Premisas básicas
La asignatura Psicología del desarrollo I se enmarca dentro del estudio del desarrollo de las personas a lo largo de todo su
ciclo vital y específicamente presenta un análisis del desarrollo de los niños y las
niñas, desde que nacen hasta la preadolescencia. Una segunda asignatura –Psicología del desarrollo II– permitirá analizar desde la adolescencia hasta la vejez.
En ambos casos, se trata de un análisis para personas interesadas en el estudio de
la disciplina, y no de un conjunto de documentos que presentan hechos y anécdotas
que ocurren en diferentes etapas de la vida. Por eso también se han tomado unas opciones
teóricas que sirven de hilo conductor en la argumentación del cuerpo de conocimientos
y en la articulación de los diferentes documentos que se utilizan para presentarlos.
Consideramos básico conocer y entender las asunciones que se han efectuado en la elaboración
de este material con el fin de poder trabajarlo de manera óptima. Veámoslas:
El desarrollo es un proceso a lo largo de toda la vida
Actualmente todo el mundo está de acuerdo en que las personas se desarrollan a lo
largo de toda la vida. Tanto si lo consideramos biológicamente, como si nos fijamos
en la necesidad de las personas de adaptarse constantemente a un entorno en continuo
cambio, hemos de concluir que:
si queremos estudiar el desarrollo de las personas, debemos tener en cuenta todo el
ciclo vital.
El desarrollo de las personas no es en bloque
Las personas somos una red muy bien tramada de diferentes sistemas: motricidad, acciones,
percepciones, representaciones mentales, comunicación, lenguaje, discurso lógico,
emociones, relaciones sociales, conocimiento del mundo, etc. Cada uno de estos ámbitos,
aunque es indiscutible la interrelación que existe entre ellos, se desarrolla a diferentes
ritmos y con diferentes grados de consecución.
Hemos de vigilar cómo entendemos esta afirmación porque cada función se desarrolla
en relación con las otras (¡no va por libre!), aunque esto no signifique que lo haga
al mismo ritmo ni de la misma manera.
El desarrollo humano puede estudiarse desde diferentes perspectivas
Como sucede en cualquier disciplina, también el desarrollo humano puede estudiarse
desde diferentes perspectivas. Cada una de ellas utiliza vocabulario, conceptos y
metodología específicas, tiene una visión del niño y la niña (en nuestro caso), formula
unos objetivos y finalidades en el desarrollo, identifica unos factores propios que
inciden en él, etc.
Por lo tanto, no existe una única manera de describir el desarrollo, ni ninguna de
las que adoptemos será "la buena", sino sólo una opción. Incluso hablar de niños o
de niños y niñas tiene una opción teórica detrás, tal como la tiene también el estudio
del desarrollo que considera la edad o las habilidades comunicativas, por ejemplo.
Es importante que seamos conscientes de la pluralidad de abordajes, e intentemos entender
de manera contextualizada la perspectiva que nos plantea cada uno. El respeto a esta
pluralidad es una competencia importante para cualquier profesional.
El desarrollo humano puede estudiarse por procesos o por etapas
Cuando una persona se enfrenta al estudio del desarrollo humano, instintivamente espera
encontrar descripciones de las personas correspondientes a etapas de la vida (perinatal,
infancia, preadolescencia; o 2 meses, 7 años, 10 años), es decir, fruto de miradas
transversales que describen cómo son las personas en una etapa o edad o en otra. Sin
embargo, enmarcada en una perspectiva del ciclo vital, la psicología del desarrollo
presenta una opción complementaria: la de estudiar el desarrollo humano con una mirada
longitudinal que describa el cambio que experimentan los diferentes procesos que forman
la persona (lenguaje, representaciones mentales, afectividad, etc.).
Así, estudiar cómo es un niño de seis años (por ejemplo) o cómo se desarrolla la teoría
de la mente son dos opciones complementarias y no excluyentes que enriquecen la disciplina
¡y el trabajo del estudiante que se aproxima a esos temas!
De alguna manera, esta visión por etapas y por procesos recrea también la mirada lega
de la persona a la que "le gustan los niños" frente a la mirada del profesional que
trabaja con ellos. Así, nuestro conocimiento implícito y cotidiano nos hace preferir
de entrada abordar al niño y a la niña globalmente. Sin embargo, en el mundo profesional,
el profesional de la psicología no puede desarrollar su tarea pensando sólo que delante tiene un niño de 3 años (por ejemplo), sino que trabaja en virtud de
intervenir en un proceso concreto (por ejemplo, en las habilidades comunicativas y
lingüísticas) e intenta desarrollarlas, optimizarlas. Es bien cierto que cada proceso
se encuadra y toma significado en un contexto de actuación o de etapa, pero la única
manera de hacerlo evolucionar es mirando la línea de desarrollo (cómo cambia) de un
determinado aspecto.
El desarrollo humano está definido por la cultura y sus herramientas
El estudio del desarrollo humano se ha movido entre la identificación de características
universales y la descripción del caso único. Con todo, durante mucho tiempo ha seguido
la práctica tradicional de la psicología estudiando a las personas dentro de los límites
que marcaba su cuerpo. De este modo, la descripción de los cambios psicológicos de
las personas a lo largo de la vida que realiza la psicología del desarrollo se ha
focalizado fundamentalmente en el individuo, y ha dejado fuera del punto de vista
el entorno y los contextos en los que éste vivía y donde llevaba a cabo su actividad
cotidiana y que, en definitiva, configuraban su desarrollo.
La identificación de características y procesos variados teniendo en cuenta el lugar
del planeta en el que vivían las personas contribuyó a que la psicología del desarrollo
acompañara las descripciones de los cambios evolutivos de las personas con pequeñas
reseñas sobre su entorno físico y sociocultural cuando no pertenecían a pueblos del
mundo occidental. La validez ecológica reivindicada de manera general desde la psicología
también influyó en ello. (Por ejemplo, desde la psicología a nivel global, poco a
poco se fueron considerando aspectos tan concretos y variados como los siguientes:
la descripción de un rápido desarrollo del sentido del equilibrio en los niños de
culturas en las que las madres llevan a los bebés siempre encima, el uso de una determinada
estructura de procesamiento cognitivo en los niños de pueblos aislados del planeta,
o la aparición de determinados trastornos psicológicos asociados a momentos de cambio
evolutivo en determinados contextos y no en otros.)
Ahora bien, con la firme consideración de los postulados de la psicología rusa, se
pudo ir un paso más allá de la introducción –en ocasiones incluso sólo anecdótica–
de información sobre el entorno de las personas cuyo desarrollo se estudiaba. Así,
entender que las personas a lo largo de su ciclo vital están en interacción constante
con su entorno, y que esta relación se lleva a cabo en unos contextos específicos
–cada uno con unas actividades e instrumentos de representación, pensamiento y manipulación
que les son propios–, significa entender de manera intrínsecamente relacionada la
persona y su entorno cultural. Y significa también considerar la cultura como un conjunto
de significados compartidos entre sus miembros, que se construyen y reconstruyen en
las actividades cotidianas.
Por ejemplo, un entorno cultural en el que la economía se base en el intercambio directo
tendrá diseñados unos contextos específicos que permitan el encuentro entre las personas
y fomenten la comunicación, contextos en los que se pueda mostrar aquello que se ofrece
y se pide. Y estas actividades de intercambio fomentarán en las personas que participan
en ellas habilidades como la construcción de sistemas de razonamiento matemático basado
en la realidad física y no en probabilidades, la correspondencia, la reversibilidad,
la noción de que está sobrevalorado, el concepto de engaño y confianza, la representación
mental poco elaborada y fiel al modelo original, el autocontrol emocional, o el uso
del lenguaje conativo, entre otros. Y serán precisamente estos valores, herramientas
de razonamiento y comunicativas, los que posibilitarán que los procesos de intercambio
se lleven a cabo.
Desde este enfoque, por lo tanto, podemos considerar que el desarrollo humano es un
proceso ininterrumpido a lo largo de toda la vida por el cual la persona va modificando
sus formas de relación con el entorno, adquiere nuevas herramientas, las matiza o
es capaz de utilizarlas también en otros contextos.
El desarrollo de las personas y los procesos educativos se influencian mutuamente
Todos los grupos humanos tenemos una manera de concebir el desarrollo de las personas.
Por ello, si el desarrollo humano está culturalmente definido, no podemos considerar
las prácticas educativas sólo como meros acompañantes o uno de los múltiples factores
promotores del desarrollo, sino que, en esta tesitura, la educación se convierte en
el marco de desarrollo personal y de socialización. Es decir, que la educación, entendida
en un sentido amplio, es el conjunto de prácticas sociales mediante las cuales promovemos
el desarrollo de las personas, de los niños en nuestro caso.
Así, los diferentes contextos (la familia, la escuela, los centros de ocio, los canguros,
etc.) en los que los niños y las niñas llevan a cabo sus actividades cotidianas son
las formas que hemos diseñado para educarlos. Espacios que prescriben –y proscriben–
actividades, herramientas, agentes, normas, etc. adecuadas a las características y
necesidades de los niños. Es decir, para promover su desarrollo y socializarlos.
Por ello no podemos concebir el desarrollo de las personas sin pensar en las prácticas
que desplegamos para promoverlo; y tampoco podemos entender las prácticas educativas
que ha diseñado nuestra sociedad sin tener en cuenta la concepción de desarrollo que
subyace tras ella.
Hasta aquí hemos establecido que para nosotros los niños y las niñas se desarrollan
a lo largo de toda la vida, que cada uno de los ámbitos de funcionamiento de las personas
tiene un desarrollo específico y que podemos adoptar un marco teórico u otro, y o
bien tener una perspectiva estática y transversal para describir el desarrollo (etapas
o edades), o bien adoptar una perspectiva dinámica y longitudinal (y fijarnos en la
dinámica de cambio en los procesos y habilidades). También hemos establecido que el
desarrollo de una persona no se entiende si no es en relación con la cultura en la
que vive y participa. Y, por lo tanto, las expectativas, valoraciones, habilidades
que se desplegarán y los instrumentos que se usarán estarán en función del contexto
y momento sociohistórico de referencia; por ello, no se entiende que intentemos presentar
un estudio sobre el desarrollo humano sin hacer referencia a las prácticas educativas
que lo promueven.
Establecido este marco conceptual, ya podemos especificar los materiales, los objetivos
y los contenidos de la asignatura.
Materiales
1) Cuáles son
El material básico de la asignatura Psicología del desarrollo I es variado y comprende:
En el aula los consultores propondrán otros documentos en diferentes soportes con
el fin de alcanzar los objetivos planteados (artículos, sitios web, podcasts, etc.).
2) Cómo los trabajamos
a) Itinerarios de contenido
El material básico de esta asignatura permite el estudio del desarrollo humano en
la infancia teniendo en cuenta los dos abordajes que hemos presentado anteriormente:
el estudio por etapas o edades y el estudio a partir del desarrollo de los diferentes
procesos. Por lo tanto,
en función del plan docente que proponga el equipo de consultoría al aula, la agrupación
y orden de trabajo de los diferentes materiales será diferente.
Unidad 1. Marco conceptual
Historia y teoría del desarrollo
Desarrollo personal y educación
Unidad 2. Desarrollo cognitivo
Desarrollo psicobiológico
Desarrollo social, afectivo y comunicativo durante los dos primeros años
Unidad 3. Desarrollo socioafectivo
Desarrollo cognitivo en niños y niñas de 2 a 11 años
Desarrollo socioafectivo en niños y niñas de 2 a 11 años
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Unidad 1. Marco conceptual
Historia y teoría del desarrollo
Desarrollo personal y educación
Unidad 2. Desarrollo cognitivo
Desarrollo psicobiológico
Desarrollo cognitivo en niños y niñas de 2 a 11 años
Unidad 3. Desarrollo socioafectivo
Desarrollo social, afectivo y comunicativo durante los dos primeros años
Desarrollo socioafectivo en niños y niñas de 2 a 11 años
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Sin embargo, también podría optarse por otros itinerarios en función de los objetivos
pretendidos. Por ejemplo, itinerarios por enfoques teóricos, itinerarios por procesos
más específicos (vínculo afectivo, teoría de la mente...) o itinerarios por factores
que inciden en el desarrollo, entre otros.
También podéis acceder a los contenidos complementarios de la web siguiendo diferentes
itinerarios de contenido.
b) Módulos y web
El material web es complementario y refuerza algunos aspectos del material en papel. Por lo tanto, no lo usaremos como texto básico, sino para
buscar más información, aclaraciones o reflexiones. Encontraréis indicaciones más
específicas en los módulos.
Así, podéis acceder directamente a cada módulo de forma correlativa.
-
Módulo "Historia y teoría del desarrollo"
-
Módulo "Desarrollo personal y educación" (incluye un artículo de M. Mires)
-
Módulo "Desarrollo psicobiológico"
-
Módulo "Desarrollo social, afectivo y comunicativo durante los dos primeros años"
-
Módulo "Desarrollo cognitivo en niños y niñas de 2 a 11 años"
-
Módulo "Desarrollo socioafectivo en niños y niñas de 2 a 11 años"
O podéis acceder a los módulos a partir de la organización en función de los itinerarios
por unidad de contenido.
Por edades
|
Por procesos
|
Historia y teoría |
Historia y teoría |
0-2 años: |
Desarrollo cognitivo 0-2 |
Desarrollo cognitivo: |
D. cognitivo 0-2 años |
Desarrollo social y afectivo 0-2 |
D. cognitivo 0-11 años |
2-11 años: |
Desarrollo cognitivo 2-11 años |
Desarrollo social y afectivo: |
D. socioafectivo 0-2 años |
Desarrollo social y afectivo 2-11 |
D. socioafectivo 2-11 años |
Itinerarios por unidades de contenido
El acceso a los contenidos de esta web también se puede hacer siguiendo los itinerarios
de contenido propuestos en el plan docente, ya sea un itinerario de estudio del desarrollo
humano según el cambio en diferentes procesos, o siguiendo las etapas (o edades) del
desarrollo. Así, los contenidos queden agrupados por unidades significativas y no
tanto por módulos aislados.