xmlns:xi="http://www.w3.org/2003/XInclude" xmlns:qti="http://www.imsglobal.org/xsd/imsqti_v2p1" Psicología del desarrollo I Psicología del desarrollo I

Psicología del desarrollo I

  • Adolfo Perinat

     Adolfo Perinat

    Catedrático emérito de Psicología Evolutiva en la Universidad Autónoma de Barcelona.

  • Mariana Miras Mestres

     Mariana Miras Mestres

    Profesora titular. Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación, de la Universidad de Barcelona.

  • Javier Onrubia Goñi

     Javier Onrubia Goñi

    Profesor titular. Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación, de la Universidad de Barcelona.

  • Eulàlia Hernández Encuentra

     Eulàlia Hernández Encuentra

    Profesora agregada. Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Cataluña.

PID_00244967
Tercera edición: febrero 2017
© Adolfo Perinat, Mariana Miras Mestres, Javier Onrubia Goñi, Eulàlia Hernàndez Encuentra
Todos los derechos reservados
© de esta edición, FUOC, 2017
Av. Tibidabo, 39-43, 08035 Barcelona
Diseño: Manel Andreu
Realización editorial: Oberta UOC Publishing, SL
Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño general y la cubierta, puede ser copiada, reproducida, almacenada o transmitida de ninguna forma, ni por ningún medio, sea éste eléctrico, químico, mecánico, óptico, grabación, fotocopia, o cualquier otro, sin la previa autorización escrita de los titulares del copyright.

Introducción

Premisas básicas
La asignatura Psicología del desarrollo I se enmarca dentro del estudio del desarrollo de las personas a lo largo de todo su ciclo vital y específicamente presenta un análisis del desarrollo de los niños y las niñas, desde que nacen hasta la preadolescencia. Una segunda asignatura –Psicología del desarrollo II– permitirá analizar desde la adolescencia hasta la vejez.
En ambos casos, se trata de un análisis para personas interesadas en el estudio de la disciplina, y no de un conjunto de documentos que presentan hechos y anécdotas que ocurren en diferentes etapas de la vida. Por eso también se han tomado unas opciones teóricas que sirven de hilo conductor en la argumentación del cuerpo de conocimientos y en la articulación de los diferentes documentos que se utilizan para presentarlos.
Consideramos básico conocer y entender las asunciones que se han efectuado en la elaboración de este material con el fin de poder trabajarlo de manera óptima. Veámoslas:
El desarrollo es un proceso a lo largo de toda la vida
Actualmente todo el mundo está de acuerdo en que las personas se desarrollan a lo largo de toda la vida. Tanto si lo consideramos biológicamente, como si nos fijamos en la necesidad de las personas de adaptarse constantemente a un entorno en continuo cambio, hemos de concluir que:
si queremos estudiar el desarrollo de las personas, debemos tener en cuenta todo el ciclo vital.
El desarrollo de las personas no es en bloque
Las personas somos una red muy bien tramada de diferentes sistemas: motricidad, acciones, percepciones, representaciones mentales, comunicación, lenguaje, discurso lógico, emociones, relaciones sociales, conocimiento del mundo, etc. Cada uno de estos ámbitos, aunque es indiscutible la interrelación que existe entre ellos, se desarrolla a diferentes ritmos y con diferentes grados de consecución.
Hemos de vigilar cómo entendemos esta afirmación porque cada función se desarrolla en relación con las otras (¡no va por libre!), aunque esto no signifique que lo haga al mismo ritmo ni de la misma manera.
El desarrollo humano puede estudiarse desde diferentes perspectivas
Como sucede en cualquier disciplina, también el desarrollo humano puede estudiarse desde diferentes perspectivas. Cada una de ellas utiliza vocabulario, conceptos y metodología específicas, tiene una visión del niño y la niña (en nuestro caso), formula unos objetivos y finalidades en el desarrollo, identifica unos factores propios que inciden en él, etc.
Por lo tanto, no existe una única manera de describir el desarrollo, ni ninguna de las que adoptemos será "la buena", sino sólo una opción. Incluso hablar de niños o de niños y niñas tiene una opción teórica detrás, tal como la tiene también el estudio del desarrollo que considera la edad o las habilidades comunicativas, por ejemplo.
Es importante que seamos conscientes de la pluralidad de abordajes, e intentemos entender de manera contextualizada la perspectiva que nos plantea cada uno. El respeto a esta pluralidad es una competencia importante para cualquier profesional.
El desarrollo humano puede estudiarse por procesos o por etapas
Cuando una persona se enfrenta al estudio del desarrollo humano, instintivamente espera encontrar descripciones de las personas correspondientes a etapas de la vida (perinatal, infancia, preadolescencia; o 2 meses, 7 años, 10 años), es decir, fruto de miradas transversales que describen cómo son las personas en una etapa o edad o en otra. Sin embargo, enmarcada en una perspectiva del ciclo vital, la psicología del desarrollo presenta una opción complementaria: la de estudiar el desarrollo humano con una mirada longitudinal que describa el cambio que experimentan los diferentes procesos que forman la persona (lenguaje, representaciones mentales, afectividad, etc.).
Así, estudiar cómo es un niño de seis años (por ejemplo) o cómo se desarrolla la teoría de la mente son dos opciones complementarias y no excluyentes que enriquecen la disciplina ¡y el trabajo del estudiante que se aproxima a esos temas!
De alguna manera, esta visión por etapas y por procesos recrea también la mirada lega de la persona a la que "le gustan los niños" frente a la mirada del profesional que trabaja con ellos. Así, nuestro conocimiento implícito y cotidiano nos hace preferir de entrada abordar al niño y a la niña globalmente. Sin embargo, en el mundo profesional, el profesional de la psicología no puede desarrollar su tarea pensando sólo que delante tiene un niño de 3 años (por ejemplo), sino que trabaja en virtud de intervenir en un proceso concreto (por ejemplo, en las habilidades comunicativas y lingüísticas) e intenta desarrollarlas, optimizarlas. Es bien cierto que cada proceso se encuadra y toma significado en un contexto de actuación o de etapa, pero la única manera de hacerlo evolucionar es mirando la línea de desarrollo (cómo cambia) de un determinado aspecto.
El desarrollo humano está definido por la cultura y sus herramientas
El estudio del desarrollo humano se ha movido entre la identificación de características universales y la descripción del caso único. Con todo, durante mucho tiempo ha seguido la práctica tradicional de la psicología estudiando a las personas dentro de los límites que marcaba su cuerpo. De este modo, la descripción de los cambios psicológicos de las personas a lo largo de la vida que realiza la psicología del desarrollo se ha focalizado fundamentalmente en el individuo, y ha dejado fuera del punto de vista el entorno y los contextos en los que éste vivía y donde llevaba a cabo su actividad cotidiana y que, en definitiva, configuraban su desarrollo.
La identificación de características y procesos variados teniendo en cuenta el lugar del planeta en el que vivían las personas contribuyó a que la psicología del desarrollo acompañara las descripciones de los cambios evolutivos de las personas con pequeñas reseñas sobre su entorno físico y sociocultural cuando no pertenecían a pueblos del mundo occidental. La validez ecológica reivindicada de manera general desde la psicología también influyó en ello. (Por ejemplo, desde la psicología a nivel global, poco a poco se fueron considerando aspectos tan concretos y variados como los siguientes: la descripción de un rápido desarrollo del sentido del equilibrio en los niños de culturas en las que las madres llevan a los bebés siempre encima, el uso de una determinada estructura de procesamiento cognitivo en los niños de pueblos aislados del planeta, o la aparición de determinados trastornos psicológicos asociados a momentos de cambio evolutivo en determinados contextos y no en otros.)
Ahora bien, con la firme consideración de los postulados de la psicología rusa, se pudo ir un paso más allá de la introducción –en ocasiones incluso sólo anecdótica– de información sobre el entorno de las personas cuyo desarrollo se estudiaba. Así, entender que las personas a lo largo de su ciclo vital están en interacción constante con su entorno, y que esta relación se lleva a cabo en unos contextos específicos –cada uno con unas actividades e instrumentos de representación, pensamiento y manipulación que les son propios–, significa entender de manera intrínsecamente relacionada la persona y su entorno cultural. Y significa también considerar la cultura como un conjunto de significados compartidos entre sus miembros, que se construyen y reconstruyen en las actividades cotidianas.
Por ejemplo, un entorno cultural en el que la economía se base en el intercambio directo tendrá diseñados unos contextos específicos que permitan el encuentro entre las personas y fomenten la comunicación, contextos en los que se pueda mostrar aquello que se ofrece y se pide. Y estas actividades de intercambio fomentarán en las personas que participan en ellas habilidades como la construcción de sistemas de razonamiento matemático basado en la realidad física y no en probabilidades, la correspondencia, la reversibilidad, la noción de que está sobrevalorado, el concepto de engaño y confianza, la representación mental poco elaborada y fiel al modelo original, el autocontrol emocional, o el uso del lenguaje conativo, entre otros. Y serán precisamente estos valores, herramientas de razonamiento y comunicativas, los que posibilitarán que los procesos de intercambio se lleven a cabo.
Desde este enfoque, por lo tanto, podemos considerar que el desarrollo humano es un proceso ininterrumpido a lo largo de toda la vida por el cual la persona va modificando sus formas de relación con el entorno, adquiere nuevas herramientas, las matiza o es capaz de utilizarlas también en otros contextos.
El desarrollo de las personas y los procesos educativos se influencian mutuamente
Todos los grupos humanos tenemos una manera de concebir el desarrollo de las personas. Por ello, si el desarrollo humano está culturalmente definido, no podemos considerar las prácticas educativas sólo como meros acompañantes o uno de los múltiples factores promotores del desarrollo, sino que, en esta tesitura, la educación se convierte en el marco de desarrollo personal y de socialización. Es decir, que la educación, entendida en un sentido amplio, es el conjunto de prácticas sociales mediante las cuales promovemos el desarrollo de las personas, de los niños en nuestro caso.
Así, los diferentes contextos (la familia, la escuela, los centros de ocio, los canguros, etc.) en los que los niños y las niñas llevan a cabo sus actividades cotidianas son las formas que hemos diseñado para educarlos. Espacios que prescriben –y proscriben– actividades, herramientas, agentes, normas, etc. adecuadas a las características y necesidades de los niños. Es decir, para promover su desarrollo y socializarlos.
Por ello no podemos concebir el desarrollo de las personas sin pensar en las prácticas que desplegamos para promoverlo; y tampoco podemos entender las prácticas educativas que ha diseñado nuestra sociedad sin tener en cuenta la concepción de desarrollo que subyace tras ella.
Hasta aquí hemos establecido que para nosotros los niños y las niñas se desarrollan a lo largo de toda la vida, que cada uno de los ámbitos de funcionamiento de las personas tiene un desarrollo específico y que podemos adoptar un marco teórico u otro, y o bien tener una perspectiva estática y transversal para describir el desarrollo (etapas o edades), o bien adoptar una perspectiva dinámica y longitudinal (y fijarnos en la dinámica de cambio en los procesos y habilidades). También hemos establecido que el desarrollo de una persona no se entiende si no es en relación con la cultura en la que vive y participa. Y, por lo tanto, las expectativas, valoraciones, habilidades que se desplegarán y los instrumentos que se usarán estarán en función del contexto y momento sociohistórico de referencia; por ello, no se entiende que intentemos presentar un estudio sobre el desarrollo humano sin hacer referencia a las prácticas educativas que lo promueven.
Establecido este marco conceptual, ya podemos especificar los materiales, los objetivos y los contenidos de la asignatura.
Materiales
1) Cuáles son
El material básico de la asignatura Psicología del desarrollo I es variado y comprende:
  • Introducción general con glosario

  • 6 módulos

  • 1 web de ampliación de contenidos

En el aula los consultores propondrán otros documentos en diferentes soportes con el fin de alcanzar los objetivos planteados (artículos, sitios web, podcasts, etc.).
2) Cómo los trabajamos
a) Itinerarios de contenido
El material básico de esta asignatura permite el estudio del desarrollo humano en la infancia teniendo en cuenta los dos abordajes que hemos presentado anteriormente: el estudio por etapas o edades y el estudio a partir del desarrollo de los diferentes procesos. Por lo tanto,
en función del plan docente que proponga el equipo de consultoría al aula, la agrupación y orden de trabajo de los diferentes materiales será diferente.

Estudio por etapas:

Estudio por procesos:

Unidad 1. Marco conceptual

Historia y teoría del desarrollo

Desarrollo personal y educación

Unidad 2. Desarrollo cognitivo

Desarrollo psicobiológico

Desarrollo social, afectivo y comunicativo durante los dos primeros años

Unidad 3. Desarrollo socioafectivo

Desarrollo cognitivo en niños y niñas de 2 a 11 años

Desarrollo socioafectivo en niños y niñas de 2 a 11 años

Unidad 1. Marco conceptual

Historia y teoría del desarrollo

Desarrollo personal y educación

Unidad 2. Desarrollo cognitivo

Desarrollo psicobiológico

Desarrollo cognitivo en niños y niñas de 2 a 11 años

Unidad 3. Desarrollo socioafectivo

Desarrollo social, afectivo y comunicativo durante los dos primeros años

Desarrollo socioafectivo en niños y niñas de 2 a 11 años

Sin embargo, también podría optarse por otros itinerarios en función de los objetivos pretendidos. Por ejemplo, itinerarios por enfoques teóricos, itinerarios por procesos más específicos (vínculo afectivo, teoría de la mente...) o itinerarios por factores que inciden en el desarrollo, entre otros.
También podéis acceder a los contenidos complementarios de la web siguiendo diferentes itinerarios de contenido.
b) Módulos y web
El material web es complementario y refuerza algunos aspectos del material en papel. Por lo tanto, no lo usaremos como texto básico, sino para buscar más información, aclaraciones o reflexiones. Encontraréis indicaciones más específicas en los módulos.
Así, podéis acceder directamente a cada módulo de forma correlativa.
  • Módulo "Historia y teoría del desarrollo"

  • Módulo "Desarrollo personal y educación" (incluye un artículo de M. Mires)

  • Módulo "Desarrollo psicobiológico"

  • Módulo "Desarrollo social, afectivo y comunicativo durante los dos primeros años"

  • Módulo "Desarrollo cognitivo en niños y niñas de 2 a 11 años"

  • Módulo "Desarrollo socioafectivo en niños y niñas de 2 a 11 años"

O podéis acceder a los módulos a partir de la organización en función de los itinerarios por unidad de contenido.
Por edades
Por procesos
Historia y teoría Historia y teoría
0-2 años: Desarrollo cognitivo 0-2 Desarrollo cognitivo: D. cognitivo 0-2 años
Desarrollo social y afectivo 0-2 D. cognitivo 0-11 años
2-11 años: Desarrollo cognitivo 2-11 años Desarrollo social y afectivo: D. socioafectivo 0-2 años
Desarrollo social y afectivo 2-11 D. socioafectivo 2-11 años
Itinerarios por unidades de contenido
El acceso a los contenidos de esta web también se puede hacer siguiendo los itinerarios de contenido propuestos en el plan docente, ya sea un itinerario de estudio del desarrollo humano según el cambio en diferentes procesos, o siguiendo las etapas (o edades) del desarrollo. Así, los contenidos queden agrupados por unidades significativas y no tanto por módulos aislados.

Objetivos

El trabajo del estudiante con el material básico de Psicología del desarrollo I debe permitir alcanzar los objetivos siguientes:
  1. Conocer, comprender y respetar la pluralidad de enfoques teóricos sobre el desarrollo humano y sus procesos.

  2. Conocer y comprender los procesos y las etapas principales del desarrollo psicológico en la infancia.

  3. Comprender los procesos de desarrollo desde una perspectiva interactiva.

  4. Comprender la relación entre el marco sociocultural, los contextos de desarrollo, las prácticas educativas y el desarrollo psicológico.

  5. Identificar diferencias individuales en el desarrollo de las personas a lo largo de su ciclo vital.

  6. Disponer de un marco conceptual teórico para el análisis de la realidad cotidiana.

Todos estos objetivos invitan a la reflexión crítica sobre la concepción del desarrollo que la psicología científica occidental da por establecida.

Contenidos

Bibliografía

Aznar, M. y Serrat, E. (Coords). (2000). Piaget y Vygotsky ante el siglo XXI. Barcelona: Horsori/UDG.
Berger, K. S. (2007). Psicología del Desarrollo: Infancia y adolescencia. Madrid: Panamericana.
Bradley, B. S. (1992). Concepciones de la infancia. Madrid: Alianza Psicología.
Bronfrenbrenner, U. (1979). La ecología del desarrollo Humano. Madrid: Paidós.
Delval, J. (2001). Descubrir el pensamiento de los niños: introducción en la práctica del método clínico. Barcelona: Paidós.
Fernández, E. (2000). Explicaciones sobre el desarrollo humano. Madrid: Pirámide.
Kaye, K. (1986). La vida mental y social del bebé. Cómo los padres crean personas. Barcelona: Paidós.
Lerner, A. R. (2006). Handbook of child psychology. Vol. I: Theroetical Modelos of human Development (6.ª ed.). Nueva Jersey: John Wiley & Sons.
López, F. (2002). Desarrollo afectivo y social. Madrid: Edimar Editores.
Mehler, J. y Dupoux, E. (1992). Nacer sabiendo: introducción en el desarrollo cognitivo del hombre. Madrid: Alianza.
Rogoff, B. (2003). The cultural nature of human development. Oxford: Oxford University Press.
Vasta, R., Haith, M. y Miller, S. (2001). Psicología Infantil. Barcelona: Ariel.
Sadurní, M., Rostán, C. y Serrat, E. (2002). El desarrollo de los niños paso a paso. Barcelona: Ediuoc.
Shaffer, D. y Knipp, K. (2007). Psicología del desarrollo. Infancia y adolescencia (7.ª ed.). Madrid: Thompson.