendido como verdadero, puede tener efectos autoritarios (dominación).

1.Definición y concepciones de institución social

No podemos empezar este módulo sin referirnos a qué se entiende por instituciones sociales, cuáles son sus funciones en la vida cotidiana, cómo se estructuran y qué diferentes tipos se distinguen entre ellas.

1.1.Instituciones sociales: características generales y el proceso de institucionalización

Cuando se pregunta a alguien qué entiende por instituciones sociales, podemos encontrar diferentes respuestas. Hay quienes pensarán en prisiones, geriátricos o escuelas, mientras que otros harán referencia al matrimonio, la religión, la educación o la ciencia. De hecho, unas y otras tienen, en efecto, mucho que ver con lo que, desde las diferentes disciplinas que estudian las relaciones humanas, han desarrollado e investigado bajo la temática de las instituciones sociales y en su forma concreta de organización.
Por tanto, ambas, instituciones y organizaciones, se relacionan con los valores, normas, comportamientos, rituales, roles, etc., que se conocen, transmiten y transforman dentro de las sociedades y los grupos. Es decir, con el hecho de que dan ciertos marcos de actuación y comprensión de la vida social. Y, si bien nos encontramos con que esto es así, al mismo tiempo las instituciones sociales también generan unos efectos sobre las personas y responden a funciones de control social. Según ello, podríamos afirmar que, a raíz de las funciones que las instituciones sociales realizan, tanto organizan y estructuran las relaciones sociales particulares en cada cultura como, a su vez, limitan o constriñen las actividades y comportamientos de sus miembros hasta acabar cumpliendo funciones no previstas.
De manera muy sintética, entenderemos por roles: las pautas y expectativas de comportamiento asociadas a una determinada posición social dentro de una estructura concreta.
Por esta razón, encontraremos estudios que analizan sobre todo la interacción social que se desarrolla en el interior de las instituciones y otros que se fijan más en su propia estructuración y funcionamiento. Por consiguiente, el alcance del concepto institución implica cosas muy diferentes dependiendo de quién lo diga y de las fuentes o perspectivas de trabajo a las que se haga referencia. Por este motivo, a continuación indicaremos las principales características que se le adjudican y presentaremos algunas de sus comprensiones más desarrolladas como base para entender las relaciones sociales.
Cabe decir que, al mismo tiempo, constituye un concepto que no sólo no es específico de la Psicología social, sino que gran parte de su desarrollo lo encontramos en otras disciplinas como la Sociología, la Antropología y la Filosofía política. Sin embargo, mientras que en el campo de la Psicología constituye el centro en torno al cual se desarrollan gran parte de investigaciones y trabajos profesionales, no siempre, o al menos no tan a menudo como sería preciso, salen sus referencias y su inclusión en la mayoría de los procesos, tanto individuales como colectivos, que configuran gran parte de las temáticas de conocimiento psicológico. En cambio, encontramos que, justo desde una parte de la Psicología social, la denominada Psicología social sociológica participa en los mismos de forma activa. Por ello, en este módulo nos referiremos a dos aproximaciones: una, desde el camino cruzado de la Sociología, la Psicología social y la Psicología clínica, y la otra, desde el de la Filosofía y la Historia. Al mismo tiempo, expondremos algunas de las aproximaciones actuales a la relación que se establece entre esta comprensión más amplia y compleja de las instituciones sociales y las bases del conocimiento sobre el funcionamiento de las dinámicas sociales; es decir, sobre cuatro cuestiones sociales plenamente interconectadas como son la acción humana, el control social, la resistencia y la configuración o influencia en la subjetividad de los mismos seres humanos.
Lecturas complementarias
Blumer, H. (1982). El interaccionismo social

. Barcelona: Hora.

Ibáñez, T. (1990). Aproximaciones a la Psicología Social

. Barcelona: Sendai.

Munné, F. (1971). Grupos, masas y sociedades. Introducción sistemática a la sociología general y especial

Barcelona: Hispanoeuropea, 1979.

Parsons, T. (1937). 1968: La estructura de la acción social

Madrid: Guadarrama.

Seoane, J., y Rodríquez, A. (1988). Psicología Política

Madrid: Pirámide.

Torregrosa, J. R., y Crespo, E.

(Eds.).

(1984). Estudios básicos de Psicología Social

Barcelona: Hora.

Como primeros estudios sobre las instituciones, podríamos señalar los basados en el funcionalismo de Parsons, quien las plantea como la concreción, estructuración o realización de valores, roles y normas preexistentes en una sociedad, y el de Durkheim, quien introduce algún aspecto o matiz diferente al considerar la posibilidad de creación de nuevos valores o cambios. Sin embargo, con posterioridad se ha considerado que estas primeras explicaciones dejaban de lado aspectos más activos y dinámicos del carácter de las instituciones sociales.
Qué es una institución no se puede responder con facilidad; sin embargo, ya podemos ver el papel que tiene en el hecho de que nos orientemos de alguna manera en el entorno que nos ha tocado vivir y que con ellas se organicen un gran número de aspectos de la vida social. Ya iremos viendo el cómo de todo ello.
En el Diccionario de psicología social y de la personalidad, los autores Ron Harré –filósofo– y Roger Lamb –psicólogo– definen institución e institucionalización de la manera siguiente:

"En sentido sociológico amplio, el término 'institución' y la expresión 'institución social' designan los principales sistemas organizados de relaciones sociales en la sociedad. La institucionalización se refiere al proceso mediante el cual las normas, los valores y los modos de comportarse se transforman en pautas duraderas, estandarizadas y predecibles.

Pero en psicología, y en el lenguaje cotidiano, la palabra 'institución' tiene un significado mucho más estrecho y específico. Se refiere a ciertas organizaciones y establecimientos especializados en el procesamiento o la modificación de las personas."

Diccionario de psicología social y de la personalidad (1986). Barcelona: Paidós, 1992.

Por tanto, la referencia al proceso de institucionalización incluye la manera como se desarrollan, aprenden, transmiten, representan, etc. las diferentes normas (reglas sobre qué se debe o se puede hacer o no) y roles sociales; es decir, pautas para diferentes actividades. Aunque en un primer momento se plantea con relación a si se produce la integración o adaptación a la institución, con posterioridad se incluyen otros aspectos, como el de la elección racional por parte de las personas y no sólo la respuesta a ciertas demandas, así como la participación de las instituciones en la constitución del orden social. Sin embargo, puede señalarse también, como veremos más adelante, su carácter doble, tanto de proceso como de resultado o producto de las actividades sociales.
De aquí el énfasis de la Sociología fenomenológica en el hecho de que habría aspectos más personales, creativos y adaptativos en el seguimiento de estas pautas de comportamiento.
Este vínculo entre relaciones sociales, cultura e instituciones lo encontramos en expresiones y funciones diferentes dependiendo del contexto, los grupos sociales y el tiempo histórico:

"En este sentido, cada cultura aparece como un sistema más o menos coherente de instituciones que organizan y regulan diferentes aspectos de la vida social. Es decir, que no existe relación social que no se inscriba en un cierto contexto institucional: este contexto no es solamente un marco donde la interacción tiene lugar; es esencialmente una matriz que aporta a la relación un código, representaciones, normas de roles y rituales que permiten la relación y le dan sus características significativas."

Marc, E., y Picard, D. (1989). La interacción social. Cultura, instituciones y comunicación. Barcelona: Paidós, 1992.

Lectura recomendada

Para entender el funcionamiento institucional desde una perspectiva interaccionista:

Marc, E., y Picard, D. (1989). La interacción social. Cultura, instituciones y comunicación

. Barcelona: Paidós, 1992.

En esta lectura se puede encontrar un capítulo en el que se desarrolla un análisis detallado de la interacción social y las instituciones a partir de la estructuración del tiempo y el espacio, la comunicación, el estatus y los roles en la organización, así como los rituales que le son propios.

La institución se estructura a partir de la organización, que constituye su vertiente más estable y el lugar donde se producen las relaciones interpersonales e intergrupales reguladas de las instituciones, fundamentalmente a partir de: el tipo de comunicación que se da; los roles y estatus de quienes interactúan y, por último, los conflictos, las relaciones de poder y desigualdad sobre la base de diferencias de estatus, autoridad, conocimiento, sexo, edad, formación, etc., que caracterizan las interacciones que se producen.
De este modo, como ideas básicas sobre las instituciones tendríamos, aunque se reconozca que se trata de un término utilizado de maneras muy distintas, las siguientes:
  1. La relación con algún tipo de orden social establecido que incluye normas, valores, reglas y patrones de comportamiento más o menos estandarizados. Su estructuración en forma de organización social, que estabiliza y ofrece cierta duración en el tiempo a determinados fenómenos sociales.

  2. El hecho de tratarse de un organismo que, al tomar estructuras más o menos estables y al obedecer a ciertas reglas de funcionamiento, de hecho persigue y cumple determinadas funciones sociales.

  3. Una diferenciación según sus objetivos o funciones más específicas, aunque puedan ir juntas y, a menudo, estén relacionadas, tales como instituciones políticas, económicas, educativas, punitivas y otras.

Cada cultura genera sistemas más o menos coherentes de instituciones que organizan y regulan diferentes aspectos de la vida social.
Las regulaciones de la vida social no se limitan a constituir el marco en que tiene lugar la interacción, sino que también suministran códigos, representaciones, normas, roles y rituales que permiten las relaciones sociales y que, de hecho, comportan una serie de compromisos que afectan a personas. Aun así, éstas tienen capacidad de acción, decisión y transformación de las dinámicas que las instituciones producen.

1.2.Tipos de instituciones sociales: abiertas y cerradas

Una diferencia en el tipo de institución de la que se habla es la que distingue entre instituciones abiertas e instituciones cerradas o totales. La utilización del término institución total parte del sociólogo y psicólogo social Erwing Goffman, que la utilizó para catalogar los establecimientos organizados burocráticamente con una estructura administrativa fuerte, que dirigen la vida de los actores sociales involucrados durante un tiempo largo y con una rutinización de la cotidianidad. En estos casos nos encontramos con lugares cerrados, localizables, donde se reúne mucha gente, a menudo para vivir o trabajar allí, o para ambas cosas al mismo tiempo, y que están aislados de la sociedad. Los ejemplos serían las prisiones, hospitales psiquiátricos, conventos, geriátricos, etc. De hecho, lo que señala este autor es que pueden encontrarse unas características comunes, aunque en grados diferentes, en todas estas instituciones, y que podríamos resumir diciendo que, básicamente, desocializan más que al contrario, y que la vida institucional acaba teniendo efectos perversos sobre estas personas cambiándoles la identidad, ya sea desde el punto de vista personal y/o social.
En este sentido, esta separación no es tan clara como parece, pero sí que forma parte de una primera manera de diferenciar los lugares en los que se encierran a determinadas personas, que quieren aislarse de la sociedad, por un motivo u otro, y en las que las reglas de comportamiento limitan y definen las acciones.
Esto significa que estas instituciones totales se caracterizan por ejercer un gran control sobre lo que se hace, cuándo y de qué manera, así como una rutinización de las tareas y ocupación del tiempo, con ausencia de privacidad, cambio de condiciones de vida y un régimen de vigilancia, control y autoridad. Todo lo que sucede en el interior de la institución está previsto y basado en dos tipos de separación: interior/exterior, internos/externos (profesionales). A pesar de ello, pueden desarrollarse múltiples formas de resistencia.
Las instituciones cerradas y su doble proceso
Un ejemplo es la reflexión que hace el personaje principal de la novela La soledad del corredor de fondo de Allan Sillitoe cuando sale del reformatorio un momento, a primera hora del día y helado, para entrenarse como corredor de fondo:
"¿Imagináis que esto me hará llorar? ¡Más vale que hablemos de ello! Sólo porque me sienta atrapado como el primer bobo del mundo no significa que me tenga que poner a llorar. Estoy cincuenta veces mejor que encerrado en el dormitorio con los otros trescientos chavales. No: cuando estoy peor es cuando estoy allí dentro; cuando siento que soy el último hombre del mundo, y es cuando no me encuentro tan bien. [...] Se supone que es un buen reformatorio, al menos me lo dijo el director cuando entré, cuando vine a parar aquí desde Nottingham. 'Queremos tener confianza en ti mientras estés aquí, en la Institución', me dijo, [...] 'Queremos que se trabaje bien y fuerte y esperamos conseguir grandes atletas', también me comentó. 'Y, si tú nos das estas cosas, ya puedes estar convencido de que te trataremos bien y que te devolveremos al mundo convertido en un hombre honrado'. Sí, muy bien, me podía haber meado de risa, sobre todo cuando, justo después de estas palabras, oí los ladridos del sargento mayor que nos ordenaba, a mí y a otros dos chicos, que nos plantáramos en actitud de firmes y, seguidamente, nos hizo caminar al paso, como si fuéramos granaderos de la guardia."
Sillitoe, A. (1985). La solitud del corredor de fons. Barcelona: Empúries, 1959.
Más adelante (apartado "La crítica de Erwing Goffman a las instituciones totales: el psiquiátrico"), desarrollaremos la manera en que Goffman destaca el impacto que tiene en la identidad por el hecho de romper la interacción con el ambiente de la persona y sus referentes en el momento que pasa a ser clasificada y categorizada de una manera que marca el comportamiento de los demás y deteriora su identidad. Aun así, esta distinción no se mantiene necesariamente con esta claridad; más bien es bastante controvertida y pueden encontrarse muchas maneras distintas de entenderla.
Sea como fuere, lo que comparten unas acepciones y otras sobre qué se entiende por instituciones sociales, abiertas o cerradas, es que forman parte, con mayor claridad las segundas pero también las primeras, de la función de control social sobre la población y de mantenimiento de los sistemas. De hecho, se trata de cambiar a las personas, de dotarlas de los aprendizajes necesarios para el sistema, de manera que se las pueda gobernar, tal como presentaremos al final del módulo. Aun así, muchas cosas se escapan de este control de diferentes maneras o bien se producen numerosos cambios con su acción diversa. También veremos este aspecto fundamental que puede aparecer como disidencia, cambio social o resistencia y las múltiples maneras de entenderlo desde un punto de vista psicosocial.
Las instituciones totales/cerradas.
Las instituciones totales/cerradas.
Por tanto, conviene tener claro que la institución escolar o pedagógica, por ejemplo, también podría incluirse dentro de esta idea, pero, en cambio, la escuela en sí misma conformaría un modelo de institución abierta, al contrario de lo que podrían ser la prisión o el manicomio.

1.3.El análisis institucional: la crítica a las instituciones y la intervención por el cambio

El análisis institucional se encarga, desde una perspectiva sobre todo psicosocial, de estudiar qué interacciones procuran las instituciones, qué dinámicas relacionales entre las personas, con qué efectos y qué posibilidades de cambio desde una perspectiva crítica y con ánimo de intervención. De hecho, encontraríamos que habría unas aportaciones que parten más de la psicoterapia y otras que se fundamentan en la Psicología social. El análisis en el interior de las instituciones parte, por tanto, al principio, de las actividades colectivas llevadas a cabo con intención terapéutica, tanto como de las que quieren encontrar su dimensión institucional para poder hacer intervenciones de carácter psicosocial.
Por este motivo, el análisis institucional hace muy patente la importancia de la Psicología social y su aportación a otros enfoques o intervenciones sociales, puesto que se basa especialmente en los análisis microsociales para realizar una crítica a las instituciones y, en especial, a aquello instituido, con el fin de proponer nuevas formas de acción políticas.
Desgraciadamente, en este espacio no podemos hacer referencia a una gran cantidad de enfoques que se originan, se aplican o continúan todavía en activo en esta línea, razón por la cual sólo nos referiremos a las aportaciones psicosociales. Sin embargo, pueden incluirse el movimiento o las denuncias antipsiquiátricas de los años setenta en Argentina (por ejemplo, Pichon Rivière), Italia (por ejemplo, la crítica de Franco Basaglia de la psiquiatría como agente de control social, la denuncia político-social de las relaciones de poder entre médico y paciente, y la labor para desinternar), Francia (por ejemplo, los trabajos de Robert Castel, Gilles Deleuze y Félix Guattari), Gran Bretaña (David Cooper) o España (Ramón García) y, en la actualidad, lo que pueden ser las denominadas comunidades terapéuticas, o las instituciones penales abiertas o progresivas, por ejemplo, que intentan funcionar con más flexibilidad, evitando algunos de los efectos no deseados de las instituciones.
Lecturas recomendadas

Para el análisis institucional y la dinámica instituido/instituyente:

Barriga, S. (1982). Psicología del grupo y cambio social

. Barcelona: Hora.

Castoriadis, C. (1975). La institución imaginaria de la sociedad

(2 vols.). Barcelona: Tusquets, 1989.

Lapassade, G. (1996). Les Microsociologies

. París: Economica.

No sólo encontraríamos las aportaciones de la Psicología social sobre los grupos y las relaciones intergrupales dentro de una institución. El estudio de los procesos de interacción y los de su organización entienden la institución como una forma más estable y estructurada; como el marco donde se desarrollan una gran parte de las interacciones cotidianas: profesionales, educativas, asociativas y políticas. En este sentido, se producirían desde el encuentro y la interacción de diferentes elementos o sistemas (personas, grupos, servicios, técnicas, tecnologías, etc.) hasta la labor de desarrollo de ciertas funciones, entre las que encontraríamos, por ejemplo, desde las de administración hasta las de información, de acuerdo con el seguimiento y cumplimiento de ciertas normas.
Por esta razón, la institución no se toma como si sólo fuera el establecimiento formal y estructural de pautas comportamentales, roles y normas, sino que se incluyen además otros dispositivos, desde sus objetivos hasta la organización práctica que se realiza con el fin de alcanzarlos. Se pasaría a considerar la institución como:

"[...] lo informal, lo implícito de la organización. Pues lo propiamente organizacional está hecho de modelos, funciones, medios, objetivos; es decir, aquello que constituye su existencia concreta, formal, inmediata.

Así, la institución matrimonial puede proponerse formalmente la procreación y el equilibrio sexual de la pareja... pero, en realidad, institucionalmente, puede ser el órgano transmisor de los esquemas propios de la ideología en el poder respecto a las relaciones de dominación del hombre para con la mujer."

Barriga, S. (1982). Psicología del grupo y cambio social (p. 260). Barcelona: Hora.

Los estudios más corrientes desde una perspectiva psicosocial de conocimiento y de intervención se fijarían en los procesos y dinámicas de comunicación (dependiendo de los canales, formas, contenidos, etc.), los diferentes estamentos, grupos o elementos que se interrelacionan (roles, estatus, etc.) y las estrategias y relaciones de poder. Por tanto, podemos ver que el análisis institucional trabaja sobre las organizaciones en relación con las instituciones haciendo patentes tanto sus contradicciones como sus carencias.
Dentro de las posibilidades de análisis institucional, en la actualidad encontramos muchas y de diferentes tipos. Sólo por citar algunas a modo de ejemplo, podemos pensar en los T-grupos; en los grupos de discusión; en el socioanálisis, que sería la situación específica de búsqueda de cambio institucional en una situación de intervención. Y, como intervenciones, encontraríamos desde las más clásicas ofrecidas por la Psicología tradicional, hasta las últimas de carácter más comunitario o con enfoques metodológicos más cualitativos. No obstante, se precisan otros referentes para poder hacer una valoración y explicar los procedimientos ético-prácticos. En resumen, se podría decir que, por un lado, las instituciones van muy ligadas al control social, pero que, por el otro, también sirven para satisfacer necesidades sociales fundamentales de cada sistema.

1.4.Las instituciones y la dinámica instituido/instituyente

Hasta aquí podría parecer que vamos dirigidos como robots por las instituciones y que existe muy poco margen de actuación más allá de su crítica, tal como hemos visto en el subapartado "El análisis institucional: la crítica a las instituciones y la intervención por el cambio", en el que este tipo de análisis puede proponer transformaciones radicales hasta su misma abolición, en particular por lo que respecta a las instituciones totales. Sin embargo, el tipo de reflexiones que acompañaba a estas críticas sobre lo que sucedía en el mundo social generó una concepción que también incluye la acción continua que se genera, así como su potencial transformador. Por tanto, la otra gran aportación a estudio de las instituciones sociales es entender que la institución se refiere, en realidad, a un doble proceso o lo implica (Castoriadis, 1965): uno, el del orden instituido, y el otro, el hecho de instituir un orden constituido, es decir, el instituyente.
De este modo, se separaría entre orden instituido y constreñidor, al que se opondrían otros movimientos u órdenes diferentes que tienden a girarlo o modificarlo de una manera u otra; es decir, colocando un nuevo orden, el de los instituyentes. En este sentido, se entiende lo que sería la dialéctica del instituido y el instituyente o, si se quiere, dicho de una manera más comprensible, lo que configura el más normativo y su producción y seguimiento, y lo que conforma el más creativo, resistente y cambiante.
Este último aspecto es el que permite salirse de un planteamiento que pensaría en una permanente reproducción de las normas y valores, y una ejecución representativa sin fracturas, cambios y transformaciones.
Otro aspecto al que debemos prestar atención a la hora de estudiar, entender y participar en las instituciones es el proceso de naturalización o biologización de las normas. Se trata de un proceso de una importancia primordial si queremos mantener cierta capacidad reflexiva y creativa a la hora de seguir la norma social, de forma que su principal astucia consiste en presentar normas, comportamientos y decisiones, por ejemplo, que contribuyen a su propia conservación, como si se tratara de fenómenos naturales, necesarios o inmutables, en vez de como fruto de las construcciones sociohistóricas que las han originado.
Es decir, se consideran los fenómenos como producto de las prácticas humanas y no como consecuencia inevitable de una historia biologizada. Sería el hecho de pensar que las cosas o el mundo ya son como deben ser y que siempre ha sido así. Como consecuencia de este tipo de pensamiento, se legitimaría todo lo proveniente de las instituciones, sea cual sea su carácter. Trataremos este proceso en el apartado "El pensamiento y la identidad institucional".
De hecho, tal como veremos más adelante, un análisis más sociohistórico de las instituciones nos hace reconocer, tal como diferenció Foucault, el gran abismo que se genera entre lo que constituiría la razón, o racionalidad o primera finalidad, por la que se supone que se ha creado la institución, y cuáles son los efectos que, a medida que se organizan y desarrollan sus prácticas, se van desprendiendo de sus acciones y dinámicas particulares. Es decir, qué es lo que finalmente acaba consiguiendo una institución determinada, así como qué utilización concreta se acaba haciendo de la misma y qué configuraciones estratégicas se obtienen (en el sentido de que habría otros efectos o, incluso, usos que quizá no se habrían previsto desde un principio y que, en cambio, acaban siendo una parte fundamental).
El ejemplo más fácil es el de la prisión: en vez de corregir unos determinados comportamientos, los puede incrementar y, al mismo tiempo, funciona como lugar de separación y guardia. Lo veremos en los apartados siguientes, especialmente al hablar de la crítica que Goffman y Foucault hacen a las instituciones.

2.La crítica de Erwing Goffman a las instituciones totales: el psiquiátrico

Erwing Goffman hace una integración y desarrollo especial de la perspectiva del interaccionismo simbólico, la fenomenología y la filosofía analítica para explicar, con un enfoque microsociológico, las interacciones de la vida cotidiana, especialmente en las instituciones. De aquí saca su particular enfoque dramatúrgico, basado en la terminología y conceptos del teatro que emplea para explicar las relaciones sociales en sus contextos específicos.
A continuación presentamos su análisis a partir del concepto de identidad, escenario, guión y de sus efectos a partir de la interacción cotidiana.

2.1.Las identidades, los guiones, las interacciones sociales y las instituciones totales

Tal como señalábamos al inicio del módulo, el estudio de las instituciones, sus efectos y dinámicas parten de una interrelación entre diferentes disciplinas y, de hecho, Erwing Goffman, cuyos estudios son un referente poco discutible, constituye, por su misma formación, un buen ejemplo de esta circunstancia. De hecho, se ha formado con la Sociología, la Psicología social y la Antropología, y a menudo se lo ha incluido, con bastantes matices y anotaciones, dentro de la corriente del interaccionismo simbólico. Dejando de lado esta disquisición, conviene subrayar que, principalmente, se ha ocupado de las relaciones entre las personas y los entornos específicos en los que desarrollan sus actividades. En este sentido, la socialización y las relaciones que se producen en contextos sociales muy específicos, como asilos, instituciones psiquiátricas y otros centros cerrados, han constituido su principal aportación. Y, por mucho que se han desarrollado perspectivas innovadoras que trascienden y enriquecen los primeros análisis de Goffman, podemos coincidir en reconocer su microscópica observación y esfuerzo por hablar de la vida social, tal como él mismo reconoce, no como única perspectiva, pero sí como posibilidad de entenderla desde la dramaturgia (utilizando su vocabulario), lo que le confiere un relieve que va más allá de la simple analogía.
Lecturas complementarias
Goffman, E. (1961). Internados. Ensayos sobre la situación social de los enfermos mentales

Madrid: Amorrortu-Murguía, 1987.

Goffman, E. (1963). Estigma. La identidad deteriorada

. Buenos Aires: Amorrortu, 1993.

En estas obras Goffman desarrolla sus análisis ilustrándolos con un número ingente de ejemplos, relatos y casos.

2.2.La ''identidad deteriorada'', el ''proceso de estigmatización'' y la ''alienación grupal''

El análisis microsociológico que hace Goffman de instituciones como la prisión y el manicomio lo lleva a desarrollar los conceptos estigma, identidad deteriorada y alienación grupal. En estas instituciones, los especialistas actúan para definir la desviación. Lo más importante es cómo señala el doble proceso que caracteriza estas instituciones: por un lado, una ideología humanitarista y, por el otro, una lógica oculta dentro de la institución, que hace que por el mismo proceso de institucionalización se contribuya a reforzar el proceso social del etiquetado (labelling) y a reforzar las mismas tendencias que intentan prevenir.
Es decir, cuando convierten a una persona en paciente, la redefinen de tal manera que la modifican en un objeto adecuado, pero le pueden prestar muy pocos servicios. Convertirse en marginado sería como haber acabado una carrera. Se trata de un proceso marcado por encuentros e interacciones con representantes de las autoridades o de las ciencias y las instituciones que acabarán por consolidar la definición social de desviados sobre determinadas personas, estigmatizándolas.
¿Para qué sirve la prisión?
Claude Lucas, en Suerte. L'exclusion volontaire, se hace esta pregunta. Encerrado en prisión a los veinte años, desertor tiempo después y encerrado de nuevo por robo a mano armada en Marsella para volver a ser encarcelado de nuevo al cabo de diez años, aprovecha la última reclusión para cursar los estudios básicos y, después, el primer ciclo de Filosofía. Conocido como "el Gángster Filósofo", plantea el hecho de la gran cantidad de gente joven que ha pasado por la prisión. Para él, el hecho de sacar sentido a la existencia del hombre, de matar el tiempo, es matarlo socialmente, y propone un cambio con respecto a la concepción del tiempo de lajornada en la prisión, dejar de considerarla como un tiempo muerto que se debe gestionar: "pasar por el ritual carcelario, lo mismo en todas las comisarías: comidas, paseos (bicotidianos), duchas, visitas del abogado y charlas con la familia: este recorte trocea la jornada de tal manera que es difícil dedicarse a alguna tarea personal sin ser interrumpido" ypropone pasar a considerarla como un tiempo de existencia, abrirla y que pierda su misión como institución represiva.
Así, por medio del proceso de etiquetado, la separación interior-exterior, además del sistema que se genera de sobrecontrol y sobreorganización de la vida cotidiana de los internados y del hecho de encontrarse con unas nuevas condiciones de supervivencia a partir de un sistema de privilegios y castigos, así como de nuevas normas, se produce una modificación por lo que respecta a su identidad, que la deteriora, es decir, la modifica negativamente. Según Goffman, esto sucede porque se van produciendo diferentes transformaciones sobre la idea del yo, que se relacionan con una progresiva descomposición o desorganización del mismo.
Estigma sería un atributo desacreditador que hace diferente de los demás a la persona a quien se le atribuye o que lo posee. La convierte en menos deseable hasta hacerle creer que es peligrosa, mala o débil, depende; es decir, la marca. De este modo, se puede decir que el concepto de estigma incluye tanto aspectos físicos como morales o psicológicos (siguiendo una separación que establece el mismo Goffman).
Una consecuencia de ello es que los demás miembros del grupo pueden, por ejemplo, evitar su presencia y considerar su compañía como algo negativo. Asimismo, puede ser que, al recibir este tratamiento, la persona estigmatizada se retire, percibiendo la única sociedad que lo recibe como un igual la de otros que son como él, igualmente estigmatizados, o tenga muchas otras reacciones y comportamientos que Goffman describe en sus libros.
Este hecho es el que se denomina enajenación grupal en los dos sentidos. Es decir, alienación endogrupal, que se produciría en relación con el grupo al que se atribuye la pertenencia de la persona estigmatizada, con el cual, de hecho, no se siente necesariamente identificada, y que constituye su grupo natural o del que proviene. La alienación exogrupal, que a menudo coincide, más o menos, con el grupo o sociedad que lo margina, sería el grupo donde se encuentra la persona antes de pasar a un encierro, pero del que tampoco forma parte.
Un dato primordial que conviene señalar es el mantenimiento de la posición desviada, en tanto que el grupo estigmatiza a la persona, la obliga a mantener una situación especial. Así, las personas marcadas difícilmente pueden ocupar ciertas posiciones sociales. Éste sería el caso de que, por el hecho de haber estado en una prisión o en una institución psiquiátrica, no se contratara a alguien en un trabajo o no se le ascendiera laboralmente, por poner un ejemplo.

2.3.Los psiquiátricos, la situación social de los pacientes mentales y los ajustes institucionales

La institucionalización en los asilos psiquiátricos constituye un caso concreto de lo que hemos expuesto hasta ahora. Aquí se dan claras diferencias entre pacientes y terapeutas, o grupo recluido. Da lo mismo que no constituyan propiamente un grupo en el sentido estricto, la diferencia entre internos y expertos, profesionales, vigilantes o cuidadores, sea como sea, marca y delimita las identidades. En este sentido, se puede entender la base del deterioro de cuya identidad habla Goffman, tal como hemos visto en el subapartado "La identidad deteriorada, el proceso de estigmatización y la enajenación grupal".

"El futuro interno llega al establecimiento con una concepción de sí mismo que ciertas disposiciones sociales estables de su medio habitual hicieron posible. Apenas entra, se le despoja de inmediato del apoyo que éstas le brindan. Traducido al lenguaje exacto de algunas de nuestras instituciones totales más antiguas, quiere decir que comienzan para él una serie de depresiones, degradaciones, humillaciones y profanaciones del yo. La mortificación del yo es sistemática aunque a menudo no intencionada. [...] Los procesos mediante los cuales se mortifica el yo de una persona son casi de rigor en las instituciones totales; su análisis puede ayudarnos a ver las disposiciones que los establecimientos corrientes deben asegurar, en salvaguardia de los yo civiles de sus miembros.

La barrera que las instituciones totales levantan entre el interno y el exterior marca la primera mutilación del yo. [...] En las instituciones totales, por el contrario, el ingreso ya rompe automáticamente con la programación de rol, puesto que la separación entre el interno y el ancho mundo 'dura todo el día', y puede continuar durante años."

Goffman, E. (1961). Internados. Ensayos sobre la situación social de los enfermos mentales (pp. 26-27). Madrid: Amorrortu-Murguía, 1987.

Así, se explica cómo influye el hecho de quedarse sin pertenencias personales, con el significado que éstas tienen para las personas, así como las distintas humillaciones y vejaciones a que están sometidas, aparte de las dificultades para la adaptación a unas nuevas pautas de comportamiento.
¿Sirven los manicomios?
"Meerlo: –Usted parece manifestar una actitud muy agresiva ante las instituciones. Se puede decir que la persona encerrada es una molestia para la sociedad o para sí misma. Muchos pacientes se sienten protegidos, y están protegidos, por la institución.
Goffman: –Ya sé que esto lo dicen siempre las autoridades psiquiátricas y, tienen razón, hasta cierto punto. Pero intente comprender esto: de momento, yo no trato de hablar de enfermedad mental; estoy hablando del manicomio público y hablo de éste como de una institución."
Goffman, E. (1988). Los momentos y sus hombres. Textos seleccionados y presentados por Yves Winkin. Barcelona: Paidós, 1991.
Sin embargo, Goffman también explica qué maneras pueden existir de adaptarse o escaparse de lo que marca la institución. Existen los denominados ajustes primarios, los que las personas hacen cooperando con una organización y al devenir un miembro "normal", y los ajustes secundarios, que son todo lo contrario, los que permiten a un miembro de una organización alcanzar hitos o utilizar medios que, en cambio, no serían los previstos y requeridos.
De este modo, se saltan los hechos implícitos sobre qué se debería hacer y las personas se apartan de los roles que esperaban sus instituciones. Ambos tipos de ajustes son reconocidos como temas dependientes de su definición social y contexto, diferentes, por tanto, según las sociedades o el tiempo. En este sentido, el autor diferencia un mismo hecho –pasar la noche con una mujer– para un preso en Estados Unidos (no se prevé y, por tanto, sería secundario) o en una prisión mexicana (sí que se prevé y, por consiguiente, sería primario). Otros ejemplos serían el hecho de pintar, escribir o tomar libros a escondidas donde están prohibidos o, al revés, pedirlos expresamente para conseguir algún beneficio previsto.
En el caso de las instituciones psiquiátricas, otro elemento capital sería la necesaria complementariedad y las dinámicas de roles y de identidades y sus diferentes vertientes: uno es un sabio, por ejemplo, el otro es un ignorante, etc. El psiquiatra obliga al enfermo a interiorizar la versión médica de su estado puesto que, de lo contrario, le es muy difícil hacer su función de médico y el enfermo no puede entenderse a sí mismo, ni puede entender su enfermedad, desde sus propias coordenadas socioculturales.
No obstante, aunque parezca que son muy estructurales, los ajustes secundarios permiten incorporar la capacidad de las personas de continuar luchando por su autonomía y libertad, incluso en situaciones extremas (aunque se ha criticado que no se tiene muy en cuenta el cambio social en esta afirmación). Goffman, por ejemplo, señala que los individuos, incluso en los manicomios, intentan marcar un espacio de separación entre ellos y lo que los demás quieren que sean, intentan mantener cierta distancia. Por tanto, no cae ni en el determinismo ni en la idealización de la desviación. En la actualidad, siguiendo las elaboraciones de Goffman y otros autores, se puede llegar a profundizar más a partir de la interacción-confrontación entre institución y estigmatizado, en la que no sólo cambia este último, sino que la otra también puede llegar a cambiar o ser destruida. Sus estudios sobre desviación social/disensión han marcado numerosas perspectivas actuales de trabajo.

3.La crítica de Michel Foucault a la institución como dispositivo disciplinario. Las prácticas de encierro y el saber: el manicomio y la prisión

La aproximación arqueológica y genealógica del método de M. Foucault al análisis de las instituciones sociales se desarrolla a partir de la crítica a la racionalidad moderna y su pretensión de verdad. Así analiza, tal como veremos, la relación entre organización social, política y conocimiento para entender los mecanismos de opresión y subjetivación.

3.1.Las relaciones poder-saber y las prácticas de encierro

Uno de los desarrollos más punzantes a la hora de explicar el funcionamiento de las instituciones lo encontramos en la perspectiva que expone Michel Foucault, cuando no sólo se queda en el análisis de las instituciones totales, sino que también les confiere otras dimensiones al hacerlo a la luz del poder. Considera que el poder lo ejercen una serie de instituciones que parece que sean independientes del poder político en sí mismo (Administración, Policía, aparato del Estado, etc.), pero que, en realidad, se encuentran íntimamente relacionadas con éste, como las instituciones del saber, de la previsión o de la asistencia: se trata de las relaciones poder-saber. El ejercicio del poder, según este pensador, crea saber y el saber produce efectos de poder.
"La nave de los locos del mundo", de S. Brandt. Grabado 64.
"La nave de los locos del mundo", de S. Brandt. Grabado 64.
Existen espacios de control que crean la ficción de la libertad y de racionalidad del sistema: lo que se denomina estrategias o tácticas de gobierno social. Ahora bien, este concepto de estrategia no se entendería como el modelo más clásico de funcionamiento del poder de control social, como encontrándose en un lugar preciso o por parte de alguien preciso (modelo jurídico), con una dinámica vertical, un grupo o individuo que tiene recursos y ordena, sanciona o premia, etc., sino que, según el paradigma estratégico, el poder no constituye una potencia de alguna persona o de varias, sino que es una situación estratégica que coexiste en una relación.
Constituye la base de estos trabajos, de la misma manera que nos encontrábamos con los trabajos de Goffman. No obstante, en parte utiliza un enfoque diferente, lo que tiene que ver con las relaciones que se establecen en torno a la diferencia y la desviación o disidencia de la norma. Por ello, Foucault utiliza la figura del Panóptico de Bentham para explicar cómo se autorregulan los comportamientos sobre la base de un régimen continuo de vigilancia supuesta e invisible. Hay efectos de regulación social a partir de un poder que establece el principio de la norma, define qué vale y qué no, y es un poder productor, en el sentido de que genera aparatos de saber y conocimiento disciplinarios. El paso que se produce es actuar por la norma y el control en vez de hacerlo por la ley y la represión.
Edificio diseñado por Bentham, donde hay una torre central desde la que se pueden ver todos los compartimentos distribuidos a su alrededor, a menudo en forma de círculo. La cuestión es cómo, por el hecho de poder ser visto desde cualquiera de los compartimentos en cualquier momento por parte de quien se encuentre en la torre o espacio central de vigilancia, hace que se adapten los comportamientos a esta posibilidad de visibilidad, dado que nunca se puede saber cuándo y en qué momento se concreta la mirada. Un ejemplo de adaptación puede estar desde una sala de prisión a una de cuidados intensivos en un hospital. Asimismo, Foucault utiliza esta imagen para mostrar cómo podemos autocontrolarnos de acuerdo con objetivos sociales que nosotros creemos personales.
Edificio diseñado por Bentham, donde hay una torre central desde la que se pueden ver todos los compartimentos distribuidos a su alrededor, a menudo en forma de círculo. La cuestión es cómo, por el hecho de poder ser visto desde cualquiera de los compartimentos en cualquier momento por parte de quien se encuentre en la torre o espacio central de vigilancia, hace que se adapten los comportamientos a esta posibilidad de visibilidad, dado que nunca se puede saber cuándo y en qué momento se concreta la mirada. Un ejemplo de adaptación puede estar desde una sala de prisión a una de cuidados intensivos en un hospital. Asimismo, Foucault utiliza esta imagen para mostrar cómo podemos autocontrolarnos de acuerdo con objetivos sociales que nosotros creemos personales.
Encontramos la base en las relaciones poder-saber-verdad, que forman los discursos que una sociedad hace funcionar como verdaderos, y los efectos y prácticas sociales que generan. El paso hacia el trabajo de Foucault nos permite entender que, de hecho, tanto con la enfermedad mental como con la delincuencia, el nacimiento de la Psiquiatría como tal a finales del siglo XIX supone toda una serie de creaciones de otros objetos y prácticas que la configuran. De este modo, nos encontramos con una institución, el manicomio y la enfermedad mental, por ejemplo, pero no sola, sino con toda la red de saberes que incluye otras instituciones como las legales, los profesionales de una y otra, médicos, psiquiatras, cuidadores, etc., tal como sucede con la prisión y la criminalidad.
Lecturas recomendadas

Algunas obras de Foucault son las siguientes:

Foucault, M. (1963). El nacimiento de la clínica
Foucault, M. (1964). Historia de la locura en la época clásica

(2 vols.). Madrid: Fondo de Cultura Económica, 1985.

Foucault, M. (1975). Vigilar y castigar

. Madrid: Siglo XXI, 1982.

Los estudios de Foucault implican un desplazamiento de los enfoques dominantes hasta ahora sobre la desviación social, puesto que lo que hace este pensador es presentarlo con una óptica radicalmente diferente. Así, en sus obras Historia de la locura y Vigilar y castigar muestra cómo se ejercen las políticas sobre los cuerpos y cómo el sistema de poderes consigue obtener diferentes utilidades de la acumulación de los hombres en diferentes instituciones. Prisión y manicomio serían dos ejemplos de laboratorios de técnicas de transformación de las voluntades humanas, a partir de las ciencias médicas, humanas, sociales y jurídicas.
En este sentido, conviene especificar, aunque sea de forma escueta, que una de las grandes aportaciones es la manera como señala el importante rol de las diferencias dicotómicas del pensamiento moderno occidental entre normalidad-anormalidad/patología, racionalidad-irracionalidad, orden-desorden, libre-encerrado, inclusión-exclusión, etc.
Por tanto, es evidente, como podemos observar, que en ambos casos las instituciones correspondientes, manicomio y prisión, se basan en los mismos fundamentos. El aislamiento terapéutico o correctivo se fundamenta en una red de saberes y prácticas que actúan sobre la base de una serie de objetivos como el bienestar social, el orden social, el aislamiento de lo que no es normativo, el desarrollo de técnicas de control, vigilancia y conocimiento sobre cada uno, la búsqueda de la redención o la curación, etc. En fin, el cambio de una lógica más centrada en la represión a otra lógica basada en el humanitarismo. Sin embargo, se nos presenta con claridad la manera en que, finalmente, ambas instituciones acaban reproduciendo gran parte de los fenómenos característicos de los encierros de los siglos anteriores y la manera en que, de hecho, la principal consecuencia pasa por el fenómeno del desarrollo de una serie de prácticas nuevas, tales como la medicalización y el encarcelamiento, acompañadas de la más clara segregación social.

3.2.La disciplinarización de la locura y el psiquiátrico/manicomio

El trabajo de Foucault en Historia de la locura en la edad clásica (1961) y en El nacimiento de la clínica (1963) muestra cómo se produce una afirmación a partir de rechazar lo no entendido, temido, menospreciado, etc. Y ¿qué ha llevado a una cultura concreta, la occidental, a entender y querer controlar la locura como una enfermedad mental, y cómo, de hecho, las ciencias médicas y humanas han dejado de lado los conocimientos históricos y los regímenes sociales de producción de un objeto de estudio y control? Dicho de otra manera, ¿qué implica definir y excluir la locura? La exclusión de la locura supone en sí el mismo hecho de la definición de la racionalidad y su valor. De hecho, uno de los grandes temas es el del encierro, que cumple la idea de controlar aquello que molesta al orden público y una determinada moral. No se trata, pues, de un encierro necesario terapéuticamente, sino más bien de un encierro necesario moralmente.
Éste es el objetivo de montar un dispositivo de captura de la locura y de las técnicas de vigilancia y juicio; de hecho, reproduciendo la escisión entre razón-locura, y fuera-dentro, que también incorpora la explicación del nacimiento de la Psicología.
Lecturas complementarias
Álvarez-Uría, F. (1983). Miserables y locos. Medicina mental y Orden social en la España del siglo

XIX. Barcelona: Tusquets.

Desarrolla, a partir del método genealógico de Foucault, un análisis sobre el nacimiento de la Psiquiatría en el siglo XIX, a partir de crear tanto una institución nueva (el manicomio), como una nueva legislación sobre el lugar de los pacientes y su regulación. Asimismo, señala cómo se forma un nuevo cuerpo de profesionales y el nacimiento de otra institución como es la prisión, para mantener el denominado orden público.

Véase también:

Canguilhem, G. (1978). Lo normal y lo patológico

. México: Siglo XXI.

En este sentido, el hospital se entendería como un sistema/espacio disciplinario, en tanto que los enfermos se reparten y distribuyen en su interior para que puedan estar vigilados y clasificados. El caso del hospital psiquiátrico sería como la disciplinarización de la locura (el asilo psiquiátrico se constituiría como el campo de fuerzas entre el psiquiatra y el loco), el reajuste del individuo enfermo a las normas de comportamiento, solicitadas, finalmente, por la familia y/o la sociedad. A partir de aquí, se elabora el concepto de anormalidad psíquica, el perfil, las correcciones, etc. Sin embargo, con el concepto de libertad, y analizando lo que nuestra sociedad ha marginado, Foucault presenta las resistencias, significaciones y acciones diferentes, en los márgenes no calculados.

3.3.La práctica del encarcelamiento y la prisión

El otro gran trabajo de Foucault está relacionado con la justicia criminal y su afán de verdad. La tecnología biopolítica de los cuerpos hace posible que la justicia moderna busque castigar no un acto, sino una individualidad psicológica. En este caso, la prisión sería la técnica de corrección del comportamiento de la delincuencia, un lugar donde se concentraría, se homogeneizaría y se controlaría. Por este motivo, lo que sucede justamente es que la función positiva de la prisión es la de fabricar la delincuencia.
Un ejemplo de ello sería la conocida como perspectiva radical en criminología, que replantea redefinir el crimen como una violación de los derechos humanos políticamente definidos, por ejemplo, el derecho a no morirse de hambre, el derecho a tener una vivienda y al alimento.
En el nombre del padre
La pelicula de Jim Sheridan, En el nombre del padre, más allá de la denuncia de una injusticia judicial, constituye un magnífico ejemplo de denuncia de un problema de derechos humanos y de funcionamiento burocrático inútil, de la fragilidad del sistema legal y penal. La situación que se plantea en la película es el proceso de encierro en la prisión de un grupo de personas acusadas de un atentado terrorista por las fuerzas policiales. Loa acaban declarando culpables, aunque en el juicio se declaran inocentes. Hasta años después no se reconoce su inocencia y el error encubierto del sistema.
Foucault ha demostrado que el control de los desviados a partir del saber y el Estado y la disciplinarización de los sujetos supondrían instancias constitutivas y centrales en el mismo sistema: se crean poderes hegemónicos con políticas que se presentan como verdaderas. Su obra sobre determinadas instituciones quizá no se basaría tanto en su funcionamiento interno, tal como hacía Goffman, sino más bien en lo que constituiría su implicación en estrategias de saber y poder. Muestra cómo se originan las técnicas de vigilancia, control y disciplinarización, así como sus transformaciones y funciones. Todo dispositivo legislativo organiza espacios protegidos en los que la ley puede ser violada o ignorada, y otros espacios de sanción.
Las ilegalidades no son accidentes, sino elementos previstos. Asimismo, muestra que esta gestión de la ilegalidad, anormalidad, etc. enfrenta a unos grupos sociales contra otros.
De hecho, tal como declara el autor, ha habido estudios sobre las prisiones como instituciones, pero muy pocos sobre el encarcelamiento como práctica punitiva general en nuestras sociedades.
Lecturas complementarias
García-Borés, J. M. (1993). La finalidad reeducadora de las penas privativas de libertad en Cataluña. Análisis psicosocial crítico-evaluativo

[tesis doctoral]. Barcelona: Biblioteca de Psicología de la UB.

Fernández-Villanueva, C. (1998). Jóvenes violentos

. Barcelona: Icaria.

"Tanto en este trabajo sobre prisiones como en otros, el blanco, el punto de ataque del análisis, no eran las 'instituciones', ni la 'teorías' o una 'ideología', sino las 'prácticas' y esto para entender las condiciones que en un momento determinado las hacen aceptables: la hipótesis es que los tipos de prácticas no están únicamente dirigidos por la institución, prescritos por la ideología o guiados por las circunstancias –sea cual fuere el papel de unas y otras–, sino que poseen hasta cierto punto su propia regularidad, su lógica, su estrategia, su evidencia, su 'razón'. Se trata de hacer el análisis de un 'régimen de prácticas', siendo consideradas éstas como el lugar de unión entre lo que se dice y lo que se hace, las reglas que se imponen y las razones que se dan de los proyectos y de las evidencias. [...] Así que yo he querido hacer la historia no de la institución-prisión sino de la 'práctica del encarcelamiento'."

Foucault, M. (1975). Vigilar y castigar (pp. 58-59). Madrid: Siglo XXI, 1982.

De hecho, el trabajo de Foucault, tanto sobre la prisión como sobre los psiquiátricos o, dicho más de acuerdo con su pensamiento, sobre las prácticas del encarcelamiento legal y la psiquiatrización de la enfermedad mental, muestra que tanto la prisión como el hospital psiquiátrico constituyen programas explícitos, en el sentido de que lo que los conforma son toda una serie de prescripciones calculadas, a partir de las cuales se deben organizar tanto unos espacios como unos determinados comportamientos para sus participantes.

4.Aproximaciones a la noción de control social

Tal como hemos visto hasta ahora, de hecho, no puede hablarse de las instituciones sociales sin hablar del control social. Ambas nociones están íntimamente relacionadas. Sin embargo, tal como se puede deducir de lo que hemos expuesto, tampoco se podría entender que fuéramos sólo en una dirección. Es decir, que el control social esté vinculado a las normas y a su cumplimiento, a partir de las instituciones o de los mecanismos grupales, no implica su automática incorporación en términos de socialización y mantenimiento del orden social establecido. Ya hemos constatado que cualquier forma de regulación social no excluye que se produzcan cambios o que, en su aplicación práctica, se confronten con resignificaciones o resistencias. Éste sería el caso tanto de los diferentes tipos de ajustes explicados por Goffman, aunque sin ir tan lejos, como de los espacios de libertad de los que habla Foucault. Constituiría la presentación de una nueva forma de explicar el funcionamiento del poder, a partir del paradigma estratégico, la relación poder-saber-verdad, o, como veremos con posterioridad en este módulo, a partir de inscribir el control social o la vigilancia en una situación de complejidad social y de nuevas formas de orden social a partir de las mismas personas. Esto quiere decir que si prestamos atención a la noción de control social vemos lo siguiente:

"No hay por qué reducir el control social a los procesos que aseguran la internación de las normas sociales, aunque esto constituya una de sus facetas más importantes. El control social puede ejercerse, y de hecho se ejerce diariamente, a través de la coacción o de la coerción, amén de más sutiles técnicas de manipulación.

Tampoco se debe considerar que el control social significa un mecanismo de supresión de los conflictos, puede constituir perfectamente un mecanismo 'regulador' de los conflictos que define los modos aceptables de resolución y los márgenes de solución aceptables.

Por fin, sería una equivocación igualar 'control social' con mantenimiento y reproducción mecánica del orden social. El 'control social', y esto constituye una de sus facetas sistemáticamente ignoradas, promueve y orienta los cambios sociales, encauzándolos en las direcciones compatibles con las características básicas del orden social instituido.

Se puede decir que todo modelo teórico de 'control social', suficientemente representativo del funcionamiento real de este proceso, debe incluir necesariamente los procesos de regulación y orientación del cambio social, lo que no significa incluir los mecanismos predictivos lineales del tipo criticado por K. Popper (1961)."

Ibáñez, T. (1982). Poder y Libertad (p. 111). Barcelona: Hora.

Mujeres alteradas (1997). Buenos Aires: Atlántida.
Mujeres alteradas (1997). Buenos Aires: Atlántida.
Por este motivo, en este apartado haremos referencia al funcionamiento de las normas con lo que en Psicología social se ha estudiado como presión grupal, mecanismo de poder y conformismo, a su resistencia, en términos de acción, cambio, autonomía y libertad, para pasar, finalmente, a considerar otras formas de pensar el control social en las nuevas sociedades informatizadas, globalizadoras y complejas.

4.1.La dinámica de los grupos con las normas como forma de control social

De hecho, y dicho de una manera general, la mayoría de los trabajos de la Psicología social tradicional se basan en la idea de control social como una forma de influencia, de una fuente concreta, en general, de poder (grupo, instancia, etc.) que persigue algún tipo de cumplimiento, entendiéndolo como la aceptación de las normas o autoridades que prevalecen, es decir, del conformismo.
Asimismo, en principio esto se considera positivo y, de hecho, se intenta explicar a partir de su estructuración, mantenimiento y equilibrio, desde las concepciones más clásicas sobre los procesos intragrupales, hasta otros más actuales, pero que continúan priorizando este supuesto equilibrio.
De entrada, tal como hemos ido viendo, la vida social está regida por una normatividad formulada explícita e implícitamente, que gobierna la mayoría de las acciones. El orden social a partir de las instituciones y de los grupos ejerce control sobre sus miembros con el objetivo de impedir separaciones.
De este modo, y según lo que se ha explicado hasta ahora, se puede pensar que toda sociedad genera posiciones adaptadas y posiciones desadaptadas que, al mismo tiempo, critica y justifica, pero que, con la constante actividad de hombres y mujeres, se transforman o retan. Encontramos ejemplos de ello en la pluralidad de subculturas que se generan, en relación con la multitud también de diferentes referentes y contextos normativos. Otro ejemplo lo constituye el mero cambio del lenguaje, el argot o paralenguaje desarrollado por ciertos grupos.
Resumiendo lo que han aportado los estudios sobre las normas grupales, encontraríamos una serie de dimensiones regulativas de las normas, tales como relaciones afectivas, de autoridad, toma de decisiones, relaciones de estatus, con aceptación o pertenencia a un grupo, de éxito, etc. Asimismo, observaríamos una serie de mecanismos de mantenimiento de las normas en el grupo: unos para impedir o dificultar el no seguimiento, como en el proceso de socialización (las normas se aprenden y se dan a conocer directa o indirectamente) y otros para prevenir y mantener la cohesión grupal (el mecanismo de control social activo y pasivo), así como para mantener fuera a los que ya se han separado del mismo (proceso de estigmatización).
Teoría del labelling
Un caso muy relacionado con el estudio de Goffman y las investigaciones psicosociales del funcionamiento de los mecanismos y dinámicas grupales en relación con las normas sería la teoría de la rotulación, etiquetado o labelling:
Se ve al desviado (persona que se separa de las normas) como una víctima de la sociedad. Una obra prototípica sería Outsiders de Becker, donde la desviación no constituye una característica de la acción que hace alguien, sino el resultado de la aplicación de ciertas normas por los demás, la rotulación que hace la gente y, con mayor frecuencia, los grupos con poder. Esta separación o desviación del grupo puede deberse a las contradicciones internas que una cultura plantea a sus miembros: entre las demandas que les hace y los valores que se sustentan desde la cultura dominante.
Esta separación se puede entender tanto para evitar su peligro como para facilitar su identificación, y tiene los efectos que hemos presentado en los apartados anteriores: proteger y salvaguardar los intereses y ventajas percibidas por grupos o individuos situados en posiciones dominantes. Es decir, un orden es mantenido por parte de unos órganos de poder para señalar las desviaciones. Asimismo, puede entenderse, como hacen algunas teorías, en términos de castigo y modelo para que tales desviaciones no se produzcan.
Ello sería lo que, tomando un ejemplo del mundo literario, le pasaría a Bernard, el científico mal integrado por fallos en su proceso embrionario, como parte de la sanción que se le imparte, condenado a vivir en una isla donde se recluye a todos los innovadores, en el mundo que describe Aldous Huxley en Un mundo feliz como antiutopía de una sociedad cerrada.

4.2.Bases de transformación, cambio o resistencia al control social

A menudo se da una oscilación muy complicada entre comportamientos adecuados a las normas y otros que no lo son. Las bases que hemos presentado con anterioridad constituyen algunas de las de la mayoría de los estudios de las dinámicas de los grupos pequeños desde una perspectiva psicosocial. Sin embargo, no podemos dejar de considerar un par de aspectos fundamentales. Una de éstas es que si las instituciones no se pueden pensar sin la dialéctica instituto/instituyente, los grupos tampoco. Encontramos explicada esta parte con frecuencia a partir de los cambios de normativización en los grupos y a partir de diferentes procesos: o bien se acepta la transformación de normas porque han sido confeccionadas por miembros valorados muy positivamente por el grupo, de forma que éste cambia, o bien se va creando un subgrupo de personas que se han apartado del mismo y que con sus acciones también acaban produciendo transformaciones.
Medios de comunicación y normas sociales
La escritora y periodista catalana Montserrat Roig llevó a su programa Personatges a una mujer, Irene Puigvert, y recibió un montón de cartas a favor y en contra. Tal como ella misma señaló, "No hay ningún personaje de todos los entrevistados que haya provocado tanto ruido. [...] Irene Puigvert es una mujer sin estudios, que confiesa haber sido encerrada en el manicomio, baja y de cara infantil. Lleva trenzas. Seguí un poco por encima el consultorio que dirige en una de estas revistas del corazón. El éxito es considerable. [...] Irene Puigvert practica un tipo de psicoanálisis para pobres. [...] Si queremos saber por qué Tapias se ha hecho pintor, creo que también es justo querer averiguar por qué Puigvert se ha hecho médium."
Roig, M. (1988). 100 pàgines triades per mi. Barcelona: La Campana.
Sin embargo, tal como sucede, como comentábamos con anterioridad, con las instituciones y el cambio, es preciso incluir la autonomía de las personas y el concepto de libertad para entender que nunca se trata de un proceso cerrado y previsible, ni seguramente encargado o esperable de un determinado grupo social.
En este sentido, lo que mejor recoge esta idea es el esclarecimiento sobre la comprensión del funcionamiento del poder que nos hace Tomás Ibáñez:

"Pensar el poder en relación con la libertad o la autonomía conduce a plantearlo en términos de los efectos que tiene sobre los sujetos, dejando abiertas todas las posibilidades en cuanto a sus modalidades de ejercicio.

Considerar que ejercer poder es afectar negativamente a la autonomía o la libertad de un sujeto, aunque sea por 'su bien', aunque sea sin 'intención', e incluso sin saberlo, conduce a plantear el poder en relación con los diversos determinismos que inciden sobre el sujeto, y apunta hacia los mecanismos modernos de su ejercicio. Es porque se ha excluido la libertad del análisis del poder por lo que este análisis sólo ha producido una caricatura. Es el efecto producido sobre la autonomía del sujeto lo que permite decidir si es una relación de poder, en todos aquellos casos no triviales donde cabe una duda."

Ibáñez, T. (1982). Poder y Libertad (p. 3). Barcelona: Hora.

Ello no quiere decir que tanto la idea de libertad como la de autonomía no puedan pensarse como si no formaran parte del sistema social o como si no fueran claramente identificables. Debemos tener en cuenta que pueden crearse "ilusiones de libertad", tal como se puede ir deduciendo de lo que hemos ido exponiendo hasta ahora, de tal manera que éstas conformarían una expresión muy sutil del poder institucional y del control social, dado que, en este caso, funcionaríamos haciendo las cosas creyendo que tenemos el control sobre ellas o que son decisión totalmente nuestra, tal como veremos con mayor detenimiento en los siguientes subapartados.

4.3.Otras acepciones de la idea de control social y análisis de la forma de operar en las sociedades actuales

En estos momentos, la tendencia que emerge no es tanto la de separar, aislar o arrancar a las personas que no siguen las normas del cuerpo social, ni reintegrarlas, sino más bien asignar destinos sociales diferentes a los individuos dependiendo de sus capacidades, con el objetivo de que puedan asumir las exigencias de la competitividad y de la rentabilidad. Incluso se presupone que la marginalidad puede convertirse en una zona condicionada, en la que los incapaces de adoptar las vías más competitivas estarían orientados. A partir de la evaluación científica de las capacidades de los individuos, se economizaría con represión y asistencia, y llegaríamos a "la era del robot alegre" (Varela y Álvarez-Uría, 1989).
El sujeto: ''el actante que sobrevive a las catástrofes''
Esta idea es del sociólogo Jesús Ibáñez, que hace una crítica a las representaciones ideológicas establecidas y a las instituciones, entre éstas a la misma Sociología, y que considera que la creatividad ante el conformismo es fruto de una respuesta personal y comprometida, del surgimiento de diferentes contraculturas y de explicaciones más dialécticas sobre lo que generan las estructuras y lo que, a su vez, las genera. También aboga por una concepción positiva de la posmodernidad.
Podéis consultar, por ejemplo: Del algoritmo al sujeto. Perspectivas de la investigación social (1985). Madrid: Siglo XXI. Aquí estudia, en la línea de Foucault, algunas técnicas de investigación social que "sujetan" al sujeto.
En fin, cualquier denominación de la separación, no aceptación o ruptura de las normas sociales tiene vertientes tanto sociológicas como psicológicas que no pueden separarse, dado que son producto y función de la sociedad. No existen reglas universales. Éstas varían de un lugar a otro, tanto en sus definiciones como en sus actuaciones. Asimismo, varían en el espacio y el tiempo, y por ello se deben estudiar en su contexto, observando qué funciones cumplen.
No podemos extendernos más, pero sí debemos hacer constar que, actualmente, desde la psicología se continúa el trabajo en este sentido y sobre qué tipo de subjetividad se hace necesaria actualmente para el orden social dominante para ayudar a mostrar cómo funciona y cómo constriñe a las personas a partir de las demandas que genera en el ámbito institucional y social.
En este sentido, y sólo como ejemplo, vale la pena hacer referencia a la idea de que en estos momentos puede contarse con el hecho de que se da un cambio en la sociedad de consumo, que asegura cierta aceptación mayoritaria de las normas sociales. Según Zygmun Bauman (2000), éstas hacen que prácticamente sea más importante ser capaz de consumir que tener un trabajo. Otra consecuencia es la libertad de movimiento en la globalización, que, de hecho, provocaría un gran nivel de sufrimiento. Este autor se centra en el análisis del tiempo y el espacio para entender las nuevas relaciones con estructura y organización social; en la nueva forma de control social asociada a las tecnologías de la información y de la comunicación. La tesis principal es la pérdida de responsabilidad de la acción del poder, en tanto que, por ejemplo, las localidades pierden su capacidad de negociar o generar sentido. Se trata de una forma de poder que intenta garantizar el poder adquisitivo de los consumidores, se criminaliza la pobreza y la marginación, y en la clase media se sufre angustia e inseguridad:

"Con la libertad de movimiento como nuevo centro, la polarización actual tiene muchas dimensiones. Este nuevo centro confiere un nuevo brillo a las tradicionalmente respetadas distinciones entre ricos y pobres, nómadas y sedentarios, normales y anormales o aquellos que habían violado la ley. La cuestión de cómo se entrelazan e influencian mutuamente estas dimensiones de la polaridad constituye otro problema complejo."

Bauman, Z. (2001). Globalització. Les conseqüències humanes (p. 35). Barcelona: Pòrtic.

Escolarización
La escolarización se puede considerar una institución social también con efectos de regulación del orden social. En este sentido, recomendamos que veáis la película Zéro de conduite, de Jean Vigo, en la que, de hecho, lo que está patente es que la escolarización puede constituir un proceso parecido al encarcelamiento, tanto por la forma espacial de las escuelas, como por un funcionamiento normativo espartano que se contrapone a la creatividad y a las actividades contrarias al exceso (control, autoridad, conformismo y disciplina) que conforman la educación. Ello no resta ninguna importancia a la educación y, lógicamente, va cambiando con el tiempo. En estos momentos toma otras formas, puesto que se han producido diferentes movimientos de renovación y cambio pedagógico.
Asimismo, se ha planteado que el tipo de sujeto que necesita el sistema del neoliberalismo sería un sujeto en cambio constante, flexible, de autoinvención constante; el "sujeto esquizofrénico" de la posmodernidad, puesto que el sistema no puede proporcionar formas de apoyo que duren más. La psicóloga Valerie Walkerdine (2001), analizando las prácticas discursivas y la ideología, nos previene de sus efectos en términos de regulación de la subjetividad (construyendo esta idea de identidad cambiante con múltiples posibilidades, rompiendo con su contexto comunitario y pendiente de la innovación) y de control social. Se tiene el efecto de una sensación permanente de fracaso por parte de las personas, dado que sus trayectorias y experiencias no pueden tener continuidad, puesto que lo que se necesita es otro tipo de sujeto para el neoliberalismo. Esta autora lo expresa de la manera siguiente:

"Estamos siendo testigos del derribo completo de la sociedad civil y del intento de fortalecer las características psicológicas y sociales de este Robinson Crusoe económico del liberalismo (incluso, cuando ahora este hombre también puede ser una mujer), alguien sin lazos fuertes ni raíces comunitarias."

Walkerdine, V. (2001). Psicología crítica y neo-liberalismo. Perspectivas europeas y latinoamericanas en diálogo (ponencia presentada en Santiago de Chile, en el Encuentro Internacional de Psicología Social Crítica).

En este mismo sentido, existe otro análisis que denuncia la necesidad para el sistema neoliberal de este sujeto, siempre dispuesto al cambio y a la adaptación constante, y que desea lo que es nuevo. Aunque es posible que parezca que salir de la inmovilidad pueda ser interesante, en realidad se transmite una idea de flexibilidad constante y atracción por el cambio, que rompe con la solidaridad o el valor de la experiencia, así como con algún tipo de compromiso ético, y que genera discriminación social. De hecho, se busca una transformación personal haciendo que algo necesario para el sistema constituya un objetivo personal y parezca liberador e innovador. Es el que muestra el sociólogo Richard Sennet (1998), tampoco exento de problemas, analizando la situación de despedidos por grandes multinacionales, de un joven emprendedor y de los cambios en una panificadora familiar. Resalta el problema de que no cuente para nada la experiencia ni la solidaridad, hecho que supone efectos negativos de valoración en las personas y la sensación de que la experiencia pasada no les sirve, aparte de la ruptura de vínculos sociales importantes así como identitarios.

4.4.Control social y relaciones con la diferencia/desigualdad sexo-género

Es conveniente que pensemos en las situaciones de desigualdad social en las instituciones sociales, tanto con respecto a los valores y normas que transmiten como en lo referente a su misma organización, por la diferencia de sexo y de género en que se fundamenta la cultura occidental. Éstas han tomado y toman distintas formas, desde las que se pueden encontrar en lo relativo al acceso a la educación, al trabajo, dentro de las mismas condiciones en que se desarrollan cada una de estas actividades, hasta las que hacen referencia a la manera en que las instituciones, y entre éstas la misma ciencia, participan también en la definición, construcción y difusión de las ideas asociadas a los hombres y las mujeres.
El control social de las mujeres: de la persecución de las brujas a las recetas de tranquilizantes.
El comportamiento, tanto en su vertiente más afectiva y emocional como en la que está relacionada con la transformación u ocupación de roles, estatus y posiciones no adscritas, en razón de la diferencia sexual y de género, en una sociedad dada, ha comportado desde las prácticas de encierro en prisiones hasta acciones como la persecución y prohibición de determinadas prácticas o ejecuciones, hecho que tendría que ver, por ejemplo, con las mujeres calificadas de brujas en otros momentos de la historia, hasta una acción más sofisticada, en la medida en que con la psicopatología o la psiquiatría se ha pasado a regular todo lo que no es funcional o interrumpe el funcionamiento normativo a partir de la terapia farmacológica o hablada.
Una manera de entender las relaciones que se dan entre la diferencia sexual y de género, las instituciones y el control social, tal como se puede imaginar, pasa por lo que constituye, entre otras cosas, la organización a partir de funciones, roles y valores, de una serie de actividades sociales reguladas por las instituciones; las prácticas socioculturales de tratamiento de la diferencia o separación de la normatividad en relación con la diferencia sexual y la legitimidad que se ha podido dar, tal como hemos visto en las situaciones de exclusión social. Otro aspecto sería cómo las identidades que les son asociadas limitan las posibilidades de acciones y ocupaciones a la vida cotidiana.
Tal como hemos ido viendo, se han ido desarrollando múltiples maneras de resistir tanto a estas imposiciones como a sus efectos, que han producido un número ingente de transformaciones en el plan cotidiano y desde las aportaciones feministas a los estudios científicos. En esta línea, podéis pensar en los trabajos sobre cómo la historia ha dejado de lado ciertos grupos sociales, entre éstos el de las mujeres, y recuperar experiencias y aportaciones para transformar la misma manera de hacerlo, o denunciar la heterosexualidad como institución que marca lo que es normal en las relaciones sexuales, el funcionamiento del sistema sexo-género y la desigualdad social de las mujeres. Es por ello por lo que no se trata sólo de la igualdad en la estructura social, sino de examinar críticamente las instituciones sociales y, entre ellas, la de la ciencia.
En este sentido, desde la Psicología social se ha puesto el énfasis, sobre todo, en señalar el papel que ha podido tener esta ciencia a la hora de "fabricar" los roles diferenciados sexualmente y las atribuciones, por tanto, por razón de sexo, a unas maneras de ser que se supondría que tienen las personas de un sexo más capaces de hacer según qué cosas que las del otro. Lógicamente, esta división se puede aplicar en ambos sentidos; lo que significaría que se supone que una mujer, por poner un ejemplo, se encargará mejor de la educación primera de la infancia que un hombre, o que este último será mejor ingeniero o descargará paquetes con mayor facilidad que una mujer. Esto provocará, por tanto, efectos en lo que se espera de uno y otro, la autoestima, las expectativas de éxito laboral o triunfo en determinados aspectos de la vida social.

5.El pensamiento y la identidad institucional

Referente a todo lo que hemos visto hasta ahora, es preciso ir un poco más lejos y empezar a plantear cuáles son las relaciones más sutiles entre las instituciones, el imaginario social y las acciones colectivas, cómo nos afectan las organizaciones, clasificaciones y actuaciones de las instituciones culturales y cuál es la forma en que, a la vez que nos influyen, nosotros, con nuestras acciones, también influimos sobre ellas. Para plantear estas relaciones de las acciones cotidianas en ambos sentidos, nos referiremos al trabajo que ha llevado a cabo la investigadora Mary Douglas y que se ha publicado con el título de Cómo piensan las instituciones, puesto que plantea la cuestión de hasta qué punto depende el pensamiento de las instituciones, y al trabajo de C. Castoriadis sobre La institución imaginaria de la sociedad, dado que incluye toda la parte creativa de la acción humana.

5.1.Instituciones y pensamiento social: justicia, comunidad, identidad y vida cotidiana

El hecho de aproximarse a la relación entre las instituciones sociales y la cognición individual resulta difícil, aún más cuando, de hecho, lo que se intenta analizar son los tipos de relaciones de cooperación o solidaridad que se desarrollan entre las mismas, así como las de opresión y dolor. Mary Douglas ya señala (1986):

"Escribir sobre cooperación y solidaridad significa escribir, al mismo tiempo, sobre rechazo y desconfianza."

Douglas, M.(1986). Cómo piensan las instituciones (p. 15). Madrid: Alianza.

Su objetivo consiste en pensar a fondo lo que otros autores habían empezado a desarrollar bajo la idea de que las instituciones tienen una mente propia y darle otro tipo de explicación. Se centra en las relaciones entre las instituciones sociales, las acciones individuales y las maneras colectivas de clasificar. Su principal aportación se basa en la idea siguiente:
Las clasificaciones y categorizaciones con las que pensamos las cosas y nuestros actos ya nos vienen dadas por la vida social, puesto que para pensar es preciso ahorrarnos ciertos gastos, de modo que, al economizar energía cognitiva, existen cosas que se olvidan permanentemente, de tal manera que los valores van vinculados a los instrumentos de medida. En este sentido, estas formas de clasificación constituyen cualquier institución social, entendiéndola en un sentido amplio como un agrupamiento social legitimado (una familia, un juego, una ceremonia), y se naturalizan.
Es decir, una serie de clasificaciones transmitidas a partir de las instituciones se toman como si fueran cosas o asuntos naturales; se trataría de un tipo de esclavismo mental. Las etiquetas o clasificaciones, tal como hemos visto, de hecho, de maneras diferentes, en relación con el trabajo de Goffman y Foucault, crean realidades que funcionan, inventan "ficciones" que funcionan como verdades o "inventan a la gente".
Por otro lado, por el mismo hecho de que las personas construyen colectivamente las instituciones y las clasificaciones, éstas, por su parte, les ofrecen la posibilidad de identificarse con las mismas, configurando, de este modo, las distintas maneras de pensar sobre el hecho social.

"Las instituciones guían de manera sistemática a la memoria individual y encauzan nuestra percepción hacia formas que resultan compatibles con las relaciones que ellas autorizan. Fijan procesos que son esencialmente dinámicos, ocultan sus influencias y excitan nuestras emociones sobre asuntos normalizados hasta un punto igualmente normalizado. [...] Para nosotros, la esperanza de independencia intelectual radica en la resistencia, y el primer paso necesario para dicha resistencia consiste en descubrir cómo se apodera la garra institucional de nuestra mente."

Douglas, M.(1986). Cómo piensan las instituciones (p. 137). Madrid: Alianza.

Por último, otra idea de considerable importancia es que las instituciones no sólo se dedican a las rutinas, burocracias y hábitos, sino que también actúan con eficacia:

"Para mantener su forma, cualquier institución necesita legitimarse mediante una fundamentación específica en la naturaleza y en la razón; luego facilita a sus miembros un conjunto de analogías con que explorar el mundo y justificar la índole natural y razonable de las normas instituidas, y así consigue mantener una forma identificable y perdurable.

A continuación, la institución empieza a controlar la memoria de sus miembros; les hace olvidar experiencias incompatibles con la rectitud de su imagen y recordar hechos que respaldan una visión de las cosas complementaria consigo misma. La institución les suministra las categorías de pensamiento, fija las condiciones del autoconocimiento y establece las identidades. Mas todo esto no basta. También debe afianzar el edificio social sacralizando los principios de la justicia."

Douglas, M. (1986). Cómo piensan las instituciones (p. 163). Madrid: Alianza.

Las instituciones "naturalizan", hacen que parezca natural, desde la idea del amor romántico, por poner un ejemplo, como si fuera algo fuera de una construcción sociocultural temporal y que cumple ciertas funciones sociales o reproduce el orden, hasta el castigo de ciertos comportamientos.
De hecho, esto explica el tipo de narraciones y discursos que se producen alrededor y en el interior de las instituciones. Por consiguiente, el lenguaje constituye un elemento central de las mismas y se genera en las dinámicas relacionales de los grupos y entre estos últimos dentro de las instituciones, de tal manera que se producen versiones de los hechos que pueden hacer conciliar acciones injustas sobre la base de las necesidades institucionales o bien de las necesidades colectivas que actúan como argumento irrefutable, de orden no personal, camuflando los intereses particulares, ya sea para seguir la lógica institucional, para conseguir cuotas de poder o para no romper la normatividad general.
Por ello, desde esta perspectiva, lo que parece más fundamental es cambiar las instituciones, más que a los individuos, cuando se produzca una situación grave de conflicto. De hecho, esto ya se hace continuamente, puesto que, tal como señalábamos al inicio del módulo, el instituido se transforma en el instituyente y viceversa.

5.2.Instituciones e imaginario social: reproducción, transformación y vida cotidiana

Los conceptos de institución y de acción humana van unidos. En este sentido, encontramos una de las contribuciones más interesantes en el trabajo de Cornelius Castoriadis, La institución imaginaria de la sociedad (1975), en el que critica diferentes teorías, desde la marxista hasta otras empiristas, sobre la base, esencialmente, de no tener en cuenta la acción humana. En este punto no analizaremos estas tesis con detenimiento; no obstante, es preciso que al menos hagamos una referencia a las mismas, en tanto que suponen una ruptura en la mayoría de las perspectivas, puesto que incorporan el concepto de creación y acción humana, a la vez que proyectan su comprensión más allá de las dicotomías básicas hombre-sociedad, más allá del determinismo causal. H. Joas (1992) lo resume, refiriéndose al trabajo de Castoriadis, de la manera siguiente:

"La acción creativa se remite, por un lado, a la creación de instituciones y, por el otro, al mundo como un ámbito de posibilidad de acción."

Joas, H. (1992). Die Kreativität des Handelns (p. 151). Frankfurt: Suhrkamp.

De hecho, Castoriadis no comparte, tal como decíamos al principio del módulo, una visión de las instituciones como si transmitieran con gran claridad los signos que las configuran, en el sentido de que las personas los reproducen sin mucho margen de maniobras. Por el contrario, considera que, de hecho, todo depende de los contextos, y que quedan abiertas sus posibles significaciones. Sin embargo, su planteamiento no deja de ser curioso en tanto que toma el hecho social como fruto de la institucionalización porque conforma el imaginario, pero, a su vez, rescata toda la posibilidad creativa de la acción humana.

5.3.El pensamiento androcéntrico y machista en las instituciones de saber y las instituciones totales

No podemos dejar de hacer un comentario, aunque no nos es posible desarrollarlo con detenimiento, de cómo se ha desarrollado un pensamiento sociológico y psicológico sobre la producción del saber en el estudio de las relaciones sociales y en su propia institucionalización, fuertemente marcado por lo que podríamos considerar dos sesgos o marcas de la diferencia de sexo y género y de las desigualdades de diferentes tipos que se desprenden de los mismos.
En este sentido, podemos aceptar que gran parte de las bases de las ciencias sociales en sus estudios más clásicos han asumido una indiferenciación de las categorías "individuo", "persona", etc., así como una supuesta mirada neutra, asexuada y objetiva sobre el mundo social, que reproduce un orden patriarcal y androcéntrico.
En este sentido, uno de los efectos se produce sobre un tipo de conocimiento sexista y otro en relación con las instituciones; suponiendo ambos el olvido o poco trabajo de las diferencias y desigualdades sexuales y sociales en el interior de las mismas. De éstas permanecen cuestiones primordiales en la actualidad, tales como el acoso o el simple efecto de autoridad, fenómenos ejemplares de las desiguales relaciones sexuales en la institución académica, instituciones administrativas y el mismo conocimiento producido sobre éstas. No sólo nos encontraríamos con efectos de discriminación sobre el sueldo, el tipo de trabajo o puesto, sino también con el ejercicio de poder a partir de las diferencias dentro de las situaciones jerárquicas institucionales. Del mismo modo, en instituciones como la educacional, ya sea en centros como en escuelas o universidades, el trabajo que se está llevando a cabo para incluir la igualdad es, quizá, mucho más conocido.
Lecturas complementarias
Duran, M. (1996). Hombres y mujeres en la formación de la teoría sociológica

. Madrid: Academia.

Moreno, A. (1986). El arquetipo viril protagonista de la historia

.

Ejerciciosde lectura no androcéntrica

. Barcelona: Casal.

Hyde, J. S. (1991). Psicología de la mujer. La otra mitad de la experiencia humana

. Madrid: Morata, 1995.

En esta misma línea, conviene que tengamos en cuenta el poder normativo sobre la salud mental, especialmente ejercido sobre las mujeres, así como la gran cantidad de prejuicios y sesgos generados en torno a su comportamiento, interpretación e intervención correspondiente.

6.La Psicología como productora y reguladora de subjetividad: el carácter construido de las operaciones sobre el self

No sé si todavía ahora, después de lo que se ha ido viendo a lo largo de este módulo, podría permanecer intocable la idea de que nuestro yo, o los conceptos de individuo, persona y sujeto, fruto de la modernidad occidental, constituirían algo autónomo, auténtico, verdadero, genuino y separado de las prácticas institucionales. Una especie de centro personal y privado que funcionaría como una entidad que sería el centro integrado de ciertos poderes: consciente, que siente, piensa, juzga y actúa; nuestro "yo" como realidad primaria, base ontológica de la que se hace salir el resto, incluyendo aquí a la sociedad y las relaciones sociales. Suponemos que nos quedan algunas dudas sobre cómo funciona el control social y cómo no sólo se muestra a partir de la dominación de sus brazos más explícitos, sino también a partir de la misma manera que tenemos de pensar sobre el mundo y sobre nosotros mismos. Es preciso, quizá, empezar a pensar de otra manera esta concepción de nosotros mismos en relación con las instituciones sociales que nos rodean. Ya hemos visto que algunas de éstas marcan con claridad qué está permitido y qué no en una sociedad dada, cómo se actúa y cómo ello revierte sobre sus miembros, tanto los afectados como los que participan de otras maneras y con diferentes roles. Con toda seguridad, será más difícil ver las ciencias como una institución, en especial en su vertiente más positivista y en lo referente al campo de estudio de los humanos; como una institución de gran poder, con un rol de regulación social y, al mismo tiempo, con una sutileza que produce la manera de pensar y actuar de las personas o, dicho de otra manera, que conforma su subjetividad. Es el caso de la Psicología, que tomaremos como ejemplo a partir de los últimos trabajos que se han llevado a cabo desde la perspectiva socioconstruccionista y que se basa tanto en ciertas premisas de los trabajos del interaccionismo simbólico, del enfoque dramatúrgico de Goffman y del análisis institucional, como en los de Foucault.
En este sentido, la cuestión central sería la de mostrar cómo se constituyen los individuos por medio del dominio social; cómo el hecho de que ciertas normas formen parte de nuestra visión de sentido común de la realidad hace que seamos capaces de olvidar que son el resultado de una producción, que se han naturalizado como indiscutiblemente biológicas o sociales.

6.1.Los procesos de individualización y disciplinarización como base del nacimiento, institucionalización y desarrollo de la Psicología

La mayoría de los trabajos sobre la Psicología como institución parten, tal como señalábamos con anterioridad, de la manera de abordar las historias de la producción del conocimiento de Foucault, para reconceptualizarla como un cuerpo de conocimiento. Este hecho implica recordar su historia desde el reconocimiento de la complejidad y la historicidad de su producción y desarrollo. Ello provoca que la pareja individuo/sociedad sea vista como efecto de una producción específica, más que como un objeto predado de las ciencias humanas. A partir de aquí se explica muy bien la conexión entre el proceso de individualización y el control social, para construir la concepción prevalente de persona y así revelar su trasfondo de orden político, razón por la cual es preciso ir atrás en el tiempo y examinar el contexto en que emerge la ciencia moderna de la Psicología.
Orígenes de la Psicología moderna

Se produce en el periodo de los siglos XVII y XVIII, cuando el orden tradicional de la sociedad cedía el paso al periodo moderno, en que el proceso de individualización aparecía, creando el concepto moderno de individuo y, con éste, un régimen diferente de control de la sociedad. Así, la individualización sería un aspecto del poder que, midiendo y calculando las características individuales, coincide con un discurso creciente sobre la autonomía individual, enmascarando la realidad y ayudando a fomentar silenciosamente el individualismo.

Partiendo de la idea de que la persona individual, el "sujeto de la Psicología", es el propio objeto de la investigación psicológica, la labor de la Psicología consistiría en estudiar al individuo y desarrollar leyes sobre su funcionamiento. Por tanto, la Psicología ha asumido que este objeto de su investigación es una entidad natural con atributos y que se puede estudiar desde una perspectiva empírica. Varios autores realizan un análisis crítico del familiar –y dado por sabido– objeto de investigación, la persona individuo (individual), que es el sujeto de la Psicología. En este sentido, la Psicología ni está avanzando hacia la verdad científica ni se encuentra en conspiración con los poderes que oprimen a la gente corriente; sin embargo, es preciso trazar las condiciones históricas que han posibilitado su reconocimiento.
Lecturas recomendadas

Sobre el construccionismo social, podéis consultar:

Ibáñez, T.

(Coord.).

(1989). El conocimiento de la realidad social

Barcelona:Sendai.

Gergen, K. J. (1994). Realidades y relaciones. Aproximaciones al construccionismo social

. Barcelona: Paidós, 1996.

En síntesis, se precisa examinar cómo y el por qué la Psicología ha llegado a ser lo que es. El discurso psicológico se inscribiría en una red de prácticas que produce "sujetos" en los múltiples lugares de su constitución, tales como la escuela, la familia, el hospital, etc. Ésta es la relación fundamental entre el saber, las instituciones, la burocracia y el control de lo social, con su doble vertiente productiva y regulativa. Un ejemplo serían las técnicas de medida mental, como los tests psicológicos, registros, y otras que emergen y se desarrollan como fundamento de las prácticas que administran y regulan a los individuos, lo que daría lugar a una nueva tecnología social.
Estas prácticas forman una tecnología social:

"La anotación rutinaria y la acumulación de detalles personales e historias de gran número de los internos identifica a cada individuo por medio de la construcción de un dossier consistente en aquellos rasgos de su (de él o ella) vida, que están de acuerdo con la institución y sus objetivos."

Rose, N. (1989). Gouverning the soul. The shapping of the private self (p. 126). Londres: Routledge.

"[...] un tercer sentido en el que estos conocimientos se pueden considerar como constitutivos, puesto que no sólo están confinados dentro de los tratados teóricos, sino que también organizan prácticas de diferenciación e individualización, prácticas para el gobierno de los ciudadanos como individuos. Estos conocimientos han supuesto una transformación de nuestra existencia como sujetos y han estado muy relacionados con la constitución del individuo humano, él mismo. La persona es producida como un individuo conocible en un proceso en que las propiedades de un régimen disciplinario, sus normas y valores, han emergido con atributos de las mismas personas y, al mismo tiempo, se han convertido en ellos."

Rose, N. (1989). Gouverning the soul. The shapping of the private self (p. 124). Londres: Routledge.

Para su operación, estas prácticas requieren nuevas formas de codificar la individualidad humana y comportan la invención de instrumentos que hagan a los seres humanos capaces de ser individualizados, diferenciados, unos de otros, en términos de esta individualidad, con la cotidiana operación de la documentación burocrática.

6.2.La Psicología productiva al constituir la subjetividad y la intersubjetividad como posibles objetosde dirección racional

En Occidente, los programas para gobernar las crecientes áreas de vida económica y social para conseguir los objetivos deseados necesitaban forjar un nuevo número de instrumentos y nuevos vocabularios si querían operar. Para el gobierno de una población, familia o, incluso, uno mismo, es necesario tener una manera de representar el campo que precisa ser gobernado: sus límites, características, aspectos clave o procesos, objetivos y otros, y vincularlo todo junto, de alguna manera más o menos sistemática. Por tanto, se presenta como necesidad el conceptualizar una serie de procesos.
Así, estos lenguajes no sólo legitimarían el poder o mistificarían la dominación, sino que también, en la actualidad, constituyen nuevos sectores de la realidad y hacen practicables nuevos aspectos de la existencia. Si, por ejemplo, decimos de alguna persona que tiene un "trauma", que está "acomplejado" o "histérico", de hecho catalogamos lo que se ha fragmentado de la experiencia humana o el comportamiento, utilizando un lenguaje que proviene de la Psiquiatría o la Psicología.
Se pone en evidencia la importancia de la Psicología moderna en la producción de algunos aparatos de regulación social que afectan a la vida diaria de todos nosotros, no en el sentido de que la Psicología haya sido una fuerza monolítica de opresión y distorsión que encadene a los individuos, sino más bien en el sentido de que la Psicología, insertada en las prácticas sociales modernas, ha ayudado a constituir la verdadera forma de la individualidad moderna. Constituye subjetividades como objetos, a partir de producir explicaciones o bien identificando problemas. Es de este modo como la Psicología contribuye a posiciones políticas específicas.
Esta forma de "gobierno" consistiría en una combinación de la racionalidad política y la tecnología social.
El gobierno depende, por un lado, del conocimiento, de la articulación de los lenguajes para describir el objeto de gobernación y, por otro, de la invención de estratagemas para inscribirlo. En las fábricas, las escuelas y el hospital, las personas se reúnen juntas, en masa; sin embargo, por este hecho real, se pueden observar como entidades tanto similares como diferentes unas de otras.
Estas instituciones establecen un régimen de visibilidad sobre las prácticas de individualización en que el observado es distribuido dentro de un único plan común de visión:

"Cada vez más, en nuestro propio siglo la Psicología ha participado en el desarrollo de las prácticas reguladoras que operan no abatiendo la subjetividad, sino produciéndola, compartiéndola, modelándola, buscando construir ciudadanos comprometidos con una identidad personal, una responsabilidad moral y una solidaridad social."

Rose, N. (1989). Gouverning the soul. The shapping of the private self (p. 130). Londres: Routledge.

Estas instituciones operan de acuerdo con una regulación del detalle. Esta última y la evaluación de la conducta establecen una reja de codificación de los atributos personales. Actúan como normas, capacitando las previsiblemente aleatorias e impredecibles complejidades de la conducta humana, para codificarlas desde un punto de vista conceptual y conocerlas en términos de juicios como el de conformidad o el de desviación de estas normas.

6.3.La Psicología como ciencia que participa en la institucionalización de la democracia: la dirección del orden social, autoritarismo y emancipación

Si la Psicología, tal como hemos visto, participa creando y confiriendo significado y valor a términos para referirse a los humanos y sus capacidades, personalidades, reacciones, comportamientos, etc., es decir, constituyendo el campo de la subjetividad en sí misma como un posible objeto del gobierno racional, ello significa que podemos ir más allá en esta explicación y pasa a ser posible concebir los objetivos deseados: autoridad, tranquilidad, salud/bienestar, felicidad y eficiencia social, alcanzables por medio del gobierno sistemático de la subjetividad. Esto hace que se construyan argumentativamente como dependientes de la producción y utilización de las capacidades y propensiones mentales de los ciudadanos individuales. Por poner un ejemplo, cuando se presenta la idea de tranquilidad a partir de imágenes que nos hacen pensar en la publicidad, en artículos científicos u otros sobre la armonía, la no excitación para el bien psíquico personal o como base de las relaciones, se transmiten de hecho objetivos sociales: control, tranquilidad, centrarse en lo individual y dedicarse a uno mismo, etc.
En concreto, los psicólogos sociales han participado en este proceso de individualización proporcionando toda una serie de cualidades personales internas, actitudes, creencias, motivaciones, tipologías personales, personas cognitivamente simples o complejas, etc., que, asimismo, constituyen las realidades de la vida cotidiana.
Lo que se pone en evidencia es que las ciencias psicológicas funcionan como dispositivos que permiten producir y gobernar la subjetividad constitutiva de los sujetos libres que producen y necesitan las democracias (Ibáñez, 1990). Es decir, que permiten equiparlo con los sentimientos, motivaciones, deseos, identidades, representaciones y valores que lo convierten en un sujeto gobernable sobre la base y en nombre de su libertad. Para ello es preciso ordenar y normalizar el campo de las relaciones sociales, tanto sobre el plan de las relaciones interindividuales como en el de las intragrupales.
En síntesis, para este orden social se precisa que el dominio de estas relaciones por parte de los mismos agentes sociales permita reducir al mínimo la intervención coercitiva de las instancias encargadas de gobernar la sociedad. Así, a la Psicología le corresponde producir el conocimiento y procurar el vocabulario que permitan dirigir las relaciones sociales de manera no coercitiva; es decir, haciendo creer al sujeto que posee el dominio.
Esta asociación entre ambiciones de gubernamentar, demandas organizacionales, conocimiento científico, expertos profesionales y aspiraciones individuales es fundamental en la organización política de las democracias liberales. Constituiría el hecho de actuar a distancia, por parte de las autoridades políticas, sobre las aspiraciones de los individuos, familias y organizaciones. Esto es posible por la diseminación de vocabularios para entender la vida y las acciones de la persona, vocabularios que son autorizados, puesto que parece que provengan de los discursos racionales de la ciencia. Es decir, menos cuestionables, partiendo del hecho de que se supone que son verdaderos, en comparación con los valores (que parecen más arbitrarios) de la política. Dependen de la acreditación de los expertos, que tienen poder para prescribir vías de actuación a la luz de la verdad, y como si no fueran intereses políticos. Operan no por coacción, sino por persuasión (Rose, 1989).

6.4.Aspectos socioconstruidos de las operaciones que llevamos a cabo sobre nuestro propio yo: instituciones, self, regulación social y resistencia

Otro aspecto íntimamente vinculado al anterior es el de las transformaciones que podemos hacer nosotros mismos por medio de la evocación de la autoconciencia y el deseo de realizar rectificaciones para conseguir unos objetivos determinados, que nos parecen privados y personales, cuando, en realidad, a menudo coinciden con la búsqueda de un beneficio social en el cumplimiento personal. Es decir, nuestra búsqueda de la propia identidad, que está constituida por las formas de identificación y prácticas de individualización por las que estamos gobernados y con las que nos proveen de las categorías y objetivos con los que nos gobernamos a nosotros mismos.
Ésta constituye una transformación del individuo, no por medio de la inculcación de los hábitos de obediencia, sino de la evocación de la autoconciencia y del deseo de hacer rectificaciones.
Estos instrumentos no sólo buscan dominar la subjetividad, sino también producir individuos que se atribuyan un cierto tipo de subjetividad y que se evalúen y se reformen ellos mismos de acuerdo con sus normas: serían las tecnologías del yo que plantea Foucault.
Con las tecnologías del yo, Foucault reanuda la cuestión de la gobernabilidad bajo otro aspecto: el del gobierno de uno para uno mismo en su articulación con sus relaciones con el otro (como se encuentra en la Pedagogía, consejos de conducta, dirección espiritual, prescripción de los modelos de vida, etc.), gracias a las relaciones de dominio o de conocimiento que nos parece tener sobre nosotros mismos.
La idea principal sería que, por medio del pronunciamiento de expertos, tanto a partir de la letra impresa como de los medios de comunicación, tales como televisión, radio, etc., se teje la fabricación de nuestra experiencia de cada día, nuestras aspiraciones e insatisfacciones. Con la aproximación a estas tecnologías del self, estamos gobernados por nuestro compromiso activo en la búsqueda de una forma de existencia que, a su vez, es cumplimiento personal y beneficio social.
Con las aportaciones de Foucault (1976), Rose (1990) e Ibáñez (1990), tendríamos que, con las actuales racionalidades políticas y tecnológicas de gobierno, los sujetos están obligados a ser libres, a buscar la felicidad y la autorrealización. El ciudadano no está dominado o reprimido por el poder, sino sometido, educado y solicitado dentro de una silenciosa y flexible alianza entre interpretaciones personales, ambiciones y maneras de vivir valoradas institucional o socialmente.
De este modo, los lenguajes y las técnicas de la Psicología proporcionan vínculos vitales entre el gobierno contemporáneo y las tecnologías éticas por medio de las cuales los individuos modernos gobiernan sus vidas.
En el complejo de poderes sobre la subjetividad, lo social se ha inscrito en el verdadero interior de nuestra alma. Estamos gobernados, como subraya Rose (1989), por la delicada y minute infiltración de los sueños de autoridad y de entusiasmos de expertos en nuestras realidades, nuestros deseos y nuestras visiones de libertad.
Un trabajo que ejemplariza lo anteriormente tratado es el de Kitzinger (1989), que explica cómo los textos liberales que despatologizan el lesbianismo, presentándolo como una preferencia sexual normal, natural y saludable o una elección de estilo de vida y que es ampliamente aplaudido en el movimiento gay. En realidad, es la aplicación selectiva de aspectos de la construcción liberal humanística dominante. Así, mientras sirve a los propósitos del lesbianismo, asegurándole una relativa aceptabilidad social, sirve, a su vez, a los propósitos del orden dominante, reforzando y validando su moral retórica. De esta manera, las explicaciones liberal-humanísticas del lesbianismo que apelan a las normas y valores occidentales ampliamente aceptados (la centralidad del amor romántico, la importancia de la felicidad personal, etc.) sirven, por tanto, irónicamente, para apoyar estas ideologías y estructuras sociales socavadas por la realidad lesbiana. Estas identidades son alentadas y promovidas activamente por la ciencia social, mientras que las identidades que implican un reto (por ejemplo, el feminismo lesbiano-político) son desacreditadas y suprimidas.
Aplicando la retórica del "amor verdadero", presentan el hecho de enamorarse como el producto de motivaciones, necesidades y pasiones innatas, independientes del control social.
El efecto de esta ideología es privatizar el amor sexual-romántico como una especie de opio de las masas, que, de hecho, participa en la defensa de valores aún más importantes para el sistema que los que, en un primer momento, se puede imaginar. En resumen, lo que plantea esta autora en su trabajo es que la ideología de la felicidad verdadera y la autorrealización, que deviene socialmente sedimentada durante la década 1965-1975, y que está muy representada en la amplia selección de los textos de la psicología americana de esta era, ha adquirido un poder socialmente persuasivo considerable, como una justificación para el resto de las conductas cuestionables, dado que la explicación de la autorrealización y la paz interna sirven de apoyo de un aspecto fundamental de la ideología dominante: el foco en un cambio personal como sustituto del cambio político. De este modo, este interés por conseguir la paz interior que propugna esta sociedad constituiría más una meta conformista que revolucionaria, haciendo pasar por aceptables situaciones que sólo rompen la norma en apariencia. No se trata de no reconocer la centralidad de la felicidad personal y el amor romántico como principios que guían la acción; sin embargo, es preciso cuestionar las implicaciones morales y políticas de dar prioridad a estos objetivos individualistas. Allí donde hay una explicación liberal sobre "el amor verdadero", la explicación de Kitzinger examina el papel del amor romántico, la pareja y la monogamia en relación con la opresión de la mujer.

Resumen

Tal como hemos presentado en este módulo, las instituciones sociales transmiten los valores, roles y pautas de comportamiento de un orden social determinado, cumpliendo dos funciones a la vez.
Una de éstas es que participa en la transmisión de códigos y pautas de comportamiento que nos orientan y forman parte indiscutible de las interacciones sociales y que, tal como hemos visto, producimos y reproducimos continuamente, así como los cambiamos y resistimos a ellos (instituidos e instituyentes al mismo tiempo). La otra función es que, en tanto que la mayoría de las instituciones toman forma a partir de organizaciones y estructuras sociales, disponen de una capacidad y un gran alcance a la hora de participar en el control social.
Existen instituciones cerradas y abiertas. Las cerradas, en las que se aísla y se encierra a los individuos que se apartan de la normatividad social, producen graves efectos sobre la identidad de los internos, estigmatizándolos a causa del régimen de control que se produce en las interacciones entre las diferentes posiciones que coexisten. Su funcionamiento se basa en una serie de dicotomías jerárquicas y complementariedades necesarias entre los diferentes grupos sociales que conviven en su interior. Por otro lado, se generan resistencias y ajustes de distintos tipos a estas instituciones por parte de todos sus componentes, así como por parte de los que se han separado de la normatividad. Sin embargo, las consecuencias sobre las emociones, los sentimientos, las ideas sobre uno mismo y las posibilidades de integración o supervivencia social salen muy perjudicadas.
Las instituciones sociales y las dinámicas que generan tienen una íntima relación con el pensamiento, tanto porque conforman su pensamiento activa y productivamente, como porque facilitan su aceptación sobre la base de que parecen fenómenos naturales y razonables dentro de la lógica que se establece. Por otro lado, esta relación con el pensamiento hace que puedan dirigir las acciones hacia lo que permite su supervivencia y que se puedan legitimar, dado que fabrican estas últimas desde la memoria hasta las identidades que son necesarias.
Cualquier sociedad construye y legitima ciertos tipos de permisividades y prohibiciones, determinados valores y maneras de ser que transmite conformando el imaginario social y que tienen que ver con la idea de control social, entendida en un sentido amplio. Sin embargo, no se puede pensar su control social sin su vínculo con la libertad, la resistencia y la transformación social.
Se han hecho varias críticas a las instituciones sociales. La mayoría han venido de parte del análisis institucional, del enfoque dramatúrgico de Erwing Goffman y su estudio microsociológico, de los trabajos de Michel Foucault sobre las relaciones de poder, el saber y las relaciones intersubjetivas y del pensamiento feminista sobre la diferencia y la desigualdad en relación con el sexo y el género.
Se reconoce la importancia de la Psicología como ciencia de la modernidad y como institución social del conocimiento sobre las personas. Ello implica la producción de algunos aparatos de regulación social que afectan a nuestra vida cotidiana. Esto no sólo se entiende en el sentido de que la Psicología oprima y limite a los individuos, sino más bien entendiendo la Psicología como productiva, puesto que crea vocabulario para explicar la experiencia personal y configura nuevos sectores de la realidad, constituyendo subjetividades, a la vez que no queda exenta de una acción política, al participar en la regulación social o desarrollar unos efectos autoritarios vinculados al orden social dominante. Definir qué es normal y qué es patológico ha constituido un ejercicio de poder, definiendo, a su vez, quién es capaz de identificarlo y a partir de qué medios. Su poder parte, especialmente, de la acción conjunta entre gobierno y saber, y del hecho de dotarse de un discurso que se presenta como verdadero.
Las instituciones sociales son cambiantes, así como los hombres y las mujeres. A partir de la constante actividad social, tanto las formas de regulación como las de resistencia transforman sus maneras de operar. La ordenación y distribución de los tiempos y actividades se complican cada vez más con el sistema del neoliberalismo y las sociedades informatizadas. El control social actual pasa por nuevas formas de subjetividad que aseguren sus valores y necesidades más básicas.

Actividades

1. Leed el fragmento del informe que consta en el Anexo I, que forma parte de las redacciones hechas por estudiantes de la LOGSE, que recuerdan la situación de su escolarización previa. Aplicando la perspectiva de Goffman y los procesos de estigmatización, así como los de disciplinarización e individualización de Foucault sobre la institución escolar y la desviación social, intentad extraer algunos análisis sobre las dinámicas de las instituciones (educativa, familiar, etc.) y su organización, así como sobre la relación entre pensamiento, identidad y control social.
2. Mirad alguna película como, por ejemplo, Alguien voló sobre el nido del cuco, de Milos Forman, El hombre de Alcatraz, de John Frankenheimer, Los idiotas, de Lars Von Trier, o Monas como Becky, de Joaquim Jordà, e intentad aplicar:
a) Ejemplos de ajustes, resistencias, etc.
b) Transmisión de normas sociales.
c) Transmisión de normas institucionales.
d) Desviación de la normatividad, estigmatización.
e) Regulación y organización del tiempo, tareas, relaciones, rutinas, etc.
f) Instrumentos o técnicas de control social.
g) Formas más sutiles de la interacción entre las normas, la institución, la subjetividad y las relaciones de poder.
h) Funcionamiento institucional y normatividad según la diferencia de sexo.
3. Imaginad una situación de control social, resistencia al control y cambio social en relación con las nuevas tecnologías.

Ejercicios de autoevaluación

De respuesta múltiple
1. La denominada desviación social depende de...
a) las características personales de un individuo.
b) ciertas contingencias sociales y las normas en relación con las que se considera.
c) las acciones inherentes a ciertos comportamientos que tiene la persona.
d) Ninguna de las respuestas anteriores es correcta.
2. El "efecto" que tiene una institución como la prisión, según Foucault, sería...
a) la reforma del individuo.
b) la eliminación del individuo.
c) la intensificación de los comportamientos delictivos del individuo.
d) la formación del individuo.
3. Los estudios sobre las instituciones y la "desviación" llevados a cabo por Goffman, especialmente, y por otros autores ponen en evidencia que...
a) las instituciones contribuyen a reforzar el proceso social del ''etiquetado''.
b) con las interacciones y relaciones de rol que se dan en su interior hacen interiorizar más la identidad estigmatizada a los internados.
c) las dos respuestas anteriores son correctas.
d) Ninguna de las respuestas anteriores es correcta.
4. El proceso de institucionalización se entendería como...
a) el proceso de transformación en pautas –que duren en el tiempo– de normas, valores y maneras de comportarse.
b) el proceso por el que cada vez existen más instituciones.
c) el proceso de cierre de ciertas personas a instituciones totales.
d) el proceso de etiquetar a alguien que se aparta de la normatividad defendida.
5. El "control social"...
a) depende directamente de las personas que ocupan un puesto jerárquico dentro de las instituciones.
b) es el que se produce como respuesta a una situación de conflicto social entre grupos.
c) promueve y orienta los cambios sociales encauzándolos en las direcciones compatibles con las características básicas del orden social instituido.
d) no tiene ninguna relación ni con las instituciones sociales ni con el conocimiento científico.
Cuestiones breves
6. Desarrollad en unas cuatro o cinco líneas las cuestiones siguientes:
a) Nombrad como mínimo dos aspectos de las instituciones sociales, uno que sea positivo y otro negativo, con respecto a su rol de organización de la vida social.
b) Explicad qué diferencias se dan entre las instituciones cerradas o totales y las abiertas, según Goffman.
c) Explicad qué aporta en la comprensión de las instituciones el proceso de naturalización y poned un ejemplo de ello.
Desarrollo de tema
7. Explicad por qué se puede considerar la Psicología como una institución social.





Ejercicios de autoevaluación
1. La denominada desviación social depende de...
a.Incorrecto

b.Correcto

c.Incorrecto

d.Incorrecto


2. El "efecto" que tiene una institución como la prisión, según Foucault, sería...
a.Incorrecto

b.Incorrecto

c.Correcto

d.Incorrecto


3. Los estudios sobre las instituciones y la "desviación" llevados a cabo por Goffman, especialmente, y por otros autores ponen en evidencia que...
a.Incorrecto

b.Incorrecto

c.Correcto

d.Incorrecto


4. El proceso de institucionalización se entendería como...
a.Correcto

b.Incorrecto

c.Incorrecto

d.Incorrecto


5. El "control social"...
a.Incorrecto

b.Incorrecto

c.Correcto

d.Incorrecto


Glosario

control social m
Observación que dirige los cambios sociales hacia las características de un sistema social institucionalizado.
institución social f
Sistema o conjunto de relaciones sociales organizadas de acuerdo con un orden social establecido.
interacción social f
Acciones entre diferentes personas, grupos o partes sociales. Las focalizadas se dan cara a cara.
intervención social y comunitaria f
Conjunto de conocimientos práctico-teóricos a partir del cual se planifica o se pretende provocar cambios en las relaciones entre personas, grupos, organizaciones e instituciones.
normas f
pl Conjunto de pautas de comportamiento o reglas implícitas o explícitas sobre lo que está o no permitido hacer en un grupo concreto.
perspectiva dramatúrgica f
Enfoque teórico-metodológico que se basa en el símil del teatro para la observación y comprensión detallada de las interacciones cotidianas en su contexto, en función de las estructuras sociales.
subjetividad f
Proceso a partir del cual el sujeto se constituye como objeto de conocimiento propio o social y como sujeto de conocimiento de sí mismo a partir de la experiencia, la relación con uno mismo y las categorías de las relaciones sociales a partir de los discursos y el imaginario social.

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