La historia de la geografía y su institucionalización como disciplina científica

  • Àngel Cebollada

  • Esteve Dot

  • Ana Vera

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Introducción

La tarea llevada a cabo a lo largo de la historia desde el ámbito de la geografía puede dar una idea de la importancia de esta disciplina. Esta actividad inicialmente no se encuentra en el ámbito académico, tal como se entiende hoy en día, sino que se prepara en las cortes de los gobernantes, o bien entre viajeros y comerciantes, en los monasterios o los cuarteles militares. Desde la antigüedad clásica, se ha planteado, de una manera u otra, la necesidad de presentar y analizar la organización de los elementos y de las relaciones entre las sociedades y los territorios que se expanden y transforman. Con este punto de partida, se puede hacer una aproximación a las múltiples aportaciones de la geografía a partir del establecimiento de unas etapas y hechos relevantes. Se pasa así por la cultura griega y la tradición geográfica de la cultura árabe islámica. Y no es hasta la Ilustración, con la fundación de la geografía contemporánea, cuando el espíritu científico en todos los ámbitos requiere un reconocimiento coincidiendo con la Europa medieval. Y finalmente encontramos la geografía del siglo XIX, que busca constituirse como una disciplina científica. Estos precedentes son el origen de las corrientes del pensamiento geográfico de los siglos XX y XXI.
Cabe decir que en varios momentos las tendencias geográficas para transmitir el conocimiento del espacio han sido utilizadas y manipuladas ideológicamente para introducir, modificar o refrendar unas opciones políticas determinadas. Desde el más simple patriotismo hasta el abierto imperialismo, han utilizado la interpretación espacial para transmitir principios e imágenes del territorio coincidentes con sus intereses.
En la unidad de pensamiento geográfico se trabajará:
  • La necesidad de la interpretación territorial a lo largo de la historia.

  • La definición de las bases conceptuales de la geografía como ciencia y de las escuelas de pensamiento geográfico.

  • El contexto de las formas más recientes del estudio del medio en el marco contemporáneo en torno al hecho local y global, la especificidad y la singularidad.

Objetivos

Los objetivos principales que se deben alcanzar son los siguientes:
  1. Valorar la importancia histórica de la geografía para la descripción y el análisis de las relaciones entre los humanos y el medio.

  2. Comprender el papel de la institucionalización académica y la evolución a la hora de la teorización y el uso de la metodología para la síntesis geográfica.

  3. Presentar las diversas escalas y los contextos territoriales para entender las diferentes realidades.

1.Era premoderna

1.1.La geografía en la antigüedad clásica

La historia de la geografía se puede empezar, desde una visión eurocéntrica, con la geografía del mundo clásico griego y latino. Esto no significa que durante la prehistoria no hubiera manifestaciones para describir y explicar las expresiones geográficas. En la cueva de Abauntz, en la localidad de Arraitz (Navarra), se encontró una piedra grabada hace 13.660 años que se considera el croquis más antiguo que se conoce en la Europa occidental. Se trata de un bloque calcáreo, de poco más de un kilogramo de peso y con una longitud de 17,5 centímetros, lleno de incisiones que señalan caminos, vados, montañas, ríos y algunos lugares marcados, así como la representación de figuras de animales, entre ellos un ciervo grande y dos terneros pequeños (ved la figura 1).
Otro ejemplo prehistórico, con el fin de decorar el propio hábitat más que para informar a los otros, es la manifestación artística que se encuentra en la grotte de Rouffignac, en la localidad de Rouffignac-Saint-Cernin-de-Reilhac (Dordoña) hace 13.000 años. El dibujo de unos mamuts y de unos bisontes hechos aprovechando pequeñas grietas y superficies permeables y suaves permite poner en relieve las representaciones de los animales. A partir de estas muestras de piedra con estrías, trazos, figuras radiales y geométricos encuentros en yacimientos arqueológicos de la época paleolítica, se puede observar la realidad y saber que hubo vida humana allí.
Más allá de las expresiones incipientes pertenecientes a la prehistoria, la historia de los relatos geográficos (europeos) empieza con la herencia científica de la cultura griega, que ha dado lugar a figuras de un gran nivel intelectual: los filósofos. Sus trabajos no se ajustaban tan solo a lo que hoy se entiende por filosofía, sino que se referían a todas las ramas de conocimiento. Esto se explica porque el filósofo era concebido como un científico. La importancia de la cultura griega radica en que tomó y difundió las influencias provenientes de Egipto y Oriente y expandió su conocimiento a través de la civilización romana.
Figura 1. El croquis de Abauntz, obra de unos cazadores nómadas
En la parte superior de la imagen, los animales están marcados en negro. Y en la parte inferior son los elementos que definen el paisaje los que están marcados en negro.
Fuente: Pilar Utrilla y Carlos Mazo (2011). «Los cantos pintados de la cueva de Abauntz y algunas nuevas lecturas del bloque 1» (año LXXII, núm. 253, págs. 23-42). En: Príncipe de Viana. Navarra: Gobierno de Navarra / Institución Príncipe de Viana.
En la parte superior de la imagen, los animales están marcados en negro. Y en la parte inferior son los elementos que definen el paisaje los que están marcados en negro.
Fuente: Pilar Utrilla y Carlos Mazo (2011). «Los cantos pintados de la cueva de Abauntz y algunas nuevas lecturas del bloque 1» (año LXXII, núm. 253, págs. 23-42). En: Príncipe de Viana. Navarra: Gobierno de Navarra / Institución Príncipe de Viana.
La geografía nació de la necesidad de conocer la Tierra en todas sus facetas. El término proviene del griego geos, que significa ‘tierra’, y grafos, que significa ‘descripción’. Fueron los griegos quienes, a partir de la astronomía, reflexionaron sobre las dimensiones y la esfericidad de la Tierra. Y también fueron ellos quienes, con sus descripciones del mundo antiguo (tierras, civilizaciones, hechos históricos, entre otros), dejaron un retrato bastante aproximado de la época. Por el conocimiento que tenían del territorio, algunos eran asesores de políticos, mercaderes o militares en temas de economía y de guerra.
Entre los filósofos más conocidos, hay que destacar aquellos que son especialmente recordados por su aportación al ámbito de la cartografía, como es el caso de Erastótenes o Ptolemeo. Y también los que aportaron su conocimiento a la Tierra y a sus descripciones, en este caso Heródoto y Estrabón.
Uno de los filósofos más destacados de la Grecia clásica es Heródoto de Halicarnaso (485-425 a. C.), al que se conoce como el padre de la historiografía, tanto para los historiadores como para los propios geógrafos.
Su obra más conocida fue Historias, escrita desde el 450 hasta el 420 a. C. El interés del relato de Heródoto es doble. Por un lado, la descripción detallada que realiza del Asia mediterránea y occidental en temas como tradiciones antiguas y culturales, aspectos políticos y militares, características de las actividades económicas y de medio natural y los paisajes. Y por otro lado, el tratamiento y la metodología utilizada en las fuentes de datos.
1) El primer método es la observación personal de los hechos. La recopilación de información se obtiene mediante la mirada, teniendo en cuenta tres niveles: descripción geográfica, descripción de las costumbres del pueblo o país y definición de los aspectos excepcionales.
2) El segundo método es la recopilación de datos a partir de fuentes escritas, como por ejemplo los escritos de los poetas Homero, Isopo, Safo de Lesbos o Esquilo, entre otros; las fuentes epigráficas (los documentos de la religión griega como los calendarios, la descripción de rituales o gestión de santuarios, etc.), y los logógrafos (las personas que escribían discursos judiciales y los vendían, o los que describían las cuentas de los tributos impuestos a los particulares).
3) El tercer método son los testimonios orales.
4) Y finalmente, las argumentaciones que sirven para establecer relaciones de afinidad o crítica que se explican a partir de las metodologías anteriores. Este tipo de metodologías todavía están presentes hoy en día.
A partir de la descripción histórica de Heródoto, es posible hacer la representación gráfica del mundo conocido, la ecumene, que distingue las zonas habitadas de las zonas deshabitadas.
Figura 2. Reconstrucción de la ecumene a partir de la descripción de Heródoto
Fuente: Wikipedia Commons (2015). Enlace de la imagen: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Herodotus_world_map-en.svg.
Fuente: Wikipedia Commons (2015). Enlace de la imagen: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Herodotus_world_map-en.svg.
Otro filósofo destacado es Eratóstenes (276 a. C. - 194 a. C.). Además de geógrafo, se le considera astrónomo, matemático, historiador y filósofo. Él mismo se hacía llamar Philologos, que quiere decir ‘amante del aprendizaje’. Eratóstenes dirigió la Biblioteca de Alejandría (uno de los centros culturales más importantes del mundo antiguo). Una de las principales contribuciones que hizo a la geografía fue describir la forma y las dimensiones de la Tierra.
A partir de la incidencia de los rayos solares, Erastótenes dedujo que la Tierra era esférica y calculó la longitud de un sistema de referencia basado en latitudes (paralelos) y longitudes (meridianos). Midió la incidencia de la sombra a mediodía el día del solsticio de verano en la ciudad de Alejandría. El año siguiente, el mismo día a la misma hora, midió la sombra en Siena (Assuan, Egipto), una ciudad situada a 787 kilómetros al sur. El resultado de las medidas demostraron que en Siena los rayos solares cayeron de forma perpendicular, es decir, sin sombra; mientras que en la ciudad de Alejandría los rayos tuvieron una inclinación de 7 grados. A partir de esta diferencia, demostró la esfericidad de la Tierra y calculó su perímetro. Si la Tierra fuera plana, no habría diferencia entre las sombras proyectadas en dos lugares diferentes el mismo día a la misma hora.
En su mapa añadió nueve meridianos y ocho paralelos, y creó la primera red de coordenadas geográficas del mundo conocido. Esta representación era rectangular y se basaba en el conocimiento de que la Tierra era redonda, y era un nuevo formato cartográfico. Pero esta imagen tardó mucho en imponerse.
Figura 3. Mapa de Eratóstenes del mundo conocido, según la reconstrucción Bunbury hecha en el siglo XIX
Fuente: E. H. Bunbury (1811-1895). A History of Ancient Geography among the Greeks and Romans from the Earliest Ages till the Fall of the Roman Empire. Londres: John Murray (1883). Original digital: http://www.henry-davis.com/maps/ancient%20Web%20Pages/112.html.
Fuente: E. H. Bunbury (1811-1895). A History of Ancient Geography among the Greeks and Romans from the Earliest Ages till the Fall of the Roman Empire. Londres: John Murray (1883). Original digital: http://www.henry-davis.com/maps/ancient%20Web%20Pages/112.html.
Su obra no se conserva completa, pero sí que se han encontrado pasajes dispersos en textos de otros científicos, en los que se da información de la descripción del mundo conocido a través del dibujo de mapas. También hace estudios locales, por ejemplo, las extensiones del río Nilo y de la antigua región de Eudaimon Arabia (el actual Yemen).
El sucesor de Erastótenes en la Biblioteca de Alejandría fue el astrónomo Hiparco de Nicea (190 a. C. - 120 a. C.). Fundó la cartografía científica y describió la manera correcta de hacer un mapa. Primero trazaba los paralelos que tenían referencias astronómicas (ecuador y trópicos) y después los meridianos, cuya posición conocía a partir del territorio conocido más occidental de todos, las islas Canarias.
El geógrafo más influyente de la época romana fue Estrabón (64 a. C. - 20 d. C.). Este geógrafo e historiador griego fue conocido principalmente por la publicación de Geographica, una enciclopedia que reúne todos los conocimientos geográficos de la época grecorromana. La obra está organizada en diecisiete libros (prácticamente todos conservados), en los que se recogen las descripciones de sus viajes y se explica la situación geográfica y aspectos humanos de los diferentes lugares, incluyendo elementos de economía, política y organización de la vida cotidiana.
En el primer libro, Estrabón describe la ciencia geográfica. Hace una definición del término, recopila las principales contribuciones que se han hecho a la disciplina por parte de los filósofos y geógrafos grecorromanos e incluye sus críticas a filósofos griegos anteriores; también hace un repaso de temas relacionados con aspectos físicos, sociales, económicos y políticos. Para él, la descripción de la Tierra se debe hacer en relación con la humanidad que lo habita. Entiende la geografía como una ciencia integradora de aspectos políticos, económicos y antropológicos.
Figura 4. Visión de Europa según Estrabón
Fuente: Wikipedia Commons (2015). Enlace de la imagen: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Map_of_Europe_according_to_Strabo.jpg.
Fuente: Wikipedia Commons (2015). Enlace de la imagen: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Map_of_Europe_according_to_Strabo.jpg.
El tercer libro está dedicado exclusivamente a la península Ibérica. En una parte de la descripción, dice:

«Con el nombre de Iberia los primeros griegos designaron todo el país a partir del Rhodanos y del isthmo que comprenden los golfos galáticos; mientras que los griegos de hoy colocan su límite en el Pyrene y dicen que las designaciones de Iberia e Hispania son sinónimas y a sus partes las han llamado ulterior y citerior».

Estrabón, Geografía (III, 4, 19).

Y por último, el astrónomo Claudio Ptolemeo (190 - 168 d. C.) fue autor del tratado astronómico Sintaxis matemática, traducido al árabe con el nombre de Almagest. La aportación de la obra es la teoría geocéntrica de la Tierra, que se definía por el hecho de que la Tierra era el centro del universo y el Sol, la Luna, los planetas y las estrellas giraban alrededor de ella. Esta idea perduró hasta la nueva concepción de Nicolás Copérnico.
Figura 5. Reproducción del mapamundi de la Geographia de Ptolemeo hecha por Johannes de Armsshein en 1482
Fuente: Wikipedia Commons (2015). Enlace de la imagen: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:World_of_Ptolemy_as_shown_by_Johannes_de_Armsshein_-_Ulm_1482.png.
Fuente: Wikipedia Commons (2015). Enlace de la imagen: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:World_of_Ptolemy_as_shown_by_Johannes_de_Armsshein_-_Ulm_1482.png.
De Ptolemeo también se debe destacar la obra Geographia. Se trata de una guía estrictamente matemática, destinada a obtener un mapa preciso del mundo conocido a partir de la creación de la proyección cónica, en la que el sistema de latitudes y longitudes se representaba con líneas curvas. Se reúnen unos veintiséis mapas con más de siete mil lugares conocidos, indicando la posición en la Tierra (latitud y longitud). A diferencia de la representación de Erastótenes, elimina el océano que lo rodea todo. Al calcular el perímetro de la Tierra, se basó en la descripción de Estrabón. A pesar de tener algunos errores, la métrica de Ptolemeo sirvió de referencia durante siglos.

1.2.La tradición geográfica de la cultura árabe islámica

El mundo árabe sucedió al mundo grecolatino durante siglos como centro cultural en el Mediterráneo. En este momento histórico, se encuentran nuevamente grandes descripciones geográficas del mundo de la época y también avances en el campo de la astronomía y la medición de las dimensiones del planeta. Entre los siglos XI y XIV, diferentes viajeros, mercaderes, militares y cartógrafos aportaron mucha información desde todos los extremos del mundo conocido.
Entre ellos destacó, por la gran experiencia de viajes por el mundo árabe y Asia Menor, el geógrafo, cartógrafo y viajero marroquí Muhammad Al-Idrisi (1100-1165). A partir de la información proporcionada por numerosos emisarios que envió, elaboró un nuevo mapa del mundo conocido como Tabula Rogeriana, que iba acompañado del libro Geografía. El mapamundi aportaba importantes novedades y presentaba una disposición del norte y del sur inversa a la que es habitual en Europa; es decir, el norte abajo del mapamundi y el sur arriba. Sostuvo la teoría de la esfericidad de la Tierra. Por eso, su representación gráfica del mundo tenía forma de disco, porque pensaba que el mundo era redondo (como otros muchos estudiosos y astrónomos desde mediados del siglo V a. C.), contrariamente a la idea falsa y popular de que fue Cristóbal Colón el primero en teorizarlo.
Al-Idrisi dibujó el mundo dividido por siete franjas paralelas al ecuador, y cada región quedaba dividida según los climas occidental y oriental. El libro que lo acompaña explica esta división climática y describe los diferentes climas, las costumbres, las personas y los productos del mundo conocido. Incluye itinerarios de otros viajeros, puesto que él no visitó todos los lugares. Para escribirlo, necesitó recopilar una gran cantidad de información.
Figura 6. Mapamundi perteneciente a la Tabula Rogeriana, confeccionado por Al-Idrisi en 1154
Fuente: «Al-Idrisi’s world map». Publicado bajo licencia de dominio público vía Wikimedia Commons. Enlace de la imagen: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Al-Idrisi%27s_world_map.JPG#/media/File:Al-Idrisi%27s_world_map.JPG
Fuente: «Al-Idrisi’s world map». Publicado bajo licencia de dominio público vía Wikimedia Commons. Enlace de la imagen: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Al-Idrisi%27s_world_map.JPG#/media/File:Al-Idrisi%27s_world_map.JPG
Otra aportación interesante fue la del viajero, explorador y erudito Muhámmad Ibn-Battuta (1304-1370). Batuta es reconocido como un extraordinario viajero. En su obra Rihläh (Viajes) se reúne la crónica de sus experiencias durante los treinta años que duraron sus viajes. En las descripciones incluye elementos paisajísticos, culturales, económicos y sociales. A pesar de ser un relato fantasioso o exagerado en algunos puntos, y en el que se intercalan numerosos fragmentos de poesía, es el retrato más fiel que existe de la parte del mundo que el viajero recorrió en aquella época.
La extensión de sus rutas y la duración de los viajes fueron posibles por la situación de unidad territorial bajo el Gobierno de los mongoles, hecho que le permitió llegar hasta China y a otras regiones del Extremo Oriente. Su recorrido es muy superior a la de otros viajeros contemporáneos suyos, como el caso de la Ruta de la Seda de Marco Polo.
Los conocimientos obtenidos en sus viajes abrieron el mundo medieval europeo y el árabe hacia las culturas vecinas. Los contactos con el mundo cristiano facilitaron la transmisión de conocimiento del mundo clásico a la cultura islámica, por ejemplo, la concepción del mundo de Ptolemeo.
La tradición árabe de esta época se encuentra también en la figura de Muhámmad Ibn-Khaldun (1332-1406). Es considerado como uno de los fundadores de la historiografía moderna y también de la sociología y la economía. Su obra principal se conoce como al-Ibar o Libro de la evidencia, registro de los inicios y eventos de los días de los árabes, persas y bereberes y sus poderosos contemporáneos, formada por siete libros. El primer libro, Muqaddima o Prolegómenos, es una introducción a la historia universal que se recoge en los seis libros siguientes. De los libros dos al cinco, relata una historia universal desde los inicios hasta el momento de Ibn-Khaldun. Y los libros seis y siete explican la historia de los puebles bereberes. En conjunto, es una historia universal con una atención muy especial a los nómadas bereberes y su relación con la vida urbana. Según Khaldun, las civilizaciones rurales, enfrentadas a la necesidad de superar las dificultades de sus entornos naturales, son bastante fuertes para conquistar tierras y ciudades. Mientras tanto, la civilización urbana se enriquecía económicamente, pero perdía su energía y pasaba a exponerse y ser conquistada por nuevos pueblos. Esta concepción fue recogida posteriormente por historiadores europeos modernos.
A partir de sus reflexiones, se desprende que Khaldun también hizo aportaciones al campo de la economía, teorizó sobre la dinámica de los mercados y analizó los conceptos de población, precio, beneficio y formación del capital de manera individual y relacionándolos entre ellos. En sociología, fue interesante su concepción de ciudad frente al desierto. Y en historia fue innovador el análisis que hizo de las civilizaciones, tanto en aspectos externos mediante la relación cronológica de los acontecimientos, como en aspectos internos haciendo un análisis lógico e interrelacionado de los acontecimientos históricos para explicar el presente y las tendencias de futuro.

1.3.La Europa (no musulmana) de la Edad Media

En Europa, entre los siglos V y XV, el conocimiento se produjo básicamente en los monasterios. En este periodo, la incomunicación entre los centros culturales es muy grande, por lo tanto, el avance de la ciencia va muy despacio. Los monasterios tuvieron un papel fundamental en la transmisión de conocimiento del mundo islámico. Con el tiempo, la actividad científica se traslada a las ciudades. El Mediterráneo pasa a ser el centro de las relaciones comerciales y de los viajeros, que enlazan el mundo cristiano, el mundo musulmán y el más allá.
De la concepción del mundo que preside la época medieval, nos podemos hacer una idea a través de los famosos mapas simbólicos del mundo. Estos mapas se denominan de «T en O» o Mapa Orbis Terrarum, por su forma habitual; la O era el círculo de los océanos que rodeaban a los continentes, y la T las aguas (Mediterráneo, Nilo, mar Negro y mar Rojo) que separan los tres continentes conocidos: Europa, África y Asia. Jerusalén era el centro del mapa. Estos mapas presentaban de forma esquemática las grandes formaciones montañosas, así como algunos topónimos. En este momento histórico, la cartografía para representar la actividad humana en el espacio se hacía en pergaminos.
Figura 8. Representación del mapa de T en O por Günther Zainer en 1472
Fuente: «Etimologías - Mapa del Mundo Conocido», de Isidoro de Sevilla, web de la University of Texas at Arlington, Foundations of Western European Cartography in Texas Collections. Disponible bajo la licencia de dominio público vía Wikimedia Commons. Enlace de la imagen: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Etimolog%C3%ADas_-_Mapa_del_Mundo_Conocido.jpg#/media/File:Etimolog%C3%ADas_-_Mapa_del_Mundo_Conocido.jpg.
Fuente: «Etimologías - Mapa del Mundo Conocido», de Isidoro de Sevilla, web de la University of Texas at Arlington, Foundations of Western European Cartography in Texas Collections. Disponible bajo la licencia de dominio público vía Wikimedia Commons. Enlace de la imagen: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Etimolog%C3%ADas_-_Mapa_del_Mundo_Conocido.jpg#/media/File:Etimolog%C3%ADas_-_Mapa_del_Mundo_Conocido.jpg.
En este periodo se desarrolló la cartografía de detalle más segura para la navegación, las cartas portolanas. Esta representación cartográfica era de dos tipos: las cartas náuticas y las nauticogeográficas, que, a diferencia de las anteriores, llevaban incluida información sobre las tierras interiores. Las cartas tenían representada una retícula en el fondo que establecía un sistema de coordenadas de referencia a partir de la dirección de la rosa de los vientos. La carta portolana más antigua es la carta pisana, que data de 1296 y fue encontrada en Pisa. Su contenido incluye un estudio detallado de las costas y de los puertos del mar Mediterráneo, el mar Negro y una parte del océano Atlántico. Pero no tiene ninguna indicación de la topografía ni de la toponimia del interior.
Figura 9. Carta pisana
Fuente: Carte Pisane Portolan. Desconocido - BNF. Bajo la licencia de dominio público vía Wikimedia Commons. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Carte_Pisane_Portolan.jpg#/media/File:Carte_Pisane_Portolan.jpg.
Fuente: Carte Pisane Portolan. Desconocido - BNF. Bajo la licencia de dominio público vía Wikimedia Commons. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Carte_Pisane_Portolan.jpg#/media/File:Carte_Pisane_Portolan.jpg.
De este momento histórico hay que destacar el mapa cartográfico catalán más importante: el Atlas catalán (1375), que se atribuye al judío mallorquín Cresques Abraham. Este atlas fue un encargo de la Corona de Aragón, que vivía un momento esplendoroso. Es el primer atlas conocido que incorpora una rosa de los vientos.
Otro viajero y explorador remarcable en este periodo fue el veneciano Marco Polo (1254-1324), que vivió durante diecisiete años en China, o los emisarios enviados por el mundo cristiano a Oriente buscando alianzas con los musulmanes. Estos viajes fueron un anuncio de que será durante la época moderna cuando se abrirá camino desde Europa hacia otros continentes.

1.4.Los precedentes de la geografía científica durante la Edad Moderna

El periodo del Renacimiento (entre los siglos XV y XVIII) se caracterizó por la consolidación política y económica europea, así como por la recuperación cultural. A grandes rasgos, esta época viene marcada por el crecimiento de las ciudades y la aparición de los estados modernos, la expansión comercial y la acumulación de riqueza y de conocimiento.
En cuanto al descubrimiento de los nuevos mundos, el deseo de expansión comercial fue el principal estímulo. Se trataba de llegar a los mercados productores de especias (las Indias) por la ruta más corta. Los beneficios económicos que podía suponer la adquisición directa de estos productos, cuyo monopolio estaba hasta el momento en manos del islam, eran bastante grandes para que los gobernantes financiaran expediciones en busca de caminos alternativos.
El siglo XV fue un momento histórico de grandes descubrimientos geográficos (de hecho, también se denomina la era de la exploración o de los descubrimientos), que favoreció una visión unitaria del mundo. Entre el siglo XV y el siglo XVII, los barcos europeos recorrieron el mundo en busca de nuevas rutas y socios comerciales para alimentar el naciente capitalismo de Europa. Entre los exploradores más famosos de este periodo se encuentran Cristóbal Colón (1451-1506); su expedición fue financiada por la Corona de Castilla. Los conocimientos de la época habían recuperado a los clásicos, por ejemplo, Colón utilizó las distancias de Ptolomeo para hacer los cálculos y llegar hasta la India. Él siempre pensó que había llegado a la India y no a un nuevo continente.
Los siglos XV, XVI y XVII se caracterizaron por una serie de expediciones que abrieron el nuevo continente a la explotación y a la colonización europea, y señalan las primeras fases del predominio de los europeos en el sistema mundial; por ejemplo, las expediciones de Fernão Magalhãse (1480-1521) y Juan Sebastián Elcano (1486-1526). La tarea de los geógrafos europeos en esta época fue intensa en la elaboración de la cartografía de los nuevos mundos y la descripción de las nuevas tierras, de los productos que toman y de cómo habitaban. Se inicia una nueva actividad, la ordenación territorial de las tierras colonizadas: ¿cómo debían ser estos nuevos asentamientos? La parcelación de los territorios y la apertura de nuevas rutas requerían la descripción detallada del entorno. A pesar de que estas actividades las desarrollaban personas de procedencia y formación diversa, esta era y es una tarea muy geográfica.
Las nuevas ideas del Renacimiento incluyeron la renovación de la cartografía con la introducción de nuevas técnicas de representación del mundo. La definición del mapamundi conoció un gran progreso de la mano de Abraham Ortelius (1527-1598) y Gerardus Mercator (1512-1594).
La obra más conocida del cartógrafo y geógrafo flamenco Ortelius fue Theatrum Orbis Terrarum, considerado el primer atlas moderno en 1570. La primera versión tenía un total de setenta mapas, organizados siguiendo un orden «lógico» de los mapas que en la actualidad todavía se mantiene: mapamundi, Europa, Asia, África, Nuevo Mundo. También incluyó una lista con los nombres de los autores de los mapas. Su atlas tuvo un gran éxito por su tamaño y formato. Su mapamundi ya aportaba una visión mucho más precisa de la distribución de los continentes, a pesar de que también había algunas lagunas.
A mediados del siglo XVI, el también geógrafo, cartógrafo y matemático Mercator empezó a perfeccionar una nueva proyección para los mapas. La proyección de Mercator es de tipo cilíndrica conforme (mantiene las formas y los ángulos localmente) pero no equivalente, es decir, mantiene la misma escala a lo largo del ecuador y distorsiona mucho las áreas relativas (las zonas polares).
La mejora de la proyección de Mercator es que proponía un sistema de proyecciones en el que las líneas de longitud eran paralelas, hecho que facilitaba la navegación por mar. Mercator utilizó por primera vez esta proyección en 1569 en un mapa del mundo de pared que fue elaborando por partes; tenía dieciocho partes. Este tipo de proyección del mapa del mundo supone un avance espectacular y, al mismo tiempo, consolida una determinada percepción del mapa del mundo centrada en el continente europeo. Su obra más representativa fue el Atlas sive Cosmographicae meditationes de fabrica mvndi et fabricati figura (Atlas, o meditaciones cosmográficas sobre la creación del universo y el universo en tanto creación) (1585). Mercator fue el primero en denominar atlas a una colección de mapas.
Figura 10. Mapa de Europa realizado por Mercator en 1589
Fuente: «1589 Europa Mercator», de Gerardus Mercator (1512-1594), Rumold Mercator (1545-1599), Tartu University Library. Disponible bajo la licencia de dominio público vía Wikimedia Commons. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:1589_Europa_Mercator.jpg#/media/File:1589_Europa_Mercator.jpg.
Fuente: «1589 Europa Mercator», de Gerardus Mercator (1512-1594), Rumold Mercator (1545-1599), Tartu University Library. Disponible bajo la licencia de dominio público vía Wikimedia Commons. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:1589_Europa_Mercator.jpg#/media/File:1589_Europa_Mercator.jpg.
En este periodo (se mantendría hasta el siglo XVIII), los libros de geografía solían tener una primera parte dedicada a la astronomía (en la que se reflexionaba sobre la situación de la Tierra en el universo); una segunda parte dedicada a la geografía matemática (geodesia y cartografía) y a la historia natural (mineralogía, geología, botánica y zoología), y una tercera parte con descripción de todo tipo de información de países y regiones del mundo. Un ejemplo de ello es la geografía general que elaboró el geógrafo alemán Bernard Vareni (1622-1650), que se titula Geographia Generalis in qua affectiones generales telluris explicantur (1650). Fue el primero en establecer diferencias entre la geografía regional descriptiva y la geografía general teórica.
Hay grandes aportaciones científicas que hacen replantearse algunos de los modelos que se habían tenido en cuenta hasta ahora. Por un lado, la aportación científica de Galileo cuando afirmaba que la Tierra no es el centro del universo y que se desplaza junto con los planetas. Por otro, las ideas provenientes de las ciencias sobre la creación y los seres humanos. Y finalmente, las leyes de la gravedad de Newton serán elementos que harán cambiar la concepción del mundo.

2.Era Moderna

2.1.La fundación de la geografía moderna: Alexander von Humboldt y Carl Ritter

Durante la Ilustración se renovó el interés por el conocimiento científico y por su divulgación. También supuso el inicio de un proceso hacia la configuración de las diferentes disciplinas en el campo del saber. En este momento, los siglos XVIII y XIX, es cuando se encuentra la tarea de dos científicos a quienes podemos considerar los fundadores de la geografía moderna. El explorador, naturalista y geógrafo alemán Alexander von Humboldt (1769-1859), quien incorporó de manera íntegra los diferentes elementos del mundo natural, y el geógrafo alemán Carl Ritter (1779-1859), quien planteó que la organización del espacio en la superficie terrestre tiene influencia en el devenir histórico de los humanos.
Humboldt, hijo de una familia terrateniente prusiana, no fue solo influyente en la disciplina geográfica, sino que también fue una figura remarcable para la botánica y la geología. Su formación se dio en diversos campos. Estudió en la Universidad de Göttingen, donde entró en contacto con las ideas que el filósofo Immanuel Kant tenía sobre la geografía. Humboldt estudió Ingeniería de Minas en Friburgo, y allí trabajó como geólogo y se interesó por la botánica.
Su interés por la ciencia y la fortuna personal lo impulsaron a iniciar un viaje de exploración científica por América del Sur. En él analizó temáticas diferentes, desde las corrientes marinas, pasando por la recogida de muestras y plantas y acabando por la lengua y las costumbres de las nuevas poblaciones. El resultado fue la publicación de su obra Voyage aux regions équinoxiales du Nouveau Continent (1825).
Una vez acabadas sus expediciones, Humboldt se propuso hacer una obra de síntesis con todo el conocimiento que había reunido y que llevaría el nombre de Kosmos. En el año 1845 se publicó el primer volumen, en el que se representa todo el mundo siguiendo la tradición de la Geographia Generalis de Vareni.
La influencia de Humboldt en la geografía fue dispersa: desde las ciencias naturales se tuvieron en cuenta sus aportaciones, pero también se criticó por el hecho de haber estado separado del ámbito universitario. Su método de trabajo era interesante, y consistía en un proceso inductivo: a partir de la recopilación y ordenación de los datos hacía generalizaciones para poder construir una visión general del mundo.
La visión de Ritter era radicalmente diferente. A diferencia de Humboldt, prefería la universidad y la docencia a las expediciones. Sus aportaciones fueron de interés para la escuela geográfica alemana y para la metodología docente. La necesidad de hacer entender la realidad inmediata lo llevó a introducir los mapas, los atlas y los dibujos en sus clases, siguiendo las ideas del pedagogo suizo Johann Heinrich Pestalozzi (1746-1827).
Bajo la influencia de Humboldt, escribió los veintiún volúmenes de la serie inacabada Die Erdkunde im Verhältniss zur Natur und zur Geschichte donis Mensche (Erdkunde. Una geografía comparativa general) (1822-1859). De su obra se desprenden dos ideas:
1) Establece regiones naturales de los diferentes continentes a partir de las características del entorno.
2) Destaca la importancia de los diferentes entornos naturales como elementos condicionantes de las actividades y formas de la civilización humana.
Para Ritter, los continentes eran la unidad básica, pero los diferenciaba en unidades menores, lo que en cierto modo apunta hacia la formación de una geografía regional.
Los dos geógrafos creían en la naturaleza, pero tenían dos diferencias importantes:
a) Humboldt enfatizaba la unidad de la naturaleza como base de conceptos ecológicos, puesto que las personas formaban parte del mundo actual.
b) Ritter combinaba la coherencia histórica y regional junto con sus creencias religiosas y la metodología empírica, y presentaba la geografía como una ciencia capaz de acercar a los seres humanos a Dios.
En el siglo XIX, la geografía buscaba constituirse como una disciplina científica con un ámbito de estudio y unos métodos de análisis propios. Como tal, empezó a encontrar su lugar en el mundo universitario. Algunas de las condiciones que lo hicieron posible fue la elaboración de los proyectos conceptuales para la geografía desarrollados por Humboldt y Ritter, así como el reconocimiento de la geografía como una disciplina a través de la creación de cátedras para la formación de profesores.

2.2.La institucionalización de la geografía: las sociedades geográficas y las universidades

La institucionalización de la geografía en Europa tuvo sus orígenes a finales del siglo XIX. Puesto que buscaba constituirse como una disciplina científica, empezó a encontrar su lugar en los centros universitarios. Pero a la vez, la geografía se desarrollaba también fuera de la universidad de una manera aplicada, participando de la expansión colonial europea de este periodo.
El contexto histórico del momento venía definido por la expansión económica de Europa y de Estados Unidos. Entre las consecuencias de este proceso expansivo gracias a la Revolución Industrial, hay que destacar:
1) El colonialismo y la apertura del comercio internacional y transcontinental.
2) La expansión de la industrialización, que hace crecer las ciudades y el volumen del proletariado industrial, e impulsa los movimientos revolucionarios. Desde el mundo intelectual, se promueven las vías socialistas y, en particular, el marxismo, y también la alternativa anarquista.
3) El ascenso de la burguesía, que implica un aumento del sentimiento nacionalista.
Las descripciones geográficas daban información sobre los recursos naturales. En estos libros geográficos (y también en algunos cómics del siglo XX), los europeos aparecen como los más desarrollados y los negros africanos como unos salvajes.
Figura 11. Tintín en el Congo fue una propaganda colonial y proclerical para el suplemento infantil Le Petit Vingtième.
Fuente: Tintin al Congo by Hergé - illadelsllibres.com. Vía Wikipedia - https://ca.wikipedia.org/wiki/Fitxer:Tintin-al-congo.jpg#/media/File:Tintin-al-congo.jpg.
Fuente: Tintin al Congo by Hergé - illadelsllibres.com. Vía Wikipedia - https://ca.wikipedia.org/wiki/Fitxer:Tintin-al-congo.jpg#/media/File:Tintin-al-congo.jpg.
La geografía de esta época refleja este cambio: las sociedades geográficas, unidas a la expansión colonial, y la geografía académica, vinculada a las universidades de los países ricos.
Las sociedades geográficas participaron en la expansión colonial de forma activa. Las personas que formaban parte de ellas estaban interesadas en impulsar la exploración de nuevas tierras y participar en ello. Las sociedades canalizaron importantes proyectos de colonización. La Societé de Géographie fue la primera, fundada en París en 1821; la siguieron Gesellschaft für Erdkunde zu Berlin (Sociedad Geográfica de Berlín), en 1828, y Royal Geographical Society, en Londres, en 1830. En 1890 ya existían cerca de ciento treinta sociedades repartidas por los cinco continentes.
En la práctica, las sociedades contribuyeron a la difusión de los conocimientos geográficos y a la aceptación social de la geografía como disciplina académica, y también participaron en la perpetuación del imperialismo y en la construcción de una identidad europea superior a la de los nuevos lugares explorados.
La institución en las universidades empezó con la fundación de cátedras. Alemania fue donde la geografía experimentó de manera pionera un fuerte impulso, principalmente asociado a la enseñanza primaria y secundaria. En 1874, el Gobierno prusiano instauró la cátedra de Geografía en la Universidad Prusiana; posteriormente se expandió al resto de las universidades alemanas. En la década de 1890, prácticamente todas las universidades alemanas poseían enseñanza especializada en geografía gracias a la decisión del Ministerio de Educación de Prusia. Entre los profesores destacados que ocuparon estas cátedras hay que citar, por ejemplo, a Ferdinand von Richthofen y Friedrich Ratzel. Así, Alemania se configuró en este aspecto como un verdadero modelo para el resto de Europa, especialmente para Francia, con autores como Paul Vidal de la Blache y Bertrand Auerbach, y Gran Bretaña, con una institucionalización universitaria más tardía con profesores como Halford John Mackinder.
A diferencia de épocas anteriores, aparecieron muchas especialidades y la geografía debía definir progresivamente un campo de estudio más claro. Ante las nuevas ideas filosóficas del momento, la universidad siguió una línea más conservadora, en la que los temas de estudio eran principalmente los estudios rurales o las nuevas tierras descubiertas, y se descuidaban los nuevos espacios urbanos e industriales.

2.3.Evolución del pensamiento geográfico desde el siglo XIX hasta la década de 1970: el determinismo positivista y el anarquismo, el posibilismo y la nueva geografía

A partir del siglo XX, se puede hablar verdaderamente de la aparición de diferentes corrientes teóricas definidas dentro de la ciencia geográfica moderna, que buscan la manera de convertir la acumulación continua de los conocimientos geográficos en unas explicaciones generalizables, con un ámbito de estudio y unos métodos de análisis propios, que fueran útiles para comprender mejor un mundo. Es decir, se produce la constitución de la geografía como una disciplina científica y la consolidación de su institucionalización académica.
2.3.1.El determinismo ambiental y la geopolítica: la escuela alemana y Friedrich Ratzel
La escuela alemana fue la primera en entender la geografía moderna como una disciplina independiente de otros ámbitos de la ciencia. Hasta finales del siglo XIX, Alemania se había convertido en el principal centro cultural mundial y sus universidades eran de las más prestigiosas. Por este motivo, la actividad de los geógrafos alemanes se extendía por todos los países con inquietudes de conocimiento.
Las características que definían la escuela alemana eran la adaptación de las ideas evolucionistas del naturalista británico Charles Darwin (1809-1882) en las dos líneas de pensamiento:
a) La teoría del determinismo ambiental, que defendía que los medios naturales del planeta habían determinado las civilizaciones humanas que se habían desarrollado a lo largo de la historia. Es decir, que el clima ayuda a explicar la localización de los centros más importantes de las civilizaciones.
b) En geopolítica, según las ideas evolucionistas, cada especie debe luchar por su supervivencia; por lo tanto, las que están mejor adaptadas son las que sobrevivirán. Se trasladan estas ideas a la teoría política; los estados eran las herramientas de las naciones. Los estados se debían extender al máximo para formar grandes naciones y, si entraban en confrontación, los mejor preparados serían los que sobrevivirían y saldrían vencedores.
En el marco del positivismo de finales del siglo XIX, hay que destacar la figura del geógrafo alemán Friedrich Ratzel (1844-1904). Muy influenciado por la obra de Darwin, tuvo mucha difusión porque quiso fusionar el enfoque positivista con la geografía, ejerciendo un papel de puente entre las ciencias de la naturaleza y el estudio del ser humano. Es decir, la interpretación geográfica de los hechos humanos venía explicada por causas naturales. Según esto, los factores del medio físico influyen directamente en la actuación del ser humano, marcando la manera de ser y de actuar. Ratzel destacaba, por lo tanto, por su concepción determinista.
Su obra principal fue Anthropogeographie (1891), escrita en dos volúmenes, en la que expuso el método para estudiar los problemas de la geografía humana. Ratzel fue el primero en hablar de geografía humana, y la denominó antropogeografía; fue donde desarrolló la idea de que las relaciones de cada cultura con el medio eran fundamentales.
Ratzel estudió la expansión de los pueblos alrededor de su entorno natural o Raum a través de unos vínculos ecológicos que les permiten subsistir, crecer y expandirse hasta ocupar el espacio que percibe como propio, que él denominaba Lebensraum.
La influencia darwiniana también estuvo presente en su visión geopolítica. En el año 1987 publicó Politische Geographie, en la que comparó el estado con un organismo que debe crecer o morir, pero que no llega nunca a estancarse. Esta obra fue la primera aproximación a la materia.
La obra académica de Ratzel sirvió como justificación teórica a la política imperialista y de expansión. A pesar de que él nunca apoyó la idea de una raza superior, su teoría del espacio vital fue aprovechada por el Tercer Reich para apoyar su política expansionista, siendo el principal ideólogo Karl Haushofer (1869-1932).
2.3.2.La geografía anarquista: Élisée Reclus y Piotr Kropotkin
A pesar de tener fuertes implicaciones con la población, los temas sociales no son de interés para la geografía en esta época. Desde el campo de la geografía, Élisée Reclus (1830-1905) y Piotr Kropotkin (1842-1921) no siguen la tendencia general y son los máximos exponentes de la alternativa anarquista en Europa.
El francés Reclus fue militante anarquista. Por este motivo, estuvo durante largas temporadas en el exilio, hecho que lo alejó del mundo académico pero lo acercó a intelectuales y políticos obreros relevantes de la época. Introdujo por primera vez las desigualdades de clase y entre países, y denunció la explotación colonial. También mostró su preocupación por la destrucción de los recursos naturales.
De sus obras hay que destacar dos: la primera obra es Nouvelle Géographie Universelle (1876-1894), que consta de diecinueve volúmenes y que es el resultado de sus viajes. Reclus hizo una síntesis del conocimiento de la Tierra adquirido en aquel momento, y expuso los conflictos surgidos de la actividad humana, muy especialmente los que fueron consecuencia de la industrialización. La segunda obra que hay que destacar es L’Homme et la Terre (1905-1908), en la que mostró su inquietud por las desigualdades sociales.
Prior Kropotkin era miembro de la nobleza rusa y tuvo la oportunidad de realizar una expedición a Siberia como oficial del ejército. En este viaje, se dedicó a estudiar tanto el entorno físico como las formas de vida de la población. Su conclusión fue que no se podía estudiar geografía sin separar las condiciones de vida de la población y el compromiso social; sus escritos no querían únicamente explicar el momento que estaban viviendo, sino que también querían cambiarlo.
2.3.3.El posibilismo y regionalismo: la escuela francesa y la escuela americana
Desde finales del siglo XIX y hasta mediados de siglo XX, el contexto científico ha ido cambiando. Si en el periodo anterior las ciencias naturales habían sido básicas para definir el espíritu positivista, ahora se daba especial atención a las ciencias sociales, en concreto, a la historia. Los seres humanos se empezaron a definir como agentes activos y no como elementos pasivos en el proceso de modelado de la superficie de la Tierra, en contra de la opinión de la corriente de pensamiento que presentaba el medio físico como el origen de todo y que condicionaba las características y las actividades humanas. El medio natural dejó de ser una causa necesaria y pasó a ser visto como una causa contingente que no tenía valor absoluto, sino relativo. Es decir, el medio físico se convertía en un conjunto de posibilidades en el desarrollo que dependía básicamente de las personas.
El posibilismo postula que el medio natural ofrece al ser humano amplias posibilidades de las que podía conseguir beneficios o no, según las capacidades del grupo social en el que se encontraran. Es por lo tanto un enfoque filosófico historicista en el que el ser humano era el máximo responsable de modelar la naturaleza a lo largo del tiempo. El enfoque historicista en geografía surgió con fuerza como una reacción a las ideas deterministas imperantes en aquel momento. La historia haría mención a la existencia de un pasado común y la geografía destacaría por el aprecio del pasado propio.
La escuela francesa: Paul Vidal de la Blache
El geógrafo francés Paul Vidal de la Blache (1845-1918) fue el principal exponente de este periodo en Francia, que marcó la culminación de la escuela francesa de geografía. El interés de la escuela francesa por la enseñanza hizo que le encargaran la organización de la enseñanza de la disciplina geográfica en las escuelas de maestros francesas. Su tarea consistió en organizar los contenidos y los métodos de trabajo. También se encargó de organizar los estudios de todo el sistema universitario y educativo francés; además, Francia tenía un Plan general de investigación y enseñanza en geografía. El resultado fue que la escuela francesa de geografía adquirió un gran prestigio en el ámbito internacional y exportó sus ideas.
De sus obras hay que destacar Tableau de la géographie de la France (1903), que apareció como volumen introductorio de la Històrie de la France Illustrée, de Étien Lavisse. El libro está organizado por partes; en los cuatro primeros capítulos, titulados Personalité Géographique de la France, sugiere que Francia se entendía como un país diferenciado por sus relaciones personales y no por las condiciones climáticas. Fue el iniciador de la geografía humana, en la que, a diferencia de la antropogeografía de Ratzel, los seres humanos participan activamente en la organización y en la creación de las civilizaciones.
Vidal de la Blache quería descubrir el objetivo específico de la geografía para distinguirla del resto de las disciplinas. A partir de los estudios previos, llegó a la conclusión de que era la ciencia que estudiaba los lugares, es decir, los espacios concretos del planeta que podían ser habitados por los seres humanos. El estudio de los lugares lo condujo a la delimitación de las regiones, un ámbito territorial más grande donde se podía comprender la relación entre el ser humano y el medio a partir de la observación de las diferentes formas culturales, económicas y políticas diferenciadas y que, por lo tanto, podían explicar cómo era el resultado concreto de una determinada evolución entre la sociedad y el medio natural.
Así, la finalidad de la geografía era comprender la dinámica del medio natural y especificar las diferencias que había entre las diversas manifestaciones que existían en el mundo. Los dos elementos que participan en este proceso son los seres humanos (la sociedad) y el medio. Los tres pilares en los que se fundamentaba la geografía humana eran, en primer lugar, el estudio de las características de la población (densidad, distribución, migraciones, etc.); en segundo lugar, el estudio de las civilizaciones (los métodos y los instrumentos que el ser humano ha desarrollado durante su interacción con el medio), y finalmente, en tercer lugar, el estudio de la circulación a partir de las comunicaciones.
Asimismo, también creó los conceptos de paisaje para explicar el resultado de las sucesivas modificaciones que el ser humano (genre de vie) realiza sobre el medio físico (milieu), y de genre de vie o género de vida, que sirve para representar la integración de las influencias físicas, históricas y sociales que la relación entre el ser humano y el medio establecía en un lugar determinado. Este último tiene los orígenes en la ecología porque se define como la manera en la que cada sociedad se adapta al medio natural. En la adaptación del término, partía de la tradición histórica y cultural que cada civilización incorporaba. Este concepto está estrechamente vinculado a otro: milieux de vie o medio de vida.
El Tableau de la géographie de la France es un mosaico de regiones o pays. La región definida por Vidal de la Blache en su obra no estaba delimitada, sino que era una unidad espacial que se analizaba desde dos puntos de vista diferentes. Por un lado, el medio físico (geología, clima, suelo, vegetación), que servía para establecer las bases ecológicas, y por otro, las influencias humanas (población y poblamiento, agricultura, transportes, etc.), para explicar la interacción del ser humano con el medio. Esta metodología en la que divide la geografía física de la geografía humana era la que utilizaba Vidal de la Blache para explicar las monografías regionales. Metodológicamente también se debe destacar la importancia que da al trabajo de campo para analizar la realidad sobre el terreno en la investigación bibliográfica.
El historiador Lucien Febvre, en La Terre et l’évolution humaine. Introduction géographique à l’histoire (1922), es quien mejor sistematizó la concepción posibilista a partir de las propuestas del geógrafo Paul Vidal de la Blache. Su influencia también se transmitió a partir de la obra colectiva Géographie Universelle, en la que se hizo un ensayo de la propuesta metodológica de las monografías regionales. Buena parte de las ideas de Vidal de la Blache se transmitieron mediante la fundación de la revista Annales de Géographie. Tuvo una gran influencia fuera de Francia; podemos destacar al geógrafo portugués Orlando Ribeiro, Manuel de Terán en España y Pau Vila en Cataluña.
En Cataluña, la teoría y la metodología de Vidal de la Blache tuvo mucha influencia, eclipsando otras aportaciones al estudio regional en geografía, como es el caso de las tradiciones germánica y anglosajona.
La escuela americana: Carl O. Sauer y Richard Hartshorne
Las ideas de la geografía determinista ambiental y la geografía alemana llegaron a Estados Unidos. A partir de estas influencias y la constatación de los límites de la geografía determinista, reconducen su pensamiento hacia el posibilismo. De la escuela americana se desprenden dos corrientes de pensamiento: la geografía cultural, de la que Carl O. Sauer (1889-1975) fue la figura más relevante, y la geografía regional, descrita por Richard Hartshorne (1899-1992).
El geógrafo norteamericano Sauer, profesor de la Universidad Californiana de Berkeley, se interesó por el determinismo geográfico, pero rápidamente rechazó sus planteamientos, que se definían por considerar que la acción humana estaba condicionada o «determinada» por el marco físico donde se asentaba, y se interesó por el paisaje cultural. De aquí el surgimiento de la escuela de Berkeley y la geografía cultural. El artículo The morphology of landscape, publicado en 1925, fue la primera aproximación a la geografía cultural. Y en 1931 escribió Cultural geography, en la que consolida las bases de su enfoque.
El objetivo de la geografía cultural era la comprensión y el conocimiento de las diferencias de la Tierra en función de las diversas culturas. En este periodo, los conceptos fundamentales son cultura, aculturación y paisaje cultural. Cultura, para definir todos los elementos materiales e inmateriales que los rodeaban. La aculturación hacía referencia a la difusión de los rasgos culturales. Ambas servían para definir los paisajes culturales.
Por su formación, la interdisciplinariedad era intrínseca a la concepción de la geografía de Sauer, especialmente en la antropología, la historia (en todos los temas relacionados con los archivos), las ciencias naturales, etc.
Los movimientos ecologistas surgidos en California en la década de 1960 tuvieron como referente importante a la figura de Sauer por su rechazo a la industrialización y al desaprovechamiento de las energías renovables.
Otro geógrafo norteamericano de gran influencia en el análisis regional fue Hartshorne. De sus aportaciones hay que destacar la publicación de The Nature of Geography (1939), en la que exploraba las aportaciones de los discípulos de la geografía alemana y recordaba la idea de Kant sobre el hecho de que la geografía y la historia tenían un carácter diferente a las otras ciencias. Hartshorne defendía la necesidad de diferenciar y estudiar con detalle las regiones.
2.3.4.La nueva geografía: la geografía teorética y cuantitativa
A partir de mediados del siglo XX, se quiere renovar la geografía academicista, que se consideraba que solo se dedicaba a describir espacios. Los estudios de geografía regional cayeron poco a poco en un cierto desprestigio. El rechazo académico a este tipo de aproximación geográfica se justificaba porque había quedado reducida a la descripción memorística de ríos y capitales. El nuevo marco filosófico experimentó un retorno al prestigio de las ciencias naturales y exactas, incrementando los avances proporcionados por la tecnología. Esta nueva corriente se denomina positivismo lógico o neopositivismo.
La geografía cuantitativa se presentó como un nuevo enfoque basado en el neopositivismo y caracterizado por el empirismo (la experiencia es el origen, la posibilidad y el límite de todo conocimiento) y por el uso de la lógica y las matemáticas. Los teoréticos cuantitativos rechazaban la interpretación determinista y los métodos cualitativos en ciencia. Y, en cambio, defendían el uso de métodos cuantitativos tecnológicos, el desarrollo de la informática y la aplicación de la probabilidad, y la geometría se convertirá en el lenguaje matemático para entender y ordenar el espacio geográfico.
Los antecedentes del nuevo enfoque provienen, principalmente, del campo de la economía. En primer lugar, hay que destacar las ideas de Johann Heinrich von Thünen (1780-1850), un terrateniente alemán que estudió la renta diferencial a partir del valor que adquirían las cosechas en función de la distancia entre los cultivos y el mercado. Para calcular la distancia, definió un modelo de centros concéntricos (imaginando que el terreno era llano y que la fertilidad era igual en todos los puntos) en el que la distribución de los cultivos dependía del coste del transporte. Los que eran más caros de producir estaban más cerca del mercado, y los que estaban menos afectados por el coste del transporte estaban en las áreas más alejadas. Sus aportaciones fueron reconocidas en el ámbito de la geografía rural.
En segundo lugar, el geógrafo alemán Walter Christaller (1893-1969), quien formuló la teoría de los lugares centrales (1933). Christaller había observado que los núcleos de población en determinadas regiones de Alemania del sur tendían a una distribución regular en el espacio, e ideó un modelo teórico que explicara la dimensión y la localización de los asentamientos humanos partiendo de la hipótesis de que estos no se distribuían de manera desordenada, sino que respondían a algún principio. Para formularla, partió de un espacio isotrópico donde toda la población está repartida de manera uniforme y se dedica a la misma actividad económica (la agricultura), y los núcleos de población tienen un tamaño similar. La introducción de nuevas tecnologías hacen que los pueblos se especialicen y, por lo tanto, se inicia un proceso de dependencia entre ellos en función de su especialización. A partir de la especialización, se generaba una jerarquía de niveles y de tipos de asentamientos para productos o servicios cada vez más especializados que requerían un área de mercado mayor. La representación gráfica era una trama hexagonal que permitía cubrir todo el territorio sin superposiciones de áreas; la longitud del hexágono era la distancia máxima que la población estaba dispuesta a recorrer para tener aquellos productos. Los conceptos fundamentales de su teoría son tres: el lugar central, los bienes o servicios centrales y la región complementaria o Hinterland.
Figura 12. La teoría de los lugares centrales de Christaller (1933) explica la distribución de las ciudades en el territorio de acuerdo con el principio de mercado
Fuente: Wikipedia Commons (2015), adaptado del libro de Walter Christaller (1933) Die zentralen Orte in Süddeutschland.
Fuente: Wikipedia Commons (2015), adaptado del libro de Walter Christaller (1933) Die zentralen Orte in Süddeutschland.
El interés de esta teoría de Christaller era que permitía predecir cuál sería la distribución más adecuada de nuevos asentamientos o servicios sobre el territorio. Por lo tanto, se constituía como una buena herramienta para la planificación.
Finalmente, los trabajos del economista August Lösch (1954), que amplió y difundió la teoría de los lugares centrales de Christaller, y del también economista Walter Isard, que en 1955 fundó la Asociación de Ciencia Regional, que colaboró interdisciplinariamente con economistas, geógrafos, urbanistas y sociólogos. Los estudios de análisis que empezaron a hacer los economistas y geógrafos trataban temas relacionados con la localización productiva. A partir del desarrollo de la geografía teorética y la cuantitativa, la economía empezó a preocuparse por la formación de teorías y de modelos formales y a emplear métodos de análisis más rigurosos de tipo matemático y estadístico.
El acento se fue trasladando de la descripción y la clasificación a la explicación, hasta superar los inventarios humanos y físicos sobre áreas específicas típicas de las geografías clásicas. De manera implícita, se estaban abriendo los caminos hacia una geografía prospectiva, aplicada y orientada a la planificación y la ordenación territorial.
La nueva corriente de pensamiento era tan radicalmente diferente que también se conoce como nueva geografía. El primer autor que teorizó sobre los nuevos planteamientos en geografía fue el economista alemán Fred K. Schaefer (1904-1953), que huyó del régimen nazi y marchó como profesor de Geografía a la Universidad de Iowa. En su obra póstuma, el artículo titulado «Exceptionalism in geography: a methodological approximation», publicado en la revista Annals of the Association of American Geographers (1953), criticó la idea de Hartshorne de que la geografía fuera una ciencia excepcionalista describiendo los espacios únicos, y afirmó que la geografía servía para formular leyes de carácter general. La crítica fue contestada por Hartshorne y se abrió el debate sobre el neopositivismo en geografía.
Con el descubrimiento de Christaller y la difusión de las ideas de Schaefer, el nuevo paradigma arraigó en las universidades americanas.
Las obras de referencia que hay que destacar son dos: en primer lugar, la publicación de Theoretical Geography (1962), del geógrafo norteamericano William Bunge (1928), en la que defendía la necesidad de que la geografía fuera capaz de formular teorías y leyes con capacidad para demostrarlas, y que a partir de las leyes fuera posible establecer predicciones para poder ser una herramienta útil de planeamiento.
En segundo lugar, Explanation in Geography (1969), del geógrafo británico David Harvey (1935), que fue considerado el trabajo teórico más maduro y completo en la definición de la geografía como una ciencia en el marco del neopositivismo. En esta obra, Harvey defendía el método hipotético-deductivo utilizado por las ciencias exactas, las ciencias naturales y por otras ciencias sociales como son la psicología, la economía y la sociología.
Otra obra importante fue Models in Geography (1967), de los geógrafos británicos Richard Chorley (1927-2002) y Peter Hagget (1933), quienes recopilaron las distintas aportaciones de la nueva geografía y pusieron de manifiesto las diferentes líneas de trabajo:
1) El análisis locacional, basado en la abstracción de las formas y la movilidad espacial para poder extraer teorías; en esta línea de trabajo el concepto región cambia radicalmente, pasa de ser entendido como un espacio excepcional a ser un espacio abstracto perfectamente comparable con cualquier otro espacio. En esta línea de trabajo, destaca la publicación Location analysis in Human Geography, de Hagget, publicada en 1965.
2) La relación entre el espacio y el tiempo; el geógrafo sueco Torsten Hägerstrand (1916-2004) estudió los procesos de difusión y de localización de los individuos en el espacio y el tiempo. Los modelos de difusión eran una de sus principales aportaciones; ayudaban a entender cómo los cambios tecnológicos se van difundiendo a lo largo del tiempo y cómo van cambiando de un espacio a otro.
3) Finalmente, la percepción individual del entorno y el comportamiento en el espacio, de aquí se desprendía la geografía de la percepción y del comportamiento.
La geografía de la percepción y del comportamiento
La geografía del comportamiento apareció a principios de la década de 1960 desde dentro del paradigma de la geografía cuantitativa. Su objetivo era el estudio de las relaciones entre el ser humano y el medio ambiente desde una nueva dimensión, la psicológica. En el nuevo paradigma, se manifestaba que los modelos teóricos elaborados cuantitativamente para explicar la localización de una actividad económica o de los usos del suelo eran insuficientes. Para que fueran más completos, había que entender cómo los seres humanos perciben los lugares donde se debía efectuar la localización y, así, poder hacer una correcta toma de decisiones.
Esta revolución en el análisis del comportamiento presupuso que la relación existente entre el ser humano y el medio tan solo se explicaba por procesos cognitivos; todo era subjetivo y, por lo tanto, había tantos medios como individuos o tipos de individuos.
Los estudiosos de las catástrofes naturales fueron los más interesados en la geografía del comportamiento (hazard perception). A partir de esta aproximación, analizaban la actitud humana ante las catástrofes. El control del comportamiento del individuo antes, durante y después de una catástrofe hacía posible realizar estudios en torno a la percepción de los riesgos o los mecanismos de defensa que crea el ser humano. Otras aproximaciones se encuentran en la ciudad; por ejemplo, los mecanismos de los individuos para orientarse en las ciudades, como recoge Kevin Lynch en su obra The image of the city (1960).
Las técnicas que usaban para el estudio de la percepción humana eran variadas; las más conocidas son los mapas mentales y el espacio personal:
a) Los mapas mentales: a partir de la experiencia y la percepción cotidiana que se tiene sobre un lugar o un medio determinado se pide al colectivo o a los colectivos que se quiere estudiar que cartografíen de memoria el plano de calles y plazas y aquellos elementos más representativos para ellos. El mapa mental resultante contiene información sobre la estructura mental del espacio y los aspectos más significativos, para el individuo, de aquel medio en concreto. Los mapas mentales son todos diferentes.
b) El espacio personal: hasta el momento, los arquitectos y los urbanistas han proyectado calles y casas sin tener en cuenta quién debía habitar las casas o quiénes debían utilizar un espacio. Lo que inicialmente eran espacios para habitar en algunos casos han acabado siendo conflictivos y opresivos. La alternativa que se propone es llevar a cabo una buena planificación del espacio que identifique el comportamiento del usuario o usuarios que deben ocuparlo, analizando indicadores de territorialidad, para que sea más fácil la convivencia en el entorno.
La crítica a la geografía del comportamiento por parte de los teóricos es que es demasiado descriptiva y tan solo recoge una lista de preferencias de localización.

2.4.La respuesta al neopositivismo: la geografía radical y la geografía humanística

Las críticas a la visión cuantitativa de la geografía empezaron a surgir a partir de la década de 1960. El eje común de estas críticas era que la filosofía neopositivista no siempre era reflexiva y aceptaba las leyes sin cuestionarlas. También se criticaba la obsesión por buscar leyes y la necesidad de formular teorías generalizadoras. Las corrientes de pensamiento que convergían en aquel momento fueron: la geografía radical y la geografía humanista.
2.4.1.Geografía radical/geografía marxista
A finales de los años sesenta del siglo XX, en Estados Unidos surgió la geografía radical como alternativa a la geografía neopositivista. Los principales exponentes de la geografía radical fueron el geógrafo británico David Harvey (1935) y el geógrafo norteamericano William Bunge (1928). En Francia, el geógrafo Yves Lacoste (1929) tuvo un impacto importante en varios países europeos; y el geógrafo brasileño Milton Santos (1926-2001) fue uno de los máximos exponentes de la geografía radical en el mundo no anglosajón.
El contexto político del momento es clave para entender la evolución teórica de los pensadores radicales. Las desigualdades sociales de los países eran cada vez más grandes y los gobiernos no hacían nada para reducirlas, y hacia el exterior, las políticas eran cada vez más agresivas. El desengaño por parte de los geógrafos al ver cuál era la tendencia teórica de la geografía, y la poca o nula preocupación de esta por los temas sociales, aproximó a este grupo de geógrafos al pensamiento de Karl Marx. Las obras de referencia son El capital (1867) y los Fundamentos de la crítica de la economía política (escrita entre 1857 y 1858 y publicada en 1939). Los geógrafos marxistas utilizaron la filosofía de Marx para explicar el espacio.
La geografía marxista se caracterizaba por analizar las configuraciones espaciales de la vida social, a diferencia de los neopositivistas, que se basaban en el estudio del espacio. El marxismo no solo quería entender el mundo, sino que también intentaba cambiar la estructura básica de la sociedad.
En una primera etapa, la filosofía marxista se basaba en la crítica de la filosofía neopositivista, y la temática iba relacionada con aspectos políticos. El objetivo era analizar el espacio geográfico y reducir la pobreza y la explotación de la sociedad capitalista. En una segunda etapa, se inició un proceso de construcción de una teoría propia; trabajaron en diferentes temas, como la renta urbana, los procesos suburbanos, la relocalización industrial, la teoría de la economía-mundo y la nueva división del trabajo.
La aportación anglosajona: David Harvey, William Bunge y Antipode
Harvey y Bunge habían tenido un papel relevante en la definición de la geografía positivista; en ambos casos, evolucionaron hacia la geografía radical, en la que sus publicaciones y líneas de investigación fueron destacables.
En primer lugar, Harvey, autor del manual de la nueva geografía Explanation in Geography (1962), diez años más tarde dijo que la revolución cuantitativa había seguido su curso y los resultados que mostraba eran cada vez menos interesantes. Por lo tanto, esta etapa ya estaba preparada para ser superada. A diferencia de la geografía cuantitativa, la geografía radical quería estar comprometida con la sociedad y contribuir a mejorarla. Criticaba la neutralidad y la excesiva «teorización» de la geografía cuantitativa, y buscaba nuevos temas de estudio como la pobreza y los pobres, los guetos, las condiciones de vida urbana (por ejemplo, la crisis de la vivienda o los servicios públicos), la justicia social o el bienestar social.
De su extensa bibliografía se debe destacar la obra Social Justice and the City (1973), que recopilaba seis ensayos en los que se ve la evolución del pensamiento del autor desde una perspectiva liberal hasta una perspectiva radical. El tema central era la injusticia social en la ciudad y los males asociados a ella, como los problemas con la vivienda, la renta o la gentrificación. Y en la obra Limits to Capital (1982) profundizó en el análisis geográfico radical del capitalismo. En el libro Justice, Nature and the Geography of difference (1996) se basaba en la justicia ambiental. Harvey exponía que, para él, cuando se estudia el medio no hay diferencia entre medio natural y medio construido y la construcción de la alteridad.
En segundo lugar, Bunge defendía la aplicación de los conocimientos geográficos para conseguir cambios sociales en las ciudades de Estados Unidos y Canadá. Planteaba novedades metodológicas como las expediciones geográficas y el trabajo de campo. Hay que destacar las expediciones geográficas a Detroit y a Toronto, en 1968 y 1971, respectivamente. A partir de la información recopilada en las expediciones, Bunge convirtió la geografía en una herramienta analítica que ejercía presión política a partir de propuestas de planeamiento urbano y podía hacer cambiar problemáticas internas de las ciudades, sobre todo de los barrios con graves problemas raciales y de represión. Sus diferencias con el resto de los profesores de la universidad por su filosofía radical hicieron que fuera expulsado de esta y de Estados Unidos.
En 1969 se fundó la revista de geografía radical Antipode: A Radical Journal of Geography. Desde 1969 hasta 1985, su director fue el geógrafo norteamericano Richard Peet (Universidad de Clark). La creación de la revista estaba directamente relacionada con las expediciones geográficas de 1968 y las ganas de cambiar el mundo. La publicación tenía cuatro propósitos esenciales:
1) ser un medio de comunicación de ideas,
2) ser un elemento para la didáctica,
3) ser una salida a la crítica, y
4) ser un medio para exponer los trabajos de investigación teóricos y prácticos de vanguardia.
El contenido de la revista evolucionó con el tiempo de manera significativa: cada vez tenía más lectores y colaboradores que se cuestionaban los nuevos métodos y la evolución teórica de la geografía. En 1974 se plantearon explorar en el campo del marxismo y en los países del Tercer Mundo. Así, pasaron de un enfoque liberal de izquierdas (anarquista, socialista, etc.) a un predominio claramente marxista. Los temas que se publicaban estaban relacionados con los problemas de desarrollo, economía política urbana, de vivienda, injusticia social, injusticia ambiental o problemas pedagógicos, entre otros. Los colaboradores de la revista no eran todos americanos, sino que también los había de origen europeo, del Pacífico o de América del Sur.
Antipode fue un medio de información y comunicación al margen de la geografía institucional de la Association of American Geographers. Las revistas de la asociación eran claramente conservadoras y no trataban los temas relacionados con la nueva geografía radical.
En 1985 empezó una segunda etapa de la revista, y desde entonces la editorial Blackwell es la editora comercial.
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La aportación francesa: Yves Lacoste y Hérodote
En Francia, la geografía radical de tradición marxista fue muy significativa. Una de las figuras más representativas es la del geógrafo Yves Lacoste (1929). Entre sus obras hay que destacar La géographie, ça sert, d’abord, a faire la guerre, 1975 (traducida al castellano bajo el título La geografía: un arma para la guerra, 1977), en la que Lacoste hizo una dura crítica a la disciplina geográfica. El autor reivindicaba una geografía activa y comprometida frente a la geografía descriptiva, alejada de los problemas de la sociedad. Planteaba que la geografía era percibida como un conjunto de representaciones cartográficas y de conocimientos relativos asociados al espacio para finalidades estratégicas, es decir, una herramienta de poder.
Para Lacoste, no había una única geografía, sino varias:
1) La geografía de los profesores (scolaire et universitaire). Esta era la geografía que se enseñaba en las escuelas y en las universidades: seguía los planteamientos de la escuela regional francesa, en la que no había lugar para el discurso político. La geografía era básicamente descriptiva y, por lo tanto, no era posible percibir cuáles eran los procesos económicos y sociales de los lugares. Según Lacoste, este tipo de geografía disimulaba y menospreciaba el valor real de la disciplina.
2) La geografía del espectáculo (géographie-spectacle). En este caso, la geografía iba dirigida hacia la prensa y los medios; la geografía que se podía hacer a través de las agencias de turismo, del cine o de la contemplación estética de los lugares. La geografía quedaba reducida al valor estético o a la particularidad de un paisaje.
3) La geografía como instrumento de poder (géographie des états-majors). Esta geografía iba dirigida a una minoría, los gobernantes, los militares y los grandes agentes económicos. La geografía regional francesa había creado un conocimiento neutral, y su conocimiento había sido utilizado como instrumento para ejercer el poder o, incluso, para hacer la guerra. Lacoste explicaba en su obra que los militares americanos habían utilizado las descripciones del sudeste asiático realizadas por parte de especialistas franceses para planificar el bombardeo del sistema de regadío de los campos de cultivo de Vietnam, en la guerra de Vietnam. En el libro, hizo un repaso de otros ejemplos.
Esta no fue la única temática que trabajó. Hay que destacar otros temas, como la relación entre los países ricos y los países pobres; sus obras sobre este tema fueron: Les pays sous-développés (1963) y Gépgraphie du sous développement (1971), entre otros.
En 1976 Lacoste, junto con un grupo de profesores, fundaron la revista Hérodote para renovar el debate en el ámbito de la geopolítica. El título de la revista se puso como recuerdo a Heródoto, que proporcionó información a Pericles sobre la estructura política de los pueblos bárbaros. Los militares habían usado los conocimientos geográficos para vencer a los pueblos. La revista tiene dos etapas. Durante la primera, bajo el nombre Hérodote. Stratégies Géographies Idéologies, se profundizó en los planteamientos de la geografía radical que Lacoste exponía en su libro. Y en la segunda, a partir de 1983, la revista reorientó su temática con un cambio de nombre: Hérodote. Revue de Géographie et de Géopolitique. Actualmente continúa activa y aborda temas de un gran interés.
Otras aportaciones importantes de la geografía marxista francesa fueron la del filósofo Henri Lefebvre, con el libro Le droit à la ville (1972), y los trabajos iniciales del sociólogo Manuel Castells con La question urbaine (1972), que abrieron nuevas vías a un análisis crítico sobre las relaciones sociales y su efecto en el espacio, sobre todo en ciudades capitalistas.
Otras aportaciones: Milton Santos
La presencia de la geografía radical marxista se extendió a países del Tercer Mundo, en especial a América Latina. El geógrafo brasileño marxista Milton Santos (1926-2001) fue una de las figuras más destacadas. Ha publicado sobre diferentes temáticas: geografía urbana, estudios críticos sobre los problemas de los países subdesarrollados y contribuciones críticas y teóricas al pensamiento geográfico. Entre sus obras cabe mencionar Aspects de la géographie et de l’économie urbaine des pays sous-développés, 1969 (Geografía y economía urbanas en los países subdesarrollados (traducción castellana de 1973).
A partir de los años ochenta, ya no encontramos únicamente la geografía crítica marxista, sino la geografía marxista de las diferentes interpretaciones del pensamiento de Marx en ciencias sociales. Autores como los geógrafos norteamericanos James Duncan y David Ley (1982) consideraban que los planteamientos de esta geografía eran excesivamente dogmáticos y difíciles de aplicar. Paralelamente, en el Reino Unido surgió una geografía crítica que, a pesar de proponer el materialismo histórico como marco general de análisis, también incorporaba la interpretación fenomenológica del marxismo, con elementos de la geografía del espacio-tiempo. Destacan los trabajos de Derek Gregory, que adoptó las propuestas de la teoría de la estructuración del sociólogo Anthony Giddens.
2.4.2.La geografía humanística
La necesidad de huir de las leyes científicas –sin sentido para el ser humano–, y de la abstracción y mecanicismo que imponía la geografía teorética y cuantitativa, hizo surgir la geografía humanista a mitad de la década de 1970. Los temas como la territorialidad y el comportamiento dominante dejan de provocar interés porque solo estaban vinculados a aspectos económicos y no intervenían los sentimientos ni la conciencia ni las intenciones. El uso de los modelos había hecho olvidar que detrás de cada abstracción siempre hay territorios concretos y personas que viven en ellos.
La corriente filosófica del momento era la fenomenología, que se inspiraba en la obra del filósofo Edmund Husserl (1859-1938), que se basaba en la investigación de los orígenes y las esencias de los conocimientos; no especulaba, sino que se limitaba a describir las experiencias directas. El mundo vivido, o Lewenswelt, es un concepto básico para Husserl: todo el mundo tiene un mundo vivido antes de hacer referencia a cualquier elemento teórico o al sentido común. La finalidad de la geografía era descubrir aquellos fenómenos tal como son en función de la persona que los está experimentando; por lo tanto, no hay un único mundo, sino que hay una pluralidad de mundos.
El existencialismo matizó algunos de los aspectos de la teoría de Husserl, sobre todo en la idea expuesta por Jean-Paul Sartre (1905-1980): «La existencia es anterior a la esencia», y el ser humano primero existe y posteriormente se define. La geografía, siguiendo esta filosofía, estudia el paisaje, al que define como un conjunto de lugares significativos que, junto con las situaciones que se generan en él, es un paisaje complejo.
La geografía neopositivista afirmaba que el comportamiento del ser humano era racional, medible y se podía predecir objetivamente, y que se localizaba en un mundo que también era medible, único y objetivo. Estos planteamientos eran cuestionados con las bases fenomenológicas de la geografía humanística, que remarcaban que el ser humano era libre e impredecible; por lo tanto, sus experiencias cotidianas dependían de percepciones, recuerdos, mitos, etc. Todos los aspectos anteriores estaban condicionados por las relaciones entre los seres humanos y sus mundos. La nueva filosofía también llevaba asociado el método inductivo como metodología de análisis.
La geografía humanista es transdisciplinaria; las humanidades y las ciencias sociales son dos de las disciplinas que adquieren reconocimiento en este periodo. De las humanidades, el interés está en las artes y el pensamiento lógico. Y de las ciencias sociales, la contribución está en el conocimiento de las sociedades.
El principal exponente fue el geógrafo chino-norteamericano Yi-Fu Tuan (1930), que en 1966 publicó el ensayo Space and Place: The Perspective of Experience, en la que hizo una reflexión sobre el paso de un espacio a un lugar. Tuan consideraba que estos dos conceptos, espacio y lugar, eran los más importantes para el medio. Para explicarlos, se basaba en el comportamiento animal porque en su opinión los seres humanos y los animales comparten determinadas conductas, pero frente al lugar y al espacio actúan de modo diferente, puesto que los seres humanos tienen capacidad para pensar y simbolizar, mientras que los animales no. En el análisis de este espacio vivido, Tuan se basaba en la perspectiva experimental y la definía a partir de los sentidos: olfato, gusto, tacto y vista. El ser humano, a partir de símbolos generados en su vida cotidiana, transformaba un espacio cualquiera en un espacio vivido y generaba un vínculo emotivo con este espacio, que se convertía en un lugar. Para la fenomenología, el lugar es más que un conjunto de sentidos y significados.
Tuan explicaba en Topophilia (1974) que las personas, a lo largo de su vida, establecen relaciones afectivas con los lugares donde viven; esta relación genera experiencias que Tuan identifica como topophilia. Pero también es posible que entre los lazos afectivos entre los seres humanos y el lugar se den otros elementos, como la topolatría, es decir, un sentimiento mítico de un lugar; o la topophobia, que se entiende como el miedo u odio a un lugar. Entre la topophilia y la topophobia hay un estado intermedio en el que se tiene miedo a perder el sentido de lugar. Otros autores incluyen el paso al no lugar, que se da cuando los símbolos se pierden y, según ellos, se pasa a la homogeneidad y la uniformidad, y pasan de dar valor; entonces el lugar es impersonal.
Según Tuan, el papel de la geografía debía ser el estudio de las relaciones entre las personas y la naturaleza, así como su comportamiento y sus sentimientos. Por lo tanto, el geógrafo humanista necesita tener los conocimientos de geografía física y etología animal, y dominar las disciplinas afines a las ciencias sociales, las lenguas y la filosofía del conjunto de estos conocimientos. De este modo, el geógrafo podrá hacer una valoración del ser humano sobre el medio. El resultado de esta geografía es útil para la planificación, puesto que los humanistas, en sus análisis, señalan las virtudes y los defectos de la cultura.
Otro referente en la geografía humanista es la geógrafa irlandesa Anne Buttimer (1938), que recupera la tradición teórica clásica, en especial la francesa, y valora positivamente la figura de Vidal de la Blache, entre otros. Para ella, igual que para los geógrafos humanistas, el lugar es también un concepto básico para la geografía. En 1976 publicó «Grasping the dynamism of lifeworld» en la revista Annals of the Association of American Geographers, en el que exponía que la experiencia personal no se puede separar de los negocios o del mundo de los acontecimientos. Buttimer da importancia a la relación entre el espacio y el tiempo, dice que para entender el mundo hay que entender que hay más de un espacio vivido, y que este se comparte con otras personas y sociedades. Si se tienen en cuenta estos elementos, es cuando se genera el sentido de identidad y de pertenencia a un lugar, de manera que se enfatiza con otras personas. La importancia de estos vínculos que unen a los seres humanos con el lugar son sólidos cuando hay más de un individuo, pero la tendencia hacia la deslocalización, el no lugar o placelessness, es decir, un paisaje uniforme, sin personalidad y sin carácter, produce tensiones en la población. Los geógrafos humanistas buscan aquellos mecanismos que unen tanto positiva como negativamente al ser humano con el lugar.
Otras líneas de investigación para la geografía humanista son la reconstrucción de los espacios vividos por otros pueblos y civilizaciones, así como el estudio del simbolismo y del paisaje.

3.Era posmoderna

3.1.Geografía posmoderna: las nuevas geografías

Hasta los años ochenta del siglo XX, fue posible identificar una sucesión clara de las diferentes maneras de hacer geografía: determinismo, posibilismo, neoposibilismo, radical, humanista. Con la permanencia y transformación de las que han dejado de ser «nuevas» geografías, surgen nuevas maneras y nuevas propuestas de hacer geografía, pero ninguna sirve como un modelo que seguir.
Las geografías de la era posmoderna surgen como una crítica a la deshumanización de la sociedad actual y estudian la homogeneidad (todo es igual en todas partes) y las diferencias (cómo cada persona o grupo social utiliza aquello que parece que es homogéneo). El interés por el estudio de lo que es diferente, de la diversidad cultural, de nuevas metodologías, de la interdisciplinariedad y la diversidad se debe a las nuevas geografías culturales y al llamado giro cultural en geografía.
Las nuevas propuestas de la era posmoderna no se siguen bajo un único criterio, sino bajo varios criterios. El nuevo paradigma está relacionado con el paso del sistema capitalista fordista al sistema capitalista posfordista y todas sus consecuencias. Los diferentes acontecimientos económicos, sociales y culturales hacen visible este cambio: el papel creciente de las tecnologías de la información y comunicación; el surgimiento de una economía desmaterializada, deslocalizada y basada en la globalización del capital, de los servicios y de la información; la relación con el fin de la Guerra Fría y el hundimiento del movimiento comunista; la introducción de nuevas formas de organización de las ciudades (la ciudad dispersa, la competitividad entre ciudades, el nuevo papel de los centros históricos, etc.); la fragmentación social y el multiculturalismo; el triunfo de la imagen, de los aspectos banales, de los virtuales, etc.
Uno de los principales objetivos del posmodernismo ha sido dar visibilidad a todas las comunidades que históricamente, por su condición social, cultural o económica, no han tenido la oportunidad de explicar cómo ven el mundo desde su óptica. El posmodernismo tiene una visión diferente de la geografía occidental estereotipada, en la que se demuestra que hay muchas ópticas para entender el territorio que se alejan de la visión tradicional.
Las nuevas geografías incluyen, entre otros: la geografía posmoderna, la nueva geografía cultural, la nueva geografía regional, la geografía del género, la geografía poscolonial, la geografía de las sexualidades, la geografía de la infancia o la geografía de los discapacitados (geography of disability), entre otros.
La geografía posmoderna
La geografía posmoderna busca reflexionar sobre la distribución de la sociedad en el territorio. Para hacerlo, se deben tener en cuenta los cambios ocurridos con la compresión espacio-tiempo. La revolución en el transporte y en las telecomunicaciones ha supuesto un cambio en la organización del espacio a escala global. Las grandes metrópolis urbanas están conectadas mediante los nodos de transporte (plataformas aeroportuarias) y por la accesibilidad que ofrecen las tecnologías de telecomunicación en red. Las nuevas comunicaciones han llevado al surgimiento de nuevas fronteras económicas, políticas y culturales, a pesar de que también han desaparecido otras.
Las reflexiones que el filósofo francés Michel Foucault (1926-1984) hizo en sus obras sobre las relaciones espaciales con el conocimiento y el poder fueron influyentes para los geógrafos posmodernos. Para Foucault, el espacio está relacionado con los procesos históricos. Introduce el concepto de giro espacial, que utiliza el espacio como medio dinámico para entender las ciencias sociales e históricas de manera conjunta. Esta idea de giro espacial ha sido analizada desde diferentes aproximaciones de la geografía posmoderna, por ejemplo, David Harvey, Doreen Massey y Edward W. Soja.
El geógrafo norteamericano Edward W. Soja (1940-2015) es su principal exponente. En 1989 publicó Posmodern Geographies. The reassertion of space in critical social theory. A lo largo de su trayectoria, se centró en analizar el espacio y la sociedad. Para Soja, el espacio es dinámico y está en cambio continuamente; no es solo un producto social, sino que se han de tener en cuenta más elementos, como por ejemplo elementos físicos o cognitivos. Soja puso la ciudad de Los Ángeles como ejemplo de espacio fragmentado, aparentemente desconectado, y que tiende a ser el ejemplo de los espacios del siglo XXI.
La «nueva» geografía cultural
En la década de 1990 surgió la nueva geografía cultural, que reconoce como antecedente la Escuela de Berkeley y a Carl O. Sauer, que estudiaba la diversidad del mundo a partir de la cultura como elemento vertebrador. Desde otras tradiciones teóricas de la geografía, incluye, por ejemplo, la visión crítica sobre las desigualdades de la geografía radical marxista; el interés por el análisis de la percepción y las sensaciones del ser humano y los grupos sociales sobre los paisajes donde viven que proporciona la geografía humanista; el interés por los discursos que se generan en torno a los paisajes culturales de la geografía posmoderna, o la investigación de la relación entre los procesos culturales locales y globales de la nueva geografía cultural.
La nueva geografía cultural tiene diferentes aproximaciones políticas, así como el énfasis en la interdisciplinariedad a partir de una visión crítica entre espacio y cultura. Para hacerlo, tienen en cuenta:
1) Los nuevos flujos económicos, políticos y culturales globales, que hacen necesaria una nueva territorialización de las relaciones internacionales.
2) Las relaciones laborales a diferentes escalas, que favorecen la construcción de nuevos espacios de desigualdad y explotación.
3) Las implicaciones culturales y las nuevas políticas en la definición de los nuevos espacios de resistencia y exclusión.
4) Las transformaciones en las ciudades a partir de la creación de espacios imaginarios, introducción de la cultura en el proceso de planificación de las ciudades, redefinición del término urbanismo.
5) Las nuevas formas de representaciones culturales, tanto en los nuevos espacios públicos (como es internet) como en los espacios públicos tradicionales (las plazas y las calles).
La geografía del género
Los estudios de género en geografía son en buena parte la expresión académica del movimiento feminista. El enfoque de género surgió a finales de la década de 1970 en el mundo anglosajón (Reino Unido y Estados Unidos) y en la actualidad tiene un eco internacional. El interés en el tema ha sido analizado desde diferentes paradigmas:
1) La geografía neopositivista ha aportado la constatación de la desigualdad de la mujer en el acceso a los servicios sociales.
2) La geografía humanista ha enfatizado la comprensión del mundo vivido de cada individuo y, por lo tanto, la experiencia de las mujeres y sus espacios (privado, doméstico, experiencial, etc.).
3) La geografía radical analiza el ámbito productivo y reproductivo, remarcando sobre todo los ámbitos invisibles, como por ejemplo los domésticos o sumergidos.
4) Y el posmodernismo enfatiza la diversidad y la diferencia; hasta el momento la sociedad era un conjunto neutro, asexuado y homogéneo que no mostraba diferencias en el uso del espacio entre los hombres y las mujeres.
Se utiliza la categoría de género en lugar de sexo porque el sexo solo hace referencias biológicas entre los hombres y las mujeres, mientras que el género examina las diferencias entre hombres y mujeres en función de los procesos económicos (división del trabajo, relaciones de poder, funciones), ambientales, sociales (construcción social) y políticos. Estas relaciones de poder generalmente muestran una subordinación de las mujeres frente a los hombres.
Las tres áreas de investigación principales son las siguientes:
1) las relaciones existentes entre el género y los conceptos espacio, lugar y naturaleza;
2) las diferencias territoriales en las relaciones de género, y
3) las diferentes experiencias en el uso del espacio entre hombres y mujeres a varias escalas: desde la escala local (el espacio cotidiano) hasta la escala global (movimientos migratorios transnacionales).
Las geógrafas Doreen Massey, Linda McDowell, Janice Monk y Maria Dolors Garcia Ramon han desarrollado parte de su investigación en esta temática.
La geografía del género es una geografía comprometida con el cambio social y, además, entiende la investigación como un proceso no neutral, que rechaza la objetividad y valora la subjetividad.
La «nueva» geografía regional
En los años ochenta del siglo XX, se desarrolló una línea de investigación con un argumento parecido a la teoría de la estructuración que proponía el sociólogo británico Anthony Giddens, pero que difundía el concepto de localidad para hacer referencia al espacio donde tiene lugar la vida laboral y de consumo de las personas. La teoría de la localidad se basaba en un estudio más exhaustivo de las complejas relaciones que históricamente eran capaces de explicar un lugar determinado; esta idea estaba muy relacionada con las monografías regionales francesas.
Las diferencias entre la geografía regional francesa y la «nueva» geografía regional estaban en el análisis del espacio concreto. Para la «nueva» geografía, este espacio concreto se debía contextualizar con un estudio de diferentes escalas, como el de pertenencia a un conjunto cultural más amplio, un marco estatal o un marco global; la localidad entra dentro de este análisis. Para este paradigma, es importante tener en cuenta la dicotomía local-global.
La geógrafa y científica social británica Doreen Massey (1944) centró su análisis en la manera como el cambio social y económico varía de un lugar a otro. También teorizó sobre la importancia de los espacios concretos ante las explicaciones generalistas. Estas ideas las resumió en su publicación Geography matters!, 1984 (1987, traducida como ¡La geografía importa!).
La geografía poscolonial
La geografía ha hecho tradicionalmente estudios de países del Tercer Mundo. Recientemente se ha llevado a cabo una revisión de tipo cultural de estos estudios a partir de cómo los países colonizadores han construido la imagen de las antiguas colonias. El colonialismo no fue solo una explotación económica y política, también supuso la implantación de elementos culturales por parte de Occidente.
La geografía poscolonial tiene sus orígenes en el orientalismo, que estudia las sociedades de Oriente Próximo y del Oriente Lejano. El teórico literario y cultural palestino Edward Said (1935-2003) publicó Orientalism (1978) y Culture & Imperialism (1993), en el que plantea que Oriente realmente no existe, que se trata de una construcción europea y hace posible identificar al otro como europeo y occidental. El Oriente construido desde Occidente se presenta como exótico, sensual, culturalmente inferior y atrasado. A partir de estas ideas, Oriente permitió la creación de una identidad jerárquica superior al resto del mundo, y así pudo justificar la dominación. El enfoque poscolonial es una crítica al colonialismo occidental (dirigido a Europa).
La geografía poscolonial tiene una fuerte relación con la filosofía marxista y postestructuralista, en la que intervienen diferentes disciplinas, como la literatura, los estudios culturales, la antropología y la historia. Su finalidad es analizar, desde una perspectiva crítica, las situaciones coloniales de Asia y África entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX, y los procesos de descolonización.
Geografía de la infancia
La geografía de la infancia es una rama de la geografía humana que se ocupa del estudio de los espacios vividos, percibidos o imaginados por los niños y por las niñas; de los espacios donde juegan y construyen identidades, así como su vida cotidiana, las experiencias y las prácticas en la ciudad y en el mundo rural. La experiencia de la infancia no es universal, sino una construcción social. Por lo tanto, las diferentes vivencias y actitudes de los niños son construidas social y espacialmente.
La investigación sobre la infancia requiere una debida contextualización, puesto que se debe entender dentro de un espacio geográfico y cultural. Por ejemplo, el contexto de la infancia para la sociedad occidental no es el mismo que para otras sociedades y otros contextos económicos, sociales y culturales.
La geografía de las sexualidades
La geografía de las sexualidades (queer studies) estudia la relación existente entre las diferentes sexualidades y el espacio; concretamente, en la espacialidad de las identidades sexuales. La sexualidad no se puede entender sin conocer los espacios a través de los cuales se construye, se practica y se vive. La manera como esta se practica y se expresa va cambiando a lo largo de los siglos y de un contexto geográfico a otro.
Desde la década de 1990, los estudios que relacionan los conceptos de sexualidad, espacio y lugar se han incrementado. El tema central de estos estudios han sido la prostitución, el turismo sexual, pero especialmente las geografías de los gays y lesbianas (LGBT geographies). Estos estudios se han centrado mayoritariamente en áreas urbanas, puesto que han sido las ciudades donde los colectivos de lesbianas, homosexuales y bisexuales han podido emanciparse y hacerse visibles a través de bares, tiendas, calles, comunidades residenciales, etc. Pero a pesar de que la ciudad les ha dado la oportunidad de expresarse libremente, estos colectivos todavía sufren acosos y agresiones. La metodología utilizada hasta el momento ha sido básicamente cualitativa.
El estudio de la sexualidad y el lugar se enmarca en la teoría del queer, un enfoque aún muy incipiente en geografía, que utiliza el concepto queer para desnaturalizar la identidad sexual y entenderla como una construcción social. En la teoría queer no se acepta la división entre heterosexual, bisexual y homosexual.

3.2.Geografía y big data

El siglo XXI está viviendo una nueva era: la era del big data. En el mismo momento en el que la geografía posmoderna, a partir de sus diferentes temáticas, reflexiona sobre la idea de que el mundo es un gran desconocido, el big data está cambiando la manera de ver el mundo y la manera de trabajarlo. Los geógrafos afines al big data afirman que a partir de las teorías que se extraen de los datos es posible entender el mundo, pero que en determinados casos hace falta una pequeña dosis de imaginación para interpretar los resultados. En cambio, hay otro grupo de geógrafos que argumentan que el big data puede apoyar la representación del mundo sin visiones sesgadas, pero que la complejidad de los seres humanos necesita otras aproximaciones metodológicas de las ciencias sociales para entender y explicar qué es lo que está pasando.
Big data no tiene una definición. En principio se entiende como la tecnología para el tratamiento de una gran cantidad de información que no puede ser gestionada con las bases de datos que se han usado hasta ahora. A partir de la aproximación anterior, podría parecer que solo se mide por el volumen de datos; pero no, hay más elementos que se deben tener en cuenta:
1) el volumen que ocupan los datos (megabytes, terabytes o petabytes);
2) la inmediatez del siglo XXI hace que los datos se puedan generar, obtener y analizar a una gran velocidad, prácticamente a tiempo real;
3) la variedad en el tipo de información;
4) la exhaustividad para capturar información de toda la población;
5) la información debe tener la máxima resolución;
6) la capacidad de relación de la información entre las diferentes bases;
7) la flexibilidad en la naturaleza de los datos.
Para la geografía, no es extraño trabajar con un gran volumen de datos; por ejemplo, los datos del censo de población, los datos recogidos para la teledetección o las estaciones meteorológicas. Pero hasta ahora, el coste y la dificultad de crear, procesar, manipular, analizar y representar un gran volumen de datos hacía que su recopilación fuera periódica y su explotación solo fuera parcial. La revolución tecnológica ha supuesto un cambio en los procesos de reunir, de archivar y de visualizar. La facilidad en la recopilación de los datos ha tenido como consecuencia un excesivo volumen de estos. Hasta ahora, el estudio de un tema se hacía a partir de una muestra, pero en la actualidad es posible que toda la población sea investigada.
La obtención de los datos puede ser directa cuando se ha generado a partir de fuentes digitales localizadas en puntos para analizar un espacio o una persona; automática, son los datos que proporcionan de forma inherente las funciones automáticas de los aparatos digitales como el GPS, los smartphones o cualquier otro dispositivo que permita dejar el rastro de localización, y voluntaria, los datos de los usuarios a partir de las diferentes aplicaciones en un sistema conjunto. La facilidad con la que se producen los datos hace que en menos de una década se haya pasado de entender el mundo con unos pocos datos a una sobreabundancia sin muchos problemas de acceso, de calidad y de alcance. Recopilar por recopilar no tiene sentido; se debe tener claro qué dato se quiere y por qué.
Los datos sin ningún tipo de tratamiento ni análisis no proporcionan ningún tipo de interés para la geografía ni para ninguna otra disciplina. Hasta ahora, los sistemas de información geográfica (SIG) habían sido las herramientas para recoger, archivar, analizar, mapificar, representar y enseñar los datos. Durante la década de 1960, cuando la corriente neopositivista estaba en alza, el geógrafo británico Roger Tomlison (1933-2014), considerado el padre de los SIG, los utilizó con un objetivo concreto: analizar los datos recogidos para el Canada Land Inventory (Inventario del suelo de Canadá), en 1962, y extraer estadísticas para ser utilizadas en el desarrollo de planes de gestión para extensas áreas de las zonas rurales de Canadá. Los SIG fueron diseñados para realizar una serie de funciones específicas y apoyar la toma de decisiones en cuestiones que hacen referencia al análisis y la ordenación territorial. Según el geógrafo norteamericano Jerome E. Dobson, los SIG son para la geografía, a finales del siglo XX, lo mismo que durante mucho tiempo fue la cartografía para la geografía. A lo largo de las décadas de 1980 y 1990, los SIG se empezaron a utilizar para otras disciplinas no geográficas, pero la información que usaban estaba referenciada espacialmente; durante este periodo, se desarrollan nuevos softwares y hardwares, nuevas tecnologías para el procesamiento y la captura de imágenes.
Los SIG se caracterizan por su capacidad de interrelacionar o integrar diferentes conjuntos de datos sobre fenómenos localizados en el territorio; por este motivo, los relaciona no solo como usuarios, sino también como investigadores y creadores. El problema de tener un volumen muy grande de datos y la poca flexibilidad de los SIG ha hecho que se buscaran nuevas formas de aumentar las posibilidades. El geógrafo británico Stan Openshaw, en 1996, inventó el concepto de geocomputación, que incluye las disciplinas de geografía, estadística y computación, y que permite a los geógrafos hacer uso del big data y abre nuevas posibilidades de análisis. La geocomputación construye algoritmos que detectan patrones de comportamiento entre los datos; la estadística espacial se utiliza para identificar y explicar el sentido de los patrones de comportamiento de los datos, y la modelización ayuda a los geógrafos a entender los factores que explican cómo las personas pueden organizar las actividades en un espacio durante un periodo determinado. A partir de los resultados obtenidos, es posible predecir y pronosticar tendencias, y esto permite a los geógrafos aproximarse y decir qué políticas son las más adecuadas o cuál es la mejor intervención que se ha hecho.
Hay un debate abierto sobre la tecnificación. Está claro que en exceso es un error. Para la geografía, los SIG, y posteriormente su evolución hacia la geocomputación, teledetección y modelado, son una herramienta que debe estar más interesada en explicar por qué la actividad de los seres humanos varía de un lugar a otro del mundo, que en resolver problemas de compresión o de los agentes gestores de la información.
El big data, el geocomputing y los SIG proporcionan al geógrafo la oportunidad de generar conocimiento para el planeamiento, management y actividad comercial. Por ejemplo, ayuda para una mejor eficiencia de los transportes públicos, ayuda a la policía en el seguimiento de los delincuentes, en el flujo de pasajeros, en el seguimiento del transporte de mercancías, en la gestión del transporte aéreo, entre otros.
¿Qué límites tiene el big data? La información puede dar servicio a la gestión del territorio. Pero debemos preguntarnos qué sucede con el uso de los datos cuando se usan por parte de las empresas petroleras para buscar bolsas de petróleo y practicar el fracking, o con los gobiernos que utilizan las nuevas tecnologías para los ataques militares, o el análisis que hacen empresas como Google, Yahoo, Microsoft, Facebook, Twitter o Instagram, que analizan nuestra personalidad y gustos a partir de nuestros datos.
Para concluir, deben quedar claras dos cosas. La primera, en el contexto geográfico hay filosofías de pensamiento diferentes: los que creen que el big data y la tecnología que lo acompaña es una buena herramienta para complementar los análisis en la investigación geográfica, y los que ven que la excesiva tecnificación hace que se pierda la esencia del conocimiento. Y la segunda, el big data permite al mundo hablar de sí mismo, pero se debe vigilar que sirva para explicar qué sucede en el mundo real, no presentar una visión parcial en función de quién pague. No debe prevalecer la idea de que quien paga manda.

Actividades

1. Un mapa es la representación proporcional de un territorio. Con la ayuda de elementos como la escala y otros elementos cartográficos (por ejemplo, curvas de nivel), se consigue allanar sobre un plano la superficie esferoidal de la Tierra. Si bien es del todo imposible allanar una superficie esferoidal sin alterarla, algunas proyecciones cartográficas, denominadas equivalentes, respetan los valores superficiales. Las conformes, en cambio, mantienen los ángulos, por lo que resultan útiles para la navegación. Por ejemplo, la proyección de Mercator, del siglo XVI, representa con fidelidad la imagen de Europa, pero distorsiona la de algunos países o continentes, colocando además el mencionado continente europeo en el centro del mapa. A menudo, como con la historia, se ha utilizado para condicionar nuestra visión del mundo.
Leed los siguientes enlaces y reflexionad sobre las posibles controversias de las proyecciones cartográficas:

Ejercicios de autoevaluación

1. Ordenad en una línea cronológica las escuelas de pensamiento geográfico del siglo XX.
2. Explicad los factores básicos del proceso de institucionalización de la geografía europea a partir de finales del siglo XIX.
3. Mencionad tres corrientes filosóficas que influyen en la geografía humanística.
4. Del texto siguiente, comentad los conceptos clave con relación a la escuela a la que pertenece:

«La descripción, incluso si es seguida por una clasificación, no explica la forma en que se distribuyen los fenómenos en el mundo. Explicar los fenómenos que se han descrito significa siempre reconocerlos como ejemplos de leyes. Otra forma de decir lo mismo es insistir en que la ciencia no está tan interesada en los hechos individuales como en los patrones que presentan. En geografía las variables fundamentales desde el punto de vista de la elaboración de patrones son naturalmente las espaciales. [...] De aquí que la geografía tenga que ser concebida como la ciencia que se refiere a la formulación de leyes que rigen la distribución espacial de ciertas características en la superficie de la Tierra. Esta última limitación es esencial: con el notable desarrollo de la geofísica, la astronomía y la geología, la geografía ya no puede seguir tratando de todo nuestro planeta, sino solo de la superficie del mismo y de los fenómenos terrestres que ocupan su espacio».

Solucionario

Ejercicios de autoevaluación
1. Ved apartados 1 y 3.2.
2. Ved apartado 2.2.
3. Ved apartado 2.4.2.
4. Es un texto básico de Fred K. Schaefer, extraído de su artículo «Exceptionalism in Geography», publicado en 1953 en Annals of the Association of American Geographers, fundamento de la geografía teoreticocuantitativa. Hay traducción al castellano: Excepcionalismo en geografía (1971). Barcelona: Ediciones Universidad de Barcelona (ved apartado 2.3.3).
Ejercicios de autoevaluación

Bibliografía

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