Evaluación cualitativa y cuantitativa en el trabajo social sanitario

  • Marie-Hélène Paré

    Trabajadora social en intervención en situaciones de crisis y resiliencia. Ha ejercido en servicios de emergencias psicosociales y en contextos hospitalarios en el Ministerio de Salud de Quebec, con Médicos sin Fronteras y la UNRWA en Sierra Leona y en el sur del Líbano. Licenciada en Trabajo Social por la University of Oxford y la Université Laval. Actualmente se encuentra finalizando un doctorado en Trabajo Social sobre la participación local en la ayuda humanitaria en la University of Oxford. Docente y formadora de equipos de investigación en el análisis de datos cualitativos y consultora en métodos cualitativos en el grado de relaciones laborales de la UOC.

PID_00213285
Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño general y la cubierta, puede ser copiada, reproducida, almacenada o transmitida de ninguna forma, ni por ningún medio, sea éste eléctrico, químico, mecánico, óptico, grabación, fotocopia, o cualquier otro, sin la previa autorización escrita de los titulares del copyright.

Introducción

La evaluación cualitativa y cuantitativa en trabajo social sanitario abarca un amplio rango de paradigmas filosóficos, orientaciones teóricas, objetivos clínicos y prácticas metodológicas. Entre otros aspectos, la evaluación de la acción del trabajador social sanitario se sostiene por un imperativo clínico y por una responsabilidad ética: un imperativo clínico para asegurarse de que los efectos de sus acciones son los esperados, y una responsabilidad ética para efectuar ajustes, tanto en la orientación de un programa como en sus intervenciones, cuando existe la evidencia de que los efectos de sus acciones pueden generar más daño que bien.
Este módulo tiene como fin introduciros a la filosofía, propósitos, orientaciones y métodos de la investigación evaluativa en trabajo social sanitario. El módulo se inicia con una introducción a la investigación científica en ciencias sociales. Esta introducción nos lleva a señalar las ventajas de la investigación evaluativa en el trabajo social sanitario en los ámbitos de la práctica clínica profesional y en el desarrollo teórico de la profesión. A continuación, se presentan las dos orientaciones evaluativas más habituales en trabajo social en general, y en trabajo social sanitario en particular: la evaluación de la intervención y la evaluación de programas. Se discuten ambas orientaciones evaluativas de acuerdo con los niveles de la estructura sociosanitaria. Se prosigue con una presentación detallada de los tres tipos de evaluación más conocidos y efectuados en el marco de la evaluación de programas: la evaluación de planificación, la evaluación formativa y la evaluación sumativa. A su vez, se discuten los enfoques y los objetos de estudios específicos de cada evaluación. Finalmente, la última sección del módulo presenta los procedimientos para llevar a cabo una evaluación tomando como ejemplo de aplicación un estudio de caso en el ámbito del trabajo social oncológico.

Objetivos

Los objetivos de este módulo son:
  1. Situar la evaluación como una investigación científica propia.

  2. Concienciar sobre el imperativo clínico y la responsabilidad ética de la evaluación.

  3. Distinguir entre la evaluación de la intervención y la evaluación de programas.

  4. Identificar los niveles de evaluación dentro de la estructura sociosanitaria.

  5. Describir los tres tipos de evaluación, sus enfoques y sus objetos de estudio.

  6. Aplicar los procedimientos de una investigación a un estudio de caso.

Entramos en materia con una introducción sobre la investigación científica.

1.¿Qué es la investigación?

En ciencias sociales, la investigación se define como el uso sistemático de una metodología para la producción científica de conocimiento sobre la sociedad (Neuman, 2006). Al ser una disciplina basada en la práctica, el propósito central de la investigación en trabajo social en general y en trabajo social sanitario en particular va más allá de la idea de producción científica de conocimiento tradicionalmente asociada con la investigación denominada “pura”, es decir, una investigación que tiene como fin la producción de conocimiento teórico y, por lo tanto, abstracto. Concretamente, la investigación en trabajo social se caracteriza, entre otras, por las siguientes características (Shaw y otros, 2010):
1) El uso de una amplia gama de métodos, tanto de orientación cualitativa como cuantitativa, para el estudio de los contextos y las prácticas del trabajo social en distintos ámbitos (sanitario, escolar, comunitario, etc.).
2) El énfasis en objetivos de investigación centrados no solo en las teorías del trabajo social sino también en su práctica, evitando de este modo que la investigación sea solo “pura” o, al contrario, “aplicada”.
3) El interés en temas como la inclusión, la justicia y el cambio social.
4) La implicación de los stakeholders (pacientes que participan en la investigación, supervisores y gestores de servicios) en las distintas fases del proceso de investigación.
Estas características nos llevan a definir la investigación en trabajo social como:
“[…] el uso de métodos de investigación social para el desarrollo, la producción y la difusión de conocimiento que sea relevante para las políticas y prácticas implementadas por los organismos, profesionales y educadores del trabajo social” (Tripodi; Potocky y Tripodi, 2007, pág. 12).
Por lo tanto, la conducción de una investigación en trabajo social sanitario implica:
a) Identificar un problema social pertinente en el marco de la disciplina.
b) Formular una pregunta a la que el trabajador social-investigador deba responder.
c) Elegir un diseño de investigación que proporcione el marco adecuado para la recogida, el análisis y la interpretación de los datos.
d) Diseminar los resultados y asegurarse de su implementación en la práctica de los profesionales del trabajo social.

2.¿Qué es la evaluación?

La evaluación, tanto cuantitativa como cualitativa, constituye una investigación que permite ejercer una mirada crítica sobre la acción efectuada en el marco de una intervención o de un programa (Mayer y otros, 2000). La evaluación implica que el trabajador social sanitario haga un juicio sobre el proceso, los resultados o el impacto de su acción con el fin de tomar una decisión basada en evidencias rigurosamente contrastadas. Este juicio se sustenta en un conjunto de información reunida durante el proceso evaluativo que, en último lugar, le debe permitir mejorar el curso de la acción (Turcotte y Tard, 2000).
El resultado de una evaluación puede llevar al trabajador social sanitario a decidir si una intervención o un programa debe continuar como tal, si debe ser modificado de manera total o parcial, o si algunas de sus actividades deben ser suprimidas. Por otra parte, la evaluación de la acción debe atender a mejorar las habilidades profesionales del propio trabajador social sanitario. En este sentido, la evaluación le debe permitir hacer el balance de sus logros, cuestionar sus fallos y definir mejor sus objetivos con el fin de mejorar la calidad y la pertinencia de su acción.
En última instancia, la evaluación debe servir para dar a conocer el rol del servicio de trabajo social en la estructura sociosanitaria como punto de referencia para optimizar el funcionamiento social del paciente y de su familia en relación con la enfermedad.
A continuación, discutimos las razones a favor de la evaluación en trabajo social sanitario.

3.¿Para qué sirve la evaluación?

En el ámbito de la práctica clínica, la evaluación es, por una parte, un medio que permite a los trabajadores sociales sanitarios ser transparentes en su trabajo, desafíos y logros y, por la otra, constituye una herramienta que les permite rendir cuentas sobre los resultados, el impacto y el coste de sus intervenciones (Unrau y otros, 2007). Asimismo, en momentos de recortes presupuestarios y de reducción de servicios, una evaluación de programas puede evidenciar los beneficios de su acción y, de este modo, otorgarles argumentos para defender la importancia de su figura como personal sanitario.
En el nivel teórico, la evaluación ofrece recursos para el desarrollo y la profundización de conocimiento y, asimismo, abre un espacio para la reflexión y el pensamiento crítico. En momentos de máxima actividad, cuando el trabajo se convierte en demasiado pesado o rutinario, no es extraño que ambos elementos, sin duda fundamentales, sean descuidados (Turcotte y Tard, 2000). En este sentido, la evaluación permite dejar a un lado la presión diaria de gestionar, actuar y decidir sobre el desarrollo clínico de casos y cuestionar de manera franca y abierta los siguientes aspectos: los fundamentos de nuestra acción (¿qué ideología guía nuestras intervenciones?), su proceso (¿cómo se implica el paciente en la intervención?) y sus efectos (¿qué evidencia existe de que no estamos haciendo más daño que bien?).
En definitiva, evaluar es:
  • Entender mejor la acción del trabajador social sanitario.

  • Proponer ajustes para mejorar su acción.

  • Conocer la base sobre la cual esta acción se lleva a cabo.

  • Medir los efectos de una intervención o de un programa.

  • Emitir un juicio sobre los efectos del programa al compararlo con sus objetivos.

  • Contrastar los resultados alcanzados en relación con el coste del programa.

4.¿Qué queremos evaluar?

Aunque la evaluación pueda llevarse a cabo sobre diferentes objetos, cabe distinguir entre dos grandes orientaciones: la evaluación de la intervención y la evaluación de programas (Turcotte y Tard, 2000). En la figura 1, se representan las dos orientaciones evaluativas. En la misma podemos ver que la evaluación de programas incluye un conjunto de pacientes que participa en un programa, mientras que la evaluación de la intervención se centra de manera exclusiva en un sistema-cliente único y que puede ser un paciente, una pareja, una familia, etc.
Figura 1. Orientaciones evaluativas.
Fuente: Elaboración propia.
Fuente: Elaboración propia.

4.1.La evaluación de la intervención

La evaluación de la intervención tiene como objetivo medir los resultados de una intervención llevada a cabo con un sistema-cliente único y que puede ser un paciente, una pareja o una familia (Beaudoin, 1986). La evaluación de la intervención se caracteriza por el hecho de que todo el proceso de investigación se focaliza en un sistema-cliente único seleccionado para este ejercicio. Al encontrarse íntimamente ligada a la práctica profesional, la evaluación de la intervención suele ser más usada entre los trabajadores sociales clínicos (los que ejercen directamente con clientes/pacientes) que entre los que se dedican a la investigación científica, la docencia universitaria o la supervisión de programas (Turcotte y Tard, 2000). Su carácter aplicado, basado en la investigación-acción, propicia que sus resultados puedan ser aplicados de manera inmediata en la acción del trabajador social sanitario (Beaudoin y otros, 1986).

4.2.La evaluación de programas

La evaluación de programas en el trabajo social sanitario puede tener hasta tres finalidades: planificar un nuevo programa, describir el desarrollo de un programa o medir los resultados de un programa una vez ya implementado. En los tres casos, la evaluación se lleva a cabo con el conjunto de pacientes que han participado en el programa con el fin de proponer conclusiones en el nivel general del mismo.
En los inicios de la investigación evaluativa en el trabajo social, la evaluación de programas interesó sobre todo a los gestores de servicios sanitarios que buscaban en este tipo de ejercicio un medio para justificar la continuación de un programa, la optimización de su eficacia o los beneficios de su coste (Beaudoin y otros, 1986). Sin embargo, en los últimos años, su uso se ha extendido a un amplio rango de profesionales en la disciplina del trabajo social que se han dado cuenta del valor añadido que este tipo de evaluación tiene en su práctica clínica y en su desarrollo profesional.

5.¿En qué nivel se lleva a cabo la evaluación?

La evaluación de la intervención y la evaluación de programas se hacen en diferentes niveles de la estructura sociosanitaria en la que el trabajador social sanitario ejerce. La figura 2 ilustra la correspondencia de las dos orientaciones evaluativas con los cuatro niveles de la estructura sanitaria.
Figura 2. Las orientaciones evaluativas y los niveles de la estructura sociosanitaria.
Fuente: Adaptado de Unrau y otros (2007).
Fuente: Adaptado de Unrau y otros (2007).
Si nos fijamos en la figura 2, observamos que el primer nivel de la pirámide (nivel de caso) hace referencia a la intervención llevada a cabo por el trabajador social sanitario con los pacientes. El segundo nivel (nivel de intervención) alude a los objetivos de la intervención establecidos por el trabajador social y el paciente en dicha intervención. En este nivel se lleva a cabo la evaluación de la intervención. El tercer nivel (nivel del programa) se refiere a los programas de atención en trabajo social sanitario y que definen los objetivos que hay que cumplir en las intervenciones con pacientes. A este nivel le corresponde, por lo tanto, la evaluación de programas. Por último, el cuarto nivel (nivel del servicio) representa el servicio de trabajo social ubicado en la estructura sociosanitaria que orienta, por medio de las metas que ha definido, las líneas generales de sus programas de atención y los objetivos de las intervenciones con los pacientes.
A pesar de que puedan parecer opuestas, la evaluación de programas y la evaluación de la intervención son complementarias en varios aspectos. Entre sus puntos de convergencia, destacamos:
1) En primer lugar, la evaluación de la intervención nos da pistas sobre la naturaleza del cambio que acontece en el nivel del caso y, asimismo, nos indica si la dirección del cambio es acorde con los objetivos establecidos en la intervención. A su vez, esta información nos da indicadores sobre si el cambio producido en el nivel del caso es coherente con los objetivos del programa. De este modo, la evaluación de la intervención tiene una función transversal en tanto que conecta el proceso de cambio del nivel del caso con los objetivos establecidos en el programa.
2) En segundo lugar, el hecho de que la evaluación de la intervención dé a conocer los cambios producidos en el nivel de caso permite también revisar, cambiar o replantear otra vez los objetivos de un programa. Una situación como esta sucede cuando los cambios conseguidos en múltiples casos revelan una nueva realidad o unas necesidades desconocidas que hasta ahora no figuraban en el planteamiento inicial del programa. En este caso, los objetivos del programa cambiarán para adaptarse a la realidad de los pacientes.
3) En tercer lugar, la evaluación de programas es útil no solo para informar sobre los procedimientos de implementación de un programa sino también para reorientar, en caso de que sea necesario, los objetivos de la intervención en el nivel del caso.
En consecuencia, observamos que la suma de las contribuciones de ambas orientaciones evaluativas sirve para que el trabajador social sanitario mejore tanto la implementación de un programa como el proceso de su intervención.
Por razones de espacio, este módulo se centrará tan solo en la evaluación de programas. No obstante, en caso de interés, existen un número importante de referencias sobre la evaluación de la intervención en trabajo social sanitario (os referimos a Beder, 1999; Fisher, 2006; Gignac, 2000; Nicholas y otros, 2012; Peterson y Anderson, 1984; Vourlekis, 1990; Walker y Shaffer, 2007). También os referimos a un conjunto de revistas científicas especializadas en trabajo social y salud que ofrecen ejemplos de evaluación de la intervención con casos.
Ejemplos de estas últimas son, entre otras, las revistas Health & Social Work, Social Work in Health Care, Social Work in Mental Health, Social Work in Public Health y Journal of Social Work in End-of-Life & Palliative Care.

6.¿Qué tipos de evaluación existen?

Lejos de querer proponer un panorama completo de la investigación evaluativa en trabajo social sanitario, a continuación se ofrece una nomenclatura de los tres tipos de evaluación más comunes en nuestra disciplina: la evaluación de la planificación, la evaluación formativa y la evaluación sumativa (Tard y otros, 1997). Como se puede apreciar en la figura 3, cada tipo de evaluación coincide con una fase distinta de la vida de un programa, adopta un enfoque de evaluación particular y se centra en un objeto de estudio específico.
Figura 3. Repertorio de la investigación evaluativa.
Fuente: Elaboración propia.
Fuente: Elaboración propia.
A continuación, presentamos una descripción de los tres tipos de evaluación así como sus enfoques y objetos de estudios. Empezamos con la evaluación de planificación.

6.1.La evaluación de la planificación

La evaluación de la planificación se lleva a cabo en el momento anterior al inicio de un programa. Esta evaluación se dirige, en un primer momento, sobre la identificación de un problema social emergente y todavía poco conocido en una población de pacientes. A partir de los resultados generados por la evaluación de la planificación, el investigador determina, en un segundo momento, los objetivos y requisitos necesarios para la planificación de un nuevo programa que tenga como finalidad reducir la incidencia del problema social identificado en un principio. Es recomendable que cualquier organización que desee implementar un nuevo programa haga una evaluación de la planificación ya que es el primer paso de la acción (Tard y otros, 1997).
La evaluación de la planificación tiene un enfoque prospectivo que permite al investigador obtener información que le lleve, a partir de los indicios del presente, a explorar las posibilidades de establecimiento de un futuro programa. Este ejercicio prospectivo se puede anclar en dos objetos de estudio distintos: el estudio de necesidades y el estudio de factibilidad.
6.1.1.El estudio de necesidades
El estudio de necesidades valora las carencias de una población de pacientes así como la naturaleza y el alcance de sus problemas sociales. La finalidad de un estudio de necesidades es efectuar una planificación acerca de si un nuevo programa de atención o nuevas estrategias de intervención en un programa existente deben ser o no implementadas. En un estudio de necesidades, el investigador se pregunta sobre la situación problemática, los objetivos que hay que lograr y los requisitos para cumplir (Tard y otros, 1997). La información recopilada sirve para determinar los objetivos y acordar la orientación que el nuevo programa o las nuevas estrategias de intervención deben tener. En este sentido, el estudio de necesidades debe asegurar que el programa que se propone responde a un problema social real y que las soluciones propuestas obedecen a unas necesidades claramente identificadas.
En un estudio de necesidades, el investigador se plantea las preguntas siguientes:
  • ¿Cuál es el problema social que vive esta población de pacientes?

  • ¿Cuáles son sus necesidades? ¿Cómo las perciben y cómo las definen?

  • ¿Qué objetivos debe tener el nuevo programa para responder a sus necesidades?

6.1.2.El estudio de viabilidad
El estudio de viabilidad asesora los recursos financieros, profesionales y organizacionales necesarios para el establecimiento de un futuro programa, así como los factores susceptibles de favorecer e influir negativamente en su desarrollo. En este estudio se establecen los objetivos más factibles y viables para la implementación del futuro programa. De esta manera, el investigador determina la magnitud del programa. La pertinencia de implementar un nuevo programa debe responder siempre a un problema social real y a unas necesidades previamente identificadas durante el estudio de necesidades (Tard y otros, 1997).
En un estudio de viabilidad, el investigador se plantea las siguientes preguntas:
  • ¿Qué y cuántos recursos requiere el nuevo programa?

  • ¿Cuál será la magnitud del programa?

  • ¿Cómo se implementará, gestionará y coordinará el nuevo programa?

Como os podéis imaginar, el estudio de necesidades y el estudio de viabilidad son complementarios y suelen llevarse a cabo de manera secuencial. A menudo, antes de planificar un nuevo programa se hace un estudio de necesidades para reunir información sobre las necesidades de una población de pacientes de la que existe poca información. Los resultados de este estudio orientan posteriormente la conducción del estudio de viabilidad.
El segundo tipo de evaluación de la figura 3 es la evaluación formativa que presentamos a continuación.

6.2.La evaluación formativa

Efectuada durante la ejecución de un programa, la evaluación formativa examina los mecanismos de implementación de un programa e identifica los obstáculos que impiden el cumplimiento de sus objetivos. También proporciona medidas para mejorar su funcionamiento. Este tipo de evaluación puede ser muy beneficiosa para las organizaciones ya que facilita la provisión de feedback a los trabajadores sociales sanitarios para que estos puedan hacer ajustes necesarios para la mejora del programa y de sus intervenciones (Unrau y otros, 2007).
Como podemos ver en la figura 3, la evaluación formativa puede adoptar un enfoque centrado en la implementación de un programa o un enfoque centrado en su producción. El enfoque en la implementación permite al investigador efectuar un estudio de proceso o de fidelidad del programa, mientras que el enfoque de producción le permite llevar a cabo un estudio centrado en lo que genera el programa en relación con sus actividades o el número de pacientes atendidos. Detallamos, a continuación, estos diferentes enfoques.
6.2.1.El estudio de proceso
El estudio de proceso pretende identificar los mecanismos de implementación de un programa a partir de las actividades llevadas a cabo. Aquí, la función del investigador es determinar si el programa se está implementando de acuerdo con los objetivos previstos mediante el examen de su funcionamiento en las actividades diarias. Por esta razón, el investigador lleva a cabo un seguimiento de las dinámicas internas observadas en las actividades del programa y así, identifica sus fortalezas, debilidades, incumplimientos y posibles fallos (Tard y otros, 1997). La información recopilada le sirve para emitir un juicio sobre si existe una brecha entre los objetivos previstos del programa y lo implementado en las actividades observadas. Por último, el estudio de proceso debe permitir al investigador explicar las razones de esta discrepancia para hacer los ajustes que le permitan mejorar la prestación del programa.
En un estudio de proceso, el investigador se plantea las preguntas siguientes:
  • ¿Mediante qué mecanismos se implementan las actividades?

  • ¿Qué actividades llevan al cumplimiento de los objetivos? Si no los cumplen, ¿por qué razón no lo hacen?

  • ¿Qué ajustes deben hacerse en las actividades para que cumplan los objetivos?

6.2.2.El estudio de fidelidad
El estudio de fidelidad asesora el grado en que la implementación de las actividades de un programa se adhiere al modelo de protocolo desarrollado originalmente (Mowbray y otros, 2003). El estudio de fidelidad es propio de los programas formalizados cuyos resultados han sido comprobados científicamente por su eficacia e impacto positivos y en consecuencia, son reconocidos por tener una alta validación clínica. Sus objetivos, fases y procedimientos se incluyen en un protocolo, a menudo en forma de manuales de implementación, que se usa en entornos similares al del programa inicial. De este modo, el investigador examina en qué medida el programa se asemeja al protocolo inicial. Las categorías en las que se basa un estudio de fidelidad son (Dusenbury y otros, 2001):
  • la adherencia terapéutica;

  • la cantidad de intervenciones dispensadas;

  • la calidad de ejecución de las mismas y

  • la capacidad de respuesta de los pacientes.

En un estudio de fidelidad, el investigador se plantea las preguntas siguientes:
  • ¿De qué modo el protocolo del programa se está aplicando?

  • ¿Hay variaciones en su aplicación? En caso afirmativo, ¿cuáles son las variaciones?

  • ¿Las variaciones ayudan o impiden el cumplimiento de los objetivos del programa?

6.2.3.El estudio de producción
El estudio de producción cuantifica lo que el programa genera como producto. Aquí, el investigador calcula el número de actividades llevadas a cabo en el marco del programa y el número de pacientes que reciben asistencia. Específicamente, el investigador cuantifica las siguientes dimensiones de producción:
  • el número de pacientes derivados al servicio de trabajo social y, de este número,

  • la proporción de pacientes asistidos por el programa;

  • el número de intervenciones efectuadas en un ámbito global del programa y la proporción en cada una de sus fases;

  • la proporción de pacientes que han seguido todo el programa y que lo han dejado;

  • la proporción de pacientes que, una vez finalizado el programa, han recibido el alta del servicio de trabajo social; y, por último,

  • la proporción de pacientes que han continuado recibiendo asistencia por parte del trabajador social sanitario a pesar de haber seguido el programa.

En un estudio de producción, el investigador se plantea las siguientes preguntas:
  • ¿Cuántos pacientes están siguiendo el programa?

  • ¿Cuántas actividades efectúa el programa diaria y semanalmente?

  • ¿Cuántos pacientes atendidos por el programa han recibido el alta del servicio?

6.3.La evaluación sumativa

Llevada a cabo en el momento posterior a la implementación de programa, la evaluación sumativa determina los efectos del programa y valora su coste y beneficios. Cualquier organización que desee hacer una evaluación sumativa de un programa debe planificarla en el momento inicial de su implementación ya que esta evaluación requiere comparar la situación de los pacientes antes y después de su participación en el programa (Tard y otros, 1997).
Como se puede apreciar en la figura 3, la evaluación sumativa puede enfocarse hacia los resultados del programa o bien hacia su coste. Un enfoque centrado en los resultados tiene como fin determinar en qué medida los efectos producidos por el programa se ajustan a los efectos previstos a su inicio. En este caso, la evaluación tiene como objeto de estudio la medición de la eficacia del programa. De la misma manera, cuando el investigador quiere comprobar los efectos del programa en la sociedad en general, la evaluación tiene como objeto de estudio la medición del impacto del programa en el nivel de la sociedad en general. Por otra parte, un enfoque centrado en el coste del programa tiene como objeto de estudio la determinación de la eficiencia del programa. Aquí el investigador considera cuáles fueron los recursos financieros y materiales necesarios para su ejecución.
6.3.1.El estudio de la eficacia
En un estudio de la eficacia, el investigador busca determinar si la participación de los pacientes en el programa ha producido los efectos previstos. Este estudio tiene un carácter experimental y requiere que desde el inicio del programa los pacientes hayan sido agrupados al azar en dos grupos: un primer grupo integrado por pacientes que participan en el programa, y un segundo grupo compuesto por pacientes que no participan en el programa y que tampoco reciben otro tipo de intervención por parte del trabajador social sanitario. Al inicio del estudio, el estado psicosocial de los pacientes en los dos grupos se mide mediante un cuestionario que se administrará de nuevo a mediados del programa, también a su fin y unos meses después de su fin. Los resultados de cada grupo se comparan para determinar si el grupo que participó en el programa mejoró o se deterioró, o si bien no se produjo cambio alguno respecto al grupo que no participó.
El estudio de la eficacia se basa esencialmente en la medida de los cambios (¿existen o no cambios en los pacientes que participaron en el programa?) y la atribución de los cambios (¿pueden atribuirse los cambios al programa?). La atribución de los cambios es particularmente importante porque determina si los cambios observados en los pacientes se deben exclusivamente al programa y no también a una variedad de circunstancias externas al mismo (Tard y otros, 1997).
En un estudio de eficacia, el investigador se plantea las siguientes preguntas:
  • ¿Qué objetivos cumplió el programa?

  • ¿Qué cambios se observan en los pacientes?

  • ¿En qué medida estos cambios se deben al programa?

6.3.2.El estudio de impacto
El estudio de impacto incluye información sobre los efectos secundarios, tanto positivos como negativos, no previstos y no intencionales del programa en el ámbito de la sociedad en general. Generalmente, el impacto de un programa se observa a largo plazo en el exosistema donde se formulan y se aplican las políticas sanitarias, sociales, de empleo, de vivienda, etc. (Unrau y otros, 2007). En general, las organizaciones no suelen emprender un estudio de impacto de su programa ya que esta iniciativa supera con creces su misión (Tard y otros, 1997).
En un estudio de impacto, el investigador se plantea las siguientes preguntas:
  • ¿Qué efectos, tanto positivos como negativos, tuvo el programa?

  • ¿Qué consecuencias imprevistas o no intencionales se han detectado?

  • ¿Qué contribución ha hecho el programa al conjunto de la sociedad a largo plazo?

6.3.3.El estudio de eficiencia
El estudio de eficiencia es el último objeto de estudio de la evaluación sumativa. Se determina la eficiencia de un programa cuando el investigador compara los costes de un programa con sus resultados. A pesar de que esta relación entre los costes y los resultados se conoce generalmente mediante el concepto de coste-efectividad (Unrau y otros, 2007), un estudio de eficiencia puede ir más allá de este concepto y examinar también el coste-beneficio de un programa. Aquí el investigador compara los costes del programa con el ahorro derivado de sus resultados. Por ejemplo, un programa que disminuye la incidencia de violencia machista en parejas en las que la mujer ha denunciado ser víctima de maltratos tiene beneficios claros en los niveles personal, social, y sanitario. Aunque la ejecución de este programa pueda costar mucho dinero, tiene una relación coste-beneficio positiva por los ahorros que genera a la sociedad.
En un estudio de eficiencia, el investigador se plantea las siguientes preguntas:
  • ¿Cuánto costó el programa?

  • ¿Qué relación coste-efectividad tiene el programa respecto a programas similares?

  • ¿Qué relación coste-beneficio tiene el programa respecto al ahorro que supone?

Una vez presentados los tres tipos de evaluación, sus enfoques y objetos de estudio, a continuación exponemos los procedimientos de una evaluación de programas tomando como estudio de caso la evaluación de la planificación.

7.¿Cómo se lleva a cabo una evaluación?

En tanto que investigación científica, la evaluación de programas se caracteriza por los mismos procedimientos que cualquier otro tipo de investigación en ciencias sociales. Estos procedimientos se ubican en el marco de un diseño de investigación que conecta, de manera secuencial, los siguientes componentes (Bryman, 2004):
  • la pregunta de investigación;

  • el propósito de investigación;

  • la metodología de investigación;

  • el método de recogida de datos;

  • el análisis de los datos y

  • la presentación de los resultados.

En este apartado, aplicaremos los cuatro primeros procedimientos de un diseño de investigación (la pregunta de investigación, el propósito, la metodología y el método de recogida de datos) a una evaluación de planificación de necesidades. Por esta razón, usaremos un estudio de caso en trabajo social oncológico con pacientes con cáncer de mama.
Estudio de caso en trabajo social oncológico
Las pacientes de cáncer viven una miríada de emociones a lo largo de la enfermedad: la incertidumbre que rodea a los momentos previos a la prueba de detección, el choque en el instante del anuncio del diagnóstico, el desaliento durante el seguimiento de la quimioterapia, el alivio ante unos resultados del tratamiento que confirman la eliminación de la enfermedad o la desesperación ante la identificación de una nueva masa en la otra mama. Sin duda, estas emociones impactan sobre la vida cotidiana de las pacientes y les obliga a hacer importantes ajustes en el nivel personal, conyugal y familiar. Uno de estos ajustes tiene que ver con la asunción de responsabilidades, tareas o cargas por parte de su cónyuge para las que, en algunos casos, no está preparado y le superan. Al mismo tiempo, la dinámica familiar también puede verse alterada cuando sus hijos viven de manera aislada la incertidumbre generada por la enfermedad, provocando entre ellos un distanciamiento y un desinterés hacia la escuela o una ansiedad de cara al futuro.
De este modo, los cambios que impone el cáncer en el entorno de las pacientes no tienen una dimensión exclusivamente médica sino que también impactan negativamente en el funcionamiento social de las pacientes. En este contexto, el personal médico y de enfermería se enfrenta a menudo a situaciones delicadas de carácter emocional, interaccional y comunicativo ante los que no disponen de formación y habilidades para intervenir, como por ejemplo testimonios de relatos personales por parte de la paciente, situaciones de tensión y desacuerdos con el cónyuge, distanciamientos y/o pasividad de los niños hacia la esfera parental, etc.
Teniendo en cuenta que las pacientes que acuden al servicio de oncología no presentan trastornos de depresión u otros síntomas de salud mental, la unidad oncológica del hospital, ubicado en Blanes (Cataluña), se está planteando incorporar a un trabajador social sanitario dentro del equipo interdisciplinar con el fin de ofrecer un servicio de apoyo a las pacientes y a su familia. El rol del trabajador social sanitario se centrará en el desarrollo de herramientas para que las pacientes puedan hacer frente a los problemas psicosociales derivados de su enfermedad. Por este motivo, se implicará al entorno de los pacientes en la implementación de soluciones y la evaluación del proceso de ayuda para la evaluación de estas situaciones.
Antes de empezar los procedimientos formales para la incorporación del trabajador social oncológico dentro del equipo interdisciplinar, el jefe de la unidad oncológica quiere efectuar una evaluación de planificación sobre las necesidades psicosociales de las pacientes con el fin de tener un inventario completo de su situación, carencias, formas de ayuda no informal y necesidades más urgentes. Por esta razón, el jefe ha contactado con el servicio de trabajo social del hospital para encargarle un estudio de necesidades. El jefe ha expresado la importancia de que el estudio tenga un carácter exploratorio y descriptivo que permita entender la situación de las pacientes a partir de su propia perspectiva y no la de la de los miembros del equipo médico de la unidad de Oncología. Se ha acordado que la metodología más apropiada para este tipo de evaluación sea la metodología cualitativa.
A continuación, vemos los diferentes procedimientos de la evaluación de planificación aplicada a este estudio de caso. Empezaremos con la formulación de las preguntas de investigación.

7.1.Formulación de las preguntas de investigación

Las preguntas de investigación son el eje central de cualquier investigación científica y la piedra angular alrededor de la cual giran todos los procedimientos de la investigación. En el contexto de la evaluación en trabajo social sanitario, las preguntas de investigación determinan el tipo de evaluación que se hace (evaluación de planificación, formativa o sumativa), el enfoque adoptado (prospección, implementación, resultado, etc.) y el objeto de estudio (necesidades, proceso, eficacia, etc.). En caso de no plantear preguntas de investigación, el investigador corre el riesgo de perderse tanto por la falta de dirección como por la ausencia de un objeto de estudio claro. Es, por lo tanto, esencial que las preguntas de investigación se formulen de una manera simple y explícita (Blaikie, 2010).
Procedimiento 1. Exploración de las preguntas de investigación
En el momento inicial de la evaluación de planificación sobre las necesidades de las pacientes con cáncer de mama, habéis hecho varias llamadas telefónicas al personal médico y enfermero de la unidad de Oncología con el fin de recoger sus impresiones sobre las posibles necesidades psicosociales de las pacientes y, de este modo, familiarizaros con el tema. Estas llamadas telefónicas os han dado unas pistas para elaborar vuestras preguntas de investigación.
La evaluación de planificación centrada en las necesidades de una población de pacientes suele orientar las preguntas hacia los pacientes, su familia, o una eventual intervención tal y como sugieren Unrau y otros (2007). Siguiendo el modelo de estos autores, a continuación, preparáis una lista de preguntas centradas en las pacientes, su familia, los hijos, la pareja y una futura intervención.
Preguntas centradas en las pacientes:
  • ¿Qué necesidades psicosociales tienen las pacientes con cáncer de mama?

  • ¿Qué problemas les afectan más?

Preguntas centradas en la familia:
  • ¿Qué cambios se han producido en la estructura familiar desde que se ha diagnosticado el cáncer?

  • ¿Qué impacto ha tenido el cáncer en el ejercicio de la autoridad parental?

Preguntas centradas en los hijos:
  • ¿Qué cambios ha habido en las interacciones entre hermanos?

  • ¿De qué manera estos cambios afectan a cada niño de acuerdo con su edad, sexo y rango en la fratría?

Preguntas centradas en la pareja:
  • ¿Cuáles son las necesidades de los cónyuges en el nivel personal y social?

  • ¿De qué manera los cónyuges hacen frente a los problemas derivados del cáncer?

Preguntas centradas en la intervención:
  • ¿Qué herramientas necesitan las pacientes para hacer frente a sus problemas?

  • ¿Cómo han hecho frente a estos problemas hasta ahora? ¿Con qué recursos?

Como podemos ver, las preguntas relevantes para un estudio de necesidades de este tipo tienen una naturaleza exploratoria y abierta (Blaikie, 2010). Por una parte, el carácter exploratorio de las preguntas se evidencia en su interés por describir las características de las pacientes con cáncer de mama así como los patrones de comportamiento, pensamientos o discursos de las personas implicadas (en este caso, sus cónyuges y sus hijos). Por otra parte, el carácter exploratorio de las preguntas se denota también en el hecho de que las preguntas son formuladas de manera abierta, cosa que permite generar una respuesta con un elevado grado de detalle. Algunas palabras típicas en la formulación de las preguntas abiertas son qué (singular), cuáles (plural) y cómo (Blaikie, 2010). También se acostumbran a usar las palabras cuándo y dónde en casos en los que se quiere explorar el momento y el lugar en los que determinadas situaciones o comportamientos se manifiestan en la vida de los pacientes y de su familia (Creswell, 2003). De igual modo, también es importante el hecho de que cada pregunta se centre en una sola idea (Creswell, 2003). Sin duda, el hecho de que cada pregunta se focalice en una sola idea agiliza su formulación y facilita su comprensión.
En el nivel práctico, es importante tener en cuenta que la elección de determinadas preguntas en detrimento de otras condiciona el proceso entero de la investigación. Asimismo, en el nivel conceptual, el tipo de preguntas formuladas tiene una influencia directa en cómo el investigador se aproxima al problema social examinado y, por lo tanto, condiciona el énfasis que este da a cada uno de sus componentes. Por estas razones, es importante que el investigador elija una sola pregunta de investigación que le permita hacer una circunscripción precisa del problema social estudiado. Al mismo tiempo, es recomendable que el investigador formule sub-preguntas que le permitan acotar el enfoque de la investigación (Creswell, 2003).
Procedimiento 2. Formulación de preguntas de investigación
Después de las discusiones telefónicas que habéis tenido con el personal médico y enfermero sobre las necesidades de las pacientes, formuláis las siguientes preguntas de investigaciones.
Pregunta central:
1. ¿Qué necesidades psicosociales tienen las pacientes con cáncer de mama?
Sub-preguntas:
1.1. ¿En qué entorno (personal, social, familiar, etc.) se manifiestan más sus necesidades?
1.2. ¿Cuándo se hacen más agudas?
1.3. ¿Qué consecuencias tienen en su funcionamiento social?
Una vez formuladas las preguntas de investigación, se plantea el segundo procedimiento de la evaluación de planificación que veremos a continuación: el propósito de investigación.

7.2.Definición del propósito de la investigación

Mientras la pregunta de investigación determina el objeto de estudio, el propósito de la investigación indica los objetivos del estudio, las razones por las cuales se hace la investigación y las propuestas de actuación derivadas de la misma (Creswell, 2003). El propósito de la investigación constituye, por lo tanto, un resumen sucinto sobre el qué, el por qué y el cómo de la investigación que debe permitir a una persona ajena a la investigación entender su desarrollo.
La formulación del propósito de investigación sigue unas pautas específicas. En primer lugar, el propósito suele iniciarse con un enunciado de carácter declarativo: “El propósito (o intento u objetivo) de esta evaluación es…”. A este enunciado se le añade, en segundo lugar, el propósito de la investigación entendido como objetivo central. Ejemplos de objetivos centrales en investigación centrada en el estudio de necesidades de pacientes son: “identificar carencias”, “describir las necesidades”, “comprender las experiencias”, “profundizar la comprensión”, o “examinar el significado de”. En tercer lugar, se define la población en que se centra la investigación y, en cuarto lugar, el fenómeno de estudio con una definición breve y clara del mismo. En quinto lugar, se añade lo que la investigación pretende alcanzar una vez finalizada o, dicho de otra manera, el resultado que se espera. En caso de una evaluación de planificación sobre las necesidades de pacientes, un posible resultado será el diseño de un nuevo programa de atención o la elaboración de nuevas estrategias de intervención dentro de un programa existente. En sexto lugar, se especifica la ubicación donde se desarrollará la investigación: en el hospital, en el hogar, etc. (Creswell, 2003).
Así, pues, recapitulando, el propósito de una investigación debe incluir los siguientes seis componentes:
1) Un enunciado
2) Un objetivo
3) Una población
4) Un fenómeno
5) Un resultado
6) Una ubicación
A continuación, vemos el propósito de investigación aplicado al estudio de caso.
Procedimiento 3. Definición del propósito de investigación
El propósito de esta evaluación de planificación (enunciado) es identificar y describir las necesidades psicosociales (objetivo) de las pacientes con cáncer de mama atendidas por el servicio de Oncología del Hospital Comarcal de Blanes, en Cataluña (población). El fenómeno central de la investigación son las necesidades psicosociales de las pacientes y que pueden definirse como los requerimientos emocionales, psicológicos, sociopolíticos, socioeconómicos y espirituales que son esenciales y no solo deseables en la vida (fenómeno) (NASW, 2005). El resultado de esta investigación permitirá diseñar una propuesta para un nuevo programa de atención en trabajo social oncológico (resultado).La investigación se llevará a cabo en el servicio de Oncología del Hospital Comarcal de Blanes, en Cataluña (ubicación).
Una vez elaborado el propósito de investigación, pasamos al tercer procedimiento de investigación: la elección de la metodología.

7.3.Elección de la metodología de investigación

La metodología de investigación es el marco en el que las suposiciones filosóficas, los principios éticos y las cuestiones de poder definen la elección del método de investigación por parte del investigador (Neuman, 2006). O dicho de otra manera, la metodología de investigación combina el conjunto de principios filosóficos, éticos y políticos del investigador y los traduce en decisiones prácticas y tangibles en relación con el tipo de investigación que se lleva a cabo.
En ciencias sociales, contamos con las metodologías cuantitativa, cualitativa y mixta. En primer lugar, la metodología cuantitativa tiene como propósito medir unas hipótesis basadas en la posible relación entre unas variables. Las variables son conceptos que representan hechos sociales como la edad, el género, la clase social, el nivel de educación, etc. De este modo, en una investigación cuantitativa el investigador elige unas variables, a menudo derivadas de una teoría, y examina la posible relación entre las mismas. La elección de una metodología cuantitativa es relevante cuando hay un cuerpo amplio de teoría que, por una parte, posibilita la definición de unas variables y que, por la otra, sugiere la existencia de un conjunto de relaciones entre las mismas.
En segundo lugar, el investigador hace uso de la metodología cualitativa cuando su propósito es examinar el significado que las personas atribuyen a situaciones, fenómenos o conceptos, de un modo fiel a sus percepciones. En consecuencia, la meta de la metodología cualitativa es profundizar en la comprensión de un fenómeno poco conocido, desarrollar una nueva teoría o contrastar una teoría existente a partir de los datos reunidos (Neuman, 2006). La elección de una metodología cualitativa es pertinente cuando existe poco conocimiento sobre un fenómeno social o cuando hay una necesidad de revisar la comprensión social existente de un fenómeno a partir de una nueva perspectiva. Así pues, mientras que la investigación cualitativa sirve para generar conocimiento sobre un fenómeno poco conocido, la investigación cuantitativa comprueba las relaciones entre los conceptos mayores de este conocimiento.
En tercer lugar, la metodología mixta combina de manera secuencial o paralela un estudio cuantitativo y cualitativo dentro de una misma investigación (Creswell, 2003).
Por razones de espacio, este módulo cuenta con una breve exposición de la metodología cualitativa aplicada, a continuación, al estudio de caso de las pacientes con cáncer de mama.
Procedimiento 4. Elección de la metodología de investigación
En el momento de elegir la metodología para la evaluación de planificación sobre las necesidades de las pacientes con cáncer de mama, habéis optado por la metodología cualitativa. Habéis elegido esta metodología porque necesitáis saber cómo las pacientes perciben sus necesidades y porque se sabe muy poco sobre este tema. De este modo, profundizaréis en vuestra comprensión del tema y, como consecuencia de esto, determinaréis los objetivos que debe tener el nuevo programa para satisfacer las necesidades de las pacientes.
Vemos, a continuación, la elección del método de recogida de datos, el cual constituye el cuarto procedimiento del diseño de investigación.

7.4.Elección del método de recogida de datos

La metodología cualitativa cuenta con una variedad de métodos para reunir datos sobre los fenómenos y problemas sociales que estudian los investigadores. Entre estos, cabe destacar la entrevista individual, la entrevista de grupo, el grupo de discusión, el grupo nominal, la observación participante y no participante, y el uso de documentos (Blaikie, 2010). Cada método tiene sus especificidades, sus ventajas y sus inconvenientes. Asimismo, unos se adaptan mejor a ciertas preguntas y propósitos de investigación cualitativas que otros. Por ejemplo, este es el caso del grupo de discusión y que puede considerarse idóneo para efectuar una evaluación de planificación sobre las necesidades de pacientes.
7.4.1.El grupo de discusión
El grupo de discusión es un método que consiste en la reunión de personas, elegidas a partir de unos criterios de selección, con el fin de discutir sobre una serie de preguntas y temas. A diferencia de la entrevista de grupo, el cual sigue un patrón recíproco de pregunta-respuesta entre el moderador y los participantes, el grupo de discusión pone énfasis en la generación de discusión entre los participantes a partir de las interacciones (tanto positivas como negativas) que hay entre ellos. Así pues, “el carácter interactivo del grupo de discusión es el lugar donde reside el mayor potencial del método” (Fàbregues y Paré, 2013, pág. 6), en tanto que las interacciones entre los participantes generan un registro de ideas y opiniones mucho más amplio que el que puede generarse a partir del modo de reciprocidad convencional, en el cual el moderador pregunta y los participantes contestan cada uno en su turno.
7.4.2.Fases del grupo de discusión
El grupo de discusión se desarrolla en las ocho fases que se ilustran en la figura 4. En este apartado, solo discutimos las actividades comprendidas entre las fases 1 y 5. Sin embargo, recomendamos la lectura de Riba (2010) para una discusión detallada sobre las ocho fases del grupo de discusión.
Figura 4. Fases del grupo de discusión.
Fuente: Stewart; Shamdasani (2007).
Fuente: Stewart; Shamdasani (2007).
En la fase 1, la definición del problema de investigación, el investigador circunscribe el problema social a estudiar. A continuación, el investigador formula la pregunta de investigación que debe servirle para profundizar en su comprensión del problema social en estudio.
La fase 2 se centra en la selección del muestreo de investigación. En investigación cualitativa, el muestreo se refiere al conjunto de personas (conocidas como “casos”) que viven el problema social identificado en la fase 1. Debido a sus características personales, sociales o médicas, estos casos permitirán al investigador desarrollar una visión en profundidad del problema social. En la literatura sobre investigación cualitativa, a este tipo de muestreo se le denomina muestreo propositivo (Fàbregues y Paré, 2013). En el marco de un grupo de discusión, es importante que los casos seleccionados tengan un cierto nivel de homogeneidad para fomentar la generación de discusión entre ellos. Igualmente importante es que el tamaño del grupo sea de entre seis y diez participantes, a pesar de que este umbral puede variar de acuerdo con los requisitos de la investigación. Se recomienda la lectura de Gutiérrez Brito (2008) para una discusión detallada sobre las características del muestreo del grupo de discusión.
En la fase 3, la selección del moderador, es importante elegir a una persona que favorezca la confianza entre los participantes de manera que estos puedan discutir su situación libremente sin temor al juicio o al rechazo por parte del grupo. En este punto, es evidente que factores como el género, la raza, la edad, la religión o la orientación sexual del moderador tienen una influencia directa sobre la naturaleza de los intercambios entre los participantes. En investigaciones sobre temas sensibles, como el racismo o la violencia, es recomendable que el moderador tenga características similares a las de los participantes para así favorecer el sentimiento de proximidad entre los dos bandos. Esta delicada tarea de selección del moderador para un grupo de discusión recae obviamente en el investigador, quien, además de elegir a alguien con un perfil similar al del grupo, deberá asegurarse de que tenga la experiencia requerida para la moderación de un grupo de discusión.
La elaboración del guión constituye la cuarta fase del proceso del grupo de discusión. Aquí se eligen los temas que se discutirán durante la sesión y se elaboran las preguntas que se formularán a los participantes. Krueger y Casey (2008) ofrecen un conjunto de pautas que hay que seguir en la elaboración de preguntas para el grupo de discusión. Específicamente, estos autores recomiendan elaborar el guión a partir de cinco tipos de preguntas, de un nivel más general a otro más específico (Rennekamp y Nall, 2010).
1) Preguntas de apertura: son preguntas fáciles de responder con el fin de que los participantes empiecen a conversar y se sientan cómodos.
Ejemplo: “Díganos su nombre, y el tiempo que ha estado participando en el programa”.
2) Preguntas introductorias: son preguntas para que el grupo empiece a reflexionar sobre el tema general de la sesión. Ayudan a enfocar la conversación.
Ejemplo: “¿Cómo se enteró de este programa?”.
3) Preguntas de transición: son preguntas que establecen un vínculo entre las preguntas introductorias y las preguntas clave. Obligan a que los participantes profundicen en las preguntas introductorias.
Ejemplo: “Piense en la primera sesión en que participó del programa. ¿Cuáles fueron sus primeras impresiones?”
4) Preguntas clave: son preguntas que se centran en las principales áreas del problema social estudiado. La mayor parte del tiempo del grupo de discusión debe dedicarse a estas cuestiones.
Ejemplo: “¿De qué manera ha cambiado su vida a resultas de su participación en el programa? ¿Qué beneficios ha obtenido?”.
5) Preguntas de terminación: son preguntas que llevan la sesión a su cierre.
Ejemplo: “¿Hay algo de lo que deberíamos haber hablado, pero no lo hemos hecho?”.
La fase 5 del grupo de discusión, el reclutamiento de los participantes, consiste en invitar a los participantes a participar en la investigación y, por lo tanto, a convocarles a la sesión. El proceso de reclutamiento suele hacerse de manera presencial (en centros de salud durante la visita al médico o bien por teléfono, correo electrónico o correo postal). Si los pacientes forman parte de una asociación que dispone de página web, puede usarse esta herramienta digital para contactar con un número elevado de personas de una manera eficiente. Los pacientes que aceptan participar en la investigación deben dar su consentimiento firmando un formulario de consentimiento informado que presente los aspectos clínicos, éticos y prácticos de su participación en la investigación (Keefe, 2012). Por último, en el proceso de reclutamiento, el investigador debe especificar el lugar, la hora y la duración del grupo de discusión.
A continuación, vemos las fases 1-5 del grupo de discusión (la definición del problema de investigación, la selección del muestreo, la selección del moderador, la elaboración del guión y el reclutamiento de los participantes) aplicadas al estudio de caso.
Figura 5. Fases del grupo de discusión aplicado al estudio de caso.
Fuente: Elaboración propia.
Fuente: Elaboración propia.

Resumen

El objetivo de este módulo ha sido que os introduzcáis en la filosofía, propósitos, orientaciones y métodos de investigación evaluativa en trabajo social sanitario. A lo largo del módulo, hemos resaltado una gran diversidad de temas. En un inicio hemos presentado la evaluación de la intervención y la evaluación de programas así como sus niveles correspondientes en la estructura sociosanitaria. Nos hemos familiarizado con los tres tipos de evaluación más utilizados en trabajo social sanitario: la evaluación de planificación, la evaluación formativa y la evaluación sumativa. Para cada una de estas, hemos hecho referencia a las especificidades de sus enfoques y de sus objetos de estudio. Este hecho nos ha llevado a cubrir ocho objetos de estudio: el estudio de necesidades, de factibilidad, de proceso, de fidelidad, de producción, de eficacia, de impacto y de eficiencia. La última sección del módulo se ha centrado en algunos de los procedimientos para la ejecución de una investigación evaluativa cualitativa. De manera específica, hemos abordado cuatro procedimientos del diseño de investigación:
1) la formulación de las preguntas de investigación;
2) la definición del propósito;
3) la elección de la metodología y
4) la elección del método de recogida de datos.
Mediante el grupo de discusión hemos aplicado este último procedimiento al estudio de caso de las pacientes con cáncer de mama.
Por último, es importante destacar que en el glosario de este módulo se incluye una definición de los temas más relevantes de la investigación evaluativa en trabajo social sanitario. Asimismo, tomando en consideración el hecho de que la mayoría de la literatura en este ámbito proviene de países anglosajones y que para algunos términos no existe una traducción literal al castellano, en el anexo se incluye un glosario de términos en inglés sobre la investigación evaluativa en trabajo social sanitario.

Glosario

accountability f
Véase rendición de cuentas.
case-level evaluation f
Véase evaluación de la intervención.
effectiveness evaluation f
Véase estudio de la eficacia.
efficiency evaluation f
Véase estudio de la eficiencia.
estudio de eficiencia m
Estudio que calcula el coste derivado de un programa considerando, a un mismo tiempo, los beneficios financieros de sus efectos. Se lleva a cabo en el nivel del programa.
en efficiency evaluation
estudio de fidelidad m
Estudio que asesora el grado en que la implementación de una intervención o de un programa se adhiere al modelo de protocolo desarrollado originalmente. Se efectúa en el nivel del programa o intervención.
en fidelity assessment
estudio de impacto m
Estudio que determina los efectos segundarios, tanto positivos como negativos, no previstos y no intencionales del programa en el nivel de la sociedad en general. Se hace en el nivel del programa.
en impact evaluation
estudio de la eficacia m
Estudio experimental que determina si un programa produce los resultados esperados mediante el control de los factores internos y externos que puedan influir en los resultados. Para este estudio, se usa un grupo de control que no recibe el programa y otro grupo que sí lo recibe. Se lleva a cabo en el nivel del programa.
en effectiveness evaluation
estudio de necesidades m
Estudio que, con el fin de decidir si deben implementarse nuevos programas o estrategias de intervención, valora las necesidades de una población de pacientes así como la naturaleza y el alcance de sus problemas sociales. Se lleva a cabo en el nivel del programa o intervención.
en need assessment
estudio de proceso m
Estudio que, con el fin de proporcionar un feedback continuo a los trabajadores sociales sanitarios para mejorar la prestación de intervenciones o de un programa, lleva a cabo un seguimiento de las dinámicas internas de sus actividades y describe si estas se están haciendo del modo previsto. Se lleva a cabo en el nivel del programa o intervención.
en process evaluation
estudio de producción m
Estudio que asesora la producción derivada de un programa así como el número de pacientes asistidos y la cantidad de intervenciones efectuadas. Se hace en el nivel del programa.
en outputs evaluation
estudio de viabilidad m
Estudio que, con el fin de tomar una decisión sobre la implementación de un nuevo programa o nuevas estrategias de intervención, asesora los recursos financieros y organizacionales necesarios para su establecimiento, así como los factores susceptibles de favorecer e influir negativamente en su ejecución. Se lleva a cabo en el nivel del programa o intervención.
en feasability evaluation
evaluación de la intervención f
Investigación que evalúa el proceso o la eficacia de una intervención con un sistema-cliente único.
evaluación de planificación f
Investigación exploratoria que se lleva a cabo con los objetivos de efectuar una planificación adecuada de un programa. Sirve para incorporar nuevas estrategias de intervención y proporcionar un inventario de las necesidades de los clientes según los recursos disponibles. Se efectúa en el nivel del programa o intervención.
en planning assessment
evaluación de programas f
Investigación que implica hacer un juicio sobre la planificación, el desarrollo o el resultado de un programa.
en program evaluation
evaluación formativa f
Investigación que, con el fin de mejorar un programa o una intervención, cuestiona el proceso de dicho programa o intervención mediante el asesoramiento de los medios empleados para lograr sus objetivos. Se hace en el nivel del programa o intervención.
en formative evaluation
evaluación sumativa f
Investigación que determina si un programa o una intervención genera los resultados esperados mediante el control de los factores internos o externos que hubieran podido influir en sus resultados. Se hace en el nivel del programa o intervención.
en summative evaluation
evidence-based practice f
Véase práctica basada en la evidencia.
feasability evaluation m
Véase estudio de viabilidad.
fidelity assessment m
Véase estudio de fidelidad.
formative evaluation f
Véase evaluación formativa.
impact evaluation f
Véase estudio de impacto.
intervención f
Interacción entre el trabajador social sanitario y un paciente en la que se trabaja la adaptación o el desarrollo de herramientas personales y sociales con el fin de mejorar su funcionamiento social, siempre según una reflexión crítica de los factores ecosistémicos que influyen en su bienestar.
en intervention.
intervention f
Véase intervención.
need assessment m
Véase estudio de necesidades.
objetivo del programa m
Declaración que especifica de manera clara y precisa el resultado o cambio esperado en los pacientes atendidos por el servicio de trabajo social sanitario.
en program objective.
outputs evaluation f
Véase estudio de producción.
planning assessment f
Véase evaluación de planificación.
práctica basada en la evidencia f
Decisiones y acciones que han demostrado su eficacia según el método científico de estudio experimental y que guían las intervenciones del trabajador social sanitario.
process evaluation m
Véase estudio de proceso.
program m
Véase programa.
program evaluation f
Véase evaluación de programas.
program objective m
Véase objetivo del programa.
programa m
Conjunto de intervenciones que tienen un propósito alineado con las metas del trabajo social sanitario.
en program
rendición de cuentas f
Permitir que las acciones y decisiones del trabajador social sanitario sean examinadas por parte del investigador dentro del marco de una auditoría interna o de una investigación externa.
en accountability.
summative evaluation f
Véase evaluación sumativa.

Bibliografía

Beaudoin, A. (1986). “L'insertion de l'évaluation sur système unique dans l'intervention”. Service social (núm. 35, vol. 1-2, págs. 52-73).
Beaudoin, A.; Lefrançois, R.; Ouellet, F. (1986). “Les pratiques évaluatives : enjeux, stratégies et principes”. Service social (núm. 35, vol. 1-2, págs. 188-213).
Beder, J. (1999). “Evaluation Research on the Effectiveness of Social Work Intervention on Dialysis Patients: The First Three Months”. Social Work in Health Care (núm. 30, vol. 1, págs.15-30).
Blaikie, N. W. H. (2010). Designing social research. Cambridge: Polity Press.
Bryman, A. (2004). Social Research Methods (2.ª ed.). Nueva York: Oxford University Press.
Creswell, J. W. (2003). Research Design: Qualitative, Quantitative, and Mixed Methods Approaches. Thousand Oaks: Sage.
Dusenbury, L.; Brannigan, R.; Falco, M.; Hansen, W. B. (2001). “A review of research on fidelity of implementation: implications for drug abuse prevention in school settings”. Health Education Research (núm. 18, vol. 2, págs. 237-256).
Fàbregues, S.; Paré, M. H. (2013). “El grupo de discusión y la observación participante”. En: S. Fàbregues; J. Meneses; D. Rodríguez-Gomez; M. H. Paré (eds.). Construcción de instrumentos para la investigación en las ciencias sociales y del comportamiento (págs. 5-18). Barcelona: FUOC.
Fisher, M. S. (2006). “Psychosocial Evaluation Interview Protocol for Pretransplant Kidney Recipients”. Health & Social Work (núm. 31, vol. 2, págs. 137-144).
Gignac, M. A. (2000). “An Evaluation of a Psychotherapeutic Group Intervention for Persons Having Difficulty Coping with Musculoskeletal Disorders”. Social Work in Health Care (núm. 32, vol. 1, págs. 57-75).
Gutiérrez Brito, J. (2008). “Dinámica del grupo de discusión”, Cuadernos metodológicos. Madrid: CIS.
Keefe, R. (ed.). (2012). Handbook for Public Health Social Work. Nueva York: Springer.
Krueger, R. A.; Casey, M. A. (2008). Focus Groups: A Practical Guide for Applied Research. Thousand Oaks: Sage.
Mayer, R.; Ouellet, F.; Saint-Jaques, M. C.; Turcotte, D. (2000). Méthodes de recherches en intervention sociale. Boucherville: Gaëtan Morin Éditeur.
Mowbray, C. T.; Holter, M. C.; Teague, G. B.; Bybee, D. (2003). “Fidelity Criteria: Development, Measurement, and Validation”. American Journal of Evaluation (núm. 24, vol. 3, págs. 315-340).
Mullen, E. J.; Shlonsky, A.; Bledsoe, S. E.; Bellamy, J. L. (2005). “From concept to implementation: challenges facing evidence-based social work”. The Policy Press (núm. 1, vol. 1, págs. 61-84).
NASW (2005). “NASW Standards for Social Work Practice in Health Care Settings”. National Association of Social Workers Series. Washington.
Neuman, W. L. (2006). Social research methods: qualitative and quantitative approaches (2.ª ed.). Boston: Pearson Education.
Nicholas, D. B.; Fellner, K. D.; Frank, M.; Small, M.; Hetherington, R.; Slater, R.; y otros (2012). “Evaluation of an Online Education and Support Intervention for Adolescents With Diabetes”. Social Work in Health Care (núm. 51, vol. 9, págs. 815-827).
Peterson, K. J.; Anderson, S. C. (1984). “Evaluation of Social Work Practice in Health Care Settings”. Social Work in Health Care (núm. 10, vol. 1, págs. 1-16).
Rennekamp, R. A.; Nall, M. A. (2010). Using Focus Groups in Program Development and Evaluation [en línea]. <http://www2.ca.uky.edu/agpsd/focus.pdf>
Riba, C. E. (2010). Tècniques d'anàlisi de dades qualitatives. Barcelona: Fundació Universitat Oberta de Catalunya.
Shaw, I.; Briar-Lawson, K.; Orme, J.; Ruckdeschel, R. (2010). Mapping Social Work Research: Pasts, Presents, Futures (págs. 1-20). Londres: Sage.
Stewart, D. W.; Shamdasani, P. N. (2007). Focus groups: Theory and practice. Thousand Oaks: Sage.
Tard, C.; Ouellet, H.; Beaudoin, A.; Dumas, P. (1997). Manual d'instruction, L'évaluation de l'action des organismes dans le cadre du programme d'action communautaire pour les enfants (PACE). Quebec: Centre de Recherche sur les Services Communautaires.
Tripodi, T.; Potocky-Tripodi, M. (2007). International Social Work Research: Issues and Prospects: Oxford University Press.
Turcotte, D.; Tard, C. (2000). “L'évaluation de l'intervention et l'évaluation de programme”. En: R. Mayer; F. Ouellet; M.-C. Saint-Jaques; D. Turcotte (eds.). Méthodes de recherches en intervention sociale (págs. 327-358). Boucherville: Gaëtan Morin Éditeur.
Unrau, Y. A.; Gabor, P. A.; Richard M. Grinnell, J. (2007). Evaluation in Social Work: The Art and Science of Practice. Nueva York: Oxford University Press.
Vourlekis, B. S. (1990). “The field's evaluation of proposed clinical indicators for social work services in the acute care hospital”. Health & Social Work (núm. 15, vol. 3, págs. 197-206).
Walker, P.; Shaffer, M. (2007). “Reducing Depression among Adolescents Dealing with Grief and Loss: A Program Evaluation Report”. Health & Social Work (núm. 32, vol. 1, págs. 67-68).

Anexo

Repertorio de la evaluación en inglés
Fuente: Elaboración propia.
Fuente: Elaboración propia.