Psicología de las organizaciones

  • Ana Gálvez

  • Francisco Tirado Serrano

  • Enrique Baleriola Escudero

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Segunda edición: septiembre 2016
© Ana Gálvez, Francisco Tirado Serrano, Enrique Baleriola Escudero
Todos los derechos reservados
© de esta edición, FUOC, 2016
Av. Tibidabo, 39-43, 08035 Barcelona
Diseño: Manel Andreu
Realización editorial: Oberta UOC Publishing, SL
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Introducción

Desde hace muchas décadas, el estudio de las organizaciones es una materia obligatoria en ciencias sociales (sociología, relaciones laborales, economía…), en psicología, en derecho y en multitud de ingenierías. La razón de esto es muy sencilla: una parte importantísima de nuestra vida cotidiana se realiza y transcurre en el interior de algún tipo de organización. Trabajamos y nos relacionamos gracias a ellas, vivimos, en definitiva, desde sus coordenadas. La organización es una parte esencial del ser humano en tanto que ser social, una dimensión básica de nuestro vivir-en-común. Por esa razón, estudiar las organizaciones, analizar su funcionamiento, sus efectos en el entorno y en sus integrantes así como su impacto en otras entidades no es más, en realidad, que otra manera de estudiar qué es eso que denominamos sociedad o vida social. Las organizaciones nos informan sobre quiénes somos, cómo nos relacionamos, qué forma hemos dado a nuestro tiempo presente y qué tipo de futuro estamos esbozando. Por todo ello, a la pregunta del módulo “¿Por qué debemos estudiar las organizaciones?” se responde de un modo muy sintético: porque así nos aproximamos al conocimiento de los entresijos de nuestra vida colectiva.
El mundo que habitamos, nuestro presente más inmediato, ha recibido diversas denominaciones: sociedad del conocimiento, sociedad industrial o postindustrial, modernidad, capitalismo avanzado… Al margen de cómo decidamos nombrarlo, lo que está claro es que es un presente constituido por organizaciones. Estas se han convertido sin ningún género de duda en las unidades sociales centrales a través de las que los ritmos y patrones de la vida urbana se regulan y controlan. Combinan de manera efectiva las precondiciones administrativas para el progreso tecnológico continuo y el crecimiento económico sostenido con los mecanismos sociales y culturales necesarios para crear integración moral, colectiva y política. Crean identidad, hábitos y maneras de definirnos. Como han señalado muchos autores y autoras, las organizaciones han sido “el gran mecanismo para transformar las irracionalidades humanas en comportamiento racional”. Es decir, constituyen el dispositivo racional per excellence que ha acompañado al desarrollo histórico del ser humano.
Evidentemente, las organizaciones hacen referencia a una dimensión económica y productiva del ser humano. No obstante, representan mucho más que esto. Ofrecen estructuras administrativas y dispositivos culturales a través de los que el comportamiento individual queda fijado o sujeto a control, disciplina y cálculo racional. Así, las organizaciones se consideran una de las fuentes más poderosas para crear los fundamentos cognitivos y las prácticas de las que depende la vida social moderna. El funcionamiento continuado y regular de las sociedades industriales avanzadas (al margen de su definición política o cultural particular) ha dependido esencialmente de la difusión y operación de una tecnología organizacional que ha controlado y manipulado recursos simbólicos, económicos, materiales, personas y relaciones sociales.
A pesar de las anteriores constataciones, resulta extremadamente difícil definir qué es una organización. Se puede insistir en su función productiva, reguladora o constitutiva de identidad y cultura. No obstante, tal definición siempre estará sujeta al marco teórico desde el que se elabora. A pesar de ello, si hay algo en lo que los y las analistas de las organizaciones coinciden de manera reiterada es en que la palabra organización hace referencia a un fenómeno cambiante, en permanente transformación y que arroja tremendas incertezas. Se pueden tener diferentes opiniones sobre la naturaleza de estas, sobre su definición, sobre los factores que inciden en su actividad o sobre las dimensiones que se deben valorar para gestionarlas, pero siempre se mantiene el acuerdo cuasiuniversal de que el estudio de las organizaciones ha experimentado profundas transformaciones en las últimas dos décadas: en su objeto de definición y en los métodos de análisis e investigación.
En este sentido, se puede afirmar que a través de un espectro de temas como son la conceptualización de las organizaciones, su método de análisis, sus implicaciones psicosociales y políticas, etc., el campo de trabajo se ha transformado tanto que apenas se parece al interés que existía sobre las organizaciones en los años setenta del siglo xx. Precisamente, el gran objetivo de estos módulos es presentar una aproximación al fenómeno organizacional elaborada desde las últimas perspectivas y conceptualizaciones que se han desarrollado en las dos últimas décadas. La finalidad que subyace a estas páginas es en parte prescriptiva y en parte descriptiva. Es decir, intenta ofrecer a la vez una exposición detallada de los desarrollos intelectuales más recientes en el examen de las organizaciones y una apreciación fundamentada de estos.
A partir de estas consideraciones, el módulo “¿Por qué debemos estudiar las organizaciones?” ofrece algunas buenas razones para estudiar las organizaciones. Se muestra el fenómeno como un evento social de primera magnitud y se insiste en lo importante que resulta examinar el fenómeno organizacional para entender nuestras sociedades. Además, sus contenidos ofrecen una revisión de tres grandes universos de perspectivas. El primero es el más clásico y revisa la conceptualización de la organización o como evento burocrático-científico o como estructura dominada por el factor humano. El segundo recoge los enfoques más recientes, que insisten en mostrar la organización como cultura o entidad posburocrática. Y el tercero revisa los postulados de un enfoque habitualmente soslayado en la literatura canónica sobre el tema, que afirma que las organizaciones son instrumentos de poder y dominación.
El módulo “Dinámicas organizacionales” cambia un poco el enfoque del módulo “¿Por qué debemos estudiar las organizaciones?” y se centra en examinar el tipo de dinámicas psicosociales que tienen lugar en una organización. Estas son relevantes por dos razones. En primer lugar, marcan la actividad de la entidad y su devenir histórico. Y, en segundo, impactan sobre los integrantes de la organización y conforman tanto sus patrones cognitivos como sus prácticas relacionales. Los contenidos de este módulo revisan la noción de rol social, estructura, liderazgo y los procesos de comunicación y toma de decisiones.
El módulo “Conflicto, poder y política en las organizaciones” recupera el tono del módulo “¿Por qué debemos estudiar las organizaciones?” y plantea que las organizaciones son mucho más que meras unidades productivas o económicas. En sus contenidos se presenta el fenómeno organizacional como un evento político. Las organizaciones son estructuras que despliegan actividad política y, además, reflejan y extienden las condiciones sociopolíticas de su entorno más inmediato. El módulo también muestra que en esa arena se desarrollan relaciones de poder y procesos de conflicto. Su punto de llegada puede parecer contraintuitivo pero muestra que la literatura más reciente sobre el conflicto en las organizaciones no lo señala como un enorme problema que debe solventarse, sino como un dispositivo que potencia la creatividad y la adaptación al medio.
Por último, el módulo “Cultura y ética en las organizaciones” examina qué es la cultura de una organización y cómo debe ser conceptualizada. En ese sentido, se interroga por los principales elementos que la definen y se plantea que su estudio e interpretación debe realizarse de un modo similar a como han actuado los y las antropólogas al examinar las culturas preindustriales. Del mismo modo, sus contenidos valoran la temática de la responsabilidad ética y social que tienen las organizaciones. Y se plantea claramente que las organizaciones, además de ser espacios políticos y culturales, son entidades éticas. Estructuras que deben asumir de manera activa responsabilidad sobre lo que hacen y cómo lo hacen. Sobre las relaciones que potencian entre sus integrantes y sobre los efectos que causan en su entorno.

Objetivos

Los objetivos de la asignatura son los siguientes:
  1. Definir el concepto de organización.

  2. Analizar las implicaciones psicosociales de la actividad organizacional tanto en sus integrantes como en el entorno en el que realiza su actividad.

  3. Examinar las nuevas orientaciones en el estudio de las organizaciones.

  4. Examinar las principales dinámicas psicosociales que tienen lugar en una organización.

  5. Analizar la relación entre poder y organización.

  6. Presentar la organización como una entidad política, cultural y ética.