Inicio Atrás Adelante La Arquitectura Funeraria
 

El recinto funerario de Dyesert en Saqqara, dominado por la pirámide escalonada, representa la síntesis de dos tradiciones. El diseño de la estructura del recinto copia el de los palacios funerarios de la dinastía I, es decir, está concebido como el lugar en el que el rey celebra su heb Sed soteriológico. La pirámide escalonada responde, en cambio, a un nuevo simbolismo solar heliopolitano. En origen este monumento fue una mastaba, pero el plano arquitectónico fue variando hasta llegar al resultado que hoy conocemos. La pirámide no es sino una escalera que permite la ascensión del rey al cielo, para unirse con su padre Re, el Sol. El templo funerario aparece adosado al norte de la pirámide. En él los sacerdotes oficiaban el culto diario al rey difunto. El muro del complejo está decorado con el motivo de la "fachada de palacio", lo que refuerza aún más su valor simbólico. El recinto está orientado según un eje norte-sur, de acuerdo con el eje del Nilo y el carácter dual del Estado (Alto/Bajo Egipto).





Esta tradición arquitectónica inaugurada por Dyesert sólo fue continuada por su sucesor, Sejemjet, que se construyó un recinto muy similar también en la necrópolis de Saqqara. Datan de la dinastía III pequeñas pirámides escalonadas - que no contienen ningún enterramiento - construidas a lo largo de todo el país y que son interpretadas como marcas de poder del faraón.

Pirámide de Esnofru - DashurLa pirámide propiamente dicha, de paredes lisas, apareció en la dinastía IV durante el reinado de Esnofru, concretamente en Meidum y en Dashur. De hecho, este rey, por razones aún no esclarecidas, se hizo construir tres pirámides: una en Meidum y dos en Dashur. La característica principal de estas pirámides es la utilización de un nuevo sistema de cubrición de las cámaras interiores - por aproximación de hiladas -, sistema que es el precedente del que se utilizará en la construcción de la Gran Galería de la pirámide de Quéope.

Ese tipo de pirámides se mantuvo hasta el II Periodo Intermedio y su aparición a comienzos de la dinastía IV se relaciona con el triunfo de una soteriología solar, reservada exclusivamente al rey. Representan la colina primordial en su forma heliopolitana, prescindiendo de la forma de escalera hacia el cielo (pirámide de Dyesert). Así pues, al rey, que durante la dinastía IV fue identificado con el sol, se le reservan destinos exclusivos y solares.







Las pirámides no deben entenderse aisladamente sino que forman parte de los amplios complejos funerarios. Estos complejos constan de cuatro elementos: la pirámide, el templo funerario o templo alto, la rampa y el templo bajo o templo del valle, todos ellos dispuestos ahora según un eje este-oeste, de acuerdo con el camino del Sol. El difunto llegaba por el río al templo bajo donde, probablemente, se realizaba la purificación y el embalsamamiento del cadáver, así como también el ritual de la apertura de la boca que devolvía al difunto sus funciones vitales básicas. Una vez preparado el cadáver, todo el cortejo ascendía por la rampa hasta el templo alto o templo funerario. Aquí tenía lugar el culto funerario al rey y la presentación de las ofrendas. El acceso al interior de la pirámide se encuentra al norte, mirando hacía las estrellas circumpolares, consideradas espíritus imperecederos a los que el rey se une. Los complejos piramidales más famosos son, sin duda, los de la IV Dinastía en Guiza, obra de Quéope, Quefrén y Micerino.

Durante la dinastía V los faraones continuaron enterrándose en complejos piramidales, observándose en general un aumento en el tamaño del templo alto o templo de las ofrendas. Uno de los rasgos más significativos de esta dinastía es la construcción de templos solares. Los templos solares son la reproducción funeraria y en piedra del templo de Re en Heliópolis. Cada rey construía el suyo cerca de su complejo piramidal. La estructura de un templo solar es básicamente la misma que la de un complejo piramidal: templo bajo, rampa, vestíbulo de acceso, patio al aire libre donde está situado el altar solar y, detrás de éste, el tronco piramidal sobre el que se levantaba el obelisco que representaba el benben o "colina primordial", un meteorito o una piedra sagrada adorada en Heliópolis. El templo bajo tenía dos funciones, a saber, era el lugar al que llegaban las ofrendas y el punto del cual partían las procesiones religiosas.

El complejo funerario de Unis, a finales de la dinastía V, es el primero cuya pirámide está decorada, en su interior, con los célebres Textos de las Pirámides.

3.2 Reino Antiguo - Tumbas no reales

Las tumbas privadas del Reino Antiguo son mastabas. Este tipo de tumba desarrolló básicamente su superestructura, que dejó de ser maciza y pasó a tener un espacio interior vacío compuesto por varias habitaciones reservadas al culto. A finales del Reino Antiguo, con algunos ejemplos tempranos ya a partir de la dinastía IV, aparecieron las llamadas mastabas rupestres o tumbas rupestres. Aunque contamos con ejemplos de esta clase de tumbas en las necrópolis de Saqqara y Guiza, la mayoría se encuentran repartidas por diversas provincias del Alto Egipto. Esto se debe, principalmente, a la configuración geográfica del país. En el norte, un desierto llano alejado de la zona inundable permitía sin mayores dificultades la construcción de mastabas. En las provincias del sur, por el contrario, el espacio entre el río y el acantilado desértico, muy reducido, quedaba inundado en la época de la crecida del Nilo; como aquí no era posible la construcción de mastabas, los altos funcionarios eligieron como área de enterramiento el acantilado próximo al lugar de hábitat. Las primeras tumbas rupestres datan de la IV dinastía. Sólo tras el renovado auge que experimentó la nobleza desde fines de la dinastía V, se crearon las condiciones favorables para que la mayor parte de los altos funcionarios se enterraran en las provincias de las que eran originarios o en las que habían desempeñado su cargo y no en la necrópolis menfita junto a la tumba del rey.

Mastabas e hipogeos responden a las mismas creencias funerarias y, por ello, las características arquitectónicas de estos dos tipos de tumbas son muy parecidas. Como las tumbas rupestres se construían a imagen de las mastabas, ciertos elementos constructivos utilizados en estas últimas (pilares, columnas, arquitrabes, etc.) fueron también incorporados a las tumbas rupestres aunque no tuvieran una función estructural desde el punto de vista arquitectónico. Estos elementos tallados en la roca y que tienen sólo una función ornamental fueron posiblemente los causantes de que el espacio interior de los hipogeos fuera mucho más sencillo que el de las mastabas: aunque la tumba fuera de grandes dimensiones constaba de una única sala. A este respecto, hay que tener en cuenta que en las mastabas la multiplicación de las salas - y, por tanto, la de los elementos de sustentación que hemos mencionado - estaba directamente relacionada con el aumento en las dimensiones de la superestructura (la división del espacio interior permitía una mejor sustentación de las losas de la cubierta).

En las mastabas y en las tumbas rupestres el acceso a la cámara funeraria está constituido por un pozo vertical o un pasillo descendente. La arquitectura de este tipo de tumbas es muy variada porque en gran parte responde a las preferencias personales del difunto: aunque determinados elementos, por ser necesarios, no pueden faltar, la forma en que estos se expresan arquitectónicamente no está sujeta a reglas precisas.

Desde el punto de vista simbólico, las tumbas siguen representando el lugar en el que el cuerpo del difunto "vive" y es el espacio en el que éste se mantiene en contacto con el mundo de los vivos (en el que va a seguir participando activamente). Tanto las mastabas como las tumbas rupestres del Reino Medio y los hipogeos del Reino Nuevo conservarán el esquema tripartito.

3.3 Reino Medio - Tumbas reales

Al I Periodo Intermedio y a la dinastía XI tebana (necrópolis de el-Tarif) corresponden las llamadas tumbas saff (del árabe "columna, hilera, fila"). Las tumbas reales de la dinastía XI (de Antef I a Antef III) son de esta clase, están excavadas en el suelo rocoso de la montaña tebana (Tebas Oeste) y se caracterizan por tener unos grandes antepatios. En la parte más baja del acantilado se construye en adobe el correspondiente templo funerario. Este tipo de tumbas se considera en realidad una adaptación a menor escala del complejo funerario real del Reino Antiguo porque, aunque expresados de modo diferente, contiene los mismos elementos arquitectónicos. En la fachada de la tumba a ambos lados de la entrada están situadas las tumbas del séquito. Un pórtico posterior conduce a una cámara de culto cuyo techo se sostiene sobre dos pilares; desde este pórtico se accede a la cámara funeraria. Sobre este modelo arquitectónico se hizo construir Mentuhotep II (el rey que reunificó Egipto e inauguró el Reino Medio) su complejo funerario en Deir el-Bahari. Este complejo combina en un mismo espacio dos elementos: el templo funerario y la tumba del rey. El templo presenta un patio porticado que conduce a un santuario hipogeo y que cubre dos cámaras funerarias iguales que han sido interpretadas como dos tumbas reales: la tumba del rey y una tumba-cenotafio.

Vista aérea de Deir-el-Bahari

Los faraones de la dinastía XII construyeron sus tumbas en una región comprendida entre Saqqara y el Fayum. Son complejos piramidales que mantienen esencialmente los mismos elementos constructivos de los complejos del Reino Antiguo pero con un simbolismo renovado: a la soteriología solar se suman elementos de carácter osiríaco. La arquitectura de las pirámides de estos complejos funerarios presenta una importante novedad desde el punto de vista de la técnica constructiva: un núcleo de adobe crudo escalonado que se recubre con piedra, siendo el resultado final una pirámide exteriormente perfecta en la que, además, se ha reducido significativamente el peso de la estructura así como las dificultades de su construcción. Las entradas de las pirámides dejan de situarse en la cara norte y son trasladadas a lugares ocultos o de difícil localización. El diseño de la planta responde a una tradición ancestral ctónica, osiríaca, y en ese sentido debe recordarse que fue en esta época cuando Abido, el gran centro de culto de Osiris, recuperó su importancia como santuario; además, muchos de los reyes de este periodo ordenaron construir allí sus tumbas-cenotafio. Las pirámides del Reino Medio ya no contienen textos funerarios; en cambio, es justamente a partir de esta época cuando en las tumbas privadas hallamos los primeros Textos de los Sarcófagos, en parte derivados de los antiguos Textos de las Pirámides regios.

3.4 Reino Medio - Tumbas no reales

En el sur, se trata de tumbas rupestres que derivan de aquellos primeros hipogeos de finales del Reino Antiguo. En el norte continuó usándose la mastaba como forma de enterramiento, si bien la planta de la superestructura se simplificó y volvió a convertirse en una construcción maciza e inaccesible.

Tumbas de Beni-HassanLas necrópolis más importantes de hipogeos se encuentran en el Alto Egipto; establecer una tipología resulta difícil porque la arquitectura de las tumbas responde sobre todo a criterios individuales. Lo que se observa, en general, es un aumento de aquellos elementos arquitectónicos que cumplen solamente una función decorativa.

Durante el Reino Antiguo, estas tumbas habían organizado su espacio interior mediante una capilla de eje paralelo a la pared del acantilado donde se tallaban, pero a partir de la dinastía XII la capilla interior empezó a excavarse formando un eje central perpendicular a la pared del acantilado. Algunas de estas tumbas (necrópolis de Asiut y de Qau el-Kebir) desarrollan un esquema que sigue de cerca el trazado de los complejos piramidales: además del hipogeo, cuentan con edificaciones en la zona cultivada (a semejanza del templo bajo o templo del valle), calzada de acceso, pilono y patio con pórtico. Este plano constructivo constituye pues una reelaboración de los complejos funerarios reales del Reino Antiguo.

Durante el reinado de Mentuhotep II las tumbas se engrandecieron y su tipología guarda similitudes con las tumbas saff. La planta de estos nuevos hipogeos sufrió modificaciones importantes (aparición de un profundo corredor y numerosas cámaras funerarias) y de esta transformación surgió el modelo de tumba no real típico del Reino Nuevo: tumba de fachada lisa con el lugar de culto y la cámara funeraria en el interior del macizo rocoso; la decoración se concentra únicamente en el corredor de acceso y en la cámara de culto.

En el norte, en Tell el-Daba, se han encontrado enterramientos que no pertenecen a la tradición funeraria egipcia sino a las poblaciones de origen asiático asentadas en Egipto; tanto en sus rasgos constructivos como en sus componentes simbólicos responden a la tradición funeraria sirio-palestina.

3.5 Reino Nuevo - Tumbas reales

Durante la dinastía XVII algunos reyes tebanos volvieron a enterrarse en Tebas Oeste (necrópolis de Dra Abu el-Naga).

Después de la expulsión de los hicsos, los reyes de la dinastía XVIII, si bien continuaron enterrándose en Tebas, introdujeron cambios en la forma de sus tumbas. Desconocemos el lugar en el que están enterrados los primeros reyes de la dinastía XVIII. Es posible que Amosis se construyera dos tumbas: un cenotafio en Abido y una tumba en Tebas Oeste de la que se ignora el emplazamiento. Amenhotep I está enterrado en Tebas Oeste, pero se discute el emplazamiento exacto de su tumba (aún no ha sido identificada con certeza; se le han atribuido tumbas en la necrópolis de Dra Abu el-Naga y en el Valle de los Reyes). Amenhotep y su madre Amosis Nefertari fueron venerados por los obreros de la necrópolis real y, por ello, se cree que podrían haber sido los primeros en enterrarse en el Valle de los Reyes, sin bien la tumba más antigua identificada hasta el momento en esta localidad pertenece al sucesor de Amenhotep I, Tutmosis I.

Las tumbas del Valle de los Reyes pertenecen a las dinastías XVIII, XIX y XX, desde Tutmosis I (KV20 o KV38) a Rameses XI (KV4). El Valle de los Reyes, al que los egipcios llaman "las Puertas de los Reyes" (Biban el-Moluk), es un uadi que se divide en dos brazos, el valle occidental y el valle oriental. El valle occidental, también llamado Valle de los Monos, es el más grande de los dos, pero en él sólo se han encontrado las tumbas de dos faraones Amenhotep III y Ay (dinastía XVIII). El valle oriental es más pequeño y es el que se conoce propiamente con el nombre de Valle de los Reyes; contiene en total sesenta tumbas.

Ver ampliaciónPodemos agrupar las tumbas del Valle de los Reyes en tres clases según como sea el eje que organiza el espacio interior :

a.- Tumbas que presentan un eje partido.

b.- Tumbas que están construidas siguiendo dos ejes rectos que forman dos secciones, lo cual se logra desplazando el primero de los ejes a partir de la primera sala.

c.- Tumbas en las que la planta se simplifica al estar constituidas por un sólo eje recto que organiza toda la distribución interna.

Inicio Atrás Adelante