3.1.Geografía posmoderna: las nuevas geografías
Hasta los años ochenta del siglo XX, fue posible identificar una sucesión clara de las diferentes maneras de hacer geografía:
determinismo, posibilismo, neoposibilismo, radical, humanista. Con la permanencia
y transformación de las que han dejado de ser «nuevas» geografías, surgen nuevas maneras
y nuevas propuestas de hacer geografía, pero ninguna sirve como un modelo que seguir.
Las geografías de la era posmoderna surgen como una crítica a la deshumanización de
la sociedad actual y estudian la homogeneidad (todo es igual en todas partes) y las
diferencias (cómo cada persona o grupo social utiliza aquello que parece que es homogéneo).
El interés por el estudio de lo que es diferente, de la diversidad cultural, de nuevas
metodologías, de la interdisciplinariedad y la diversidad se debe a las nuevas geografías
culturales y al llamado giro cultural en geografía.
Las nuevas propuestas de la era posmoderna no se siguen bajo un único criterio, sino
bajo varios criterios. El nuevo paradigma está relacionado con el paso del sistema
capitalista fordista al sistema capitalista posfordista y todas sus consecuencias.
Los diferentes acontecimientos económicos, sociales y culturales hacen visible este
cambio: el papel creciente de las tecnologías de la información y comunicación; el
surgimiento de una economía desmaterializada, deslocalizada y basada en la globalización
del capital, de los servicios y de la información; la relación con el fin de la Guerra
Fría y el hundimiento del movimiento comunista; la introducción de nuevas formas de
organización de las ciudades (la ciudad dispersa, la competitividad entre ciudades,
el nuevo papel de los centros históricos, etc.); la fragmentación social y el multiculturalismo;
el triunfo de la imagen, de los aspectos banales, de los virtuales, etc.
Uno de los principales objetivos del posmodernismo ha sido dar visibilidad a todas
las comunidades que históricamente, por su condición social, cultural o económica,
no han tenido la oportunidad de explicar cómo ven el mundo desde su óptica. El posmodernismo
tiene una visión diferente de la geografía occidental estereotipada, en la que se
demuestra que hay muchas ópticas para entender el territorio que se alejan de la visión
tradicional.
Las nuevas geografías incluyen, entre otros: la geografía posmoderna, la nueva geografía cultural, la nueva geografía regional, la geografía del género, la geografía poscolonial, la geografía de las sexualidades, la geografía de la infancia o la geografía de los discapacitados (geography of disability), entre otros.
La geografía posmoderna
La geografía posmoderna busca reflexionar sobre la distribución de la sociedad en el territorio. Para hacerlo,
se deben tener en cuenta los cambios ocurridos con la compresión espacio-tiempo. La
revolución en el transporte y en las telecomunicaciones ha supuesto un cambio en la
organización del espacio a escala global. Las grandes metrópolis urbanas están conectadas
mediante los nodos de transporte (plataformas aeroportuarias) y por la accesibilidad
que ofrecen las tecnologías de telecomunicación en red. Las nuevas comunicaciones
han llevado al surgimiento de nuevas fronteras económicas, políticas y culturales,
a pesar de que también han desaparecido otras.
Las reflexiones que el filósofo francés Michel Foucault (1926-1984) hizo en sus obras sobre las relaciones espaciales con el conocimiento
y el poder fueron influyentes para los geógrafos posmodernos. Para Foucault, el espacio
está relacionado con los procesos históricos. Introduce el concepto de giro espacial, que utiliza el espacio como medio dinámico para entender las ciencias sociales e
históricas de manera conjunta. Esta idea de giro espacial ha sido analizada desde
diferentes aproximaciones de la geografía posmoderna, por ejemplo, David Harvey, Doreen
Massey y Edward W. Soja.
El geógrafo norteamericano Edward W. Soja (1940-2015) es su principal exponente. En 1989 publicó Posmodern Geographies. The reassertion of space in critical social theory. A lo largo de su trayectoria, se centró en analizar el espacio y la sociedad. Para
Soja, el espacio es dinámico y está en cambio continuamente; no es solo un producto
social, sino que se han de tener en cuenta más elementos, como por ejemplo elementos
físicos o cognitivos. Soja puso la ciudad de Los Ángeles como ejemplo de espacio fragmentado,
aparentemente desconectado, y que tiende a ser el ejemplo de los espacios del siglo
XXI.
La «nueva» geografía cultural
En la década de 1990 surgió la nueva geografía cultural, que reconoce como antecedente
la Escuela de Berkeley y a Carl O. Sauer, que estudiaba la diversidad del mundo a partir de la cultura como elemento vertebrador.
Desde otras tradiciones teóricas de la geografía, incluye, por ejemplo, la visión
crítica sobre las desigualdades de la geografía radical marxista; el interés por el
análisis de la percepción y las sensaciones del ser humano y los grupos sociales sobre
los paisajes donde viven que proporciona la geografía humanista; el interés por los
discursos que se generan en torno a los paisajes culturales de la geografía posmoderna,
o la investigación de la relación entre los procesos culturales locales y globales
de la nueva geografía cultural.
La nueva geografía cultural tiene diferentes aproximaciones políticas, así como el
énfasis en la interdisciplinariedad a partir de una visión crítica entre espacio y
cultura. Para hacerlo, tienen en cuenta:
1) Los nuevos flujos económicos, políticos y culturales globales, que hacen necesaria
una nueva territorialización de las relaciones internacionales.
2) Las relaciones laborales a diferentes escalas, que favorecen la construcción de nuevos
espacios de desigualdad y explotación.
3) Las implicaciones culturales y las nuevas políticas en la definición de los nuevos
espacios de resistencia y exclusión.
4) Las transformaciones en las ciudades a partir de la creación de espacios imaginarios,
introducción de la cultura en el proceso de planificación de las ciudades, redefinición
del término urbanismo.
5) Las nuevas formas de representaciones culturales, tanto en los nuevos espacios públicos
(como es internet) como en los espacios públicos tradicionales (las plazas y las calles).
La geografía del género
Los estudios de género en geografía son en buena parte la expresión académica del
movimiento feminista. El enfoque de género surgió a finales de la década de 1970 en
el mundo anglosajón (Reino Unido y Estados Unidos) y en la actualidad tiene un eco
internacional. El interés en el tema ha sido analizado desde diferentes paradigmas:
1) La geografía neopositivista ha aportado la constatación de la desigualdad de la mujer
en el acceso a los servicios sociales.
2) La geografía humanista ha enfatizado la comprensión del mundo vivido de cada individuo
y, por lo tanto, la experiencia de las mujeres y sus espacios (privado, doméstico,
experiencial, etc.).
3) La geografía radical analiza el ámbito productivo y reproductivo, remarcando sobre
todo los ámbitos invisibles, como por ejemplo los domésticos o sumergidos.
4) Y el posmodernismo enfatiza la diversidad y la diferencia; hasta el momento la sociedad
era un conjunto neutro, asexuado y homogéneo que no mostraba diferencias en el uso
del espacio entre los hombres y las mujeres.
Se utiliza la categoría de género en lugar de sexo porque el sexo solo hace referencias biológicas entre los hombres y las mujeres,
mientras que el género examina las diferencias entre hombres y mujeres en función
de los procesos económicos (división del trabajo, relaciones de poder, funciones),
ambientales, sociales (construcción social) y políticos. Estas relaciones de poder
generalmente muestran una subordinación de las mujeres frente a los hombres.
Las tres áreas de investigación principales son las siguientes:
1) las relaciones existentes entre el género y los conceptos espacio, lugar y naturaleza;
2) las diferencias territoriales en las relaciones de género, y
3) las diferentes experiencias en el uso del espacio entre hombres y mujeres a varias
escalas: desde la escala local (el espacio cotidiano) hasta la escala global (movimientos
migratorios transnacionales).
Las geógrafas Doreen Massey, Linda McDowell, Janice Monk y Maria Dolors Garcia Ramon
han desarrollado parte de su investigación en esta temática.
La geografía del género es una geografía comprometida con el cambio social y, además, entiende la investigación como un proceso no neutral,
que rechaza la objetividad y valora la subjetividad.
La «nueva» geografía regional
En los años ochenta del siglo XX, se desarrolló una línea de investigación con un argumento parecido a la teoría de
la estructuración que proponía el sociólogo británico Anthony Giddens, pero que difundía
el concepto de localidad para hacer referencia al espacio donde tiene lugar la vida laboral y de consumo de
las personas. La teoría de la localidad se basaba en un estudio más exhaustivo de
las complejas relaciones que históricamente eran capaces de explicar un lugar determinado;
esta idea estaba muy relacionada con las monografías regionales francesas.
Las diferencias entre la geografía regional francesa y la «nueva» geografía regional
estaban en el análisis del espacio concreto. Para la «nueva» geografía, este espacio
concreto se debía contextualizar con un estudio de diferentes escalas, como el de
pertenencia a un conjunto cultural más amplio, un marco estatal o un marco global;
la localidad entra dentro de este análisis. Para este paradigma, es importante tener
en cuenta la dicotomía local-global.
La geógrafa y científica social británica Doreen Massey (1944) centró su análisis en la manera como el cambio social y económico varía de
un lugar a otro. También teorizó sobre la importancia de los espacios concretos ante
las explicaciones generalistas. Estas ideas las resumió en su publicación Geography matters!, 1984 (1987, traducida como ¡La geografía importa!).
La geografía poscolonial
La geografía ha hecho tradicionalmente estudios de países del Tercer Mundo. Recientemente
se ha llevado a cabo una revisión de tipo cultural de estos estudios a partir de cómo
los países colonizadores han construido la imagen de las antiguas colonias. El colonialismo
no fue solo una explotación económica y política, también supuso la implantación de
elementos culturales por parte de Occidente.
La geografía poscolonial tiene sus orígenes en el orientalismo, que estudia las sociedades
de Oriente Próximo y del Oriente Lejano. El teórico literario y cultural palestino
Edward Said (1935-2003) publicó Orientalism (1978) y Culture & Imperialism (1993), en el que plantea que Oriente realmente no existe, que se trata de una construcción
europea y hace posible identificar al otro como europeo y occidental. El Oriente construido
desde Occidente se presenta como exótico, sensual, culturalmente inferior y atrasado.
A partir de estas ideas, Oriente permitió la creación de una identidad jerárquica
superior al resto del mundo, y así pudo justificar la dominación. El enfoque poscolonial
es una crítica al colonialismo occidental (dirigido a Europa).
La geografía poscolonial tiene una fuerte relación con la filosofía marxista y postestructuralista,
en la que intervienen diferentes disciplinas, como la literatura, los estudios culturales,
la antropología y la historia. Su finalidad es analizar, desde una perspectiva crítica,
las situaciones coloniales de Asia y África entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX, y los procesos de descolonización.
Geografía de la infancia
La geografía de la infancia es una rama de la geografía humana que se ocupa del estudio de los espacios vividos,
percibidos o imaginados por los niños y por las niñas; de los espacios donde juegan
y construyen identidades, así como su vida cotidiana, las experiencias y las prácticas
en la ciudad y en el mundo rural. La experiencia de la infancia no es universal, sino
una construcción social. Por lo tanto, las diferentes vivencias y actitudes de los
niños son construidas social y espacialmente.
La investigación sobre la infancia requiere una debida contextualización, puesto que
se debe entender dentro de un espacio geográfico y cultural. Por ejemplo, el contexto
de la infancia para la sociedad occidental no es el mismo que para otras sociedades
y otros contextos económicos, sociales y culturales.
La geografía de las sexualidades
La geografía de las sexualidades (queer studies) estudia la relación existente entre las diferentes sexualidades y el espacio; concretamente,
en la espacialidad de las identidades sexuales. La sexualidad no se puede entender
sin conocer los espacios a través de los cuales se construye, se practica y se vive.
La manera como esta se practica y se expresa va cambiando a lo largo de los siglos
y de un contexto geográfico a otro.
Desde la década de 1990, los estudios que relacionan los conceptos de sexualidad,
espacio y lugar se han incrementado. El tema central de estos estudios han sido la
prostitución, el turismo sexual, pero especialmente las geografías de los gays y lesbianas
(LGBT geographies). Estos estudios se han centrado mayoritariamente en áreas urbanas, puesto que han
sido las ciudades donde los colectivos de lesbianas, homosexuales y bisexuales han
podido emanciparse y hacerse visibles a través de bares, tiendas, calles, comunidades
residenciales, etc. Pero a pesar de que la ciudad les ha dado la oportunidad de expresarse
libremente, estos colectivos todavía sufren acosos y agresiones. La metodología utilizada
hasta el momento ha sido básicamente cualitativa.
El estudio de la sexualidad y el lugar se enmarca en la teoría del queer, un enfoque aún muy incipiente en geografía, que utiliza el concepto queer para desnaturalizar la identidad sexual y entenderla como una construcción social.
En la teoría queer no se acepta la división entre heterosexual, bisexual y homosexual.